jueves, 29 de julio de 2010

Narcisa y Lorena pueden dormir tranquilas

Narcisa y la profanación
Narcisa nació en Guiria, hace más años de los que quisiera recordar. Hija de padre trinitario y madre venezolana, gracias a la excelente sazón de su comida, ha trabajado toda la vida en la cocina, al principio para los militares y más tarde y hasta hoy en casas de familia.
Con su esfuerzo, Narcisa ha levantado y educado a sus hijos, y adquirido una modesta pero bien equipada vivienda en una barriada popular de Caracas, donde pasa los fines de semana, pues de lunes a viernes sigue en pie de lucha.
Aunque no posee una educación formal, Narcisa se mantiene al día, pues lee, de cabo a rabo El Universal, y sintoniza los noticieros de la televisión. Además, escucha con mucha atención a quienes se relaciona en los dos mundos donde se desempeña.
Cree que la profanación del sarcófago de Bolívar ha caído muy mal entre sus vecinos del barrio. Que ha tenido un efecto totalmente adverso al que el Guasón le quiso imprimir, al simbolismo que algunos periodistas y encuestadores le atribuyen.
Quien piensa así, no sube cerros –asegura Narcisa. Para los caraqueños menos acomodados, los entierros constituyen ceremonias sociales de igual o mayor trascendencia que otros actos sacramentales. Por razones económicas, los sepelios de los residentes de los barrios se efectúan, mayoritariamente, en el Cementerio General del Sur. Mientras que los residentes de mayores recursos optan por Cementerio del Este u otros camposantos de la periferia capitalina.
Lo de incinerar a los cadáveres no es opción entre los pobres, pues prefieren el método tradicional. Y es aquí donde está el quid, pues el Cementerio General, dado el abandono en que se halla desde que los alcaldes del régimen lo regentan hace más de 11 años, se ha convertido en coto para atracar a los deudos y profanar las tumbas. En este último caso, para robar órganos a los muertos, y usarlos en ritos satánicos, permitidos y alentados por el proceso.
Cuando las macabras prácticas se trasladan al Panteón Nacional y perturban la memoria del Padre de la Patria, pueblo abajo se siente agraviado y agredido en lo más íntimo de su ser colectivo. La Revolución no sólo irrespeta a sus propios difuntos, sino también la del Libertador. Entonces, ¿qué queda?
Y es éste y no otro el sentimiento que, según Narcisa, tiene su gente de abajo sobre lo acaecido en el Panteón.
Lorena y Santander
A diferencia de Narcisa, Lorena es una abogada joven, actriz y profesora universitaria. A semejanza de Narcisa, está igualmente indignada con la profanación, y la estima como un verdadero sacrilegio.
Lorena nació pueblo arriba, en la mera mitad del llano guariqueño, y posee esa característica descrita y detallada por Rómulo Gallegos en Doña Bárbara: manda más que una batería alcalina.
Cada vez que charlamos, nos conmina a inscribirnos en Facebook y Twitter, y desestima nuestras razones para no hacerlo, que se relacionan con el mantenimiento –hasta donde sea posible- de la privacidad, y como protección frente al asedio de los hackers, especialmente los políticos. Para nada escucha los ejemplos que le damos al respecto y ni siquiera se inmuta ante la experiencia de Wilkileaks, página Web que acaba de publicar 90 mil documentos clasificados del Pentágono sobre la guerra contra Al Qaeda en Pakistán.
Ante nuestro comentario de que el Guasón se cree la reencarnación de Bolívar, pero en realidad actúa como Francisco de Paula Santander, nos pide –casi nos exige- que no comparemos al Guasón con otro prócer, sino que nos concentremos en la opinión de Narcisa, la cual, para ella, es más importante. Complaciendo peticiones, ya hablamos de Narcisa. Ahora, hagámoslo del Guasón y Santander.
La referencia es El final de la grandeza, ensayo escrito por el ex presidente colombiano Laureano Gómez, defenestrado por el general Gustavo Rojas Pinilla el 13 de junio de 1953 –el único golpe de Estado habido en la hermana República el siglo pasado-, obra editada postmortem por la Librería Nacional de Bogotá (1992).
El texto revela las peores facetas del militar neogranadino. Entre otras, su cobardía –se escondía en las batallas hasta escuchar el último de los ayes-, sadismo –fusiló, en medio de un espectáculo dominical circense, al regimiento español que se le rindió a Bolívar en Santa Fe, y de quien había obtenido el perdón para sus vidas, violando así la palabra empeñada-, su codicia –confiscó una finca que deseaba, propiedad de un sacerdote, a quien acusó falsamente de traidor a la Patria, y le envió a morir de mengua a cárcel de Angostura- y su compulsión sicopática por una hegemonía comunicacional –llegó a dominar todos los medios impresos, desde los cuales conspiraba abiertamente contra el Libertador-.
¿A quién se parece el Guasón?
Si ponemos en una balanza los defectos de ambos próceres, podremos responder mejor a la pregunta: ¿A quién se parece el Guasón? ¿A Bolívar o a Santander?
La profanación del Panteón, que a venezolanos de todas las clases indigna, excepto a algunos mentecatos que ven vaticinios para la comparsa electoral y a la elite de oficiantes de magia negra que rodea al Guasón; hay motivos más que suficientes para elaborar la hipótesis de que estos ritos satánicos intentan culminar lo que Santander no pudo hace 182 años: absorber el alma de Bolívar en su propio provecho. Con la venia del ultra cartesiano primo Manuel Antonio, lo dicho no es invención: las ceremonias para capturar ánimas en tránsito están descritas en el Manuel de la magia y la brujería (1972) de Oswaldo Pegaso, donde se anota como fecha fausta para tales prácticas la vigilia del día del Carmen.
Pero se trata de otro intento fallido, pues el espíritu de Bolívar está a salvo. Y la manipulación de sus restos sólo produce, como sucedió con la momia de Tutankamón, pava ciriaca. Cuya última y más connotada víctima ha sido Diego Armando Maradona. Por lo cual, Narcisa y Lorena pueden dormir tranquilas.

