Haz de tripas corazón ¡Vota por Trump!
A las ocho del
día en febrero
aún es de noche.
No hay aún luz
en los vagones, sólo
oscuridad y
aliento.
No nos vemos:
sentimos
la compañía y el
silencio.
En el andén
estalla la campana.
Nos sobresalta
la crueldad de un silbido.
Tiemblan las
sombras.
Todo vuelve
a un antiguo
sentido
Antonio Gamoneda: Ferrocarril de Matallana
I
¿Desde qué año Chávez abrazó el comunismo?
Tanto mi amigo y tocayo Luis como mi hermano Rafael creen
que Venezuela no tiene remedio.
Luis, de formación jesuita, asegura que Chávez se volvió
comunista tras los sucesos del 2002, y se niega a aceptar que esta conversión
haya sido anterior.
Empero, revisemos
la historia.
En 1982, Chávez fundó el Movimiento Bolivariano
Revolucionario. El 17 de diciembre de ese año con el aniversario de la muerte
de Simón Bolívar, juró bajo el Samán de Güere, junto a Felipe Antonio Acosta
Carlés, Yoel Acosta Chirinos, Francisco Arias Cárdenas, Jesús Urdaneta
Hernández y Raúl Isaías Baduel, reformar el Ejército e iniciar una lucha para
construir una nueva República.
El MBR-200 estaba compuesto por comecates cuya ideología bolivariana, mezclada con algunas ideas de
Simón Rodríguez y de Ezequiel Zamora, había sido denominada como El árbol de las tres raíces.
En esos días, Hugo Chávez inició una relación sentimental
e ideológica con la historiadora comunista Herma Marksman. Asimismo, mantuvo
contactos con extremistas izquierda venezolana.
En 1985 fue destacado en Elorza, en estado Apure. En 1986
fue ascendido a Mayor y en 1988 fue designado ayudante del secretario del
Consejo Nacional de Seguridad y Defensa, ubicado en Miraflores. En 1991 asumió
el mando de la Brigada de Paracaidistas
Coronel Antonio Nicolás Briceño, basada
en Maracay. Escribió, en secreto, el Proyecto
de gobierno de transición y el
Anteproyecto Nacional Simón Bolívar. En ambos documentos, se revela su
sesgo hacia el comunismo, especialmente la fábula guevariana de Ave Fénix: Destruirlo todo para que, de las cenizas,
renazca el Hombre Nuevo. En el siguiente febrero vino el golpe frustrado, y,
lo demás, usted lo sabe…
II
Rasgarse las vestiduras
Para el tocayo, todos fuimos culpables y hasta que no
hagamos un proceso de autocrítica
(nos rasguemos Las vestiduras en actos de
contrición, supongo que así se dirá en jesuítico), ni Dios nos perdonará ni
nos iluminará para que se nos ocurra una forma
creativa de hacerle daño a la nomenclatura; las huestes de Maduro seguirán
dominando y asolando los escombros de lo que queda de la República, sin
importarles un carajo lo que le pase al pueblo.
Por supuesto, Luis no tiene ni peregrina idea de cuál
sería esa forma creativa. Y si la
tiene, la calla.
En cuanto a la culpabilidad
colectiva, él cree que todas las fuerzas vivas de la nación fueron
infiltradas, durante la IV República, por el comunismo del Siglo XXI, cuyo
nombre es foropaulismo, y así logró empoderar mandatarios en Argentina,
Bolivia, Brasil, Ecuador, Chile, Honduras y Nicaragua con los recursos de
Venezuela.
Según el Barcelona
Centre for International Affairs (CIDOB): Chávez comenzó a desarrollar una agenda
en extremo ambiciosa que, cual ofensiva geopolítica, perseguía alterar la
balanza del continente y construir una Iberoamérica a espaldas de EEUU.
Enfrascada en sus guerras en Irak, Afganistán y contra Al Qaeda, la
superpotencia, de hecho, facilitó los planes de Chávez. En el 2004 Fidel Castro
y Chávez, quienes habían establecido un íntimo vínculo paternofilial,
presentaron la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA),
marco de integración hemisférica, más allá del ámbito sudamericano e incluso el
latinoamericano, que era radicalmente político y estaba impregnado de la
ideología antineoliberal y antiglobalista de sus creadores. La Bolivia de Evo
Morales (2006), la Nicaragua de Daniel Ortega (2007), la Honduras de Manuel
Zelaya (2008) y el Ecuador de Rafael Correa (2009) fueron sucesivamente
reclutados para el ALBA, desde 2006 inseparable del Tratado de Comercio de los
Pueblos (TCP), formulado por La Paz.
