El discurso del método II
El deber de buscar la verdad
Todos mienten.
La policía miente. Los abogados mentira. Los
testigos mienten. Las víctimas mienten.
Un juicio es un concurso de mentiras. Y todo el
mundo en la corte lo sabe.
El juez lo sabe. El jurado entra al juicio sabiendo
que escuchará mentiras.
El truco del defensor es ser paciente. Esperar. No
caer en la provocación por cualquier mentira. Agarrar sólo la mentira que te
sirve, y forjarla en hierro caliente
como hojilla afilada. Utilizarla como bisturí para abrir el caso por la mitad y
derramar sus tripas en el suelo.
Ese es mi trabajo, forjar la hojilla. Para usarla
sin piedad ni conciencia. Ser la verdad en donde todo el mundo miente.
Michael Conally[1]:
The brass veredict
La primera víctima de la guerra
es la verdad–: aseguró el senador estadounidense Hiram Johnson en
1917, con motivo de la I Guerra Mundial. En medio de la II Guerra Mundial,
Winston Churchill aseveró–: En la guerra,
la verdad es tan preciosa que debería ser protegida de las mentiras por un
guardaespaldas. Por su parte Carl von Clausewitz, –militar prusiano, influyente
historiadores y teóricos de la ciencia militar moderna– sostuvo: La guerra es la continuación de la política
por otros medios.
Esas frases ahora son más ciertas ahora en Venezuela gracias al
proceso hegemónico de la comunicación social, impuesto por el régimen
narco–comunista, lenta pero inexorablemente, durante veinte años; bajo el
comando directo de los tiranosaurios cubanos –Castro y Valdés– y con el apoyo de
los mandatarios foropaulistas –Bachelet, Evo, Correa, Dilma, los Kirchner,
Lula, Ortega, Santos–, quienes esperaban los resultados del trágico experimento
para adaptarlos y aplicarlos en sus países.
Las etapas del proceso fueron claras, pero pocos se apercibieron o se desentendieron de su estrategia como si la
cosa no fuera con ellos–:
Primero vinieron por los judíos, y nada dije porque no
soy judío.
Luego por los sindicalistas, y nada dije porque no
soy sindicalista.
Luego por los católicos, y nada dije porque yo era
protestante.
Luego vinieron por mí mas, para entonces, nadie
quedaba que dijera algo…[2]
La hegemonía mediática
como política del foropaulismo
El caso más evidente y sonado fue el despojo de la concesión a RCTV,
seguido del hurto de su hardware en todo el país.
Un acto que le costaría al régimen la derrota del plebiscito donde
Chávez pretendió imponer el Plan de la
Patria, o conversión de la Carta Magna de 1999 en la Constitución de la
República Socialista de Cuba.
El comandante golpista murió sin haber logrado este objetivo, pero su
sucesor, Maduro, lo hizo al aprobar ilegalmente la Asamblea Constituyente. Y lo legitimará con el concurso de la oposición
tolerada e infiltrada gracias a las elecciones previstas para el mes que viene,
pues, como lo analiza brillantemente Gustavo
Azocar Alcalá–: No hay peor ciego que quien
no quiere ver. El propósito de las elecciones regionales es darle legitimidad a
Maduro, a la ANC y al CNE. Después que se hagan los comicios regionales y estas
tres instancias hayan sido legitimadas a nivel nacional e internacional, todo
lo demás será historia.[3]
La televisión privada quedó destruida en Venezuela. Venevisión firmó
un pacto de no agresión con Chávez después del 11–A, el cual ha cumplido
escrupulosamente. Globovisión fue vendida al Grupo Gorrín, cuyo presidente
pertenecía a la Banda de los Enanos, que
en los tribunales penales hacía lo que el novel y designado a dedo Fiscal
General de la Nación, Tarek William Saab, acusa ahora a la Fiscal expatriada
Luisa Ortega Díaz durante su época dorada[4].
Aunque las guindas del cóctel han sido los cierres de las radioemisoras de
Amalia Heller y 1BC, éstas fueron antecedidas por la clausura de más de 40
estaciones, entre ellas la cultural de la Universidad de Los Andes.
