domingo, 21 de agosto de 2016

Chávez los tiene locos…


Edgar Ramírez y Danny de Vito en el filme "Stone Hands", a estrenarse mañana

Ayer le oí decir al actor Edgard Ramírez que pasó el tiempo de discutir vanamente sobre las ideologías en pugna, y que en Venezuela llegó el momento de abordar prácticamente la crisis humanitaria que sufrimos de una manera concreta. Empero Ramírez cree, como muchos otros compatriotas, que el referendo revocatorio es la panacea universal para salir de Maduro y su banda de buitres.
Otros opositores opinan que el 1º de septiembre pudiese ser la fecha clave para echar del poder al comando castro-comunista que lo detenta, inconstitucionalmente, y al entorno de narcorruptos y narcotraficantes. Así lo cree, entre ellos el doctor Jesús Petit Da Costa—: No ha sido el pueblo el culpable de la deshonra del país, pero carga con ella. Ha sido la cobardía de la MUD. Basado precisamente en los antecedentes suyos ahora Maduro, para deshonrarnos aún más, pretende que nos portemos como niñitos buenos amenazándonos con un escarmiento, como los que hicieron Boves, Zuazola y Monteverde a los patriotas, si el pueblo se atreve a convertir el 1S en revocatorio de calle. Es un desafío que coloca a la MUD-AN en esta disyuntiva: cede ahondando la deshonra que ha causado al pueblo venezolano o se reivindica convirtiendo valientemente el 1S en revocatorio de calle, con el cual recuperaremos la honra perdida junto con la libertad.
En términos parecidos se expresa el historiador Elías Pino Iturrieta—: Desde las elecciones parlamentarias del año pasado es imposible establecer parangones o analogías, toda vez que se trata de situaciones inéditas: no hubo marchas pacíficas contra Marcos Pérez Jiménez, no hubo marchas pacíficas contra Juan Vicente Gómez, no hubo manifestaciones espontáneas de la sociedad.
Pese a lo dicho por Ramírez, es preciso ahondar en conceptos ahora, para saber lo que se viene encima, cómo abordarlo y cuál debería ser el rol de cada quien en esta prolongada tragedia.

Medalla de Oro del Salto a la Talanquera
Hay quienes le niegan al período denominado por el chavismo como La IV República los gigantescos beneficios culturales, económicos y políticos que le depararon al país. Una tesis que encabeza, por cierto, Teodoro Petkoff, supuesto redactor del comunicado del Grupo La Colina, donde tirios y troyanos, por igual intentan deslindarse del régimen preagónico, en un esfuerzo que merece la Medalla de Oro del Salto a la Talanquera.
No quiero insistir sobre lo que ya he tratado.
Recomiendo a los incrédulos que lean el recién publicado libro de José Curiel, Del pacto de Punto Fijo al Pacto de La Habana. Allí, con fotos y elocuente data se registran las obras públicas de los mandatos que crearon el régimen de libertades que antecedió a la dictadura comunista.
Pero no sólo hubo concreto armado en La IV República. También se dio asistencia social a los venezolanos de menores recursos: alimentación popular, asistencia médica gratuita y subvenciones de distinto tipo. La IV República fracasó cuando cayó en manos de la codicia del Poder detrás del poder, pues fue la banca quien inició el proceso al resignar a su capacidad mediadora entre el crédito y el consumidor, dedicándose a mamar la teta de la Tesorería Nacional, como cualquier peculador de antes o ahora.

No todo socialismo es malo, ni todo liberalismo bueno
A mi hermano Rafael, por ejemplo,  le huele a azufre cualquier doctrina que incluya al término socialismo entre sus haberes, pues cree, obcecadamente, que su única definición es la que le dieran Marx y Engels a finales del Siglo XIX, olvidándose de que el movimiento original tomó dos vías: la evolutiva, partidaria de alcanzar sus objetivos dentro del sistema democrático —socialdemocracia— aplicada por la II Internacional (1912); y la revolucionaria, de la III Internacional (1919), triunfante en Rusia, que dio lugar al comunismo.
Es innegable que sin la socialdemocracia y el socialcristianismo, el Plan Marshall no hubiese tenido éxito en la Europa de posguerra, no hubiese habido El milagro alemán, Italia hubiese caído en manos de la URSS y España seguiría siendo una nación autoritaria. Fueron los gobiernos socialdemócratas y socialcristianos europeos los que crearon las bases económicas, políticas y sociales para que surgiera la Unión Europea. Es El poder detrás del poder  el que quiere destruir sus logros, como destruyó los de Venezuela, pues el Foro de Sao Paulo no es más que un apéndice de dicha cúpula.
El que nuestros socialdemócratas y socialcristianos hayan fracasado parcialmente, empoderando a las sabandijas infiltradas en las FFAA no es culpa de las ideologías, si no de las debilidades de la condición humana.