Para hacerlo
tangible, Chávez, hiperactivo, dotó a este foro de una pléyade de consorcios
interestatales, algunos muy exitosos, donde Venezuela se reservaba la voz
cantante y que tenían la virtud de atraer a países, como la República
Dominicana, no miembros del ALBA-TCP aunque conscientes de sus ventajas
prácticas. Chávez ofrecía fondos al desarrollo, créditos a intereses simbólicos
y petróleo a precios muy por debajo de los del mercado, prácticamente regalado.
Surgieron así Petrosur, Petrocaribe, Petroandina –concebidas como tres
iniciativas subregionales de integración energética para conformar la llamada
Petroamérica–, TeleSur, el Banco del Sur, Opegasur y el proyecto del Gran Gasducto
del Sur, por citar sólo los más importantes instrumentos de esta vasta red
cooperativa. Por otro lado, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) en 2007
y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), sucesora del
Grupo de Río, en 2011 echaron a andar en sendas cumbres que tuvieron como
anfitrión a Chávez, el cual veía a estos organismos como los complementos
necesarios del ALBA dentro de una integración latinoamericano-caribeña de
geometría variable. La emergencia del ALBA, la UNASUR y la CELAC restó
influencia y protagonismo a la Cumbre Iberoamericana y a la propia OEA.
Al mismo tiempo,
Chávez cultivó otro alineamiento estratégico con el Brasil de Lula y la
Argentina de Néstor Kirchner, convergencia que para Venezuela supuso renegar de
la Comunidad Andina y apostar por el MERCOSUR, aunque la plena adhesión a este
bloque aduanero se retardó por la oposición de los congresos brasileño y
paraguayo. El común rechazo del ALBA y el eje Caracas-Brasilia-Buenos Aires a
las pretensiones librecambistas de EEUU echó a pique el ALCA, un proyecto de
desarme arancelario concebido por Washington para todo el continente. Los diferentes
intereses nacionales en cuestiones complejas como el suministro de gas
arrojaron algunos disensos en este círculo regional de amigos. El propio Chávez
tuvo sus roces con Lula porque el gigante brasileño, visto desde fuera como el
verdadero líder regional, apostaba por los biocombustibles mientras que él
fundaba su estrategia en los hidrocarburos.
III
El muerto se fue de rumba
Al haberse muerto Chávez como se murió y haberse
derrumbado el precio del petróleo como se derrumbó, ¿qué quedó en Venezuela?
Una nación en escombros, incapaz de pagar por sus
alimentos y medicinas. Dominada por mafias, donde la del extinto José Antonio
Tovar Colina, alias Picure, no es la más peligrosa ni poderosa.
Para quien lo recuerde, el Picure, de apenas 27 años, impuso
toque de queda, de 6 PM a 6 AM, en el barrio El Cementerio de Caracas y
prolongado hasta la Cota 905. Prohibió el paso de policías por sus dominios, y
pagaba en dólares por cada agente muerto. Además, dominaba el atraco y el
secuestro exprés en el Estado Guárico, y servía como sicario a las órdenes del
gobernador de dicha entidad. La semana pasada, aparentemente, se le fue la mano
y se cargó a dos oficiales de la Guardia Nacional. Los uniformados prepararon
una emboscada, anteayer, y cargaron con el Picure y 7 de sus compinches.
Aparentemente, el Picure estuvo de suerte pues, De cien tiros que le dieron, uno sólo era de muerte.
Continuamos con el análisis de Luis, mi tocayo.
A él le duele (igual que a mí) la destrucción del Partido
Socialcristiano Copei, cuyo tragicómico final lo puso Eduardo Fernández,
alias el Tigre, Presidente del Ifedec (Instituto
de Formación Demócrata Cristiana), porque a su hijo, Pedro Pablo, no lo
habían colocado como número uno en la lista de candidatos a la Asamblea
Nacional. Entre gallos y media noche (y con el apoyo del nauseabundo Tribunal
Supremo de Justicia) preparó una nueva directiva de Copei, y una lista de
candidatos (cuya mitad eran comunistas).
