La economía, ¡imbécil!
¿Quien mato al
Comendador? Fuenteovejuna, Señor, todos a una...
Lope de Vega.
I
La piña no sólo es originaria de América, sino
específicamente de Venezuela. En los años setenta del siglo pasado, Erasmo De
Santiago, fundador de la empresa Yukery, recogía la décima parte de la
producción mundial de esta notable flor sobre una superficie de sólo 100
hectáreas, cerca de La Miel, Estado Lara. El excedente, más de un 70%, lo enviaba como pulpa congelada a Argentina, Puerto Rico y el Levante
para elaborar jugos enlatados. Hoy en
Venezuela una piña cuesta cerca de 5 dólares, más del doble que su precio en
Miami.
La alineación de Venezuela en el fracasado experimento
económico comunista fue dirigido por dos sujetos muy singulares, Jorge
Giordani, ex Ministro de Planificación del régimen chavista, y Elías Jaua, ex Ministro
de Tierras y Agricultura.
En 1986, Giordani publicó Planificación, Ideología y Estado - El caso de Venezuela, texto que habrían podidito refrendar, a
ojos cerrados, Marx, Engels y Guevara, pero que no aprobaría el examen somero
de un reformista como Antonio Gramsci.
Protegido durante décadas por esa autonomía universitaria
que pretendió liquidar durante su desacertada gestión administrativa,
asalariado por esa educación académica privada que antes odiaba y desamparado
por el gobierno de Nicolás Maduro, nombrado a dedo como sucesor de Chávez, Giordani
se convirtió en lo que en Venezuela se conoce, peyorativamente, como Un teórico, esto es, alguien totalmente
desconectado de la realidad.
Giordani y Héctor Navarro, quien dirigió 5 carteras desde
1999 decidieron solicitar a la Fiscalía General
que rastreara el destino de unos 300 mil millones de dólares malversados
durante la última década a través del control de cambios del país, dijeron en
entrevista a Reuters.
Según cálculos ambos ex ministros, al menos 1/3 menos
casi 1 billón de dólares de ingresos petroleros carecen de respaldo, por lo que
se infiere que fueron malversados a través de importaciones ficticias y
sobreprecios.
Aquí se
construyó una banda donde lo que importa es ponerle la mano al recurso
financiero, a la captación de la renta petrolera-: dijo Navarro,
fundador y miembro de la directiva del gobernante Partido Socialista Unido de
Venezuela (PSUV), hasta que fuera expulsado en 2014 por sus críticas.
mentar sobre estas denuncias.
Navarro, quien también fue diputado, sostuvo que Maduro
está demorando la toma de medidas impopulares para paliar la crisis económica
en un intento por evitar el costo político.
La reciente victoria opositora en las elecciones
parlamentarias de diciembre, donde la oposición le arrebató el control de la
Asamblea Nacional a los aliados de Maduro, es, según Navarro, un claro llamado
de atención para que el presidente haga un mea
culpa y corrija el curso del país.
Giordani se estrenó con el primer gabinete de Chávez,
salió de él por un tiempo, mientras los
adversarios del régimen vivían la ilusión de que la cosa no era tan grave como se pensaba, y regresó al momento en
que su jefe ordenara acelerar el proyecto, en otras palabras, inmolar a
Venezuela en el asincronismo que la ha llevado, inexorablemente, a su haitianización. Giordani protegió su cerebro
conteflón, sustancia que le inmunizó contra cualquier cambio en la ortodoxia
comunista. Para él no hubo glasnost, perestroika ni aperturas capitalistas en
China o Vietnam.
Los reclamos económicos que Chávez y los tírame algo plantearon en la Declaración del Alba del 2009, redactados
por Giordani, rechazaban en su totalidad el conocimiento económico atesorado
por la Humanidad a partir del Siglo XIX. Negaban incluso la existencia de ciclos económicos, que no fueron
descubiertos por John Keynes sino por Nicolás Kondratiev (1882-1930), Ministro
Soviético de Planificación, hasta su encarcelamiento y ajusticiamiento por
contrarrevolucionario, epíteto clásico con que Stalin signaba el destino final
de quienes le hacían sombra.
Durante un pequeño segmento del largo período histórico
donde la mente de Giordani se volvió impermeable y resbaladiza, José Luis
Cordeiro comparaba los per cápita de desarrollo y crecimiento de seis binomios
de naciones, básicamente iguales, que vivieron simultáneamente bajo el
socialismo y el capitalismo, y las diferencias brutales a favor de la economía
de mercado. Estos países fueron Alemania Democrática y Alemania Federal,
Austria y Hungría, Corea del Norte y Corea del Sur, China y Taiwán, Kenya y
Zambia, Cuba y Puerto Rico.
La economía del Socialismo del Siglo XXI, según Giordani,
se guiaría por tres acciones paralelas: Desmotivación
a la inversión privada, especialmente la nacional: Motivación de la inversión de Estados políticamente claros, como
Cuba, Bielorrusia e Irán; y, Creación de
una nueva clase empresarial o boliburguesía.
La implementación de esta estrategia fue causa directa de
que, hasta el 2001, se cerraran más de 1 mil 500 fábricas, se despidiera a más
de 7 mil trabajadores, se expropiaran y abandonaran más de 5 millones de
hectáreas en plena producción agropecuaria y de que sólo una de las 50 empresas privadas
que más facturaban en el país, Polar, poseyera un capital social mayoritariamente
venezolano.
Asimismo, que un porcentaje incalculable de los empresarios
del campo no sólo estuviesen desmotivados, sino aterrorizados por su integridad
física y lesionados en sus derechos, ante la ambigüedad y tolerancia oficiales
en las invasiones y expropiaciones de sus fundos productivos.
Elías Jaua, proveniente de la misma Alma Mater de
Giordani, fue brazo ejecutor del proyecto, que preveía el desmantelamiento
total de la producción agropecuaria privada, en dos años, y su substitución por
las comunas. El currículo de Jaua enfatiza su actividad extra cátedra como jefe
de las bandas encapuchadas que, por años, perturbaron el orden público dentro
de la Ciudad Universitaria y en su vecindario. Jaua se licenció, magna cum laudae, en la quema de autobuses
y neumáticos y el destrozo de la fachada de la empresa Cars, cuya única falta
fue haber representado a la odiada e imperialista automotriz General Motors.
A cada expropiación, Jaua le agregó su propio
resentimiento personal.
Se empeñó con el Hato El Frío, porque era favorito de la
sociedad Audobón , que agrupa globalmente a los observadores de aves, y
figuraba en la selecta Guía Courvoisier
como el único lugar que valía la pena visitar en Venezuela. Le echó mano a los
cañamelares que, desde la Colonia, proveían de materia prima a la Hacienda
Santa Teresa, porque el apellido Vollmer le resultaba antipático y
aristocrático. La cogió con Hermann Zingg, no sólo porque este probo, recio y
eficiente granjero posee un nombre tudesco, sino porque su finca amazónica está
ubicada en la ruta del comercio ilegítimo de drogas, armas y personas entre
Venezuela y Colombia. Pretendió conuquizar las tierras arrebatadas y sembrar en
ellas especies diferentes a los cultivos tradicionales, sin tener la menor idea
de lo que es agronomía o zootecnia. No le importó que estos predios otrora
fueran altamente productivos y rentables. Los odiaba, pues eran manejados por
empresarios del campo y no por los militantes obedientes y no deliberantes con
que creó poder reemplazarlos, bajo el anacrónico modo de la producción social.
Su último invento fue cubrir las tierras de la Hacienda
La Fundación, ubicada en Tejerías, Estado Aragua, con plástico, dizque para
sembrar legumbres u verduras. Jesús Torrealba, que tenía un programa televisivo
de denuncias en Globovisión,
descubrió el fraude al meterse bajo los
toldos y gfrabar el suelo pelado. Por lo cual, los nuevo dueños del canal lo
botaron, sin contemplaciones.
