sábado, 15 de octubre de 2011
Del fabulador a la hermosa dama
Un mensaje, que igual al anterior, es para ti
Sin embargo, dado que me pedistes no contactarte directamente, prefiero contestarte por este medio, y ante un número muy grande de mis seguidores, con e quienes me unen lazos familiares y de amistad.
Así los pongo a todos como testigos de que tengo las mejores intenciones hacia tu persona, y me considero absolutamente capaz de hacerte feliz. Te lo asevero pues -¡ojala no vuelva a equivocarme!- creí detectar en tu correo una especie de luz al final del túnel.
Déjame contarte algunos de mis recuerdos sobre las relaciones de pareja, y por qué debería estar tan escaldado y huir del agua fría como tú.
El portero de media noche
El jueves pasado, Colette Capriles publicó otro de sus excelentes artículos en El Nacional, utilizando como título El portero de media noche, un film realizado por Liliana Cavani.
Capriles recordaba el desasosiego que le causó la intensidad de la confrontación qentre los dos protagonistas -Max y Lucia-, pues el espectador identifica claramente al opresor y la oprimida, así como estado de indefensión absoluta de Lucia.
La esperanza de que se pueda hacer justicia para que todos los abusos sufridos por Lucía sufrió en un campo de concentración sean saldados se desvanece, en un giro inesperado, y que diferencia y contrasta esta película de otras producciones similares es la relación pasional que nace entre el verdugo y su victima, conocida actualmente como El síndrome de Estocolmo.
Capriles utiliza la metáfora del largometraje para criticar la pasividad del venezolana ante los desafueros cometidos casi a diario por el Comandante-Presidente y su gang de asaltantes de caminos. Situación que vengo denunciando desde que comencé a publicar este blog, y de la cual responsabilizo a la mal llamada oposición democrática, que se avino a desmovilizar a la masa antichavista desde el 2004, y continúa en la misma actitud, como si fueran asalariados de Miraflores, convenciendo a los que la escuchan y siguen que por la mera votación Chávez entregará el poder al candidato o la candidata que le gane los comicios.
Ouvre le livre a la page once
Bueno, pero como esta carta es tuya, hermosa dama voy a hacer lo que recomienda mi amigo, el cuasi tudesco Julio: Ouvre le livre a la page once. En español: Pasar la página.
Ver la película de Liliana Cavani y leer el libro El mundo es un espejo de Irving Wallace durante una noche me causó el mayor dolor que he conocido. Porque, en ambas tramas, se reflejaba lo que me estaba pasando en mi vida íntima: la convivencia con una personalidad sadomasoquista. Y la convicción de que, o me separaba de ella o iba a terminar matándola. Me costó Dios, su ayuda y una buena suma de dinero, pero me aparté de ella para siempre.
Antes de ese vínculo, que tan mal terminó, hubo otra relación que acabó peor. Además del desenamoramiento, nos pusimos loas cachos mutuamente, y ella concibió y parió un hijo adulterino. Debo decirte que se trataba de alguien formada en otra cultura, centroeuropea para precisarla mejor.
Como verás, estos dos episodios habrían sido más que suficientes para odiar al género femenino, meterme a gay o fornicar por la libre. Pero nada de eso hice, porque en mi mente privaba la imagen de mi mamá y los 40 años de felicidad conyugal que le regaló a mi padre, y de mi abuela, cuyo papá había nacido en Hamburgo, y al quedarse viuda y no poder casarse con su bienamado músico, le quiso con discreción hasta la muerte.
Ahora, déjame hablarte de cosas bonitas.
Mi versión de Carmen
A me hizo conocer al mundo de la pasión. Esa pasión que tan bien retrata Prosper Mérimée en Carmen, transformada en ópera por Georges Bizet, y hasta versionada en flamenco y patinaje sobre hielo.
A es euroasiática, también de otra cultura: se crió en Manila, París, Madrid y Boston. Habla el francés como parisina, el español como madrileña y el inglés como bostoniana. Supongo que también debe hablar tagalo, pero nunca se lo pregunté.
No era una mujer bella según la estética occidental, pero si atronadoramente atractiva y sexy. De manera que, a su paso, todos los hombres se volteaban a mirarla.
El romance comenzó en el Aeropuerto de Newark, al cual llegué en invierno, motivado a una filmación donde A iba a protagonizar. Me fue a buscar al terminal –lo cual en Nueva York es un acto de exquisita cortesía-. Me abrigaba con un terno azul, diseño Ermenegildo Zegna, y los otros accesorios contra el frío.
Me miró, y me dijo:
⎯ ¡Qué guapo luces con tu gabán-
Usualmente no había respondido como lo hice, pero las mariposas comenzaron a revolotear en mi estómago:
⎯ Estoy en el Hotel Biltmore. Después del trabajo te espero allá.
Cerca del Biltmore –ubicado en un espacio que hoy ocupa el edificio Phelps Dodge- había una licorería. Compré una magnum de Dom Perignon, delicatessen y me fui a la habitación.
Súbitamente recordé que los hoteles de nueva York eran muy estrictos en referencia a los acompañantes. No por moralidad sino por el sobreprecio que entonces se le cargaba al double room. Llamé al counter desk, y le informé a la recepcionista –para que me lo adicionaran a la cuenta-:
⎯ Madame, I’m Mr. García. Mrs. García is coming… (Habla el Sr. García. La Señora García está viniendo, que también puede ser entendido como “se está viniendo”).
A lo que respondió:
⎯Congratulations, Mr. García (Felicitaciones, Señor García)
⎯I meant she will arrive to the Hotel at any moment. Would you please send her to my room? (Quise decir que ella llegará al Hotel en cualquier momento. Quisiera, por favor, enviarla a mi habitación).
Para hacer corto un cuento largo y muy bello, terminamos porque ella no quería podía mudarme a Nueva York.
Pero, mientras duró fue glorioso. Una vez me llevó a ver Same Time, Next Year, drama que trata sobre dos seres que se aman intensamente, pero no pueden desligarse de sus compromisos previos. Históricamente, la relación comienza en 1951 y termina en el 75. Cuando salimos del teatro, lloramos juntos porque el argumento nos pareció bastante profético.
El único hombre que la hizo dichosa
Volvamos a pasar la página
Fui bastante feliz con M, la mamá de mi hijo. Hasta que el proyecto de vida que manejábamos en conjunto feneció. Pero nos llevamos bien, y nos seguimos tratando.
Finalmente, está el caso de Cristina. La mujer que me dejó viudo, y a quien he amado más en mi vida. Me recibió como y cuando nadie lo hubiera hecho, maletineado, sin trabajo y ni un centavo. Juntos, nos levantamos a pulso, rehicimos nuestras vidas y nos quisimos con una mezcla de pasión, inteligencia y competencia. Hasta su progenitora, parca en elogios, me aseguró: Eres el único hombre que la hizo dichosa. Gracias por ser. Hasta el 25 de marzo de este año, fecha aciaga que quisiera borrar de mi memoria.
En términos matemáticos,destinataria principal, a mi me ha ido un 50% bien en las relaciones de parejas. ¿Por qué entonces no apostar a ese 50% y olvidarse del otro? Es la respuesta del fabulador a la bella dama.
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