Una percepción de la salud
Soy de quienes creen que el
presidente electo está QUEP, y si aún no lo está, se encuentra en la tendencia
irreversible de su deterioro físico y síquico, lo cual hace muy improbable que,
a cualquier plazo, retome las funciones de gobernante.
También considero que, a semejanza
de otros regímenes autocráticos –como ocurrió en el año 210 ADC,
cuando murió en China el tiránico rey Zheng, y su defunción se le ocultó al pueblo por meses-, el usurpador se ha guardado im pectore las malas nuevas, hasta que
Raúl Castro y Ramiro Valdés, factuales amos de Venezuela, tracen la estrategia funeraria para el postrado comandante.
Mi indisposición al duelo
Cuando se dé la noticia, no voy a
cometer la hipocresía común entre la mayoría de mis paisanos de rasgarme las
vestiduras –como l las famosas lloronas en los velatorios
y entierros en el pasado-, ni en enunciar las bondades realizadas por el susodicho.
Como tampoco lo hice cuando peló gajo su más emblemático funcionario, el
diputado Luis Tascón, a quien 3 y medio millones de venezolanos le debemos
amenazas, acoso, hostigamiento, pérdida de empleos y oportunidades por un derecho
garantizado en la hoy violada Constitución de 1999 de solicitar un revocatorio del
mandato de usted sabe quién.
Tampoco voy a caer en la frivolidad
de beberme una botella de champaña para la ocasión, ni siquiera argentina o
chilena, no por su precio, sino porque –como lo presencié en numerosos velatorios
y sepelios a los cuales acudí, cuando éstos se efectuaban en los hogares de los
difuntos y funerarias integradas a la ciudad, y no en camposantos
periféricos aislados de los bares y restaurantes- uno libaba, sobre todo, para
recordar y honrar al muerto.
La caída y mesa limpia
Lo que temen Castro y Valdés, así
como los sargentos cipayos que ejercen el gobierno colonial, es que la noticia
del mutis por el foro, arrastre no sólo a la nomenclatura –que, como un condón,
es desechable- sino también a Cuba, encargada por el Foro de Sao Paulo para
mantener a Venezuela como rehén y expoliarla inmisericordemente. Lujo que ni
siquiera el imperialista Brasil puede darse, porque las inversiones y planes a
futuro de sus capitalistas salvajes son muchísimo más que los 10 millardos que
los Castro le roban a Venezuela cada año.
No van los dos ligaditos
La confrontación actual dentro del
chavismo no es, pues, la ruptura con el pasado o el presente, sino para
dilucidar quién se queda realmente con el coroto.
Poder para disponer de los
ingresos de PDVSA, así como sobre el chorro de dinero proveniente del comercio
ilícito, en el cual se incluyen el narcotráfico, el lavado de dinero, el
contrabando de extracción, el tráfico de armas y municiones. Y, en un nivel
menor en volumen pero no en importancia, para manejar la importación de
alimentos y medicinas, vender divisas y cobrar las comisiones bajo la mesa de
los negociados dependientes del Estado.
Aunque Maduro y Cabello salgan en
la tele dándose abrazos y casi besos de piquitos, aunque quieran hacer creer que andan
–como era el estilo de una emisora promover sus próximos éxitos musicales- los dos ligaditos, la verdad es que uno
representa a los cubanos y otro a los locales, no por nacionalismo,
inexistente en ambos, sino porque los isleños se han vuelto muy
caros y metiches. Lo cual levanta roncha.
Levanta roncha… ¿entre quienes?
Entre otros, que nada tienen que ver con el desgobierno dividido y la oposición colaboracionista, sino que esperan su oportunidad: la descomposición final,
para actuar en consecuencia. Ignoro quienes
son, mas como asiduo lector de la Historia
de Venezuela, me he hecho una idea muy clara de su perfil, pues aparecen cada
vez que la Patria se halla al borde del abismo.
Como sucede ahora, donde los
gobernantes espurios se limpian el paltó con la Constitución.
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