Eso sí, Jaua tuvo el buen tino de no meterse con los
fundos de la familia Chávez, ni con los de los de sus militares afectos. Parece
que ellos tuvieran colocados en sus puertas carteles que advierten: Aquí la revolución no pasará.
II
Karl Marx, holandés de origen, descendiente de rabies,
apátrida y ateo al final de su vida, testigo y víctima de la primera gran
recesión económica del capitalismo europeo, que trajo consigo graves
enfrentamientos y cruentas revoluciones como los de Suecia (1848) y Francia
(1871), profundamente persuadido de que algo andaba muy mal con el trabajo y el
trabajador, a quien, publicó El Capital (1867),
obra a la cual seguirían numerosas críticas contra los modelos sociopolíticos y
socioeconómicos entonces imperantes. El
Capital ni siquiera poseía originalidad, pues la caracterización del obrero
como víctima permanente de la alienación
y enajenación había sido ya descrita por David Ricardo su Ley del hierro salarial (1817).
Marx describió el desarrollo económico como una
superposición de capas o modos productivos, secuencia iniciado en las
civilizaciones antiguas con la esclavitud, proseguida con el feudalismo en la
Edad Media, el mercantilismo en la Edad Moderna y, en su época, el capitalismo.
Preveía la sustitución del capitalismo por el
imperialismo, o indispensable conquista, dominación y explotación de los países
no industrializados por las potencias coloniales-, y el reemplazo de este
último por el comunismo, un mundo feliz donde cada trabajador sería recompensado
según sus necesidades. Esta era, en esencia, su conceptualización del
materialismo histórico.
Basado en el pensamiento idealista del filósofo Friedrich
Hegel (1770-1831), quien planteaba que, frente a cada propuesta o tesis surgía
una contrapuesta o antítesis, y que de la confrontación de ambas nacía una
síntesis, cuyo contenido recogía lo mejor de las partes en disputa y le añadía
una nueva cualidad, Marx concluyó que el final del capitalismo se hallaba en su
propia e insalvable contradicción pues, mientras la producción era colectiva,
los beneficios se repartían de forma individual, privilegiando a la burguesía o
clase dominante.
Marx elaboró una serie de fórmulas para acelerar los
cambios por él deseados: la lucha de clases, la detección de las condiciones
prerrevolucionarias, la internacionalización de la revolución comunista, la
transición del capitalismo al comunismo, el socialismo
y la dictadura del proletariado,
entre otras. A este concepción se la conoce como materialismo dialéctico.
Con el concurso de Federico Engels, su mecenas y coautor
de algunos de sus escritos, Marx recomendó opciones para sustituir las
instituciones claves de la burguesía: la familia, la propiedad privada y el
Estado (1891). Engels, había analizado la temática con anterioridad,
comparándola con la sociocultura de las comunidades polinesias.
Marx no creía que sus doctrinas florecieran en las
naciones menos desarrolladas, sino en las más industrializadas. Aunque
simpatizaba con las demandas del campesinado irlandés, por ejemplo, les
recomendó concentrarse en la guerra separatista y no en la revolucionaria,
pues, según él, Irlanda no estaría preparada sino después de su maduración
capitalista. Empero, la revolución comunista no se produciría en los espacios
por él anticipados.
No triunfaría en Inglaterra, insignia del industrialismo,
si no en Rusia, cuyo modo productivo era semifeudal; en Japón, la nación
tecnológicamente más avanzada de Asia, si no en China, una de las más
atrasadas; en España, donde los comunistas ganaron las elecciones en 1933, si no
en Cuba, su colonia hasta 1902.
El método más eficaz para asaltar el poder fue la guerra asimétrica o revolucionaria,
propuesta por León Trotsky, abjurado comunista, exiliado de la URSS y asesinado
en México por órdenes de Stalin.
Este formato fue empleado exitosamente por Mao Zedong en
China, Ho Chi Min en Vietnam y Fidel Castro en Cuba; mas no tuvo ninguna efectividad
en Irlanda del Norte, cuya insurgencia terminó acogiéndose a la pacificación e incorporándose
al establishment; ni en Colombia con las
FARC que, tras casi medio siglo de lucha, se transformaron en una guerrilla
menguante que negocia la paz para mantener su negocio del narcotráfico: ni en
España con la la ETA, cuyas terrorismo
fue repudiado incluso por la mayoría del pueblo vasco.
Sólo dentro de una ortodoxia que condena toda desviación
es como pueden entenderse las afirmaciones virulentas e injustificadas contra
Simón Bolívar, cuya epopeya Marx calificó de ilusión colectiva y cuya personalidad definió como la del canalla más cobarde, brutal y
miserable, en carta dirigida a Federico Engels, fechada el 14 de febrero de
1858. Allí, aseveraba, que el Libertador había adquirido su notoriedad gracias
a la fuerza creadora de los mitos, característica de la fantasía popular, que
en todas las épocas ha probado su eficacia inventando a grandes hombres.
Esta misiva, publicada en la Revista Dialéctica de Buenos Aires por Aníbal Ponce (1936), se
convirtió en la postura oficial del comunismo argentino y otros marxismos del
Cono Sur, y fue explotada como campaña gubernamental para descalificar la gesta
bolivariana y exaltar la de José de San
Martín. La diatriba terminó, irónicamente, cuando el derrocado presidente Juan
Domingo Perón inició su largo ostracismo en Caracas, la cuna del Libertador.
III
En la década de los sesenta del siglo pasado, el Che
Guevara, Ministro de Planificación del régimen cubano, aseguraba que el cambio
sólo sería posible con la creación de un hombre
nuevo,a través del proceso de enseñanza- aprendizaje del socialismo. Este
ciudadano ideal no debería desear
riquezas o placeres, sino sólo estar al servicio del Partido, la Revolución
y el Pueblo.
Charles Betelheim, economista y miembro prominente del
Partido Comunista Francés, le replicó que sus conceptos coincidían
peligrosamente con los de Friedrich Nietszche y Martin Heiddeger, adoptados por
el nazismo para justificar el Holocausto y la esclavitud de las razas
inferiores durante la II Guerra Mundial, y que
no era posible cambiar la naturaleza humana. Guevara murió en 1967, sin
haber podido comprobar su hipótesis, aunque su foto en alto contraste se
convirtió en icono global de todas las rebeldías desde entonces.
La crítica más contundente contra la economía marxista
estriba en su fracaso rotundo en China, Europa Oriental, Vietnam y la Unión
Soviética, inmensos territorios sometidos a su influjo durante decenios, y que se
vieron obligados a adoptar la planificación capitalista para poder
desarrollarse, comerciar y competir con el resto del mundo.
La regla a mayor
costo energético, mayor empobrecimiento, no ha sido proclamada por algún
político o economista, sino por dos de los empresarios estadounidenses más
exitosos del momento: Donald Trump, hoy precandidato presidencial del Partido
republicano, y Robert Kiyosaki. En su libro Queremos
que seas rico (2007), prevén el colapso actual, la quiebra del sistema de
salud público (Medicare) en EEUU y la imposibilidad de que la gente de la
tercera edad, los baby boomers o
nacidos a partir de 1946, puedan subsistir decentemente con sus actuales planes
de jubilación.
Trump y Kiyosaki atribuyen este proceso a la ignorancia
económica del ciudadano común, atizada por mitos como que los pobres van al Cielo y los ricos al Infierno y a la percepción
de que la Bolsa es una suerte de lotería o casino. Proponen, como remedio, la
difusión de la educación financiera: No
vendemos pescado, asesorías, ni le decimos a nadie en qué invertir. Somos
maestros, Queremos que aprendas a ser rico, a manejar tu propio dinero y a
convertirte en tu propio analista financiero. Queremos que aprendas a a pescar…
Kiyosaki, autor del best seller Padre rico, padre pobre y
creador del juego Cashflow (Flujo de
caja), sostiene que la misión espiritual del individuo es enriquecerse,
para así poder ayudar a los demás y transformar la existencia terrena en algo
similar al Paraíso.