El parlamentario y economista colombiano Pablo Victoria Wilches

El poder detrás del poder
El economista y parlamentario colombiano Pablo Victoria Wilches, quien pertenece a la nueva generación de socialcristianos, analiza la realidad actual con que se enfrenta el ciudadano del Siglo XXI en su tesis, Los instrumentos del nuevo orden mundial: el derecho, la economía, la ciencia, el lenguaje y la religión en la sociedad del siglo XXI, presentada para optar al título de doctor en Universidad Complutense (2008).
Victoria sostiene que hay una novedosa concepción jurídica la cual, paulatinamente, va concentrando un poder sin precedentes en la historia y que obliga a los Estados nacionales a interpretarlo tal y como este supra-poder lo produce y lo reinterpreta. Por tal razón, el orden jurídico mundial queda al servicio del control de la vida y de los hombres y se crean Estados de derecho supranacionales que entregan su soberanía a esta entidad suprema. Este empoderamiento extremo elimina la separación clásica de los poderes públicos, y los convierte en uno solo, omnímodo, omnipotente; logrando que el hombre pase de ser persona natural a sujeto jurídico, súbdito de los artificios del nuevo derecho y del nuevo poder tiránico que se asienta.
Se trata —según el analista— de un totalitarismo sin rostro, colectivo, anónimo que ya no se expresa en el devenir político o se materializa en un dictador visible, sino que se difracta en los tribunales y se asume, invisible, como norma de vida. Disuelto el concepto de persona humana, lo que sigue es la disolución del Estado mismo cuya existencia está vinculada al orden jurídico internacional.
Para Victoria, sólo puede hablarse de democracia cuando hay equilibrio entre la justicia y el derecho. Citando a Tucídides y su Historia de la Guerra del Peloponeso, el autor asevera que—: La justicia no existe más que entre iguales en el poder .
Observa que, en la mayor parte de los países occidentales, las cortes constitucionales suspendieron en las escuelas públicas toda mención a Dios para no ofender a los ateos, quienes, evidentemente, son minoría. Esta terrible distorsión no solamente se convierte en una discriminación en reversa de las minorías activas contra las mayorías pasivas, sino que consagra la extralimitación de los derechos individuales sobre los colectivos, y al desmembrar el sentido de pertenencia de una comunidad, debilita la fibra social y abre paso al decaimiento moral. Lo cual se evidencia con la islamización de Europa, y el auge de los grupos fundamentalistas como Al Quaeda e Isis en Asia, el Levante, el Norte de África y la Región Subsahariana.

¡Con mis hijos no te metas!
Un método práctico para cambiar la sociedad es apoderarse del alma de los niños. Esta función. asumida por el Estado, se nutre de los positivistas, como Rousseau, de los socialistas utópicos y hasta del propio Marx. Para eso se  hace necesario empezar modificar la estructura jerárquica de la escuela por una autogestionaria, nivelada, democrática, igualitaria, pluralista y solidaria. Así se busca la coeducación en todos los niveles y la igualdad entre educandos y docentes, al el punto en que los alumnos intervengan en el contenido y método de la enseñanza y en el propio control y gestión de los planteles. Por eso, nunca fue más pertinente la frase que los manifestantes, padres y representantes, esgrimimos en las primeras de cambio contra el régimen de Chávez: ¡Con mis hijos no te metas!

Los enemigos son la pareja y la familia
De allí a transformar la estructura familiar hay sólo un paso. Se da con una desorientación sexual que altera la condición de pareja, exalta la autonomía sexual infantil, sensibiliza hacia la tolerancia —y aun la condescendencia—sobre las preferencias sexuales alternas, favorece la unicidad de los sexos y rechaza por patológica a la familia patriarcal, monogámica, fundamentalista —entiéndase, a un concepto basado en la ética cristiana y al cristianismo, que forman parte de la Civilización Occidental—-.

Termina Victoria haciendo un llamado dramático—: Al hombre contemporáneo, fruto de un pasado cultural radicalmente diferente, no le quedan opciones distintas que sentirse asombrado frente a los vertiginosos cambios que experimenta y no puede controlar. Tal vez sea su única opción guardar distancia de los cambios mismos, porque es la única forma de preservar lo poco que queda de cordura en un mundo que parece haber perdido el quicio de la razón. La deformación sufrida en todos estos órdenes no parece ser camino viable al engrandecimiento espiritual de la raza humana. En otras palabras, como decían los chavisyas al principio de esta desgracia: Chávez los tiene locos…

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