viernes, 23 de julio de 2010

El día de la marmota

En 1993 Bill Murray protagonizó Groundhog Day, un largometraje cuya trama oscila entre la comedia romántica y la ciencia ficción. De manera insólita y tal vez debido a la confusión de género, el film fue intitulado tres veces en castellano: Atrapado en el tiempo (España), Hechizo del tiempo (Hispanoamérica) y El día de la marmota (Venezuela).
El cuento se focaliza en Phil Connors (Murray), meteorólogo de una cadena televisiva a quien se le encarga reportar el final de la temporada invernal en Punxsutawney, un pueblito de Pennsylvania, donde el comportamiento de una marmota predice, impepinablemente, cuánto más ha de durar la estación.
La premonición se lleva a cabo el 2 de febrero de cada año, fecha que coincide con la feria de la población, y que cuenta con variadas actividades: bailes, desfiles, concursos.
Murray, un periodista que se siente venido a menos pues no se le considera para las fuentes de política, sucesos o internacionales, cubre su frustración con el manto de la arrogancia, y paga sus complejos con Rita (Andie MacDowell),la productora y redactora del programa y con su camarógrafo.
Cumplida la misión, el equipo se apresta a regresar a Pittsburgh, a fin de participar en el noticiario de las 5 PM. Empero, una tormenta de nieve les obliga a pasar la noche en la ventiúnica posada de Punxsutawney.
Y entonces comienzan la pesadilla de Connors quien, al levantarse a las 6 AM, se da cuenta que ha regresado al día anterior. Por lo que a Connors no lo queda otra que repetir su actuación de ayer y la rutina matutina del reseteo cronológico comienza a repetirse ad infinitum.
Al principio, el meteorólogo intenta mantenerse en vigilia, pero basta con que cierre los ojos por fracciones de segundo para que el ciclo se reinicie. Por lo que trata de darle algún sentido a su extraña existencia: aprende piano y francés, esculpe en hielo, salva a un indigente a punto de a morir por hipotermia, impide un accidente y, finalmente, se enamora de la despreciada Rita.
Termina con un final feliz, epílogo que caracteriza a la comedia y que, en verdad no viene al caso, pues el sentido del presente escrito no se refiere a Groundhog, sino a cómo nos sentimos tras más de once años del pavoroso proceso de comunización llamado Revolución Bolivariana; el cual no vemos cómo pueda acabar dichosamente, sino todo lo contrario: dramática, dolorosa y cruentamente.
A percepción la agudiza la información y opinión cotidianas, que no cambian en lo general desde 1999. Las declaraciones de los miembros de la MUD, casi exactas en su jactancia, contenido y triunfalismo a las de la Coordinadora Democrática. Las lluvias, que tumban puentes y aíslan regiones, matan a pocos y dejan centenares de damnificados. Las sequías, que generan cortes de agua e incendios en Bolívar, Monagas y el Ávila.
El costo y la escasez de alimentos y medicinas, cada vez más alejados de lo que se puede ganar o conseguir. Las colas para reconocer a los muertos en las morgues, inscribirse en el Seguro Social o sacar pasaporte o cédula. La limpieza diaria de traseros de los diputados de la Anal y otros funcionarios con las normas jurídicas y los valores éticos de la República. La denuncia contra policías por su participación en lo único organizado que aún subsiste en el país: el crimen.
Apenas algunos ramalazos de frescura informativa nos llegan de afuera, centralizados en el desempeño individual de artistas, atletas, científicos, diseñadores, tecnólogos venezolanos que brillan con luz y mérito propios en los escenarios del mundo. Gente linda, no por su origen o apariencia, sino por lo que hacen; mientras que acá el proscenio queda para las acciones y declaraciones destempladas de monos y monas, que aunque vistan de seda, monos se quedan.
Es por eso que debemos agradecer sacudimientos como que ayer nos proporcionara Luis Alfonso Hoyos, embajador colombiano ante la OEA, quien durante 2 horas y media desveló la conjura de las FARC en Venezuela, con pelos y señales, y le pidió al Guasón que actuara en consecuencia. Lo que hizo pero al revés, como era de esperarse, en una singular ruptura de relaciones donde el actor de reparto fue Maradona. Eso sí, con cara de groundhog o marmota en plena hibernación.