El “forfeit” de los medios impresos
En cuanto a la prensa, Saab se horroriza por los US$ 200 millones
presuntamente recibidos por el grupo extorsivo dirigido por Ortega Díaz y su
esposo en una incomprensible operación relacionada con la faja petrolífera del
Orinoco, mas nada dice sobre los US$ 8 millardos volatilizados en CVG Ferrominera
del Orinoco, cuyo único condenado fuera David Natera Febres, director de Correo de Caroní, por haber informado
sobre los pormenores del delito en el 2013. Tal dictamen, según los criterios
de las ONG Espacio Público e IPYS, instauró
en Venezuela la criminalización del periodismo independiente y de
investigación.
A Natera le castigaron por haber expuesto la extorsión de Juan Carlos
Álvarez Dionisi, coronel de contrainteligencia militar (DGCIM), a la alta
gerencia de Ferrominera y sus contratistas. El militar les habría chantajeado a
cambio de excluirlos de una supuesta lista donde se revelaban los nombres de los
miembros de la Mafia del hierro y se
detallaban sus fechorías.
A raíz de las averiguaciones sobre este caso, Radwan Sabbagh, presidente
de la estatal, fue destituido de su cargo en mayo del 2013. Más tarde, tres
altos empleados públicos corrieron con la misma suerte, y el comerciante Yamal
Mustafá –propietario del Diario Primicia, de la empresa Corpobrica y
estrechamente vinculado con el gobernador del Estado Bolívar–, fue aprehendido
y enjuiciado también.
Aunque la noticia apareció en más de una veintena de medios, sin
embargo, Mustafá únicamente demandó Natera y a Andrés Velásquez, quien quedó
excluido de la querella por gozar de inmunidad parlamentaria.
El tribunal admitió la demanda, pese a que la Fiscalía le había imputado
a Mustafá peculado doloso propio, concertación de funcionario público con
contratista y asociación para delinquir. Empero, Mustafá goza de libertad plena
desde diciembre de 2015, pues su causa fue sobreseída.
Además del escandaloso juicio contra Natera, la dictadura creó una compañía
del Estado denominada Alfredo Maneiro, que ejerce el monopolio para distribuir
del papel de imprenta en Venezuela. Y que no le vende el insumo básico a los periódicos
que no se cuadren con el régimen.
Por esa razón desaparecieron
del mercado El Diario de Carora (Estado
Lara), un periódico centenario; El Diario
Antorcha de El Tigre (Estado Anzoátegui), de 60 años de edad; mientras que algunos más afortunados,
como El Carabobeño de Valencia (Estado Carabobo) y El Impulso de Barquisimeto (Estado Lara),
han tenido que renunciar a sus ediciones físicas y para subsistir sólo en el formato
digital.
Cualquier comunicólogo que analice los contenidos mediáticos de
Venezuela llegará a concluir que son, al menos, banales. Cuando no plagados de
mentiras, medias verdades e información falaz y tendenciosa.
El fracaso de la
revolución comunista en Europa
A finales del siglo XIX e inicios del XX, el marxismo–leninismo
anticipó que, de haber guerra en Europa, los
proletarios se unirían y sublevarían. Pero la hipótesis fracasó. Durante la
I Guerra Mundial, los trabajadores fueron leales a sus respectivas
nacionalidades y la llamada conciencia de
clases brilló por su ausencia cual aglutinante del colectivo. Los obreros alemanes,
austríacos, británicos, franceses y rusos combatieron con honor, olvidándose de
las provocaciones izquierdosas.
En 1917 la revolución comunista substituyó al zarismo en Rusia, mas se
estrelló contra la pared en el resto de Europa, contradiciendo una vez más a la
ortodoxia. Al final de la guerra, los ñángaras se preguntaban en qué se habían
equivocado. Antonio Gramsci en Italia y Georg Lukács en Hungría dieron como
respuesta que la cultura occidental había
alienado a los obreros y les había ocultado sus intereses legítimos. En
consecuencia, para que la revolución
triunfara, la cultura occidental
tenía que ser demolida.
