El Nacional dedicó gran parte de los contenidos políticos de su última edición dominical a los tejemanejes del CNE. Lo que allí se dice es rigurosamente cierto, lo advertimos hace más de un año en este mismo blog, sin que se nos hiciera caso, y sólo obtuvimos la recomendación de nuestro querido primo de Barcelona: Ya veremos qué hacer cuando crucemos ese puente.
Bueno, primo. Ya lo cruzamos, el 26S para ser más precisos y, como alerta Armando Durán en su columna de ayer, el Guasón anda desatado por esos mundos del Diablo, comprando armamentos para sus mambrúes, regalando el futuro de nuestros hijos y nietos a Alexander Lukashenko y Mahmud Ahmadineyad, anunciando que a la atomización de Venezuela no la para nadie –se refiere a la energía nuclear, porque a la otra, la desintegración, la social, política y económica del país, ya lleva una morena-, mientra que su banda de forajidos se dedica a confiscar lo que queda de una estructura agropecuaria privada que una vez fuera envidia y ejemplo para el resto de Iberoamérica.
Por otro lado, también ayer, Fernando Bianco, el más cuerdo de los orates que acompañan al Guasón en su epopeya destructiva, reclama la ineficiencia de los gobernadores y alcaldes rojo-rojitos para darle apoyar la cubanización del país, y, con numerosas firmas y un legajo de 70 páginas, reconoce la incompetencia de estos funcionarios electos, pidiendo sean revocados de sus cargos.
En entrevista dada a la prensa el fin de semana, Oswaldo Álvarez Paz recuerda a sus conciudadanos, particularmente a los miembros de la oposición tolerada, que las presidenciales del 2012 no son la única ni, probablemente, la mejor opción constitucional para salir del Guasón, quien se limpia con el paltó de su Armani las normas de la Bicha que le disgustan o desfavorecen.
Álvarez pide coraje, integridad y raciocinio, mas no sabemos hasta dónde puede pedírseles peras a los olmos, pues, aunque muchos de los mud-os estén conscientes de la inviabilidad del Guasón y su proceso, algunos de ellos prefieren negociar con él –no dialogar, que es harina de otro costal y supuesto negado en este caso- y llevar al nativo de Sabaneta, aunque sea entablillado y escarolado, a las elecciones, sorteando los escombros físicos y morales de esta Corte de los Milagros que hoy es Venezuela.
Eduardo Sentei, otrora prócer de la Tres Raíces –ya saben, el 28, el 28, el 28-, quien saltó la talanquera hace algún rato, admite que, al principio, el Guasón le parecía un excéntrico de buena nota, y le comparaba con Nikita Jrushov. Pero que ahora no, y le pregunta a sus lectores qué concluyen frente a los desmanes de su antes idolatrado mentor. Nuestra respuesta es simple, lo mismo que piensas tú pero no lo expresas.
La Iglesia, que tiene milenios lidiando con estos desquiciados de capa y espada, y que, cuando se pasan de la raya les prepara divertimentos como las Cruzadas o las hogueras del Santo Oficio, sabe lo que se nos viene encima si la situación queda a la buena de Dios: Dejadas a su propio impulso –asevera la Ley de la Parsimonia- las cosas van de mal a peor.
Este collage mediático tiene, para nosotros, una sola conclusión: Hay que elegir entre el Rey –el Guasón- y el Reino –Venezuela-. En nuestro caso, la decisión es simple: Optamos por el Reino.
martes, 26 de octubre de 2010
viernes, 22 de octubre de 2010
Las tres C de Lee Preschel
El martes 19 de octubre tuvimos el honor y el placer de asistir al bautizo de la autobiografía Rebel with a cause – Rebelde con causa -, escrita por el venezolano Wolf Lee Preschel (1933-2007), uno de los mejores publicistas y gerentes de la publicidad global del Siglo XX .
El acto estuvo enmarcado en la Semana de ANDA, cadena anual de eventos donde anunciantes, medios y publicistas de Venezuela y el mundo comparten experiencias, se actualizan, provén diagnósticos sobre el mercado y examinan opciones para sobrevivir en la crisis crónica a la cual el régimen comunista que la desgobierna ha sometido a la República desde hace más de 11 años. El evento cumbre de la Semana ANDA son las premiaciones a los mejores anuncios, distribuidas por categorías.
A algunos observadores, ajenos al entorno mercadotécnico, podrá parecerles ilusorio y hasta aventurado que sus gremios celebren actividades como la descrita, pues creen, erróneamente, que el proceso desatado por el Guasón es irreversible, y terminará con la consagración de un nuevo Soviet en la Patria de Bolívar. Otros, los más optimistas, piensan que el proyecto desquiciado del atorrante de Sabaneta y los malhechores que le secundan acabará, tarde o temprano, dejando a Venezuela en bancarrota y en manos de las nuevas trasnacionales del capitalismo salvaje brasilero, chino, iraní y ruso.
La vida de Preschel, sin más nacionalidad que la venezolana, y quien se rehusó a ocupar la jefatura más elevada de la empresa para la cual trabajó durante toda su existencia, J. Walter Thompson Company, pues no quiso renunciar a su gentilicio ni a su residencia en Caracas, es un mentís rotundo a los agoreros que anticipan el futuro de este país rojo o negro.
Preschel nació en Kalnas, Lituania, hijo de un campesino polaco desertor del arado, casado con una lituana graduada de Filosofía en París y logrado una posición envidiable, antes de que el Ejército Rojo –apoyado por el pacto Hitler Stalin- ocupara su nación, y un capitán soviético su hogar.
Allí comenzó la carrera de ratas de la familia Preschel, que la llevaría hasta Vladivostok –vía el Transiberiano-, desde allí a Kyoto, después a Shangai –ciudad donde le alcanzó la II Guerra Mundial-, y permaneció recluida en un campo de concentración japonés por 5 años.
Tras su liberación, los Preschel llegaron a San Francisco, vivieron allí unos meses, y siguieron a Nueva York.
Arnold, papá de Lee, decidió que Sudamérica era su mejor opción, y los tres mosqueteros se encaminaron a Sao Paulo, Montevideo y, finalmente se establecieron en Buenos Aires, considerado entonces el París de habla hispana. En un período mínimo, los Preschel recuperaron su fortuna, se mudaron a Olivos, barrio residencial donde Juan Domingo Perón poseía una quinta destinada a alojar a sus amantes adolescentes, a quienes perseguía en bicicleta.
No queremos seguir contándoles lo que Lee narra mejor en su obra, cuya lectura recomendamos ampliamente. Sin embargo, les añadimos un datos más sobre este notable personaje. A los 28 años de edad, arribó a Caracas como el más joven gerente de JWT, para encargarse de una subsidiaria de la Casa Matriz. Venía con un amor a cuestas, Beatriz Scarpeta, esposa, amiga y compañera de siempre.
