El cáncer es curable
El jueves 20 de octubre de 2011,
el científico argentinos José Mordoh, discípulo de dos premios Nobel, François
Jacob y Luis Leloir, anunció haber conseguido un tratamiento eficaz contra el
cáncer, en base a la vacunoterapia.
Paralelamente, el científico
venezolano Jacinto Convit García, quien el próximo 11 de septiembre cumplirá
100 años de vida, inventor de la vacuna contra la lepra y Premio Príncipe de
Asturias de Investigación Científica y Técnica (1987), declaró haber logrado
extraordinarios resultados empleando vacunas en el Hospital Vargas de Caracas.
Completó su entrevista ofreciéndolas a quienes lo deseen sin costo alguno.
Los científicos latinoamericanos Jancinto Convit (izquierda) y José Mrdoh (derecha)
La vacunoterapia
Cuando alguien padece cáncer, su sistema
inmunológico no es capaz de identificar a las células dañadas como malignas. El
tumor soslaya entonces las defensas, el organismo se debilita por el
macro-consumo de nutrientes que el paciente no alcanza a metabolizar, sobreviene
la metástasis y con ella, casi siempre
la muerte, tras una trágica y dolorosa agonía.
Este proceso, que se repite centenares
de miles de veces a escala global y cotidiana, acabó prematuramente en el
decenio de los noventa del siglo pasado con la existencia de un número
equivalente a la actual población combinada de estados Unidos México: unas 400
millones de almas.
Mordoh y Convit analizaron la
situación desde manera diferente a la convencional, donde la radioterapia y
quimioterapia, lanzadas en los años 30 y 50 del Siglo XX por la pareja Joliot
Curie y los farmacólogos Louis Goodman y Alfred Gilman, respectivamente, reclutados
estos últimos por la Secretaría de la Defensa de EEUU para investigar el
potencial terapéutico de los agentes activos de las armas químicas en la
medicina.
Desde esos tiempos tardíos,
alrededor de los recursos oncológicos oficialmente
y planetariamente aceptados como
verdades absolutas -además de la cirugía, cuyos
efectos suelen ser devastadores y, en numerosos casos, sólo sirven para vaciar
los bolsillos de los familiares del enfermo y acelerar su defunción-, se fue desarrollando
lo que el Álvaro Martínez Arcaya, investigador, psiquiatra y miembro del
Consejo Universitario de la UCAB, denominó en su ensayo La conjura del sida (1989) como el Estado global fascista-sanitario.
El
Estado global fascista-sanitario
Para Martínez Arcaya, el sida
constituiría el producto de una compleja ecuación ecológica, pues en torno al
VIH se habría urdido una trama de horror
para despistar sobre los tejemanejes mundiales y nada santos de lo que el
galeno define como: El cáncer, la
epidemia del siglo.
La investigación de Martínez
coincide con la aparición del estudio Un
virus extraño que vino de lejos (1986), de Jacques Leibowitch. En ambos
casos se destaca la antigüedad y dispersión sin fronteras del VIH, la formación espontánea de inmunidad al contagio –en lugares tan
apartados como el Archipiélago Japonés y la Orinoquía Venezolana- y la
hipótesis de la mutación por obra de la
naturaleza o manipulación del hombre.
La atrofia oncológica de medio
siglo es atribuida por Martínez a que el Estado
global fascista-sanitario, integrado fundamentalmente por trasnacionales
productoras de drogas y hardware anticancerosos, recibe miles de millones de
dólares al año por sus patentes, por lo cual para nada le interesaban terapias
alternas, menos agresivas y costosas, y mucho menos cuando ella se salieran del
su contexto que les permite obtener ganancias exorbitantes.
Para Martínez, el Estado global fascista-sanitario estaría
organizado a semejanza los fabricantes
de armas, en una trama que incluye incentivos como patrocinios, becas, viajes…
a los médicos, universidades, funcionarios e institutos que se portan bien.
