Santo
que no es conocido, no es adorado
A. Jiménez, Picardía mexicana
Microfonitis aguda
Cuando contaba 17 abriles, asistí a mi
primer foro, celebrado en el Teatro Boyacá de Caracas, en ocasión de la
Asamblea Plenaria de Unión Republicana Democrática, partido que reunía a sus
dirigentes tras 6 años de clandestinidad y resistencia contra el régimen
dictatorial de Marcos Pérez Jiménez.
En dicho acto, presencié cómo afloraba una enfermedad que padecen numerosos compatriotas, y a la cual
llamé, entonces, microfonitis aguda.
El delegado del Estado Apure, infectado por tan terrible morbo, casi extendió
su petitorio durante toda la jornada matutina, para que el arreglo de las
alcantarillas de San Fernando –capital de su Entidad- fuese incluido como tarea
prioritaria del futuro gobierno.
Con el advenimiento de la televisión y el
cambio cultural que ella trajo consigo, el venezolano dejó de exponer y
resolver sus conflictos sociales en los impresos y las radioemisoras, trasladándose
al novedoso medio desde 1975, año en el cual -¡por fin y gracias a las
microondas!- los canales VHF cubrieron al 80% de las poblaciones del país.
Para sortear esta transformación
conductual y colectiva, el virus de la microfonitis
aguda mutó a una versión más contagiosa, letal y perversa, conocida como el
pantallerismo, término referido a la
superficie exterior del tubo de rayos catódicos que, hasta la invención del
plasma y los LED, permitía ver las imágenes transmitidas.
Desde entonces, hay dos categorías de
seres humanos: los pantalleros y los
que, de alguna u otra manera, hemos vivido o vivimos de la pantalla.
Las primera constituye la inmensa mayoría
de la Humanidad, y abarca desde quienes, ingenuamente, saludan a familiares y
amigos en cualquier estadio, marcha de protesta o concierto pop, hasta
los opináticos de oficio –a quienes
la microfonitis aguda ha debido infectarles por vía genética o serles inoculada en el vientre materno- que no desaprovechan la menor
oportunidad para predicar ante las cámaras, independientemente de que sus
declaraciones les importen un bledo al resto de los mortales.
Los segunda forma parte de un iceberg
gigantesco, un entramado extendido hasta el fondo abisal, cuya manifestación visible
es el reducido número de actores, cantantes, periodistas y presentadores, conocidos bajo el genérico de farándula, denominado por los ancestros bohemia y por las generaciones contemporáneas beautiful people –gente linda–.
La pantalla no describe un lugar, un medio
ni un canal específicos; tampoco determina territorialidad, tiempo o ideología. No es la realidad objetiva, sino un pálido reflejo de la misma, segada por la
impronta de escritores, guionistas, directores y protagonistas. Resulta, más bien,
una abstracción global, cuyas reglas se repiten aquí, acullá y en Cafarnaúm.
A veces el crimen paga, la incomunicación nunca
El caso de PDVSA es un clásico de lo que
no debe hacerse en Comunicación Social. El mismo término meritocracia, tan adorado por los gerentes de la estatal durante la
IV República, llegó a convertirse en el condimento para el guiso de
maledicencia, amargura y envidia, cocinado a las puertas de cualquier pozo,
refinería o inmueble de la petrolera.
Meritócrata
era el instruido, el inteligente, el laborioso. Los demás, incapacitados,
brutos, zánganos. Por eso, tras la huelga del 2002, fue relativamente sencillo
echar a la calle a más de 20 mil expertos, sin que casi nadie levantara la mano
en favor de los desocupados. Antes bien, más de uno se habrá sintió complacido,
y hasta pensaría: Se lo merecían, por
arrogantes, fanfarrones, vanos.
Lo de PDVSA no es único en la historia de
la incomunicación y desinformación. El bajo perfil le costó la existencia a
Unión Carbide, trasnacional que inventó los zapatos de tenis US Keds, los neumáticos
radiales y las baterías alcalinas, tras un desastre ecológico donde pasaron a
mejor vida cerca de 40 mil hindúes.
¿Qué le hubiera sucedido a la Standard
Oil, tras derrame del súper-tanquero Valdez
en Alaska, si en la matriz de opinión pública no pesara un acumulado
positivo de casi 150 años?
Al leer, Si es Bayer, es bueno, pensamos en la aspirina y le atribuimos a la
marca, automática e inconscientemente, las magia que derrotó a un dolor de
cabeza sufrido por la gente por 1,7 millardos de años. Sin embargo, pocos
recuerdan que la misma compañía produjo el gas Ciclón B, empleado para exterminar a millones de cautivos durante
la II Guerra Mundial.
El hierro de la espinaca no puede ser
metabolizado por el organismo humano, y dicha verdura tarda 72 horas en ser
digerida. Sin embargo, en su momento, Popeye
el marino convenció a los desempleados por la Gran Depresión de los años
treinta en EEUU, que –como sucede hoy con los esteroides- desarrollaba
poderosos músculos. La espinaca era uno de los pocos excedentes agrícolas con
que contaba el Presidente Roosevelt para mitigar la hambruna de su nación, y la
historieta le sirvió de apoyo para iniciar su proyecto de rescate económico.