Establece un paralelismo entre la subida de los precios
del crudo y el empobrecimiento de la clase media estadounidense; y visualiza su
figura como la de un reloj de arena, donde el cuello se cierra sobre la clase
media, dejando un gran espacio para los pobres y un espacio menor, pero de
volumen considerable, para los ricos. Afirma que: El alza petrolera ni siquiera
favorece a las grandes mayorías de los países productores, sino a sus
minorías gobernantes.
Por su parte, Trump se pregunta: ¿Cómo puede alguien confiarle sus inversiones a un corredor bursátil que
maneja un Toyota, siendo él mismo dueño de un Rolls, el cual, además, conduce
su chofer? Revela que el dólar se ha devaluado desde Breton Woods en
proporción casi idéntica al incremento de la onza de oro. Y sostiene que la vivienda familiar no es un activo, sino
un pasivo, pues no produce beneficios si no gastos.
Ambos concuerdan en que ninguna nación puede sobrevivir sin soberanía alimenticia ni prosperar
sin armonizar las relaciones entre el trabajo, la producción y el consumo. No
se trata de la opinión de extremistas de izquierda, sino la predicción de dos
príncipes empresariales.
En una reunión de futurólogos realizada en Buenos Aires a
comienzos del Milenio, Alvin Toffler profetizó que, para el 2025 y a menos que
sucediera una catástrofe global, 70% de la Humanidad escaparía del círculo de
la pobreza.
Este pronóstico lo basaba en el crecimiento de la clase
media en países altamente poblados como China, más 1.300 millones de
habitantes, e India, más de 1 un
millardo y una proyección de 2.4 millardos para mediados del Siglo XXI. Sin
embargo, éstas no serían buenas noticias para muchos países del Tercer Mundo, a
menos de que modificaran radicalmente la planificación de sus economías.
Andrés Opeheimer (2007) destaca la confuciana respuesta
del premier chino Deng Xiaoping sobre la contradicción aparente entre el
comunismo y el capitalismo: No importa el
color del gato, con tal que cace ratón.
Décadas antes (1976), Jean-Françoise Revell, pensador y Académico de la
Lengua Francesa, aseguraba que, si bien
el capitalismo no es social, tampoco es antisocial, pues bajo su manto la clase
obrera ha logrado sus grandes conquistas.
Es el sentido de la propuesta de Barack Obama para
enrumbar la economía de su país y detener la crisis económica en todo el mundo.
El problema fundamental de Obama era
dónde colocar la ayuda, si en la economía real, que genera millones de empleos,
o en la bursátil, que desencadenó la actual recesión.
Aparentemente, su prioridad eran las familias y no las empresas
financieras, a menos que éstas se plegaran al cambio socialmente proyectado. Su
estrategia consistía en abaratar el costo energético y deslastrarse del yugo de
los exportadores de crudo, a quienes calificaba de dictadores. Empero, no pudo
hacerlo pues fue vencido por El poder
detrás del poder.
La British Petroleum acaba de anunciar la instalación de
un súper ingenio azucarero en Louisiana para la producción masiva de etanol;
los inversionistas extranjeros intentan persuadir a los indígenas bolivianos
que les concedan la explotación de una salina que contiene el 50% de las
reservas mundiales de litio, elemento indispensable para la fabricación de las
baterías de los automotores eléctricos; Mercedes-Benz instaló estaciones de
servicio en Alemania que proveen de hidrógeno a sus automóviles limpios;
Francia modernizó su generación termonuclear de electricidad e levantónuevas
usinas. La lectura de las anteriores y decenas de notas de prensa, que circulan
profusamente a través de los medios financieros, son más que indicios de hacia
dónde se mueve la energía del futuro y cual pudiera ser el porvenir de una
empresa como lo es la Pdvsa de hoy, saqueada, desmeritocratizada, que vende
futuros petroleros a China a precios de gallina flaca, produciendo menos de 2,5
millones de barriles diarios, un volumen insuficiente para atender la demanda
local de gasolina o de crudo de su filial Citgo.
Domingo Maza Zavala, ex Presidente del Banco Central de
Venezuela y profesor jubilado de Economía de la UCV, no crreía que hubiese
alternativa para el capitalismo. Pese a su formación marxista, Maza Zavala
respondpó a la pregunta: ¿Cuándo
desaparecerá el capitalismo?, cuando
deje de ser rentable. Y añadió un comentario adicional, cargado de
picardía: El modo de producción
esclavista desapareció en Venezuela cuando los dueños de las haciendas se percataron de que era más barato pagar salarios
que mantener esclavos…
IV
La reforma del régimen de propiedad de la tierra, con el
propósito de liquidar definitivamente al latifundio y asegurar la tenencia de
la tierra para los productores del campo de describe así: …Ahora debe asumirse la tarea de cambiar las relaciones de producción y
propiedad en el campo. No para una reforma agraria al estilo de la vieja
política, sino para crear una economía rural sana y productiva, desarrollar una
agricultura de vanguardia, apoyada en los aportes de la ciencia y la
tecnología; promover formas colectivas y cooperativas de producción en el marco
del respeto a la propiedad privada productiva.
La invasión de fundos productivos fue auspiciada por
Chávez desde el inicio de su mandato. Esta política oficial del Ejecutivo no
sólo ha despojado de tierras en plena actividad a sus legítimos propietarios y
logró la devastación de millones de hectáreas adicionales de áreas verdes,
parques nacionales y reservas forestales, sino que llevó a enfrentamientos
armados entre los invasores y los hacendados.
En algunos casos, como en Táchira y Mérida, se organizaron
verdaderas bandas de forajidos, que prohíben o autorizan las invasiones, según
reciban o no pagos de los terratenientes. En otras entidades, como Portuguesa y
el Zulia, fueron las organizaciones paramilitares, con el apoyo y concurso la Guardia
Nacional, que ajusticiaron a quienes se les oponían, sin que el Ministerio
Público haya abierto juicios debido a la muerte o desaparición de los testigos.
Reinaldo Cervini, considerado un empresario progresista,
que es casi como calificarle de izquierdista, declaró, que la mafia colombiana
había deforestado, impunemente, más de 170 hectáreas de su finca en Falcón, que
recibía a diario amenazas de secuestro y muerte para evitar que revelara estos
hechos públicamente y que ni regalada querría una propiedad en Apure.
La revolución cubana fue, en sus inicios, cruenta,
honesta e idealista. La robolución bolivariana
ha sido, desde el principio, poco cruenta, aplicando lo que el general Manuel
Rosendo, ex Comandante General del Ejército, definiera como economía en el crimen político, o sea,
pocos muertos durante las agitprop, los suficientes empero para intimidar al resto
de la población. Sin embargo, esta prologada luna pareciera haber llegado a su llegadero.
La nueva clase, llamada boliburguesía no como homenaje al
Libertador sino en referencia al devaluado y vapuleado signo monetario
venezolano, profundamente corrupta y absolutamente desprovista de ideales e
intelectuales que los promuevan, ni siquiera se toma la molestia de esconder
sus riquezas mal habidas, sino que las transforma, impúdica e inmediatamente,
en vehículos y apartamentos de lujo, pagados en efectivo.
La oligarquía de la IV República brindaba con escocés
estándar. Hoy los boliburgueses escancian güisqui de 18 y 25 años, con tal
intemperancia que han convertido a Venezuela, ¡en el primer consumidor global
de caldos premium! Mientras tanto, el ciudadano de a pié desespera por
conseguir alimentos de la canasta diaria en los supermercados –donde
cíclicamente faltan el azúcar, la leche, las caraotas negras y el café- o deben
ser pagadas a precios de mercado negro a los llamados bachaqueros.
