miércoles, 6 de marzo de 2013

Una bajeza sin límites


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La patria es más importante que la democracia
El general de división Juan Antonio Chicharro, comandante general de la Infantería de Marina de España, proclamó el 6 de febrero próximo pasado, ante más de 100 asistentes al Club de la Gran Peña, ubicado en la Gran Vía de Madrid: La patria es anterior y más importante que la democracia.
El patriotismo es un sentimiento y la Constitución no es más que una ley. Agregó que en los ejércitos hay un sentimiento generalizado de preocupación, temor, incertidumbre y confusión.
Completó este pronunciamiento justificando el golpe de Estado, el cual se produciría si los responsables de la defensa de la Constitución no se comportaran como su función requiere.
La pregunta es, ¿qué pueden importarle a los venezolanos lo dicho por un oficial extranjero? Que las declaraciones de Chicharro, en el contexto de las amenazas de destruir la unidad y soberanía nacionales por parte de los secesionistas catalanes, son análogas a los adelantadas por los castro chavistas para acabar con las de Venezuela; en lo que Jesús Petit Da Costa monstruoso crimen de traición a la patria, y describe así en su columna dominical de La Razón:
[] El presidente de Venezuela, sabiéndose en riesgo de muerte, cumplió órdenes de la monarquía comunista cubana haciendo esta distribución del poder: la presidencia de Venezuela trasladada formalmente a Cuba, con sede en La Habana, desde donde la ejerce descaradamente el cubano Raúl Castro,  instalándose en Caracas un gobiernito títere.
Así funcionó desde el 11 hasta el 30 de diciembre de 2012. Este último día, según informó el ex embajador de Panamá ante la OEA, Guillermo Cochez, ocurrió la muerte cerebral del presidente formal de Venezuela, en cuyo nombre la venía ejerciendo Raúl Castro...
La analogía permite argumentar que si dos o más entidades son semejantes en uno o más aspectos, lo más probable es que también haya otras similitudes. La analogía desvela una verdad desconocida, analizando los vínculos entre términos conocidos.
¿Qué viene ahora?
Les he preguntado a dos de mis amigos, uno encuestador y otro militar, ¿qué pasará tras el ahora oficialmente aceptado deceso del presidente Hugo Chávez Frías? Que en 30 días habrá, y las ganará Nicolás Maduro – fue su respuesta unánime.
Hay, asimismo, una interrogante adicional: ¿Puede constitucionalmente hablando lanzarse como candidato a  la Presidencia de la República? La respuesta es no, no puede; lo prohíbe específicamente la Constitución Nacional, por su condición de Vicepresidente Ejecutivo.
Habría podido, sí, de seguir el protocolo de designar al teniente Diosdado Cabello como Primer Mandatario, y no mantenerse acuñado al poder.
La candidatura sería válida si las Luisas y otros miembros de la banda que desgobierna este país, siguiendo órdenes de Raúl Castro, no hubiesen deslegitimado al Vice –y, de paso, deslegitimarse a ellos mismos-, al limpiarse sus traseros con la Carta Magna. En otras palabras, como el general Chicharro previene, no comportándose como su función requiere.
Como a estos escasos de talento, cultura y criterio les importa un bledo comportarse formalmente y no siguen más reglas que las que les favorecen o inventan, van a continuar violando la Constitución, pues tales fueron las instrucciones de La Habana.
La otra cara de la moneda es, ¿va o no va a acompañar a oposición tolerada al régimen en la nueva aventura inconstitucional? La respuesta pareciera ser sí, pues anoche su candidato preventivo, hablando en nombre de la MUD, dio un mensaje que fue muy celebrado por Maduro.
Otra arista del problema, independientemente de la adulancia in extremis del Almirante en Jefe –quien, a la tradicional sumisión y cursilería del lenguaje castrense, le añadió un componente extra, la pavosidad-: ¿Cómo van a reaccionar los colegas venezolanos del infante de marina español? ¿O no lo van a hacer, y están dispuestos a quedarse para siempre bajo el comando y espionaje de los practicantes de la copofagia?
La mala conciencia
No puedo cerrar este análisis sin una reflexión sobre los pormenores de la noticia que rompió el celofán ayer:
Todo el que ha tenido la desgracia de perder un ser querido por cáncer, sabe que el final de Chávez fue la crónica de una muerte anunciada. Por lo que la manipulación mediática de la dictadura, durante los meses, días y horas previas a la forzada admisión de ayer, constituyó una bajeza sin límites, la cual será cobrada en algún momento a los compinches de tal felonía.
Siento gran pena por muchos venezolanos de menores recursos, engañados vergonzosamente por el difunto y sus acólitos. Ellos ponen 7 de cada 10 muertos de la violencia hamponil;  y, asimismo, soportan el peso mayor de las fallas en los servicios públicos, la escasez de comida y medicinas y la inflación de más de un 30%. Mayoritariamente son ellos quienes lloran a Chávez, y los que más sufrirán por la incapacidad, entreguismo y dolo de Ali Babá y los 40 ladrones.
La mala conciencia hizo que Maduro, en una cadena televisiva previa y para cubrir sus tejemanejes, denunciara que Hugo Chávez había sido  atacado con la enfermedad que padecía, y comparó la situación del mandatario con la denuncia de envenenamiento que habría causado la muerte del líder palestino Yasir Arafat: El enemigo histórico de nuestra patria buscó el punto para dañar al comandante Chávez. Tenemos pistas y en su momento llegará el momento de desarrollar una investigación científica.
La viuda de Arafat, 8 años después del fallecimiento del líder palestino, promovió una investigación –cuyos resultados se conocerán a mediados de año- para determinar si la misteriosa enfermedad que se llevó a su cónyuge fue viral o generada por el letal polonio 210. A tal efecto, Mahmud Ahmadinejad, presidente de Irán, describió a Chávez como un mártir, cuya enfermedad se produjo por causas muy sospechosas

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