Consiguió una agencia estancada, sin fondos siquiera para cambiar las máquinas de escribir, cuyas letras estaban torcidas. En tiempo récord, la convirtió en la publicitaria de mayor facturación y más creativa del país, rompiendo todas las reglas con irreverencia y, a veces, con el tacto de un elefante en una cristalería, pero manteniendo siempre su integridad personal y profesional.
Lee fue nuestro amigo, compañero de trabajo y maestro en el difícil arte de hacedor de anuncios.
Nos exigió más de lo que creíamos podíamos dar, y no se equivocó al hacerlo. La única pelea que perdió Lee fue contra la diabetes, enfermedad maligna que acaba con el más corajudo, y que la origina la ingesta de azúcar blanca, producto tan pernicioso como los alcaloides, que debería ser destinarse a la manufactura de alcohol para combustibles, fermentados y destilados, beneficiosos para la Humanidad, pero nunca para alimentos. No se ría, amigo seguidor, que lo anteriormente dicho es bien cierto.
Lee resumía su exitosa estrategia en tres C: Cabeza, para saber dónde se está y a donde se quiere/puede llegar; Corazón, pues si no se ama entrañablemente lo que se hace y a la gente a quien se dirige, no hay forma de triunfar; Cojones, porque uno debe tener las bolas bien puestas para tomar decisiones, asumir riesgos y responsabilizarse por los aciertos y desaciertos obtenidos.
El acto estuvo enmarcado en la Semana de ANDA, cadena anual de eventos donde anunciantes, medios y publicistas de Venezuela y el mundo comparten experiencias, se actualizan, provén diagnósticos sobre el mercado y examinan opciones para sobrevivir en la crisis crónica a la cual el régimen comunista que la desgobierna ha sometido a la República desde hace más de 11 años. El evento cumbre de la Semana ANDA son las premiaciones a los mejores anuncios, distribuidas por categorías.
A algunos observadores, ajenos al entorno mercadotécnico, podrá parecerles ilusorio y hasta aventurado que sus gremios celebren actividades como la descrita, pues creen, erróneamente, que el proceso desatado por el Guasón es irreversible, y terminará con la consagración de un nuevo Soviet en la Patria de Bolívar. Otros, los más optimistas, piensan que el proyecto desquiciado del atorrante de Sabaneta y los malhechores que le secundan acabará, tarde o temprano, dejando a Venezuela en bancarrota y en manos de las nuevas trasnacionales del capitalismo salvaje brasilero, chino, iraní y ruso.
La vida de Preschel, sin más nacionalidad que la venezolana, y quien se rehusó a ocupar la jefatura más elevada de la empresa para la cual trabajó durante toda su existencia, J. Walter Thompson Company, pues no quiso renunciar a su gentilicio ni a su residencia en Caracas, es un mentís rotundo a los agoreros que anticipan el futuro de este país rojo o negro.
Preschel nació en Kalnas, Lituania, hijo de un campesino polaco desertor del arado, casado con una lituana graduada de Filosofía en París y logrado una posición envidiable, antes de que el Ejército Rojo –apoyado por el pacto Hitler Stalin- ocupara su nación, y un capitán soviético su hogar.
Allí comenzó la carrera de ratas de la familia Preschel, que la llevaría hasta Vladivostok –vía el Transiberiano-, desde allí a Kyoto, después a Shangai –ciudad donde le alcanzó la II Guerra Mundial-, y permaneció recluida en un campo de concentración japonés por 5 años.
Tras su liberación, los Preschel llegaron a San Francisco, vivieron allí unos meses, y siguieron a Nueva York.
Arnold, papá de Lee, decidió que Sudamérica era su mejor opción, y los tres mosqueteros se encaminaron a Sao Paulo, Montevideo y, finalmente se establecieron en Buenos Aires, considerado entonces el París de habla hispana. En un período mínimo, los Preschel recuperaron su fortuna, se mudaron a Olivos, barrio residencial donde Juan Domingo Perón poseía una quinta destinada a alojar a sus amantes adolescentes, a quienes perseguía en bicicleta.
No queremos seguir contándoles lo que Lee narra mejor en su obra, cuya lectura recomendamos ampliamente. Sin embargo, les añadimos un datos más sobre este notable personaje. A los 28 años de edad, arribó a Caracas como el más joven gerente de JWT, para encargarse de una subsidiaria de la Casa Matriz. Venía con un amor a cuestas, Beatriz Scarpeta, esposa, amiga y compañera de siempre.
Consiguió una agencia estancada, sin fondos siquiera para cambiar las máquinas de escribir, cuyas letras estaban torcidas. En tiempo récord, la convirtió en la publicitaria de mayor facturación y más creativa del país, rompiendo todas las reglas con irreverencia y, a veces, con el tacto de un elefante en una cristalería, pero manteniendo siempre su integridad personal y profesional.
Lee fue nuestro amigo, compañero de trabajo y maestro en el difícil arte de hacedor de anuncios.
Nos exigió más de lo que creíamos podíamos dar, y no se equivocó al hacerlo. La única pelea que perdió Lee fue contra la diabetes, enfermedad maligna que acaba con el más corajudo, y que la origina la ingesta de azúcar blanca, producto tan pernicioso como los alcaloides, que debería ser destinarse a la manufactura de alcohol para combustibles, fermentados y destilados, beneficiosos para la Humanidad, pero nunca para alimentos. No se ría, amigo seguidor, que lo anteriormente dicho es bien cierto.
Lee resumía su exitosa estrategia en tres C: Cabeza, para saber dónde se está y a donde se quiere/puede llegar; Corazón, pues si no se ama entrañablemente lo que se hace y a la gente a quien se dirige, no hay forma de triunfar; Cojones, porque uno debe tener las bolas bien puestas para tomar decisiones, asumir riesgos y responsabilizarse por los aciertos y desaciertos obtenidos.
jueves, 14 de octubre de 2010
¡Viva Chile, mierda…!
¡Piensa mal y acertarás…! -: asevera un viejo adagio castellano. Tenemos algún tiempo pensando mal sobre dos temas que irritan a los españoles: las confiscaciones de sus propiedades y la presencia de los etarras en Venezuela.
Dijimos que lo de los etarras no es nuevo, y que sólo saltó a los titulares de la prensa ibérica por la detención Javier Atristain y Juan Besance, que cantaron hasta la Corte del Faraón ante la Guardia Civil, y denunciaron a Arturo Cubillas, un vasco nacionalizado y funcionario del régimen chavista como su embajador de oficio en Caracas, quien les facilitó entrenamiento guerrillero dirigido por el coronel alias Jimmy.
