Dos de mayo de 2010.
Ayer, en muchos países se recordaba le electrocución de Ferdinando Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti dos inmigrantes italianos, que no ocurrió en un 1º de mayo sino el 23 de agosto de 1927 en Massachusetts, por los supuestos cargos de robo a mano armada y asesinato de dos personas siete años en South Braintree, Massachusetts –como se demostró más tarde, cuando fuera capturado el verdadero homivida y se obtuvo su confesión-; pero que sirvieron para encubrir el asesinatolegal cuyo objeto era intimidar al resto los estadounidenses sobre opinar y ser anarquistas en una nación cuya Carta Magna garantizaba ambos derechos.
Desde entonces, la Unión Americana ha evolucionado, y su sociedad civil ha ido erradicando –poco a poco, como elimina a las malas hierbas- los cánceres de la intolerancia. No es que ahora todo allá sea paradisíaco, pero hay rayas amarillas que limitan las oportunidades de que los discriminadores por razones de creencias, razas, procedencias, preferencias sexuales o edades se desmanden y regresen a las andadas. En definitiva, que los psicópatas de cualquier índole tienen más que perder que ganar.
Comparamos este lento proceso de sanación con la rápida involución que el Guasón ha sometido a Venezuela.
De Caracas a Cumaná, 11 horas
Hoyn disponemos de tiempo suficiente, ya que a las 7 horas en auto-pullman que dura el trayecto de Caracas a Cumaná se le han añadido 4 horas más por el derrumbe de un puente reconstruido corruptamente en Cúpira. Para llegar a la capital de Sucre, en lugar de 3 estados debemos atravesar 6.
Votan 7 millones de chavistas y unos cientos de copeyanos, que continúan dividiéndosev hasta el átomo.
Rodamos sobre carreteras levantadas hace más de medio siglo, las cuales todavía funcionan, y en cuya edificación trabajó uno de nuestros tíos-abuelos.
Nos sorprende que, en Caracas y pese a las primarias para elegir a la nomenclatura del Guasón a la ANAL –Asamblea Nacional-, no se ve gente en las calles. Ni una franela roja, ni siquiera se la diana llamando a votar a nuestro vecindario, ni los cohetes Bin Laden con que Pdvsa nos despertaba desde las 3 AM.
Pero lo que sucede en Caracas se extiende a todas y cada una de las poblaciones que vamos dejando atrás en nuestro largo recorrido. Nadie ni nada se mueve en Charallave, Cúa, San Casimiro, Altagracia, Guanape, Guaribe, Clarines.
El panorama de fábricas y galpones abandonados, cementerios de chatarra y ranchos con letrinas al borde de la vía nos recuerda un triste Tour que hiciéramos alguna vez entre Cap Haïtien y Puerto Príncipe, donde nos sentimos como esos voluntarios que van al África a hacer el bien, pero lo que logran esv empeorarlo. La diferencia estriba en que en La Española, los haitianos sí visten camisas rojas –no por nada en particular, sino porque el color les parece llamativo- y se acercan a los automotores con la súplica: donnez mois, donnez mois! –¡dame, dame!-.
El ocaso nos alcanza poco antes de Barcelona. Al llegar al núcleo urbano, el conductor va dejando en varias esquinas a los pasajeros de otro bus que colapsó en la Parada Dávila, mientras que la ciudad –una de las más pobladas de la nación- se desvanece en las sombras de otro apagón eléctrico, y únicamente se ven iluminadas las ventanitas de quienes cuentan con platas propias.
Si Barcelona-Puerto La Cruz está envuelta en tinieblas, de Guanta en adelante cambia el lay-out, pues las restricciones de agua y luz no valen para los pobladores de las villas miserias ribereñas al mar y a la carretera –el Guasón cree que dejando que los pobres derrochen un líquido y una energía que no pagan, está comprando su afecto y votos-.
¿Dónde estaban los votantes?
Sólo en Cumaná hay iluminación total. Tres camiones con activistas, borrachos, alternan música de Alí Primera y la diana, a través de gigantescos altavoces Yamaha. Pero esto sucede a las 10 PM y no a las 3 AM. Varias agencias de festejos abiertas –así se conocen eufemísticamente en Oriente a las licorerías- y la mayoría de las panaderías. Se ve que los tarifados ya cobraron, y lo celebran con cerveza, caña y cachitos. Como dirían en Cuba: ¡Manda madre…! ¡Qué Revolución!
Nos preguntamos: ¿Es éste el destino que nos espera, en el otoño de nuestra existencia? ¿El que van a heredar nuestros hijos y sus descendientes?
Un baño de mar y dos pronunciamientos
Al día siguiente, después de un baño de mar y un paseo por la arena, nos sentimos más optimistas, debido también a dos noticias que son de origen castrense:
El general Antonio Rivero –quien reciente y gallardamente pidió su baja del Ejército por la presencia inaceptable de oficiales extranjeros en la FA- solicitó a la Fiscalía General abra una investigación penal que permita determinar si Venezuela se encuentra sometida a la intervención militar cubana, y establecer quiénes son los responsables de haber permitido su injerencia en estos asuntos seguridad nacional.
El general Omar Vivas, quien rehusó pronunciar el juramento de Patria socialismo o muerte, razón por la cual enfrenta una Corte Marcial (28/04/10), recusa valientemente a la Fiscalía Militar con alegatos que recuerdan a la famosa carta abierta de J'Accuse de Émile Zola al Presidente de Francia durante el amañado juicio contra el capitán Alfred Dreyfus. Algunos de los argumentos que Vivas seña son:
El lema, Patria, socialismo o muerte, ¡Venceremos!, viola la Constitución y demás leyes y reglamentos militares.
El 7 de Julio de 1978, al graduarse de subteniente, juró defender la Patria y sus Instituciones hasta perder la vida.
Considera como el más santo de sus deberes militares, el amor a la Patria y el Respeto y admiración constante hacia sus Libertadores y a nadie más.
Denuncia a quienes, desde el poder y por la vía factual impusieron el lema cubano y a los que permitieron que contaminara la FA, obligando a oficiales y soldados a usarlo, humillándose los estandartes de guerra, deshonrando sus símbolos y lemas, muchos de los cuales datan de la independencia, tienen sangre de nuestros libertadores y están cargados de gloria y honor militar venezolano y que son más antiguos que Cuba misma, donde el eslogan, sinónimo de opresión y muerte, en 1960 por el dictador Fidel Castro.
Acusa a quienes le acusan, aquellos que, es debiendo estar a su lado, defendiendo lo que él defiende, la Constitución, la Institución y nuestros valores, cumpliendo el juramento que hicimos todos, incluyendo los uniformados presentes en esta audiencia; amenazan con encerrarle para doblegarle, y les adelanta que, no lo conseguirán.
Advierte a quienes le enjuician que nadie logrará que me rinda a los intereses extranjeros o ante quienes que están entregando la patria y rindiendo sus armas a esos intereses.
Finalmente, les llama a todos traidores, y les señala de traicionar el juramento que hicimos ante Dios y en presencia de la Bandera, y espera que en un día muy cercano, la Patria se los demande.
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