Al respecto, Roberto Enríquez, defenestrado Presidente de
Copei le dijo al Tigre 23/10/15: ¡No se
puede ser más cara dura! Quienes
supuestamente condenaban golpe del 92 hoy celebran golpe a Copei. Solo cuidan
sus intereses. Le pido a Dios que
Ifedec deje de ser un laboratorio de intrigas y conjuras, y vuelva a ser la
casa de luces de Calvani y Pérez Olivares. Los primeros representantes de la
junta ad hoc provisional que designó el TSJ ante la MUD fueron Pedro Pablo
Fernández y Antonio Ecarri. No conforme con eso, la demanda contra la MUD para
imponer candidatos incluye nombres distintos a la maqueta original como el de
Pedro Pablo Fernández, Antonio Ecarri, Miguel Salazar, Luis Carlos Solórzano y
Pedro Urrieta. Todos , absolutamente todos, trabajan en el Ifedec.
Además del abjurado felino, Luis señala a otros
destructores de Copei, que se enriquecieron con el gobierno de Caldera II, pero
que no les bastó con lo que agarraron entonces, y quieren más.
IV
El imperio de las mafias
Concuerdo con el tocayo en que las mafias políticas han
jodido al país.
Pero hay otras mafias que también lo han hecho, con igual
cinismo t desparpajo, y se esconden en bajo perfil. Las económicas, por
ejemplo, como el Grupo Cisneros, uno de cuyos líderes, Ricardo, supuestamente
ha negociado con algún mayol general para
apoderarse del mercado cervecero de Venezuela, sacando a Polar del juego.
Por último, Luis cree que no hay ejército. Que, en su
mayor parte, los oficiales están dedicados a la delincuencia organizada:
narcotráfico, bachaqueo al por mayor, contrabando de extracción, comisiones por
debajo de la mesa sobre todo lo comisionable; desde línea blanca hasta taladros
petroleros, pasando por automóviles Orinoco. Que se ha perdido en principio de
autoridad, y que lo que pasó en el Táchira y ocasionó el cierre de fronteras
fue un pleito territorial entre uniformados. Como pelean los perros. Y,
finalmente, que si ejército no hay golpe, y sin golpe no sale el cucuteño.
V
La degradación del pueblo
¿Qué cree Rafael, mi hermano? Que el foropaulismo ha
degrado al pueblo. Que la gente es feliz cuando, tras 5 horas de cola, sale del
mercado con 2 bolsas de Harina Pan, una caja de Margarina Mavesa y 1 litro de
Aceite Vatel. Que no hay líderes capaces de movilizar las masas como lo
hicieron Lech Wałęsa en Polonia y Mijaíl
Gorbachov en la URSS y, finalmente, que sin una gigantesca movilización (como
del el 11-A), no hay ejército que dé un golpe, y que, sin golpe, no sale el
cucuteño.
VI
El Noriegazo
Yo estoy de acuerdo con ambos.
Pero veo una opción: El Noriegazo. Existe la Lista de los Setenta. Las cantatas de los
mayoles generales y otros jerarcas quienes, para disfrutar de sus bienes mal
habidos, decidieron saltar la talanquera y dedicarse al género vocal, ante la
DEA, el FBI el Servicio Secreto. Han sido tantos, que quienes ahora desean
hacerlo deben pasar por una suerte de pre-confesión en Puerto Rico, a ver
si la partitura es, en verdad, buena.
Pero, para que se dé un Noriegazo, hay que rogarle a Dios para que el próximo Presidente de
EEUU sea Donald Trump, y no Hillary Clinton.
He seguido, con bastante interés, la polémica electoral
Clinton–Trump. El precandidato republicano asevera que el peor error cometido
por la senadora fue aprobar la invasión a Irak.
Pero esa fue una metida de pata menor, si se la compara
con el asesinato del embajador Christopher Stevens, ocurrido en Bengasi el 11
de septiembre del 2012. ¿Por qué? Porque Stevens poseía todas las claves para
acabar con el terrorismo yidahista y detener las guerras religiosas del
Levante. Clinton mandó desprotegido a Libia, y todo lo que está ocurriendo
ahora es culpa suya.
Tengo la impresión que, de ganar Clinton, se calará la
incontinencia verbal del cucuteño, y dejará que Venezuela siga bailando al son
de Bambilandia. Mas percibo que, si el
elegido es Trump, bastará un par de provocaciones para que el republicano se
acuerde de Ronald Reagan.
Por eso, le pido al latino con derecho al voto en EEUU
que, haciendo de tripas corazón, vote por Trump. Sobre todo, si ama a
Venezuela…
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