El celofán que rompió ABC
El primero del año, el diario ABC de Madrid publicó, en primera
página, una foto a color de Hugo Chávez, y aseguró, en la nota interior
referente a la portada que el mandatario había entrado los últimos días (sic) en un coma inducido, con las constantes
vitales muy debilitadas, mantenidas gracias a la asistencia artificial
procurada el hospital de La Habana en el que fue internado.
Asimismo, que fuentes consultadas por ABC declararon el lunes que se había programado
una próxima desconexión de la asistencia artificial que prorroga la vida del
presidente venezolano. Esa desconexión, con resultado previsible de
fallecimiento, podía producirse en cualquier momento.
Finalmente, que con fiebre constante, pérdida de conciencia y sin responder a los
antibióticos, el presidente venezolano llegó a final de año en cuidados
intensivos, sin ingerir nada sólido desde que fue operado hace tres semanas,
con ano contra natura y alimentación intravenosa debido a la extracción de casi
medio metro de intestino, de acuerdo con fuentes de inteligencia con acceso a
su equipo médico; y que también sus
funciones respiratorias se encontraban asistidas artificialmente tras la
traqueotomía a la que fue sometido por una infección que motivó la retención de
líquido en los pulmones; cuadro que se completaba con insuficiencia renal.
Nadie ha negado la información
Esta información no ha sido desmentida
hasta ahora por algún vocero oficial, mas sí se ha reproducido con mucha
prudencia, sobre todo en los medios internacionales, probablemente porque que
la avaricia y el culillo pican y se extienden, no sólo endógena sino exógenamente.
He aquí lo que yo pienso. Si –ni lo quiera
Dios-, algún familiar suyo, amigo lector, se encontrase en la condición
descrita anteriormente, lo humano, lo cristiano, sería preparar a parientes y
amigos para la noticia y sus efectos, y autorizar la desconexión del paciente.
Que es, exactamente, lo que pareciera estar haciendo en estos instantes la
cúpula gubernamental con los apresurados viajes y extendidas estadas a y en La
Habana del Vicepresidente Maduro, el Ministro Arreaza, el Gobernador Chávez y
el Presidente del Parlamento Cabello.
¿Qué razón hay, entonces, para encubrir y
retardar la difusión de lo que es un secreto a voces? Y creo que lo es, porque el gobierno militar-revolucionario –así
fue definido a éste régimen por Maduro- suspendió el concierto navideño de
Dudamel, la pachanga del Balcón del
pueblo –con una década de existencia- y, amenazando con sus brazos armados
y motorizados para-delictuales, logró que los alcaldes mirandinos de la Gran
Caracas hicieran lo propio con sus bonches municipales. Además, Globovisión,
uniéndose a la cagazón generalizada, tampoco transmitió el especial de 2 horas
con Oscar De León, anunciado para el 31 próximo pasado.
Cherchez
l’argent
Está bien –o está muy mal, pero se
entiende- que en Venezuela los medios diz que independientes, la oposición
negociante y los opináticos asalariados hablen a sotto voce o no
coméntenlo que la redes sociales expresan a diestra y siniestra, al punto de
que el gobernador de Miranda, Henrique Capriles, vuelve a regañar a sus
electores, diciéndoles que no caigan en
falsos rumores. Como si hubiera rumores que no lo fueran, ya que de ser
ciertos serían, en todo caso, hechos o sucesos.
Pero es que tampoco, en España, las
televisoras se hacen eco de la hipótesis del ABC, pues la crisis y los recortes presupuestarios han obligado,
por ejemplo, a la Armada Española a poner en comodato, al servicio de Armada
Australiana la motonave de aprovisionamiento de combate Cantabria durante casi todo el 2013. El país continente cubre el round trip del barco hasta Oceanía, los
ejercicios militares y hasta los viáticos de la tripulación, y Navantia, el
armador que lo fabricó –el mismo que
produjo las fragatas misilísticas que adquirió Venezuela- promueve la venta de
sus naves sin que le cueste un centavo.
Según la prensa local, si el Cantabria se hubiese tenido que quedar
en casa, no habría tenido presupuesto para navegar más de 40 días del presente
año, así están de mal las finanzas en la madre patria, y no va a ser TVE la que
muerda la mano de quien le da de comer. Ya lo decía una vez el propietario de
El País de España a sus empleados: Os
podéis meter con todo el mundo, menos con Galerías Preciados y El Corte Inglés,
que son quienes os pagan vuestros sueldos.
Por eso, a nadie –empresa, empresario o
estado, nacional o extranjero- que quiera beneficiarse de la botadera de reales
de 14 años de marxismo criollo, ni mucho menos, a quien el socialismo del Siglo
XXI le haya favorecido con algún contrato o le deba una puya, está dispuesto a
levantar un dedo a favor de las libertades de expresión e información.
Y quien heredó el oficio de sus padres, si
no quiere ceñirse a una línea editorial, se obliga a escribir por amor al arte
–o al prójimo-, pisando con los pies descalzos sobre vidrio molido – para no
pisarle un callo a alguien a quien uno quiere, sin querer- y con todos los
riesgos que ello implica vivir en autoritarismo, pues, frente a las rodillas en tierra y fusiles con la bayoneta
calada, uno subsiste como Bartolo, el
que se defiende sólo.
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