A principio de esta semana, recibimos la angustiada pregunta del profesor Jack Malaguti, venezolano, residente en Europa, que no halló información alguna sobre lo ocurrido en Venezuela el pasado 23-E, aunque sí mucha sobre Túnez.
Estuvimos tentados de responderle con nuestra mera intuición, mas preferimos preguntarles a nuestros amigos y conocidos antes de opinar sobre el asunto, quienes confirmaron ampliamente nuestra suposición: No hubo difusión global-mediática sobre el 23-E, porque aquí no pasó nada. Y no pasó nada, porque la oposición tolerada, colaboracionista o sistémica así lo quiso.
Fue obvio que los componentes de la MUDA estaban reacios a echarle pichón al 23-E. Y el gobierno también. Por lo que hubo algo como un compromiso para que las manifestaciones fueran escuálidas, más la del gobierno que las de la oposición, pero escuálidas ambas.
Al Guasón no le costó mucho trabajo reunir la poca afluencia de público que tuvo el Balcón del Pueblo, porque en las encuestas va palo abajo, y las hegemónicas cámaras de la televisión estatal no abren el zoom más allá del medio plano americano, encuadre inventado por Hollywood en los largometrajes de vaqueros al mostrar el desenfunde de la Colt en las escenas de duelo. Algo que a los milicos de acá las gusta imitar, ya que ellos también se sienten protagonistas de un spaghetti western.
A la oposición le costó mucho más sabotearse a sí misma
Primero, hicieron todo lo posible para disuadir a quienes marchaban de Lara a Carabobo, iban a juntarse en Valencia con los estudiantes y llegar a Caracas.
Segundo, crearon gran confusión sobre si era una caminata o un mitin, si el lugar de encuentro era la Plaza Venezuela o el Centro Lido, y cuáles serían las consignas principales a vocear.
En éstas andábamos, sin agenda, locaciones, metas ni objetivo, cuando apareció un idiota, a nombre de una ONG cuyo nombre no podemos recordar, aseverando que el propósito de la convocatoria del 23-E de 2011 era tomarse una fotografía área, en simultáneo con 30 ciudades del mundo, las cuales nunca fueron identificadas a priori, y sólo se conocieron a posteriori por una fotos donde aparecían grupúsculos vestidos para picnic dominicales.
Desconocemos si el idiota de marras lo hizo de mala o buena fe, pero sería más grave en el último caso, pues tanto a él como a la organización que representa padecen de la juanitis o shakiritis aguda, patología caracterizada por atribuirse los poderes de convocatoria de Juanes y Shakira.
A esta noticia, de evidente intención y espíritu bailoterápicos, se unieron gozosamente los medios diz que independientes que aún quedan. Y decimos diz que, pues no difunden lo que no concuerde estrictamente con los lineamientos de la MUDA. Que no es otra cosa que poner la otra mejilla, ante cada amenaza o procacidad presidencial, y pedirle al pueblo que aguante hasta el 2012, donde, por arte de magia, todo cambiará para mejor.
Es por eso que lo de Túnez o Tunisia, como la denomina Malaguti –ambos términos correctos-, nos cae como agua fresca. Como sucedió el 23-E de 1958 en Venezuela, sin calle no hay rebelión civil, y sin rebelión civil no hay cambio posible. Aquí la rebelión no es un delito, sino un pedimento constitucional contra quienes violen nuestra Carta Magna.
Al escribir estas líneas, Ben Alí, el dictador vitalicio tunecino, tiene una semana de huido, Muhammad Mubarak está guindando y no es bombillo, Abdelaziz Buteflika anda más chorreado que palo de gallinero, a Ali Abdullah Saleh le pidieron que fuera a ver si zamuro puso.
Como asevera José Levi, corresponsal de CNN en El Cairo, la rebelión civil contra Mubarack comenzó con cuatro gatos, como también con cuatro gatos se inició la insurgencia contra Marcos Evangelista Pérez Jiménez en 1957.
Al escribir estas líneas, el Ejército Egipcio le dijo a los cairotas, que no les va a disparar. Lo mismo que el Ejército Rojo hizo con los moscovitas durante la Perestroika y el Glasnot. Igual que los ejércitos nacionales han expresado a sus respectivos conciudadanos en circunstancias parecidas.
Así que, dejando a un lado el culillo, sigamos con interés lo que sucede en el África islamista, y metámoslo en nuestros discos duros cerebrales. Si alguien pretendiera como Alí, Mubarack y Cía. entronizarse en el poder per secula securolum o hasta que le dé la real gana, Seguid el ejemplo que Tunisia dio.
sábado, 29 de enero de 2011
viernes, 21 de enero de 2011
Alias Baby Doc al ALBA
A William Shirer (1904-1993), una de las leyendas del periodismo estadounidense, le cupo la suerte de encontrarse en los lugares y momentos adecuados para hacer brillar a su talento. En efecto, entre 1934 y 1941 fue corresponsal los periódicos de William Randoph Hearst , las agencias de noticias y la cadena radial CBS en el Berlín y la Alemania de Hitler.
Como testigo de excepción, asistió y relató los grandes mítines y eventos del Partido Nacionalsocialista, entrevistó a los jerarcas del régimen y a sus aliados europeos, y estuvo presente cuando Édouard Dadalier y Neville Chamberlain, primeros mandatarios de Francia e Inglaterra, prácticamente lamieron las botas del ex cabo austríaco para impedir que sus naciones se involucrasen en una nueva guerra.
Shirer acudió a los frentes de batalla de Polonia, Noruega, Bélgica, Holanda y Francia, y transmitió desde ellos programas en vivo y directo, creando un nuevo estilo radial que aún está en boga. Su mayor tubazo fue el relato de la capitulación de Francia, con la presencia de Hitler, en el mismo vagón del tren donde Alemania firmara el infausto Tratado de Versalles en 1918. La noticia salió al aire en EEUU antes que la versión grabada se difundiera en Alemania y Europa, y el resto de los corresponsales yanquis la hiciera llegar a sus medios.
Arriesgando su propia existencia, separado de su esposa e hija, a quienes radicó en Suiza para evitar se convirtieran en rehenes del III Reich, Shirer intentó convencer a los aislacionistas , blandengues y pacifistas de EEUU del terrible peligro que implican los gobiernos autocráticos y totalitarios, no sólo para sus vecinos geopolíticos sino para la globalidad en general.
Pero Shirer fracasó, pues los líderes de opinión de EEUU estaban empecinados en sacudirse del problema del Führer, como éste fuera un alienígeno y lo que sucedía en Alemania ocurría en la Galaxia de Andrómeda.
A punto de ser expulsado por la Gestapo o algo peor, Shirer regresó a Norteamérica, y publicó Diario de Berlín, una colección de notas jamás difundidas por la CBS, pues eran censurables por el Ministerio de Propaganda del III Reich, y no les agradaban a los dueños de los medios en Inglaterra y EEUU.
Únicamente en 1961, 20 años después, Shirer pudo editar su gran obra: The raise and the fall of The Third Reich –Auge y caída del III Reich-; texto básico para quien quiera entender los por qué y para qué de la guerra más terrible del siglo pasado, poseedora del Récord Guiness en bajas fatales: 100 millones en Europa, África y Asia; y pérdidas incalculables económicamente hablando.
La pregunta de Shirer en sus dos best séller es muy simple: ¿La tragedia pudo haberse evitado? La respuesta es sí… si alguien le hubiese impuesto los límites a Hitler.
Lo que nos lleva, no a Venezuela, donde al parecer nadie quiere ponerle un parado al Guasón. Y también a Haití, esa abuela negra que los latinos escondemos en la cocina, pues nos avergonzamos de su ascendencia. Con la particularidad –sospechamos- de que el ADN divino carece de cualquier molécula haitiana o venezolana, aunque sí rebosa de partículas diabólicas.
Haití es una desgracia. Fue la primera región americana que abolió la esclavitud, la perla negra del Imperio Napoleónico, y el país con el per cápita más elevado del orbe a finales delhttp://www.blogger.com/img/blank.gif Siglo XVIII. Pero, desde que los franceses fueron vencidos, la Isla Mágica pasó a ser Trágica.
Los secesionistas mataron a los blancos y a los mulatos. Cuando ya no quedaban minorías raciales, empezaron a eliminarse entre ellos. Y, al hartarse de su propia sangre, invadieron el resto de La Española, y se dedicaron a asesinar dominicanos -que nada les habían hecho- por 22 años.