Un ataque despiadado, inmerecido y
sistemático contra las terapias alternas
Al recordar las aseveraciones de
Martínez, dentro del análisis riguroso de los datos y hechos del ámbito
sociopolítico de ese entonces, no puedo menos que cotejarlo con el inmerecido,
despiadado y sistemático ataque del cual ha sido objeto Jacinto Convit, cuya hoja de
vida ha estado consagrada al servicio de los ciudadanos del globo.
El doctor José Mordoh, más taimado y malicioso
-argentino
al fin, dirían algunos-, no sólo
rechazó las ofertas de Harvard para que prosiguiera sus experimentos en Boston,
sino que, a partir del 2009, obtuvo la autorización del Ministerio de Salud, la
participación de 108 pacientes en su programa Fase III y el apoyo mediático local e internacional. Ese año
declaró: La inmunoterapia ingresa con
fuerza en la práctica médica. El verdadero campo de su aplicación se dará en forma
de vacunas antitumorales.
En Argentina, la Fundación Sales financió
la investigación contra el cáncer, desde su inicio hasta el ensayo clínico
final, el cual habitualmente costean los laboratorios farmacéuticos. Por eso
ésta Mordoh logró es una investigación
independiente, no comercial. Su vacuna, producida por el Laboratorio Pablo
Cassará producirá fue aprobada este año, y ya está disponible en 26 países
–según reveló, recientemente, una nota publicada por CNN en Español-.
Empero, no les será fácil luchar
y vencer al Estado global fascista
sanitario, pues -conforme al análisis de José
Manuel Fernández Rangel-: La industria farmacéutica es la principal objetivizadora y creadora de
la dependencia paciente-cura, pues fabrica remedios que podemos ver, tocar,
oler, consumir, y asevera que son éstos la
única solución para restablecer la salud. Cuando, en su mayoría, lo único
que hacen, es activar mecanismos de defensa que posee nuestro organismo. Por
tanto, nos priva de conocer la cura ínsita en nosotros, nuestros dones, fuentes
de energía y voluntad de auto-sanación. Nos quita ese don, lo encapsula, lo vende
y publicita, ¡Esto es lo que te cura!
Y si no hay remedio, nos condena a
muerte.
Las
terapias herbarias y alimentarias
La Terapia Gerson
Como
lo atestigua Kimberly Gamble coproductora del documental Thrive y fundadora -junto a su esposo Foster, heredero de la dinastía Procter
& Gamble- (www.thrivemovement.com), Rene Caisse, una enfermera canadiense, anunció en 1922
que una infusión basada en hierbas curaba el cáncer.
La
misma, originalmente empleada usada por piaches norteamericanos, fue
administrada por la paramédico mientras asistía a una paciente que había
superado su cáncer de mama con la poción.
En la actualidad, la fórmula se
expende libremente bajo la marca registrada Essiac, y su efecto principal se
describe como activador y potenciador del sistema inmunitario (Información:
Teléfono: Internacional+514-695-2299).
Harry Hoxsey dio a conocer un
tratamiento efectivo contra el cáncer que su padre, un veterinario, había
desarrollado. También su fórmula es herbaria, y se ofrece como una pasta tópica
y un jarabe tónico. Hoxsey a curado a más de un centenar de afectados, sin
discriminar entre creyentes y escépticos. Desde 1936 ofreció su terapia en
Dallas, Texas. Hoxsey, y ha sido detenido en numerosas oportunidades, gracias a
las brutales denuncias de la Asociación Médica Estadounidense que lo atacó
brutalmente. A su vez, Hoxsey demandó a los medios de comunicación social que
lo presentaron como un fraude, y ganó el caso. Su biografía figura en el libro Cómo curar se convierte en un crimen (1987).
También a mediados del siglo
pasado, el Max Gerson desarrolló una terapia alternativa dietética, asegurando
que ella podía curar el cáncer y las enfermedades crónicas y degenerativas.