domingo, 18 de julio de 2010

Peña Esclusa: Salir del escaparate mediático e ideológico

Segundo Cazalis a la derecha
Hace años, a instancias de Segundo Cazalis, buen amigo y excelente periodista cubano, autoexiliado al cuadrado –primero a causa de Fulgencio Batista y segundo de Fidel Castro-, escribimos una columna en El Mundo, aquél que proclamaba querer más una libertad peligrosa que una cómoda tiranía.
Cazalis había regresado a Venezuela tras quemar sus naves, como Hernán Cortés, en pos de la ilusión cubana. Cuando se percató que esa no era la revolución por la cual su padre había dado la vida, habló con Fidel, y le pidió autorización para salir de la Isla.
En uno de esos arranques que a veces tienen los autócratas, Fidel accedió a su petición.
Desde París, Cazalis s intentó varias veces regresar a Caracas, pero los amigos que le sobraban cuando ejercía la Jefatura de Redacción de El Nacional, nada querían con quien consideraban entonces como un apestado. Hasta que conversó con Gonzalo Barrios, y conseguió los visados para ingresar al país.
Durante el primer gobierno de Caldera abogamos por Cazalis, pues, aunque se le había permitido volver y establecerse acá, su nombre seguía en los archivos de la Diex y la Disip. Esto es, podía retornar a Venezuela, pero no salir de ella, una extraña paradoja, que sólo puede ser entendida si se es loco o se ha nacido aquí. A la que le puso punto final Luis Betancourt Oteyza, siendo Viceministro del Interior, ordenando se retirara el nombre de Cazalis de la lista negra y se limpiara su expediente.
Compartimos con Cazalis yla labor de publicistas en Publica, hasta que la agencia quebró. Cazalis anduvo entonces haciendo trabajos a destajo, entre ellos, unos magníficos reportajes en Chile durante los últimos días del régimen de Salvador Allende.
Esta condición de freelance terminó cuando Miguel Ángel Capriles, convencido del inmenso talento y brillantez del cubano, le nombró Director de su vespertino, la publicación que más amaba de toda la Cadena.
Cazalis se acordó de nosotros, y nos llamó a su lado. Cuando planeábamos el qué decir, nos sugirió nos convirtiésemos en portavoz de la derecha venezolana, no de la ultraderecha, que no nos atraía y ya tenía sus plumas –como la de Pedro José Lara Peña-, sino la de muchos empresarios, profesionales y técnicos de libre ejercicio, en general, personas inteligentes y cultivadas, que no comulgaban con el rally adecocopeyano, donde los participantes pujaban por demostrar quienes eran más izquierdistas, socialistas o progresistas; pero que tampoco querían nadar contra la corriente.
La columna se tituló A la derecha, y tuvo una vida más bien efímera, no porque no gustara, sino porque la dinámica existencial nos copaba cualquier tiempo libre.
Al escribirla, nos inspiramos en el pensamiento y los juicios de venezolanos como Arturo Uslar Pietri, Renny Otolina y Oscar Garcia Mendoza, líderes eficientes en múltiples actividades –la literatura, la televisión y la banca-, quienes habían construido sus reputaciones en base al trabajo honesto y productivo y hecho más por los desposeídos y la República que los habituales y finiseculares habladores de gamelote.
Alejandro Peña Esclusa y la derecha
Al comenzar el presente calvario, nos encontramos con Alejandro Peña Esclusa en las primeras de cambio, las jornadas de padres y representantes contra la injerencia marxista en la educación privada. Con nuestros hijos no te metas fue el eslogan que concienció por primera vez a la clase media sobre la verdadera orientación y propósitos del el Guasón y su claque, y encendió la chispa que explotaría el 11-A.
Algunos nos previnieron contra Peña Esclusa, explicándonos-: Es de derecha. ¿Y qué…? –pensábamos. Nosotros también… Pero no lo pregonábamos con claridad y vehemencia, como sí lo hacía Peña Esclusa, porque lambieran éramos prisioneros el complejo colectivo y pro-izquierdoso del entorno.
Después del paro cívico, se nos ofreció la Subdirección de El Diario de Caracas, junto a la promesa de que la información correría por la calle del medio. Lo cual sucedió, al menos parcialmente, hasta que Perucho Torres Ciliberto le echó mano al matutino, nos botó y obligó a querellarnos legalmente para obtener el cheque de la liquidación.
En esos días, en los cuales gozábamos de cierta holgura, Peña Esclusa se nos acercó con su ensayo sobre el Foro de Sao Paulo, pidiéndonos lo publicáramos pues ningún otro medio quería hacerlo.
Lo leímos, cuidadosamente, y le impusimos una sola condición, resumirlo ya que resultaba muy extenso para el espacio disponible, sin alterar en nada su contenido. Así fue y así se hizo, y el ensayo de Peña Esclusa fue impreso en tres entregas consecutivas de El Diario de Caracas.
Seguimos con atención la pelea de Peña Esclusa, en la cual Alejandro era David y Fidel Goliat, pues el caraqueño se dio cuenta, premonitoriamente, que el verdadero enemigo no residía en Caracas sino en La Habana, que el Guasón sólo representaba la caja de resonancia de un amo más loco y maligno, si se puede concebir tal cosa.
La reciente captura de Peña Esclusa, un ardid grotesco montado al más puro estilo del G2 de los sesenta y setenta del siglo pasado, no debe sorprender a nadie. Lo que si debe producir, ipso facto, es una reacción de quienes se dicen defensores de las libertades de expresión y opinión, pues a cuenta de derechista a Peña Esclusa no se le puede dejar solo. Tiene tanto derecho a la presión gremial y de las masas como lo tuvieron Leocenis García, Gustavo Azócar y Guillermo Zuloaga, detenidos por el delito de opinar.
Y llegó la hora de que quienes andan enrollados todavía en conceptualizaciones del pretérito marxista hagan lo que hicieron los firmantes del documento a favor de Peña Esclusa, abandonen el escaparate mediático e ideológico en el cual la matriz opinática comunista les mantiene atrapados sin salida.

