...me habría ido al Versalles
La
colectivización del síndrome de Estocolmo
Hoy amanecí estupefacto ante la colectivización del síndrome de
Estocolmo por parte de los periodistas de los medios masivos por el deceso del
tiranosaurio Fidel Castro, quien, como expresé a través de una de las redes
sociales donde chateo, ha debido encontrarse con Hugo Chávez, Luis Miquelena y
Bernardo Álvarez para montar la mesa de dominó sobre la quinta paila del
Averno.
En lugar de un suspiro de alivio, las anclas de CNN se despepitan por
ver quién de ellos hace mejor apología del implacable difunto, responsable de
la muerte directa de más de 2,5 millones de personas. Y no lo es de más, porque
su tierra natal sólo contaba con 7 millones cuando asaltó el poder en 1959, y
porque todos sus intentos revolucionarios condujeron a los más estrepitosos
fracasos, hasta que cambió de giro y fundó el Foro de Sao Paulo, para
apoderarse del petróleo de Venezuela, las maderas de la Amazonia y la cocaína
de Los Andes; propósito que ha logrado en parte y en algunos países
iberoamericanos.
Pero Fidel no sólo ordenó la ejecución en bloque de sus enemigos.
También, a semejanza de Pol Pot –quien mató de inanición a la cuarta parte de
sus compatriotas en los campos de prisioneros de Camboya–, Joseph Stalin –a
quien se le imputan 30 millones según los documentos desclasificados del
Kremlin– y Mao Zedong –con la cifra récord de 60 millones–, a muchas de sus
víctimas dejó que fenecieran, de hambre y mengua, empleando la excusa del
bloque estadounidense para tapar sus crímenes de lesa humanidad. Y le deparó
igual suerte a todo el que hiciera sombra, como sucedió con Camilo Cienfuegos,
el Che Guevara, Arnaldo Ochoa Sánchez y hasta el mismo Hugo Chávez
La historia de Fidel en poco difiere de la de los poderosos amos del
Medioevo, a quienes lo albigenses o cátaros les atribuyeron, en siglo XII,
haber pactado con el Demonio, pues creían que el universo estaba compuesto por
dos mundos en absoluto conflicto, uno espiritual creado por Dios y otro
material forjado por Satán.
Rasputín y los
pactos satánicos
Los primeros cátaros propiamente dichos aparecieron en Lemosín entre
1012 y 1020. Algunos fueron descubiertos y ejecutados en Toulouse en 1022. Sin
embargo, los cátaros ganaron influencia en Occitana debido a la protección
dispensada por el Duque de Aquitania, y por una proporción significativa de la
nobleza occitana.
Según la vertiente cátara, el
Reino de Dios no es de este mundo. Dios
creó cielos y almas. El Diablo creó al mundo material, las guerras y a la
Iglesia católica. Ésta, con su realidad terrena y la difusión de la fe en
la Encarnación de Cristo, era según los cátaros una herramienta de corrupción.
Para los cátaros, los hombres son una realidad transitoria, una vestidura de la simiente angélica. Afirmaban
que el pecado se produjo en el cielo y se perpetúa en la carne.
Los cátaros. Como los budistas, creían en la reencarnación. Las almas
reencarnarían hasta lograr un autoconocimiento que les lleve a la divinidad.
La Inquisición se estableció en 1229 para extirpar totalmente la
doctrina cátara, apresando, torturando y ejecutando a sus seguidores en el sur
de Tolosa, Albi, Carcasona y otras poblaciones de la región durante todo el siglo
XIII y gran parte del XIV.
En el siglo XX, una de los casos más conocidos de pactos diabólicos
fue el Rasputín, alias El monje loco,
quien curaba las crisis hemofílicas del único hijo varón del zar Nicolás II,
pero bebía como una cuba, blasfemaba públicamente y fornicaba contra cualquiera
que le abriera las piernas.
