La falla de
nuestra época consiste en que sus políticos
no quieren
ser útiles sino importantes
Winston Spencer Churchill
¡Que viva España!
Ayer fue el poco celebrado septuagésimo quinto
cumpleaños de Don Juan Carlos de Borbón, Monarca de España y descendiente
directo de Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, quienes, hace más de medio
milenio, bajo la ideología de la cruz y el idioma español, unieron en una
especie de cobija de retazos a pueblos muy disímiles, descendientes de 20 mil
leches.
No fue para el Borbón su cumpleaños más feliz,
porque a un porcentaje muy significativo de la sociedad le cayó muy mal la crisis
económica que sufre el país; las corruptelas de su yerno, Iñaki Urdangarín,
esposo de la Infanta Cristina, en libertad bajo fianza tras pagar 8 millones
200 mil euros; las amenazas secesionistas de Cataluña, desatadas para velar los
tejemanejes del gobierno, acusado de malversar fondos de la Unión Europea; y,
finalmente, el caso del elefante, la amante tudesca y la rodilla aplastada en
Kenia.
Empero, la matriz de opinión ibérica se muestra
terriblemente injusta con Don Juan Carlos, ya que lo único que puede achacársele
es su romance con Corinna Sayn Wittgenstein, cuyo karma ya lo pagó rapidito él
con su Eisbein –rodilla de cochino en alemán-. Además, como lo demostró el presidente
Bill Clintonco su pasante, un mal paso cualquiera
da en la vida.
Echarle la culpa al otro
Lo de Cataluña ha sido obra y gracia del capo
mafioso Jordi Pujol Soley, presidente de la Comunidad, quien carga consigo con
un expediente de peculado, donde están incluidos desde el Partido Socialista
Catalán –que ya no quiere llamarse PSOE-
hasta una de las instituciones financieras más publicitadas en el mundo.
No fue el Rey de España quien seleccionó a los
pretendientes para sus hijas quienes, aparentemente, sufren de ese instintivo
mal que los romanos denominaban error in eligendo. Las infantas, como
Yacumbele, se mataron ellas mismitas con esposos que no quieren servir para
nada.
Y tampoco puede inculparse al Jefe del Estado
la crisis económica, desatada globalmente con premeditación y alevosía por el poder detrás del poder.
La gente sufre desempleo y pérdida de calidad
de vida en España y otros países de Europa, porque estas naciones cumplen con las
reglas que acordaron para su integración. Para poder revisar dichas normas,
habría que identificar, encausar y despojar de su riqueza mal habida a los
verdaderos culpables de este crimen de lesa humanidad.
Y esta
es una acción que ningún gobierno o conjunto de ellos puede iniciar, si
no cuenta con la información y movilización de gigantescas masas de indignados
a escala planetaria.
Lo que si deberían agradecerles los españoles a
Don Juan Carlos, de rodillas en tierra y con alabanzas antecedidas de Su Majestad –odiosos y serviles gestos y
términos, eliminados del protocolo por sus propias órdenes- es la democracia y
libertad que ha mantenido, a trocha y mocha –como ocurrió durante el fallido golpe
de Estado del 23-F de 1981-, y contra todas las expectativas de su mentor político,
el Generalísimo Francisco Franco, Caudillo por la Gracia de Dios.
De no ser por Juan Carlos, España no se hubiera
asimilado a los tiempos de cambio y ruptura habidos tras las II Guerra Mundial,
Y África seguiría estando ubicada detrás de los Pirineos.
La triste historia al contrario
Lo que me lleva a la triste historia actual de
Venezuela, que una vez nos hiciera sentir orgullosos de ser sus ciudadanos,
pero que hoy ha sido despedazada y entregada a la dictadura de los fósiles
comunistas Castro Ruz, gracias al colaboracionismo de supuestos partidos de
oposición, la conchupancia de, asimismo, supuestos medios independientes y, la
guinda de del cóctel, igualmente supuestos oficiales patriotas.
