Salvar al cambio de su inmediatez
La frase anterior, original de Honoré Gabriel Riquetti –Conde de
Mirabeau-, notable político y estadista, fue expresada durante los turbulentos
días de la Revolución Francesa, y describe a la perfección el reto fundamental que ahora está planteado en Venezuela.
Mirabeau aseveraba entonces: El despotismo es una manera de ser, horrenda y convulsiva. El deber, el
interés y el honor ordenan resistir a las órdenes arbitrarias del monarca, y de
arrancarle el poder con cuyo abuso puede destruir la libertad, si no existen
recursos para salvarla […] El monarca es un asalariado, y quien paga tiene el
derecho de despedir al que es pagado.
Todo proceso que irrumpe bruscamente en la escena,
plantea la misma disyuntiva.
En nuestro caso, hay que añadir numerosos agravantes.
La urgencia, la perentoriedad, la impaciencia parecieran acompañarle en su venida al mundo, y
convertirse en su signo dominantes, que en buena medida lo es.
Empero, tales presiones no deben apartar del
propósito de alcanzar una solución duradera y no un mero paliativo. No puede haber margen de error en lo se haga, se prohíbe fallar y debe acertarse en el blanco. No hay dudas.
En primer lugar, hay que aceptar ninguna
salida negociada lleva a alguna parte, excepto a darle más tiempo al enemigo
para continuar con su labor destructiva y depredadora.
Eliminar la opción reactiva de elegir a ciertos
funcionarios, haciendo abstracción del entorno en el cual estamos, caracterizado por una anarquía económica-social sin precedentes
y una desnaturalización cultural de nuestra esencia histórica, obligan a
ser proactivos, y no, como es ya costumbre, creer que los comicios son la
mejor o única alternativa para salvar a la República.
En el mejor de los casos, esa llamada evolución
pacífica y democrática no haría otra cosa prolongar la agonía de un sistema ya fracasado hacia su colapso
definitivo, agravando, complicando y dificultando el rescate.
La mentira y el
fraude como políticas de gobierno
Asimismo, nos enfrentamos a la mentira y el fraude
sistemáticos como políticas oficiales, propagados durante las 24 horas de los
365 ó 366 días del año, a través de 6 cadenas de televisión de cobertura
nacional, más de 500 radioemisoras y un número incontable de estaciones
comunitarias, para un total de 84 mil 400 minutos ó 5 millones 184 mil segundos
diarios de desinformación, a los cuales habría que añadir miles de hectómetros
cuadrados de escritos apologéticos al régimen, impresos también de manera
cotidiana sobre toneladas de papel.
Es ésta la hegemonía comunicacional, fortalecida además con la represión normativa contra las libertades de expresión e información, aprobada por legisladores complacientes gasta el 2014, las decisiones
sesgadas del Poder Judicial y Conatel sobre los medios aún independientes y las
acciones violentas de los paramilitares contra éstos y sus trabajadores; denunciados hasta la saciedad ante la justicia
ordinaria, los gremios internacionales y los organismos multilaterales, sin que
hasta ahora haya existido algo más contundente que expresiones de simpatía.
Los estrategas del régimen parten del sofisma que una mentira, mil veces repetida se convierte en verdad, según la prédica de Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de Hitler. Creen los pupilos
del pérfido nazi poder capturar y mantener bajo su yugo mental a la mayoría de
los electores venezolanos, a quienes consideran imbéciles, idiotas o mentecatos.
Lo cierto es que, por saturación, ignorancia del presentador y pobreza de contenidos de sus mensajes
cloacales, aún los venezolanos de menores recursos les han vuelto las
espaldas, y las pruebas más contundentes se dieron el domingo 16 de los
corrientes en el referéndum no vinculante pero sí aplastante, sobre todo en las
barriadas populares.
El gobierno ha mentido, con singular descaro y
cinismo. Al desestimar las denuncias de todas las autoridades que
saltaron la talanquera, proceso que iniciara el Magistrado Eladio Aponte
Aponte y cuya más reciente pero no único ejemplo ha sido la Fiscal
General de la República, Luisa Ortega. Ambos fueron calificados de traidores a la Patria al servicio del Imperio- El régimen ha organizado mítines para defender a los denunciados por narco–corrupción y terrorismo
yidahista –cuyos delitos no niegan, como sucede con el VP Ejecutivo, que goza de ambas calificaciones según la CIA y la DEA–, y
emprendiéndola contra los periodistas que desempeñan arduamente sus labores en los ciento
y pico de días de la represión madurista.
El manejo de la mentira, de las medias verdades, la
apología y el silencio han sido las características del chavo–madurismo. Por ejemplo, al
anunciar los resultados finales de los comicios desde el 2004; al atribuir supuestas
culpabilidades en el homicidio del Fiscal Danilo Anderson; al imputarle a una
supuesta guerra económica de la derecha fascista y el Imperio a la falta de
alimentos, medicinas y seguridad en el país; al cargarle las víctimas a los
centenares de miles de muchachos quienes, con sus heroicos esfuerzos, han
puesto de rodillas al procónsul de Castro en Venezuela y obligado a Santos, el
otro procónsul, a viajar a Cuba a solicitarle al Führer del Foro de Sao Paulo
que interceda para impedir la ola de refugiados que recibiría Colombia si se da
la Prostituyente .
La reconstrucción de la Patria
Se nos pide, a gritos y con máxima prioridad, tomar
el poder. Lograrlo requiere –como cuando se preparara una tortilla– romper huevos, con buen pulso y sin vacilaciones. Lo cual implica, además, desmontar el parapeto comunista y echar los
cimientos para reconstruir a la República, partiendo de que el daño
sufrido ético, económico y social ha sido profundo.
El nuevo mensaje o qué decir sería: No creamos esta emergencia. La
detuvimos, para
devolverle al ciudadano su papel como rector de su propio destino, su derecho a
ser respetado individual y colectivamente.
El cómo decirlo exige:
- Detectar, neutralizar y anular a los paramilitares creados por el régimen, así como identificar, derrotar y expatriar a los grupos armados extranjeros que actúan como ejércitos de ocupación.
- Asegurar la prestación de servicios públicos esenciales: Alimentación, salud. seguridad personal, trabajo y sus frutos.
- Impedir nuevos saltos al vacío, como el dado en 1998, cuando fue electo quien, prevaliéndose de las propias deficiencias del sistema democrático-constitucional, pudo destruirlo y envilecerlo desde su mismo interior.
- Reformar a fondo las instituciones, pasa desmontar la absurda e inviable macrocefalia presidencialista,existente en el régimen que hoy padecemos.
Sin exculpar a quienes no lo merecen, los vientos de
ayer nos trajeron a las tormentas hoy, concretadas bajo la forma de un
gobierno unipersonal, autoritario, monocrático y a un Estado cuya voracidad de
poder y absorción de insumos se desborda
por doquier.
La reconstrucción de Venezuela, una tarea vital y
urgente, presupone el establecimiento de un nuevo estatuto político tan pronto se
den las condiciones adecuadas para lanzarlo.
Dado que nuestra crisis es estructural y no
coyuntural, esto es, un proceso que corroe a la soberanía nacional y las
instituciones básicas del andamiaje económico, político y social de la nación,
y no un deterioro puntual de alguno o algunos de sus componentes, no es funcional
volver a las andadas, ensayando y probando recetas más o menos novedosas,
tomadas al calor de la inmediatez.
Aquí está totalmente fuera de lugar la frase más famosa
de la telenovela Por esas calles: Como vaya viniendo vamos viendo; pues
no se permite fallar, hay que dar en el blanco.
Objetivo también prioritario de la transición es concertar
a los mejores talentos del país para poder regresar plenamente al estado de derecho y
la democracia. Dicho grupo tendrá, empero, que ceñirse a algunos
valores esenciales, que hoy se han transformado además en necesidades sentidas de la población y que, por
lo tanto, son irrenunciables en un Estado genuinamente democrático.
De manera
enunciativa, ellos son:
- Descentralizar administrativa y funcionalmente al Estado, en todos los ámbitos del quehacer regional, con la visión cierta de que la Provincia es la Patria.
- Separar efectivamente a los Poderes Públicos.
- Redefinir con precisión las atribuciones de cada poder, partiendo de la concepción que el Ejecutivo debe limitarse a sus funciones esenciales: orden público y seguridad del Estado, educación, salud, seguridad alimentaria y política exterior. No debe confundirse a la política internacional con la organización y funcionamiento de la Cancillería, cuyo servicio ser altamente profesional, y sus funcionarios cuidadosamente seleccionados, estar al margen de cualquier interés partidista o apartado de la visión de país como una concepción holística.
- Recuperar el control de los Registros, Notarías, Identificación e Inteligencia , así como la Educación y la Salud, hoy en manos del G2 y otros burócratas de Cuba.
- Expatriar a todos los cubanos que ocupan cargos en la actual administración a su país de origen o a los destinos que elijan, pero fuera de Venezuela. Igual para con los iraníes y ciudadanos de otras nacionalidades, cuyas actividades están reservadas exclusivamente para los venezolanos.
- Establecer la no reelección absoluta para todos los cargos electivos, con la excepción del Presidente de la República, que contará con una sola oportunidad de ser reelecto si su período se reduce de 6 a 4 años.
- Inhabilitar a las organizaciones y partidos políticos cuyos militantes hayan incurrido en delitos como traición a la patria, cohecho y corrupción, y otros de la misma naturaleza que figuran en el contexto legal, con el conocimiento y consentimiento de los dirigentes de dichas toldas.
- Prever el financiamiento para de los partidos políticos que se acojan a las nuevas reglas del juego democrático.
- Reorganizar al CNE, eliminando sus vicios y publicando el padrón de electores para que todos los ciudadanos puedan constatar su propia legitimidad.
- Crear el marco constitucional adecuado para atender a la crisis humanitaria.
- Promover y animar el renacimiento y fortalecimiento del aparato productivo nacional, y atraer s inversores foráneos.
- Garantizar la estabilidad laboral e incrementar sustancialmente la generación de empleos de calidad, y un esquema que aúpe mayor producción y productividad.
- Recuperar los 98 mil Km de la vialidad en el país, terminar las obras públicas pendientes de mayor relevancia y generar políticas para que todas las poblaciones mantengan sus servicios públicos en óptimas condiciones.
- Promover programas que a la vez sirvan para mejorar el entorno y abrir inmediatas fuentes de trabajo a los venezolanos, como por ejemplo la marina mercante, la aeronáutica civil, el reciclaje de la basura y su aprovechamiento industrial y el turismo familiar y de aventura.
- Elaborar una metodología impositiva flexible y anti-inflacionaria, canalizadora de las ganancias del inversionista hacia la reinversión.
- Devolverle a sus legítimos dueños y concesionarios los bienes muebles e inmuebles y derechos de explotación que poseían de buena fe. Esta medida no sólo se aplicará a los banqueros, propietarios de medios radioeléctricos, sino se hará extensiva a todos los venezolanos, sin distinciones, víctimas de la voracidad comunista del régimen, comenzando por los familiares del mártir Franklin Brito quien, como lo hiciera Jesús de Nazaret hace casi 3 milenios, se sacrificó para salvar a sus semejantes.
- Proteger el buen nombre de la persona natural y jurídica como máximo valor social. Defenderlo, evitando y penalizando la alegre proliferación de la calumnia, moneda corriente entre nosotros.
- Actuar con rapidez, firmeza y contundencia en los casos de corrupción probada, tangible e indubitable, sin caer en el pecado casuístico de legislar cerrándole el paso al opositor ideológico –casi con nombre y apellido, como ocurrió en 1961- y la aberración de jerarquizar penas por delitos contra la cosa pública según vayan a ser aplicadas contra el amigo o enemigo: más ladrón, menos ladrón. Condicionar así la sanción es convertirse en cómplice del delito, quitarle peso moral a una imputación que debe preservar a la sociedad de los deshonestos, por simpáticos, carismáticos o picos de oro que fueren. Quien sea condenado no puede volver a ser elegido ni desempeñar función pública alguna.
Este trabajo fundamental de rediseño del Estado, no
puede detener la perentoria y urgente necesidad de salvar al cuerpo social.
Ambas acciones tienen que ser paralelas
y concomitantes al salvamento colectivo que asuma la transición.
Hay que trabajar sin descanso, pero sin cansancio, simplificando programas y cronogramas muy
complejos, en 3 frentes prioritarios
Frente socio-político
Integrar un gobierno de transición es un proyecto
laborioso y prolijo, mas no imposible ni ilusorio. No se trata de reclutar sólo a superdotados, aplicando
algún test de inteligencia, sino de convocar a los venezolanos de corazón, aquéllos
que privilegian los valores éticos como marco de vida, y que, asimismo, han
demostrado su eficiencia, eficacia y efectividad conforme según sus hojas de
vida. A ellos se les pide una sola ambición, la más grande, hacer historia.
Este frente socio-político deberá encarar un aspecto
en el cual han sido lamentablemente ineficaces, hasta los mejores gobiernos de
la democracia civil. Más que vender la
imagen de un gobierno, su misión es vincularse con el sentimiento popular o
pathos,
para incorporar a todos los venezolanos en el esfuerzo más heroico históricamente
hablando: la recuperación de nuestra soberanía plena, de nuestra prosperidad y
de nuestra nacionalidad.
La organización de la Junta de Transición incluye al
Presidente y Comandante en Jefe de la FFAA y 5 vice presidentes, 3 civiles y 2
militares.
El Presidente será responsable a acción del Frente Socio-político.
El frente económico
Dado que la deuda pública supera los US$ 300 millardos, y que las reservas
internacionales no siquiera alcanzan para pagar tres meses de los alimentos y medicinas que importamos, el gobierno de transición está obligado a
tomar medidas draconianas para garantizar la supervivencia de la nación.
