La paloma y su ramito de olivo
Alias Iván Márquez, tesorero de la
guerrilla narcoterrorista FARC, se sentó en Oslo, vestido de flux, y dijo –con
su cara bien lavada- haber volado desde la selva tropical con un ramo de olivo
por la paz de Colombia.
Hay que tener guáramo pues el tal Márquez
es responsable directo de los secuestros, las vacunas y los millones de seres
humanos que mueren prematuramente o destruyen sus vidas a causa del tráfico y
consumo de drogas.
Presentándose como lo hace, Márquez más
bien luce como un empresario, pero eso sí, de esos que critican al capitalismo
y al Imperio. Lo que llaman la izquierda light o caviar.
Empero, ni siquiera lo del ramito de olivo
resulta sincero en su discurso o actitud, los cuales forman parte del Manual de la Guerra Revolucionaria. Para
León Trotsky, su autor, los revolucionarios parlamentan con sus enemigos para
ganar tiempo, cuando las situaciones en los escenarios de batallas les son
desfavorables. Y la única paz que persiguen es la que imponga el vencedor sobre
el vencido. Como la que logró el Che Guevara en Cuba, tras enviar al paredón a
3 mil de sus oponentes.
Un ramito de olivo luce aprehendido en el
pico de una paloma, diseñada por el camarada Pablo Picasso como símbolo mundial
de la paz.
Y puede que al genial artista le haya
traicionado el subconsciente, pues la paloma no sólo es un pajarraco inmundo,
transmisor de enfermedades graves para el ser humano y cuyas heces destruyen
los pisos de los campanarios de las iglesias de los pueblos, sino que –además-
es uno de los pocos plumíferos que se come a sus propias crías, si éstas no se
ponen a buen recaudo tras salir de sus respectivos cascarones.
Más malos que Guardajumo
Claro que comerse a sus crías es
perdonable, sobre todo si dicho canibalismo se ejerce por falta de comida,
Pero lo que no puede ser olvidado es el
componente colombófilo que existe en el alma humana, y que obliga a algunos de
los más dañados a comportarse como seres asquerosos, parasitados, contaminantes
y verdugos de quienes se opongan a la verdad que –según ellos- les fuera
revelada.
Me refiero a personajes cargados de
antivalores, manipuladores para su propio beneficio de la historia y la
realidad objetiva, incapaces de entender las opiniones que les disgustan del
prójimo. Más malos que Guardajumo, como se decía en la Independencia sobre las atrocidades de un oficial español que superaban a las del infame José Tomás Boves.
No, no acuso a inquisidores como Tomás de
Torquemada, cuyas fechorías se ubican en el Medioevo, sino a los más recientes
reinados del terror, implantados en contra del Derecho Natural, por comunistas
como José Stalin, Pol Pot y e Mao Zedong, autores intelectuales de millones de
sus compatriotas. Señalo a los líderes de las guerrillas procomunistas de
Colombia, Perú, Paraguay, a los capos de sus aliados estratégicos que son los
carteles de la droga y, asimismo, a los gobiernos y funcionarios
narco-complacientes en el mundo entero.
Estos últimos grupúsculos representan en
América Latina los brazos armados del Foro de Sao Paulo –la Nueva Internacional
Comunista o Socialismo del Siglo XXI- y carecen, a mi entender, de toda
moralidad, pues, más que inmorales, resultan inmorales.
Son, como le comentaba a un primo, íncubos
y súcubos, que es la apariencia humana con la cual se revisten los demonios del
Averno cuando quieren copular con los hombres y las mujeres o poseer sus almas.
Porque, en verdad, son diabólicos. Conozco a algunos desde que estudie con ellos
en el liceo y la universidad, y sé que carecen de límites para desarrollar
sus instintos infernales y poner en marcha sus acciones vesánicas. Lo único que
temen es a la muerte, pues, al haber renunciado a Dios, creen que después de
esta vida no hay otra oportunidad.
Una maldad hecha corazón de mi patria
Sólo esta maldad, hecha ideología y hasta
modo productivo, representada paradójicamente por el emblema del Chavo y el eslogan el corazón de mi patria, pueden explicar los amañados juicios y destructivos
tratamientos carcelarios de Boris Simonovis, María Afiuni y los socios de
Econoinvest.
Los castro comunistas de aquí dirán que si,
después de todo, Pol Polt envió a millón y medio de conciudadanos a los campos
de concentración y exterminio de su país, ¿qué son unos pocos presitos para
alimentar el corazón de la patria del Guasón y Jorge Giordani?
Es por eso que, frente a una nueva jornada
electoral, en la cual se vislumbra un repliegue de quienes votaron en las
presidenciales por la opción opositora, lo que queda de la unidad democrática
tras la crónica de una muerte anunciada por el golpe de Estado electoral, debería dejar sus escrúpulos a un lado e iniciar una campaña de
exorcismo contra los hijos de Satanás. Esto es, si quiere recuperar el poder
alguna vez.
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