Sobre la vergonzosa actuación de la MUD, me
permito copiar textualmente algunas ideas de mi tocayo Luis Betancourt Oteyza
me ha enviado recientemente desde Londres
Luis es un excelente jurista, padre de familia
y cristiano; compañero de luchas y pareceres desde la Universidad. Con la mayr
transparencia y misionado para servir al prójimo, desempeñó exitosamente
elevados cargos públicos durante el período democrático.
Su papá, virtuoso oficial del Ejercito
Venezolano, sufrió el exilio en la dictadura perezjimenista; su esposa, Ana
María, nació en La Habana. De manera que en su caso no podría hablarse de
ant-milico o anti-cubano.
Venezuela
se encuentra en un absoluto estado de vacío de poder, figura difícil de
observar en los estados modernos pero que suele ocurrir cuando la ausencia de
autoridades presagia un escenario de anarquía previo a la violencia
generalizada, que puede costar muchas vidas inocentes, pérdidas territoriales y
posibilidad de desintegración de la Nación. Se podrá decir que exagero y lo
acepto, pero es lo que siento y, peor aún, lo que veo.
Chávez se
ausentó del país el 9 de diciembre, sin abandonar su condición de presidente en
ejercicio y mando efectivo de las FAN; esa fue su disposición y su expreso
anuncio.
No permitió
el resorte automático de la constitución de entender y aceptar que incurría en ausencia
temporal y que su vicepresidente lo suplía en sus funciones. No contento
con esa arbitrariedad, por demás normal en él, delegó posteriormente las funciones
que abandonaba, sólo para mantener la farsa de que seguía en posesión de facultades
físicas y, sobre todo, mentales para conservar el poder.
Toda esta
charada configura la anómica situación de vacío de poder que advertimos arriba.
Sin
embargo, los actores del momento pretenden seguir la burla, que va a ser muy
costosa para la República.
En los
mandos militares se confía en el control de un ministro que ha rendido su
prestigio y autoridad mediante proclamas de fidelidad ideológica contrarias a
Ley y la Constitución, en muestra de adulación insoportable para los hombres y
mujeres del país, civiles y militares, y cualquier subalterno está llamado a
rescatar el honor militar en cumplimiento de su deber legal e institucional. Los
encargados de las finanzas públicas ven agravado su abandono de directrices de
los últimos 14 años. La satrapía de ministerios y gobernaciones afectos no
encuentran a quién pedir instrucciones u ocultar sus pillerías.
Ante este
gravísimo panorama, los voceros de la MUD, luego de su descanso navideño, han
producido una declaración que debemos desglosar para destacar los términos y
espíritu que rechaza la oposición al chavismo.
El
comunicado de marras, leído ayer miércoles 2 de enero, comienza por esmerarse
en consideraciones y anhelos por la salud del Tirano, que nadie les ha pedido y
que resaltan una hipocresía innegable para partidarios y opositores; insiste en
hurgar en un parte médico infinitamente oculto y negado, con una tozudez casi
morbosa: A estas alturas de hoy, y con buen pronóstico para el agónico, Chávez
se está muriendo irreversiblemente, y se encuentra física y mentalmente discapacitado.
Punto, no más que preguntar, el secretismo llegó a su final.
No es
propio de personas pensantes seguir preguntando nimiedades ni reclamando
seriedad a quienes nunca la han aprendido, y menos invitarlos a que se sientan […] el gobierno de todos los venezolanos, porque,
y es hora que entiendan desde esa trinchera que les hemos concedido, que el
chavismo lo ejerce sólo para su minoría, con absoluta exclusividad y
prescindencia de la mayoría.
En el
camino se alude, como quien no quiere, a las elecciones que se prevén para la
falta absoluta del mandante mayor, sin advertir que sin la reestructuración del
CNE, acatando las condiciones exigidas en la constitución para la designación
de sus rectores, la limpieza del REP y el desahucio del sistema electrónico
fraudulento diseñado por los cubanos con sus maquinitas de lotería tramposas,
serían otra burla inaceptable y de consecuencias inimaginables para la
sociedad.