sábado, 17 de julio de 2010

La profanación del Panteón

El culto a los muertos
Las grandes potencias de la Antigüedad se iniciaron con tres acciones: el cultivo masivo de algún grano, la división del trabajo y el culto a los muertos.
El trigo provocó la conversión de pueblos nómadas en África del Norte, Asia Occidental, Europa y el Levante en los grandes imperios de Egipto, Persia y Roma. El arroz hizo lo propio por los chinos, coreanos y japoneses. El maíz, de aparición más tardía en el cronograma alimenticio, logró empero que se desarrollaran tres civilizaciones espectaculares en corto plazo: la Azteca o Mexicali-, la Maya y la Inca. Sin avena y cebada el Imperio Británico no habría existido, y sin centeno los germanos no habrían migrado nunca de sus lugares de origen.
Además de nutrientes para los seres humanos, el afrecho de los cereales fue alimento básico para los animales domésticos. De la agricultura surgió la cría. De ambas, la necesidad de aposentarse en lugares propicios para cultivar y apacentar ganados. Los aposentamientos se convirtieron en urbes, y sus pobladores se especializaron en funciones, actividades y tareas distintas.
El sedentarismo liberó, a su vez, el tiempo necesario para que los antiguos se preguntaran: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Sin un mejoramiento dramático en las condiciones materiales como el que comenzó, globalmente, hace 5 milenios, no podría haber existido religión ni teoría del conocimiento, pues al cazador no lo quedaba otra que dedicarse las 24 horas al día a buscar comida y luchar contra otros predadores y la naturaleza misma.
La curiosidad generalizada sobre las tres interrogantes señaladas –las cuales aún carecen de respuestas contundentes y definitorias-, aunada a los misterios de la vida y la muerte –que sólo lucen claros para los iluminados por la fe o los poseídos por el fanatismo-, sentaron las bases del culto a los muertos.
Entre los aborígenes de Centro América y México dicho culto adquirió dos vertientes contradictorias: el sacrificio humano para calmar las iras de los dioses o pedirles favores especiales y la adoración y festejo de aquellos difuntos que fueron importantes, respetados y queridos para los familiares y allegados de quienes les veneraban. De ahí que en México, más que la conmemoración del Grito de Dolores, el día más importante sea el de los Difuntos.
La recordación de los difuntos
Aunque creemos que a los muertos debe dejárseles descansar en paz y convenimos en que una de las mejores ideas de la Iglesia Católica fue permitir que a sus fieles los cremaran, nos simpatiza la costumbre azteca de comer galletitas moldeadas como calaveras y vestirse con mallas con esqueletos pintados. Equivale a las reuniones de los anglosajones después de sus entierros, y a los velorios que había en Venezuela, antes que las pompas fúnebres y la inseguridad se apoderaran de nuestros últimos momentos existenciales. Y echar algunas gotas de licor al suelo cuando se abre el frasco, recordando a quien era buena copa.
En estas situaciones, hay comida y bebida para los participantes, comentarios y chistes que no irrespetan a los dolientes, sino que, se dirigen al alma de quienes entregaron la guardia. Porque es cierto, al menos para nosotros, que la presencia de nuestros muertos queridos siempre nos acompaña, sobre todo en los momentos más difíciles.
Hasta aquí, todo va bien.
Pero regresemos a la otra vertiente, la del sacrificio humano, que en México se hacía a favor de los dioses, y en Europa del Demonio. De allí dimanan prácticas absolutamente execrables como los ritos satánicos, la magia negra y el vudú. En todos estos casos, lo que se intenta es manipular a las ánimas en pena, a las almas que se quedaron a medio camino entre la Tierra y el próximo nivel evolutivo según la Ley de la Conservación de la Energía.
Los ritos satánicos
La pregunta es: ¿Realmente existen las ánimas en pena? No podemos afirmarlo según el método científico o por la fe. Mas, por instinto y experiencia, sabemos que sí. Es una verdad que plantea, admirablemente, el realizador M. Night Shyamalan en su largometraje El sexto sentido (1999).
Varias veces hemos citado en estos blog las terribles consecuencias de jugar con los muertos, según la práctica que oficializara en Haití el infame dictador Papá Doc, y que sólo le ha traído a los habitantes de la Isla Mágica ignorancia, violencia, miseria y catástrofes naturales sin precedentes en su historia, que ya era de terror continuado.
Esa locura necrófila de los gobernantes parece haberse desplazado a nuestra República, maltrecha, corrompida y aparentemente abandonada por Dios. Y el objeto de ese culto satánico, de la misa negra, no es otro que el féretro del Libertador Simón Bolívar.
La autopsia de Bolívar
Vimos, en cadena nacional de televisión, como acólitos del Guasón, disfrazados de patólogos, movían los venerables huesos del Gran Caraqueño, y extraían muestras con pinceles y aspiradoras, como si autopsiaran los restos mortales de cualquier finando bajo sospecha de mala praxis.
Escuchamos, estupefactos, la declaración de altos funcionarios del régimen, encantados por la labor que se les había ordenado. Ignoramos qué credenciales en Antropología o Medicina Forense poseen Luisa Ortega Díaz y Tarek El Aissami para actuar como lo hicieron.
Pero lo peor no fue eso, sino una declaración posterior de Kiko Bautista, quien dijo que había que ponerse en el pellejo de los seguidores del Guasón, y entender la simbología del acto, y la valentía del dictador al atreverse a hacer lo que otros mandatarios no habían hecho.
¡Por Dios! ¡Qué valentía ni que niño muerto! De lo que se trató, a nuestro juicio, fue de una verdadera profanación. Y si los motivos fueron propagandísticos para recuperar el terreno electoral perdido, además de profano el hecho resulta absolutamente pedestre. Port lo cual rogamos esperamos que el alma de Bolívar no esté en tránsito ni en pena, sino muy arriba, intocable para quienes quieren ponerla a trabajar en sus propios y oprobiosos propósitos. Y que, si nos escucha, nos perdone por ser venezolanos y haber permitido la profanación del Panteón.

