La manifestación nuestra de cada día
Todos los días salen varios a
manifestar en cualquier rincón de Venezuela.
Antes de que la Banda de los enanos se hiciera cargo formalmente
de Globovisión, el canal reportaba las movilizaciones de una manera más o menos
imparcial. Ahora ni siquiera el ciudadano dispone de ese recurso, y debe
contentarse con las redes sociales para mantenerse al día.
Si las protestas son
numerosísimas -tengo la impresión que Venezuela
ha batido récords en tal sentido-, nunca son
organizadas, lideradas o aupadas por los dirigentes colaboracionista,
preocupados y ocupados como andan en obtener el mayor número de cargos
electivos en las próximas elecciones.
El cambio opinático
Si se lee la opinión de los
medios impresos que aún enarbolan maltrechas las banderas de la libertades, el
lector perspicaz percibirá cómo han cambiado los columnistas más conocidos,
muchos de los cuales se rasgaban las vestiduras defendiendo el cambio sólo si
se daba por la vía comicial, sin militares, calle ni violencia.
No quiero decirles las chocancias
prescritas: ¡Bienvenido(a) al club! Te lo
dije. No llores como niño(a)… Tarde
piaste, pajarito(a). Sólo recordarles que en este lado del continuo, no sólo
hay firmeza de criterio, sino también amplitud y tolerancia.
Entre líneas, puede observarse
que los opináticos de oficio ya ni en la paz de los sepulcros creen. Que
aseguran incluso que Henrique Capriles tuvo en dos oportunidades la franquicia
democrática en sus manos, y dejó que el gobierno se la quitara por rehusarse a
convocar al pueblo a salir a defender sus votos. Que también sostienen que a la
MUD le llegó ya su fecha de caducidad.
Las encuestas y Voz de trueno
Entre líneas también se cuelan
los meta-mensajes de los aliados estratégicos del Ilegítimo. Alias Voz de trueno asevera en su último
artículo, publicado el domingo pasado en El
Universal, que, aunque se arrechen con él amigos y familiares, la oposición
puede perder en diciembre y que, si tal escenario se diera, hay Maduro para
rato. Palabras más, palabras menos.
Atribuye el señor León este
criterio -en contra de lo anunciado por
varias encuestadoras que compiten contra su empresa- a que la
pérdida de popularidad no es sólo del Ilegítimo sino de su ex contrincante, y
que, ciertamente, el régimen posee mayores recursos para movilizar a sus
partidarios a sufragar que una oposición escuálida, desmotivada y pasiva.
Independientemente de que haya
congruencia o no en los asertos de León, a mi entender el problema no es quien
pierde o gana más apoyo, pues no se trata de un concurso de belleza.
El problema reside en que no hay salida electoral, porque el
fraude está montado desde la vez en que el ex presidente Carter -bajo sugerencia
del propio Fidel- vino a garantizar la pureza del proceso venezolano, y en
muchas de las cajas sometidas a la vigilancia militar en Mérida fueron halladas
heces fecales. Una manera de llamar comemierdas
a los adversarios del chavo-comunismo.
Todo se vuelve humor
Mientras tanto, los venezolanos
se divierten con chistes:
Que
el eterno comandante fue en verdad un gigante, lo cual puede inferirse por el
tamaño de la cagada que puso.
Que
el Ilegítimo no fue a Nueva York porque temían que atentaran en su contra, lanzándole
tomos de la Enciclopedia Británica desde la Biblioteca Municipal, la cual ahora
está digitalizando todos sus contenidos.
Que
al susodicho le llaman Malamen, por aquello de: Líbranos de todo mal, amén.
Que
el funcionario chino que puso las banderitas en el podio se confundió al ver
salir al dirigente extranjero desde el camastrón de Cubana, tal como se
registra en la gráfica anexa.
Malamen en Beijing
La comemierdería no tiene gracia
Los cubanos comenzaron haciendo
chistes sobre la revolución, y siguen en esa comemierdería 50 años después. It is not funny (No es gracioso)- como dicen en
el Imperio. Por lo menos, a mi no me la hace.
Creo que el Ilegítimo no fue a la
ONU porque sus amos no querían mostrarle al mundo su auto-suicido. Ellos tiene
conciencia que el procónsul es muy escaso, pues sufre de una especie de
dislepsia que le impide leer al caletre los discursos que le escriben, y que, a
cambio, dice cualquier cantidad de disparates. Y que de los 20 millardos que
consiguió, la mitad iba destinada a La Habana; como les prometió a comienzos de
su gobierno de facto.
Pienso que entre tanta tristeza y
desolación, algo bueno hay. La tercera
ola que inevitablemente se hará presente en Venezuela, no sólo traerá el
cambio deseado, sino que barrerá con esa plaga inmoral de politicastros de la
4ª y la 5ª repúblicas, dando
paso al verdadero relevo generacional.
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