A la Dinastía Duvalier le tocó un rol estelar en esta matanza crónica. Alias Papá Doc y Baby Doc eliminaron la educación pública, gratuita y obligatoria; decretaron que el francés dejase de ser el idioma oficial de Haití, para evitar que sus numerosos perseguidos políticos pudieran denunciar ante el mundo las vesanias del régimen -¿quién podría entenderles en el patois creole?; crearon a los tontón macoute, la policía secreta más sanguinaria del Hemisferio; y reemplazaron al catolicismo por el vudú como religión del país.
De manera que diferimos con los reclamos de las ONG sobre que alias Baby Doc debería ser juzgado por corrupto, lo cual resulta en su caso es un pecado menor. Una suma parecida a la que, según el Diputado Julio Borges, el Diputado Diosdado Cabello se afanó como gobernador de Miranda.
Mas bien, a Jean-Claude Duvalier habría que indiciarlo por hijo de puta químicamente puro, de la “A” a la “Z” si tal delito existiera.
Si alias Baby Doc volvió a Puerto Príncipe, no fue para enfrentar a la justicia ni a renovar su pasaporte, sino porque cuenta con un Plan B, ahora que los tiranuelos vuelven a estar de moda.
Y ese Plan –no se necesita ser genio para adivinarlo- debe estar vinculado con el comercio ilegítimo, especialmente el narcotráfico, que constituye el segundo mejor negocio planetario después del petróleo, dada la posición estratégica de Haití, a mitad de camino entre Colombia, Venezuela y el Sur de la Florida.
Para quienes no conocen la ruta –ideal para avionetas-, el origen puede ser el Caribe Colombiano o el Norte Venezolano, sobrevuela Curaçao y la Dominicana y permite recargar combustible o dejar la carga en Puerto Príncipe. Proseguir a EEUU, o regresar al punto de partida.
¿Por qué alias Baby Doc se atreve a presentarse con semejante proyecto? Porque, como los demás sátrapas locales, está convencido de que los problemas macroeconómicos y las guerras contra Al-Qaeda que mantiene EEUU en el Levante y Asia, le garantizan la mayor impunidad para cometer sus fechorías.
Por lo cual, no sería de extrañar que, en fecha cercana, alias Baby Doc ingresara como miembro de pleno derecho en el ALBA. Prontuario no le falta.
Como testigo de excepción, asistió y relató los grandes mítines y eventos del Partido Nacionalsocialista, entrevistó a los jerarcas del régimen y a sus aliados europeos, y estuvo presente cuando Édouard Dadalier y Neville Chamberlain, primeros mandatarios de Francia e Inglaterra, prácticamente lamieron las botas del ex cabo austríaco para impedir que sus naciones se involucrasen en una nueva guerra.
Shirer acudió a los frentes de batalla de Polonia, Noruega, Bélgica, Holanda y Francia, y transmitió desde ellos programas en vivo y directo, creando un nuevo estilo radial que aún está en boga. Su mayor tubazo fue el relato de la capitulación de Francia, con la presencia de Hitler, en el mismo vagón del tren donde Alemania firmara el infausto Tratado de Versalles en 1918. La noticia salió al aire en EEUU antes que la versión grabada se difundiera en Alemania y Europa, y el resto de los corresponsales yanquis la hiciera llegar a sus medios.
Arriesgando su propia existencia, separado de su esposa e hija, a quienes radicó en Suiza para evitar se convirtieran en rehenes del III Reich, Shirer intentó convencer a los aislacionistas , blandengues y pacifistas de EEUU del terrible peligro que implican los gobiernos autocráticos y totalitarios, no sólo para sus vecinos geopolíticos sino para la globalidad en general.
Pero Shirer fracasó, pues los líderes de opinión de EEUU estaban empecinados en sacudirse del problema del Führer, como éste fuera un alienígeno y lo que sucedía en Alemania ocurría en la Galaxia de Andrómeda.
A punto de ser expulsado por la Gestapo o algo peor, Shirer regresó a Norteamérica, y publicó Diario de Berlín, una colección de notas jamás difundidas por la CBS, pues eran censurables por el Ministerio de Propaganda del III Reich, y no les agradaban a los dueños de los medios en Inglaterra y EEUU.
Únicamente en 1961, 20 años después, Shirer pudo editar su gran obra: The raise and the fall of The Third Reich –Auge y caída del III Reich-; texto básico para quien quiera entender los por qué y para qué de la guerra más terrible del siglo pasado, poseedora del Récord Guiness en bajas fatales: 100 millones en Europa, África y Asia; y pérdidas incalculables económicamente hablando.