Al embrollo anterior, excelente argumento para un blockbuster, hay que agregarle las revelaciones del periodista español Antonio Salas, autor del libro El palestino, quien asegura haber recibido adiestramiento en un campamento guerrillero en Venezuela, en Marzo del 2008.
No dudamos sobre la veracidad de los testimonios de Atristain y Besence, ni de lo escrito por Salas. Como tampoco de lo afirmado por Luis Alfonso Hoyos, Ministro Plenipotenciario de Colombia ante la OEA, como regalo de despedida del Presidente Álvaro Uribe a su colega venezolano, bajo la forma de evidencias que indicaban la presencia de santuarios de las FARC y el ELN en nuestro país.
Con máxima consideración hacia los sentimientos de los deudos de las 800 y pico de víctimas fatales que cuenta ETA en su haber, no puede compararse el sufrimiento ocasionado por los terroristas vascos en España, con el infringido por los narcolombianos en Venezuela y la Nueva Granada. Si lo de allá se cuenta por cientos, lo de aquí por miles; y en la Patria de Bolívar incluye secuestros, extorsiones, sicariatos, lavado de dinero y cualquier clase de delitos de manifiesta inhumanidad.
Pero es affaire de los etarras también ha servido como cortina de humo para tapar las confiscaciones con las cuales el Guasón pretende controlar la producción y comercialización de alimentos en el país; no para mejorar la distribución y abaratar los precios, sino para doblegar a las masas por hambre, necesidad básica, fisiológica o higiénica para la existencia.
Es la estrategia que ha mantenido en el poder a los hermanos Castro en Cuba, por más de medio siglo. La que mantuvo a Joseph Stalin y a sus sucesores durante 75 años en la extinta URSS. La que usó Pol Pot contra 3 millones de sus conciudadanos en Camboya. La que practicaron las SS contra los judíos y otras minorías étnicas en los campos de concentración de Europa Central.
Se trata de una estrategia simple y efectiva, pues no todos tenemos el coraje y la resistencia de Franklin Brito, quien prefirió morir de mengua antes que renunciar a la finca, levantada con el esfuerzo de su vida.
Cuando advertimos a nuestros seguidores que había que pelear por Agroisleña –y dejar a un lado el issue de los etarras-, algún buen amigo no señaló que las confiscaciones se habían dado varias veces, y la oposición había hecho poco o nada al respecto. Cierto es, hubo cerca de 200 despojos este año, sin compensaciones, y sin que ningún dirigente político reaccionara ante la violencia y el hurto oficializados, de manera proporcionada a los agravios recibidos.
Pero el globo de ensayo de Agroisleña le sirvió al régimen y sus estrategas cubanos para pasar al próximo capítulo, en el se incluyen Cargill y Polar, según lo anunciara esta semana Carlos Osorio, Ministro de Alimentación.
Cargill no sólo importa el trigo para el pan nuestro de cada día, sino, igualmente, un sinfín de materias primas, que no se producen en el país, para las procesadoras de alimentos. Polar, bueno, usted, amigo lector, sabe qué es Polar y cuál es su importancia en la dieta diaria del venezolano, desde hace más de 50 años.
¿Por qué callan los políticos? Y, sobre todo, ¿por qué lo hacen los medios de comunicación aún privados, considerando que Polar es uno de sus grandes y pocos anunciantes?
La verdad es que carecemos de una respuesta, a menos que también sus periodistas, concesionarios y dueños hayan caído en la manipulación que descalifica a los empresarios como oligarcas, especuladores y hambreadores.
Frente a la irresponsabilidad de quienes deberían ser orientadores del ciudadano de a pie, explicándole el origen y destino de las maniobras del Guasón, a fin de que él mismo decida convertirse en peón del régimen comunista, en una servidumbre de gleba peor que la del Medioevo, o pelear por su libertad, con todos los recursos a su alcance; provoca mirar al Sur, y gritar con Sebastián Piñera, los mineros y los habitantes de esa pequeña y grande nación austral: ¡Viva Chile, mierda…!
Pues es en Chile, donde una dictadura militar de derecha sucedió a un proyecto comunista como el venezolano, el país del mundo donde se está demostrando ahora que la democracia, del capitalismo, la apertura a la globalidad y la empresa privada sí funcionan. Otra vez: ¡Viva Chile, mierda…!
Dijimos que lo de los etarras no es nuevo, y que sólo saltó a los titulares de la prensa ibérica por la detención Javier Atristain y Juan Besance, que cantaron hasta la Corte del Faraón ante la Guardia Civil, y denunciaron a Arturo Cubillas, un vasco nacionalizado y funcionario del régimen chavista como su embajador de oficio en Caracas, quien les facilitó entrenamiento guerrillero dirigido por el coronel alias Jimmy.
Al embrollo anterior, excelente argumento para un blockbuster, hay que agregarle las revelaciones del periodista español Antonio Salas, autor del libro El palestino, quien asegura haber recibido adiestramiento en un campamento guerrillero en Venezuela, en Marzo del 2008.
No dudamos sobre la veracidad de los testimonios de Atristain y Besence, ni de lo escrito por Salas. Como tampoco de lo afirmado por Luis Alfonso Hoyos, Ministro Plenipotenciario de Colombia ante la OEA, como regalo de despedida del Presidente Álvaro Uribe a su colega venezolano, bajo la forma de evidencias que indicaban la presencia de santuarios de las FARC y el ELN en nuestro país.
Con máxima consideración hacia los sentimientos de los deudos de las 800 y pico de víctimas fatales que cuenta ETA en su haber, no puede compararse el sufrimiento ocasionado por los terroristas vascos en España, con el infringido por los narcolombianos en Venezuela y la Nueva Granada. Si lo de allá se cuenta por cientos, lo de aquí por miles; y en la Patria de Bolívar incluye secuestros, extorsiones, sicariatos, lavado de dinero y cualquier clase de delitos de manifiesta inhumanidad.
Pero es affaire de los etarras también ha servido como cortina de humo para tapar las confiscaciones con las cuales el Guasón pretende controlar la producción y comercialización de alimentos en el país; no para mejorar la distribución y abaratar los precios, sino para doblegar a las masas por hambre, necesidad básica, fisiológica o higiénica para la existencia.
Es la estrategia que ha mantenido en el poder a los hermanos Castro en Cuba, por más de medio siglo. La que mantuvo a Joseph Stalin y a sus sucesores durante 75 años en la extinta URSS. La que usó Pol Pot contra 3 millones de sus conciudadanos en Camboya. La que practicaron las SS contra los judíos y otras minorías étnicas en los campos de concentración de Europa Central.
Se trata de una estrategia simple y efectiva, pues no todos tenemos el coraje y la resistencia de Franklin Brito, quien prefirió morir de mengua antes que renunciar a la finca, levantada con el esfuerzo de su vida.
