¿A dónde irán los narcorruptos? (…y 2)
Aún teniendo mucho dinero, el exilio es un pan duro de
tragar. De los judíos refugiados en Suiza antes de la II Guerra Mundial,
aproximadamente 30 mil fueron devueltos a sus países de origen, tras ser desfalcados
por la banca suiza, que incluso subastó sus cuadros y acciones y bonos a
precios de gallina flaca.
El destino de dichas cuentas durante la posguerra fue un
auténtico negocio entre los ilegítimos poseedores del capital. A los deudos las
víctimas del holocausto se les exigieron certificados de defunción, aún
sabiendo la imposibilidad de lograrlos, pues tales actas no eran expedidas en
los campos de exterminio nazis.
El oro permaneció por decenios en los bancos helvéticos,
y éstos destruyeron las evidencias y pruebas relacionadas con su procedencia,
para poder evadir los reclamos de los sobrevivientes y sus familiares. A dichas
instituciones financieras se unieron abogados y contables de los depositantes,
convencidos que sus clientes habían
desaparecido sin dejar rastros.
Los banqueros negaron todas las acusaciones, sosteniendo
que desconocían el origen del oro, y que no era su responsabilidad averiguar la
procedencia del mismo.
Los aliados decidieron presionar a Suiza para que
compartiera con ellos el botín de guerra,
pero tal medida cayó en el olvido con la Guerra Fría. Occidente necesitaba
llevar a Alemania Occidental al milagro económico para restregárselo por
la cara a los incompetentes soviéticos; así como EEUU necesita ahora que Cuba
adopte el modelo capitalista para poner
orden en su patio trasero.
Javier del Pino en El
País de España (17/04/05) que, 7, años antes, Edward R. Korman, juez
federal de EEUU había concertado un acuerdo entre Credit
Suisse Group y UBS AG y cientos de familias judías, para repartir 1.250
millones de dólares, poniéndole fin a múltiples demandas con una misma
acusación: Haber destruido la
documentación sobre miles de cuentas de familias judías, en un proceso llamado “arianización
de las propiedades”. El mismo juez sentenció a favor de los herederos de
una familia austríaca la mayor indemnización pagada hasta ahora: casi 22
millones de dólares para María Altman, de 89 años.
Según Korman la actitud de tales entidades fue deplorable–:
Se presentaron ante los judíos como un
refugio seguro para su dinero, pero los bancos suizos se lo entregaron a los
nazis para ganarse los favores del régimen, describe en la sentencia.
Ahora bien, si fue malo para los judíos, debería ser peor
para los boliburgueses, bolichicos y narcosoles, dada la naturaleza, cuantía y
resonancia global de los delitos a escala global durante los mandatos de Chávez
y Maduro. Por eso, el objetivo que me propuse en la entrega anterior, de buscar
algún refugio para que los narcorruptos se vayan lo antes posible, merece un
estudio de posibles destinos.
Hay que descartar al Caribe, dada la rapacidad histórica
de sus gobernantes. Y no me refiero sólo a los Castro Ruz. Veamos el caso del
Shá de Irán
Un musulmán que se convirtió en judío errante
Cuando Mohammad Reza Pahlevi entendió de que los
fundamentalistas e iban por su pescuezo, se montó en el avión presidencial –en
esos tiempos, un modesto Boeing 707–, lo piloteó hasta El Cairo e inició su vía
crucis personal, pues fue el primer musulmán en convertirse en un judío errante.
En Egipto le dijeron que allí no se podía quedar. Como
también se lo anunciaron sus correligionarios el resto del Medio Oriente. Y
hasta en España, donde el monarca iraní había compartido portadas de la Revista Hola con Francisco Franco y el
Príncipe Juan Carlos, le mandaron a la mismísima.
Al Shá le dio cáncer, enfermedad con un alto antecedente
de estrés. Mi amigo Robert, su asesor, logró que EEUU le concediera visa para
ser tratado en el Mount Sinaí de Boston. Pero eso sí, tras su operación, Reza
Pahlevi debería abandonar para siempre el territorio de la Unión Americana.
Robert le recibió en el Aeropuerto Kennedy en un Cadillac
que Reza Pahlevi había encargado. Estaba fabricado con blindaje contra cualquier
atentado.
