Insurrección y organización
Repito hoy lo que ayer publiqué vía watsup, adicionándole algún
material interesante. Lo hago porque, como dice mi amiga Julieta, los blog son para los viejos, aunque tampoco los
fans de las redes sociales parecieran tener paciencia para leer más de 140
caracteres, aunque el mundo vaya mucho más allá de esa estúpida y limitada
cifra. Así es que, quien quiera leer, que lo haga; y el que no que se quede con
su limitada misión y visión del acontecer.
Así como no puede haber un liderazgo naïve, que surja de la propia rebelión de
calle, tampoco puede haber una insurrección desordenada, sobre todo si el
enemigo está súper organizado y, además, posee mayores recursos para la pelea.
El régimen juega a que los marchistas se cansen y vuelvan a sus labores
cotidianas. En colegios que antes ocupaban los hijos de la clase dirigente de
la IV República y ahora han sido colmados por los de la nueva narco–clase, la
familias se niegan a pagar sus mensualidades atrasadas, porque no quieren
pagarle a los maestros para que vayan a marchar en contra de Maduro. Además,
las madres de los educandos se han convertido en espías, que van, libreta en
mano, a chequear que educador va y quien no va, para entregarle la lista al
comisario político a quien le tocará actuar. Y éste es sólo un pequeño ejemplo
de la estructura sobre la cual se basa
el poder del castro–chavismo.
Lo difícil del momento
"No pasarán" – dicen los esbirros del régimen
Robert Giles publicó, recientemente, lo que sigue–: No cabe duda que Venezuela vive el momento
más decisivo y definitorio de su historia republicana. Ha vuelto sobre nosotros
el tiempo en que el pueblo debe plantarle la cara a su destino. Nada inédito.
En el pasado nuestros muertos ya lo hicieron y, en medio de las más crudas
contiendas, fueron dejándonos este país que es el todo de nuestras vidas, pese
a esa infortunada secuencia de los violentos atavismos que desencadenaron
nuestras revoluciones desde 1810 hasta hoy. Nuestra historia no es un hecho
vacío, no se realizó nunca en vano. Al final la carga que toda historia tiene
se acumula y nos permite sobreponernos a la catástrofe que profetiza el colapso
trágico, se ha despertado y lo constatamos en la heroica, muy heroica,
resistencia que viven nuestras calles…
Venezuela enfrenta una hegemonía mediática casi total. Cada vez que
el canal televisivo le dedica una pequeña porción de espacio a algún miembro de
la oposición tolerada, Maduro mete una cadena nacional. Además –y esto pasa en
los últimos días– el periódico El
Nacional ha sido excluido de la lectura diaria de la prensa.
En un editorial de El Nuevo
Siglo de Bogotá, fechado el 5 de los corrientes, se resume uno de los
tantos shows del régimen así–: Maduro, en
su calidad de dictador grotesco, deja perpleja a la audiencia en cuanto en la
cercanía de Miraflores, rodeado de empleados públicos y agitadores pagos,
mientras sus esbirros golpean a los opositores e incluso les causan la muerte,
se muestra bailando, moviendo las caderas como si estuviese en una feria. ¿Cómo
puede entenderse algo así mientras el pueblo es maltratado a mansalva por
tanquetas y elementos armados y enmascarados? ¿No le duelen a Maduro los
muertos y heridos, los jóvenes que como el violinista Armando Cañizares han
sido vilmente asesinados?
Obviamente, querido colega editorialista, los opositores muertos le
saben a mierda a Maduro. Igual que al resto de los que, ahora, no pueden ser
llamados comunistas, pues se ofende a
Mario Vargas Llosa, quien jura que todos ellos yacen enterrados bajo las ruinas
del Muro de Berlín.
Urge un cambio en la estrategia
Y éste es otro punto que los manifestantes no entienden, la necesidad
imperiosa e inminente de lanzar una estrategia, donde la astucia prive sobre el
coraje, antes de que la llama iniciada hace un mes se extinga. Lo que preocupa
enormemente a Elinor Montes, quien en su blog escribió un artículo intitulado Urge
un cambio en la estrategia (06/05/17) asegura–: Atacada así la gente por todos los flancos toca a la dirigencia
establecer una nueva estrategia adecuada no a una lucha política convencional
sino a una realidad de guerra de exterminio contra la disidencia que tiene el
derecho y el deber de defenderse, de luchar por su libertad y solicitar ayuda
internacional porque estamos hablando del enfrentamiento de un Estado
totalitario que usa con saña el armamento que dispone contra una población
civil indefensa que sale a manifestar pacíficamente con escudos de plástico,
pañuelos impregnados de agua con antiácido y bicarbonato de sodio, pancartas y
banderas.
Elinor Montes,
atropellada en la Ave. Libertador
El arte de la guerra según Sun Tzu
Cuando se habla de estrategia hay que referirse a la estrategia militar, del griego stratigos o strategos, que literalmente significa liderazgo del ejército, y se
refiere a la planificación general utilizado por las organizaciones para
alcanzar los objetivos fijados. El líder o estratega debe tener la seguridad de
explotar la situación en su provecho, según lo manden las circunstancias; por
lo cual no debe estar vinculado a procedimientos determinados. Así lo aclara Sun
Tzu en El arte de la guerra.
El propósito de la estrategia es llevar a las tropas al campo de
batalla. Es una de las tres facetas del Arte
de la guerra. Las otras dos son la táctica,
o ejecución precisa de la planificación y las maniobras previstas; y la logística, destinada a abastecer a los
combatientes y asegurar su disponibilidad y capacidad para la lucha.
