Estuve una semana súper ocupado y
de onomástico, por lo cual regreso al blog hoy y considero importante volver a la
metáfora y el formato de la novela Dos
hojas y un capullo, de Raj Anand y publicada en 1961. Sólo que en esta oportunidad
no sería de té, sino de coca.
Primera hoja: El viaje de Evo al país de
los gigantes
El 13 de noviembre de 1998,
siendo presidente de la vecina nación Andrés Pastrana, un Hércules C-130 de la
Fuerza Aérea Colombiana fue detenido en el aeropuerto de Fort Lauderdale, Florida,
EEUU tras el hallazgo en su cabina de 740 kilos de cocaína y casi 6 kilos de
heroína.
En aquella oportunidad, Pastrana
fue notificado previamente de la inspección que realizaría la DEA, la autorizó
y después del decomiso del importante decomiso ejecutó una profunda depuración
en la aviación militar.
En ningún momento Colombia se
sintió ultrajada por la acción llevada a cabo por las autoridades
estadounidenses, y más bien cooperó en el proceso, consciente de que el
narcotráfico era y es una de las endemias más nocivas y difíciles de erradicar
que existen al sur del Río Grande.
Como debería estar consciente Evo
Morales, no sólo presidente de un país que produce y exporta cocaína como
arroz, sino que llegó a la Primera Magistratura por su desempeño como líder
cocalero.
Mala conciencia que le hizo
declarar el 24 de junio de 2011, ante los productores de hojas de coca en
Cochabamba y en la víspera de su presentación ante la ONU, lo siguiente: Pienso que los gringos deben estar preparando
algo, hasta tengo miedo ir con nuestro avión a EEUU. Seguramente cuando
lleguemos allá, pueden meter alguna cosa y detener el avión de la Presidencia.
Están montando algo para desprestigiarnos desde el lado del narcotráfico.
La semana pasada el avión de
Morales tuvo que aterrizar en Austria, donde permaneció dos días. Evo adujo que
Francia, Portugal e Italia le habían prohibido aterrizar para cargar
combustible
Por eso, acusó a Francia y
Portugal de poner en peligro su vida y produjo el viernes, también en la
emblemática y narcoproductiva Cochabamba, una reacción del coro foropaulista en
la Unasur más parecida a los efectos residuales de un pasón -hangover generado por la
ingesta particularmente de la cocaína-, que a la
actitud serena de jefes de Estado que reclaman derechos presuntamente violados.
A quien se le fueron los tiempos,
definitivamente, fue al Ilegítimo. Durante
el tardío y trasnochado desfile del 5 de julio en Los Próceres, donde no hubo
aviones pero sí empleados del Banco Bicentenario empuñando fusiles de asalto AK
103, le ofreció asilo incondicional a Edward Snowden, a quien definió como un pobre joven de 29 años, perseguido por
decir la verdad.
Pobres los estudiantes
universitarios, que ya cumplieron o están por cumplir 400 horas de huelga de
hambre, y no un hombre hecho y derecho que firmó un acta de confidencialidad al
alistarse como espía.
Las notas de los asistentes a la alerta roja convocada por la Unasur dan
pena ajena, pues algunas de ellas, como las de un docente de posgrado que habló por CNN sin mencionar su especialidad
o la institución donde labora, rompió el ridiculómetro,
dado que, prácticamente, pidió a los petrochulos que le declararan la
guerra a la Unión Europea.
Por su parte, Francia los mandó
bien largo al carajo, según los medios galos: El ministerio francés de Asuntos Exteriores rechazó explicar la
prohibición de sobrevolar su territorio al avión del presidente de Bolivia, Evo
Morales, y se limitó a decir que la medida había sido suspendida. Más tarde,
François Hollande, su presidente, aseguró que, en cuanto supo que Evo hallaba a
bordo, revocó la medida: Hubo
informaciones contradictorias sobre los pasajeros que estaban a bordo. En
cuanto me enteré que se trataba del avión del presidente boliviano, autoricé
inmediatamente el sobrevuelo
Aníbal Cavaco Silva, fue otro de
los títeres del imperialismo yanqui que
obedeció órdenes de la CIA, así calificó a los presidentes de Francia y
Portugal el Ilegítimo, probablemente inducido por sus jefes de La Habana, que
ahora le usan como guapetón de barrio, mientras se reservan para ellos la más
exquisita diplomacia y trato protocolario para cuando guinde Fidel.