La pregunta de Shirer en sus dos best séller es muy simple: ¿La tragedia pudo haberse evitado? La respuesta es sí… si alguien le hubiese impuesto los límites a Hitler.
Lo que nos lleva, no a Venezuela, donde al parecer nadie quiere ponerle un parado al Guasón. Y también a Haití, esa abuela negra que los latinos escondemos en la cocina, pues nos avergonzamos de su ascendencia. Con la particularidad –sospechamos- de que el ADN divino carece de cualquier molécula haitiana o venezolana, aunque sí rebosa de partículas diabólicas.
Haití es una desgracia. Fue la primera región americana que abolió la esclavitud, la perla negra del Imperio Napoleónico, y el país con el per cápita más elevado del orbe a finales delhttp://www.blogger.com/img/blank.gif Siglo XVIII. Pero, desde que los franceses fueron vencidos, la Isla Mágica pasó a ser Trágica.
Los secesionistas mataron a los blancos y a los mulatos. Cuando ya no quedaban minorías raciales, empezaron a eliminarse entre ellos. Y, al hartarse de su propia sangre, invadieron el resto de La Española, y se dedicaron a asesinar dominicanos -que nada les habían hecho- por 22 años.
A la Dinastía Duvalier le tocó un rol estelar en esta matanza crónica. Alias Papá Doc y Baby Doc eliminaron la educación pública, gratuita y obligatoria; decretaron que el francés dejase de ser el idioma oficial de Haití, para evitar que sus numerosos perseguidos políticos pudieran denunciar ante el mundo las vesanias del régimen -¿quién podría entenderles en el patois creole?; crearon a los tontón macoute, la policía secreta más sanguinaria del Hemisferio; y reemplazaron al catolicismo por el vudú como religión del país.
De manera que diferimos con los reclamos de las ONG sobre que alias Baby Doc debería ser juzgado por corrupto, lo cual resulta en su caso es un pecado menor. Una suma parecida a la que, según el Diputado Julio Borges, el Diputado Diosdado Cabello se afanó como gobernador de Miranda.
Mas bien, a Jean-Claude Duvalier habría que indiciarlo por hijo de puta químicamente puro, de la “A” a la “Z” si tal delito existiera.
Si alias Baby Doc volvió a Puerto Príncipe, no fue para enfrentar a la justicia ni a renovar su pasaporte, sino porque cuenta con un Plan B, ahora que los tiranuelos vuelven a estar de moda.
Y ese Plan –no se necesita ser genio para adivinarlo- debe estar vinculado con el comercio ilegítimo, especialmente el narcotráfico, que constituye el segundo mejor negocio planetario después del petróleo, dada la posición estratégica de Haití, a mitad de camino entre Colombia, Venezuela y el Sur de la Florida.
Para quienes no conocen la ruta –ideal para avionetas-, el origen puede ser el Caribe Colombiano o el Norte Venezolano, sobrevuela Curaçao y la Dominicana y permite recargar combustible o dejar la carga en Puerto Príncipe. Proseguir a EEUU, o regresar al punto de partida.
¿Por qué alias Baby Doc se atreve a presentarse con semejante proyecto? Porque, como los demás sátrapas locales, está convencido de que los problemas macroeconómicos y las guerras contra Al-Qaeda que mantiene EEUU en el Levante y Asia, le garantizan la mayor impunidad para cometer sus fechorías.
Por lo cual, no sería de extrañar que, en fecha cercana, alias Baby Doc ingresara como miembro de pleno derecho en el ALBA. Prontuario no le falta.
martes, 18 de enero de 2011
Zarrapastrosos y percusias intelectuales
Moral y luces
De Simón Bolívar hemos escuchado, desde carajitos y repetitivamente la sentencia: Moral y luces son nuestras primeras necesidades. Lo cual era tan cierto en sus tiempos como lo es ahora. Probablemente, hoy mucho más que ayer, pues si observamos el desempeño de nuestra clase dirigente, observamos total carencia de moral. Y también de luces, muy pocas, si es que aún les quedan algunas.
La inmoralidad y amoralidad políticas se desvelan en los discursos, especialmente en los del Guasón y su banda de saqueadores. Pero, asimismo, en las señales equívocas que envían algunos opositores como reacción a los planteamientos del comandante rojo.
Al pueblo llano, por ejemplo, le desagradó el lenguaje gestual del diputado Juan Carlos Caldera, deshecho en sonrisitas, miraditas y aplausitos durante el discurso presidencial a la Asamblea, y hasta llegó a pensar que el susodicho pudiera ser candidato a saltar la talanquera… si no hubiese una Ley que se lo impide.