Luego se
deja caer que la Asamblea, construida en fraude a la mayoría de los electores, será
el instrumento de una continuidad inaceptable y que en auxilio de su autoridad
y rescate imposible de prestigio, se ofrece aportar candidatos a la directiva,
para insistir en decir que somos lo mismo, que no hay diferencias y que en pago
de esas posiciones, prestas a cubrir, ofrecen un manto de impunidad a tantos
crímenes cometidos contra personas y cosas en estos aciagos 14 años ¡Y todo en nombre del diálogo!
Se reclama
sin desparpajo que los venezolanos debemos entender que: no tienen un Estado
paralizado, que su gobierno no es impotente o incapaz, que sus representantes
saben lo que está pasando. ¡Por Dios,
quién escribió esto! Señores de la MUD, los venezolanos tenemos la trágica y
larga experiencia personal que vivimos en un Estado paralizado en sus deberes
patrios, regido por un gobierno impotente de atender sus obligaciones y
lealtades, e incapaz de resolver nuestros problemas más elementales, y que sus
representantes son cómplices del desastre.
Se alude a
la Unidad de la oposición de manera manipuladora porque si se insiste en ella,
que no sea impuesta, que se oiga a la sociedad. La Unidad no puede ser sinónimo
de confusión, ni la solidaridad de complicidad; ya lo dijimos hace mucho y lo
recordamos hace poco ¿Por qué se escribió eso? ¿Por qué nos pusieron en la
encrucijada de escribir esto? ¿Por qué? No quiero pensar en las respuestas ¡Ya
basta!
Las resonancias del miedo
Revela la denuncia de Betancourt la situación
que vive el país, donde hay un vacío de poder, sin que, simultáneamente, exista
n liderazgo capaz de movilizar las masas. Y, al contrario, lo que hace es
totalmente lo contrario: apaciguar y desmovilizar.
¿Por qué la gente no se activa? Por un doble
fenómeno, que los psicólogos sociales conocen como resonancia y disonancia cognitivas.
La resonancia
cognitiva del ciudadano de a pie no se deriva de la paranoia mediática que
Chávez desvelaba, por ejemplo, al anunciar supuestos intentos de magnicidio
–cuyos pormenores y autores nunca identificó-, o de la venganza que ejercida
contra sus adversarios; aunque, su conducta pareciera haber variado en este
punto, al final de sus días.
La resonancia
cognitiva proviene de la persecución, convertida en terrorismo judicial,
contra los llamados políticos presos,
el desmantelamiento físico y presupuestario de entidades y municipios que le
fueron adversos y el fraude virtual multi-denunciado en las entregas de este
blog
Venezuela no es Cuba –aunque cada día se le
parece más-, ni Chávez Fidel –aunque quisiera ser como él-. A Juan Vicente Gómez
se le temía y se le respetaba. Marcos Pérez Jiménez infundía pavor. Según
asevera Manuel Caballero, Chávez no
inspira miedo ni respeto, pues nunca actúa de frente ni se responsabiliza
por sus propias decisiones.
Amenaza, simplemente, y después deja el trabajo
sucio a los fiscales, jueces y grupos militares y mafiosos que le son afectos.
Tampoco al pueblo le intimidan su Fuerza Armada y Milicia, pues percibe a estos
contingentes como organizaciones con fines de lucro, a cuyos negociados sólo
les faltaría legitimarse con algún código o ley que la Asamblea Nacional
apruebe.
Lo que
aterran al hombre y la mujer comunes son problemas más concretos, urgentes y
cotidianos: no poder pagar los servicios básicos o cancelar otras obligaciones,
encontrar los alimentos básicos o las medicinas que requiere para su sustento y
salud o, en caso de hallarlos, no tener con qué pagarlos. Carecer de asistencia
médica. Que sus hijos deserten de la educación o sus hijas terminen violadas
por algún guapetón de barrio.
Perder sus empleos porque la empresa privada
donde laboran baje su santamaría, o porque algún chivato les denuncie ante el
organismo público donde prestan servicios o del cual son contratistas por
desafectos al régimen.