Tras la intervención quirúrgica, el único país que
recibió a Reza Pahlevi fue Panamá, bajo el gobierno de Omar Torrijos. Lo
recibió, sí, pero se lo cobró con creces. Cuando el Shá llegaba al counter desk de
un hotel y le daban los buenos días, ya le estaban cargando US$ 100 por la
gracia. Al desayunar, un par de huevos le salía por unos US$ 300. Regresó a
Egipto, que se avino a darle refugio, y allí se murió, de arrechera y
melancolía.
Yo creo que notables del régimen maduro chavista como José
Vicente no tienen problemas, pues cuentan –según he oído decir pero no me
consta– con un château en las afueras de Santiago de Chile, y el apoyo de
la presidente Bachelet, compañera ideológica del Foro de Sao Paulo.
Pero para otros vicepresidentes recientes, como
Aristóbulo Istúriz, la solución no sería tan simple.
Un país africano donde aún camina la espada de Bolívar
Una nación de acogida pudiera ser Zimbabue, cuya capital
y ciudad más poblada es Harare. Zimbabue limita al sur con Sudáfrica, con Botsuana
al oeste, con Zambia al noroeste y con Mozambique al este y noreste. Tiene, aproximadamente
13 millones, de habitantes y 16 idiomas oficiales, siendo el inglés, el shona y
el ndebele los más hablados.
Desde el siglo XII Zimbabue conoció variadas formas de
organización política, convirtiéndose en una ruta importante para la migración
y el comercio. Durante la década final del siglo XIX, Cecil Rhodes demarcó por
primera vez su territorio, construyó el ferrocarril que la une con
Johannesburgo, puso orden en las concesiones mineras de oro y diamantes, trajo
cultivadores de Europa y la convirtió en una verdadera tacita de plata. Gracias
a su esfuerzo, Inglaterra denominó a esta colonia Rhodesia del Sur en 1923.
En 1965, la minoría blanca declaró unilateralmente la independencia
de Rhodesia. El nuevo estado soportó aislamiento internacional y 15 años de
guerra con los nacionalistas negros. La confrontación culminó en un acuerdo de
paz y elecciones con voto universal y secreto.
Robert Mugabe se convirtió en primer ministro de Zimbabue
en 1980, cuando su partido le ganó las elecciones a la minoría blanca; y fue
nombrado presidente de Zimbabue en 1987.
Al poco tiempo Mugabe se volvió un tiranuelo despreciable,
responsable de múltiples violaciones de los DDHH, escudándose en la retórica
socialista revolucionaria de la Guerra Fría, culpando de la crisis económica
causada por su infinita torpeza a las potencias occidentales. Dadas sus supuestas
credenciales antiimperialistas, los demás líderes africanos contemporáneos se
han rehusado a criticarle, pese a que el arzobispo Desmond Tutu le llamó: El arquetipo del dictador africano caricaturizado
por las películas de animación.
Mugabe fue reelegido presidente, por enésima vezm en el 2013,
comicios amañados, según los definió la revista The Economist. Al asentarse de nuevo en el trono, Mugabe duplicó el
número de empleados públicos y, según la publicación antes citada, incrementó el desgobierno y la corrupción.
Puede que por parecérsele tanto, Hugo Chávez le entregara
una réplica de la espada de Bolívar, tal como lo hiciera con Raúl Castro, Muhammad
Gadafi y Lula Da Silva, entre otros de sus atorrantes amigos.
El problema para Istúriz es que Zimbabue no tiene salida
ni puerto al mar, por lo cual el ex profesor tendría abandonar es preciado y
valioso yate.
Quizás la mejor solución para Istúriz y sus pares
Jamaica es una de las Antillas Mayores, con una
superficie de 240 km de largo y una anchura máxima de 80. Se encuentra ubicada
a 630 km de Centroamérica, 150 al sur de Cuba y 180 al oeste de La Española.
Con 2,8 millones de personas, es el tercer país de habla
inglesa más poblado de América, después de EEUU y Canadá. El poder ejecutivo lo
ostenta la reina Isabel II, quien es simultáneamente su Jefa de Estado y Reina.
Para 2007 la composición étnica de Jamaica era un 80% de
negros y mulatos, y el porcentaje restante de blancos y asiáticos; la segunda
buena noticia para Istúriz –la primera es la existencia de excelentes marinas,
sobre todo en la costa noreste, cerca de la población de Negril–, quien, como
inventor del racismo semántico y semiológico en Venezuela, ya quisiera esa data
para nuestro país. La tercera buena nueva es que, aún cuando el idioma oficial
es el inglés, una minoría también habla español.