Así comenzó la guerra contra las libertades de expresión e
información, que eran los espejos de la cultura occidental.
La Escuela de
Fráncfort
Basándose en el marxismo y en el antisemitismo, así como en la
historia de la marginación y opresión en Europa, Theodor Adorno y Max Horkheimer
describieron la formación de un sentimiento
que estaba desarrollando el nacionalsocialismo, y cuyo objetivo era el
apartheid y exterminio de grupos específicos: judíos, socialdemócratas,
minusválidos.
Ambos autores sostenían la necesidad desvelar los mecanismos ideológicos ocultos del proceso nacionalsocialista, para emplearlos –según ellos– en un
propósito positivo: la enseñanza y aprendizaje
del marxismo leninismo como punto de partida para la liberación de los pueblos
oprimidos por el capitalismo.
Ambos autores se atrincheraron en la Universidad de Fráncfort, cuando
dicha institución apenas contaba con 10 años de haber sido fundada, y
necesitaba darse a conocer públicamente, creando en ella el Instituto de Investigación Social de Frankfurt
am Main (1923). La obra más conocida de la que a partir de entonces comenzó
a ser llamada La escuela de Fráncfort [5]fue
La dialéctica de la ilustración (Dialektik der
Aufklärung), suerte de enciclopedia social–confusa, compilada y editada
conjuntamente por Horkheimer y Theodor W. Adorno entre 1944 y 1947.
Con ella captaron a otros intelectuales rebeldes, como el
estadounidense Hebert Marcuse, quien les
serviría de puente a Norteamérica cuando tuvieron que huir en bloque para
salvar su pellejo, tras el cambio de actitud que produjo la invasión a la URSS
de los nazis hacia sus antiguos camaradas.
Fráncfort y la caza
de brujas en EEUU
La idea de socavar a la cultura de los países democráticos se volvió en
una fijación típica del izquierdismo global, gracias a la nefasta influencia de
los miembros de la Escuela de Fráncfort.
Tras haberlo logrado en la frágil República del Weimar, decidieron llevar la fuerza
destructiva al país que les había dado generoso asilo, EEUU, una vez que el
monstruo que habían ayudado a procrear, el Tercer Reich, se les reviró.
Tras analizar y subsumir a la sociedad estadounidense dentro de los
parámetros de su retorcida Teoría Crítica,
los expatriados de Fráncfort añadieron nuevos venenos y condimentos, entre
ellos Estudios sobre los prejuicios, culminado
en 1950, con el nocivo ensayo de Theodor Adorno: La personalidad autoritaria. En él sostiene que el pueblo norteamericano
posee muchos rasgos fascistas, y que todo aquel que crea en el American way of
life (estilo de vida
o sueño americano) está psicológicamente desequilibrado.
De allí proviene el uso indiscriminado del vocablo fascista, que los comunistas aplican a
sus opositores, así como también la justificación de los sórdidos tratamientos
psiquiátricos que la KGB incluía con las cuales victimaron por décadas a los
rusos y los sufridos habitantes de los países satélites como terapias de
rehabilitación para quienes se opusieran a sus mares de la felicidad.
Sin embargo, a ninguno de los canallas de Fráncfort le tembló el pulso para ponerse a las órdenes del poder
de los supuestos bobos, fascistas y locos de EEUU.
Marcuse, por ejemplo, comenzó su carrera paralela como espía clave en
la Oficina de Servicios Estratégicos –OSS
antecesora de la CIA–, mientras que algunos como Horkheimer y Adorno, se enquistaron
en Hollywood en busca de idealistas a quienes catequizar con su Biblia de la
Maldad.
La vuelta a
Frankfurt
Tras de haber subvertido a sus anchas en el mundo del cine –donde reinaba como en ningún otro lugar la
para ellos la odiada cultura occidental–
y a fin de evadir a la inquisición dirigida Joseph McCarthy, Horkheimer y
Adorno regresaron a Frankfurt.
Ni siquiera tuvieron los cojones de enfrentarse al Comité de
Actividades Antiamericanas, como sí lo hiciera su paisano Bertolt Brecht, quien
se declaró comunista antes de partir para Alemania Oriental con el nombramiento
de Ministro de la Cultura bajo el brazo.