Morir en un atraco, un robo, un secuestro, un cruce
de disparos de las narcoguerrillas, el hampa común, los cuerpos de seguridad o
grupos paramilitares como La Piedrita, triste destino de más de 200 mil
personas asesinadas, contabilizadas hasta el tercer trimestre del 2009, durante
los crímenes violentos ocurridos desde 1998.
Es el miedo de cada día, no a lo desconocido,
sino a lo que observan cuando salen y regresan a sus hogares, encienden sus
radios y televisores, escuchan en bocas de sus
amigos, vecinos y familiares. Se trata de un largo metraje de terror que
nunca termina, ni siquiera al dormir, pues se convierte en pesadilla.
El miedo es un sentimiento, en otras palabras,
forma parte del software de arranque del ser humano. Hay muchas maneras de
superarlo, pero la más efectiva, por automática, proviene del instinto de la
supervivencia: Hasta la bestia más mansa lanza un zarpazo cuando se ve
acorralada.
El juego-miedo,
desarrollado en Venezuela por más de una década, tiene dos polos: el
acorralamiento –económico, político, jurídico, social, delictivo - y la
dosificación de la muerte para quienes no están con el proceso.
El 11-A hubo 19 víctimas fatales y más de un
centenar de heridos, ninguno de ellos militar. Fue una orden implacable del
Sombrerero Loco, personaje clave de Alicia
en el País de las Maravillas: ¡Qué le corten la cabeza! ¿A quién? A sus
enemigos, a los que no piensan como él.
Si se quedara solamente en la narrativa de Lewis Carrol, no habría por qué
preocuparse. Pero lo que sucede por estas calles no es ficción, sino una bestial realidad que supera cualquier
fantasía.
Me habría gustado poder observar las caras del
general Charles De Gaulle o del doctor Leonardo Ruiz Pineda, si algún dirigente
opositor -durante los gobiernos del Henri-Philippe Pétain o el Marcos Pérez
Jiménez-, les hubieran sugerido –como se nos propone ahora a los venezolanos-
la resistencia democrática, cuya
estrategia no pasa de ofrecer la otra mejilla después de haber sufrido una
avalancha de balas, perdigones y gases lacrimógenos.
Aún Mohandas Gandhi, pionero del pacifismo en
el Siglo XX, tuvo que cargar con más de 650 mil muertos antes de concretar su
sueño independentista. Y él mismo murió abaleado, en 1948, víctima del
fundamentalismo.
Y, al fin y al cabo, ¿qué carajo puede importar
la opinión global, si ya decidió a favor de Chávez? ¿Dónde están los
comunicados y las declaraciones de la Internacional Socialista o la Democracia
Cristiana a favor de un pueblo que, por décadas, votó por sus candidatos en
Venezuela y que ahora padece una guerra no declarada pero igualmente letal, con
más de 200 mil muertes violentas?
El uso de la resonancia cognitiva como arma ideológica se sustancia en un
documento de amplia difusión al inicio del régimen:
La reunión de circunstancias y hechos
favorables al actual tránsito pacífico no quiere decir de ningún modo que esta
coyuntura sea eterna e inmutable. El
tránsito pacífico o violento de la revolución depende de factores objetivos y
no exclusivamente de la voluntad de la dirección revolucionaria. La vieja
política cohabita con la V República, pero no la acepta voluntariamente, es una
cohabitación forzada por su derrota y debilidad, por su actual inferioridad de
fuerzas. La vieja política genera constantemente contrarrevolución para
desestabilizar el proceso de cambio. Nadie puede jurar que los viejos factores
de poder no sean tentados por la desesperación y la aventura, lo que obligaría
a la dirección revolucionaria a enfrentarlos en otros terrenos.
De ahí viene la famosa frase: ¡Vienen por mí!
