El Día D
No, no se trata del Día D
que relata el desembarco en Normandía y el principio del final del Tercer
Reich. Hablo del domingo pasado, que en lugar de haberse celebrado en Venezuela
el Día de la Madre, lo que hubo fue
el Día del Desmadre. Lo digo por las
mamás de las bajas de la horrorosa represión desatada por los sicarios Maduro
contra los marchistas que se oponen a los designios del futuro de hambre,
miseria y dolor trazados en La Habana por Raúl y Ramiro, con la conchupancia de
Nicolás y Vladimir.
Mientras, en un partido de los Astros de Houston y los Yanquis de Nueva York, los jugadores
usaban bates, guardacamisas e logotipos color rosado en honor a las madres, en
Venezuela lo único rosado era el agua que lavaba la sangre de los muertos en la
manifestaciones de mes y medio. Víctimas que ni siquiera tienen reclamo, pues
según el Ministro de la Defensa, a todos los baleados les disparan encapuchados de la MUD con rifles de largo alcance. Si
alguien se atreviera a cuestionarle–: ¿…
Y de dónde los sacan? Apuesto doble contra sencillo que responderá: El Imperio… ¿quién más? Por que es esa
la característica del régimen narco–comunista, la mentira vil, en el detalle y
en lo macro, en el día a día.
Una conspiración horrorosa de la cual apenas ahora Occidente se
apercibe, dados los cuantiosos fondos que el dueto Chávez–Maduro ha gastado en
propaganda global para potenciar la hegemonía mediática que aquí montaron.
Hay centenares de casos, pero entre los más escandalosos se cuentan los
de Dany Glove, actor hollywoodense en decadencia a quien se le dieron US$ 18
millones para realizar una película que nunca filmó; Ignacio Ramonet[1]
y su pasquín Le Monde Diplomatique, quien ganó millones subvencionado
por Chávez; Pastor Maldonado, el piloto
de Formula 1 que no ganó una pero chocó en todas, y; la publicista brasileña
Mónica Moura, a quien Maduro le pagó 11 millones de dólares en efectivo para la
reelección de Hugo Chávez en 2012[2].
Habría que incluir también al entrenamiento de los líderes y la financiación de
la campaña del partido Podemos en
España.
Por olfato se sabe que el régimen está tan hundido como lo estuvo el Titanic al chocar con el iceberg. Y la
mayor evidencia es que las ratas están saltando por la borda. No todas, aún
muchas raspan la olla. Como los dueños de los alijos de coca que no pudieron
coronar en Canarias, y fueron detectados en dos buques, un carguero ecuatoriano
y un pesquero venezolano. En ambos, fueron halladas y decomisadas casi 10 TM de la
droga, estando los puertos de origen ubicados en Venezuela.
Muchos artistas y deportistas aprovechan cualquiera de los eventos en
los cuales participan para manifestar su repulsa al desgobierno. Entre los
últimos, Dudamel, no porque la Sinfónica de Los Ángeles se lo haya expresamente
solicitado –como los vociferan los nuevos opináticos amarillistas de las redes
sociales–, sino porque el músico no tiene un átomo de pendejo.
Y es que sabe o intuye que los primeros en pagar el pato al caer un
régimen como éste son los intelectuales.
Así pasó en Francia, en dos ocasiones, al aceptar pasiva y generalizadmente del terror como sistema de
gobierno. Sucedió tras la Revolución Francesa. Y volvió a ocurrir durante la II
Guerra Mundial –con el secreto y casi generalizado goce de la mayoría de la población
por el destierro de los judíos, los dueños de los cobres, un trabajo sucio a
cargo del invasor nazi.
