La impunidad y el desasosiego ajeno
Desde las 8 de la noche de ayer y
aún todavía, 13 horas más tarde, el colectivo que ocupa un inmueble ubicado en la
esquina noroeste frente a la Plaza La Campiña, dejó sin dormir a los residentes
de esta antes pacífica urbanización de clase media, a punta de un repertorio
palurdo, transcultural y extranjero de canciones vociferadas a través de
parlantes electoreros, gritos aparentemente orgiásticos de hombres y mujeres y
el sonido de uno que otro botellazo.
Esta agencia de festejos,
denunciada en varias oportunidades ante las autoridades respectivas por los
presidentes de condominios y líderes comunitarios por su ilegalidad -ya que el a
medias remodelado caserón sólo cuenta con permisería para vivienda unifamiliar-, va a seguir
haciendo de las suyas, con absoluta impunidad, pues cada vez que un policía
viene a reclamar, le muestran chapas más arrechas que las emitidas por Miguel
Rodríguez Torres.
Así como los perros orinan las
calles para marcar territorialidad, los chavistas fueron pintando los terrenos,
casas y edificios que apetecían en la susodicha comunidad, con un estilo tan
primitivo que aún sería objetado entre los pintores de las cuevas prehistóricas
del Plioceno Superior en Altamira y Niaux.
El diseño gráfico de los invasores
Empero, hechos con la suficiente
mala leche -así me lo aseguraron algunos de
mi vecinos- para que hasta los chaburros los
decodificaran: terreno a ser invadido;
aquí viven simpatizantes del proceso; aquí sus enemigos; apartamento con dos habitaciones,
una de ellas sin ocupantes, etcétera.
Grafitti alusivo al amor en el depurado lenguaje chaburro
Esta planificación -como todo lo que
tiene que ver con el proceso de destrucción de la infraestructura del país, la
proletarización de su clase media y la sumisión de su población al castro
comunismo- ha sido desarrollada en La
Habana y copiada del manual destructivo que la tiranía ha mantenido por más de
medio siglo.
Un adiós al bravo pueblo
Lo increíble es que un pueblo y
un liderazgo que demostraron su valor el 19 de abril de 1810 y lo reiteraron el
23 de enero de 1958, se queden de manos cruzadas frente a lo que está
ocurriendo aquí y ahora.
Y no me refiero a la oposición
colaboracionista, que ya la doy por perdida, pues se encuentra postrada por una
metástasis terminal que se llama la ilusión de los votos o la ambición de los
cambures. Enfermedad mortal que les impide asumir los riesgos de su oficio, que
no son otros que el exilio, la cárcel o el hospital.
Si los opositores a Salvador
Allende no hubiesen entendido su rol en los oscuros días en los cuales los
Castro casi se adueñan de Chile, hoy no habría Piñera ni Bachelet se lanzaría
de candidata a la reelección. Y Chile enfrentaría la misma hecatombe que hoy
sufre Venezuela.
No fui yo quien cantó, ¡fraude!
Coño, ¡a nadie le gustan las primaveras árabes, y mucho menos en su
propia nación! Mas, ¿cómo reaccionar frente a las denuncias de los supuestos
adversarios? Vamos por partes, la siguiente información, donde se evidencia n
las irregularidades en las pasadas elecciones,
la publicó el comando de Capriles al día siguiente:
Máquinas
dañadas = 189.982 = 535 mil votos
Proselitismo
del PSUV el 14-A = 21 centros = 1.180.000 = votantes
Testigos
de la oposición rechazados el 14-A = 286 centros = 722.983 votantes
perjudicados
Votos
asistidos = 564 centros = 1.479.774 electores inducidos
Total
de centros electorales con graves irregularidades: 2.719
Total
de votos afectados = Más de 5 millones
Entonces, ¿hubo o no fraude?
Según los constitucionalistas,
Maduro ni siquiera calificaba para la candidatura si no se desprendía de su
cargo de VP Ejecutivo. Y no lo hizo.
Según los entendidos, tampoco
podía ser electo, pues nación en Colombia. Y no ha presentado aún la prueba en
contrario.
A lo anterior se le llama ilegitimidad de origen. A lo que viene
ahora, ilegitimidad en desempeño.
La carraplana de Ño Orlando
Según declaraciones dadas la
semana pasada a CNN por el economista Orlando Ochoa -noticia criminal- a Pdvsa le
deben los países petrochulos más de 40 millardos de dólares, y la estatal, a su
vez, 12 millardos a los concesionarios y una cantidad no auditable al Banco
Central de Venezuela. Además, las trasnacionales Conoco-Phillips y Exxon
ganaron el juicio ante el árbitro internacional por unos 40 millardos más.
¿Hasta cuándo va a mantener el régimen a ladrones e incompetentes dirigiendo a
Pdvsa?
Las casas de Ciudad Caribia se
derrumban por defectos de construcción, los guardias nacionales matan a
inocentes en los barrios, mientras el plan Patria Segura rompe los récords
históricos de homicidios violentos y occisos de fin de semana en los
tanatorios. No hay papel toilette, leche en polvo -se consigue a
Bs. 80 el kilo en los buhoneros de Quinta Crespo-, carne,
gasolina en Táchira o Zulia. El dólar -lo dijo Ochoa,
noticia criminal- está a más de 6 veces de su
valor oficial en el mercado negro. Y una amiga me dice que, si lo estima a lo
que le costó una nevera que debió comprar porque la suya explotó tras el último
apagón, hay que multiplicarlo por 10.
El golpe eléctrico
Jessie Chacón comenzó pidiendo
disculpas por el black-out que dejó
sin luz a 18 estados por más de 7 horas, puso a caminar a media Caracas que se
quedó sin metro ni buses para ir de sus trabajos a sus casas y produjo
incalculables pérdidas.
Tras la revelación casi mística
que el suceso lo había causado la derecha
fascista, como un ensayo para un golpe
eléctrico, Jessie tuvo que rectificar, aseverando que la malla de
protección se cayó, a lo mejor, por sabotaje o negligencia del último obrero
que la mantuvo hace un mes.
Cada día hay menos medios masivos
independientes. ¿Se acuerda usted que hace 3 meses se anunció la venta de la
Cadena Capriles, y se informó que el nombre de los nuevos propietarios en
agosto? En septiembre anda el país, y se rumora que los enanos van a seguir
indigestándose con periódicos.
En fin, creo que llegó la hora de la conciencia y el pensar
profundo. No para dormir, sino, al menos, para cambiar la letra del Himno.
Porque este pueblo perdió su bravura, ningún ejemplo a seguir da Caracas y la
mayoría no entiende que los países se defienden con la sangre, el sudor y las
lágrimas de sus ciudadanos.
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