Los recogelatas, recicladores de envases de aluminio, y
los sin techo, escarban entre las bolsas y dejan esparcidos los restos en las
calles de Caracas. Este hecho desquició tanto a un obrero del Aseo Urbano, que
le transformó en un criminal en serie de indigentes. Tras su séptima u octava
víctima, quien escapó milagrosamente de morir con la cabeza aplastada, el
asesino fue capturado para alivio de las autoridades, mas no de los vecinos,
que veían con simpatía la migración por miedo de los miserables hacia lugares
alejados de sus residencias. A dos cuadras de Pdvsa, algunos olvidados de Dios
pernoctan entre periódicos y mantas viejas, y cocinan con madera, que el infame
servicio de recolección basura deja tirada por todos lados, las palomas que
vuelan en bandadas por la urbanización La Campiña.
Entre finales del 2005 y comienzos del 2006, Chávez
convocó al Congreso Mundial de las
Juventudes y al Foro Social Antiglobalizador, a los cuales asistieron
centenares de miles de izquierdistas radicales. Al tiempo que el gobierno
despilfarraba millones de dólares en subsidios para transportar, alojar,
alimentar y entretener las hordas –con orquestas y conjuntos importados de La
Habana-, la infraestructura del país se caía a pedazos.
Chávez adquirió entonces más de 250 millones de dólares
en bonos de la deuda argentina, permitiéndole a la nación austral cancelar la
totalidad de sus obligaciones con el Fondo Monetario Internacional También le
regaló un puente y un hospital público al Uruguay, una urbanización a Cuba y
150 mil barriles diarios de diesel y 30 millones de dólares a Evo Morales para
su caja chica de arranque, que los devolverá en hojas de coca.
Diariamente Pdvsa envía 100 mil de crudo a Cuba, a cambio
del trabajo de médicos, entrenadores, alfabetizadores y agentes del G2. La isla
consume 50 mil y reexporta la mitad. Entregaba fuel oil a los pobres del Bronx
y Boston, para ayudarles a atemperar la frialdad invernal estadounidense. Cedió
un millón de barriles de petróleo para los damnificados del huracán en
Louisiana. Sin embargo, poco o nada hizo por la gente del Estado Vargas, donde
se encuentran el puerto y aeropuerto que sirven a Caracas, quienes tuvieron su
gran deslave en 1999 y una mini réplica del mismo en el 2008. Muchos de ellos
siguen residiendo en albergues, no se ha construido el 70% las obras
planificadas y muchas de ellas prepagadas, lo cual se traduce en desocupación y
caída del PIB en la entidad federal.
Lo único positivo fabricado para los niños de la calle, a quienes Chávez bautizara niños de la Patria, es La
Colmena de la Vida, levantada con los aportes de la proletarizada clase
media a través del maratón anual Telecorazón,
y mantenida por el voluntariado de educadores y profesionales que donan su
tiempo y experticia a la obra, en resumen, con los dineros y esfuerzos de la
iniciativa privada.
A los millones de muchachos que abandonan las escuelas
primarias antes de recibirse, un 30% o más del total, sólo les queda la
prostitución, la mendicidad o el vicariato. En un enfrentamiento policial,
pereció el Beba, un joven de 18 años que ya cargaba con 20 muertos a cuestas.
¿A que edad comenzaría su corta pero productiva carrera criminal?
El resultado de la política económica es que hoy
Venezuela importa más del 80% de los alimentos que consume. ¿Cómo se manejará
el país con el precio desvalorizado de un barril petrolero que de bajó de 140
dólares a menos de 40?
V
El Consejo Electoral Nacional, el Tribunal Supremo de
Justicia, la Contraloría General y la Fiscalía General de la Nación de hecho
son y actúan como extensiones de la voluntad de Maduro. Así lo cree el
novelista Israel Centeno: Un Chávez ausente
seguirá cabalgando su proyecto populista, encarnando la voz de los pobres de
América, del mundo y del universo. No creo que siga concentrando más poder,
porque todos los poderes públicos estuvieron sujetos y son obedientes a la voluntad
del comandante, quien usa todos los resortes de poder sumiso para perpetuarse a
través de innumerables elecciones en las que el ventajismo y el fraude marcan
la pauta. Todos los miembros del árbitro electoral son a militantes del partido
de su gobierno. y Chávez ha vendido la idea de que sólo las elecciones
garantizan la democracia. Todo esto montado un poco en la onda de Lukachenko en
Bielorrusia o de Mugabe en Zimbabwe. Democracia es algo más, ¿no?
Esta conchupancia hace improbable que, en la hipótesis de
un referendo revocatorio o al final de su actual mandato, Maduro vaya a ser
derrotado por votación popular, pues los partidos y dirigentes de oposición con
algún peso específico son objetivos políticos, como lo advierte la periodista
Marta Colomina: La persecución política
en Venezuela es ya del dominio internacional. En “La Prensa” de Panamá , la
periodista Maye Primera narra que más vale buscar un buen abogado antes de
alistarse como dirigente de la oposición en Venezuela. Desde 2002, centenares
de políticos, militares retirados, policías, estudiantes, periodistas,
empresarios y activistas de ONG han sido declarados enemigos del gobierno de
Chávez e investigados, amenazados, enjuiciados, inhabilitados políticamente o
encarcelados por incurrir en supuestos delitos comunes, traición a la patria o
rebelión [...] El caso más reciente es el de Manuel Rosales,
alcalde de Maracaibo, ex gobernador del Zulia y ex candidato presidencial. La
Prensa resume la larga lista de perseguidos por el aparato judicial que
controla Chávez, solo por disentir de su régimen. La OIT, organismo de la ONU,
exigió públicamente a Chávez esta semana, cesar el acoso al sector privado
venezolano, al que descalifica, desprecia y amenaza con confiscaciones. Pide la
OIT frenar los permanentes atentados y ataques violentos a las instalaciones de
instituciones empresariales, especialmente Fedecámaras, así como detener a los
responsables. Recordemos que los últimos ataques ala sede empresarial fueron de
grupos del 23 de Enero afectos a Chávez y de campesinos pertenecientes a los
grupos de choque pregobierno...
Por su parte, el poeta Rubén Osorio Canales complementa
el concepto: Un régimen mala conducta
como éste, que basa todas sus actuaciones en le violación de la Constitución y
las leyes, que tiene como norma el desprecio a la voluntad popular tal como lo
demuestra el atropello general en que anda, está destinado a recoger tempestades [...] se viola sistemáticamente el principio
de la igualdad al dividir el país entre los que están conmigo y los que están
en contra mía, se persigue a toda la disidencia comenzando por los gobernadores
y alcaldes electos en libérrimos comicios, se hiere a muerte una de las
victorias más importantes de las regiones como fue la descentralización,
deteniendo en seco su crecimiento, se pretende liquidar todo movimiento
sindical con el argumento de que una revolución no necesita de sindicatos, se
abusa de poder y se atropella a la justicia cuando se le niegan procesos
limpios a los acusados del régimen en su afán de criminalizar la disidencia, se
atropella a las empresas y se hostiga al ciudadano, se acorrala la libertad de
expresión y a los medios se les persigue hasta llevarlos a la rendición o al
exterminio. Como si fuera poco el régimen maltrata las ya débiles finanzas del
país y sin escrúpulo alguno lo pone al borde del precipicio…
VI
De manera que, si Maduro no va a salir por vía electoral,
¿qué otras opciones restan? Muy pocas, y todas traumáticas: la inhabilitación, la renuncia, el golpe, la
guerra civil o el magnicidio.
La inhabilitación de un presidente venezolano sólo
procede por causas graves, las cuales deben ser probadas legalmente.
