El Golpe
de Estado que recibió Venezuela
No hace falta
ser letrado
ni ser un sabio
eminente
para ver que a
mucha gente
Con el golpe se
ha aplastado.
Se vivía
esperanzado
de hacer un
mundo mejor
y hoy día, con
gran dolor,
se acabó nuestra
esperanza;
y una terrible matanza
en Chile se
decretó
Domingo Pontigo: Triste
once de Septiembre–Mil nueve setenta y tres
Los adecos no entienden alemán
Según opina con mucha cordura mi tocayo Luis, el gobierno
narco-comunista de Maduro ha dado un Golpe
de Estado, al haber pasado por encima de la Carta Magna y haber suspendido
garantías básicas como los derechos a la asociación, la manifestación, la
privacidad de las comunicaciones, la inviolabilidad del hogar doméstico, la
detención si habeas corpus por tiempo indeterminado y el dedicarse a cualquier
actividad legítimamente productiva.
Por mucho menos que esto –asevera el otro Luis–: […] Los ñángaras se rasgaron las vestiduras y llamaron “dictador” a
Rómulo Betancourt en la década de los 60 del siglo pasado.
Las acciones de Maduro conforman un Golpe de Estado; pues se define como tal –hablando
etimológicamente, del francés, coup
d'État– a la toma del poder político, repentina, pacífica o violentamente, por
parte de un grupo diferente al gobierno o poder que destituye; vulnerando las
normas legales de sucesión vigentes, nacidas del voto y propias de un Estado de
Derecho. Hay que distinguir al Golpe de
Estado de la revueltas, motines, rebeliones, putsch, revoluciones y guerras civiles; términos que los
interesados emplean impropiamente en el contexto del proceso, con fines de
propaganda y desinformación.
Tan Golpe de Estado
es el de Maduro que Rafael, mi hermano, me cambia la conversación o cierra
el teléfono cuando toco temas extremos; Matoño, mi primo, me dice que baje la voz
cuando almorzamos con un telerreceptor a millón con cualquier partido de
fútbol; y, Bernardo, mi cuñado, me dice por whatsup
que mejor tratamos el tema personalmente. Así es que, como señalé antes, el
estado de excepción es peor que durante el gobierno de Rómulo, cuando mi abuela
Alida hablaba por teléfono con mi tía abuela Carlota, y le decía–: Es gibt einen Coup
in Carúpano!
(¡Hay un golpe en Carúpano!) A lo que Carlota respondía–: Halt den Mund,
lassen Beute gehen! (¡Cállate,
nos van a mandar presas!) Y mi abuela replicaba–: Vergessen Sie die
adecos nicht verstehen Deutsch! (No le pares, los adecos no entienden alemán)
El estado soy yo
Luis XIV: El primer golpista de la Historia
El concepto Golpe
de Estado se empleó en Francia por primera vez, durante el siglo XVIII, al referirse
a una serie de medidas violentas y repentinas conocidas como Hechos del Príncipe; en las cuales el
monarca pasaba por encima de la legislación y las normas éticas para deshacerse
de sus enemigos, mantener la seguridad del Estado o lo que a su juicio
denominaba como bien común. En su sentido
original, fue un concepto similar a lo que hoy se denomina autogolpe, es decir, desinstitucionalización del Estado por su
mayor autoridad. El primer golpista fue Luis XIV. Al concentrar el poder en si
mismo como pocas personalidades lo habían hecho. Su eslogan más conocido lo aclaró-i
muy bien: L'Etat, c'est moi
(El estado soy yo).
El término se amplió a lo largo del siglo XIX hasta
cubrir la acción violenta de un organismo del Estado, por ejemplo, sus FFAA,
para defenestrar al presidente. El concepto se superpuso y a la vez diferenció
de revolución, caracterizada ésta por
haber sido principalmente organizada por civiles ajenos al gobierno.
En 1930 Curzio Malaparte editó Técnica del colpo di Stato (La técnica del Golpe de Estado), obra que
impuso el uso del concepto en su acepción moderna, tras las autopsias del fascismo y el nacismo. Malaparte
aplicó el Golpe de Estado no sólo a las
acciones por organismos del Estado, si no, también por los poderes civiles, que
provocan su caída y acceden al poder.
Para Malaparte, la diferencia básica del Golpe de Estado con los de guerra civil y revolución son la sorpresa y
escasa duración de las operaciones, reduciendo al mínimo el tamaño y la intensidad de la confrontación armada.
