Una magna deflación
Mi breve
historia política sobre Venezuela (1958-2015), ha levantado más de una roncha,
y en varias vertientes. Lo cual quiere decir que no estuvo nada mal, por
aquello de: Que hablen mal, pero que
hablen.
Sucede que en un
tema tan impregnado de emotividad, cada línea pisa un callo o levanta una
roncha. Voy a expresarlo de una manera más fina. Según asevera William
Bernbach, fundador del emporio comunicacional DBB&O:
No
percibimos uniformemente la información, sino tamizada a través de nuestro ego,
sentimientos, compulsiones, urgencias, prejuicios y expectativas. De ahí en adelante, el
cerebro –a su manera- procesa los
mensajes y los reestructura bajo una aparente racionalidad, la cual en verdad
encubre su conversión en las herramientas de nuestros deseos.
El párrafo
anterior vale para Prometeus, quien, tras recibir la última encuesta a los
votantes, reacciona así:
Llega
un momento en que los forajidos comunistas totalitarios tienen tal control que
no les importa su popularidad o aceptación (…) Las encuestas, aunque los
forajidos salgan disminuidos, no reflejan la realidad en contra de ellos, por
ejemplo: Si su popularidad es del 16% en el sondeo, la realidad es que pudiera
ser del 8, pues el miedo no permite una respuesta sincera.
Concuerdo
completamente contigo, primo.
En lo de forajidos de quedas corto. En realidad
son unos malnacidos, unas sabandijas y unos hijos de puta (de la A hasta la Z,
no en referencia sus progenitoras, sino a lo que en Latinoamérica se conoce
como hijo de puta), pues han cometido
los mayores crímenes contra la Patria y de lesa humanidad contra sus
ciudadanos. Por lo cual, inevitablemente, la van a pagar con creces. Ellos y
sus compinches, muchos de los cuales se las pasan fuera traficando con los
dólares que nos robaron a todos los venezolanos, tal como lo ha evidenciado
varias veces El Venezolano, un
semanario que se publica en Miami .
Pero eso es harina de otro costal.
En cuanto a las
encuestas, palabra más palabra menos, Abraham Moles y Claude Zeltmann,
inventores de los sondeos de opinión pública, aseguran que las encuestas sólo
son fiables: (…) Siempre y cuando se
efectúen en un ambiente de democracia y respeto a los derechos humanos. Así
es que, olvídate de JVR y su mercenario investigador Oscar Schemel.
También vale
para con mi hermano, empeñado como está en que la Economía Política es un
producto marxista, y que todo quien no piense como él se quedó en el aparato.
Recordemos la
historia de la Economía.
La riqueza de las naciones
En 1776, 91 años
antes de que Karl Marx editara El Capital,
Adam Smith publicó La riqueza de las
naciones, recomendándole a los británicos producir bienes de consumo masivo,
y a comercializarlos fuera, como una forma incruenta de apoderarse del oro y la
plata de España.
Allí sentó las
bases del capitalismo o modo productivo sustitutivo del mercantilismo, e incorporó novedosos
conceptos: la plusvalía o valor agregado
por la mano de obra, el mercado y el consumidor.
Las propuestas
de Smith eran contradictorias. Por una parte estimulaban la codicia, un pecado
capital: La apelación al egoísmo logra el
bienestar general, la empatía con el egoísmo del otro. El dame lo que necesito
y tendrás lo que deseas, así como la identificación de las necesidades del
prójimo son las mejores formas de satisfacer las necesidades propias.
Por otra parte,
basaban su eficacia en un estricto apego a la Ley, la Democracia y la Ética: El
capitalismo sólo podía funcionar ---según Smith--- si la legalidad que lo regula está formada por normas justas,
equitativas, que respeten la libertad, y sobre todo, si las mismas se cumplen.
La Economía Política
Fascinado por
las obras de Adam Smith, David Ricardo, escribió Principios de Economía Política y Tributación (1817) ---70 años
antes de El Capital---, destacando
como el principal problema económico: La
determinación de las leyes que regulan la distribución.
Aportó la noción
de ventaja competitiva, fundamento
del libre comercio, y amplió la noción de división
del trabajo, sugerida por Smith y opuesta al proteccionismo estatal.
Sostuvo que el
déficit fiscal no afectaba a la demanda agregada, y que la decisión de los
gobiernos sobre si financiarse con impuestos o endeudamiento, no resolvía sus
crisis financieras.
Creía que el
salario real permanecía siempre cercano al nivel de subsistencia del
trabajador, aunque se le indexara periódicamente. Es la llamada Ley de Hierro Salarial, y se inspira en
los pronósticos pesimistas de Thomas Malthus.