Básicamente, son tres: Comisión de uno de
los delitos tipificados en los códigos, leyes y reglamentos penales o
militares, enajenación mental y
traición a la Patria.
En el Siglo XX sólo existe un precedente de la aplicación
de la primera causa, el de la Corte Suprema de Justicia contra Carlos Andrés
Pérez por malversación de la partida secreta del Ministerio de RRII. Tras
concluir sus respectivos mandatos, se conocen otros dos: uno por peculado
contra Marcos Pérez Jiménez, que originó su extradición desde EEUU,
sometimiento a juicio y encarcelamiento por 4 años; y otro contra Jaime
Lusinchi, que perimió por temporalidad.
No ha habido inhabilitación presidencial en Venezuela por
enajenación mental o traición a la Patria. Hubo, sí, presiones para destituir a
López Contreras por traición a la Patria, mas no pasaron de ser simples opiniones
expresadas a la prensa.
También se quedó sin llegar a la Presidencia, al perder
la razón, el candidato Aníbal Escalante, quien, quizás, habría podido impedir
el derrocamiento del General Isaías Medina en 1945, hecho considerado como la
raíz de nuestros males presentes por algunos historiadores y ensayistas.
Para condenar a Carlos Andrés Pérez, se dieron tres
circunstancias extraordinarias:
1. La
deslegitimación por mandato por mandato acumulada por Pérez, debido a las
medidas impopulares de su paquete económico
manifestada durante El Caracazo.
La nación estaba al borde de la anarquía y el caos, lo cual reflejado a nivel
de encuestas, se traducía en apoyo menor al 20%, como el que ahora tiene
Nicolás Maduro. Durante los últimos meses del ejercicio de Pérez, The The New York Times informaba que
Venezuela se había roto el récord mundial
de manifestaciones antigubernamentales, más de 1.500 para 1993.
2.
Una larga sedición castrense en marcha,
cuyas cabezas visibles eran los comandantes insurrectos en febrero y noviembre
de 1992, algunos de quienes permanecían encarcelados pero contaban con el apoyo
del alto mando militar, como se desprende entre otras fuentes de un libro escrito
por el general Iván Jiménez Sánchez y las declaraciones del almirante Mario
Carratú Molina, ex Jefe de la Casa Militar de Pérez. Este último oficial pidió,
infructuosamente, la destitución y enjuiciamiento de la elite militar
gobernante, a raíz de su equívoca y errática actuación antes, durante y
después de las fallidas intentonas de
1992. Es presumible que los milicos
jugaran entonces un doble juego, el mantenimiento la institucionalidad y su
eventual sustitución por un gobierno militar, posiblemente, según el formato
nacionalista de Pérez Jiménez. Los golpistas, por su parte, movían sus piezas,
basándose en el proyecto de las Tres
Raíces. Pero Chávez escondía un as bajo la manga, la revolución castro
comunista. no bolivariana.
3. La
actuación del grupo denominado los notables. Una anécdota que me relató Juan
Liscano da más luces sobre el asunto. Reunidos en cónclave, uno de los notables
preguntó:
—El
objetivo es defenestrar a Pérez. Ahora bien, ¿quién le pone el cascabel al
gato?
—En
este caso —observó el jurista— no hay un solo gato, sino dos: Acción
Democrática y la Embajada Americana.
—De
Alfaro me ocupo yo —respondió el político.
—De los gringos me encargo yo —afirmó el
escritor.
Y eso fue lo que hicieron.
Sin embargo, para inhabilitar a Maduro, con cien veces
más motivos de lo que se le incoaron a Pérez, habría que preguntarse: ¿Ante qué Fiscal General y Tribunal Supremo
se plantearía el caso?
Hay dos maneras acabar con una mosca. La primera es la
supuestamente inteligente, la que empleamos los humanos, con matamoscas,
insecticidas, adhesivos, incineración y electricidad. La efectividad de estos
métodos resulta muy discutible, pues las moscas continúan proliferándose en todos
los confines del planeta.
Además estos métodos, a excepción del matamoscas, el más
ineficaz de todos, ocasionan impacto ambiental, son costosos o producen
reacciones secundarias a quienes los emplean.
La segunda es la no inteligente, la que usan los simios.
El mono espera a que la mosca, que aterriza como cualquier avión, entre en
pérdida, le da un manotazo y,
finalmente, se la come. Abortar un aterrizaje es muy difícil, aún para un
insecto, pues debe utilizar toda su energía para volver a sustentarse en el
medio aéreo; por lo cual, casi siempre, el mono acierta.
Esta parábola del Budismo Zen no tiene sólo que ver con
la insaciable manía de volar y aterrizar que caracteriza a los narco
gobernantes, si no con las fantasiosas lucubraciones que llevan a cabo, casi a
diario, quienes están en su contra.
Para Alberto Quirós Corradi, sólo había tres escenarios posibles:
La cooperación implícita entre los funcionarios públicos
e integrantes del piso político de Maduro con sus adversarios. Maxim Ross se
inclina por esta vía, al expresar que Madura debe salir por donde mismo entró,
esto es, que debe ser rechazado por el mismo pueblo que le eligió-: Cerraremos
con eso un tiempo oscuro de nuestra historia y de la vida venezolana que, estoy
seguro, muchos chavistas, militares y civiles, verían con agrado… Domingo
F. Maza Zavala, apoya esta tesis cuando afirma que: …El gobierno tiene que racionalizar el gasto, crear clima de
entendimiento, mejorar su gestión y promover empleos. Sobre el papel luce
impecable, sería lo democrático y contaría con el respaldo pleno de la
comunidad internacional. Sin embargo, requiere no sólo del visto bueno de los
militares y civiles chavistas, sino del consentimiento del presidente Maduro,
quien navega en una dirección totalmente opuesta, con el acelerador a fondo.
La ayuda selectiva explícita de los sectores más progresistas
del gobierno, en el buen sentido de la palabram hacia los posibles sucesores de
Maduro. Seria el escenario favorito de algunos dirigentes de oposición, que
sueñan con un come back a lo Alan
García. También es una solución democrática y concuerda con el estoicismo
jesuita del padre Michael De Viana, o purga
colectiva para que no volver a meter la
pata. Ahora bien: ¿Hay tiempo para esta
salida o ya se acabó? Como asienta Fukuyama, al fascismo no lo desgastó el
ejercicio del poder, lo derrotaron los Aliados después de una guerra atroz, con
un balance final de más de 50 millones de muertos únicamente en Europa. La
revolución de Stalin comenzó en 1918, y duró hasta que derribaron el muro de
Berlín. Todavía hoy Rusia se debate en la convivencia entre la mafia y el
mercado o el regreso al autoritarismo.
La salida traumática, llámese inhabilitación o efecto
Bucarán, renuncia o efecto Fujimori, golpe de estado o guerra civil. Quirós
Corradi creía que, una vez sopesadas las variables del tercer escenario, éste
podría resultar el camino menos oneroso para la República. Es la misma solución
que propusieron Carlos Andrés Pérez y la Junta de Emergencia Nacional, en un
manifiesto publicado en The Washington
Times (23/04/2001), donde exigían: … la
renuncia inmediata del Presidente de la República y de todo el tren ejecutivo,
a fin de restablecer el estado de derecho violentado, la soberanía nacional y
la institucionalidad vulnerada. Empero, la inhabilitación o la renuncia
requieren supuestos negados como la voluntad del Tribunal Supremo de Justicia o
el consentimiento del renunciante, además de un programa mínimo para cubrir la
transitoriedad y el compromiso de resolver, como lo solicita el Movimiento 2D,
los problemas puntuales que nos aquejan.