Cuando advertimos a nuestros seguidores que había que pelear por Agroisleña –y dejar a un lado el issue de los etarras-, algún buen amigo no señaló que las confiscaciones se habían dado varias veces, y la oposición había hecho poco o nada al respecto. Cierto es, hubo cerca de 200 despojos este año, sin compensaciones, y sin que ningún dirigente político reaccionara ante la violencia y el hurto oficializados, de manera proporcionada a los agravios recibidos.
Pero el globo de ensayo de Agroisleña le sirvió al régimen y sus estrategas cubanos para pasar al próximo capítulo, en el se incluyen Cargill y Polar, según lo anunciara esta semana Carlos Osorio, Ministro de Alimentación.
Cargill no sólo importa el trigo para el pan nuestro de cada día, sino, igualmente, un sinfín de materias primas, que no se producen en el país, para las procesadoras de alimentos. Polar, bueno, usted, amigo lector, sabe qué es Polar y cuál es su importancia en la dieta diaria del venezolano, desde hace más de 50 años.
¿Por qué callan los políticos? Y, sobre todo, ¿por qué lo hacen los medios de comunicación aún privados, considerando que Polar es uno de sus grandes y pocos anunciantes?
La verdad es que carecemos de una respuesta, a menos que también sus periodistas, concesionarios y dueños hayan caído en la manipulación que descalifica a los empresarios como oligarcas, especuladores y hambreadores.
Frente a la irresponsabilidad de quienes deberían ser orientadores del ciudadano de a pie, explicándole el origen y destino de las maniobras del Guasón, a fin de que él mismo decida convertirse en peón del régimen comunista, en una servidumbre de gleba peor que la del Medioevo, o pelear por su libertad, con todos los recursos a su alcance; provoca mirar al Sur, y gritar con Sebastián Piñera, los mineros y los habitantes de esa pequeña y grande nación austral: ¡Viva Chile, mierda…!
Pues es en Chile, donde una dictadura militar de derecha sucedió a un proyecto comunista como el venezolano, el país del mundo donde se está demostrando ahora que la democracia, del capitalismo, la apertura a la globalidad y la empresa privada sí funcionan. Otra vez: ¡Viva Chile, mierda…!
martes, 12 de octubre de 2010
Los intocables del Siglo XXI
Camus y la KGB
Si nos pusieran a escoger a uno de los tres máximos representantes del existencialismo, nos quedaríamos sin pestañear, con Albert Camus, el mejor de sus filósofos y uno de los grandes novelistas galos de todos los tiempos.
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, sin embargo, fueron promovidos como mejores que Camus, por mantenerse fieles a la línea del Partido Comunista Francés; sobre todo durante la primera presidencia de Charles De Gaulle, época en la cual el Deuxième Bureau se convirtió en un apéndice la NKGV/MVD- –antecesora de la KGB-, tal como lo reveló el desertor alias Ramia; y las muertes de decenas de miles de soldados estadounidenses durante la II Guerra Mundial y el subsecuente Plan Marshall, para la recuperación económica de Europa en la posguerra, fueron vendidos por la propaganda marxista como estrategias para la conquista del Viejo Mundo por el nuevo imperio anglosajón. Llamado, hoy, el Imperio a secas
Camus rompió con Sartre en 1952, cuando el filósofo de la Ribe Gauche –la ribera izquierda de río Sena, barrio marginal de París, que funcionaba entonces como la esquina caliente de los intelectuales comunistas- calificó la protesta del autor franco-argelino como deliberadamente estética. Lo cual no era cierto, pues, en 1956, Camus lanzó su llamada a la tregua civil, exigiéndole al Frente de Liberación y al Ejercito Francés respeto y protección incondicionales para los civiles inocentes involucrados en el cruel proceso; mientras una turbamulta pagada por la KGB le injuriaba, y pedía su linchamiento a grito pelado.
Putin y la KGB
A finales de los cincuenta del siglo pasado la KGB había definido sus objetivos internacionales: penetrar los servicios secretos de los países europeos –lo había logrado ya, en Francia y el Reino Unido- y hacerse impenetrable a éstos, especialmente para la CIA –lo cual mantuvo, exitosamente, hasta la perestroika y el glasnost-.
Al caer el Muro de Berlín, subió la estrella de Vladimir Putin. Ahora bien, ¿quién es realmente este personaje, el titiritero detrás del poder en la Federación Rusa?
Se graduó de Abogado, e, inmediatamente ingresó a la KGB en su Dirección de Asuntos Exteriores. Entre 1985 y 1990, fue investigador político y militar en Dresde, Alemania Oriental. Tras el derrumbe de la RDA, regresó en 1990 a Leningrado. Anduvo desempleado algún tiempo, hasta que le nombraron Vicerrector Rector de la Universidad de Leningrado, encargado de las relaciones internacionales. Más adelante, en 1991, fue designado Presidente de Relaciones Exteriores de San Petersburgo, con la misión de captar y orientar a los inversionistas foráneos.
En 1991, durante el frustrado golpe contra Mijail Gorbachov, Putin renunció a la KGB. Entre 1994 y 1996, se desempeñó como Vicealcalde de Leningrado. En 1996, Boris Yeltsin le llamó para Subsecretaría de la Cancillería, y en 1998 le ascendió a Subsecretario del Gabinete Ejecutivo. En julio de ese mismo año, Putin regresó como Director General al Servicio Federal de Seguridad –FSB-, la agencia que sucedió a la KGB.
La mafia rusa y la KGB
No hay duda que Vladimir Putin conoce y maneja, al dedillo, no sólo al país sino, asimismo, los tejemanejes de la mafia rusa, cuyos beneficios representan una de las fuentes de ingresos más importantes de la Federación. A estos delincuentes de cuello blanco los controla y los mantiene a raya, pues muchos de ellos fueron sus antiguos compañeros en la KGB.
En Rusia, prácticamente no hay actividad económica donde la mafia no esté presente, como accionista o comisionista. Los empresarios locales lo saben, y se amoldan al status quo. Los extranjeros, lo aprenden rápido, o se van, también rápidamente, a riesgo de salir maltrechos o perder la vida. Todo sucede al viejo estilo del Chicago de la prohibición, pero a una escala mucho más grande, porque el carcinoma mafioso se extiende por doquier.
Pero salgamos de la estepa, y vayamos al resto de Europa. No se mueve una onza de cocaína a Londres, no se traslada una puta de Praga a París, no sale una patera de subsaharianos a Tenerife, una AK-47 de Moscú a Adén, sin que la mafia rusa cobre lo suyo. En efectivo, monedas fuertes y por adelantado.
¿Y cómo se lavan esos millardos de dólares?
