Me parece que usted no sabe nada
Fue comandante del regimiento de combate del ejercito en 1982,
director de la Academia Militar en 1984, comandante del CUFAN en 1986 –actualmente
CEOFAN– y Comandante General del Ejército en 1989.
El
éxito tiene muchos padres; el fracaso es huérfano (John F. Kennedy)
En 1990, Peñaloza obtuvo la residencia estadounidense, y trabajó en
Nueva York como asesor de inversionistas, hasta que se mudó a Miami a comienzos
del presente siglo.
Escribió dos ensayos sobre el
régimen chavomadurista, el cual adversa frontalmente, y en declaraciones dadas
a la revista Zeta, se atribuyó un
papel estelar en las elecciones venezolanas, sobre todo las del 6D del 2015 que
ganara la oposición por amplio margen, asegurando que gracias a él se evitó el
fraude del CNE pues, de acuerdo a una metodología que desarrollara e implantara
a través de sus colaboradores en el país, se saboteó la interconexión entre el
centro informático de resultados electorales ubicado en la Plaza Venezuela de
Caracas y los manipuladores de Ramiro Valdés en La Habana.
Además, posteriormente, informó sobre un supuesto atentado del cual
había sido objeto cuando conducía su automóvil por la autopista I–95 en
Florida. Digo supuesto porque nunca
me enteré de si hubo una investigación al respecto ni cuáles fueron las
conclusiones.
Si ambos hechos son o no ciertos o no, no lo sé.
Las promesas
incumplidas
Mi impresión personal es que la derrota de Maduro fue el resultado de
múltiples causas, entre ellas la incapacidad del gobierno para detener la
corrupción, la inseguridad, la inflación y la escasez galopantes; así como las
promesas que la MUD le hiciera a los votantes en su propuesta electoral del
2015, ninguna de las cuales ha cumplido.
Entre estas últimas, exigirle al primer mandatario la comprobación
fehaciente de su nacionalidad venezolana, la presentación de la partida de
defunción de Hugo Chávez Frías, el nombramiento de los nuevos magistrados para
el CNE y el TSJ –que ni siquiera intentó–, el liderazgo de calle para dirigir a
las masas hacia destinos importantes y tomar objetivos concretos, la
persecución implacable de la corrupción y los corruptos, el referendo
revocatorio y las elecciones para alcaldes y gobernadores dentro de su correspondiente
período constitucional.
Como sostiene el analista Alfredo Weil y a diferencia de Donald
Trump, quien ha cumplido todas las promesas que le valieron el voto de los rednecks en EEUU –o por
lo menos intenta tenazmente hacerlo–, la labor de la AN ha sido lamentablemente
estéril al respecto –aunque sus representantes aseguran haber cumplido con su trabajo–, y la actitud de los políticos en la
trampa jaula del diálogo montada por Zapatero, los Tres Chiflados de la Unasur y el enviado papal; es causa eficiente
del rechazo in crescendo de más de 11 millones de venezolanos que les apoyaron
y firmaron un cheque en blanco el 6D.
Bailando el son
habanero, como Allende
Entre las verdades que sostiene la oposición tolerada es que no
puede haber democracia sin partidos ni cambio político sin unidad. Mas tampoco
es posible que los partidos bailen al son habanero impuesto por los amos del
poder de un régimen al cual sólo ahora, comienzan tímidamente a calificar de dictadura; ni que la unidad pretenda ser
impuesta desde la cúpula hasta la base, de arriba hacia abajo, y no en base al
consenso mayoritario de la población, sino ejecutando las órdenes de un tal General Consenso.
Vargas Llosa no
cree en el comunismo, el Foro de Sao Paulo ni en la yidah
Es en base a esta realidad objetiva y no a cuentos de pajaritas
preñadas que un grupo de venezolanos ilustres se abocó a crear GANA, un movimiento
de integración nacional para personas y organizaciones, independientemente de
sus currículos y tamaños, enfocado en la salvación nacional. Se dice fácil eso
de salvar al país, mas es una tarea que impone inmensos sacrificios.