VII
En 1810, Argentina y Venezuela encabezaron la rebelión de
las provincias americanas ante la invasión de Iberia por las tropas
bonapartistas que depusieron a los monarcas de España y Portugal, e impusieron
a un monarca títere en Madrid. El 19 de Abril de ese año, en cabildo abierto,
el pueblo venezolano deslegitimó el mandato del Capitán General Vicente
Emparam, y le forzó a renunciar, preservando así los derechos de Fernando VII,
capturado por Francia y recluido en las afueras de París.
El 5 de Julio de 1811, por acuerdo de siete provincias,
se decretó la Independencia. Comenzó
entonces la guerra civil entre los venezolanos partidarios de la Corona y los
que estaban con la República, pues no hubo ejército español hasta 1819, cuando
desembarcó el general Pablo Morillo al mando de una división de legionarios.
Dos años después, tras la Batalla de Carabobo liderada por Simón Bolívar, el
más insigne de sus hijos, Venezuela concretó su Independencia.
Pero la contienda sólo finalizó en 1825. Los venezolanos
siguieron peleando por los territorios que hoy le pertenecen a Bolivia,
Colombia, Ecuador, Panamá y Perú. Bajo la conducción de Bolívar se creó la Gran
Colombia, una nación maravillosa que se extendía desde el Océano Pacífico y el
Archipiélago de Galápagos hasta Nicaragua, y desde el Océano Atlántico hasta a
escasas 100 millas náuticas de la Isla de Borinquén.
Una territorio que bordeaba e integraba parte de la
Amazonia, que hablaba un mismo idioma, profesaba una sola fe, compartía un
mismo ideal libertario y poseía los todos paisajes y recursos descritos por
Alejandro de Humboldt en sus Viajes a las
regiones equinocciales del Nuevo Mundo. El sueño terminó en 1830, cuando
los generales José Antonio Páez, Francisco de Paula Santander y Juan José
Flores establecieron gobiernos separatistas en la antigua Capitanía General y
los Virreinatos. Pero la confrontación armada proseguiría en Venezuela hasta
inicios del Siglo XX, en conflictos de
baja intensidad, caracterizados por la constante lucha de los caudillos
interioranos para posesionarse del poder
central.
Ezequiel Zamora, considerado la tercera raíz de la
revolución chavista, fue uno de esos líderes de montoneras. Creía en un modelo
descentralizado de Estado, en lo que no andaba despistado. Pero se oponía a la
abolición de la esclavitud, y atribuía los males de Venezuela a la oligarquía,
cuya mejor definición es el gobierno de los ricos.
Empero, en la Venezuela del Siglo XIX, los ricos se
contaban con las manos y sobraban dedos. En todo caso, la gente adinerada en no
lo era en el sentido capitalista del término, pues el conflicto armado que
distorsionaba la explotación de los fundos, el desarrollo industrial y la
actividad comercial, parecía no tener fin y sólo acabaría con el arribo de
Cipriano Castro.
Más que por acumulación de riquezas, los gobernantes y
sus claques prosperaban hipotecando a la nación con empréstitos
internacionales, pues lo poco que se recogía en impuestos no cubría siquiera el
pago de las nóminas burocráticas. El general Páez, poseedor de una fortuna legítimamente habida
y considerado como persona acomodada, pasaba las de Caín para sostenerse en
EEUU: Comienza a mostrar preocupaciones
económicas motivadas porque en Nueva York todo está sumamente caro y no hay
cómo ganar la manutención…
La población, que
contaba antes de la Independencia con cerca de 800 mil habitantes, se
mantendría estacionaria el resto del Siglo XIX. Lo que no acababa la
interminable conflagración, lo remataban enfermedades tropicales como la
malaria, la anquilostomiasis y la bilharzia, que se adueñaban de los cuerpos,
minaban las voluntades y terminaban prematuramente con las vidas de centenares
de miles de venezolanos.
Por eso, aquí hay un terror atávico hacia la guerra
civil. Como refuerzo al mismo, nos ha tocado observar de cerca y sentir los
ramalazos de lo que sucede en Colombia desde hace casi medio siglo; y muchos
ciudadanos de primera y segunda generación hispanas también recuerdan las
espeluznantes narraciones de sus padres y abuelos sobre la Guerra Civil
Española. Chávez maneja ese temor cuando amenaza con su revolución de las
armas. Y aspira a vernos de manos
atadas, mientras hace y deshace a su antojo, navegando hacia el Mar de la felicidad.
VIII
En 1909 asumió la Presidencia de la Venezuela Juan
Vicente Gómez, llegado a Caracas desde el Táchira como uno de los líderes de la
Revolución Restauradora de Cipriano Castro.
Gómez, que en su juventud se había desempeñado como
próspero hacendado en La Mulera, llamó a gobierno a lo más granado de la
intelectualidad venezolana, entre ellos al sociólogo Pedro Manuel Arcaya, el
historiador José Gil Fortuol y el jurista Laureano Vallenilla Lanz, todos
cultores del positivismo, la corriente humanista más avanzada de su época.
Gómez gobernó con mano de hierro al país hasta su muerte,
el 17 de diciembre 1935. Durante su mandato, unificó a la nación en lo
político-territorial, construyó carreteras y vías férreas, inició la Aviación
Civil, comenzó el saneamiento ambiental y determinó, a través del sistema de
concesiones, que la propiedad del subsuelo sería de República en la explotación
de minas e hidrocarburos.
Después del fallecimiento de Gómez, dos de sus generales
más destacados, Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita, fueron
elegidos en sucesivos comicios indirectos, y se consagraron a democratizar el
país, topándose con despiadadas presiones de derecha e izquierda, las luchas de
las transnacionales petroleras y la terrofagia colombiana, coronada esta última
en un tratado impuesto en 1937 y que aún constituye un incordio pues le
arrebató a la República una porción substancial de su territorio histórico, tal
como figuraba en el mapa de la Capitanía General de Venezuela.
Pese a que Medina permitió la legalización de todos los
partidos y la organización de los sindicatos, estableció el porcentaje del 50%
de beneficios petroleros entre Venezuela y las trasnacionales, redactó la
primeras leyes del trabajo y reforma agraria, transformó una zona de tolerancia
de Caracas en urbanización modelo para las familias de menores recursos y se
enorgullecía de que en su gestión no había un solo preso político, fue
derrocado el 18 de Octubre de 1945 por una coalición de jóvenes oficiales de
las FFAA y un partido de oposición,
Acción Democrática, que representaba la ideología de la Internacional
Socialista.
Después de una junta cívico militar, encabezada por
Rómulo Betancourt, Venezuela eligió a Rómulo Gallegos en votación directa y con
el 94% de apoyo popular.
Sin embargo, la incongruencia entre las expectativas
militares y civiles y el manejo desacertado de la economía del país, dieron al
traste con este experimento.
El 22 de Noviembre de 1948, tras un golpe incruento, una
junta militar integrada por los comandantes Carlos Delgado Chalbaud, Marcos
Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera Páez, asumió el gobierno.
En 1950, Delgado murió asesinado en una conjura cuyos
pormenores aún no han sido bien esclarecidos, y su puesto fue ocupado por Pérez
Jiménez. El 2 de Diciembre de 1952 se
produjo un fraude en la elección a la Asamblea Constituyente. Ese mismo año, el
organismo espurio nombró a Pérez Jiménez Presidente Constitucional de
Venezuela.
Pérez Jiménez destinó la mayor porción del ingreso de las nuevas concesiones petroleras a la
política del concreto armado.
Construyó las primeras autopistas del país. Reconstruyó y
amplió su red vial. Creó el primer ferrocarril moderno. Erigió la Ciudad
Universitaria de Caracas. Edificó el Centro Simón Bolívar, el puerto de La
Guaira y varios aeropuertos del interior del país. En turismo, levantó los
teleféricos de El Ávila y Mérida y una cadena de hoteles de cuatro y cinco
estrellas en la Provincia. Fundó la Petroquímica y le abrió a Guayana su futuro
industrial.