La primera de ellas
es declarar una moratoria de pagos o default, acompañada de una auditoría
independiente internacional que ponga la lupa en todos los acuerdos firmados
por el régimen, especialmente los que fueron acordados sin la contraloría de la Asamblea Nacional.
Para impedir la parálisis del aparato estatal o
lo que de él queda, se mantendrán y dimensionarán las misiones, hasta que puedan ser substituidas por programas de auxilio y bienestar social como, por ejemplo, el Proyecto Salud
financiado, eventualmente, por los bancos multilaterales.
Conducir la investigación en profundidad de la real
situación del fisco, sus compromisos y potencialidades, y generar los
mecanismos para iniciar su rescate.
La forma atrabiliaria y absurda en que se maneja la Hacienda pública y las reiteradas irregularidades electorales que
podrían hacer írritos muchos compromisos adquiridos por un gobierno ilegal e
ilegítimo, constituyen un punto de apoyo necesario, pero deben ser manejados
con escrupulosa prudencia.
Uno de los aspectos más delicados y difíciles será
el diseñar un mecanismo de revisión y evaluación de las obligaciones adquiridas
por la República, pues Venezuela va a necesitar, como nunca antes, de la ayuda
internacional: Ni un asomo de demagogia populachera puede abrirse paso en un
proceso de alto riesgo como éste.
Para cual resulta imprescindible no sólo sustanciar
con escrupulosa precisión la legalidad de cualquier desconocimiento, sino realismo
para aceptar aquellos cuyo rechazo implicaría un costo letal para la transición
y habilidad para renegociar lo renegociable, aplicando el sabio principio de ganar = ganar-.
Utilizar con firmeza y claridad la política
impositiva, reorientando la inversión, promoviendo el empleo y controlando y
erradicando la especulación. Son las herramientas claves de un Estado moderno
para orientar, corregir y reajustar el juego de una economía libre y
auténticamente productiva.
El frente administrativo funcional
Mientras se planifica el nuevo Estado,
descentralizado, inclusivo, plural, y eficazmente gerenciable; el descompuesto
armazón existente no puede continuar paralizado. Habrá que echar mano de
técnicos, cuadros y aun estructuras de la sociedad civil para garantizar su funcionamiento.
Es el caso, por ejemplo, del ámbito electoral, la
existencia de una ONG exitosa, no partidista, de alto nivel técnico, con todo
el apoyo foráneo necesario, debe asumir la reingeniería del CNE.
Caso similar el de la distribución y producción de
alimentos, y tantos otros en un momento histórico que no permite ni vedetismos
ni suspicacias a la ligera. Todos contamos para salir de este marasmo.
FFAA
Estos tres frentes
o como quiera llamárseles, deberían ser asumidos por los tres miembros civiles
del gobierno colegiado.
A los dos vice presidentes militares corresponderían
quizá los aspectos más difíciles, necesarios y delicados del conjunto de la
transición.
La gestión, el funcionamiento, el garantizar el
apoyo de una Fuerza Armada desprestigiada ante la opinión pública, desmoralizada
internamente por la corrupción de buena parte de sus altos mandos, viciada por la
indignante, denigrante e inaceptable injerencia de oficiales y cuadros
extranjeros. Una situación que nunca había vivido la República ni aún en los
más oscuros días de la Independencia.
Pero así como la Republica se ha hecho inmanejable,
por la proliferación de estructuras y superestructuras destinadas a una irreal,
impracticable y fallida macro centralización, las Fuerzas Armadas tienen que ser replanteadas en cuanto a su misión,
visión, metas y objetivos; que hagan imposibles su conversión en Guardia
Pretoriana, sujeta a los caprichos de un caudillo de turno.
No hay tarea más elevada que el ser garantes de la
soberanía nacional, de la paz interior y exterior de la nación. Objetivos así sólo se conciben en quienes,
además del monopolio de las armas, tienen al igual el respeto, el aprecio y la
fe de sus conciudadanos. Es preciso devolverles el legítimo orgullo de servir a
la Patria.
Nota para mis seguidores: La opinión pública clama hoy por un plan para el casi inevitable gobierno de transición que se avecina. Lo anterior es un resumen de lo que he conversado con numerosos especialistas y expertos, y los someto al juicio de cada uno de ustedes, para que lo analicen, evalúen, eliminen lo que crean superfluo y añadan lo que consideren necesario. Es mi modesta contribución a Venezuela a mis 76 años de edad. Si no me dolieran las rodillas, estaría allá afuera, con los valientes jóvenes de mi país.
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