La
Russie n'existe plus. C'était un sommeil que j'ai eu quand j'étais un enfant (Rusia no
existe más. Fue un sueño que tuve cuando era un niño)
Vladimir Nabokov, autor de Lolita.
El encuentro entre los artistas y el candidato presidencial Henrique
Capriles, celebrado el pasado viernes en el Teatro Municipal de Chacao, se
resume –a mi entender- en un jocoso comentario de Norkis Batista, quien
protagoniza a una sexóloga en el reality show Orgasmos, monólogo teatral presentado con gran éxito en
varias ciudades del país.
Para quien no conozca el suceso, Batista había contratado el
auditorio del Hotel Venetur en Puerto La Cruz, y se había bajado de la mula por
anticipado. El hospedaje de marras fue durante muchas décadas el glamoroso
Hotel Meliá, favorito del turismo receptivo que venía al Oriente desde Europa y
América del Norte.
Cuando la concesión expiró, en lugar de renovársela a los hispanos,
que tan buen trabajo habían llevado a cabo, se la entregaron a los compañeritos
y convirtieron el inmueble en el lugar favorito de los burócratas enchufados y
sus camaradas invitados; no sin antes haberlo dejado cerrado un buen tiempo
para, suponemos, cobrar una boloña por su reparación.
Regresando a Norkis, cuando ella intentó hacer valer su derecho, se
lo negaron, aduciendo que Venetur era un hotel y no una sala de exhibiciones.
Eso fue lo que la motivó a decir ante sus compañeros y el candidato: Venetur es el único hotel donde no hay
orgasmos.
El que se mete con los artistas se empava y se envaina, porque Dios
los trajo al mundo para que les dulcificara un poco el amargo tránsito por la
vida al resto de los mortales.
Joseph Raymond McCarthy, senador estadounidense por Wisconsin,
adquirió gran notoriedad mediática durante el decenio de los cincuenta del
siglo pasado. Por sus denuncias, más de 10 mil artistas y técnicos de la
industria del entretenimiento perdieron sus trabajos. Algunos se exiliaron,
otros se suicidaron y muchos tuvieron que dedicarse a otras actividades para
ganarse la vida.
Mas, el senador McCarthy, intoxicado por el poder y el alcohol, no
midió sus fuerzas y pasó de Hollywood al Ejército. En 1953, actuando como presidente
del Subcomité de Investigaciones del Senado, inculpó de comunistas —un pecado mortal en su época y nación—a varios altos
oficiales de las FFAA, y al secretario de Defensa le colgó el sambenito de encubrir el espionaje de potencias
extranjeras.
El presidente Dwight D. Eisenhower, Ike, el más eficiente general
aliado durante la II Guerra Mundial, decidió actuar contra McCarthy. Pesó en el
mandatario la conciencia de que la cacería
de brujas ponía en peligro la esencia de la democracia, por lo cual alentó
a sus compañeros a presentara una moción
de censura en 1954.
Según se lo comentó Ike a un amigo, influyó en su decisión la lectura
de la 0bra Fahrenheit 451 – La
temperatura a la cual arde el papel, en la cual Ray Bradbury disecciona
crudamente al macartismo, y visualiza su país, a futuro, como una autocracia
donde los bomberos no apagan fuegos, sino queman libros. Devela Bradbury en
esta impresionante crítica los antivalores de una sociedad donde la gente está
obligada a ser feliz sobre cualquier otra consideración –The
American way of living-, cuyo imperativo es incinerar las opiniones
opuestas a su modus vivendi y la prosperidad resulta la única preocupación
ética.
Al transmitirse por televisión la audiencia contra los uniformados
por sus presuntas simpatías comunistas,
McCarthy perdió el poco prestigio que le quedaba; pues su demagogia y brutalidad
se vieron claritas. Continuó otros dos años como senador, pero sus colegas le
sacaron el cuerpo, y nunca más recuperó su prestigio. Murió a los 48 años, por cirrosis
y hepatitis.
Yosif Stalin fundó, en 1932, la Unión de Escritores Soviéticos para
aplicar en todos los ámbitos creativos el socialismo
científico –eufemismo empleado por los dictadores de izquierda para no
llamarlo comunismo-. Fue una espantosa cacería de brujas, prolongada hasta 1988
por los herederos del execrable nativo de Georgia, en la cual cayeron en
desgracia numerosos actores, bailarines, músicos, pintores y escritores.