Las disonancias del miedo
En cuanto a la disonancia cognitiva para
fracturar a la oposición, Alberto J. Vollmer, refiriéndose no a este pantano
sino a los lodos que lo crearon, sostiene: Los
robos y atropellos perpetrados contra el patrimonio nacional, [...] no lo han
sido sólo en materia económica, sino que hemos permitido que nuestro patrimonio
moral haya sido vulnerado en forma significativa. Los miles de millones de
bolívares que se robaron miles de pícaros, a quienes todos conocemos en
Venezuela, son nada en comparación con el deterioro sufrido por el país en su
tesoro ético, heredado de nuestros libertadores y mantenido por las
generaciones anteriores. Se ha [...] permitido que se haya robado y despojado a
la confianza, a la esperanza, a la cultura y a todos los demás valores de
nuestra tradición y nacionalidad...
Horacio Martínez complementa el concepto: En la disonancia cognitiva interviene el
factor Romeo y Julieta. La tragedia ocurre porque Capuletos y Montescos se
oponen a su relación. Los amantes, en fuerte compensación a dicha oposición,
rompen las reglas y valores, y tal acción les cuesta la vida. Lo que pudiera
ser enunciado como una Ley de Newton psicológica: a una fuerza dada, se le
opone otra de igual magnitud y dirección divergente, o, dicho de otra forma,
una reactancia psicológica. La moraleja del drama consiste en que, cuando la
persuasión fracasa no solamente dejan de pasar cosas, sino que, a veces, se
producen conductas opuestas y de igual intensidad a las propuestas, cuyos
resultados son catastróficos.
León Festinger
sostiene que en la mente toda
persona puede distinguirse conocimientos o cogniciones, esto es, todo lo que
sabe sobre sí misma, su conducta y circunstancias; y que algunos de estos
elementos pudieran ser contradictorios, no sólo lógica sino psicológicamente.
Ofrece el ejemplo de que si sé que el semáforo debe ser respetado, al saltarme
la luz roja estoy contraviniendo mi propio compromiso. A estas contradicciones
Festinger, las denomina disonancias cognitivas. Cuando se presentan, el individuo se obliga –para su propia protección-
a minimizarlas: No le pares, al fin y al cabo, ¿quién no se salta un semáforo?
Esta elaboración implica un cambio en su conducta, si es posible. Y si no lo
es, lo cual ocurre en muchos casos, entonces le induce a modificar sus
conocimientos, o la revaloración de las mismos.
Para Dick Morris, romper un compromiso es como renunciar al alcohol: Quien lo hace,
enfrenta un conflicto permanente entre su sed interior y la obligación de
abstenerse. Por eso, el que quiera reposicionarse deberá luchar contra la
conformidad y la rutina, y afirmar su determinación de abrir una nueva
senda.
Lo que creo, después de escuchar gimotear a la
mayoría de los autoproclamados líderes de oposición ante las esperadas nuevas
agresiones del PSUV, es que los venezolanos de verdad estamos obligados a
aprovechar la intervención divina para enmendar nuestros pasos. En otras
palabras, a usar el recurso de La mano de
Dios, como hizo Diego Maradona.
Fe de erratas: Adjunto e mail que acabo de recibir, tras haber publicado la presente nota
Estimado
Tocayo: Te agradezco mucho los generosos calificativos con los que me
distingues pero incurres en dos errores: Mi padre, el teniente Pedro
Betancourt Grillet fue una víctima de la dictadura de Juan Vicente
Gómez...y no de Pérez Jiménez. Fue torturado en Villa Zoila por el hijo
del Tirano, Jose Vicente, guindándolo por las bolas, y no cantó;
nosotros mi hermano Guillermo y yo, nacimos después así que sus bolas
aguantaron.
Luego pasó una larga temporada de 8 años en La Rotunda de
Caracas y todo iniciando su juventud con tan solo 19 años, para luego ir
por otros 8 largos años al exilio. Por otra parte, mi mujer Ana María,
efectivamente nació en La Habana, Cuba, pero de chiripa porque su padre
era el vicecónsul de Venezuela y sólo vivió en esa perla antillana un
mes, y luego no ha regresado...Así que de cubana no tiene sino la
alegría musical y su belleza. Por lo demás, no ha pasado nada. Saludos,
LBO