Cómo no se vende a un Presidente
The selling of the President 1968
(Cómo se vende a un presidente - 1968) es un tratado de estrategia y táctica
electorales, hasta la fecha no superado por otros ensayos sobre los mismo
temas, escrito por el estadounidense Joe McGinnis, publicado en octubre de 1969,
y presumiblemente, desconocido o desestimado por los consultores del hoy
candidato a la gobernación del Estado Miranda, Henrique Capriles Radonski.
El texto describe el mercadeo electoral de
la imagen pública de Richard Nixon durante sy campaña presidencial que lo llevó
a la Presidencia en 1968.
Pero la calidad analítica de McGinnis
convierte la obra en un clásico del
periodismo político, y prueba que el éxito comicial requiere de dos
factores fundamentales: impecable organización del escenario y la mise
en scène y absoluta inducción y motivación de
los activistas, al punto de que muten en alter egos del candidato.
McGinniss saltó a la súbita fama al
posicionarse su libro como el Nº 1 entre los bést-seller de The New York Times por 31 semanas; tras
lo cual se convirtió titulares en los medios impresos más importantes,
entrevistas y comentarios en los radioeléctricos y hasta en Broadway, que en
1972 le dedicó un play musical.
El mercadeo que vende todo en un
día
Empero, el autor se tropezó con la fama por
accidente. Ocurrió cuando se trasladaba a su oficina, en un tren suburbano, y uno
de sus habituales compañeros de viaje, que trabajaba para el candidato Hubert
Humphrey –quien posteriormente sería derrotado por Nixon-, le comentó,
jactanciosamente, que en poco menos de 6
semanas Humphrey adquiriría el tamaño mitológico de Abraham Lincoln, gracias al
maquillaje de su personalidad pública.
Para McGinniss –así como para la mayoría de
sus conciudadanos de la época- este concepto extraído de la publicidad
resultaba súper novedoso y casi de política-ficción, por lo cual intentó convertirlo
en reportaje.
En principio intentó acercarse a los demócratas,
pero le sacaron el cuerpo. En vista de cual se dirigió a los republicanos,
quienes le aceptaron, condicionándole a mantener top secret hasta que finalizara la campaña. Y así lo hizo.
¿Cuál fue la enseñanza fundamental para McGinnis
de esta campaña? Que, a diferencia del mercadeo de marcas, el mercadeo electoral sólo funciona para el día de las votaciones, y
para él no caben victorias parciales. O se gana o se pierde, sin cabida
para eslóganes como: Avis is only No. 2, but we try harder! (Avis es sólo el Nº 2, pero nos esforzamos para ocupar el Nº
1).
No hay medallas de plata en las elecciones,
Así es que todas esa frases de autobombo,
publicada en los denominados medios independientes por los responsables de la
derrota del 7 próximo pasado sobre el crecimiento
prodigioso de la oposición, la campaña admirable de Capriles y el camino del
futuro no pasan de ser habladeras de huevonadas para encubrir sus propios
fracasos.
Opiniones que también revelan una ignorancia
crasa sobre la historia política de Venezuela, o inconfesables o soterradas
intenciones de quienes aspiran a sustituir a Capriles como líder de oposición.
Analicemos la primera afirmación, según la
resume Kalipedia, de Editorial Santillana:
En
abril de 1951 se reformó el estatuto electoral venezolano para sustituir las
elecciones presidenciales para convocar a una Asamblea Constituyente.
Los
comicios se fijaron para el 30 de noviembre de 1952. En la campaña
intervinieron tres organizaciones: Copei, URD y el FEI, brazo político de los
militares.
Acción
Democrática ordenó a su militancia no votar, mientras que los comunistas
decidieron concurrir.
El
día de las elecciones, los primeros resultados dieron como vencedor a URD, pero
los militares los rechazaron. Esa misma noche destituyeron a la directiva del
CSE y suspendieron el conteo.
El 2
de diciembre, el alto mando militar nombró a Marcos Pérez Jiménez presidente
provisional.
Los
resultados oficiales dieron mayoría al FEI en la Asamblea Constituyente,
seguidos por URD y COPEI. Sin embargo, estos dos últimos partidos se negaron
a participar.
En
abril, la Asamblea eligió a Pérez Jiménez como presidente constitucional para
el período 1953-1958.
¿Qué hizo la oposición en 1952 y qué dejó
de hacer 60 años más tarde? En el 52 denunció el fraude, y ahora no lo hizo,
pese a que analistas tan importantes como Marta Colomina aseguran que fraude no sería la expresión más adecuada
para definir a la monstruosa operación seguida por los poderes públicas el 7-0,
sino, golpe de Estado.
Cuando la oposición ganó y creció denunciando
el fraude
Tras el fraude del 52, Rafael Caldera se
dedicó al ejercicio de la abogacía, Jóvito Villalba fue expatriado –y, de paso,
cargó de por vida con la calumnia que el gobierno lo había untado para que
dejara las vaina de ese tamaño y se fuera del país- y muchos otros dirigentes
medios, de izquierda y derecha, se
consagraron al objetivo de sacar a Pérez Jiménez del poder, el cual lograrían a
comienzos de 1958.
Si yo fuese asesor de Capriles Radonski,
para apoyar mi segunda afirmación, le recomendaría que se fuera del país por un
tiempo. A estudiar un posgrado en Ciencias Políticas la Escuela John F. Kennedy
de Harvard, por ejemplo, de la cual más de un egresado ha sido primer
mandatario de su país.
Lanzarse en caliente a una elección en
frío, con una oposición desmovilizada y desmotivada, puede truncar su carrera
política para siempre. Si le gana a Elías Jaua, el benjamín del Guasón, más de
uno le aplicaría una calumnia similar a la que le endilgaron a Jóvito. Y si
pierde, se joderá. A su lado hay más de uno que apetece heredar su
posicionamiento, y tendrán la excusa perfecta: Le dimos dos oportunidades…
El venezolano debe actuar
desentubado
En cuanto a los supuestos demócratas que
sostienen que el golpe de Estado electoral es admisible como regla electoral y no
resulta, por lo tanto, fraudulento, como el inefable Luis Vicente León, quien no
sólo lo declaró así hoy en Primera Página
de Globovisión, permitiéndose el abuso, además, a llamar a quienes no piensan
como él como radicales extremistas y desestimándoles como si su opinión fuera basura; les pido a esas voces de
trueno que respeten a los que no pensamos ni andamos entubados. A todos, les respondo con un viejo proverbio portugués, que no necesita traducción:
-->Você tem razoe. Mais bem pouca. A pouca que tem, no vale nada.
Finalmente, les recuerdo a mis
seguidores un pensamiento del Budismo Zen: Hay
tantos caminos como hombres hay. Y un hermoso poema de Antonio Machado, al
cual Juan Manuel Serrat le creó una más bella melodía:
Caminante son tus
huellas
el camino y nada más,
caminante no hay camino
se hace camino al
andar.
Al andar se hace camino
y al volver la vista
atrás
se ve la senda que
nunca
se ha de volver a
pisar.
Caminante, no hay
camino
sino estelas en la mar.
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