Algunas pistas sobre la estrategia militar suelen hallarse en los
refranes populares:
El que pega primero, pega dos
veces
Al enemigo que huye, puente de
plata
No poner toda la carne en el
asador
La unión hace la fuerza
Divide y vencerás.
Muchos entendidos repiten como loros que Sudáfrica se liberó del apartheid pacifica, democrática y electoralmente;
que la India se independizó de igual manera; y que algo parecido ocurrió en
Polonia con Lech Wałęsa. No quiero
repetir lo que ya he publicado en blogs anteriores, o lo escrito por mi tocayo
Luis Betancourt. Son viles mentiras, ni siquiera excusables por ignorancia. Las
elecciones en esos tres países fueron los capítulos finales de procesos
históricos largos, cruentos y dolorosos.
La muerte de Cañizares conmovió al mundo, y puso a Dudable contra Maduro
Además de estrategia, la oposición que realmente quiere salir de
Maduro –hay una que, definitivamente no lo quiere– tiene que desarrollar las
habilidades de inteligencia y contrainteligencia. La primera, para acopiar y
preseleccionar información que pueda emplearse contra el adversario; la
segunda, para usarla. La inteligencia cubana del G2 funciona tan bien que hasta
convencieron a Leopoldo Castillo y Miguel Henrique Otero sobre la muerte de
Leopoldo López. Hasta el papá del preso político más famoso de Venezuela
expresó, desde Madrid, su gran preocupación sobre la salud y locación de su
hijo.
Finalmente, hay que estudiar los lineamientos establecidos por Lev
Davídovich Bronstein, más conocido como León Trotsky (1879–1940), político y
teórico revolucionario soviético, protagonista de la revolución bolchevique en
Rusia en 1917, asesinado en México con un zapapico por Ramón Mercader, sicario
de Stalin. No necesariamente para aplicarlos aquí y ahora, sino para
entenderlos y tomar de ellos lo que fuere útil a la planificación. Y hasta para
anularlos, si fuere el caso.
Trotsky concibió el desarrollo de su Guerra revolucionaria en cinco etapas:
1. Agitación y propaganda o,
sencillamente, agit-prop. Su
contenido y forma, estrictamente políticos, se caracterizan por la oposición
legal y la promoción pública.
2. Subversión. Aquí el objetivo perseguido es generar
un clima pre–revolucionario mediante desórdenes callejeros, manifestaciones
gremiales, huelgas y sabotajes; cuyas convocatorias y resultados son
amplificados por la propaganda. De este manera, se siembra el caos y el
escepticismo entre los adversarios, provocando con ello su desunión,
desmoralización y derrota. Hito vital en esta fase es desorganizar los
servicios públicos, responsabilizando al
sistema por su ineficacia. Para
lograrlo, son infiltrados por agentes encubiertos quienes, simulando
lealtad al régimen, se dedican a sabotearlos casi a diario. Otra modalidad
subversiva consiste en aprovechar cualquier contingencia para formar un
gobierno transitorio, de esos llamados de unidad
nacional, dentro del cual se permita a los militantes claros o a los simpatizantes identificados con la causa acceder a
los puestos claves y entronizarse en ellos.
3. Guerrilla. La organización es lo suficientemente
fuerte para atacar a los cuerpos de seguridad del Estado y a las tropas
regulares, con atentados, emboscadas, golpes de mano, partisanos en el campo,
sabotajes y terrorismo urbano. Aunque estas tentativas no mellen la moral del
Ejército, al desmoralizar al poder
constituido, contribuyen a la victoria final.
4. Insurrección. Al contar los rebeldes con áreas
suficientemente grandes para usarlas como santuarios,
instalan en ellas un gobierno de apariencia legal, el cual les procura
relaciones y prestigio internacionales; crean un ejército regular y comienzan a
manipular a la población residente, política e ideológicamente.
5. Contraofensiva general, que se inicia
cuando el adversario se encuentra físicamente agotado y moralmente perdido.
Hay dos
preguntas básicas que el abogado Juan Manuel Rafalli le responde a Valentina
Lares Martiz, corresponsal de El Tiempo
de Bogotá en Caracas sobre la vialidad y factibilidad de la prostituyente planteada por el régimen:
P: ¿Qué opina de que el
gobierno diga que extiende la propuesta de constituyente como una instancia de
diálogo?
R: Ninguna constituyente en el
mundo está hecha con esa finalidad, ninguna tiene por objeto salir de un
proceso que se puede resolver con una elección común. Los mecanismos de diálogo
son otros, incluyendo las elecciones ordinarias. El único objeto que puede
tener una constituyente es transformar el Estado y generar un nuevo orden
jurídico, y ellos están planteando siete puntos, entre ellos meter en la
Constitución programas sociales que dependen de leyes y de la administración
pública.
P: ¿También está el objetivo de
“contener la violencia política”; otro es “recuperar el principio de
cooperación entre poderes” y otro, “mejorar el sistema económico”…?
R: Para eso no se tiene que
refundar el Estado, lo que se tiene es que cumplir la Constitución actual.
Ahora bien, para captar el panorama general, los problemas y las
oportunidades que Venezuela tiene de salir de este tremedal, hay que dejar a un
lado el bochinche –como calificara el
generalísimo Francisco de Miranda a la actitud que llevó a los patriotas a
perder la I República–, y actuar consciente y estratégicamente; ya que sin organización
no hay insurrección.
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