Quos deus vult perdere prius dementat (Dios enloquece a quien quiere
perder)
Aforismo latino que denuncia a
quien actúa sin ton ni son, Vg, gasta en
exceso, se embarca en negocios peligrosos, y se coloca al borde del abismo,
cerca de su catástrofe final
De músico, poeta y loco, todos tenemos
un poco
Según el psiquiatra y literato
venezolano Francisco Herrera Luque, los venezolanos lo tenemos en demasía: Déjenme cercar las fronteras de Venezuela, y
en la superficie resultante estableceré mi sanatorio -palabra más,
palabra menos fueron declaraciones que dio a la prensa cuando sus novelas
históricas se hicieron best-séller-.
Sin un chispazo de locura no hay
creatividad. Pero su exceso, aún en mentes privilegiadas, genera resultados
catastróficos: la automutilación de Vincent Van Gogh, la cirrosis de Edgard
Allan Poe, la cardiopatía de Georges Bizet; entre otros casos históricos.
Porque, lo he dicho algunas veces, creatividad
y destructividad son los extremos de
una misma polaridad, las dos caras de la diosa Kali.
Sólo espíritus privilegiados como
Leonardo Da Vinci, Joahnn Sebastian Bach y Jorge Luis Borges ha sido capaces de
manejar su talento y, simultáneamente, vivir ordenadamente. Más o menos.
Alfred Hichtcok le sirve un té al león de la MGM (compilación de Alfredo Coronil)
Pero la cúpula marxista leninista
que domina el poder en Venezuela y que ha entregado su soberanía a los
criminales tiranosaurios cubanos, además de insania mental, sufren de brutalidad
incurable e ignorancia absoluta. Un trío que, a mi entender, no tiene compón.
Las declaraciones de un Dios negado
Según el presidente de la
Asamblea Nacional, las manifestaciones estudiantiles de las últimas semanas y
las violaciones a los derechos humanos, obedecen a un plan estratégico
elaborado por el politólogo venezolano Juan José Rendón y financiado por el ex
presidente colombiano Álvaro Uribe.
Este plan incluiría una guerra
civil, secesionista, en la cual se escindirían los estados andinos y el Zulia
para formar un nuevo país.
La opinión del Dios negado es compartida por el Chino Carías, líder del Movimiento
Revolucionario Tupamaro (MRTA), quien declaró en CNN: La desestabilización es producto de paramilitares colombianos, pagados
por Álvaro Uribe, el gran narcotraficante colombiano, con el gobernador
Capriles Radonski, con María Corina Machado y con sectores del brazo armado de
la oposición que se llama Bandera Roja.
El que Carías, jefe del colectivo
armado que se apoderó de la urbanización 23 de enero, sostenga tal falacia es
atribuible a su escasez intelectual.
El Chino Carías, jefe de los tupamaros, con cara de no haber matado un mosquito
Pero es que también otras
autoridades, como Elías Jaua -famoso otrora
por dirigir la quema de autobuses y la ruptura de vidrieras cerca de la
Universidad Central-, ha dicho en su actual gira por
los países petrochulos: Sólo en 3 muertes
se presume estén involucrados los efectivos policiales, y ellos no estaban
autorizados para estar ahí ni para usar el tipo de armamento que cargaban. el resto
de los muertos se han derivado de los propios hechos violentos, personas
atropelladas, peleas que se han dado por la activación de barricadas y por
manifestantes violentos.
¿Por qué mienten? ¿A quién
engañan?
Ayer murió un mártir de la Revolución
Ayer falleció Huber Matos, a los
95 años de edad, uno de los 5 comandantes que tumbaron al sanguinario sargento
Fulgencio Batista, dictador cubano. Matos estuvo 20 años preso en las mazmorras
de Ramiro Valdés, esa plasta que hoy dirige la logística de la relación entre
Caracas y La Habana. Pese a que Matos sufrió atroces torturas, por órdenes superiores, entre ellas ser
alimentado con carne de zamuro -buitre,
zopilote, aura tiñosa o comoquiera se le llame-, ser
descoyuntado en un brazo al estilo de la Inquisición y otras delicadezas
proveniente de la mentes de los criminales sadomasoquistas dueños de Cuba, el
revolucionario de la Sierra Maestra jamás se quebró. En prisión descubrió a
Dios, y este descubrimiento le permitió superar las más duras pruebas, e ir al
exilio para contar su historia.
Los hermanitos Castro Ruz han
dado cuenta de todos los que les pudieron haber hecho sombra en su longeva
tiranía de más de medio siglo. A Camilo Cienfuegos lo empujaron sobre la hélice
de un aeroplano, aquí en Maiquetía, cuando retornaba con Fidel después de un
mitin en Caracas, en 1959. Se resbaló…-: dijeron
entonces. ¡Qué conveniente! -: agrego yo
ahora.
Después le tocó el turno al Che Guevara. Tras haber fracasado en
África, Guevara volvió a Sudamérica. En Bolivia fue capturado y ejecutado clandestina
y sumariamente por el Ejército en colaboración con la CIA, el 9 de octubre de
1967. ¿Quién les dio el chivatazo?
Más tarde, la alternativa le pasó
a Arnaldo Ochoa Sánchez (13 de julio de 1989), general de división de las
Fuerzas Armadas de Cuba y ex combatiente contra Batista bajo las órdenes de
Cienfuegos.
Pese a que Ochoa había sido
distinguido como Héroe de la Revolución
Cubano, los gobernantes isleños en su mala entraña salieron de él por
fusilamiento, y con la excusa de que se había metido a narcotraficante,
actividad inexistente en Cuba según la verdad oficial. Finalmente de Matos,
recién ayer.
Huber Matos, torturado 20 años por pensar distinto al régimen
El hechizo de un encantador de
serpientes
Ayer se cumplieron 25 años de el
Caracazo, el día en que la gente se cansó del paquetazo impuesto por los
organismos multilaterales, y salió a la calle a desquitarse.
Los muertos y heridos del
Caracazo, le dieron a los militares castro comunistas, que conspiraban
solapadamente en los cuarteles de la democracia desde la década de los 70 del
siglo pasado, la excusa para los golpes de estado fallidos de 1992.
Al irse por los votos, los
jóvenes escucharon a Chávez, hechizados,
cuando pontificó contra el materialismo, el egoísmo y auguró el renacimiento de
la solidaridad.
Les aseguró un puesto preeminente
en su lucha por la justicia social y la reconstrucción del país. Convencidos
desde la justicia de estos planteamientos, los jóvenes recorrieron las calles
de las grandes ciudades y los caminos de los pequeños pueblos.
La generación de relevo sintió
que sus expectativas de cambio estaban por cumplirse y que el terrible
estancamiento llegaba a su fin –. Lo que realmente despertó la pasión de juventud venezolana fue la oportunidad de
servir a su patria, y Chávez fue el único político de la época que entendió la
fuerza de este instinto.
Hoy, los jóvenes que protestan en
Venezuela lo hacen por los mismos ideales de ayer. Con una innovación, sacarse
la ocupación cubana de encima, que ya apesta, un factor novedoso en las luchas
sociales. Porque los que joden no son los paracos
colombianos, digan lo que digan Maduro y su combo, sino las avispas negras cubanas.
Y la necedad de que todos debemos
darnos un abrazo, como sucede en misa, y darnos la paz sólo se entiende cuando
el enemigo ideológico, el antipatriota, está contra la pared. Lo que se quiere
es ganar tiempo. De eso se trata.