“Radar de los barrios” es un programa diario que transmite Globovisión, cuyo animador es Jesús “Chúo” Torrealba (quien, asimismo, presenta “Del dicho al hecho”, lecturas y comentarios de las notas de las primeras páginas de la prensa entre 5:00 y 5:30 AM).
“Chúo” se dedica a un tema que ahora se denomina “comunitario”, y donde se relatan las miserias de las personas de menores recursos bajo la égida de la Revolución Bolivariana.
Aunado a los programas del “Chúo” se encuentran el tradicional “Tocando fondo” (ex ”Plomovisión”) así como toda la información de sucesos la cual, en un 90%, se ocupa de la vida en esa Corte de los Milagros creada por el gobierno socialero, zumba, canalla y rumbero. Información que, por demás, termina con uno de esos dirigentes “comunitarios” alertando al Comandante Presidente sobre los latrocinios que cometen sus designados, y obviando que “la culpa no es del ciego, sino de quien le da el garrote”
Imagino que el propósito que alberga la dirección de Globovisión al cederle más del 60% de sus espacios noticiosos y de opinión a chavistas convictos y confesos “sin acceso a la televisión oficial” es, supuestamente, captarlos para que voten a favor del Candidato de la MUD en el 2012. “Incluirlos”, como se dice ahora, aunque los excluidos de la V República son, realmente, gente como uno.
A mi esta política empresarial me parece tan huevona como la del gobierno, que cree qe entregando títulos de propiedad y no viviendas va a comprar a los lectores. Aunque Jesús Petit Da Costa sostiene que se trata de un censo para localizar a los pendejos (ya van 3 millones).
Más inexplicable y potencialmente perversa es la idea de los medios de presentar a los delincuentes muertos por la policía como mártires de los derechos humanos. Si lo que se pretende es incluir a esa canalla creada al amparo del caos (muchas veces por el propio régimen, como en Piedrita), a los zánganos de la Milicia y al lumpen proletariat del PSUV en la nueva democracia, a mí que me excluyan de ella. Y no por elitista, precisamente, sino en defensa propia.
Hace un par de semanas, tres malandros (de esos torturables en El Fogón) asaltaron una panadería ubicada a 50 metros de la universidad donde doy clases, a las 7 AM. Cargaron con los celulares y el dinero de todos (entre ellos, mi pensión que no había podido depositar el día anterior), las prendas de las estudiantes. Amenazaron “quemar“ a un chamo que les caía mal (a lo mejor les parecía aristócrata). Le avisé a Polisucre, que tiene una patrulla cerca, pero respondieron los guardias que no se podían mover de donde estaban.
Ayer (como tigres cebados) volvieron a las andadas. Después de atracar a dos profesores, que echaban gasolina en una bomba cercana (y tras hacer logrado el objetivo de su robo que era el vehículo), le dispararon al docente y lo enviaron al Lanito, donde yace, entubado, con medio aparato intestinal de menos y en terapia.
Me saben usted sabe a qué los derechos humanos de estos desgraciados, igual que las de todos los malhechores de cuello azul y blanco habidos en los últimos 12 años. Si en alguna lista habría que incluirlos en las actas de defunción que envían las prefecturas al CNE.
No me olvido de que tanto el ilustre Ministro del Interior como el letrado Gobernador de Azoátegui ingresaron a la política como defensores de los derechos humanos… de los victimarios, pues para las víctimas no hay defensa. Ni tampoco “Radar de los barrios”.
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