Nos los responde un amigo,jubilado después de laborar tres décadas para un banco suizo: A través de cuentas cifradas, como siempre se ha hecho.
¿Pero no y qué la banca suiza se había apartado de estos chanchullos? Cierto –nos aclara-, pero sólo de los pendejos, de quienes no cuentan con un poder real y temible que les cubra las espaldas. De gente como Manuel Antonio Noriega, “Baby” Doc y Vladimiro Montesinos. Pero los magnates de la mafia rusa están fuera de lote.
¿Y no lo saben los estadounidenses? Lo saben, pero contra ellos se ejerce un chantaje diabólico: En cualquier momento, como represalia por la detención de un magnate, pudiera perderse alguna bomba termonuclear, de esas que sobran en Rusia, y caer en manos de una organización terrorista.
Si no me creen, visiten hoy cualquier tienda de ropa de marcas en Ginebra, Lausana, Zurich. Antes, los trapos caros se pagaban con plástico; ahora con euros, francos suizos, dólares. Como en la época de los nazis…
En otras palabras, que volvimos a caer en manos de Los intocables. Pero sin un Eliot Ness a la vista que los reprima.
Nota: Entendemos que algunos comunicadores se inclinen por el tema de los etarras y desestimen la confiscación de Agroisleña, pues, a largo plazo, y de probarse la relación Guasón/ETA, serviría para enjuiciarlo ante las cortes internacionales, una ilusión de todos los abogados opositores. Pero, para quienes tenemos que lidiar en vivo y directo con la cotidianidad de la desintegración, desmoralización y envilecimiento de nuestro entorno físico, ético, económico, político y social, el caso del Cubillas, la Odriozola y sus compinches es importante, pero no urgente. Como sí lo es el de Agroisleña. A menos que apostemos –negado en nuestra manera de ser- a que el Guasón termine de incubar su Ave Fénix, no la del Paraíso ni la de los comunistas-, sino la que surgió de un territorio como el Congo, después de que los belgas lo dejaran en el esterero. Para que, así, los inversores de EEUU y Europa regresen y establezcan, al lado de las trasnacionales brasileñas y chinas ya montadas, sus nuevas factorías coloniales, según las recomendaciones de Michael Porter en sus Cinco Fuerzas. Es un final que no nos agrada, aunque termine en los juicios del siglo pues, seguramente, estos últimos estarán caracterizados por la condición de pendejos que asumirán nuestros mafiosos, tal como la define nuestro amigo suizo en el presente blog, una vez que la oposición los saque a votos del poder. No nos termina de convencer, la verdad que no.
Si nos pusieran a escoger a uno de los tres máximos representantes del existencialismo, nos quedaríamos sin pestañear, con Albert Camus, el mejor de sus filósofos y uno de los grandes novelistas galos de todos los tiempos.
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, sin embargo, fueron promovidos como mejores que Camus, por mantenerse fieles a la línea del Partido Comunista Francés; sobre todo durante la primera presidencia de Charles De Gaulle, época en la cual el Deuxième Bureau se convirtió en un apéndice la NKGV/MVD- –antecesora de la KGB-, tal como lo reveló el desertor alias Ramia; y las muertes de decenas de miles de soldados estadounidenses durante la II Guerra Mundial y el subsecuente Plan Marshall, para la recuperación económica de Europa en la posguerra, fueron vendidos por la propaganda marxista como estrategias para la conquista del Viejo Mundo por el nuevo imperio anglosajón. Llamado, hoy, el Imperio a secas
Camus rompió con Sartre en 1952, cuando el filósofo de la Ribe Gauche –la ribera izquierda de río Sena, barrio marginal de París, que funcionaba entonces como la esquina caliente de los intelectuales comunistas- calificó la protesta del autor franco-argelino como deliberadamente estética. Lo cual no era cierto, pues, en 1956, Camus lanzó su llamada a la tregua civil, exigiéndole al Frente de Liberación y al Ejercito Francés respeto y protección incondicionales para los civiles inocentes involucrados en el cruel proceso; mientras una turbamulta pagada por la KGB le injuriaba, y pedía su linchamiento a grito pelado.
Putin y la KGB
A finales de los cincuenta del siglo pasado la KGB había definido sus objetivos internacionales: penetrar los servicios secretos de los países europeos –lo había logrado ya, en Francia y el Reino Unido- y hacerse impenetrable a éstos, especialmente para la CIA –lo cual mantuvo, exitosamente, hasta la perestroika y el glasnost-.
Al caer el Muro de Berlín, subió la estrella de Vladimir Putin. Ahora bien, ¿quién es realmente este personaje, el titiritero detrás del poder en la Federación Rusa?
Se graduó de Abogado, e, inmediatamente ingresó a la KGB en su Dirección de Asuntos Exteriores. Entre 1985 y 1990, fue investigador político y militar en Dresde, Alemania Oriental. Tras el derrumbe de la RDA, regresó en 1990 a Leningrado. Anduvo desempleado algún tiempo, hasta que le nombraron Vicerrector Rector de la Universidad de Leningrado, encargado de las relaciones internacionales. Más adelante, en 1991, fue designado Presidente de Relaciones Exteriores de San Petersburgo, con la misión de captar y orientar a los inversionistas foráneos.
En 1991, durante el frustrado golpe contra Mijail Gorbachov, Putin renunció a la KGB. Entre 1994 y 1996, se desempeñó como Vicealcalde de Leningrado. En 1996, Boris Yeltsin le llamó para Subsecretaría de la Cancillería, y en 1998 le ascendió a Subsecretario del Gabinete Ejecutivo. En julio de ese mismo año, Putin regresó como Director General al Servicio Federal de Seguridad –FSB-, la agencia que sucedió a la KGB.
La mafia rusa y la KGB
No hay duda que Vladimir Putin conoce y maneja, al dedillo, no sólo al país sino, asimismo, los tejemanejes de la mafia rusa, cuyos beneficios representan una de las fuentes de ingresos más importantes de la Federación. A estos delincuentes de cuello blanco los controla y los mantiene a raya, pues muchos de ellos fueron sus antiguos compañeros en la KGB.
En Rusia, prácticamente no hay actividad económica donde la mafia no esté presente, como accionista o comisionista. Los empresarios locales lo saben, y se amoldan al status quo. Los extranjeros, lo aprenden rápido, o se van, también rápidamente, a riesgo de salir maltrechos o perder la vida. Todo sucede al viejo estilo del Chicago de la prohibición, pero a una escala mucho más grande, porque el carcinoma mafioso se extiende por doquier.
Pero salgamos de la estepa, y vayamos al resto de Europa. No se mueve una onza de cocaína a Londres, no se traslada una puta de Praga a París, no sale una patera de subsaharianos a Tenerife, una AK-47 de Moscú a Adén, sin que la mafia rusa cobre lo suyo. En efectivo, monedas fuertes y por adelantado.