martes, 13 de julio de 2010

Jacinto Convit y el Estado fascista-sanitario

La epidemia del siglo
Poco antes de morir de cáncer, Álvaro Martínez Arcaya, venezolano, investigador, psiquiatra y miembro del Consejo Universitario de la UCAB, publicó La conjura del sida (1989).
En su obra de casi 800 páginas -799 paras ser exactos-, Martínez planteaba dos ideas radicalmente contradictorias con la matriz de opinión imperante entonces: que el sida constituía el resultado de una compleja ecuación ecológica, y que en torno al VIH se había urdido una trama de horror para despistar sobre los tejemanejes globales y poco transparentes de lo que el galeno definió como el Estado fascista-sanitario.
La investigación de Martínez coincidió con la aparición del estudio Un virus extraño que vino de lejos (1986), de Jacques Leibowitch. En ambos casos se destacan la antigüedad y dispersión mundial del virus, la formación espontánea de inmunidad al contagio –en lugares tan apartados como el Archipiélago Japonés y la Amazonía Venezolana- y la hipótesis de la mutación por obra de la naturaleza o manipulación del hombre.
Sin embargo, para Martínez la epidemia del siglo –así se conocía el sida a finales de la década de los noventa del milenio pasado- no era el VIH sino el cáncer, cuyas víctimas duplicaban la población de EEUU a la fecha: unas 400 millones de personas.
Los tratamientos disponibles no habían variado mucho en 50 años –cirugía, quimioterapia y radioterapia-, lo cual atribuía Martínez a que el Estado fascista-sanitario –integrado fundamentalmente por trasnacionales productoras de drogas y hardware anticancerosos-, recibían miles de millones de dólares al año por sus patentes, no estaban interesadas para nada en terapias alterna menos agresivas y costosas y tampoco podían permitir que disminuyeran sus ganancias exorbitantes.
Para Martínez, el Estado fascista-sanitario se habría organizado, como los fabricantes de armas, en escenerarios que incluían patrocinios, becas, viajes… a los médicos, universidades, funcionarios e institutos que se portan bien. Y, ¡por supuesto!, defensa a ultranza contra quienes perturban sus sacrosantos intereses.
Al recordar las aseveraciones de Martínez, enmarcadas dentro del análisis riguroso de datos y hechos del ámbito sociopolítico de aquél momento, no podemos menos que cotejarlo con el inmerecido, despiadado y sistemático ataque del cual es objeto el doctor Jacinto Convit, cuya vida ha estado dedicada a la consecución de terapias para mejorar la salud de sus paisanos.
Cura, ética y dolor
El pecado de Convit ha sido anunciar haber descubierto una vacuna contra el cáncer. ¡Imagínese usted, amigo seguidor, el miedo del Estado fascista-sanitario por la pérdida financiera que la difusión de esta alternativa traería!
Para poner orden en casa, ha aparecido un inquisidor, José Rafael López Padrino, investigador del IVIC y docente en Harvard. En La Razón de el domingo pasado y a través de otros medios, López denuncia a Convit por violación del Código de Nuremberg de 1947 y los principios de bioética médica.
La única ética que obliga al médico venezolano es la contenida en su Código Deontológico, donde se prioriza la curación del paciente y el alivio de su dolor sobre cualquier otra consideración.
En cuanto a Nuremberg, si López conoce la historia, recordará que los primeros experimentos con seres humanos –delincuentes a quienes se les condonaba la pena de muerte y discapacitados- se llevaron a cabo en las cárceles estadounidenses y en Alemania Nazi, patrocinados, en este último caso, por la Fundación Rockefeller.
Después de haber visto a nuestro padre, parientes y muchos amigos y amigas fallecer de cáncer, convertidos en alfeñiques y con sus cuerpos adoloridos y sus mentes en desvarío, estamos convencidos de que los remedios fabricados por el Estado fascista-sanitario no s curan, pero si arruinan a los enfermos y sus familiares. Así que nos ofrecemos como voluntarios para la vacuna de Convit, si llegáramos a necesitarla.
Sí hay vacunas contra el cáncer
López miente o está muy desinformado, cuando sostiene(sic): No existe vacuna preventiva o curativa del cáncer.
Lea, López, para que se entere, esta reciente nota de prensa:
La Agencia Estadounidense de Alimentos y Drogas (FDA) aprobó la primera vacuna contra el cáncer de la próstata. El visto bueno a Provenge, diseñada para que el propio sistema inmunológico combata al tumor, se ha convertido en la primera terapia de este tipo que acepta la FDA. Ha sido desarrollada por Dendreon Corporation, y estimula al organismo humano para que ataque a las células cancerígenas… Esta terapia no provoca los efectos secundarios que produce la quimioterapia.
No vamos a rebatir todas las aseveraciones que usted hace contra Convit, doctor López, porque este escrito se extendería y todavía hay mucho qué decir.
¿Qué pasa con la antipalúdica?
Las vacunas se prueban con humanos, sobre todo si son autovacunas, como las de Convit y Dendreon. Veamos qué pasa con el Estado fascista-sanitario y las vacunas sintéticas, como la antipalúdica, desarrollada por el doctor Manuel Elkin Patarroyo y su equipo del Instituto Colombiano de Inmunología.
En 1999, la vacuna sintética contra la malaria logró un 100% de eficacia contra una endemia que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo entero y causa 3 millones de víctimas fatales al año.
Se anunció su salida al mercado en el 2001.
En un alarde de generosidad raras veces visto, Patarroyo donó las regalías del invento a la OMS. Acto que enojó al Estado fascista-sanitario, pues así no se juega en las grandes ligas del negocio de los medicamentos, y presionó al BBVA para que embargara al Hospital San Juan de Dios –del cual depende el Instituto de Inmunología-, por 29 millones de dólares.
Hasta la fecha no se sabe qué pasó con la vacuna Patarroyo.
Si Louis Pasteur, Albert León Charles Calmette, Camile Guérin y Alexander Fleming hubiese seguido estrictamente los protocolos propuestos por el inquisidor López, la viruela, la tuberculosis y la sífilis seguirían campeando por sus respetos y diezmando a grandes sectores de la Humanidad. Y esto es lo que no se le perdona a Jacinto Convit, que le mueva el piso al Estado fascista-sanitario.

viernes, 9 de julio de 2010

O eres molusco, o eres marisco.

En 1969, Gay Talese describió así al oficio y los oficiantes de la Comunicación Social:
Los periodistas son incansables rastreadores de lacras humanas y catástrofes naturales. A la mayoría de ellos no les atraen ni les seducen los ambientes puros y sanos, las amplias zonas del planeta inmunes al vicio y la locura. Les fascinan las revueltas y desórdenes, las confrontaciones que desgarran los pueblos y los episodios grotescos y truculentos: buques que naufragan, banqueros que se fugan, monjes budistas que se queman vivos.
Lo tenebroso es su juego, lo espectacular su pasión, la normalidad una exasperante Némesis. Insaciables, corren tras el sensacionalismo, viajan constantemente en excitación contagiosa, atropellándose, sin percibir que basta su mera presencia para distorsionar y maximizar incidentes mínimos, inflamar las pasiones que los provocaron y mantener en vilo al espectador.
Ruedas de prensa, notas, cámaras de televisión son tan consustanciales con el correr de nuestros tiempos, que ya no se distingue si es el público quien genera las noticias o las noticias las que caracterizan al público.
La visión del Guasón

Esta visión amarillista no se limita a Talese, biógrafo de The New York Times.
Antes bien, representa una tendencia creciente, como lo revela José Suárez Núñez en una entrevista que dio tras haber recibido hace poco un merecido homenaje por sus años de servicio. La reitera Oscar Yánez, en sus numerosos libros. Llega a su cénit en los famosos talk-shows de la TV, tanto en los protagonizados por participantes marginales –como los de América TV y Venevisión Internacional- como en de Jaime Cantizano en Antena 3, cuya entrega semanal se ha convertido en una Hola caricaturizada, donde quienes otrora figuraban como ricos y famosos en la prensa de corazón, lavan ahora y allí sus trapos sucios: adulterio, concubinato, delación, fraude, pedofilia, prostitución. No falta ningún ingrediente.
Sin embargo, en Venezuela, el máximo exponente del amarillismo es el Guasón. Prevalido de su poder político y económico, y apoyado por sus secuaces mediáticos acá y en el mundo entero, las cadenas del Guasón y sus resonancias en los pasquines que le apoyan, son el opio del pueblo.
Del pueblo decreciente que aún le ve como una esperanza de mejoramiento, o del que espera a cambio un puñado de lentejas. Y la marcha triunfal de los delincuentes de cuello blanco, los criminales organizados y desorganizados, los comerciantes ilegítimos, los políticos colaboracionistas y los zamuros, zopilotes, buitres o auras tiñosas que los sobrevuelan.
La otra visión

