Amor es…
romper
manifestaciones
utilizando los
pelotones
y efectivos
policiales.
Porque al ser
contra el gobierno
las huelgas son
ilegales…
¡Candela! ¡Candela!
Amor es mi
Venezuela
¡Nos maten! ¡Nos
Maten!
No nos vamos a
callar…
Amor es – Gaita zuliana
La paloma de la paz y la paz de la
paloma
Fue seguramente un lapsus mental
lo que hizo posible que Pablo Picasso escogiese a la paloma como el ícono de la
paz. Y que, para remate, le añadiera al pico una rama de olivo.
Para Sir Julián Huxley, biólogo y
pensador inglés y Director General Fundador de la UNESCO, la paloma es un
pájaro despreciable, que se come a sus pichones y porta numerosos gérmenes que
generan enfermedades letales para la Humanidad. Así lo asevera en su ensayo,
publicado por la Revista Planeta en el decenio de los sesenta del siglo pasado,
y que se titula La pérfida paloma y el
noble cuervo.
La paloma resulta aún más nociva en
los antiguos inmuebles, pues sus detritus corroen los viejos pisos de madera y los
hacen desplomarse. En España, por ejemplo, los halconeros han vuelto a estar en
boga, y sus mascotas depredan campanarios y hatillos, liberándolos de la plaga
colombina.
La paloma de Picasso
Picasso fue miembro fundador del
Partido Comunista Español, y nunca renunció a su ideología o militancia, pese a
la atroz persecución sufrida los artistas en la Unión Soviética durante el
estalinismo. Y, asimismo, aunque el cubismo,
estilo favorito del famoso pintor malagueño, era totalmente opuesto a los
lineamientos de la Asociación de Escritores Soviéticos, comisariato político
que velaba imponía el realismo socialista
a todas las expresiones estéticas durante la sanguinaria tiranía comunista.
Si semiología de Picasso fue inconsciente,
el añadido vegetal resulta demasiado sugerente para creerlo una doble
coincidencia.
La corona de ramas de olivos, otorgada
a los ganadores de las Olimpiadas Griegas -diseño cambiado por
el emperador Julio César por laureles de oro para disimular su alopecia-, es considerada
símbolo de la victoria hasta hoy, y
dicho el simbolismo triunfal se destaca en los escudos patrios de argentina y
Colombia.
Fíjese usted, amigo seguidor, en
los tres elementos: un pajarraco filicida que enferma y corrompe al entorno,
que porta en su pico la rama de un vegetal que simboliza la victoria y,
finalmente, la moral proletaria de su
autor, a quien le importa un carajo el destino de sus camaradas intelectuales detrás
de la cortina de hierro, mientras él acumule riqueza con su arte contrarrevolucionario.
Pues bien, para mí no hay
contracciones. La paloma de la paz es la paz de la paloma que quiere Maduro cuando
convoca a los líderes estudiantiles a sus monólogos. La de los esbirros de la
secreta venezolana, adiestrados bajo la por el sicópata cubano Ramiro Valdés, ex
director de la tenebrosa cárcel La Cabaña, para quebrar a los adolescentes en
el SEVIM y aterrorizar a los demás manifestantes.
Porque asesinatos y torturas son lecciones pedagógicas, en dosis
controladas, para dominar a las masas. Lo afirmaba León Trotsky en La guerra revolucionaria. Y así fueron
empleados por los nazis, los fascistas -en su sentido
estricto y no en el que le atribuye Maduro-, y los
comunistas doquiera les han reclamado por la libertad.
Lo bueno para la pava también lo es para
el pavo
Al comentar lo anterior con
amigos, me preguntan: Luis, ¿por qué
habiendo tanto bicho malo te metes con Picasso? Porque yo considero al comunismo
como un mal incurable, semejante al yidahismo o a cualquier otro fanatismo del
presente o el pasado. Porque en su sentido objetivo, lo que el comunismo ha
logrado es la creación de cúpulas corruptas, atiborradas de bienes, al lado de
pueblos famélicos que hacen cola para comprar pan, café y papel toilette.
Porque sospecho que esa izquierda caviar,
de la cual tantos representantes hubo en Venezuela antes del zarpazo cubano
militar de Chávez, era una posición esnob para llamar la atención.
Ahora, si yo no tengo razón, le
pido a dos damas que lo demuestren. A la diputada al Congreso Chileno Camila
Vallejo, quien, hasta apenas hace 2 años, hacía lo mismo que hoy hacen los estudiantes
venezolanos en las calles de su país. Y que jamás fuera reprimida brutalmente
por los carabineros del salvaje capitalista Sebastián Piñera.
Camila Vallejo, ahora diputada chilena, antes manifestante estudiantil
Y a la Presidenta de ese mismo
parlamento, la senadora Isabel Allende, a quien Venezuela le abrió generosamente
sus puertas durante su exilio. Donde consiguió amor y familia política, pese a
los derechistas que resultaron ser. Si es cierto lo que Allende ha escrito en
sus relatos, a guisa de biografía, donde se pinta como un dechado de
tolerancia, debería levantar su voz en contra la violencia, la brutalidad y el
salvajismo del régimen de Maduro.
Isabel, exiliada, novelista y Presidente del Congreso Chileno
Aunque lo bueno para la pava también lo es para el pavo, no creo que actúen si realmente son
comunistas. Pues, al fin y al cabo, los camaradas de Venezuela actúan conforme
a lo decidido por el Foro de Sao Paulo.
Lo único que en estos días me reconforta
es la presencia por tiempo indeterminado de las anclas de CÑN en el país. Dicha
red siempre tuvo instinto para anticipar los cambios, como sucedió antes de La guerra del Golfo. Y que se pueda ver,
a corto plazo, el verdadero amor por Venezuela. Que no es el de Chávez ni
Maduro, sino el de los estudiantes que la
quieren liberar de un capricho miliciano, que a todos ha sumido en el mal.
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