¿Y cómo se lavan esos millardos de dólares?
Nos los responde un amigo,jubilado después de laborar tres décadas para un banco suizo: A través de cuentas cifradas, como siempre se ha hecho.
¿Pero no y qué la banca suiza se había apartado de estos chanchullos? Cierto –nos aclara-, pero sólo de los pendejos, de quienes no cuentan con un poder real y temible que les cubra las espaldas. De gente como Manuel Antonio Noriega, “Baby” Doc y Vladimiro Montesinos. Pero los magnates de la mafia rusa están fuera de lote.
¿Y no lo saben los estadounidenses? Lo saben, pero contra ellos se ejerce un chantaje diabólico: En cualquier momento, como represalia por la detención de un magnate, pudiera perderse alguna bomba termonuclear, de esas que sobran en Rusia, y caer en manos de una organización terrorista.
Si no me creen, visiten hoy cualquier tienda de ropa de marcas en Ginebra, Lausana, Zurich. Antes, los trapos caros se pagaban con plástico; ahora con euros, francos suizos, dólares. Como en la época de los nazis…
En otras palabras, que volvimos a caer en manos de Los intocables. Pero sin un Eliot Ness a la vista que los reprima.
Nota: Entendemos que algunos comunicadores se inclinen por el tema de los etarras y desestimen la confiscación de Agroisleña, pues, a largo plazo, y de probarse la relación Guasón/ETA, serviría para enjuiciarlo ante las cortes internacionales, una ilusión de todos los abogados opositores. Pero, para quienes tenemos que lidiar en vivo y directo con la cotidianidad de la desintegración, desmoralización y envilecimiento de nuestro entorno físico, ético, económico, político y social, el caso del Cubillas, la Odriozola y sus compinches es importante, pero no urgente. Como sí lo es el de Agroisleña. A menos que apostemos –negado en nuestra manera de ser- a que el Guasón termine de incubar su Ave Fénix, no la del Paraíso ni la de los comunistas-, sino la que surgió de un territorio como el Congo, después de que los belgas lo dejaran en el esterero. Para que, así, los inversores de EEUU y Europa regresen y establezcan, al lado de las trasnacionales brasileñas y chinas ya montadas, sus nuevas factorías coloniales, según las recomendaciones de Michael Porter en sus Cinco Fuerzas. Es un final que no nos agrada, aunque termine en los juicios del siglo pues, seguramente, estos últimos estarán caracterizados por la condición de pendejos que asumirán nuestros mafiosos, tal como la define nuestro amigo suizo en el presente blog, una vez que la oposición los saque a votos del poder. No nos termina de convencer, la verdad que no.
viernes, 8 de octubre de 2010
Bendita tierra canaria
Hace un par de blogs, comentábamos de qué manera los sátrapas que han martirizado a sus pueblos, en múltiples espacios y tiempos, pueden ser definidos, sicológicamente hablando, como sexópatas, y que esta patología se caracteriza –igual que la de los abusadores, acosadores, pederastas, sadomasoquistas y violadores- como un trastorno grave de la personalidad, caracterizada porque la resolución de la respuesta sexual no termina fisiológica o normalmente, sino como consecuencia de la dominación ejercida sobre la persona sometida a la fuerza o el empleo antiético del principio de autoridad.
No profundizamos -pero sí dejamos entrever- que las víctimas de tan perversa relación de poder/sumisión, desarrollan una especie de síndrome de Estocolmo, o dependencia morbosa hacia el victimario, en la cual llegan a considerarse culpables de las torturas a las cuales se les someten, pues ellos mismos han dado pie a las mismas, al convertirse –por expresarlo de alguna manera- en sujetos de tentación. Y que la cura para ellas es muy difícil, sino imposible.
Los ejemplos sobran, en la vida real y en la literatura. En la vida real, está dramáticamente presente en Tijuana, México, la ciudad con la mayor densidad de prostitutas –en su mayoría, menores de edad- que existe en el mundo. En la literatura, por La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa, donde narra la tragedia de una adolescente, de buena familia dominicana, a quien esa bestia subhumana que se llamó Rafael Leonidas Trujillo, desflora violentamente, y le daña el resto de su existencia.
Pero lo peor de los regímenes totalitarios no son las felonías de los sicópatas que las encabezan, sino el traslado de su demencia a los colectivos que gobiernan, y la impotencia generada entre sus pueblos esclavizados, como un reflejo de la disfunción del amo transferida a la multitud. ¿Cómo lo logran? Igual que lo hacen los celestinos de Tijuana o los políticos de la época de Chapita, con regalitos a las putas y canonjías a los padres de las niñas violadas; con las sobras del botín que se reparten el autócrata, su nomenclatura y los amigotes del vecindario.
Cuando vemos a una pobre pata en el suelo declarando en televisión sus miserias –El río arrasó el conuco, no dejó ni topochitos. ¡Bendito sea, alabado! ¿Qué haré yo con mis negritos?- y, seguidamente, exculpa al Guasón: Yo sé, Presidente, que usted no es responsable de lo que pasa. A usted le ocultan la verdad; no podemos menos que echarnos a llorar, pues si en algo tuvo razón Bolívar –no el espantajo ese que idolatra la casta financiera-militar-comunista que nos sojuzga, envilece y desgobierna día a día, sino en el Libertador con mayúscula- es que nuestra peor maldición es la ignorancia crasa de la gente. Ignorancia manifestada, entre otros indicadores, en el récord latinoamericano de niñas embarazadas –un 15%, aproximadamente-, y que sólo se compara con los porcentajes de las naciones más atrasadas del África Subsahariana.
Ese despelote de hijos e hijas de padres desconocidos es la materia prima para las guerrillas, el sicariato, el narcotráfico, el crimen organizado y la prostitución. Y la fuente mayor de votos para darle un barniz de legitimidad a esta ñoña.
Por eso, el Guasón y sus cómplices arremeten contra la Universidad. Saben que las verdaderas transformaciones radicales de las sociedades vienen de los claustros –así lo asegura Arturo Uslar Pietri, en su libro Educar para Venezuela (1971)-, y que de los cuarteles nunca salió algo bueno. Por eso también arremeten contra los canarios, que llegaron con una mano por delante y otra por detrás, acosados por la atroz tiranía de Francisco Franco, Generalísimo por la Gracia de Dios. Porque los canarios forman familias, tienen hijos, los crían en valores y los enseñan a trabajar, no a robar, mendigar, confiscar.
Pero bien jodidos estamos cuando a los canarios se les llama oligarcas, usureros y latifundistas. Y la oposición tolerada en-MUD-ece frente al despojo de los dueños de Agroisleña, pero protesta, vehementemente, ante las declaraciones del insano Isaías Rodríguez en Madrid, otro miembro destacado de la sicopatía reinante.
