Váyase
bien largo al carajo, señor Blair
Hizo usted que yo
arrojase un inmaduro suspiro,
desde el vientre
de mi bestia amordazada por la vida,
que fracasó como
vate de algunas a su parecer verdades;
de un váyase largo
al carajo del arriero en "Pedro Paramo".
Cual fuera el
final tan desaprobado por mi buen gusto;
que puede ir a
colgar mis versos al campo santo.
Maximo Xmo: Puede
usted irse largo al carajo
El venezolano no se une y es cobarde
En una entrevista dada a la BBC, ex premier inglés Tony
Blair aseguró–: El venezolano tiene el
gobierno que se merece. Por ejemplo, en Egipto, los manifestantes se fueron masivamente
a derrocar a Mubarak. Más de 4 millones salieron a las calles de Cairo y, en
todo el país, se sumaron a la protesta casi 20 millones. Así también fue
derrocado Gadafi. El pueblo lo linchó, sus hijos fueron apresados y se les procesó
internacionalmente.
En Caracas no
salen a protestar ni 50 mil personas juntas.
Tiran la piedra
y esconden la mano. Son muy pocos los valientes y demasiados los cobardes. El
venezolano carece de espíritu luchador, y es muy probable que por su actitud tenga
el mismo destino que los cubanos. Ellos votaron por Chávez, hace casi 20 años.
Luego hubo fraudes electorales como en otros países. Pues ahora el venezolano está
aprendiendo la lección. Llamó a los demonios, y ahora no sabe cómo salir de
ellos. Sobre todo porque los venezolanos son muy pasivos son poco activos y,
lamentablemente para la democracia del mundo, temo que no harán lo necesario por
lograr la suya. ¡La lucha por la libertad no es pacífica, es una lucha! Caracas
no lo ha entendido
Cada país tiene
el gobierno que se merece.
Son muy duras
mis palabras pero no por eso menos ciertas. Ahora es el momento de demostrar
que sí quieren ser libres. Empero, me temo que Venezuela pueda estar perdida
definitivamente y la culpa la tiene el mismo pueblo que se queja, pero no hace ni
hará nunca nada de nada, aunque crea que sí lo está haciendo pues hay unos
pocos valientes.
En la unión está
la fuerza. El venezolano no se une y es cobarde.
Creo necesario recordarle al señor Blair algo de historia,
para que mis seguidores entiendan el contexto de sus palabras.
En Downing Street, residencia oficial del Primer
Ministro, el martes 22 de octubre del 2001, se reunieron Hugo Chávez Frías y Tony
Blair. De dicho rendez-vous, el difunto comandante dijo lo siguiente–:
Me complace haberme reunido con Blair
nuevamente, luego de nuestro en encuentro en Nueva York, pues tenemos una
estrecha amistad y compartimos los mismos intereses y puntos de vista en
materia internacional, sobre temas como la creación del Estado Palestino y la
lucha contra el terrorismo, con el objetivo de lograr la paz.
Asimismo, el jefe de Estado venezolano indicó que le dio
sus impresiones a Blair sobre su visita a Arabia Saudita e Irán, pues considera
lamentable que los pueblos pagaran las
acciones de individuos desalmados responsables del desequilibrio mundial–:Hay que detener esta guerra, a través de
métodos pacíficos para que este siglo, que va ha ser el futuro de nuestros
hijos, sea un mundo de armonía y hermandad […] Blair me ha dijo que es necesario aprovechar el momento dramático que se
vive actualmente, para realizar una alianza global, pues el terrorismo no se
elimina únicamente con ataques ni bombas, sino también eliminando las causas de
la violencia: la pobreza, la injusticia, pues el único camino a la paz es la
justicia.
¿Por qué Blair dijo lo que dijo y Chávez ripostó como ripostó?
Según lo publicó Alfredo Toro Hardy en El Universal, el jueves 21 de marzo de
2013–: Churchill definió la relación de
su país con EEUU en términos de clara subsidiaridad. Londres buscó mantener su
relevancia internacional transformándose en el socio minoritario de Washington.
Tony Blair llevó esta relación a niveles de humillante obsecuencia.