Empero, incapaz de crear un piso político que lo
soportara, repudiado por el pueblo que había sido engañado en el plebiscito de
1957 y ya estaba harto de la represión, sin rl sustento de las fuerzas vivas,
huyó al exilio la madrugada del 23 de enero de 1958.
IX
El sistema político que reemplazó a la dictadura duró
hasta 1999, y se caracterizó por un ciclo de alternancia, donde gobernaban
adecos y copeyanos. A este período de 40 años Arturp Uslar Pietri lo denominó Régimen de libertades, pues nunca creyó
que fuese una verdadera democracia, o al menos, de una democracia en la
acepción moderna del vocablo.
En casi dos siglos de Historia Patria, sólo hubo dos
magnicidios en su ámbito territorial: el de Antonio José de Sucre en Berruecos,
Ecuador, y el de Carlos Delgado Chalbaud en Caracas. Hubo, sí, otros dos
intentos: contra Simón Bolívar en Bogotá, contra Rómulo Betancourt en Caracas,
este último planeado y financiado por su archienemigo, Rafael Leonidas
Trujillo, desde la República Dominicana.
En la conjura contra Bolívar estuvo involucrado Francisco
de Paula Santander: Aunque no fue a la reunión de los conjurados, conoció pero
no rechazó la idea de la conspiración ni la del asesinato. Tampoco informó a
las autoridades la conspiración en marcha. Quizás, mientras permanecía sentado
en la penumbra de su casa, cuidando de que le vieran los dos soldados que vigilaban
la entrada, se creyera una especie de demiurgo que bajara de un nuevo Olimpo bajo
la fría belleza de la Ley, una vez liquidado Bolívar, para atender la llamada
del pueblo y gobernarlo, pese a la sangre que tendría en las manos.
Aún hoy, casi 200 años después, Colombia sigue pagando
los costos de un método político implantado, por los hombres que lograron imponer
su praxis de la existencia.
Como en todos los tiempos, para justificar, o aminorar
las críticas que sobre el grupo que preponderó han caído, se esgrime como
argumento la frase: Era un ser humano,
aplicando el concepto de humano a lo insensato, lo mentiroso, lo fraudulento,
lo cobarde; eliminando, a su vez, de lo humano, lo heroico, lo virtuoso, lo valeroso,
lo puro: El hombre que rehúsa juzgar, que
nunca está de acuerdo, pero que tampoco disiente, el hombre moderado, también
es culpable. Aquí, ante ustedes, formalmente renuncio a lo que me pueda
corresponder de herencia del método santanderista.
X
El magnicidio de Carlos Delgado es mucho más interesante
por lo excepcional.
Román Delgado, padre de Carlos, fue Almirante durante los
gobiernos de Castro y Gómez, hasta que conspiró contra el tirano, que le quería
como a un hijo, y fue encarcelado durante 14 años en la horrenda prisión de La
Rotunda. Fracasó al desembarcar en un desembarco contra Gómez en Cumaná, y
murió en combate. Su hijo Carlos, que le acompañaba en la aventura, escapó
ileso y huyó a Francia, donde se transformó en la antítesis de Rafael Simón
Urbina, su futuro verdugo.
Carlos Delgado pertenecía a la godarria provincial.
Se graduó de Ingeniero Civil y Militar, con los mayores
honores de su promoción. Fue un viajero cosmopolita, recibido como par por la
nobleza del Viejo Mundo. Por eso, visualizaba a Venezuela más cerca de Europa
que de EEUU, y reía poseer la clave para reducir la influencia estadounidense en
Venezuela, magnificada por su cercanía. Consideraba que, dándole las nuevas
concesiones a las petroleras holandesas e inglesas, balancearía el poder
omnipotente del Imperio.
Urbina, en cambio, despreciaba a los holandeses por su
pragmatismo. Les conocía bastante bien, pues muchos antillano-neerlandeses
residían en Coro, su provincia natal. Agregaba a esta xenofobia, común entre
los descendientes de los inmigrantes vascos que poblaron Coro en el Siglo XVI,
un anticomunismo feroz, tal como se practicaba entonces en Norteamérica.
Creía que Delgado era un blandengue. Consideraba que, por
su causa, Rómulo Betancourt retomaría el poder a corto plazo, lo cual, en
efecto, sucededería. Aspiraba a triunfar, para establecer en Venezuela un
régimen a lo Trujillo o Somoza, con el visto bueno de los yanquis. Por otra
parte, describía a Betancourt como un topo comunista.
En su ensayo, Venezuela,
política y petróleo, y en sus intervenciones públicas, las ideas de
Betancourt no concordaban con la visión gringa del capitalismo industrial si no,
más bien, con las del socialismo. Tras regresar del exilio y presidir de nuevo
al país, Betancourt tampoco adoptó al mercado como eje del desarrollo, sino una
suerte de capitalismo de Estado, paternalista y clientelar, semejante al que
empleaba al de Tito en Yugoslavia.
Los gringos apostaban a lo seguro, hipótesis sobre la
cual existen opiniones y documentos muy valiosos que la soportan. No querían a
un caudillo de vieja data como Urbina en Miraflores, pero tampoco a Delgado.
Preferían a Pérez Jiménez, quien les favorecería en el
reparto de concesiones. La CIA conoció
y probablemente aprobó la conspiración contra Delgado, promovida por la
petrolera yanqui y el Grupo Uribante.
Por su lado, el FBI sustentó a Pérez Jiménez, exonerándole de toda culpa en el
magnicidio, y poniéndole en sus manos el timón de Venezuela.
Los resultados de la investigación, realizada por el FBI,
fueron compilados en cuatro gruesos volúmenes, que se distribuyeron
profusamente entre los medios pero que, más tarde, se recogieron. En ellos no
se incriminaba a Pérez Jiménez, pues el asunto había sido solventado a priori.
Las preguntas fueron entonces: ¿Por qué
se confiscaron los libros? ¿A quién o quiénes señalaban las pesquisas del FBI?
Delgado no murió en las primeras de cambio, donde si
quedó desfigurado su escolta, el teniente Julio Bacalao Lara. Como le pasó al
torero Paquirri, Delgado se desangró internamente, sin creer que la vida se le
escapaba por las tripas. Al caer en manos de la Seguridad Nacional, los Urbina
fueron ejecutados ipso facto. Aranguren purgó una pena larga en los calabozos
de la dictadura. Al volver la democracia y recién recuperada su libertad,
desapareció, misteriosamente, mientras sobrevolaba Barlovento.
Por razones históricas, a los venezolanos les repugna,
apelar a The American Way para
liberarse, de manera expedita, de los jefes de Estado indeseables o
inconvenientes.
Hay un chiste político que recorre los países
latinoamericanos
—¿Sabe usted por
qué no hay golpes de Estado en Norteamérica? —pregunta
alguien.
—Porque en EEUU no
hay Embajada Americana —responde el otro.
Esta pequeña historia ilustra la posición del
Departamento de Estado frente a Maduro. Mientras no cometa un error fatal, le
dejarán en paz. Pensar en una invasión de los marines es una utopía y una
necedad. Lo demuestran acciones como las del Centro Carter, al cohonestar los
fraudes de las elecciones del año 2000, equiparándolos a los problemas en
Florida para decidir el triunfo de Bush o Gore. Quienes recontaron los votos en
Jacksonville, habrían puesto el grito en el Cielo si se hubiesen embarrado las
manos con excretas, como aconteció en Mérida.
Hasta ahora la política de la Casa Blanca se ha orientado
según el viejo aforismo que los amigos son los amigos, los negocios son los
negocios. Con mucha elegancia, Obama y su ex Secretaria de Estado y
precandidata presidencial, Hillary Clinton le han enviado algunas señales a Maduro
a y su carnal Evo Morales, al primero por su apego al terrorismo, al segundo
por la promoción del consumo de coca.
En 1998 había 22 mil judíos en Venezuela, afirma Melanie
Kirpatrick, editora principal de The Wall
Street Journal. Hoy se han reducido
a 10 mil. Se fueron al exterior por el antisemitismo que enfrentaban en casa.
Pynchas Brenner, su Gran Rabí, asegura: Hay
ansiedad en la comunidad judía debido a lo que ha pasado, y a lo que puede
pasar. Dos veces fue allanado el Colegio Hebraica, y la Sinagoga de Los
Caobos profanada.
El anti judaísmo, no hay que olvidar que los árabes son
también hijos de Sem, en Venezuela es
de reciente data, ha sido implantado por el régimen y obedece a causas ajenas a
nuestra propia idiosincrasia.
Lo que los chavistas detestan de los judíos es su
capacidad para prosperar en cualquier entorno. Muchos de los askenazi que llegaron al país con una mano por delante
y otra por detrás, lograron que sus hijos, en el peor de los casos, se
convirtieran en exitosos empresarios, en el mejor, en afamados docentes,
artistas de fama mundial y solicitados científicos. Y esto tiene que dolerle a
una canalla que sólo ve dinero cuando se apropia de él indebidamente.
Si Maduro se entroniza en el poder, Venezuela enviará
cientos de miles, quizás millones de compatriotas más, a comerse el pan del
ostracismo, que es duro y no está relleno de ostras.
Los emigrantes venezolanos carecen de las prerrogativas
de los balseros cubanos, quienes, al pisar tierra firme en EEUU, son
considerados automáticamente como refugiados políticos. Se les llama, peyorativamente,
sudakas en España.
Sólo los más jóvenes y calificados encuentran ambientes
acogedores para emprender sus nuevas vidas. Nunca fuimos un pueblo migrante, si
no un generoso receptor de inmigrantes, y carecemos todavía de la astucia para
adaptarnos a las condiciones de otras tierras, particularmente de la solidaridad
indispensable para integrar colonias políticas, económicas y sociales
influyentes, como las de los judíos, españoles y cubanos. Aprenderemos a
hacerlo dado el caso, pero el proceso tomará generaciones.
Por ahora, el exiliado venezolano sigue siendo un
individualista nostálgico, como Antonio Arraiz, director-fundador del Diario El Nacional, quien los fines de
semana concurría a la estafeta postal del pueblo de Nueva Inglaterra donde
vivía, a recoger los periódicos y cartas de su país, lo cual equivaldría hoy a
suscribirse a CNN, comprar cachitos de jamón en las panaderías de Florida o
encargar hayacas para las fiestas de Navidad y Año Viejo, que nunca saben
iguales a las de Venezuela.
Si la predicción del historiador Niall Ferguson, en el
sentido de que la III Guerra Mundial ya comenzó con los misiles termonucleares
de Ahmadineyad, la tormenta Hamas y la eliminación de Sharon, pudiera darse una
realineación en los poderes levantinos, donde Israel confrontaría la muerte
súbita y la Civilización Occidental el corte de su yugular por el alfanje del
desabastecimiento petrolero.
Si los opositores y militares que pudieran cambiar las
cosas continúan sordos, ciegos y muros ante el clamor popular, expresado por
más de 60% de electores que se abstuvieron o votaron en contra de la reelección
indefinida, de una arrechera colectiva,
como vaticina Armando Durán, se pasará de una arrechera colectiva, un punto de no retorno, donde cualquier
pequeño incidente, será suficiente para activar el polvorín, una implosión como
la del Chile de Pinochet o la España que, Alfonso XIII abandonara a la suerte y
Franco rescatara al precio de un millón de muertos y d una ominosa dictadura de
17 años.
Solicitar que las focas del régimen actúen conforme a su
conciencia sería pedirle peras al olmo, no sólo porque el filósofo Emeterio
Gómez haya convencido a medio mundo que la Ética no existe o constituye una
rara avis, sino porque en Venezuela el alud de billetes atemperan al alma que
razona y la autoestima, dejando únicamente operativa e hipertrofiada al alma
que desea bienes y placeres. Aquí lo que se trata no es de ser, si no de tener.
La doctrina católica enseña que, sin arrepentimiento o
propósito de enmienda, no hay perdón de los pecados.
Algunos tira piedras de los años setenta y ochenta del
siglo pasado, como Pedro León Zapata, Napoleón Bravo, Ismael García, Kiko
Bautista, César Miguel Rondón, Adolfo Herrera, Gloria Cuenca, Marta Colominam más
inteligentes, cultos y sensibles que sus antiguos camaradas, se apartaron totalmente
del régimen. Otros, lo apoyan o se mantiene en silencio. ¡Cómo duele escuchar
al académico, asambleísta y comunicador Earle Herrera, otrora defensor a
ultranza de la libertad de información y expresión, hablar hoy a favor de la
conculcación de estos derechos! El único político que ha pedido excusas
públicamente y se ha responsabilizado por los errores cometidos es Luis
Miquelena, una rareza que exalta su pundonor. Los demás, permanecen agazapados,
esperando que un golpe de fortuna les devuelva a las alturas del poder, y
muchos feroces críticos del régimen lo que en el fondo quieren es que los
pongan de nuevo o por primera vez a mamar la teta presupuestaria
XI
No hay salida electoral porque con este CNE, su
fraudulento Registro Electoral Permanente, sus tragaperras Smartmatic, las
listas de Tascón y Maisanta y el apoyo de los grandes carajos de los organismos
multilaterales, tampoco hay vida. Pero algo habrá en el incierto y próximo
porvenir, ya que para el venezolano, filogenéticamente acostumbrado a los
ciclos de cinco años en el quítate tú,
pa’ponerme yo, el régimen está sobregirado.
Tampoco pude haber alternativa democrática sin un
paradigma político que sustituya al vigente, potenciado en sus vicios hasta la
saciedad por Chávez. Salvo en contadas excepciones, como las del Movimiento 2D, el profesor Jesús Petit
Da Costa, el industrial Rafael Alfonzo y el banquero Oscar García Mendoza, ni
los individuos prominentes ni los grupos importantes se han preocupado por
diseñar el nuevo paradigma, para romper el marco a través del cual el
venezolano percibe y filtra la realidad objetivay actúa en consecuencia, el
conjunto de prácticas que ha venido determinando perversa e inexorablemente- la
acción humana desde el período colonial y las reacciones automatizadas y rutinas
seculares que éstas generan cuando accede y ejerce el poder.
No se trata de reformar la Constitución ni convocar a
otra Constituyente, sino de poner por escrito, de manera simple y coloquial,
ideas vendibles que le den soluciones viables y factibles a los problemas
básicos de la República, y de hacerlas aprobar por una mayoría simple de votos,
previa su aceptación por los factores democráticos. No se trata de morir por ellas, sino de vivir con ellas. Lo que se
busca como objetivo, como asienta Víctor Guedez. No es ya del destino o porvenir de venezolano, ahora lo que queda es el
deveni-, sino de la propia supervivencia. Guedez cree que si la oscuridad y las lágrimas que tapan al Sol, los soles en este caso, también ocultan las
estrellas, únicas y posibles guías para salir del tremedal.
Recomienda la presencia, no cerrar los ojos ni para
pestañear, la apertura a la globalización,
la flexibilidad, la competitividad, la innovación, la creatividad y la Ética
para trepar la cuesta. Aconseja, parafraseando a Benjamín Franklin, que se
elija la Ética en primera instancia: Si
los corruptos conocieran las ventajas de la honestidad, serían honestos por
picardía, pues es mejor negocio ser ético.
Ninguna de las salidas examinadas resulta halagüeña, pero
con Chávez no hay vuelta atrás. He ahí nuestro trágico dilema. O como lo
simplificara Bill Clinton: La Economía,
¡imbécil!
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