Back
to the Future
No estarás para
nada,
no serás ni
recuerdo,
y cuando piense
en ti
pensaré un
pensamiento
que oscuramente
trata de
acordarse de ti
El futuro: Julio
Cortázar
No hay peor ciego…
Hoy me tocó ver a José Gregorio Vielma Mora, ex superintendente
del Servicio Nacional de Administración Aduanera y Tributaria y actual
gobernador del Táchira, bastante molesto ante las cámaras de la prensa por la
decisión de Maduro de haber permitido el paso de damas a Cúcuta el día de ayer,
para que adquiriesen alimentos y medicinas que no se consiguen en su entidad o
que se expenden a precios de bachaqueo.
Vielma Mora mostró a cámara una fotos, supuestamente
tomadas sobre alguno de los puentes, donde se exhibían paquetes de leche en
polvo Los Andes. Además, el gobernador le daba órdenes a la corresponsal de
Telesur para que lo encuadrara y entrevistara de la manera debida pues, según
él, los demás canales lo que hacían era amarillismo y atizar el fuego en el
Táchira.
Vielma no ve la
apelación de origen de este producto (abajo, a mano derecha)
Desde hace tiempo hay rumores no confirmados de que, tras
un incidente aún no aclarado, donde fueron heridos un oficial y soldados del
ejército –suceso que le sirvió de excusa a Maduro para cerrar la frontera con
Colombia–, el contrabando de extracción de víveres y medicamentos quedó bajo el
control de la gobernación.
Hago un poco de historia. Recuerdo una anécdota familiar
sobre la remoción del coronel Oscar Tamayo Suárez como comandante de la Guardia
Nacional en el Táchira. Eran tiempos de la dictadura del general Marcos Pérez
Jiménez, y la decisión que tomó el entonces presidente se basó una delación
sobre la comisión bajo la mesa que cobraba Tamayo por dejar entrar ganado, café
y otros bienes provenientes del vecino país.
—
¿Y
cuánto se junta Tamayito al mes —: preguntó el jefe.
—
Un
millón de bolívares al mes, más o menos —: respondió el
sapo.
—
Hay
que rasparlo —ordenó Pérez Jiménez—. Todavía si los hubiese
hecho en un año, pero, ¡en un mes…! ¡Qué descaro…!
En
aquellos tiempos, un millón de bolívares equivalían a unos 300 mil dólares. Lo
cual nos ilustra sobre, al menos, dos puntos:
1.
Siempre hubo contrabando entre
Norsantander y Táchira, de allá para acá o viceversa
2.
Desde que el General en Jefe Eleazar
López Contreras, ex Presidente de la República, creó a la Guardia Nacional –a
imagen y semejanza de los Carabineros de
Chile y la Guardia Civil de España,
en todo menos en su moral y luces–, el control de las fronteras ha estado en
manos de ese cuerpo uniformado.
Dado
el desbarajuste militar, aliñado por la actividad delincuencial de a quienes José Vicente Rangel y Vielma Mora llaman
paramilitares y que, en verdad,
pertenecen al ELN y se ocupan –además de recoger vacunas y alojar a los
secuestrados de Venezuela–, de la controlar más de 700 mil hectáreas de coca en
el Municipio Catatumbo de Norsantander, la producción de la cocaína y el
narcotráfico del producto hacia Europa y Norteamérica desde aquí. Muchos de los
elenos acaban de darse baja en las
FARC, por el expedito proceso de cambiarse
de brazalete.
La
tragedia del Táchira no es colindar con Norsantander, si no haber caído en
manos de una chusma cívico militar, de ideología castro-comunista, cuya codicia
no tiene límites, y que intentan poner orden en el despelote bajo la consigna
de: ¿Cómo quedo yo ahí…? A los
tradicionales comisionistas fronterizos, la Guardia Nacional, les han salido
otros uniformados que se disputan sus parcelas de ingresos.
Pese
a lo que Vielma Mora dice sobre la caída en el envío ilegal de gasolina
Colombia, me imagino que se referirá a las pimpinas o jofainas que los wayúes
transportaban para ganarse unos cobres, porque la supuesta producción de
gasolina del país, de 2099 a 387 millones de barriles diarios entre el 2013 y
el 2015 según Petroguía –a la cual habría que añadir la importación de naftas a
precios del mercado global–, sigue incrementándose exponencialmente, mientras
que el parque nacional rodante se reduce
a paso de vencedores.
Dado
que al gobierno de EEUU le importa un carajo lo que le pase a Venezuela, pues
su petróleo ya no es estratégico para la seguridad del Imperio, la razón por la
cual Thomas Shannon vino por segunda vez a hablar con Maduro fue para exigirle
que defenestrara a los oficiales pertenecientes al llamado Cartel de los narcosoles; exigencia que refrendó el Jefe de
Cubazuela, Raúl, durante la visita del presidente venezolano a La Habana para
la firma del negociado entre las FARC y Juanma.
Y
Maduro así lo hizo, el 5 de los corrientes, en la ceremonia de ascensos y
nombramientos de las FFAA. Fue como sacarle la escalera a Diosdado, que estaba
poniendo las tejas del techo.
¿Qué
podemos esperar ahora? De la oposición colaboracionista, nada. En la otra, no
hay fuerza. Así es que el pedo está entre ellos: quienes tienen millardos de
biyuyos pero no a dónde ir porque están en la lista negra de la DEA; los que,
sin ser inocentes, por lo menos no son narcotraficantes. Y todo esto matizado
por los últimos éxitos del foropaulismo: la firma de la paz en Colombia y el
ingreso de Cuba con la bendición de Obama al conjunto de naciones funcionales.
Recientemente
me preguntaron que cómo veía el futuro. Me imagino que como lo vieron los
alemanes en los años 30 del siglo pasado, antes de que Hitler ganara las
elecciones y los llevara al desastre. Lo veo como la trilogía Back to the Future, tres películas de
ciencia ficción donde todos saben que pasará, pero nadie quiere tomar la
iniciativa.
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