Al pan, pan; y al vino, vino…
Dentro del nauseabundo establishment que nos desgobierna, el
manejo de los medios masivos dentro de los parámetros de la inteligencia
militar, es lo que le ha permitido a la dictadura sobrevivir y medrar por más
de 14 años, dentro de marasmo de increíbles contradicciones. Por lo que hay que
hablar claro, y llamar al pan, pan; y al vino, vino
La gran contradicción a ser resuelta es la
dependencia de Cuba.
Como afirma Carlos Blanco en su columna
dominical del 20 de los corrientes: El
centro de la recuperación democrática en Venezuela pasa por romper los vínculos
de dependencia política, administrativa, simbólica, militar y estatal, en general,
con Cuba. Desde aquella frase de Raúl Castro, según la cual Venezuela eran la
misma cosa hasta hoy, la dependencia no ha hecho sino aumentar hasta llegar
a esta vergonzosa situación […] Los
albaceas políticos de Chávez han llegado a considerar que el lugar para limar
sus diferencias, llegar a sus trémulos acuerdos, enviar sus desangelados
mensajes, es el Aeropuerto de La Habana bajo la sardónica vigilancia de Raúl
Castro. La ignorancia histórica que parece poseer Nicolás Maduro, Diosdado
Cabello y Nicolás Maduro, como que si se la hubiesen ganado en combates
intelectuales en la Sierra Maestra, les impide ver que su dependencia a Cuba es
tan fuerte como el rechazo que produce…
No hay vía electoral…
Para romper con la dependencia cubana, hay
que asumir el poder, sin esperar que el cambio llegue a través de comicios,
pues en del sistema imperante, gobierno, oposición, medios y CNE son una misma cosa.
Si lo que se dice es cierto, el presidente
electo regresará muy pronto, quizás el 4-F, apenas capacitado para jurar –mas
no para ejercer sus funciones- y,
asimismo, en 3 meses habrá elecciones. Las cuales, impepinablemente, ganará
Maduro, pues así lo quieren sus amos cubanos; como lo confirma Enrique
Aristiguieta Gramcko en su Manifiesto a
la sociedad… del 10 de enero:
De
manera lenta y progresiva, los cubanos han tomado control de nuestras notarías,
los registros, el sistema de identificación y extranjería, la política
exterior, y sectores importantes de la economía nacional. El control de los
cubanos ha llegado incluso a los cuerpos policiales y a las Fuerzas Armadas, en
detrimento de la seguridad y defensa del Estado.
Las
consecuencias de la dominación castro-comunista se evidencian en todos los
ámbitos del quehacer nacional. Esto ha significado, entre otros muchos males,
la destrucción de nuestra industria petrolera; el desmantelamiento del aparato
productivo, tanto en el campo como en la industria; la progresiva eliminación
de las libertades civiles y económicas; y el avance del narcotráfico, la
guerrilla y el crimen organizado.
Encendiendo una humilde vela
Para decidir si si Venezuela deja de
existir como nación y se convierte definitivamente en colonia de Cuba, o
si recupera su identidad y destino histórico, Aristiguieta le pide a todos los
venezolanos, especialmente a los militares, restablecer la vigencia de la
Constitución, según el mandato explícito contemplado en su Artículo 333. Nos pide
un nuevo 23 de enero, como el que el autor planificó y lideró en 1958.
¿Por qué lo hace? Porque sólo pueden poner
fin a esta vergüenza, que nos ha convertido en la presa fácil de los
mandatarios alcahuetas del Foro de Sao Paulo y en el país hazmerreir del mundo
entero, quienes poseen el monopolio de las armas. Y, para que esto último suceda,
es preciso que los civiles se movilicen, como ya lo han hecho los estudiantes
universitarios en Barinas, Caracas, San Cristóbal y Valencia. ¿Por qué? Porque en la Historia de Venezuela los únicos movimientos exitosos de transformación socio-política han sido los cívico-militares.
¿Qué los civiles movilizados ahora son muy pocos? Cierto. Pero no es menos cierto que Cristo comenzó
2 milenios de Historia con 12 apóstoles. Y siempre resulta preferible encender una
humilde vela que permanecer a oscuras.
Lo que no valen son más foros. Llegó el
tiempo de actuar y cesó el de hablar.
Nota: Dado que ningún medio de
comunicación venezolano lo ha publicado aún, el documento de Aristiguieta en el
presente blog puede ser leído y suscrito por mi amig@s seguidor@r, está a su
disposición en la página Web: http://venezuelasoberana.com/manifiesto-a-la-sociedad-democratica-venezolana-y-a-su-fuerza-armada-nacional-2/
Manifiesto a la Sociedad Democrática Venezolana y a su Fuerza Armada Nacional.
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