Tongo le dio a Gorondongo…
Si no fuera por las recientes detenciones de los sobrinos
de la Primera combatiente por la DEA,
Haití pudiese el sueño hecho realidad para Istúriz, pues allí se dan todos los
elementos que más admira. Y es que, tanto el vice como muchos de sus delincuentes
asociados ven en el mestizaje una afrenta opuesta a sus proyectos, pues el
indigenismo y el afro-americanismo en Venezuela no son más que torpes intentos
de llevar la lucha de clases a una
realidad subjetiva absolutamente extraña.
Pues bien, donde la raza
cósmica no se dio fue precisamente en Haití. Y no sucedió pues, a partir de
la traición de Charles Leclerc, gobernador insular, gobernador insular, a la
palabra empeñada al segregacionista François Toussaint-Louverture, en la Isla
Mágica comenzó una confrontación indefinida, y que puede describirse
sumariamente en la letra de una conocida guaracha de Celia Cruz: Tongo le dio a Gorondongo,/ Gorondongo le
dio a Bernabé./ Bernabé le pegó a Muchilanga,/ le dio burundanga/ y le hincha
los pies… etcétera.
Comenzó la tragedia haitiana con la derrota de la Legión
Extranjera, la degollina de los blancos que no emigraron y de los mulatos que
no se fueron porque nadie los quiso recibir.
Cuando ya no hubo minorías racialmente identificables,
los negros comenzaron a matarse entre ellos mismos, y acabaron con el enclave
ultramarino más próspero de Francia, cuyo per cápita era mayor que el de Suiza,
cuya flota movilizaba más de 500 buques entre el Nuevo y el Viejo Mundo y cuya producción
agroalimentaria no sólo colmaba la canasta básica local, si no permitía la
exportación de excedentes de alto valor a muchos mercados internacionales.
Haití era tan, pero tan próspera que, décadas después,
allí fue donde concurrió Simón Bolívar, tras la pérdida de la Primera
República, para lograr dinero, oficiales y armas con los cuales poder continuar
con su gesta libertaria.
Más tarde, cuando los haitianos se hartaron de jugar a
ser caínes y abeles, invadieron a la pacífica República Dominicana –entonces
provincia española, para ejercer una feroz tiranía por más de cuatro lustros,
hasta que los dominicanos reaccionaron y los devolvieron al pedazo de La
Española donde antes habían estado. Por eso, los héroes de la Independencia en
Santo Domingo no son quienes lucharon contra los españoles, sino quienes
derrotaron a los haitianos.
Tiempo después, cuando Rafael Leónidas Trujillo asumió el
poder, se vengó de las afrentas del pasado, ejecutando a más de 30 negritos del batey que cortaban caña al
otro lado de la frontera. Aunque EEUU condenó a Trujillo a pagar 2 mil dólares
por cada víctima, sólo canceló la cuota inicial, al demostrar que la ayuda no llegaba
a los familiares de los difuntos, sino que se repartían los militares de turno.
Si ya la situación de miseria, ignorancia y desesperanza
era espantosa a mediados del Siglo XX, la guinda del cóctel la puso François
Duvalier, médico graduado en París, que renunció a la ética de su profesión,
proscribió la enseñanza gratuita y obligatoria, promovió el uso del dialecto patois creole –para que el resto del
mundo no se enterara de sus crímenes de lesa humanidad–, formó a los tontons macoutes –el
cuerpo de seguridad más corrupto y sanguinario del planeta– y abrazó el vudú –religión
satánica caracterizada por controlar a las ánimas en pena–.
A su muerte, le sucedió Baby Doc, su hijo, que cometió
tropelías al por mayor, hasta que los marines de EEUU lo echaron, por razones humanitarias. Posteriormente
hubo otros forajidos presidentes, como el ex sacerdote Jean-Bertrand Aristide,
quien durante su exilio en Caracas mandaba a comprar caviar, foie gras, salmón
y champaña en Rey David, la más exclusiva tienda de exquisiteces, con el dinero
de todos los venezolanos, pues su delicado estómago no soportaba otras ingestas.
En verdad, dedicándome sólo a dos casos he agotado la
lista de los posibles destinos donde pudieran ir los narcorruptos. Porque, para
ellos, la solución no es fácil, ya que los lugares dónde ellos pensaron que
podían irse a disfrutar de sus cobres mal habidos, les están vedados por una u
otra razón. Por tanto, acepto sugerencias…
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