Quien inauguró el ciclo ruso fue el compositor Ígor Stravinski, que
salió de la URSS en 1920 para nunca más regresar. El último y más notable, Aleksandr
Solzhenitsyn, quien, con su novela biográfica Archipiélago Gulag, la cual trata sobre su estada en un campo de
concentración siberiano, publicada originalmente en manuscritos que circulaban
de mano en mano entre sus compatriotas –samizdat-,
fue expulsado de su gremio, desnacionalizado como ciudadano soviético, exiliado
y ganó el Premio Nobel de Literatura.
A veces, el poder intenta comprar al artista y lo logra, como sucedió
con Sean_Penn y Danny Glover, a quienes Chávez les llenó los bolsillos para que
testimoniaran en su favor y filmaran algunas apologías sobre su personalidad.
No es nuevo. John F. Kennedy usó a Frank Sinatra para que le ayudara
a conquistar la presidencia de EEUU, y convirtió a Marilyn Monroe en su amante
para calmar los ardores de su pito. Al ser electo, Kennedy despreció a Sinatra;
y Robert, su hermano, despidió a Marilyn como quien se deshace de una
prostituta. Marilyn se suicidó, y a Kennedy lo asesinaron en la vía pública.
¿Justicia divina? De ninguna manera, Dios no se mete en estos rollos.
En Venezuela, Carlos Andrés contrató a Jacobo Borges, un pintor
insigne, para que creara un monumento icónico en la Plaza Caracas que
promoviera a la Gran Venezuela con fines electores. Ganó la oposición, y el
mamotreto edificado por Borges terminó siendo conocido como La jaula de King-Kong –no sólo por lo
feo, sino relacionado con el término mono,
que en Venezuela significa deuda-.
Román Chalbaud, a quien el oprobioso régimen democrático cultor del capitalismo
salvaje consintió, asalariándolo a través del INCIBA para producir
sus películas y obras de teatro, según Tulio Hernández, dirigió un largometraje
rechazado por el público:
La Villa del Cine de Caracas es un
fracaso. De cuatro producciones realizadas, incluida Miranda -la más costosa
película nacional-, ninguna permaneció más de un mes en cartelera. Comando X
no aguantó siquiera una semana, pese a que se burla de la oposición
Luis Buñuel, el pionero del cine español, se burló de la manera más
ácida y contundente de la tiranía franquista.
Como su antecesor japonés, Iharu Saikaiku, Buñuel amaba la irreverencia. luchaba por la justicia social y estaba contra la represión sexual, la cual consideraba hipócrita y atentatoria contra el derecho humano a la felicidad.
Como su antecesor japonés, Iharu Saikaiku, Buñuel amaba la irreverencia. luchaba por la justicia social y estaba contra la represión sexual, la cual consideraba hipócrita y atentatoria contra el derecho humano a la felicidad.
Su vida privada fue ordenada,
sencilla y hasta pacata. Se la debo a la
educación de los jesuitas, hasta que me expulsaron – confiesa en su
autobiografía Mi último suspiro-.
De su extensa filmografía, destacan: The young one (1960) filmada en EEUU con la participación de Zachary
Scott –uno de los actores defenestrados por McCarthy- y la fotografía del Indio
Figueroa; Tristana (1970), protagonizada por la más bella diva de los setenta,
Catherine Denueve; y, sobre todo, Viridiana (1961), donde lanzó al estrellato a
la mexicana Silvia Pinal y a los españoles Paco Rabal y Fernando Rey. En este
último film –que produjo en España por invitación del Ministerio de Información
y Turismo de Franco-, ataca la naturaleza y esencia del gobierno fascista
imperante. Esta obra ganó la Palma de Oro en Cannes, pero nunca pudo ser
exhibida en España, hasta el advenimiento de la democracia.
En este recorrido que más bien es un paneo sobre los artistas y la
política, quiero sintetizar lo dicho conforme a una petición –supongo- de Luis
Betancourt. Él tiene un perro, bautizado Monsieur, con el que habla –es preferible hacerlo con
un can que con un ave, supongo-, y me mandó el siguiente pensamiento perruno: Respeto la incoherencia donde me la
tropiezo. Monsieur.
Los artistas no son incoherentes, sólo que piensan con el otro lado
de la cabeza. Esta habilidad los hace ser más sensibles y perceptivos. Por lo
demás, poseen vaginas y penes, como todos; y pueden ser valientes, cobardes o
generosos, ruines. Norkys habló de falta de orgasmos –a la libido la tumba el
estrés chavista-, el plárano cuando está maduro carece de consistencia y la Ministra de Salud prohibió vender Viagra sin récipe.
Entonces, Monsieur hay un sólo camino al orgasmo.
Nota: Gracias hacker hijo de puta. Que los cabrones que te prepararon en Cuba e Irán te empleen cuando esta vaina se joda, que es pronto.
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