Las cuentasno le salen al hombre que calculaba
La
muerte anunciada de la Asamblea Nacional
Ayer sucedió el epílogo de la crónica de una muerte anunciada el 23
de octubre de 2016, cuando cerca de un millón de caraqueños salieron a las
calles, dispuestos a entromparse por la Constitución, quedándose huérfanos del
liderazgo que los llevase hasta donde querían ir.
Las excusas sobran, mas lo peor es que, hoy, la culpa se la echan a
los manifestantes –son apáticos y
están desilusionados, los tiempos
cambiaron y nadie quiere inmolarse por
ideales–, a quienes –orgullosamente lo digo, por viejo y sin rodillas para
correr– nos llaman guerreros del teclado,
a cualesquiera otros menos a quienes son realmente responsables de esta
catástrofe política.
Se pregona por ahí que la
oposición es débil y carece de organización, y se saca como ejemplo la
puesta en escena de un evento religioso que llenó al Estadio Olímpico de
Béisbol la semana pasada –poco más de 20 mil asistentes– porque sus asistentes estaban organizados. Para ir, sí; para
difundir, no; ya que ni la convocatoria ni el contenido de la misma ha
aparecido en algún medio. En fin, otro secretito
bien guardado, en un país donde impera el secretismo.
!Up
the organization!
En 1970 Robert Townsend publicó: Up
the Organization: How to Stop the
Corporation from Stifling People and Strangling
Profits –Arriba la organización – Cómo evitar que la empresa colapse y pierda
sus beneficios –, obra que se convirtió de inmediato en un best seller global.
Townsend define a la organización como–: Grupo social compuesto por personas, tareas y administración que forman
una estructura sistemática de relaciones de interacción, tendientes a producir
bienes, servicios o normas para satisfacer las necesidades de una comunidad
dentro de un entorno, y así poder lograr el propósito distintivo que es su
misión; un sistema de actividades consciente mente coordinadas formado por dos
o más personas. Destaca Townsend que–: La
cooperación resulta esencial para la existencia de la organización; pues ésta sólo
existe si hay personas capaces de comunicarse y de actuar conjuntamente en pro
de un objetivo común.
Otros autores agregan: Organización
es un conjunto de cargos, con reglas y normas de comportamiento respetadas por
todos sus miembros, para poder ejecutar la visión empresarial […] Es la acción acto de disponer y coordinar
recursos materiales, humanos y financieros para lograr metas y objetivos. Opera
mediante normas y bases de datos dispuestas para estos propósitos […] La “gerencia del conocimiento” es la última
palabra en organización.
Preguntas
sin respuestas
No quiero molestar a mis seguidores con más doctrinas. Paso a hacer
algunas preguntas:
¿Pudo en algún momento la MUD conceptualizarse como un conjunto de cargos, con reglas y normas
de comportamiento respetadas por todos sus miembros, para poder ejecutar la
visión empresarial; o, al menos como un
grupo social compuesto por personas, tareas y administración que forman una
estructura sistemática de relaciones de interacción, tendientes a producir
bienes, servicios o normas…?
A mi entender, no. Y no, porque en ese proyecto electorero
habían numerosas estrategias, contradictorias entre ellas, carentes de un plan
o espina dorsal que les diera coherencia y consistencia; amén de intereses
ocultos, antagónicos a la satisfacción de
las necesidades de una comunidad dentro de un entorno.
Estrategias
personales y encubiertas
Algunas de las estrategias personales están a la vista. Ya lo anunció
Jorge Rodríguez, quien declaró reunirse con varios opositores, sin mencionarlos
para que el público no les cogiera tirria. Otras estrategias son encubiertas.
La más conocida es la de AD. Su jefe máximo, Henry Ramos Allup, jamás
se propuso echar a Maduro de Miraflores a como diera lugar, sino desmontar el
régimen voto a voto, comenzando por la Asamblea y siguiendo con los demás
poderes públicos hasta un grand finale
de ópera. Así lo comentó, públicamente, hasta 2 años antes del 2D del 2015. Por
lo cual la puesta en escena constitucional, pacífica y democrática anticipada
por él, ha terminado –o está a punto de hacerlo– en una grotesca farsa.
Otro menos conocida pero igualmente letal fue la de Primero Justicia.