Aunque las estrategias para comercializar
de la hoja de coca y sus derivados haya sido esbozada por el propio susodicho durante
el III Foro de Sao Paulo, reunido en La Habana, en el cual desestimó a la
guerrilla para imponer el comunismo en América y determinó que del petróleo
venezolano, la madera brasileña y los narcóticos andinos financiarían la
revolución; no pueden pretender Evo y sus compinches que países que tanto han
sufrido con el narcotráfico y la adicción de sus juventudes, como lo son
Francia y Portugal, les miren con simpatía.
O que no aprovechen de casos como
el de Edward Snowden para darles una zancadilla.
Segunda hoja: La
caída de Mohamed Morsi
También la semana que hoy muere las
fuerzas armadas egipcias derrocaron a Mohamed Morsi, presidente electo tras
cumplir apenas un año en el poder, defenestración que revela la inercia del
movimiento popular que lo elevara al cargo.
La protesta popular contra Morsi -con la misma
fuerza de la que impidió la presencia de la camarada Dilma en el Maracaná
durante el final de la Copa Confederaciones, y que ya lleva unos cuantos
difuntos en Brasil, significa implica que aún el verano no se percibe ni en
Egipto ni en Brasil, y que la llamada primavera
árabe continúa campeando por sus fueros en aparentemente disímiles regiones
del mundo.
También implica que ni los
cariocas ni los cairotas se calan más la merma en su calidad y estilo de vida,
impuesta por la corrupción de los socialeros en este Hemisferio y por los
Hermanos Musulmanes -que también representan una
suerte de PSUV del Levante, según Tal
Cual- en el otro.
Los que si se cala el venezolano
es a los corruptos, a los vendepatrias, los que entregaron la República en
bandeja de plata al dominio de Raúl y la ocupación de su territorio por más de
150 mil cubanos. Y se lo cala como consecuencia de una oposición
colaboracionista que se opone a llamar a los arrechos a la calle, patrocinar
los movimientos estudiantiles y sindicales, pues espera codiciosamente el
reparto de cambures y canonjías que tendrá lugar después el 8-D, tras las
elecciones municipales y estadales.
Mientras allá están en primavera,
aquí no hay forma de salir de un invierno cruel, que mantiene a la población presa
en sus casas, mucho ruido y pocas nueces por más de 14 años.
El capullo: La debacle económica
¡La
economía, imbécil! - adujo Bill
Clinton para explicar por qué ganaría sus primeras presidenciales. ¡La devaluación, huevón! - abría que
traducirle al régimen y sus sostenedores para explicarles por qué van a perder
hasta la forma de andar.
Fue tanto el daño que hizo el
tarúpido y resentido Jorge Giordani, imponiendo el modelo estalinista castrista
-en síntesis, cola y carné para comprar
comida- que logró su propósito la estanflación:
Momento en el cual, dentro de una
situación inflacionaria, se produce un estancamiento de la economía y el ritmo
de la inflación no cede.
Aunado a la anterior miseria se
encuentra el paupérrimo desempeño de Rafael Ramírez, uno de los hombres más
ricos del mundo según los medios globales especializados, quien no sólo
centuplicó sus haberes sino que arruinó a Pdvsa, al punto que la estatal
petrolera ya no produce gasolina ni siquiera para satisfacer la demanda local y
las refinerías sufren paros por falta de mantenimiento prácticamente todas las
semanas.
Para no complicársele al lector o
lectora, el año pasado una empanada costaba 8 bolívares frente a la salida del
Metro en Los Dos Caminos, hoy 15; una arepa con doble relleno, 10, hoy, 20; un
jugo de naranja natural, 8, hoy 15. Y los medicamentos, por los conforme.
Lo único que sigue barato es la
gasolina, cuyo bachaqueo a Colombia -contrabando de
extracción- lo comporten los militares venezolanos
y las narco guerrillas colombianas y locales. Por eso, hay que escribir una
nueva versión de Dos hojas y un capullo…
de coca.
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