Al pueblo llano si le gustaron mucho las expresiones faciales duras de las diputadas Vestalia de Araujo y María Corina Machado durante el mismo y reciente evento.
El apagón general
Pero, volviendo a las luces, el apagón general no sólo resulta evidente en la falta de brillo intelectual de los planteamientos de los políticos, especial pero no exclusivamente de los beneficiarios de la dictadura comunista, sino también de quienes una vez fueran líderes de opinión, con honrosas excepciones como las de la astróloga Adriana Azzi –cuyas predicciones para Venezuela ojala se cumplan en el 2011- y Manuel Felipe Sierra –quien está más claro que el agua, cuando diferencia entre la gestión del gobierno y el proyecto del régimen-.
Diferencia que, lamentablemente, se pierde en los textos y las palabras de otros escribidores y opináticos de oficios, a quienes parecieran encantarles los dimes y diretes del gobierno y la oposición, siempre que les permitan llegar lisos al año 2012, donde las aguas volverán a sus cauces sin pasar por GO ni cobrar 200.
Escribidores y opináticos que, lamentablemente, emplean cada vez a menudo la llamada sintaxis bolivariana, antónimo a la definición del DRAE sobre sintaxis: 1ª, Parte de la lingüística que estudia el orden, la relación y función de las palabras y frases dentro de la oración; 2ª, Modo en que aparecen ordenadas y relacionadas las palabras y frases en un discurso.
Lenin y las condiciones dadas
Esta situación, prevista por V. I. Lenin bajo el título Los mitos, y desarrollada en entregas sucesivas de la Revista Iskra, panfleto clandestino editado en Rusia a partir de 1900, describe un estado donde las condiciones están dadas para el cambio –incompetencia, negligencia, ignorancia, dolo y corrupción del jefe y su nomenclatura; hambre, miseria y necesidad de la mayoría; rabia colectiva contra el establishment -. Sin embargo, aclara Lenin, la revolución no se produce por falta de un liderazgo o una chispa que encienda la rebelión de la sociedad civil, y el estado de putrefacción política se mantiene como enfermedad crónico por tiempo indeterminado. Fue lo ocurrido en la URSS, durante 75 años, y lo que pasa en Cuba, después de más de medio siglo.
Mitos que nos llevan a dos términos vinculados íntimamente con la mugre: zarrapastroso (a), adjetivo y sustantivo que, según el DRAE, significa: desaseado, andrajoso y desaliñado; y percudir, cuyas acepciones son: 1ª (dicho de la suciedad), penetrar en algo; 2ª maltratar o ajar la tez o el lustre de las cosas.
De este último vocablo deriva un venezolanismo, no aceptado por la Academia ni registrado en diccionarios de uso como el Clave, percusia, referido al sexo femenino, y que implica, asimismo, inmundicia moral. Por eso, hace algunas generaciones, el peor insulto que podía endilgársele a una dama era decirle –de frente o a sus espaldas-: ¡Eres/es una percusia…!
Como la nueva Gramática Española nos permite crear nuevas palabras, siguiendo reglas muy sencillas, proponemos dos para definir a personajes como los que irrumpen en cadenas nacionales: zarrapastrosos y percusias intelectuales. En sus manos estamos. Por ahora, se entiende.
De Simón Bolívar hemos escuchado, desde carajitos y repetitivamente la sentencia: Moral y luces son nuestras primeras necesidades. Lo cual era tan cierto en sus tiempos como lo es ahora. Probablemente, hoy mucho más que ayer, pues si observamos el desempeño de nuestra clase dirigente, observamos total carencia de moral. Y también de luces, muy pocas, si es que aún les quedan algunas.
La inmoralidad y amoralidad políticas se desvelan en los discursos, especialmente en los del Guasón y su banda de saqueadores. Pero, asimismo, en las señales equívocas que envían algunos opositores como reacción a los planteamientos del comandante rojo.
Al pueblo llano, por ejemplo, le desagradó el lenguaje gestual del diputado Juan Carlos Caldera, deshecho en sonrisitas, miraditas y aplausitos durante el discurso presidencial a la Asamblea, y hasta llegó a pensar que el susodicho pudiera ser candidato a saltar la talanquera… si no hubiese una Ley que se lo impide.