Pero ese no es el único periodismo que existe, aunque el otro no tenga tanto rating.
Los comunicadores que no comparten esta oprobiosa destrucción del país, deben buscar en sus viejos apuntes los valores que la República pareciera haber perdido. Comenzando por aquéllos de la Teoría Política, referidos a lo que es y lo que no es democracia, libertad de expresión e información, comunismo, fascismo, colonialismo, imperialismo, capitalismo, marxismo, humanismo.
Son términos que, generalmente, no admiten grises ni matices. Pero, merced al perverso, reiterativo y agobiante discurso cotidiano del Guasón, se tergiversan, confunden y caracterizan mediáticamente al público venezolano.
No hay más propiedad que la privada
No nada hay más frustrante que cierta opinión, la cual más bien parece desinformación, donde sus emisores se pierden en devaneos ideológicos y juegan con los adjetivos como si fueran malabarismos: propiedad social, propiedad de uso, propiedad comunitaria.
La Historia de Venezuela sólo prevé un solo tipo de propiedad, la propiedad privada, a la cual se accede por traditio –compraventa, herencia, hipoteca, prenda- o posesión reiterada, legítima y pacífica, que incluye el suelo, el subsuelo y el espacio aéreo donde su ubica el inmueble.
Así lo consagra el Reino de Castilla desde 1528, y lo traslada a la Capitanía General desde 1784. Así lo establecen todas las constituciones del país, incluso la de 1999, siendo únicas excepciones los minerales perfectos, los medio minerales y cualesquiera otros fósiles, inclusive bitúmines o jugos de la tierra (Ordenanzas de Nueva España, 1774); y las aguas subterráneas (Constitución de 1942).
Toda democracia es social
Otro tema falaz y recurrente es el de la democracia social, en contra del capitalismo salvaje. La democracia fue, es y será social pues actúa en beneficio del pueblo: El gobierno del pueblo, para el pueblo y por el pueblo… (Abraham Lincoln). El capitalismo no es social ni antisocial. Bajo el modo de producción capitalista es donde los asalariados han obtenido sus reivindicaciones: jubilaciones, vacaciones, jornadas máximas, educación y atención médica gratuitas, entre otras.
La soberanía reside en el pueblo venezolano
Otra violación constante e inadmisible es a la soberanía, que reside en el pueblo. En el pueblo venezolano, se entiende. Pero aquí mandan cualesquiera, menos los venezolanos. Los cubanos, los iraníes, los guerrilleros de las FARC
No hay unión posible en la lucha de clases
Final pero no definitivamente, constituye una crasa ingenuidad o estupidez creer en la posible unión de los grupos divididos por la lucha de clases comunista, decidida por Fidel e impuesta por el Guasón desde hace más de 11 años. Y que ese puente ideal vaya a ser tendido por nuestra escuálida MUD. En la lucha de clases sólo existen el triunfo y la derrota; y, para los vencidos, la sumisión a los vencedores.
Un colega lo ejemplifica claramente: Es como si los usuarios de Mac intentaran introducir software que no corren en Windows entre quienes emplean PC. Simplemente, sus discos duros no pueden leerlos. Y no hay manera de que esto suceda.
Por lo cual a los periodistas no queda otra, como destacaba Joselo cuando no era chavista, que definirse en el aquí y el ahora: O eres molusco, o eres marisco.

