Hace poco nos referimos al vicio de escribir por escribir y, tácitamente. señalamos que siempre había temas para orientar a nuestros seguidores.
En la Venezuela demencial donde vivimos, sobran temas, y depende de la sensibilidad, vocación y postura del mediador analizarlos y emitir juicios de valor al respecto.
Lo que faltan son medios donde ubicarlos, así como empresarios que tengan el coraje necesario para darle cabida en ellos a las expresiones de la verdadera disidencia.
Que no está representada, precisamente, por aquéllos en quienes priva el afán del lucro, por encima de cualquier otra consideración ética. De los que Vladimir Lenin dijo, peyorativamente, que estaban dispuestos a vender el mecate con el cual les iban a colgar, siempre que a cambio obtuvieran algún beneficio.
En el proceso para acallar a Globovisión, según nos han contado, se han dado varias fases:
•Una primera instancia durante la cual el régimen, a través de sus operadores financieros -léase testaferros- le propuso a los dueños de la concesión una oferta económica de esas a las que, por su cuantía, nadie debía rehusarse
•Para Nelson Mezherane, esa oportunidad no sólo representaba una bonita cantidad de dinero, sino la posibilidad de que a su banco lo dejaran en paz
•Se reunió con Guillermo Zuloaga, y éste decidió plantearle el asunto al menor de los accionistas del Canal, Alberto Federico Ravell
•Allí fue donde todo se enredó, porque Ravell reaccionó como una mapanare y les manifestó su total desacuerdo, adelantándoles además que si ellos actuaban en contra de su voluntad, emplearía todas sus fuerzas en denunciar la negociación
•Zuloaga se lo pensó dos veces, y no sólo pesó en su decisión declinatoria la reacción de Ravell, sino, asimismo, su propia historia familiar y personal
•Esta inesperada negativa desató las iras incontenibles del Guasón, quien, rodeado de adulantes, advenedizos y corruptos, juzga a los demás por su propia condición, y a quien se le estrelló en la cara el precepto marxista del mecate
•A partir de ese punto de quiebre, comenzó la persecución a trocha y mocha contra Mezherane y Zuloaga, cuyo último capítulo –no el final, por cierto- sufrimos el lunes próximo pasado.
Por supuesto, únicamente se trata de opinión y conjeturas. De las cuales, sin embargo, podemos extraer varias lecciones.
La primera que, pese a la postura antiética y vendepatria de algunos banqueros y concesionarios radioeléctricos, porque no todos los capitanes de la industria venezolana están dispuestos a vender sus reinos por unos puñados de lentejas. Sobre todos, si los granos provienen de alguna importación nerviosa de Pedeval y vienen podridos, contaminados y pervertidos con las miasmas de la robolución boliburguesa.
La segunda se focaliza en la expresión de una señora mayol –así la adjetivan los animales que hoy nos desgobiernan-, cuentahorrista del Federal y de humilde apariencia, quien emplazó al Guasón en los siguientes términos: Usted no tiene derecho a jugar con los ahorros de mi vida por un problema personal. ¡Váyase a la mierda!
La tercera, como lo anticipa uno de nuestros amigos corianos porque la suma de todas las iras de los millones de venezolanos a quienes el Guasón ofende, descalifica, agrede y amenaza a diario, hará que esta vaina reviente por algún lado. Más pronto de lo que se cree. Y recomienda, en este sentido: Hay que leer la Historia de Venezuela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario