viernes, 22 de mayo de 2020

La destrucción de la manada humana





“¿Quién teme al lobo feroz, tan atroz, tan atroz?”

Luis García Planchart

Daniel Estulin, comunicólogo ruso, autor de varias investigaciones sobre “el poder detrás del poder”, aseguró en una entrevista al periódico “La Vanguardia” de España–: “Estamos frente a una encrucijada. Y del camino que elijamos ahora dependerá que vivamos el siglo XXI como repúblicas de estados-nación o como un montón de esclavos subyugados, dominados y deshumanizados. No es asunto de Dios el salvarnos, sino de nosotros mismos. Jamás encontraremos las respuestas correctas, si no formulamos las preguntas ciertas”.

La fe absoluta que la mayoría dispensaba a la información durante el Siglo XX – al extremo de que muchas notas de prensa eran asumidas como contratos registrados por sus lectores–, se ha debilitado considerablemente y diluido hoy entre los medios unidireccionales –impresos, radio, TV– y los multidireccionales –internet y demás redes sociales–. 

Un manual para esclavizar y subyugar

Al primer segmento de seguidores lo integran grupos cada vez más meteorizados que dedican sus horas de ocio a la televisión; al segundo, clanes crecientes y económicamente cada vez más importantes, encabezados por las generaciones de relevo: millennials y centenialls.

Sobre ambos grupos hay un bombardeo noticioso, cotidiano, tendencioso y alineado con los intereses más oscuros. Se trata de un operativo destinado al lavado de cerebro colectivo, generado por quienes pretenden reducir a la Humanidad a “un montón de esclavos subyugados, dominados y deshumanizados”, convirtiendo las flaquezas humanas en instrumentos de su propia sumisión, según el modelo “El mundo feliz” vaticinado por el pensador británico Aldous Huxley.

En su apocalíptica visión del futuro, Huxley describe un mundo actual en el cual los bebés son gestados en laboratorios, sus grados de inteligencia corresponden a una estricta división de labores a desempeñar. Al haber desaparecido la función reproductora y la cría de los vástagos como razones fundamentales, la familia ha dejado de existir. Los adultos ejercen la sexualidad de manera promiscua, sin distinción de género, en especies de discotecas donde no hay música, sólo percusión, emitida en ondas alfa.

Sobre todos, una elite dominante

En Occidente, la organización más importante que pudiera equiparse a este modelo es el Club de Bilderberg, algunos de cuyos socios más conocidos por los latinoamericanos son José Luis Rodríguez Zapatero y George Soros.

La histeria mediática universal asociada al coronavirus, probablemente producida, alimentada y magnificada por los chicos de Bilderberg, usa el pánico de las masas para avanzar en sus propósitos de dominación, mediante un hito en el proceso que pudiera ser denominado “la domesticación del can”

Los paleo–antropólogos están convencidos que la humanidad domesticó a los perros hace 40 milenios, según el análisis de los huesos de un ancestro común a lobos y perros que vivió en Siberia entonces. La investigación la llevó a cabo Pontus Skoglund, de Harvard University.

El instinto dominador del hombre sobre su entorno, le conminó a usar varias especies como una extensión y potenciación de sus facultades naturales, como bestias de carga o medios de transporte, para comer y para su seguridad; entre ellas una variedad de los lobos. Son muy raras las veces que los lobos atacan a los seres humanos, sin embargo, hay montones de cuentos sobre la agresividad de los mismos en la imaginería popular: “Pedro y el lobo”, “La Caperucita Roja” y “Los 3 cerditos”. Lo cierto es que el lobo nunca fue enemigo del hombre, como si lo son los zancudos y las serpientes.

Skoglund cree que los lobos permanecieron salvajes durante la prehistoria. Su hipótesis se afianzó al descubrirse un pequeño hueso en la península de Taimyr, Siberia, cuyo genoma. correspondía al de un lobo blanco de 35 o 40 mil años, ascendiente del “husky” siberiano, origen que lo ubica miles de años antes que y el hombre de Neandertal despareciera y el homo sapiens empezara a poblar Asia y Europa.