La acción de estos pseudo–intelectuales fue una de las causas que
desató la persecución macartista contra actores, escritores y técnicos de
Séptimo Arte, la cual ocasionó a su vez que más de 10 mil profesionales
perdieran sus empleos. Entre ellos, destacaron celebridades como Charles
Chaplin, Luis Buñuel, George Pepper, Hugo Butler, Zachary Scott, Bernie
Hamilton, Kay Meersman, Graham Denton y Claudio Brook.
Marcuse se quedó en EEUU, como docente de la Universidad de
California, en San Diego. Al fin y al cabo, Marcuse tenía su patente de corso con su pasantía por la
OSS–CIA.
A los que volvieron a la Patria[6],
no se les ocurrió siquiera darse
un paseíto por Berlín Oriental a ver a su amigo Brecht, quien les había
ofrecido traslado a la RDA.
Se quedaron en Frankfurt, epicentro de las comunicaciones del capitalismo salvaje, intentando demostrar
que el pueblo alemán era más bueno e inocente que Blanca Nieves, y que la culpa
del silencio y la pasividad colectivos frente a horrores que le escocían sus
narices como el holocausto había sido el doctor
Joseph Gobbels, Ministro de Propaganda del III Reich, creador de un
patuque propagandístico que amalgamaba el mito de la superioridad aria, el
libro Mein Kampf de Hitler y la
crisis económica global de la década de los 30 del siglo pasado, empleando a
fondo a los medios existentes –prensa, radio y eventos públicos–.
Lograron así manera sembrar el terror entre los líderes democráticos
europeos sobre la influencia maléfica
de los anunciantes privados, el consumismo
y una posible rebelión de las masas al no poder disfrutar los productos de la
riqueza; tendencia que se agudizaría aún más si llegaran a distribuirse las
frecuencias televisivas en concesiones a la moda estadounidense.
La idea caló a fondo, y para que hubiera televisión comercial Europa tuvo
que esperar más de medio siglo. En algunos casos, como en España al ganar el
PSOE de Rodríguez Zapatero, TVE cerró sus espacios comerciales, y le cargó el
costo creciente de sus emisoras a los contribuyentes.
Fue Pío XI y no Gobbels
quien descubrió el poder propagandístico de los
medios
radioeléctricos
También los de Fráncfort mintieron en este caso, pues el uso de los
medios radioeléctricos para hacer proselitismo y enviar mensajes doctrinarios
no lo iniciaron Gobbels ni los anunciantes yanquis, sino el Papa Pío XI, quien,
en 1931 le encargó a Guglielmo Marconi la construcción y lanzamiento de Radio Vaticano.
La emisora salió al aire el 12 de febrero de 1931 y fue inaugurada
por el propio Pío XI con el discurso Qui arcano Dei (Gracias a Dios). El primer
director de Radio Vaticano fue el físico
y matemático jesuita Giuseppe Gianfranceschi.
Tras la muerte de Pío XI, se difundieron tanto los pormenores del
cónclave y la ceremonia de coronación de Pío XII en 9 versiones y traducciones
simultáneas. Durante la ocupación de Roma por los nazis, Radio Vaticano siguió
operando, y su Oficina de Informaciones estableció el primer servicio público para encontrar a
civiles y militares desaparecidos y transmitir, a los prisioneros, mensajes de
sus familias.
El Vaticano dedica hoy la duodécima parte de sus ingresos, unos US$
350 millones anuales, a la difusión de sus ceremonias y doctrinas por radio y
televisión en numerosos idiomas y múltiples usos horarios. El apogeo del la
propaganda audiovisual católica llegó con San Juan Pablo II, quien utilizó su
amplia formación[7] y
talento histriónicos para convertirse en celebridad durante sus 104 visitas
pastorales al exterior, iniciadas en República Dominicana (1979).
San Juan Pablo II, Una celebridad mediática
Dado que el Vaticano sabe que ya la televisión no es el medio
favorito para los jóvenes, emplea hoy a más de 25 especialistas en informática
para el manejo de los medios interactivos, de los cuales también ha sido
pionero .
