¿Quién
mató a Karina García?
Luis García Planchart
No tiene paz; no sabe hallar hartura;
osó llamar a su maldad justicia;
arbitrio, al robo; a la dolencia, cura.
Francisco de Quevedo
Como México no hay dos...
Un total de 523 políticos y funcionarios murieron asesinados
en el periodo electoral 2017-2018 en México, según el 7º Informe de la
Violencia Política presentado por la ONG Etellekt, que cubrió el período del 8
de septiembre de 2017 al 1º de julio de 2018, fecha donde se efectuaron las
elecciones generales.
Del total de los fallecidos, 371 eran funcionarios públicos
y 152 líderes políticos; 28 eran candidatos y 20 precandidatos a los cargos electivos.
De los 152 políticos, 133 fueron hombres y 19 mujeres.
Durante 11 años de lucha contra el crimen organizado
–léase narcotráfico–, 2007 fue el año
con menos homicidios violentos en México, con 8.867 –una tasa de 8.2 por cada
100 mil habitantes)– Para 2009 los homicidios se habían duplicado. Y, en el 2011,
se llegó a la cúspide de la violencia, con casi 30 mil casos –24 por cada 100
mil habitantes–.
Tras un decenio de guerra contra los cárteles de la
drogas, las ONG calcularon que hubo entre 30 y 50 mil bajas, para un total de más
de 176 mil muertos.
Tras la captura de Joaquín El Chapo Guzmán, el diario El
País de España, en su versión mexicana, publicó de qué manera los cárteles
emergentes se estaban repartiendo el negocio, en abierto desafío a las
autoridades:
En Ciudad Victoria, la capital del estado mexicano
de Tamaulipas, las noticias de la guerra aparecen en plásticos, sábanas y
cartulinas que alguien deja en la calle a cualquier hora (como, por ejemplo ….)
Esta guerra no es de ustedes, pero si así la quieren, así será. Firmaba el comandante
Bravo, de “Los Zetaz”. Con la palabra “ustedes” se refería a la policía estatal.
Como Colombia, tampoco...
El Tiempo de Bogotá, citando al politólogo Jairo Libreros, compara
la situación actual de Colombia con la que vivió México en las campañas
comiciales cuya presidencia ganó Ángel Manuel López Obrador el año pasado:
Los grupos ilegales están haciendo una apuesta violenta
muy fuerte. Colombia tiene experiencia en lo que se llama apropiación ilícita
de gobiernos locales (…) Eso les da (a los narcos) presencia
territorial, capacidad de gestión, y, quizás, están pensando en eventuales
negociaciones de paz para salir de estos líos en mejores condiciones.
Nancy Patricia Gutiérrez, viceministra del Interior,
aseguró que el gobierno del presidente Iván Duque trabaja de una manera articulada para aprehender,
judicializar y penalizar a los responsables de los crímenes políticos que acabaron
con la vida de 6 candidatos en campaña para las elecciones regionales y locales
que habrá en Colombia el próximo 27 de octubre.
El más sórdido de estos asesinatos ha sido el de
Karina García, quien se postulaba como alcaldesa del municipio Toledo, en el
Departamento de Antioquía, y que murió, junto a sus cinco acompañantes, cuando el
vehículo donde se desplazaba fue emboscado y ametrallado durante 20 minutos por
supuestos ex guerrilleros.
Orlando García, viudo de Karina, declaró a los
medios: Sufrimos las consecuencias de la
indolencia en este país, de un país guerrerista, de los resultados de una falsa
paz en donde los grupos armados atacan a las gentes de bien…
Con el debido respeto a Don Orlando, a quien
acompaño en su sentido dolor, y a doña Nancy Patricia, quien tiene una fe muy grande
en la Ley y la Justicia; considero que ambos están equivocados, como también lo
está el reportero político de El Tiempo, Juan
Francisco Valbuena.
Lo que enfrenta Colombia no es más de lo mismo de
ayer, sino la depurada perversión del aquí y el ahora, donde se mezclan la
izquierda ultrosa y el crimen organizado de manera inseparable.
El Imperio del Mal
El Imperio del Mal se encuentra en La Habana,
y lo rige Miguel Díaz Canel.
Desde Cuba, este carcinoma se expande a América Latina
y España, con el resurgimiento de la corrupta Cristina, el incendiario Evo, el
pedófilo Ortega, el criminal de lesa humanidad Maduro y los dirigentes de Podemos,
asalariados de los gobiernos totalitarios de Irán y Venezuela.
Una maldad que controla, desde hace por lo menos
diez años, el Sur de México, donde, el que nace pobre, tiene un 80% de seguir igual
o peor para el resto de su vida; frente al Norte, donde el porcentaje es
totalmente inverso.
Una maldad que ahora compra ametralladoras punto
cincuenta y otras armas sofisticadas en Estados Unidos, y se las cambia al ELN, ubicado geográficamente ahora en Venezuela, como parte de pago por la coca que vuela desde los aeropuertos clandestinos a Honduras y México.
Una maldad que maneja la prostitución y todos los
vicios en la tierra azteca, y que entierra a las pobres mujeres que ya no sirven
para follar en centenares de cementerios clandestinos.
No, por malucos que fueran Tirofijo y Escobar
Gaviria, no se aproximan siquiera a los doctorados en maquiavelismo de los políticos a quienes me referí anteriormente.
Quizás, en la historia más reciente de la humanidad,
sus mentes y acciones pudieran equipararse a las de Adolfo Hitler, José Stalin o
Polpot.
Es por eso que, si alguien se
pregunta, ¿quién mató a Karina García?; al menos para mí, la respuesta es clara
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