Louis Ferdinand Céline fue uno de los escritores que mejor anticipó la
postración generalizada en la ocupación–: Yo
conocía un poco a los alemanes. Había hablado un su idioma... juntos íbamos a
manosear, después de las clases, a las muchachas... y a disparar con una
pistola de juguete [...] Pero de eso
a ahora, a partirnos el pecho sin decir ni siquiera unas palabras antes de
comenzar, hay una gran diferencia, y hasta un abismo de diferencia [...] En resumidas cuentas, la guerra era todo lo que no podía entender. Y
eso no podía continuar [...] Mis sentimientos no habían cambiado nunca al
tratarse de los alemanes. A pesar de todo, yo tenía una especie de deseo de
atreverme a comprender su brutalidad, pero más aún sentía la necesidad de irme
lejos, al infinito, dándome cuenta súbitamente que todo aquello era algo así
como el efecto de un error formidable.
En medio de tanta complacencia, sólo pocas voces disidentes se alzaron
contra el fascismo: las de los comunistas, organizadores principales de la
resistencia, a quienes el III Reich les auguraba un negro futuro, mano a mano
con los hijos de Israel y en sus mismos campos de exterminio; las de algunos
sacerdotes y religiosas católicos quienes, en abierta rebelión contra Pío XII, quienes
hicieron causa común con sus hermanos hebreos, ocultándolos en monasterios y
escuelas y amparándolos bajo falsas identidades; la de Charles De Gaulle, quien
vio en la caída de Francia la confirmación de sus peores predicciones.
Sin embargo, a quienes más se persiguió, humilló y denostó
públicamente no fue a los políticos colaboracionistas, sino a los escritores como Céline y Vintila
Horia –autor de uno de los alegatos más dramáticos contra el ostracismo–,
actrices como Jeanne Moreau y periodistas como Jack Regis Etievan, locutor de Ici París, que se vio obligado a expatriarse
a Venezuela por sus desencuentros con Jean-Paul Sartre. Al final, las imágenes
de la liberación de París lucirían como el gran bochinche, como si los
franceses no supiesen más que hacer bochinche.
Y esto es algo que me preocupa en demasía, que todo vaya a terminar
en una mascarada gigantesca, dándole ocasión y tiempo a los malandros a que se
pongan a buen resguardo con sus dineros mal habidos.
Por eso, no hubo nada que celebrar el pasado domingo, el Día del
Desmadre.
[1] Pese a que Ramonet nació en
Pontevedra y es Doctor Honoris Causa de la Universidad de Santiago de
Compostela, considera discriminatorio que le llamen gallego, tal como lo manifestó a la prensa venezolana durante una
de sus visitas al país. Valdría la pena
ahondar dentro de la psicopatología del franchute reencauchado, miembro
fundador del Foro de Sao Paulo y vehemente defensor de Chávez, pues no conozco
a ningún gallego que se avergüence de serlo y, antes bien, no se ufane de su
gentilicio y lo exprese a viva voz, en sus asociaciones civiles, competiciones
deportivas y fiestas patronales, acrisoladas ya a la cultura venezolana.
[2] La publicista brasileña Mónica
Moura, responsable con su marido de varias campañas electorales en América
Latina, aseguró que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, le pagó US$ 11
millones en efectivono declarados para la campaña electoral para la reelección
de Hugo Chávez en 2012. Ella declaró estos datos como inculpada ante la
Fiscalía brasileña, con la cual había pactado pactó revelar los pagos ilícitos
recibidos por él y su marido, Joao Santana, para obtener una rebaja en la
condena de ocho años a la que fueron sentenciados el año pasado por corrupción
y lavado de dinero. Según la delación, cuyo contenido fue divulgado hoy por la
Justicia brasileña y que consta de pruebas y detalles, Moura aseguró que
Maduro, en la época canciller, le entregó en persona el dinero en Cancillería
venezolana, y le quedó debiendo otros US$ 15 millones por la campaña electoral,
aunque el dinero nunca fue pagado; pero, que recibió otros US$ 9 millones de constructoras brasileñas con
negocios en Venezuela para la campaña de Chávez a la reelección.
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