lunes, 5 de julio de 2010

Alemania 2010 y la MUDA

En su última entrega dominical, Marta Colomina pone el dedo en la llaga al preguntarse: ¿Campaña de la MUD evitando a Chávez? Cita en su escrito a Teodoro Petkoff, quien planteaba recientemente que la MUD no podía seguir soslayando enfrentarse al Guasón, quien no sólo manda y ordena los totalitarios que le respaldan, sino que aparece enla campaña como único portavoz. O portaviones.
Otra opinión difundida la semana pasada, tal como lo advertíamos hace poco, marca un cambio cualitativo de profunda significación para la MUD, la cual pretende liderar y beneficiarse de la frustración y el agobio de un porcentaje creciente y significativo de la población adversa a Chávez.
Mientras la MUD no responde para no caer en prooicaciones y continúa jugando a la ya desfasada estrategia de Chacumbele –El mismito se mató-, el Guasón acelera a fondo hacia un futuro sólo concebible bajo los parámetros de Pol Pot, quien arruinó a Camboya bajo su mandato y mantuvo eprisioneros a más de 3 millones de sus opositores, acusándoles de antisociales y sometiéndoles a reeducación, hasta que pudieran convivir en su propia versión del Mar de la Felicidad.
La MUD evade confrontarse, el Guasón maneja el caos
Caos es sinónimo de bochinche. Y el Guasón supone que nuestro pueblo es bochinchero, canalla y rumbero. Bochinche, bochinche, bochinche: Los venezolanos no sabemos sino hacer bochinche – dixit Francisco de Miranda cuando embarcaba rumbo a La Carraca. En esta postura actitudinal –no ideológica-, no caben sino tres explicaciones.
El miedo es libre
De este sentimiento ya han dado demostraciones públicas numerosos compatriotas, en variadas ocasiones. Las más recordadas son los comportamientos del Guasón el 4-F y el 11-A.
Miedo que algunos opináticos de oficio alientan, calificando a los opositores duros del régimen como el Comando Kamikaze. Y que en la MUD adquiere relieves dramáticos, cuando se rehúsa a llamar Comando de Campaña al suyo.
Miedo que los psiquiatras consideran resonancia del terror del superego del Guasón, amplificado por su poder mediático.
Para paliar el miedo no hay una panacea universal, sino dos frases, la primera de Simón Bolívar y, la segunda, un eslogan empleado por AD cuando su gobierno combatía a la guerrilla castrocomunista: No podemos aconsejarnos con nuestro miedo; Contra el miedo, ¡vota blanco!
Colaboracionismo.
El vocablo fue inventado por los intelectuales franceses durante la II Guerra Mundial, y se aplicaba no sólo a los funcionarios títeres del Gobierno de Vichy, sino a los nazis que se infiltraban en los movimientos de resistencia.
Durante el paro cívico del 2002-2003, representando entonces a una ONG de maletín –a mucha honra, por cierto-, lanzamos un globo de prueba para detectar filtraciones en una reunión de la (Des)coordinadora Democrática. Nuestra estupefacción llegó al máximo al recibir feedback, desde Miraflores, casi al término del encuentro.
No podemos señalar a nadie en particular, porque había muchos participantes. Pero lo que nos consta es que algunos de los bueyes que halaban esa carreta y que le entregaron al Guasón el referendo atadito de pies, con las bendiciones de Jimmy Carter, César Gaviria y Gustavo Cisneros, continúan merodeando por ahí.
Ineficiencia, ineficacia e inefectividad.
Nos disgusta alardear de nuestra experiencia como politólogos, pero lo cierto es que, con nuestro esfuerzos, ganaron tres veces los candidatos socialcristianos la Presidencia de Venezuela; pese a las mezquindades y olvidos de los mandatarios y sus seguidores, y a los mitos de los Rondones, ya sabe amigo lector, de esos que se especializan en ganar indulgencias con escapularios ajenos.
Tampoco nos complace extendernos en un análisis del planeamiento de la campaña de oposición, mucho menos de manera gratuita, pues nuestro voluntariado que nadie agradeció ni pagó pasó al olvido y, además, porque como señala Luis Felipe Colina en La Razón, dinero hay, al menos de la acaudalada Fundación Konrad Adenauer.
Pero existen temas que nos gustaría dejar sobre el tapete, si es que alguien inteligente les quiere parar bolas.
El primero, se refiere a la misión y visión de la campaña. El segundo, a sus metas y objetivos. El tercero, al estilo, o impacto que los mensajes tendrán en los ámbitos sociopolítico, socioeconómico y sociocultural.
⎯La visión, según Benjamín Tripler, constituye la manifestación estratégica de un estado que se quiere alcanzar, el catalizador del cambio y/o el norte que guía a una organización pública o privada. En nuestro caso caso, la visión no puede ser otra que salir del Guasón, lo demás es pura retórica.
⎯La misión constituye la esencia de la organización, privilegia su principal producto o servicio y las necesidades del consumidor –léase elector-, mediante el análisis normativo, económico y competitivo –futurología-; territorial –cobertura -; las metas y objetivos –calidad y cantidad-; y apoyo y ventajas exclusivas –promesas básicas-. La misión de la oposición es vender la Democracia, no la de la IV república, sino esa que nunca tuvimos, como lo asevera Jesús Petit Da Costa el domingo pasado en La Razón.
⎯Los objetivos abarcan el qué, cómo, porqué y para qué hacer; las metas describen el cuándo, dónde y cuánto cuesta lograrlo.
⎯En cuanto a la semántica y semiología de los mensajes –fondo y forma- y pese al ventajismo oficial, e es mucho más fácil promover al bando opositor que al d gubernamental, ya que lo único a ser transmitido es que este régimen lo ha hecho muy mal, y que si sigue gobernando lo hará aún peor. Para lo cual no se requieren asesores extranjeros ni expertos en guerra sucia, pues lo que está a la vista únicamente necesita que los burócratas salgan a patear la calle, de una buena vez, y empleen la estrategia del contragolpe, la que le permitió a Alemania clasificarse para la final del Mundial de Fútbol.
Para que la MUD deje de ser la MUDA.