Gerson en conjunción con el asimismo investigador Morton Walker publicó, en el
2011, los pasos que el enfermo ha de seguir para restablecerse su tratamiento: La terapia Gerson−El
programa nutricional definitivo para
salvar vidas. A pesar de la confirmación mundial del valor terapéutico del régimen
y su eficacia contra la tuberculosis, la diabetes, y otros padecimientos
graves, el sistema médico tradicional desestimó sus hallazgos.
Gerson invirtió la mayor parte de
su existencia y esfuerzos defendiéndose de sus adversarios por lo cual se
convirtió en otra de las víctimas de uno de los grupos más influyentes del
globo: la industria farmacéutica. Otra
baja de una guerra secreta de los poderosos, que pretenden hacer moral con
nosotros, mientras libran batallas muy sucias y ocultan crímenes espantosos−, como afirmara
Ruyard Kipling, (Premio Nobel de Literatura).
La
Agencia Estadounidense del Drogas (FDA)
aprobó la primera vacuna contra el cáncer de próstata. El visto bueno a
Provenge, diseñada para que el propio sistema inmunológico combata al tumor, se
ha convertido en la primera terapia de este tipo que acepta la FDA. Ha sido
desarrollada por Dendreon Corporation, y estimula al organismo humano para que
ataque a las células cancerígenas… Esta terapia no provoca los efectos
secundarios que produce la quimioterapia. La herboterapia Essiac
La herboterapia Essiac
Chávez también fue una pieza del
rompecabezas del cáncer
El pecado de Convit ha sido
anunciar que ha descubierto una vacuna contra el cáncer. ¡Imagínese usted,
amigo seguidor, el miedo del Estado
global fascista-sanitario por la pérdida financiera que la difusión de esta
alternativa traería!
Contra Convit apareció hace algún
tiempo un inquisidor, José Rafael López Padrino, investigador del IVIC y
docente en Harvard. En los medios y entre su propio gremio, López difamó y
denunció a Convit por violación del Código de Núremberg de 1947 y los
principios de bioética médica. La única ética que obliga al médico venezolano
es del Código Deontológico, donde se
prioriza la curación del paciente y el alivio de su dolor sobre cualquier otra
consideración. López mintió cuando sostuvo (sic): No existe vacuna preventiva o curativa del cáncer.
En cuanto a Núremberg, si López
conoce de historia, recordará que los primeros experimentos con seres humanos -delincuentes a
quienes se les condonaba la pena de muerte y discapacitados- se llevaron a
cabo en las cárceles estadounidenses y en Alemania Nazi, patrocinados, en el
último caso, por la élite financiera que pretende dominar al mundo.
Contra Mordoh, a su vez, el Estado global fascista-sanitario desató
la malignidad al mezclar la noticia de sus aciertos con la información de que
en durante la experimentación se había trabajado con conejillos de indias
cubanos, y habían participado médicos de esa nacionalidad… justo cuando fresca
estaba la muerte de Chávez y, con ella, el estrepitoso fracaso de la oncología
del régimen castro-comunista.
Después de haber visto a mi papá,
a mi querida Cristina, a muchos parientes y amigos y amigas fallecer de cáncer,
convertidos en alfeñiques y con agudos dolores y sus mentes brillantes en desvarío,
afirmo tajantemente que los remedios del Estado
global fascista-sanitario para poco sirven, más que para los enfermos y sus
familiares.
Por lo cual, me ofrezco de
voluntario para la vacuna de Convit, Mordoh, Dendreon o cualquier otra terapia
alternativa, si -ni lo quiera Dios- llegara a
necesitarla.
He invertido tiempo más de lo
usual para elaborar la presenta entrega de mi blog. La considero un aporte para
los centenares de millones de víctimas de la conjura del cáncer, y un camino para
vencerla.