Al pueblo llano si le gustaron mucho las expresiones faciales duras de las diputadas Vestalia de Araujo y María Corina Machado durante el mismo y reciente evento.
El apagón general
Pero, volviendo a las luces, el apagón general no sólo resulta evidente en la falta de brillo intelectual de los planteamientos de los políticos, especial pero no exclusivamente de los beneficiarios de la dictadura comunista, sino también de quienes una vez fueran líderes de opinión, con honrosas excepciones como las de la astróloga Adriana Azzi –cuyas predicciones para Venezuela ojala se cumplan en el 2011- y Manuel Felipe Sierra –quien está más claro que el agua, cuando diferencia entre la gestión del gobierno y el proyecto del régimen-.
Diferencia que, lamentablemente, se pierde en los textos y las palabras de otros escribidores y opináticos de oficios, a quienes parecieran encantarles los dimes y diretes del gobierno y la oposición, siempre que les permitan llegar lisos al año 2012, donde las aguas volverán a sus cauces sin pasar por GO ni cobrar 200.
Escribidores y opináticos que, lamentablemente, emplean cada vez a menudo la llamada sintaxis bolivariana, antónimo a la definición del DRAE sobre sintaxis: 1ª, Parte de la lingüística que estudia el orden, la relación y función de las palabras y frases dentro de la oración; 2ª, Modo en que aparecen ordenadas y relacionadas las palabras y frases en un discurso.
Lenin y las condiciones dadas
Esta situación, prevista por V. I. Lenin bajo el título Los mitos, y desarrollada en entregas sucesivas de la Revista Iskra, panfleto clandestino editado en Rusia a partir de 1900, describe un estado donde las condiciones están dadas para el cambio –incompetencia, negligencia, ignorancia, dolo y corrupción del jefe y su nomenclatura; hambre, miseria y necesidad de la mayoría; rabia colectiva contra el establishment -. Sin embargo, aclara Lenin, la revolución no se produce por falta de un liderazgo o una chispa que encienda la rebelión de la sociedad civil, y el estado de putrefacción política se mantiene como enfermedad crónico por tiempo indeterminado. Fue lo ocurrido en la URSS, durante 75 años, y lo que pasa en Cuba, después de más de medio siglo.
Mitos que nos llevan a dos términos vinculados íntimamente con la mugre: zarrapastroso (a), adjetivo y sustantivo que, según el DRAE, significa: desaseado, andrajoso y desaliñado; y percudir, cuyas acepciones son: 1ª (dicho de la suciedad), penetrar en algo; 2ª maltratar o ajar la tez o el lustre de las cosas.
De este último vocablo deriva un venezolanismo, no aceptado por la Academia ni registrado en diccionarios de uso como el Clave, percusia, referido al sexo femenino, y que implica, asimismo, inmundicia moral. Por eso, hace algunas generaciones, el peor insulto que podía endilgársele a una dama era decirle –de frente o a sus espaldas-: ¡Eres/es una percusia…!
Como la nueva Gramática Española nos permite crear nuevas palabras, siguiendo reglas muy sencillas, proponemos dos para definir a personajes como los que irrumpen en cadenas nacionales: zarrapastrosos y percusias intelectuales. En sus manos estamos. Por ahora, se entiende.
martes, 4 de enero de 2011
El sentido de la movilización
Platón ciertamente no está de moda, y la filosofía –en general- está cuestionada, desde la Escuela de la Semántica General, que sostenía el siglo pasado la inexistencia del sujeto y el predicado en la Naturaleza; hasta los antiaristotélicos actuales –como Emeterio Gómez-, quienes señalan lo mismo sobre la Ética.
Independientemente de la muy respetable opinión de los semánticos y los Gómez, lo que malentendimos en nuestras lecciones de Bachillerato –cuyos momentos estelares estaban en la lectura del texto de Julián Marías y no en las monótonas citas del profesor de la materia- nos sirve hasta ahora para explicarnos las relaciones del Ser –en este caso, el nuestro- y su medio ambiente –o comoquiera se le llame en la actualidad-; así como establecer lo que el académico, filólogo y docente Alexis Márquez Rodríguez denomina comunicación, acto durante el cual intercambiamos saberes y pareceres con el prójimo.
Para dialogar con nuestro interlocutor, motivarle y persuadirle, hay que apelar a él anímicamente, en el sentido platoniano. En otras palabras, mediante el raciocinio –el alma que razona-, la perceptiva –el alma que desea- y la afectividad –el pathos o autoestima-.
