domingo, 1 de diciembre de 2019

Colombia: La democracia ganó el 1er. round

Luis García Planchart

Pese a las protestas, Colombia avanza tranquila

Aunque triste por el vendaval de ñoña desatado tras las declaraciones del ex embajador Humberto Calderón Berti del viernes 29 de septiembre, hoy domingo 1º de diciembre de 2019, me siento bien porque Colombia luce tranquila e industriosa, tras siete días de manifestaciones injustificadas e injustificables, realizadas –sin duda alguna– por encargo del siniestro Foro de São Paulo, tal como fueron planificadas por la jerarquía castrocomunista en La Habana, y transmitidas por el procónsul Nicolás Maduro a los asistentes a la reunión del organismo en Caracas, durante la última semana fr julio del presente año.

Aunque los foropaulistas del Comité de Paro local planean nuevas protestas para el miércoles 5 de diciembre, es obvio que al faltarles su “carne de cañón” –léanse estudiantes, que ya salieron de vacaciones navideñas–, las próximas tomas de calle serán poco menos que escuálidas, y fuera de algunos trancones –como acá se llama a las colas de tránsito–, anticipo que el espíritu pascual impedirá la repetición de sucesos como los ocurridos Quito o Santiago de Chile.

Hay varias causas que pueden explicar las razones de este evidente fracaso.

¿Por qué fracasó el Foro de Sao Paulo?


Dilan Cruz: El muerto que no llegó a mártir

En primer lugar, el “timing”. Si en lugar de haber comenzado en Chile y Ecuador, la agresión hubiese arrancado en Colombia, es posible que la cifra de muertos y heridos fuese comparable a la de las otras naciones.

En segundo lugar, la preparación de la policía y el ejercito y sus servicios de inteligencia y contrainteligencia para reprimir a un costo mínimo, pese a que los subversivos obtuvieron, en parte, lo que querían: un estudiante muerto para elevarlo al martirio.

La jugada se les descuadró, porque se publicaron vídeos de los desmanes que Dilan Cruz cometió, antes de caer herido de perdigones, y porque el prontuario que sobre él tenía acumulada la Fiscalía lo convirtieron en un candidato inapropiado para elevarlo a la gloria maximalista.

Debido a esa misma información, los “colectivos” enviados desde Venezuela por Nicolás Maduro fueron aprehendidos y deportados, antes que pudieran hacer más daños. 

En tercer lugar, porque, aunque el presidente Iván Duque no concursa para ganar ningún campeonato de popularidad y ha cometido errores básicos durante su mandato, la gente con la cual uno conversa en la calle, los “vecinos”, saben de dónde vienen los tiros, quiénes pagan por ellos y cuál es el origen el dinero para cubrir dichos gastos, que incluyen la fabricación de “papabombas” y otros artefactos propios del terrorismo urbano.

Es bueno recordar que el foropaulismo ha perdido en Colombia tres consultas  sucesivas en Colombia: la Propuesta de Paz de Santos, las elecciones presidenciales y los comicios regionales. En realidad, debe asumirse que se trata de votos negativos en la mayor parte de los casos, no a favor de sino en contra de la narcoguerrilla y sus candidatos.

Aunque en Colombia hay las mismas diferencias socioeconómicas y precariedades alegadas por los idiotas descerebrados para destruir el Metro de Santiago o incendiar la Contraloría de Quito y saquear los supermercados y comercios de ambas capitales sudamericanas, lo cierto es que, frente a la actitud del pueblo colombiano, concienciado por más de medio siglo de guerra civil contra los cárteles de la droga y la ideología comunista, el foropaulismo se cayó a platanazos.

Palos y garrotes para defender su Metro

En Medellín, los vecinos salieron a defender su Metro con palos y garrotes. En Bogotá, igual lo hicieron los habitantes de las zonas de menores ingresos, para evitar que los forajidos invadieran sus propiedades. En Villavicencio, sus pobladores impidieron que a los colectivos les deportaran vía Guasdualito, “para que no regresaran vadeando los caños”.

Quienes más perdimos en estas jornadas fuimos los venezolanos, pues, gracias a los “marielitos” de Bernal, Cabello y Varela, seleccionados rigurosamente entre sus pranes y otras escorias carcelarias, no es necesario hacer una encuesta para saber que el índice de xenofobia debe haber crecido exponencialmente, sobre todo entre el ciudadano de a pie, que se desloma trabajando entre 8 y 12 horas diarias, de lunes a sábado, para ganarse el diario sustento, y necesita que su transporte público funcione cronométricamente.

Por eso, e un balance preliminar, puede afirmarse que, en Colombia, la democracia ganó el primer round, y Venezuela perdió dos.