El término Economía Política aparece en el marxismo
en 1859, 41 años después de la obra de
Ricardo, en un fascículo publicado en Berlín por Federico Engels e intitulado Carlos Marx - Contribución a la crítica de
la economía política.
De manera, mi querido
Rafa, la Economía Política no la inventó Marx, sino que lo hicieron Smith y Ricardo. Tampoco fue un instrumento
del comunismo para apoderarse de los bienes ajenos si no que, antes bien, se
constituyó en la herramienta intelectual más poderosa para que Inglaterra
pudiese desarrollar, exitosamente, la Revolución Industrial. Y, por ende, el
capitalismo.
Cuando casi
ganarlos los malos
La
Gran Depresión se inició con el crac de la Bolsa de Nueva York
(29/10/1929). Durante el horror económico que generó, afloraron las más bajas
pasiones, y se desató la explotación más inicua del hombre por el hombre.
Millones de personas perdieron sus empleos y hogares, y perecieron
prematuramente o padecieron hambre y enfermedades carenciales como la pelagra y
el escorbuto, cuyas fases terminales se asemejan a las del sida y el cáncer.
Presidía EEUU Herbert
Hoover, cuyo récord previo había sido impresionante. Sostenía que: La riqueza está a la vuelta de la esquina;
y que: Todos podemos ser millonarios.
Prácticamente un Donald Trump de su época.
Sin embargo, se
convirtió en prisionero del dogma liberal
según el cual: A largo plazo la mano
invisible del mercado lo resuelve todo. Partía éste de que la Economía
funciona como la Naturaleza, y sus crisis no pueden ser previstas ni
controladas de manera alguna.
Al negarse a
actuar y aterrorizado por turbamultas que pedían le ahorcasen, enterró su
cabeza como el avestruz, escondiéndose en un búnker bajo la Casa Blanca,
apertrechado con armas y bastimentos, y rogando por el milagro de La mano invisible, que nunca se dio.
El comunista de la Casa
Blanca
La Gran
Depresión fue la chispa que encendió una guerra con 100 millones de muertos en
África, Europa y Asia; pérdidas económicas incalculables; y, destrucción de
ciudades como Desden, Hiroshima y Nagasaki; las dos últimas hasta los cimientos
y malditas por el polvo radiactivo.
Para vencerla, Franklin
D. Roosevelt asumió la Presidencia de EEUU (04/03/1933), con el apoyo del 62%
de los votantes. En su promesa básica, contenida en New Deal, le pedía a sus conciudadanos reaccionar frente al
desastre financiero como: Si al país lo
hubiese invadido una potencia extranjera.
Obtuvo amplios
poderes para reorganizar la Economía.
Generó millones
de empleos con ayudas y créditos blandos para la agricultura y la cría, la
infraestructura y la protección ambiental. Intervino y controló estrictamente
la banca y sus operaciones, por lo cual se ganó el apodo de: El comunista de la Casa Blanca. Pero,
claro está, entre los más reaccionarios.
Al derrotar la depresión y ganar batallas claves
de la II Guerra Mundial, fue ampliamente reconocido por su pueblo, quien volvió
a elegirlo en 1940 y 1944, habiendo sido esta última la única vez que un
presidente estadounidense fuera reelecto por un tercer período. Empero, su
precaria salud le impidió terminar el mandato y falleció en 1945, no sin antes
haber convertido a EEUU en la primera potencia del mundo.
A largo plazo,
todos habremos muerto
Roosevelt basó
su programa de rescate en las ideas de John M. Keynes, un genio natural en la
teoría y praxis económicas, quien se recuperó rápidamente de su bancarrota
personal tras el Crac de 1929, y se desempeñó exitosamente después como
ejecutivo del Tesoro Británico, empresario teatral, profesor emérito de
Cambridge y parlamentario en la Cámara de los Lores.
Keynes siempre
fue desestimado tanto por los defensores del libre mercado cuanto por los
marxistas, pues representaba un doble mentís frente al dogma liberal y a la dialéctica materialista.
En medio de la
más pavorosa recesión, los liberales insistían en la fábula de La mano invisible. A ellos, Keynes los
desbarató con una frase lapidaria: A
largo plazo, todos habremos muerto…
Basado en las
crisis del Siglo XIX, creó la Economía
Moderna o Macroeconomía (1920-1930).
Complementó su obra con la Teoría general
de la ocupación y El interés y el
dinero (1936), donde desveló el funcionamiento del capitalismo, diagnosticó
sus males y propuso las terapias adecuadas.
