Lo esencial de un hombre de moral y
luces
“Education is the most powerful weapon which you can
use to change the world” (La educación es
el arma más poderosa con la cual usted puede cambiar el mundo). Esta frase es
de Nelson Mandela quien, con voluntad, persistencia y ejemplo, borró el
incierto destino que su país llevaba, tras décadas de confrontación sin fin y
una lucha de clases en su más nefasto nivel de polaridad. Añadió en el contexto
del citado pensamiento: La educación
constituye, asimismo, el gran motor del desarrollo personal […] Lo que diferencia y realza a una persona de otra es
lo que hace con lo que nace, no lo que se le da.
Entre 1975 y
1990, Fidel Castro envió más de 350 mil soldados al sur de África para combatir
el apartheid. En la región murieron
más de 2 mil cubanos, y muchos otros regresaron a casa infectados con el virus
del sida. Fue una tragedia que levantó mucha roncha internacionalmente, pues a
los seropositivos cubanos los encerraron en una suerte de lazareto, como hacían
con los leprosos hasta que aparecieron las vacunas y los antibióticos, para que
no contaminaran al resto de la población,
En julio de
2010, Castro envió una misiva a Mandela, en los siguientes términos:
Viejo y prestigioso amigo, cuánto me place verte
convertido y reconocido por todas las instituciones políticas del mundo como
símbolo de la libertad, la justicia y la dignidad humana. Te convirtieron en
trabajador forzado en las canteras, como hicieron con Martí cuando tenía 17
años. Sólo estuve en la prisión política menos de dos años, pero fue tiempo
suficiente para comprender lo que significan 27 en las soledades de una
prisión, separado de familiares y amigos.
En los años finales de tu martirio, tu Patria, bajo
la tiranía del apartheid, fue convertida después de la Batalla de Cuito
Cuanavale en instrumento de la guerra contra los combatientes
internacionalistas cubanos y angolanos que avanzaban sobre la ocupada Namibia.
Nadie podía ocultarte las noticias de la solidaridad que el pueblo, bajo tu
guía, despertaba entre todas las personas honestas de la tierra.
FC: A ver si lo convenzo de que me dé oro y diamantes...
NM: ¿Creerá Fidel que soy pendejo...?
Lo cierto es
que, tras haber sido excarcelado Mandela en 1990 por el Presidente Frederick
Willem de Klerk (galardonado después con los premios de La Paz Félix Houphouët-Boigny en 1991, Príncipe de Asturias en 1992 y Nobel
de la Paz en 1993), Castro intentó cobrarle a Sudáfrica los favores recibidos, favores que en verdad
eran pagos de sangre hechos por Cuba
a la URSS por combatir en el Continente Negro, tras la estrepitosa derrota el
Ejército Rojo en Afganistán. O sea, que el súper cabrón de América trataba de
obtener dobles canonjías por idénticos servicios.
En 1994, cuando
Castro visitó a Madiva en Johannesburgo, volvió a tocar el tema en cuestión. Le
sugirió volverse autoritario y adoptar la ideología socialista para acelerar el
desarrollo de Sudáfrica.
Aspiraba el
tirano caribeño hacerse con el botín de empresa De Beers Mining Company, fundada
por Cecil Rhodes y Charles Rudd en 1880, y que llegó a manejar en algún momento
casi el 90% de la producción y distribución mundial de oro y diamantes.
Empero, el gran
líder que fallecido antier, con esa exquisita cortesía que siempre fue su gran
virtud, lo mandó a freír espárragos. Con esta actitud, mató la estrategia tricontinental, y las guerra
de baja intensidad en curso devinieron en movimientos independentistas -como ocurrió en
Argelia e Indochina-, en algunas circunstancias, o en
despiadadas dictaduras como las de Pol Pot, en otras; mas siempre alejadas de
la inspiración y control soviéticos. Allí comenzó la recaída del cáncer
comunista, que resurgiría como metástasis en el denominado Foro de Sao Paulo.
El apóstol del
diálogo
Es interesante
observar las primeras reacciones e interpretaciones mediáticas sobre la vida y
logros de Nelson Mandela. Comenzaré por las mías.
A Mandela lo
posiciono al nivel de Teresa de Calcuta, Mahomas Gandhi, Jesús de Nazaret y el
Príncipe Krishnamurti (Buda); personajes que han cumplido cabalmente sus
propósitos de vida y, al morir, se han integrado al nirvana -estado de liberación del
sufrimiento (dukkha) y la
reencarnación-.
Muchos periodistas
que se quedan en la superficialidad de su biografía, le han comenzado a llamar El apóstol del diálogo.
La verdad es que
el diálogo fue en Mandela un componente más en su capacidad de transmitir
conocimientos -ejerció la docencia aún en la
cantera-presidio en la cual vivió más de un cuarto de siglo condenado por el apartheid a trabajos forzados y a perder
la vista-, persuadir, negociar y concertar.
Esto fue lo que realmente pasó en Sudáfrica, cuando blancos y negros,
ricos y pobres, renunciaron a la confrontación
ricos y pobres, renunciaron a la confrontación
La verdad es que
el diálogo sólo apareció en Mandela tras haber fundado el brazo guerrero de su
Partido, el Congreso Negro Africano, y haber aprendido en el exilio a manejar
las armas.
La verdad es que
ningún cambio importante llega con la sola plática. Y mucho menos con la
habladera de paja típica de los aspirantes a líderes de Venezuela.
La revolución de
Mandela
Los cambios o
transformaciones radicales sobre el pasado inmediato producidos simultáneamente
en distintos ámbitos -social, económico, cultural,
religioso-, tienen consecuencias
trascendentales y suelen percibirse como súbitos y violentos, pues son rupturas
del orden establecido. Nacen a consecuencia de procesos históricos y
construcciones colectivas. La ciencia de la historia los llama revoluciones, a lasa cuales agrupa en
tres grandes categorías: políticas,
sociales y económicas.
Revoluciones políticas son aquéllas en
la cuales se reemplazan a los gobiernos o se modifica la totalidad del sistema.
Las relaciones sociales -como las de propiedad-, empero, se
mantienen inalterables. Un ejemplo de este tipo de revoluciones fueron las europeas
de 1848, cuando hubo manifestaciones populares cuyas réplicas se extendieron al
resto del continente con gran rapidez. Habría que añadir a ellas otras de gran
calado histórico como, por ejemplo, la De
los Claveles, que estalló en Portugal en 1974, y acabó con la dictadura más
longeva de Europa.
Revoluciones sociales, en cambio, son
transformaciones de las relaciones e interacciones sociales cotidianas, dentro
de un espacio territorial liberado, ya sea una ciudad o país. Las revoluciones
sociales sí alteran las relaciones de propiedad y trascienden la política, como
la Revolución Francesa de 1789 y la Soviética de 1917.
En el caso de la
Francesa, iniciada con la
proclamación del Tercer Estado por Asamblea Nacional y finalizada con el golpe
de Napoleón en 1799, a ésta la desató el descontento de las clases populares,
el empoderamiento de una burguesía que cada vez ganaba más peso, la crisis
económica y una monarquía autoritaria; unidos a las ideas de los
enciclopedistas con miles de nuevos seguidores.
Las revoluciones económicas implican
cambios drásticos en los modos de producción, distribución y consumo de bienes
y servicios. El término generalmente se aplica a la tecnología, como ocurrió en
la Revolución
Industrial, que inició una nueva era gracias a innovaciones y mejoras en la
generación de energía, maquinarias y medios de transporte, entre otros.
La de Mandela
fue, por tanto, una Revolución política, proyectada
dentro del marco de la democracia, la igualdad ante la Ley de todos los
sudafricanos, la adopción del inglés como idioma oficial de la nación, la
alternancia de los funcionarios electos comicialmente y otras normas
cuestionadas en pañises como Venezuela,
Por esa razón,
el mundo llora a Mandela, pero también celebra el legado de su vida.
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