miércoles, 10 de abril de 2013

La hora cero


El estallido social
Se llama hora cero al momento en el cual comienza la noche o el amanecer. Puesto que la temperatura de color es idéntica en ambos horarios, si no se dispone de un reloj y uno se halla proyectado de súbito a ese instante, es muy difícil precisar si se trata del ocaso o la aurora. Por esta razón, los trabajadores y los patronos, antes de proceder a la huelga o el lockout, anuncian que el conflicto se acerca a ese término, después del cual nadie puede prever lo que va a ocurrir: si la luz o la oscuridad.
Según un documento interno del PSUV interceptado por ABC de España: Venezuela se encuentra en un colapso económico y al borde de un estallido social, cuyos actores serían las propias clases populares que el régimen prometió redimir, según los asesores de campaña de Nicolás Maduro.
El citado documento interno califica la situación presente como bomba atómica económica, cuyos de efectos serían devastadores, y considera que la actual situación es insostenible.
Los comunistas que desgobiernan este país anticipan un desabastecimiento del 50% en productos básicos, una inflación que puede llegar en el 2013 al 33%, un déficit del sector público del 15%, una caída del PIB de más del 4%, entre 17 de los puntos críticos del borrador obtenido por ABC.
Como consecuencia, los castro-chavistas predicen violencia colectiva:  Se huele en el ambiente un estallido social.
Según el medio ibérico, quien firma dicho informe es el diputado comunista Douglas Gómez, en colaboración con el apoyo y consultoría de fundación española de izquierda Centro de Estudios Políticos y Sociales. La solución que ofrecen, paradójicamente, es profundizar la revolución socialista. En lo económico, por ejemplo, mayor protagonismo de cooperativas y empresas públicas, eliminar la subvención a la gasolina y subir los impuestos). En lo político, eliminar las Alcaldías, Gobernadores, así como todos los poderes actuales, ejecutivo, legislativo, judicial.
Hasta ahora –cita ABC-, las clases bajas han sido muy pacientes, pero se huele en el ambiente un estallido social, como efecto posterior de las ondas de choque de la bomba atómica económica que ya explotó. Hasta ahora se ha culpado al sector privado del problema. Pero un análisis más profundo y autocrítico arroja un diagnóstico claro de errores en las políticas económicas del gobierno.
Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario
El problema está en que el maximalismo carece de herramientas para solucionar este problema, agravado por la corrupción narco-militarista y boliburguesa, en el plano local, y por el vampirismo de los regímenes foro paulistas, en el internacional, que se chupan el 50% de lo que produce PDVSA.
El problema está en que el capitalismo salvaje –o como carajo quiera adjetivárselo- si posee dichas herramientas, pero cuya aplicación implica un sacrificio terrible, a corto y mediano plazo- para los venezolanos de menores y medianos recursos.
En cuanto a la pregunta de la célebre bachata dominicana: ¿Qué será lo que quiere el negro?; o, en este caso, ¿qué será lo que quiere el elector venezolano?; una respuesta aproximada sería: Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario.
Los escenarios
Complicado, ¿verdad? Mas nadie dijo que fuera simple. Ahora bien ¿Qué puede suceder el próximo domingo?:
1.     Gana Capriles, Maduro lo desconoce
2.     Gana Maduro, Capriles lo desconoce
3.     Gana Capriles, Maduro lo reconoce
4.     Gana Maduro, Capriles lo reconoce
En los cuatro escenarios posibles, el efecto a corto plazo sería el estallido social. No porque uno sea un profeta del desastre, sino porque cuando se suman 2 y 2, el resultado no puede ser otro que 4.
Hay otra posibilidad: gana Capriles, Maduro lo reconoce y, frente a los retos planteados, se establece una transición. Durante ella, se reinstitucionaliza al Estado, separando los poderes y eligiendo a los actores, sin descanso pero sin cansancio. Esta alternativa, la única incruenta a mi parecer, implica el desmontaje total del andamiaje comunista.
Para esa opción pragmática, se requiere el concurso de militares demócratas y civiles de buena voluntad. ¿Los hay? Yo así lo creo.
Mientras tanto, la candidatura del gobierno se desploma, y la de la oposición se agiganta. ¿Hasta que punto? ¿Hasta vencer al fraude? Hoy, después de dar clases, escuché a chamos de una escuela pública, burlándose de la ignorancia geográfica del candidato oficialista. Y me acordé de la derrota de Luis Piñerúa Ordaz, a quien la guasa criolla lo tildó de ignorante, y circuló la especia de un atentado contra su vida, al recibido el impacto de la enciclopedia El libro gordo de Petete. Eso destruyó su imagen, pues, como asegura Jesús Petit Da Costa, el venezolano puede ser zángano, pero no pendejo.
Por eso es que la expresión la hora cero me parece la más indicada para definir el aquí y el ahora.

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