El primero de ellos es vencer el ruido
comunicacional generado por múltiples fuentes, incluso por individuos como
el Premio Nobel Mario Vargas Llosa, quien desestima la influencia comunista entre los presidentes del Foro de Sao Paulo y,
quizás veladamente, hasta la existencia misma de una organización semejante,
cuyo objetivo primordial es rescatar los postulados de la Revolución
Tricontinental fracasada en el Siglo XX, no sólo merced a los desaciertos
estratégicos del Che Guevara y la caída de la URSS, sino, asimismo, por el papel
de pensadores como Nelson Mandela quien, después que Fidel le ayudara a hacer
el trabajo sucio en Sudáfrica, se lo
agradeció con un apretón de manos, le dio la espalda para siempre al odio y
abrazó la libertad, la democracia y la economía como pilares de su nueva
república.
Vargas Llosa niega también la restauración de la yidah –o guerra
santa del Islam contra como la razón de
ser del terrorismo actual de Isis y Al Quaeda– t se lo atribuye a los nacionalismos. Haría bien Vargas Llosa,
mientras Londres –uno de sus destinos favoritos– llora a los muertos y heridos
del acto nacionalista de ayer, en leer a Arturo Pérez Reverte–:
Todo se repite, como se repite la
Historia desde los tiempos de los turcos, Constantinopla y las Cruzadas.
Incluso desde las Termopilas. Como se repitió en aquel Irán, donde los incautos
de allí y los imbéciles de aquí aplaudían la caída del Shá y la llegada del
libertador Jomeini y sus ayatolás. Como se repitió en el babeo indiscriminado
ante las diversas primaveras árabes, que al final -sorpresa para los idiotas
profesionales- resultaron ser preludios de muy negros inviernos. Inviernos que
son de esperar, por otra parte, cuando las palabras libertad y democracia,
conceptos occidentales que nuestra ignorancia nos hace creer exportables en
frío, por las buenas, fiadas a la bondad del corazón humano, acaban siendo
administradas por curas, imanes, sacerdotes o como queramos llamarlos,
fanáticos con turbante o sin él, que tarde o temprano hacen verdad de nuevo,
entre sus también fanáticos feligreses, lo que escribió el barón Holbach en el
siglo XVIII: «Cuando los hombres creen no temer más que a su dios, no se
detienen en general ante nada».
Para Vargas Llosa, imbuido como mucha gente inteligente –entre ellos
mi primo Manuel Antonio– que el comunismo es algo del pasado y de intelectuales
famosos –como lo fueran en Venezuela Héctor Mujica, Gustavo Machado y Aquiles
Nazoa–, se olvidan de Ramón Mercader, el asesino de Joseph Stalin que ejecutó a
León Trotsky de la manera más abominable y sanguinaria. El espíritu de esa
bestia salvaje esta presente en los colectivos paramilitares, los pranes y sobre
todo en los ramoncitos menores de 10
años que siguen la carrera de sicarios en Sabana Grande, matando policías a
puñaladas. En fin, a todos esos criminales
aupados, armados y protegidos por el chavo madurismo… eso sí, siempre que no vayan
más allá de la raya amarilla.
Pero, regresando al general Peñaloza y a su aseveración de que GANA
ha sido creada a imagen y semejanza de MUD, quisiera responderle con un dicho
muy conocido de Sócrates–: Sólo sé que no
sé nada. Imagino que el general tachirense, por híper autoestima o en
virtud de su formación como ingeniero, cree sabérselas todas. Pero no es
cierto.
Los propósitos
fallidos de la oposición venezolana
La MUD, igual que la Coordinadora Democrática, se construyó con un
propósito electoral muy claro: realizar un revocatorio para sacar al primer
magistrado de Miraflores. En ninguno de los dos casos, ni con Chávez ni con
Maduro, los objetivos se lograron.
La estructura de GANA se ha planificado para captar a los componentes
meteorizados de la verdadera oposición al régimen, para recibir a la hierba
buena, barriendo la hojarasca y la maleza. La planificación –que no es otra
cosa que renunciar al azar en beneficio de la probabilidad–, establece metas y
objetivos, misión y visión, problemas y oportunidades. Me imagino, mi general,
que usted sabe tanto como yo de eso. Para GANA lo primero es salir de Maduro y
su cúpula cívico militar narcorrupta, lo segundo re-institucionalizar al país, después
lo demás. O, como bien dijera un colega suyo español frente al secesionismo
catalán–: Primero está la Patria, después
la Monarquía, la República y la Democracia.
Por eso, amigo Peñaloza, permítame recordarle la respuesta de la
pitonisa de Delfos, respondiendo a la pregunta, ¿Quién es el hombre más sabio de Grecia?: Sócrates. Por eso, con el mayor respeto, me parece que usted no
sabe nada. Ni yo tampoco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario