sábado, 6 de julio de 2013

Dos hojas y un capullo (...y 2)



Estuve una semana súper ocupado y de onomástico, por lo cual regreso al blog hoy y considero importante volver a la metáfora y el formato de la novela Dos hojas y un capullo, de Raj Anand y publicada en 1961. Sólo que en esta oportunidad no sería de té, sino de coca.
Primera hoja: El viaje de Evo al país de los gigantes
El 13 de noviembre de 1998, siendo presidente de la vecina nación Andrés Pastrana, un Hércules C-130 de la Fuerza Aérea Colombiana fue detenido en el aeropuerto de Fort Lauderdale, Florida, EEUU tras el hallazgo en su cabina de 740 kilos de cocaína y casi 6 kilos de heroína.
En aquella oportunidad, Pastrana fue notificado previamente de la inspección que realizaría la DEA, la autorizó y después del decomiso del importante decomiso ejecutó una profunda depuración en la aviación militar.
En ningún momento Colombia se sintió ultrajada por la acción llevada a cabo por las autoridades estadounidenses, y más bien cooperó en el proceso, consciente de que el narcotráfico era y es una de las endemias más nocivas y difíciles de erradicar que existen al sur del Río Grande.
Como debería estar consciente Evo Morales, no sólo presidente de un país que produce y exporta cocaína como arroz, sino que llegó a la Primera Magistratura por su desempeño como líder cocalero.
Mala conciencia que le hizo declarar el 24 de junio de 2011, ante los productores de hojas de coca en Cochabamba y en la víspera de su presentación ante la ONU, lo siguiente: Pienso que los gringos deben estar preparando algo, hasta tengo miedo ir con nuestro avión a EEUU. Seguramente cuando lleguemos allá, pueden meter alguna cosa y detener el avión de la Presidencia. Están montando algo para desprestigiarnos desde el lado del narcotráfico.
La semana pasada el avión de Morales tuvo que aterrizar en Austria, donde permaneció dos días. Evo adujo que Francia, Portugal e Italia le habían prohibido aterrizar para cargar combustible
Por eso, acusó a Francia y Portugal de poner en peligro su vida y produjo el viernes, también en la emblemática y narcoproductiva Cochabamba, una reacción del coro foropaulista en la Unasur más parecida a los efectos residuales de un pasón -hangover generado por la ingesta particularmente de la cocaína-, que a la actitud serena de jefes de Estado que reclaman derechos presuntamente violados.
A quien se le fueron los tiempos, definitivamente, fue al Ilegítimo. Durante el tardío y trasnochado desfile del 5 de julio en Los Próceres, donde no hubo aviones pero sí empleados del Banco Bicentenario empuñando fusiles de asalto AK 103, le ofreció asilo incondicional a Edward Snowden, a quien definió como un pobre joven de 29 años, perseguido por decir la verdad.
Pobres los estudiantes universitarios, que ya cumplieron o están por cumplir 400 horas de huelga de hambre, y no un hombre hecho y derecho que firmó un acta de confidencialidad al alistarse como espía.
Las notas de los asistentes a la alerta roja convocada por la Unasur dan pena ajena, pues algunas de ellas, como las de un docente de posgrado que habló por CNN sin mencionar su especialidad o la institución donde labora, rompió el ridiculómetro, dado que, prácticamente, pidió a los petrochulos que le declararan la guerra a la Unión Europea.
Por su parte, Francia los mandó bien largo al carajo, según los medios galos: El ministerio francés de Asuntos Exteriores rechazó explicar la prohibición de sobrevolar su territorio al avión del presidente de Bolivia, Evo Morales, y se limitó a decir que la medida había sido suspendida. Más tarde, François Hollande, su presidente, aseguró que, en cuanto supo que Evo hallaba a bordo, revocó la medida: Hubo informaciones contradictorias sobre los pasajeros que estaban a bordo. En cuanto me enteré que se trataba del avión del presidente boliviano, autoricé inmediatamente el sobrevuelo
Aníbal Cavaco Silva, fue otro de los títeres del imperialismo yanqui que obedeció órdenes de la CIA, así calificó a los presidentes de Francia y Portugal el Ilegítimo, probablemente inducido por sus jefes de La Habana, que ahora le usan como guapetón de barrio, mientras se reservan para ellos la más exquisita diplomacia y trato protocolario para cuando guinde Fidel.
Aunque las estrategias para comercializar de la hoja de coca y sus derivados haya sido esbozada por el propio susodicho durante el III Foro de Sao Paulo, reunido en La Habana, en el cual desestimó a la guerrilla para imponer el comunismo en América y determinó que del petróleo venezolano, la madera brasileña y los narcóticos andinos financiarían la revolución; no pueden pretender Evo y sus compinches que países que tanto han sufrido con el narcotráfico y la adicción de sus juventudes, como lo son Francia y Portugal, les miren con simpatía.
O que no aprovechen de casos como el de Edward Snowden para darles una zancadilla.
Segunda hoja: La caída de Mohamed Morsi
También la semana que hoy muere las fuerzas armadas egipcias derrocaron a Mohamed Morsi, presidente electo tras cumplir apenas un año en el poder, defenestración que revela la inercia del movimiento popular que lo elevara al cargo.
La protesta popular contra Morsi -con la misma fuerza de la que impidió la presencia de la camarada Dilma en el Maracaná durante el final de la Copa Confederaciones, y que ya lleva unos cuantos difuntos en Brasil, significa implica que aún el verano no se percibe ni en Egipto ni en Brasil, y que la llamada primavera árabe continúa campeando por sus fueros en aparentemente disímiles regiones del mundo.
También implica que ni los cariocas ni los cairotas se calan más la merma en su calidad y estilo de vida, impuesta por la corrupción de los socialeros en este Hemisferio y por los Hermanos Musulmanes -que también representan una suerte de PSUV del Levante, según Tal Cual- en el otro.
Los que si se cala el venezolano es a los corruptos, a los vendepatrias, los que entregaron la República en bandeja de plata al dominio de Raúl y la ocupación de su territorio por más de 150 mil cubanos. Y se lo cala como consecuencia de una oposición colaboracionista que se opone a llamar a los arrechos a la calle, patrocinar los movimientos estudiantiles y sindicales, pues espera codiciosamente el reparto de cambures y canonjías que tendrá lugar después el 8-D, tras las elecciones municipales y estadales.
Mientras allá están en primavera, aquí no hay forma de salir de un invierno cruel, que mantiene a la población presa en sus casas, mucho ruido y pocas nueces por más de 14 años.
El capullo: La debacle económica
¡La economía, imbécil! - adujo Bill Clinton para explicar por qué ganaría sus primeras presidenciales. ¡La devaluación, huevón! - abría que traducirle al régimen y sus sostenedores para explicarles por qué van a perder hasta la forma de andar.
Fue tanto el daño que hizo el tarúpido y resentido Jorge Giordani, imponiendo el modelo estalinista castrista -en síntesis, cola y carné para comprar comida- que logró su propósito la estanflación: Momento en el cual, dentro de una situación inflacionaria, se produce un estancamiento de la economía y el ritmo de la inflación no cede.
Aunado a la anterior miseria se encuentra el paupérrimo desempeño de Rafael Ramírez, uno de los hombres más ricos del mundo según los medios globales especializados, quien no sólo centuplicó sus haberes sino que arruinó a Pdvsa, al punto que la estatal petrolera ya no produce gasolina ni siquiera para satisfacer la demanda local y las refinerías sufren paros por falta de mantenimiento prácticamente todas las semanas.
Para no complicársele al lector o lectora, el año pasado una empanada costaba 8 bolívares frente a la salida del Metro en Los Dos Caminos, hoy 15; una arepa con doble relleno, 10, hoy, 20; un jugo de naranja natural, 8, hoy 15. Y los medicamentos, por los conforme.
Lo único que sigue barato es la gasolina, cuyo bachaqueo a Colombia -contrabando de extracción- lo comporten los militares venezolanos y las narco guerrillas colombianas y locales. Por eso, hay que escribir una nueva versión de Dos hojas y un capullo… de coca.

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