Los nobles rusos llegaron a la convicción que la influencia de
Rasputín sobre el zar y la zarina era nefasta, en un momento que la situación
de la monarquía ya era intolerable por el poder acumulado por el poseso.
El primer ministro Alexander Trépov le ofreció 200 mil rublos si
regresaba a Siberia, de donde era oriundo. Pero Rasputín los rechazó. Un
intento para asesinarlo, a principios de 1916, dirigido por el ex ministro
Alexéi Jvostov, fracasó. Finalmente, la conjura el príncipe Félix Yusúpov,
acompañado del líder derechista de la Duma, Vladímir Purishkévich, y los
grandes duques Dmitri Pávlovich y Nicolás Mijáilovich; tuvo éxito.
Rasputín se presentó en el palacio del príncipe, poco después de la medianoche.
Allí Yusúpov lo hizo esperar a la gran duquesa en una estancia del sótano. Le sirvió
vino y pasteles envenenados con cianuro de potasio. Exasperado porque el veneno
no hacía efecto, Yusúpov le disparó y lo dejó por muerto, mientras se preparaba
para deshacerse del cadáver. No obstante, Rasputín sobrevivió al balazo y al
veneno.
Purishkévich lo derribó con otros dos disparos. y lo remató con un
golpe en la sien. Después, los conjurados arrastraron el cuerpo con cadenas de
hierro y lo arrojaron al río Neva, donde fue encontrado el 18 de diciembre. Sorpresivamente,
Rasputín se había liberado de las cuerdas con las que le había amarrado, antes
de morir por congelación.
Antes de esta conspiración, Rasputín había advertido a sus fans que
toda la familia real sería asesinada en corto plazo si a él le sucedía algo. Lo
que efectivamente pasó un año más tarde, al tomar los comunistas el poder.
Además de Rasputín, hubo otros famosos líderes del siglo pasado que
supuestamente manejaban fuerzas del más allá. Entre ellos Adolf Hitler, Joseph
Stalin, François Duvalier, Fidel Castro y Hugo Chávez. El vínculo de Stalin con
las fuerzas del mal no ha sido aún revelado, dada la discreción del tirano y el
estricto código de silencio que existía en la URSS. Los de Duvalier, Castro y
Chavez, en cambio, son evidentes: el del haitiano con el vudú y los zombis o
muertos vivientes, los del cubano y el venezolano con los paleros y babalaos.
La adoración de
Himler al Sol Negro
Francis King, en su obra Satanás
y la esvástica (1995) asegura: Las
apariciones públicas de Hitler, particularmente las relacionadas con los
mítines del Partido Nazi de Núremberg, fueron ejemplos excelentes de ceremonias
mágicas. Las fanfarrias, las marchas militares y la música wagneriana
enfatizaban la idea del orgullo alemán. Los masivos estandartes de esvástica en
negro, blanco, y rojo, llenaban la conciencia de los participantes en el mitin
con la ideología nacional socialista.
La precisión como de ballet del
movimiento de los uniformados, actuando todos al unísono, evocaba desde los
principios de la guerra y la violencia que los antiguos simbolizaban como el
dios Marte. Hitler agarrando el estandarte de sangre llevado en el Golpe de
Estado de Múnich de 1923 incorporaba un ritual para conectar las mentes nazis
con las ideas arquetípicas simbolizadas por los héroes del pasado.
Los detalles del culto eran
enfatizados al anochecer, y tenían lugar en una “catedral de luz” –espacio
abierto rodeado por reflectores apuntados al cielo–. Si un mago moderno de la
mayor pericia hubiera diseñado algo pensado para invocar a Marte, no podría
haberlo hecho mejor que como se hacía de Núremberg. Y lo que se aplicaba
entonces, se aplica ahora: El conocimiento esotérico para hipnotizar masivamente
a las masas, la hipnosis mundial de la raza humana. Símbolos, palabras,
colores, sonidos y técnicas de los que el público es apenas consciente,
empleados por los medios de comunicación para apoyar el fanatismo de los
pueblos.
La "prematura" muerte de Stalin
Josef Stalin murió el 5 de marzo de 1953 de infarto, según el
periodista Aleksánder Ganiushin (Rusia
Hoy, Grupo Impuls), en su dacha de las afueras de Moscú. Yury Levitán,
locutor de radio que se hizo famoso como propagandista durante la II Guerra Mundial, leyó el
comunicado que anunciaba que el Padrecito
soviético había fallecido.
El 6 de marzo el féretro de Stalin fue expuesto en la Casa de los
Sindicatos. La gente presentó sus respetos durante tres días y tres noches.
Durante el funeral, hubo vigilias en todo el país. El 9 de marzo de 1953, el
cuerpo embalsamado de Stalin fue colocado junto a Lenin, llamado Mausoleo de Lenin–Stalin hasta 1961.
Numerosas hipótesis apuntan a que a Stalin le provocaron
prematuramente el deceso. Unas dicen que Lavrenty Beria y Nikita Khrushchev le
dejaron morir de mengua. Otras teorías afirman que Beria lo envenenó. En algunas
versiones, se dice que habría muerto días antes del 5 de Marzo. En 2003,
historiadores rusos y americanos propusieron la teoría de que a Stalin le
suministraron warfarina, un poderoso
matarratas que inhibe la coagulación de la sangre y genera apoplejía. Al ser insípida,
la warfarina era usualmente empleada
por la KGB para eliminar a sus enemigos. La verdad sobre la muerte de Stalin nunca
será conocida con certeza. Ésta llegó en un momento precioso para Beria, que
temía ser eliminado en la próxima purga. Se cree que Stalin sintió que el poder
de Beria era demasiado grande y amenazaba el suyo. Lo cierto es que no hubo asistencia
médica para Stalin hasta un día después.
El 9 de marzo se celebró el funeral, al que asistió tal muchedumbre
que hubo una cantidad considerable de víctimas debido a aplastamiento. El
número exacto de muertos nunca fue revelado, pero se sabe que una de las
víctimas fue etiquetada con el número 1422. Tomando en cuenta que sólo se
numeraba a las víctimas mortales no identificadas por parientes o amigos, la
cifra de muertos en el funeral de Stalin pudo elevarse a miles. Fue la primera
vez que el mundo pudo observar lo que he llamado colectivización del síndrome de Estocolmo-
La II Declaración
de La Habana y el Foro de Sao Paulo
El 30 de octubre de 1961, el XXII Congreso del Partido Comunista de
la Unión Soviética decidió que los desmanes de Stalin hacían inviable que
siguiera al lado de Lenin en el Mausoleo. El 1° de noviembre de 1961, el ataúd fue
retirado y enterrado cerca de la Muralla del Kremlin.
En su II Declaración
de La Habana (04/02/1962) Fidel, a
diferencia de los dirigentes del chavo madurismo –cuyo analfabetismo político
resulta más que evidente-, amplio conocedor de la historia y con el propósito
manifiesto de mantenerse en el poder a como fuera, denunció las maquinaciones de
la Iglesia Cubana –recordó a la Inquisición y a la quema de Giordano Bruno–,
cortó definitivamente su lazo umbilical con EEUU, e hizo un ménage a trois
del comunismo, el nacionalismo y el populismo, sintetizando su propuesta en los
siguientes términos:
Porque esta gran humanidad –refiriéndose a los asistentes al mitin– ha dicho:
¡Basta! Y ha echado a andar. Y su marcha de gigantes ya no se detendrá
hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de
una vez, inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de
Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable
independencia. ¡Patria o Muerte! ¡Venceremos!
En
el año de 1993, dirigiéndose a los asistentes al Foro de Sao Paulo que
se reunió en La Habana, la tónica revolucionaria había cambiado–: Aquí en
este foro no se está defendiendo el socialismo, y ninguno puede pretender que
en este foro se plantee el socialismo como objetivo; ninguno puede pretender
que las condiciones, tanto objetivas como subjetivas, en este momento sean
propicias para la construcción del socialismo. Creo que en este momento hay
otras prioridades. Esto no quiere decir que el que lo quiera construir no lo
construya, esto no quiere decir que se le vaya a prohibir a nadie construir el
socialismo si puede construirlo, porque nosotros, que llevamos decenas de años
luchando por construir el socialismo, no nos arrepentimos de lo que estamos
haciendo y pensamos seguir construyendo el socialismo, y pensamos salvar
el socialismo en nuestro país, y pensamos perfeccionar el socialismo; pero creo
que hoy en la América Latina la batalla prioritaria es —a mi juicio— derrotar
el neoliberalismo, porque si no derrotamos al neoliberalismo desaparecemos como
naciones, desaparecemos como Estados independientes, y vamos a ser más colonias
de lo que nunca lo fueron los países del Tercer Mundo. Derrotar el
neoliberalismo sería crear una esperanza para el futuro, preservar condiciones
para seguir adelantando, porque el límite de nuestro progreso estará en el
capitalismo, y no habrá progreso humano si este no se propone rebasar las
fronteras del capitalismo, pero eso será tarea de otros momentos, no diría que
tarea de otras generaciones. Veo aquí a mucha gente joven entre los
participantes, y pienso que tengan la posibilidad de construir, muchos de
ellos, el socialismo en su país.
Me llamó tanto la atención
el sentido común, la ecuanimidad, la sabiduría con que aquí se enfocaron los
problemas, sin extremismo de ninguna clase, con una gran amplitud, hablando de
unir fuerzas, de realizar alianzas que permitan ganar la batalla contra este
enemigo de ahora que es el neoliberalismo, que va a ir creando condiciones
sociales tremendas e insoportables. No
ha podido resolver sus problemas el mundo capitalista desarrollado. ¿Qué
esperanzas nos pueden dar a los del Tercer Mundo de resolver nuestros problemas
con esas recetas neoliberales? Ya no pedía el sacrificio de sus
camaradas, sino la del capitalismo salvaje... a largo plazo.
La muerte de Chávez
y su destructiva saga
Justo
cuando Chávez aparentemente estaba RIP –según los enterados, había estirado la
pata el 30 de diciembre–, Maduro dixit–:
Queridos Compatriotas digamos desde el corazón: Juro frente a esta
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, absoluta lealtad a los
valores de la Patria, absoluta lealtad al liderazgo del comandante Hugo Chávez.
Juro que defenderé esta Constitución, nuestra democracia popular, nuestra
independencia y el derecho a construir el socialismo en nuestra Patria, Juro
que me comprometo a llevar adelante el Programa de la Patria, en cada barrio,
en cada fábrica, en cada escuela, en cada esquina, en cada plaza, en cada
familia. Juro por la Constitución Bolivariana que defenderé la presidencia del
comandante Chávez, en la calle, con la razón, con la verdad y con la fuerza y
la inteligencia de un pueblo que se ha liberado del yugo de la burguesía. Aquí
en Caracas, hoy 10 de enero, le decimos al comandante Chávez, recupérese que
este pueblo ha jurado y va a cumplir lealtad absoluta. Aquí nos vemos. ¡Qué
viva Chávez! ¡Qué vivan los pueblos del mundo! ¡Qué viva la revolución bolivariana!
¡Hasta la victoria para siempre! ¡Independencia y patria socialista!
¡Adelante compatriotas!
En otras
palabras, regresó a 1961, a la II Declaración de La Habana, al mentar el Programa
de la Patria, la victoria siempre y la patria socialista. ¡Qué
molleja!
Así como
Duvalier acabó con Haití, una vez considerada la perla negra de la corono
francesa, Fidel acabó con Cuba y el binomio de oro Chávez Maduro acabaron
con Venezuela; destrucción fríamente calculada y planificada al milímetro.
Por eso,
me alegro de que el cubano haya expirado. Y si hubiese estado ayer en Miami... me
habría ido al restaurant Versalles.
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