El lobo vive en manadas





La manada completa es responsable del cuidado de los lobeznos, que nacen en los lugares donde deciden sus madres, y permanecen allí durante las primeras cuatro semanas de vida. El promedio de existencia de un lobo es de 6 a 8 años. Cuando un par de lobos se ayuntan, siguen juntos hasta que uno de ellos se muere. En muchos casos, las parejas tendrán muchos años juntos, y gestan camadas de recién nacidos cada año.

El coto de caza de la manada se extiende entre 65 y 2.500 Km cuadrados, y pasa un tercio de su vida dando vueltas alrededor de su hábitat., aunque Estos animales puede recorrer hasta 200 Km diariamente en busca de comida.

El lobo alcanza hasta 60 Km/h durante 20 minutos. Sin embargo, la mayor parte del tiempo marcha a trote lento, de unos 8 o 10 Km/h.

Los lobos mudan la piel igual que los canes. Por lo general, sucede en verano, cuando las temperaturas son más cálidas y su piel no necesitan de tanta pelambre para abrigar al resto del cuerpo. Viven en manadas, que agrupan hasta 20 miembros, organizados según una complicada estructura social, donde el apareo se realiza sólo una vez al año.

Hay lobos solitarios que delimitan su territorio con orina, y se alimentan de pequeños animales, pues deben cazar por su cuenta. Aún no se entiende el por qué de su anacoretismo, ya que son, por naturaleza, animales sociales. Tampoco es común entre la especie la homosexualidad o bisexualidad, y las excepciones son un verdadero misterio, pues. una teoría apunta a que los animales mantienen relaciones sexuales con los que tienen más cerca y otra a que contribuye a fortalecer los lazos sociales.

Los cachorros de lobos están listos para cazar con los adultos cuando tienen alrededor de tres meses de edad. Por lo general no están involucrados en la caza de las presas, simplemente es un entrenamiento para aprender a cazar. También comer donde se realiza la caza.

Prostituir a la manada



La armonía lograda entre los canes salvajes desaparece cuando el hombre los domestica por su propia conveniencia. Las hembras, por ejemplo, que son monógamas en estado natural, se vuelven promiscuas cuando les llega el celo. Por eso, a las prostitutas se las llama “perras”.

Los machos pierden su instinto paternal, y dejan que el hombre se ocupe de sus cachorros. Además, los perros obedecen ciegamente las órdenes de sus amos, como es el conocido caso de los pitbulls que pelean a muerte, sin aceptar la rendición de sus oponentes –un rasgo típicamente humano, pero no originalmente perruno–.

Para dominar a la especie, hay que destruir a la manada. En la historia, los ejemplos más notorios son la de los gobiernos ideologizados del Siglo XX, a saber, el comunismo, el nazismo y el fascismo; con todas sus variables e innovaciones trasladadas al presente.

Al cuerpo lo que pida

El nuevo proceso de domesticación, a escala global, se basa en la destrucción de la manada humana con el pretexto del covid/19. Dicho proceso ha venido precedido de la destrucción de la familia tradicional como su núcleo fundamental –de ahí el protagonismo dado como grupo de presión a los LGBT–. A este paso se le suma el cautiverio, la distancia social y la prohibición del contacto cercano a través de abrazos, besos y apretones de manos.

Un proceso que no tiene fin, y que cada gobierno maneja según sus propios intereses, con el apoyo mundial de los medios y la supuesta asesoría de expertos que niegan la única verdad que existe sobre los virus de influenza: que sólo podemos protegernos de ellos cuando nos hacemos inmunes, y que sólo nos inmunizamos cuando nos contagiamos y nos curamos naturalmente, evitando sus efectos ulteriores –como las neumonías– con antibióticos que ya existen.

A mi entender, con la destrucción total del apogeo de la economía que el planeta había vivido por una década y el hambre que colateralmente se producirá –quisiera ver a alguna ancla mediática midiendo con un cronómetro cuántos muertos de hambre hay por día, cuántos curados por ingesta alimenticia adecuada o cuántas camas hay disponibles para alojar a los afectados–, se dará el fenómeno de la destrucción de la manada humana, 



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