Según Carlos Rangel, la Democracia es más razonadora que afectiva o perceptiva. Vacila, antes de proceder. Se enreda en disquisiciones inútiles, se paraliza ante contradicciones aparentemente irresolubles. No entiende o no quiere entender por qué los autócratas actúan como lo hacen.
Esa duda perenne –afirma Rangel- es su fortaleza básica, pero también su debilidad esencial. Debilidad –apuntamos nosotros- que permite el triunfo de la subversión interna y externa, como sucedió en Venezuela desde la década de los noventa del Siglo XX, y pasó en Europa en la década de los treinta.
Ni Hitler ni Mussolini asaltaron y se entronizaron en el poder por sus propias y exclusivas invectivas, recursos y voluntades.
Hitler fue un Frankenstein, creado y aupado por el pacifismo y derrotismo de los políticos occidentales –especialmente los conservadores británicos y los socialdemócratas franceses- para de neutralizar y –posiblemente- eliminar al otro sátrapa de su misma calaña, Yosif Stalin, cuya Revolución percibían los capitanes de industria como una amenaza latente contra sus intereses pecuniarios, nacionales y transnacionales.
Al cabo austríaco le aceptaron y toleraron mucho más allá después de que pisara la raya amarilla. Dejaron que se zampara de parte del territorio francés, Austria y Checoslovaquia, y sólo intentaron ponerle un parado cuando era demasiado tarde, cuando el Führer tenía en sus manos la fábrica Skoda de Bohemia, de cuyas líneas de producción saldría el 75% de los tanques y blindados con los cuales Rommel aplastaría a los ejércitos de Francia e Inglaterra.
A Musso no lo penalizaron por bombardear Etiopía con gas mostaza, arma biológica prohibida desde la Gran Guerra, ni por destruir –conjuntamente con la Luftwaffe- poblaciones enteras y cometer un genocidio contra los civiles que vivían en la zona republicana durante la Guerra Civil Española.
Ese fallido intento de razonar contra la sinrazón, y esperar a que triunfara la Justicia Divina, se parece mucho al lenguaje empleado por Ramón Guillermo Aveledo ante la violación sistemática de las normas constitucionales y los desafueros cometidos de manera casi cotidianA por EL Guasón y la banda de malhechores, militares y civiles, con quienes destruye a Venezuela y le entrega el raspado de la olla a los Castro y otros mandatarios de la peor catadura moral de la región y el mundo.
Es un lenguaje pacifista y derrotista, como el de Dadalier, Chamberlain y Halifax mientras los judíos que podían huían del III Reich, y los que no, se aprestaban al martirio o se volaban la tapa de los sesos.
Si no liberan a los diputados encarcelados, habrá que pensar en los suplentes – dijo Aveledo en Globovisión. ¿Qué vaina es esa? Póngase los pantalones, y pídale a los electores: Vamos a la cárcel, en cambote, y quedémonos formando un peo en la entrada hasta que los suelten.
Ay, pero eso puede que hiera al Guasón, quien ve en toda manifestación en su contra una conspiración del imperio y la burguesía –según el mismo vocero-. Y eso, a estas alturas del juego, ¿qué coño importa? ¿En que norma vigente está prohibido que un venezolano manifieste su admiración por EEUU o el sistema capitalista?
Ay, pero que piel tan delicada la del Guasón, y cuánto talco han de tener las aterciopeladas voces de la MUD-A para no levantar ampollas.
No valezón, así no vamos a ningún sitio, salvo el destierro o la prisión.
Hay que ir al entierro de CAP, aunque uno no sea adeco y lo haya detestado cordialmente en vida. Eso, si dejan que su ataúd llegue a Venezuela. Hay que acompañar a los mudos a la Asamblea. Para ver si Dios hace el milagro, y recuperan el oído y el habla. Pero no hay que hacerlo ingenuamente, sino con un sentido de movilización. ¿Para qué? Ya lo veremos luego, no en el 2012, sino cuando ls condiciones estén dadas.
Independientemente de la muy respetable opinión de los semánticos y los Gómez, lo que malentendimos en nuestras lecciones de Bachillerato –cuyos momentos estelares estaban en la lectura del texto de Julián Marías y no en las monótonas citas del profesor de la materia- nos sirve hasta ahora para explicarnos las relaciones del Ser –en este caso, el nuestro- y su medio ambiente –o comoquiera se le llame en la actualidad-; así como establecer lo que el académico, filólogo y docente Alexis Márquez Rodríguez denomina comunicación, acto durante el cual intercambiamos saberes y pareceres con el prójimo.