En 1962, Samuel Finner escribió otro ensayo ad-hoc sobre el
Golpe de Estado: The Role of the Military in Politics (Los militares en la política). Finner distinguió 4 niveles de
presión, de los cuales considera legítimo sólo al primero:
1. Sobre el Ejecutivo o el Parlamento, en favor
de sus intereses;
2. Sobre el Ejecutivo o Parlamento, bajo amenaza
de que, de no ser aceptadas las medidas propuesta, se procederá a realizar
acciones militares
Finner considera este paso como extorsivo.
Aunque el Ejecutivo o el Parlamento no cambie aparentemente de actitud, Finner
sostiene que esta situación implica un Golpe de Estado tácito, en el que el
Poder amenazado decide según se lo impone el grupo de presión.
3. Uso de la violencia o amenaza de ella para
reemplazar al Ejecutivo o el Parlamento por otro Poder Civil
4.
Uso
de la violencia o amenaza de ella para reemplazar al Ejecutivo por un gobierno
militar
En el caso de el decreto de excepción de Maduro y desde
el punto de vista teórico, se dan varios de los supuestos que configuran un Golpe de Estado, a saber:
Se pasó por encima de la legislación y
las normas éticas para deshacerse de los supuestos enemigos, mantener la
seguridad del Estado y lo que el gobierno considera como bien común; Ha habido
sorpresa y escasa duración de las operaciones, reduciendo al mínimo el tamaño y la intensidad de la confrontación armada; ha
habido un Golpe de Estado tácito, en el que el Poder amenazado –en el caso
de Venezuela, la Asamblea Nacional–
decide ahora según se lo impone el grupo de presión –el Ejecutivo y su nomenclatura–; Uso de la violencia o amenaza de ella
para reemplazar al Ejecutivo por un gobierno militar –según las
implicaciones de las declaraciones del general Vladimir Padrino López, Ministro
de la Defensa, y otros miembros del Alto Mando– .
Un
golpe al que nadie le paró ni medio milímetro
Diosdado: We will come back
Lo
más increíble de caso venezolano es que nadie advierte, denuncia o repudia el Golpe de Estado de Maduro, en plena
vigencia, ni local ni globalmente. Al presidente Barack Obama, quien reclama la
aplicación evolutiva de los DDHH en Cuba, Vietnam y el Levante en la reunión de
hoy del G7, el sustantivo Venezuela
pareciera habérsele borrado de la memoria.
No
espero que los mandatarios de Bolivia, Ecuador o Nicaragua se pongan del lado
del pueblo venezolano, pero, ¿qué pasa con Costa Rica, México y Panamá? Y,
finalmente, ¿de qué substancia están hechos los cojones de los líderes
opositores, inclusos de los mismos parlamentarios, quienes mantienen un
silencio cómplice e inexplicable al respecto?
A partir de que
las dictaduras clásicas latinoamericanas quedaron démodée, en la
década de los 80 del Siglo XX, el Golpe
de Estado adoptó modalidades más complejas y menos evidentes, a través de
la desestabilización económica –carencia de alimentos, medicinas y otros
insumos, o guerras económicas, que Maduro atribuye a la empresa privada, al
Niño u a Pepe Le Moco, pero que han sido los gobiernos chavistas y los
militares bolivarianos quienes crearon las miserias del presente al trocarse en
importadores de bienes de consumo y negociadores de dólares en el mercado
paralelo– y generación de caos social –saqueos, manifestaciones violentas,
invasiones y huelgas–, agudizado a través de los medios masivos de comunicación
–caracterizada por la hegemonía radioeléctrica del régimen y la autocensura de
los escasos medios privados–.Estos trastornos antes descritos van casi siempre
acompañadas de revueltas, provocadas intencionalmente y, algunas veces, espontáneas,
en las cuales las muchedumbres ocupan los espacios públicos, desafiando a la
autoridad de los poderes establecidos, a veces violentamente. Las revueltas
generan la anarquía , buscada y aprovechada tanto por quienes impulsan los
golpes de Estado como por quienes buscan mantener el empoderamiento disfrutado.
Ayer, a través de una red social, escribí lo siguiente: Hay que leer entre líneas la información
generada por Primero Justicia recientemente. Casi de manera simultánea y a destiempo,
Capriles se opone al impeachment de Dilma y Borges critica la actuación de
Pedro Carmona el 11-A. Como se diría en España, ¿qué se traen estos tíos entre
manos? Me temo que todas extrañezas y las que surgirán forman parte de las
miserias del Golpe de Estado que le
dieron a Venezuela, y que nadie reclama.
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