Hablemos claro: Nos importan un carajo los etarras. Todos sabíamos que eso pasaba acá, y no es más grave –dos pendejos, al fin y al cabo- que lo de los invasores narco-colombianos, los raspadores de olla cubanos y los gambusinos de uranio iraníes. El show de los etarras –como lo revela el profesor Adolfo Salgueiro- tiene un cariz político, y el PSOE lo está usando como argumento para descalificar al PP con vistas a las próximas elecciones.
Pero, como descendientes de canarios que somos, se nos parte el corazón con lo de Agroisleña. No se lo merecen su propietarios y trabajadores, y no deberíamos permitirlo. Bendita tierra canaria.
Nota: Aprovechamos la ocasión para mandar –si es que le llega- nuestra enhorabuena a Mario Vargas Llosa por su Premio Nóbel de Literatura. El escritor hispano-peruano anticipó, en La guerra del fin de siglo, el advenimiento de un personaje como el Guasón. Y desnudó, en Pantaleón y las visitadoras, la mentalidad de oficiales como los que dirigen los destinos de esta desdichada República. Esperamos que al Guasón se le retuerzan las tripas en su tour a China, pensando en la gloria de la cual disfruta hoy, merecidamente, Vargas Llosa, pues estamos seguros que de su boca no saldrá ni una sola palabra para alabar al otro Premio Nóbel, el de la Paz.
No profundizamos -pero sí dejamos entrever- que las víctimas de tan perversa relación de poder/sumisión, desarrollan una especie de síndrome de Estocolmo, o dependencia morbosa hacia el victimario, en la cual llegan a considerarse culpables de las torturas a las cuales se les someten, pues ellos mismos han dado pie a las mismas, al convertirse –por expresarlo de alguna manera- en sujetos de tentación. Y que la cura para ellas es muy difícil, sino imposible.
Los ejemplos sobran, en la vida real y en la literatura. En la vida real, está dramáticamente presente en Tijuana, México, la ciudad con la mayor densidad de prostitutas –en su mayoría, menores de edad- que existe en el mundo. En la literatura, por La fiesta del chivo, de Mario Vargas Llosa, donde narra la tragedia de una adolescente, de buena familia dominicana, a quien esa bestia subhumana que se llamó Rafael Leonidas Trujillo, desflora violentamente, y le daña el resto de su existencia.
Pero lo peor de los regímenes totalitarios no son las felonías de los sicópatas que las encabezan, sino el traslado de su demencia a los colectivos que gobiernan, y la impotencia generada entre sus pueblos esclavizados, como un reflejo de la disfunción del amo transferida a la multitud. ¿Cómo lo logran? Igual que lo hacen los celestinos de Tijuana o los políticos de la época de Chapita, con regalitos a las putas y canonjías a los padres de las niñas violadas; con las sobras del botín que se reparten el autócrata, su nomenclatura y los amigotes del vecindario.
Cuando vemos a una pobre pata en el suelo declarando en televisión sus miserias –El río arrasó el conuco, no dejó ni topochitos. ¡Bendito sea, alabado! ¿Qué haré yo con mis negritos?- y, seguidamente, exculpa al Guasón: Yo sé, Presidente, que usted no es responsable de lo que pasa. A usted le ocultan la verdad; no podemos menos que echarnos a llorar, pues si en algo tuvo razón Bolívar –no el espantajo ese que idolatra la casta financiera-militar-comunista que nos sojuzga, envilece y desgobierna día a día, sino en el Libertador con mayúscula- es que nuestra peor maldición es la ignorancia crasa de la gente. Ignorancia manifestada, entre otros indicadores, en el récord latinoamericano de niñas embarazadas –un 15%, aproximadamente-, y que sólo se compara con los porcentajes de las naciones más atrasadas del África Subsahariana.
Ese despelote de hijos e hijas de padres desconocidos es la materia prima para las guerrillas, el sicariato, el narcotráfico, el crimen organizado y la prostitución. Y la fuente mayor de votos para darle un barniz de legitimidad a esta ñoña.
Por eso, el Guasón y sus cómplices arremeten contra la Universidad. Saben que las verdaderas transformaciones radicales de las sociedades vienen de los claustros –así lo asegura Arturo Uslar Pietri, en su libro Educar para Venezuela (1971)-, y que de los cuarteles nunca salió algo bueno. Por eso también arremeten contra los canarios, que llegaron con una mano por delante y otra por detrás, acosados por la atroz tiranía de Francisco Franco, Generalísimo por la Gracia de Dios. Porque los canarios forman familias, tienen hijos, los crían en valores y los enseñan a trabajar, no a robar, mendigar, confiscar.
Pero bien jodidos estamos cuando a los canarios se les llama oligarcas, usureros y latifundistas. Y la oposición tolerada en-MUD-ece frente al despojo de los dueños de Agroisleña, pero protesta, vehementemente, ante las declaraciones del insano Isaías Rodríguez en Madrid, otro miembro destacado de la sicopatía reinante.
Hablemos claro: Nos importan un carajo los etarras. Todos sabíamos que eso pasaba acá, y no es más grave –dos pendejos, al fin y al cabo- que lo de los invasores narco-colombianos, los raspadores de olla cubanos y los gambusinos de uranio iraníes. El show de los etarras –como lo revela el profesor Adolfo Salgueiro- tiene un cariz político, y el PSOE lo está usando como argumento para descalificar al PP con vistas a las próximas elecciones.
Pero, como descendientes de canarios que somos, se nos parte el corazón con lo de Agroisleña. No se lo merecen su propietarios y trabajadores, y no deberíamos permitirlo. Bendita tierra canaria.
Nota: Aprovechamos la ocasión para mandar –si es que le llega- nuestra enhorabuena a Mario Vargas Llosa por su Premio Nóbel de Literatura. El escritor hispano-peruano anticipó, en La guerra del fin de siglo, el advenimiento de un personaje como el Guasón. Y desnudó, en Pantaleón y las visitadoras, la mentalidad de oficiales como los que dirigen los destinos de esta desdichada República. Esperamos que al Guasón se le retuerzan las tripas en su tour a China, pensando en la gloria de la cual disfruta hoy, merecidamente, Vargas Llosa, pues estamos seguros que de su boca no saldrá ni una sola palabra para alabar al otro Premio Nóbel, el de la Paz.
domingo, 3 de octubre de 2010
El reality show de Correa
Rafael Correa es, entre los magistrados bolivarianos, el más peligroso de todos, pues –parodiando a José Martí-: Ha vivido en el monstruo y conoce sus entrañas. Es posible que hasta haya venido cargado de allá con algún reconcomio, pero, a diferencia de su camarada Andrés Izarra, lo mantiene oculto bajo la manga.