Cualquier milico que se acercó a su dirigencia con el sano y venezolano
propósito de conspirar, terminó en las mazmorras del DIM o el Sebin, sin
carrera y –en el mejor de los casos– comiéndose el duro pan del ostracismo – el
cual, como aseverara una vez Aquiles Nazoa, es
duro y sin ostras.
Aquiles Nazoa: El pan del ostracismo es duro y sin
ostras
Personajes como el ex gobernador del Zulia y ex candidato presidencial
a en el 2005, Manuel Rosales, al parecer, condicionaron su apoyo solapado al
régimen chavomadurista a la condonación de su sentencia por peculado; Timoteo
Zambrano, a su regreso al protagonismo, recibiendo financiamiento gubernamental
para echar por tierra las denuncias que Alfredo Coronil Hartman hiciera ante el
Parlamento Brasileño sobre violación de los DDHH y corrupción en Venezuela ex
gobernador del Zulia y ex candidato a la Presidencia de la República en el
2005; Henri Falcón, a su promoción como candidato de la oposición tolerada en
las presidenciales del 2018. Esto es, al vuelo, lo que se sabe. ¿Qué será lo
demás?
Los
tiempos cambiaron y nadie se sacrifica por la Patria
Veamos las afirmaciones de que los manifestantes son apáticos y están desilusionados, que los tiempos cambiaron y nadie está dispuesto a
inmolarse por ideales. Después de un lavado de cerebro colectivo, llevado a
cabo por el régimen a través de su hegemonía comunicacional y por la oposición
tolerada y desorganizada, sería imposible que no hubiese, al menos, escepticismo; más no hacia el objetivo
básico de echar del poder a Maduro y su cúpula cívico militar narcorrupta,
cuanto antes mejor.
Si yo le pregunto a alguien: ¿Está
usted dispuesto a ir a Miraflores a que le arranquen la cabeza de un tiro?,
tendría que estar como María Antonia, loco de bola para decir sí. Pero, ni siquiera en tiempos de Jesucristo, a sus seguidores se
les captaba ofreciéndoles ser pasto de los leones en el Coliseo Romano.
La gente se moviliza con un liderazgo claro y no zigzagueante, con un
objetivo preciso y con un destino cierto. Nada tiene que ver la revolución
infotecnológica con la insatisfacción de las necesidades sentidas del
venezolano –seguridad, alimentación, salud, vivienda–, motivantes para salir a
la calle dispuesto a todo. La otra alternativa es irse del país, un camino que
millones ya emprendieron.
El
hombre que calculaba
Las cuentas no dan.
La gente que sabe de esas incomprensibles disciplinas para Maduro y
su combo como la Aritmética elemental y la
Regla de Tres, predice que, ni siquiera a US$ 120 el barril, puede el
Socialismo del Siglo XXI mantener a Cubazuela y pagar las importaciones de
alimentos y medicinas. Si el oro negro subiera a más de US$ 50, EEUU
incrementaría la producción de sus esquistos, que ronda por ese precio.
Los US$ 50 ó 60 millones que le dieron a Vollmer para elaborar ron ni
siquiera hubieran alcanzado para incrementar la productividad de Brugal durante
la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana, en una época
en la cual ese país sólo vivía de exportar alcohol y tabaco. Tampoco aumentarán
la disponibilidad de harina pre-cocida de maíz y aceite las cuatro lochas que
le regalaron al hala bolas pascuense en Expo–Venezuela, quien ya se ha
convertido en artista exclusivo de las cadenas y micros de la Ley Resorte.
La migración no es solución –como si lo fuera en Cuba en el siglo
pasado– porque 2 millones de exiliados dejaron a la isla con 5 millones de
habitantes, alimentados a posteriori por el flujo de divisas enviados a
familiares que se quedaron. En Venezuela, los 2 millones que se fueron no
pueden mantener a los 28 que están aquí todavía. Y el gobierno es tan estúpido
que aún no ha creado un mecanismo para recibir apoyo del exterior.
El hombre que calculaba asegura que
están, como nunca, las condiciones dadas; adentro y afuera. Adentro, bueno, ya
usted lo vive. Y afuera porque, con cada golpe anti democrático y anti
constitucional como el de ayer, el régimen se queda con menos dolientes en caso
de que… bueno, usted también sabe a qué me refiero.