sábado, 3 de julio de 2010

Comando Kamikaze

El 27 de junio se conmemoró el Día del Periodista, el 23 de junio el del Abogado. Los ponemos así, en una secuencia inversa, tal como aquella copla sevillana que comienza: Los días de Mayo y Abril…
Nunca estuvo la República más necesitada que hoy de abogados y periodistas probos. Empero, los juristas les llevan ventaja a los comunicadores, pues no se obligan a garantizar que verdad esté presente en los alegatos de sus representados, sólo a velar por mejores los intereses de ellos. Una diferencia que se evidencia aún más en el Derecho Penal, aunque es extensiva a todo el ámbito legal, público y privado.
En ambas gestiones, sin embargo, existen muchos factores en común.
Se usan toneladas de papel, y el papel aguanta casi todo lo que le ponen encima. Unos y otros profesionales son o deberían ser letrados para manejar correctamente el idioma. Lo cual en los tiempos que corren no resulta enteramente cierto, pues las notas de prensa y los documentos jurídicos abundan en errores ortográficos, falta de sintaxis y fallas de estilo.
¿Quién tiene la culpa?
En realidad no se trata de alguien sino de algo, y ese algo constituye la sumatoria de múltiples causas, dos de las cuales son más que claras para quienes ejercemos la docencia universitaria: la masificación de las carreras de Comunicación Social y Derecho, y la falta de profesores con experiencia práctica fuera de los campus.
I
Anualmente se producen en Venezuela periodistas y abogados como arroz. Nos referimos a la producción del cereal anterior al régimen del Guasón, pues la actual se importa vencida, vía Cuba, y se cunde de gorgojos en los containers de Prudeval.
Leímos recientemente que hay 16 escuelas de Periodismo en el país. De Derecho no sabemos cuántas, pero sí recordamos que sólo la Santa María tiene 25 mil cursantes.
Para aliviar la demanda, la Central inventó la carrera de Politología, definida por el DRAE como: Disciplina que estudia la política. Al que se gradúa allí le llaman politólogo, y al final no halla cómo ganarse la vida pues, como lo señala el mismo Diccionario, es una persona que profesa la política o tiene especiales conocimiento de ella.
No nos imaginamos que con tal licenciatura en su hoja de vida alguien pueda persuadir a un cazador de talentos para entrevistarlo, a menos que el solicitante requiera, específicamente de un opinante de oficio, tenga necesidad de un portavoz infiltrado en los medios o la petición provenga de una encuestadora. Tampoco creemos que a los sociólogos les hagan mucha gracia los politólogos, pues compiten con ellos en un campo que hasta hace poco fuera de su exclusivo dominio: la habladera de pendejadas.
Pero la UCAB no se queda atrás en distracciones académicas. A quienes no dan la talla en los exámenes de admisión en Comunicación Social, les recomiendan que se paseen uno o dos semestres por Letras, y de allí salten al ansiado Periodismo. Una alternativa que no resulta mala después de todo, pues garantiza al menos que el futuro comunicador leerá los textos que soslayó en Secundaria y se desempeñará correctamente en el uso del español moderno.
A los pichones de periodistas y de de abogados, le sugerimos asimismo que, a falta de la materia Oratoria en sus pensa, opten por el teatro o la locución como extra cátedras para mejorar su entonación, respiración, dicción y gesticulación. Para aprender a hablar, pues, amén de pasarla bien.
II
Cuando estudiábamos Derecho –no se sorprenda, amigo seguidor, también seguimos un año de Historia y otro de Ingeniería a III Nivel, y Comunicación Social, Sexología y Educación Superior como posgrados-, quienes quería ejercer debían trabajar en los tribunales o bufetes. No como pasantes, sino como empleados a medio o tiempo completo.
Así, las teorías del deber se contrastaban con las realidades del ser, y el graduado obtenía una sólida formación que le ayudaba, según su propio talento y esfuerzo, convertirse en émulo de Cicerón.
Por su parte, los docentes no eran teóricos en el significado peyorativo que le dan los estudiantes al término y el cual con ellos compartimos plenamente, sino juristas famosos que reservaban parte de sus agendas para el voluntariado en las aulas. De esta manera se producía una simbiosis admirable, pues el alumno se obligaba a leer y escribir, y el facilitador a mantenerse actualizado.
Sucedía lo mismo en Comunicación Social, donde los maestros eran periodistas o profesionales de alto vuelo. Y los aspirantes venían con un acervo cultural importante, logrado en el muralismo y la prensa liceístas. Por lo general, cuando se diplomaban, acumulaban por estos métodos años de trabajo en salas de redacción y edición de los medios o agencias publicitarias.
Hoy esto no pasa. ¿Por qué? Porque no hay suficientes tribunales, bufetes ni salas de redacción o edición para acoger al alud de jóvenes y adiestrarlos en las funciones, actividades y tareas básica en dos carreras donde lo académico resulta sólo referencial, y muchas veces está totalmente desligado de la cotidianidad.
Además, actualmente se da preferencia a los títulos que la experiencia de los docentes, y se premia con mayores ingresos la posesión de aquellos, olvidándose de que lo que natura non da, Salamanca non presta.

III
Hemos reflexionado mucho sobre estos problemas, y en verdad no pse nos ocurren soluciones simples para resolverlos. Las complejas tampoco nos sirven, pues lo único que logran es enredar más la trama. Lo que sí resulta obvio es que algo hay qué hacer.
No nos cabe duda que desafueros como los cometidos pòr las Tribus de David y Los Enanos, famosas en la IV y V Repúblicas, han podido medrar y posicionarse en Venezuela dada la ignorancia de los jueces penales, a quienes se les nombra sin que siquiera sepan cómo redactar sentencias, labor que les dejan, históricamente, a los representantes de las tribus.
Las Cilias, Luisas y Clodosbaldos sólo son proyecciones de esa misma ignorancia con el agravante de la amoralidad, esta última manifestada como la ausencia total de valores o priorización de la codicia sobre cualquier otra consideración moral, ética o jurídica.
En EEUU, donde por iniciativa patronal se fundó la primera Escuelas de Periodismo del mundo en Columbia University, para atesorar y difundir el know-how de las grandes plumas y fotógrafos de The New York Times, no hay que graduarse de comunicador para ejercer el oficio.
En el Reino Unido, el componente académico del periodismo lo da el posgrado y no el pregrado. Verbigracia, quien aspire a ser corresponsal en Moscú o Praga, deberá licenciarse primero en Lenguas Eslavas y, después, obtener su Especialidad o Maestría en Mass Media.
Los gremios de escritores y artistas de cine se formaron en EEUU sólo después de que la cacería de brujas emprendida por el senador Joseph McCarthy en la década de los cincuenta del siglo pasado, dejara deocupados a más de 30 mil trabajadores del Séptimo Arte. Y el Press Club de Washington no es un sindicato, sino una asociación para elevar la calidad informativa, especialmente la del quehacer político.
Los abogados egresados de los colleges estadounidenses, aunque posean diplomas de los lomitos –Ivy League- , tienen que superar exámenes nada fáciles ante sus colegios regionales antes de ejercer su profesión.
En las universidades de la Unión Europea se estudia reducir de diez a ocho semestres la duración de las carreras como Derecho y Comunicación, para poner el énfasis en los posgrados.
IV
Volviendo a la anterior preocupación, ¿qué hacer en Venezuela?
Sobre el Derecho, parafraseamos a Emeterio Gómez cuando destaca que nada se puede hacer para enmendar la crisis económica, porque la Economía sólo funciona en el capitalismo. El Derecho sólo opera en la democracia, en los regímenes totalitarios se convierte en su antónimo, torcido.
Para la Comunicación Social habrá también hay que esperar, pues la aplanadora propagandística del Guasón supera la de los llamados medios independientes en una proporción de 21 mil a uno, según lo reporta recientemente Henry Ramos Allup.
Por eso, hacemos una rogatoria a todos los ciudadanos de segunda que todavía no hemos llegado al el status quo de habitantes, base de la pirámide social que define a quienes sólo son tomados en cuenta cada diez años para fines censales. Especialmente a nuestro amigo Fausto Massó, quien denomina Comando Kamikaze a los que no creemos en la salida electoral como opción única para liberarnos del Guasón., recordándole, además de la pluralidad del pensamiento democrático, aquélla famosa sentencia de Churchill: Los enemigos de mis enemigos son mis amigos.