La batalla por la verdad
Kurt Shork: El reportero asesinado que reescribió "Romeo y Julieta"
Mientras la tecnología da saltos cuánticos, la verdad sigue siendo la
primera víctima de la guerra. Esto se debe, de alguna forma, a que las redes
sociales facilitan que las partes en conflicto, sobre todo en zonas complejas
como el Medio Oriente, lleguen directamente al público, soslayando los medios masivos
y la post-propaganda. De ahí el empeño de la dictadura en Venezuela,
recientemente expresado por Delcy Rodríguez, presidenta de la Constituyente,
por controlar Internet y la telefonía celular, tal como lo hacen los chinos y
los cubanos-
Maduro le teme a una primavera
árabe en Venezuela, y una vez purgados los medios masivos y cortada las
señales de los informativos internacionales como CNN, Caracol y Azteca TV, las
redes sociales son lo único que queda para que uno se medio entere de lo que
pasa en Venezuela y el mundo.
De ahí que los reporteros que buscan la verdad sean los más
necesarios, sobre todo considerando los avatares que afrontan, pues a menudo se
convierten en objetivos para tirios y troyanos.
Uno de sus principales desafíos es contar cómo modifican las
crisis al ciudadano de a pie. En Cuba el
hambre obligó a muchas mujeres a jinetear. En Venezuela, hijos de gente bienvenida
a menos se convirtieron en testaferros de los enchufados y narcotraficantes
Kurt Shork –corresponsal de la Agencia Reuters asesinado en Sierra
Leona– se volvió famoso por su reportaje sobre Boško Brkic y Admira Ismic que
pasó a la historia del periodismo como Romeo
y Julieta en Sarajevo, el uno cristiano y la otra musulmana, eliminados por
francotiradores en 1993 mientras trataban de escapar cruzando el Puente
Vrbanja.
He estado hablando hasta ahora principalmente sobre los medios
impresos, pero me gustaría volver a otro aspecto del periodismo de guerra(la
fotografía),
El objetivo último del periodismo
debería ser ayudarnos a combatir la llamada “fatiga de la simpatía” que puede
nacer fácilmente con la abundancia de malas noticias. Esa que hace más fácil para nosotros apagar
la tele, cambiar de página y simplemente seguir con nuestras vidas diarias y
anular la realidad en la que sufren tantas personas. Sin reporteros de guerra,
equipos televisivos, fotógrafos, permaneceríamos en la ignorancia. En la
ignorancia de lo que sucede verdaderamente, y, mucho más importante, ignorando
que todos tenemos el deber de buscar la verdad [8].
[1] Periodista y escritor
estadounidense, ganador del Premio Putlizer y autor de más de 20 novelas basadas
en casos reales de las cortes penales de EEUU.
[2] Fragmento del poema El Camino,
atribuido errónea o interesadamente al dramaturgo Bertolt Brecht, ex Ministro
de Cultura de la RDA, pero en realidad escrito por el pastor luterano Martin
Niemöller (1892-1984).
[4] Extorsionar a los enjuiciados
para cambiar los enjuiciamientos por peculado a inocencia plena.
[5] La capacidad de plagio de los
comunistas es realmente ilimitada. El nombre La escuela de Fráncfort surge para competir con otro instituto
dedicado a la socio–antropología del Viejo Mundo, La escuela de París, dependiente de la Universidad de la Sorbona.
[6] Los comunistas son apátridas por
naturaleza, pues desprecian los estados nacionales y sueñan con un mundo
centralizado, cuya autoridad resida en una especie de soviet supremo. Es, más o
menos, el esquema de poder reivindicado por Fidel Castro durante el Foro de Sao
Paulo celebrado en La Habana.
[7] Juan Pablo II fue un excelente
actor en sus mocedades. Durante sus viajes –y aún cuando yacía en su lecho
recuperándose del atentado contra su vida–, manejaba la cámara con gran
destreza. Su lenguaje corporal cuando se encontraba en eventos masivos, ha sido
reconocido e imitado por sus dos sucesores.
[8] Philip Pullella, La Stampa, 20/09/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario