Carta abierta a mi primo
Querido primo:
En nuestra última conversación, me amenazaste con no
hablarme más si no se cumplía mi hipótesis de que el CNE iba a manipular los
comicios para la elección de los nuevos burgomaestres de San Diego y San
Cristóbal. Y, afortunadamente, no se cumplió.
Según Folha de São Paulo, la razón por la
cual ello no ocurrió se debe a la advertencia de algunos cancilleres de los
gobiernos foropaulistas de
Sudamérica, quienes le pidieron abstenerse de hacerlo al neogranadino que desgobierna
a Venezuela como procónsul de La Habana.
Yo añadiría que, como el Plan de la Patria -donde se
contempla la sustitución de las alcaldías por comunas, según el modelo de la Comuna de París-, alguno de los
facinerosos que integran la cúpula del régimen ha debido recordarle al infausta
mandatario aquella máxima del dominó que asevera: Juego ganado no se tranca.
Y es que, pese al desastroso estado de la
macroeconomía y su impacto a nivel microeconómico, la adopción del modelo
político del socialismo real va, contra viento y marea. A semejanza de las
FARC, que se sentaron a hablar con los emisarios del Presidente Santos porque
están débiles y necesitan ganar tiempo, los castro comunistas de acá hicieron
lo mismo con la MUD y por idénticas razones.
Lo que sucede en que tal es el resentimiento social
que los des-gobernantes sienten hacia cualquiera que no piense, actúe y posee
el mínimo coeficiente intelectual y el ínfimo nivel de conocimientos de los
cuales ellos se enorgullecen, chatear aún con quienes sostienen su fachada de
legitimidad ante la izquierda global, les obliga a quitarse la caretica y decir
cosas como que el diálogo no es para
llegar a ningún acuerdo. Y, entonces, ¿para qué es?
Están guindando sin ser bombillos
El problema es que ellos saben qué les queda poco
tiempo, y qué lo que se les viene encima es un tsunami. Porque ningún grupo de
poder ha sembrado tanto odio en Venezuela como el actual. Por sus mentiras,
descaro al dilapidar las riquezas mal habidas, desprecio al prójimo, entrega de
la República a ejércitos extranjeros de ocupación, sustitución de la
agroindustria y la explotación petrolera por el narcotráfico como actividad
productiva alterna, centenares de miles de muertos a manos de un crimen aupado,
promovido y organizado desde arriba y desde el inicio de esta pesadilla hace
más de 15 años.
Yo entiendo que tu quieras una salida incruenta a
este proceso, y que le des tu voto de confianza a los que, mal que bien,
dirigieron la política durante el régimen de libertades habido desde el 23 de
enero de 1958 y hasta la ascensión del difunto comandante. Al fin y al cabo, a
ti te gusta tu país, y visualizas un futuro para tus nietos en él. Eres, por
demás, una persona no violenta. Y, asimismo, sientes una profunda desconfianza
hacia los milicos, que son la única fuerza capaz de darle la vuelta al timón.
Te entiendo, y respeto tu manera de pensar.
Ahora, tú a veces no entiendes la mía.
Cuando al candidato Zuluaga, convertido en el
fenómeno electoral de Colombia, le preguntaron si seguiría con los diálogos de paz con la FARC en el
caso de ser electo, y aseguró que los suspendería hasta poder evaluar sus
resultados, añadiendo que uno de sus cambios consistiría en la eliminación de
Venezuela como mediador, porque no se justificaba la inclusión de una dictadura
para generar una transición democrática.
Esto es, exactamente, lo mismo que yo habría pensado
y dicho si estuviese en sus zapatos. Porque pensar que los des-gobernantes de
acá no son comunistas, que van a cambiar al modelo productivo capitalista y que
se van a dejar llevar ante la justicia penal internacional sin decir ni ñé es
una utopía peor que la que concebida por Carlos Marx en El Capital.
Los muertos y los presos siguen igual
Mientras aquí se intenta dialogar, no hay resultados concretos
para los deudos de las 42 bajas de las manifestaciones, los 190 estudiantes
detenidos y torturados según el Foro Penal Venezolano; mientras aquí se intenta dialogar, los colectivos motorizados el lunes pasado irrumpen en mi universidad y atracan a los alumnos dentro de ella; mientras aquí se intenta dialogar, el comisario Simonov decide morirse de hambre antes que pudrirse en
la cárcel por un crimen que no cometió; mientras aquí se intenta dialogar, el ministro
de Injusticia, el secretario del partido del desgobierno y el presidente de la
asamblea compiten por ver quién escribe el mejor thriller para las telenovelas de la hegemonía comunicacional;
mientras aquí se intenta dialogar, los precios se van a las nubes y la escasez de alimentos y medicamentos llega a
niveles insostenibles. Mientras Venezuela se banaliza en la cotidianidad, el proceso sigue vivito y coleando, inexorable en su curso
irreversible.
Como un elefante en una cristalería, el socialismo real, científico o del Siglo XI continúa aplastando y
llevándose todo a paso de vencedores. Y con su memoria
paquidérmica, destruyendo a quienes odia: Leopoldo, María Corina, Alfredo,
Diego. Para comenzar…
Pero hay otra lista mejor, la que maneja el senador
Rubio en EEUU. Y puede que, gracias a ella, se produzca el milagro de la
renuncia de tú sabes quién. Porque lo único inaceptable para estos nuevos
sicofantes del hamponato es que le vacíen sus bolsillos. Y eso es lo que se
está fraguando en el Norte.
Finalmente, querido primo, extraño tus llamadas
telefónicas y nuestras reuniones. Prometo no hablarte más de política, y
comportarme como un yes-man. Pues, en realidad, me haces falta.
Saludos y cariños a la familia.