La novia de El Niño Guerrero
Uno de los mayores escándalos que implican
por igual a la farándula, la in-justicia penal y el crimen des-organizado en
Venezuela, tiene como protagonista estelar a Jimena Romina Araya, alias Rosita, detenida actualmente en Maracay.
A esta sensual actriz de Venevisión el
Ministerio Público la acusa de haber
colaborado con la fuga del pran Héctor Gabriel Guerrero, alias El Niño Guerrero, jefe criminal de la
penitenciaría de Tocorón, suceso
ocurrido el pasado 30 de agosto.
Aunque se esperaba que la joven comenzaría
a gozar de inmediato de libertad condicional, el tribunal encargado de su caso
no trabajó este miércoles, por lo cual hubo una dilación para recibir la fianza
fiadores impuesta por el juez.
Durante la audiencia de presentación
celebrada el martes anterior, el juzgado aragüeño le impuso Rosita la
obligación de presentarse cada 15 días ante las autoridades
correspondientes, y le prohibició la
salida del país y de la entidad.
Total que Rosita, aún cuando se la
encuentre culpable, seguirá rueda libre –en el perímetro del Estado Aragua-,
una decisión que tal vez se postergue hasta después de las elecciones para
gobernadores en diciembre, puesto que la beldad es militante del partido Podemos
–el secuestrado por el gobierno-.
El contraste entre Rosita y María de Lourdes
Contrasta esta ligereza en el trato con el
calvario vivido por la jueza María Lourdes Afiuni, presa por órdenes del propio
Guasón según las declaraciones públicas del ex magistrado de la Corte Suprema
de Justicia Eladio Aponte Aponte, a quien, por sentenciar conforme a derecho,
se la mantuvo detenida –y aún lo está, teniendo a su casa por domicilio-, y se
la obligó a practicarse un examen ginecológico en la presencia de guardias
nacionales, los que, más que testigos, actuaron como buzos en tan sórdida consulta.
Quien domina la cárcel, manda en la calle
La diferencia es que el novio de Rosita,
El Niño Guerrero, pertenece a
la cúpula de uno de los grupos dominantes en la nueva estructura del poder en
el país, el hampa. Las pranes –y Guerrero es uno de ellos- manejan las
cárceles, y desde ellas, el crimen relacionado con los secuestros, el comercio
ilícito y el ajuste de cuentas que ocurren en las calles.
No por excusar a este régimen castro
comunista asevero que esta condición no resulta exclusiva de Venezuela. Por
razones parecidas, lo mismo ocurre, por ejemplo, en Argentina, Perú y México.
En la nación azteca, cuyo presidente Felipe
de Jesús Calderón Hinojosa, cuyo gobierno cuenta con más de 50 mil muertos
habidos en la lucha contra los carteles de la droga, entregará en fecha próxima
al candidato electo del PRI, Enrique Peña Nieto, miembro de organización que
mantuvo una hegemonía política por más de 7 décadas, victoria electoral que
para el escritor Javier Sicilia implica: (Un retroceso) a corrupción. No sólo a la violencia, el dolor, la impunidad y la guerra,
sino la imposición de la presidencia imperial y el uso patrimonialista de la
nación y la represión.
Una historia calcada de la
televisión
Por eso, quien quiera ver una
representación fidedigna de la historia de Rosita y su pareja, puede seguir la
teleserie Capadocia que transmite
HBO, y cambiar los nombres de los actores y actrices por los de aquí. Pues la
trama de esta producción monumental, realizada en los estudios Churubusco
Azteca de la Ciudad de México, difiere en muy poco de lo que se vive en la
Corte de los Miagros de la revolución comunista, castrista y chavista de Venezuela. Como el capítulo donde los abogados
defensores apelan a favor de Rosita, aduciendo que la niña es directiva del
partido Podemos, y necesita movilizarse irrestrictamente por el país, y,
asimismo, señalaron que su carrera profesional se desenvuelve en Caracas; una oportunidad
que aprovecharon decenas de seguidores de Rosita en afueras de la del Cuartelito,
en Maracay, para verla y saludarla.
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