No concibe al
capitalismo como una capa superpuesta o declinante del devenir histórico,
sino como un organismo vivo, sometido a
constantes variaciones, a las cuales considera fisiológicas; en contraste con
las fijaciones, a las que estima patológicas.
La Escuela de Viena
Defiende un
enfoque individualista de la Economía denominado Praxeología, desarrollado por
Ludwig von Mises en su obra maestra, La
acción humana.
Mises luchó en contra de un socialismo e inflacionismo
creciente en Europa, y tuvo éxito a con el liderazgo y austríaco, alejándolo
del comunismo después de la II Guerra.
En la década de
1930, con el ascenso de Hitler y el nacismo en Alemania, Mises huyó de Austria,
primero a Suiza y luego a EEUU, ya que tanto los nazis como los comunistas le
consideraban un enemigo a eliminar.
Vivió el resto
de su vida en EEUU sin nunca lograr colocarse en alguna universidad importante,
merced a su óptica radical e intransigente.
Un año después
de su muerte en 1973, su discípulo, Friedrich August von Hayek, obtuvo el
Premio Nobel de Economía por una teoría formulada por Mises.
Pese a que sus
amigos le rogaron que cambiara de actitud, Mises siguió en lo suyo, afirmando
que es en sus momentos más oscuros donde el hombre demuestra su verdadero, y que
lo único que lamentaba era haber
transigido demasiado.
Mises se vinculó
estrechamente con el pensador alemán Max Weber, e inspiró su metodología en la
obra Economía y sociedad. Al economista
austríaco Robert Liefmann, Weber le escribió en 1921, poco antes de su muerte: Si me convertí finalmente en sociólogo (pues
tal es ahora mi profesión), fue sobre todo para exorcizar el fantasma todavía vivo
de los conceptos colectivos.
Murray N.
Rothbard (1926-1995), economista, historiador y cofundador del Ludwig Von Mises
Institute, en Auburn, Alabama (1982)- Continuador del pensamiento de Mises creó
al Liberalismo de corte libertario (Libertarismo). A partir de la tesis
austríaca sobre La acción humana,
favorable al capitalismo y contraria a la planificación central o estatal,
junto al iusnaturalismo jurídico,
Rothbard lanza su Teoría del anarco-capitalismo:
En ella,
sostiene que servicios públicos monopolizados por el Estado pueden ser más eficientes,
económicos y honestos si los manejan las empresas privadas. Según Rothbard las
funciones del Estado se dividen en dos: Aquéllas
que es preciso eliminar, y aquéllas que deben ser privatizadas. Las
privatizaciones propuestas se fundamentan en el principio de apropiación original y el principio de no-agresión
La
libertad es el derecho natural, para toda persona, de disponer de sí mismo y de
lo que ha adquirido ya sea por medio de la transformación, intercambio o la
donación. La libertad y el derecho a la propiedad son, pues, indisociables.
Todo atentado a la propiedad es un atentado a la libertad. Las sociedades que separan la libertad y a
la propiedad privan al hombre de las condiciones para ejercer realmente sus
derechos.
Asevera Rothbard
en su ensayo póstumo The Genesis of Money:
Surge el dinero para facilitar el proceso
existencial del intercambio. El mercado
es un entramado de dos personas o instituciones que truecan sus productos. Quienes
se especializan en la producción de bienes o servicios y de su intercambio lo
llevan a cabo porque esperan beneficiarse; por lo cual el libre mercado no es más que una red de
intercambios productivos para toda la sociedad. El dinero no es neutral; las
tasas de interés y de beneficios son determinados por la interacción de una
decreciente utilidad marginal con una decreciente productividad marginal del
tiempo y de las preferencias temporales.
Mientras que muchos
economistas en boga aplican modelos clásicos y estadísticos para diagnosticar el
comportamiento económico, la Escuela de
Viena considera a dichos medios como imperfectos,
poco fiables e insuficientes para analizar los ciclos y evaluar las hipótesis económicas.
Por eso, se oponen al uso de las Ciencias
Naturales para analizar La acción humana
y prefieren al individualismo metodológico
y la lógica introspectiva al realizar
sus cálculos.
Punto final
El pensamiento
de la Escuela de Viena forma parte de la Economía actual, como La
teoría subjetiva del valor, la marginalidad y el cálculo económico.
He revisado
donde he podido para ver si consigo alguna data sobre teorías macroeconómicas
más avanzadas, pero ha sido en vano. Agradezco a mis amigos y parientes, sobre
todo a los economistas, si me pueden ayudar en esta búsqueda, sobre todo,
cuando la crónica anunciada de una Magna
deflación global, que pudiese convertirse en otro crac como el de 1929.
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