Incondicional a Clinton, supo dar un viraje de 360 grados para hacerse
igualmente indispensable ante Bush.
Esta regla tuvo, sin embargo, una gran excepción:
Venezuela–: Pese a los intentos de Blair
en hacer causa común con Washington para aislar a Venezuela […] Entre marzo de
2004 y febrero de 2006 fueron presentadas 6mociones de apoyo a Chávez en la
Cámara de los Comunes […] La última
moción, inicialmente rubricada 78 parlamentarios, fue engrosándose en los días
siguientes hasta alcanzar 160 firmas. La misma, sustentada por el propio
partido laborista de Blair, sostenía: “La
Cámara de los Comunes reconoce el progreso alcanzado por el gobierno
democráticamente electo de Venezuela en todo lo que se refiere a la expansión
de las áreas de educación, salud, vivienda, tierras, alimentación y
microcréditos, para todos aquellos que estaban excluidos […] En tal sentido,
hace un llamado al gobierno británico para que reconozca los beneficios del
modelo de desarrollo social venezolano.”
Asimismo –según Toro– el Congreso General de Trabajadores
Británicos, en representación de 77 sindicatos y más de 7 millones de obreros, aprobó
unánimemente el 14 de septiembre del 2005 la siguiente moción–: Este Congreso felicita y apoya al gobierno
venezolano por utilizar la riqueza y los recursos del país para aplicar
reformas en beneficio de los trabajadores, los pobres y los sin tierra […] Este
Congreso observa además que los resultados electorales de Venezuela respaldan
el apoyo mayoritario de los trabajadores y los pobres por los programas
sociales en los campos de la educación, alfabetización, formación laboral,
salud, reforma agraria y distribución de productos alimentarios a precios
subsidiados.
Celos, malditos celos
A punta de la chequera petrolera, Chávez captó a Ken
Livingstone; alcalde metropolitano de Londres, regalándole fueloil para
calentar gratuitamente los barrios pobres de Londres; Tony Benn, patriarca
moral del laborismo; Harold Pinter, Premio Nobel de Literatura; John Pilger, el
más emblemático periodista inglés; Richard Gott, reconocido historiador y Tarick Alí, un novelista súper aclamado en el
Reino Unido.
Blair no pudo evitar la inmensa frustración de Bush, y
cayó en celos por la manera cómo Chávez se iba infiltrando en su propio
movimiento.
Blair, amigo del Foro de Sao Paulo
Blair hizo con el Partido Laborista lo que Felipe
González hiciera en España con el PSOE, eliminar de si doctrina todas las
referencias relativas al marxismo leninismo. Fue la razón por la cual se
convirtió en primer ministro de Reino Unido en 1997 cuando ganó, de manera
aplastante, la mayor victoria en su historia en las elecciones generales. Durante
su primer mandato logró niveles de popularidad que muy pocos gobernantes habían
alcanzado antes. Y, por primera vez, consiguió que el laborismo obtuviera tres
triunfos electorales consecutivos y estar al frente del gobierno durante diez
años.
Blair fue recibido fervorosamente en América Latina, como
impulsor del concepto de La Tercera Vía
–alternativa entre el capitalismo y el socialismo– y se le abrieron las puertas
de Brasil, Chile, Uruguay y Colombia, liderados por políticos foro paulistas.
En Colombia, Juan Manuel Santos,
escribió un ensayo a dos manos con él: La Tercera Vía: Una Alternativa para
Colombia (1999). Una opción que también Chávez adoptó entonces para definir
su régimen, y enmascarar al castro comunismo.
