La importancia de un adjetivo
El significado de irrelevante, según el DRAE
y el Diccionario Vox es,
respectivamente: que no es importante o
no merece ser tenido en cuenta; que carece de importancia o significación.
En el idioma inglés y, conforme al diccionario
compilado por Noah Webster, irrelevant significa
extraño, inmaterial, impertinente, ajeno
al asunto en consideración: Vg. un comentario irrelevante; una pregunta fuera
de la discusión; una objeción insubstancial; una cadena de hechos absurdos.
No sé con cuál contenido me quedo, si el español
o el inglés, a objeto de describir las actitudes y declaraciones de los
miembros de la cúpula política opositora, tras el barranco del 7-O.
Los espacios del gobierno
No
hay que regalarle espacios al gobierno-: declaró Leopoldo López sobre la supuesta
trascendencia de las elecciones para burgomaestres y gobernadores del próximo
16-D.
¿Qué importancia o significación puede
tener éstas, tomando en cuenta que el único espacio de poder valioso es el del Guasón,
detentado por más de 14 años, y su amenaza de despojar a funcionarios electos de
su autoridad y dinero, para dársela a los
comuneros afectos a Miraflores?
Desde Ramón Guillermo Aveledo hasta
Henrique Capriles reclaman ahora no el ventajismo del gobierno, sino las
acciones fraudulentas del CNE.
Lo dicho por ello recuerda las lágrimas de Boadbil,
el último rey musulmán de Granada, frente a las cuales su madre aseveró: No llores como mujer lo que no supiste
defender como hombre. Si estaban conscientes de lo sucedido, ¿por qué reclaman
ahora, por qué no lo hicieron el 7-O, antes de que hablara Tibisay?
El béisbol y la idiosincrasia del voto
Lo de Aveledo, alias Bambilandia, no me
sorprende para nada.
Lo de Capriles sí, pues personas muy
allegadas a él me juraron y perjuraron que el chamo no se iba a convertir en
una segunda edición de Manuel Rosales. Pero así fue, cumpliéndose el peor de
los escenarios que algunos analistas habían compartido conmigo antes del fatídico
7-O.
Cuando hablo estos temas con algunos
conocidos, me preguntan: Pero… ¿tú vas a
votar, verdad?
Mi respuesta es, no lo sé y, en el caso
afirmativo, lo haría como una vez que fui a un partido de béisbol en el José
Pérez Colmenares, cuando mi equipo –el Magallanes- ya estaba eliminado.
Lo hice, pues tenía un cliente en Valencia,
con quien me había reunido desde las 8 AM hasta las 6 PM, y nos habían quedado
temas pendientes para mañana.
Entre irme a dormir sólo al
Intercontinental –ya que mis amigas de allá no estaban disponibles- o distraerme con mi deporte favorito, opté
por lo último.
Es lo que yo le digo a un amigo, empeñado
en promover la abstención –vieja consigna de la CIA para deslegitimar al
Guasón-, votar y ser aficionado al béisbol son componentes de la idiosincrasia
del venezolano.
Hasta que los estrategas de la CIA y sus
representantes criollos no entiendan que pedirle a un venezolano que no vote
sería como pedirle a un gringo que deje de ser fanático del béisbol y se
dedique al soccer, estaremos jodidos.
Las mejores lecciones del 7-O
Creo que lo mejor del 7-O
deja es la definitiva eliminación de los sobrevivientes de la 4ª República,
plegados al juego del Guasón, quien los ha movido por casi tres décadas y media como
peones de ajedrez, y los alimenta con las sobras que a los perros les
tira durante el Festín de Baltasar.
Asimismo, pienso que la otra mejor
enseñanza del 7-O es cortar todo nexo con el chavismo
gobernante. Y no aludo a los pata en el suelo que forman la base del comunismo
a la criolla del Guasón, sino a los
boliburgueses, a esos hijos de la Chingada a quienes antes se les llamaba delincuentes de cuello blanco.
Y, entonces, usted se preguntará: ¿Qué nos
queda por hacer? Yo lo sé, y usted también lo sabe, si reflexiona con su
corazón. Pero no lo voy a publicar aquí: ni pendejo que fuera. Lo demás es
irrelevante.
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