Lo cual no obsta para que su proyecto de país sea, ni más ni menos, un duplicado del proceso del Guasón, probablemente trazado por la misma mano diestra, la de Fidel, pero con una diferencia muy grande a favor de Correa, pues es un individuo de formación académica y no cuartelaria, y mide muy bien lo que hace y lo que dice a favor de su ideología.
Por eso, nos parece una muchachada creer que en Ecuador hubo una intentona golpista, al menos comos las vivimos aquí en Venezuela a finales de los noventa del siglo pasado. Y mucho menos organizada o propiciada por los 40 mil agentes de la Policía Nacional, quienes siempre le han apoyado y sostenido en el poder.
Golpe, no hubo. E intento de magnicidio, tampoco. Caso contrario, hoy tendríamos a media asta el pabellón nacional. Si, pese al cúmulo de necedades y saludos a la bandera que publicitan los prosopoyéllicos encamburados de los organismos internacionales y presidentes de la región –con la resonancia de los medios masivos-, ¿qué fue que realmente sucedió en Ecuador?
Rafael Poleo sostiene una hipótesis interesantes en su columna de ayer en El Nuevo País. Cree el exiliado periodista venezolano que quién manda allá es el Ejército, y que la mise en scène la montaron las FFAA para darle un tate quieto, tanto al Presidente como a la PN: Asústenlo, pero no se vayan a pasar de maraca.
Si Correa formó parte o no de la producción del show, es difícil establecerlo, debido al lenguaje encriptado del gobernante. Al principio -¡Mátenme…!-, pareció que sí. Al final, también lució afirmativo, cuando el jefe de los tombos serranos aseguró que sólo se contaban dos bajas fatales, y que no eran agentes verdaderos sino infiltrados. ¡Caramba, dos polis son asesinados casi a diario en Venezuela, sin necesidad de un pedo tan descomunal como del miércoles en Quito!
Además de Correa, que se atornilló en el poder, ¿quienes fueron los mayores beneficiarios del supuesto y negado golpe?
-El Guasón, que pudo así desviar la plasta puesta en las elecciones legislativas de las primeras páginas de la prensa internacional, y ganar tiempo para planificar las maldades que nos tiene reservadas en el futuro inmediato
-Los Kirchner, que están guindando y no son bombillos, por la presión de los gremios agropecuarios y los sindicatos peronistas que no les son afectos
-Alan García, con problemas graves para satisfacer las reivindicaciones de los trabajadores y aborígenes peruanos, controlar la producción y tráfico de cocaína –ya que Perú es la segunda productora de cocaína del mundo- y agrupar a los partidos democráticos, especialmente al socialcristiano, que es antiaprista por naturaleza, frente a un presumible renacer del humalismo -versión local del chavismo-
-Y Sebastián Piñera, quien rechaza todo lo que huela a golpe, milico o Pinochet por obvias razones.
Esta convergencia de intereses, en algunos casos contra-natura, fue la que le permitió al Guasón convocar a Unasur y volar, presto cual rayo, para coger palco y denunciar a Barack Obama, quien no tiene vela en este entierro, como el patrocinador de la felonía contra el underdog Presidente Correa.
¡Qué bolas tiene Bolaños, tirando bolas en Boleíta! Mientras tanto, el espectáculo debe continuar. Y el reality show de Correa ha alcanzado un gran rating.
Lo cual no obsta para que su proyecto de país sea, ni más ni menos, un duplicado del proceso del Guasón, probablemente trazado por la misma mano diestra, la de Fidel, pero con una diferencia muy grande a favor de Correa, pues es un individuo de formación académica y no cuartelaria, y mide muy bien lo que hace y lo que dice a favor de su ideología.
Por eso, nos parece una muchachada creer que en Ecuador hubo una intentona golpista, al menos comos las vivimos aquí en Venezuela a finales de los noventa del siglo pasado. Y mucho menos organizada o propiciada por los 40 mil agentes de la Policía Nacional, quienes siempre le han apoyado y sostenido en el poder.
Golpe, no hubo. E intento de magnicidio, tampoco. Caso contrario, hoy tendríamos a media asta el pabellón nacional. Si, pese al cúmulo de necedades y saludos a la bandera que publicitan los prosopoyéllicos encamburados de los organismos internacionales y presidentes de la región –con la resonancia de los medios masivos-, ¿qué fue que realmente sucedió en Ecuador?
Rafael Poleo sostiene una hipótesis interesantes en su columna de ayer en El Nuevo País. Cree el exiliado periodista venezolano que quién manda allá es el Ejército, y que la mise en scène la montaron las FFAA para darle un tate quieto, tanto al Presidente como a la PN: Asústenlo, pero no se vayan a pasar de maraca.
Si Correa formó parte o no de la producción del show, es difícil establecerlo, debido al lenguaje encriptado del gobernante. Al principio -¡Mátenme…!-, pareció que sí. Al final, también lució afirmativo, cuando el jefe de los tombos serranos aseguró que sólo se contaban dos bajas fatales, y que no eran agentes verdaderos sino infiltrados. ¡Caramba, dos polis son asesinados casi a diario en Venezuela, sin necesidad de un pedo tan descomunal como del miércoles en Quito!
Además de Correa, que se atornilló en el poder, ¿quienes fueron los mayores beneficiarios del supuesto y negado golpe?
-El Guasón, que pudo así desviar la plasta puesta en las elecciones legislativas de las primeras páginas de la prensa internacional, y ganar tiempo para planificar las maldades que nos tiene reservadas en el futuro inmediato
-Los Kirchner, que están guindando y no son bombillos, por la presión de los gremios agropecuarios y los sindicatos peronistas que no les son afectos
-Alan García, con problemas graves para satisfacer las reivindicaciones de los trabajadores y aborígenes peruanos, controlar la producción y tráfico de cocaína –ya que Perú es la segunda productora de cocaína del mundo- y agrupar a los partidos democráticos, especialmente al socialcristiano, que es antiaprista por naturaleza, frente a un presumible renacer del humalismo -versión local del chavismo-
-Y Sebastián Piñera, quien rechaza todo lo que huela a golpe, milico o Pinochet por obvias razones.
Esta convergencia de intereses, en algunos casos contra-natura, fue la que le permitió al Guasón convocar a Unasur y volar, presto cual rayo, para coger palco y denunciar a Barack Obama, quien no tiene vela en este entierro, como el patrocinador de la felonía contra el underdog Presidente Correa.
¡Qué bolas tiene Bolaños, tirando bolas en Boleíta! Mientras tanto, el espectáculo debe continuar. Y el reality show de Correa ha alcanzado un gran rating.
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