Amiga, hay que ver como es el
amor.
que vuela a quien lo toma,
gavilán o paloma.
pobre tonto, ingenuo charlatán.
que fui paloma por querer ser
gavilán.
amiga, hay que ver como es el
amor.
que vuela a quien lo toma,
gavilán o paloma.
Gavilán
o paloma: José José.
El repliegue
De verdad que iba a hablar de
otra cosa. De cómo el amor de
Maduro-Chávez terminará transformando a los pacifistas de palomas en gavilanes
–o de palomas en halcones, como se dice en EEUU-.
Pero el ahora enconchado
candidato por quien voté –y que conste que no le critico la concha, pues como
le dijo Luis Felipe Llovera Páez a Marcos Pérez Jiménez el 22 de enero de 1958,
el pescuezo no retoña-, me ha pedido replegarme, y replegado estoy.
Presumo que el reconteo que viene
es otro, entre los oliváceos: Tengo tres
tanques, cuatro cañones, dos barcas y tres aviones. ¿Cuántos tienes tú? Una
vez que las partes suman sus recursos, deciden: Yo gano, tú pierdes. Así es el diálogo que pide José Vicente
Rangel, con la diferencia que de él están excluidos los miembros del Cártel de los soles, sus subalternos y
los retirados, porque los milicos son como los curas: una vez que se dan de
baja, pierden el mando.
Quería mencionar todo lo
relacionado con la presente crisis, apoyar Misael Pastrana Borrero en su reclamo
al Presidente Juan Manuel Santos sobre su desafortunado reconocimiento al
Ilegítimo –pero, por favor, cuente los
votos-, y decirle a mi jefe, el decano y tocayo Luis, que de los votos
fraudulentos por mí denunciados a priori –entre 3 y 4 millones- el Comando
Simón Bolívar ya ha identificado 1 millón –un tercio o un cuarto, según la
polaridad-. Pero el repliegue me
obliga a callarlo. Por ahora.
Una declaración de amor
Por lo que dedicaré el resto de
este blog a María Fernanda Flores, uno de mis pocos amores no correspondidos quien
se separó ayer de Globovisión. Porque en verdad, Flaca te amé y te amo,
apasionadamente, desde que te conocí, deshojando la margarita entre el
periodismo y la publicidad. En ti triunfó el primero, quizás porque –respecto a
lo que tú hacías- , la publicidad te resultaba un tanto banal, y tu breve
casorio con un colega y amigo, no fue suficiente para convencerte de lo
contrario.
O quizás porque nuestro mutuo y
querido amigo, Guillermo Zuloaga, descubrió al periodismo y se encaprichó con
él como un chamito de un juguete nuevo, dándole una patada a los antiguos. Y te
pidió le acompañaras.
He oído numerosos testimonios
sobre lo cariñosa y justa que fuiste con tus subordinados. Pero nadie ha dicho,
que yo sepa, sobre tu inconmovible ética y madurez espiritual. Has sido madre y
padre, como muchas venezolanas, no porque no hubieras casado, sino porque te
divorciaste. Si eso es pecado, supongo que nos encontraremos en el más allá, y
que tendré una segunda oportunidad.
En la calle, codo a codo, fuimos mucho
más que dos
Trabajé contigo en FEVAP y fuimos
coordinadores de la primera y única Maestría en TV dictada en Venezuela. Y como
en el maravilloso poema de Mario Benedetti, Te
quiero, al cual Liliana Cangliano le puso música: En la calle, codo a codo, somos –fuimos- mucho más que dos.
Cuando te conocí –esto ya no es
redundancia, sino pleonasmo- esto fue lo que vi. Una cara hermosa e
inteligente, clásica, coronada de pelo azabache. Ni un gramo de sobra en tu
cuerpo –de ahí lo de la Flaca-. Alta de estatura, y con caminar de pasarela.
¡Carajo, un mujerón!
Pero, además, María Fernanda,
cuando hablé contigo, ¿a quién me recordaste? A mi mamá. ¿Qué te puedo decir?
Al tener palabras propias, recurro a Karl Jung: Cuanto más consciente se vuelva –la persona- de su propia individualidad más se diferenciará de los demás y tanto
menos se adaptará a las expectativas comunes. Presumo que algo de lo
anterior está en tu hoja de vida y en la mía.
Épica de una relación platónica
Pero me recuerdo que en nuestra
relación –absoluta y estrictamente profesional- hubo momentos épicos. Cuando me
regañaste, pues a bordo del avión de Zuloaga que manejaba él mismo, les ofrecí
un traguito de mi petaca. Cuando a punto estuviste de hacerlo, al invitar a una
cena en el Hotel del Lago en Maracaibo a una estudiante de LUZ, que era mi
amiga personal. Al verla, te la pensaste dos veces, y me dijiste: Es una criatura… Y te respondí: Pero una bella criatura, y mayor de edad. Y
vino porque quiso, no por que le pagaron. Finalmente, cuando frente a
nuestra propuesta para lanzar la primera Maestría de Publicidad en Venezuela,
el rector de la UNIMET nos puso tanto reparos que nos peguntamos: ¿Y cuánto hay p´a eso?
En fin, que si la gente de
Globovisión llora por tu ausencia, yo brindo por tu felicidad. Y espero que
algún amigo, como Gerardo Escalona –por ejemplo., te haga llegar este mensaje.
Porque no tengo tu correo, ni twit ni doy el pin, pero sí siento amor, respeto
y veneración por la Flaca.
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