Para dialogar con nuestro interlocutor, motivarle y persuadirle, hay que apelar a él anímicamente, en el sentido platoniano. En otras palabras, mediante el raciocinio –el alma que razona-, la perceptiva –el alma que desea- y la afectividad –el pathos o autoestima-.
Según Carlos Rangel, la Democracia es más razonadora que afectiva o perceptiva. Vacila, antes de proceder. Se enreda en disquisiciones inútiles, se paraliza ante contradicciones aparentemente irresolubles. No entiende o no quiere entender por qué los autócratas actúan como lo hacen.
Esa duda perenne –afirma Rangel- es su fortaleza básica, pero también su debilidad esencial. Debilidad –apuntamos nosotros- que permite el triunfo de la subversión interna y externa, como sucedió en Venezuela desde la década de los noventa del Siglo XX, y pasó en Europa en la década de los treinta.
Ni Hitler ni Mussolini asaltaron y se entronizaron en el poder por sus propias y exclusivas invectivas, recursos y voluntades.
Hitler fue un Frankenstein, creado y aupado por el pacifismo y derrotismo de los políticos occidentales –especialmente los conservadores británicos y los socialdemócratas franceses- para de neutralizar y –posiblemente- eliminar al otro sátrapa de su misma calaña, Yosif Stalin, cuya Revolución percibían los capitanes de industria como una amenaza latente contra sus intereses pecuniarios, nacionales y transnacionales.
Al cabo austríaco le aceptaron y toleraron mucho más allá después de que pisara la raya amarilla. Dejaron que se zampara de parte del territorio francés, Austria y Checoslovaquia, y sólo intentaron ponerle un parado cuando era demasiado tarde, cuando el Führer tenía en sus manos la fábrica Skoda de Bohemia, de cuyas líneas de producción saldría el 75% de los tanques y blindados con los cuales Rommel aplastaría a los ejércitos de Francia e Inglaterra.
A Musso no lo penalizaron por bombardear Etiopía con gas mostaza, arma biológica prohibida desde la Gran Guerra, ni por destruir –conjuntamente con la Luftwaffe- poblaciones enteras y cometer un genocidio contra los civiles que vivían en la zona republicana durante la Guerra Civil Española.
Ese fallido intento de razonar contra la sinrazón, y esperar a que triunfara la Justicia Divina, se parece mucho al lenguaje empleado por Ramón Guillermo Aveledo ante la violación sistemática de las normas constitucionales y los desafueros cometidos de manera casi cotidianA por EL Guasón y la banda de malhechores, militares y civiles, con quienes destruye a Venezuela y le entrega el raspado de la olla a los Castro y otros mandatarios de la peor catadura moral de la región y el mundo.
Es un lenguaje pacifista y derrotista, como el de Dadalier, Chamberlain y Halifax mientras los judíos que podían huían del III Reich, y los que no, se aprestaban al martirio o se volaban la tapa de los sesos.
Si no liberan a los diputados encarcelados, habrá que pensar en los suplentes – dijo Aveledo en Globovisión. ¿Qué vaina es esa? Póngase los pantalones, y pídale a los electores: Vamos a la cárcel, en cambote, y quedémonos formando un peo en la entrada hasta que los suelten.
Ay, pero eso puede que hiera al Guasón, quien ve en toda manifestación en su contra una conspiración del imperio y la burguesía –según el mismo vocero-. Y eso, a estas alturas del juego, ¿qué coño importa? ¿En que norma vigente está prohibido que un venezolano manifieste su admiración por EEUU o el sistema capitalista?
Ay, pero que piel tan delicada la del Guasón, y cuánto talco han de tener las aterciopeladas voces de la MUD-A para no levantar ampollas.
No valezón, así no vamos a ningún sitio, salvo el destierro o la prisión.
Hay que ir al entierro de CAP, aunque uno no sea adeco y lo haya detestado cordialmente en vida. Eso, si dejan que su ataúd llegue a Venezuela. Hay que acompañar a los mudos a la Asamblea. Para ver si Dios hace el milagro, y recuperan el oído y el habla. Pero no hay que hacerlo ingenuamente, sino con un sentido de movilización. ¿Para qué? Ya lo veremos luego, no en el 2012, sino cuando ls condiciones estén dadas.
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