Fracaso y desmoralización de Blair
Hoy, sin embargo, Blair goza de una de las más bajas
estimaciones obtenidas por un ex gobernante británico, tanto en su partido como
en el resto del país, como lo destaca Sir Anthony Seldon, Director del Colegio
de Wellington, Vicecanciller de la Universidad de Buckingham y biógrafo del ex
primer ministro, reflexiona para BBC Mundo (2015)–:
Después de su
cuestionado gobierno, Blair se ha ganado un posgobierno aún más cuestionado. Muchos
de sus compañeros le vilipendian y cada vez cuenta con menos seguidores de la
generación de relevo, que rechaza tanto su desempeño como la forma en que eliminó
a los izquierdistas del partido. La política exterior de Blair fue lo que produjo la mayor controversia
sobre su gobierno, con protestas en Londres y todo el país. Su apoyo al
presidente Bush en la invasión a Irak (2003) fue la decisión de política más objetada
de un premier desde que Anthony Eden ordenó a las tropas británicas invadir
Egipto en 1956. Este proceso incluyó un interrogatorio público, donde se le
preguntó si había engañado al país para mandar tropas británicas a Irak. Quizás
se le hubiera perdonado si la invasión hubiera sido exitosa, pero su fracaso
espectacular condujo a cualquier clase de recriminaciones.
Tras dejar su gobierno, Blair se convirtió en Enviado para Medio Oriente de la ONU,
para llevar a la paz el conflicto árabe-israelí. También expuso planes
ambiciosos para África, donde proponía estrategias para que las religiones del
mundo se entendieran entre ellas mismas y muchas otras causas que hoy ha
recogido el Papa Francisco I.
Los fracasos de Blair en Levante, África y entre las
religiones mundo, no explican per se la creciente
hostilidad hacia su persona. Pero su camaleonismo, quizás sí. Blair, artífice de la
creación del Parlamento Escocés en 1999, reculó contra del referendo que
decidiría la independencia de Escocia, y en lugar de dejar que el soberano
expresara su voluntad, irrumpió en un escenario que no era el suyo para emitir
un juicio de valor que nadie le había pedido–: Romper la alianza en nuestro país es una insensatez desde el punto de
vista político, económico y emocional.
Lo peor fueron sus vínculos con regímenes e individuos de
dudosa moralidad, su afán por hacer fortuna a corto plazo y su deseo de darse la gran vida como una estrella del
jet-set–: Sus compañeros por qué es necesario
para Blair acumular tanto dinero y viajar por el mundo en aviones privados […] Ven un obvio contraste con la modesta
existencia de Gordon Brown, primer ministro entre el 2007 y el 2010, cuyos años
desde que dejó Downing Street se caracterizan por la circunspección.
Quizás sin Chávez no lo hubiera mandado al carajo, Blair
hubiera recibido los biyuyos que tanto apetece de manos del difunto o su
sucesor, a la par que Danny Glover, Sean Penn o Ignacio Ramonet.
Señor Blair, ¿tiene usted los cojones bien puestos?
Regreso a las afirmaciones de Blair: En la unión está la fuerza. El venezolano no se une y es cobarde.
¿Cierto o falso?
Hay que entender que hoy Venezuela está híper polarizada.
Que existe un pueblo venezolano, integrado por su clase media, con valores y
sentimientos que tipifican si identidad nacional. Y una población nacional,
cedulada y comprada por Chávez y Maduro, que representa al lumpen intelectual y
ético de los países latinoamericanos.
La clase media salió, valerosa y masivamente a las calles
de Caracas, el 16-A del 2001, y derrocó a Chávez. Se caló el pronunciamiento
militar que terminó en el epílogo de una comedia bufa el mismo año y las
escaseces del indefinido paro convocado por la CTV y Fedecámaras. En los tres
eventos, puso los muertos. Como los ha puesto en todas las manifestaciones
habidas durante los 18 años de castro comunismo. Tampoco son falsas sus miles
bajas habidas en los atracos cometidos por los pranes, colectivos y
uniformados, pues, cuando no son balaceras por ajustes de cuenta o dominio
territorial de las bandas del crimen organizados, son productos de acciones
delictivas para robar vehículos, secuestros exprés, celulares y dinero.
Señor Blair, si usted cree que tiene los cojones bien
puestos, ¿por qué no se va a la ONU y denuncia a los líderes que antes fueran
sus entrañables amigos, como Santos, Lula, Kirchner y pare de contar? ¿Por qué
no viene a Caracas y encabeza una marcha contra Maduro?
Caso contrario, le repito con el mayor dolor de mi alma –pues
ni Chávez ni sus seguidores fueron jamás santos de mi devoción–: Váyase bien largo al carajo, señor Blair.
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