El próximo Presidente pudiera ser "El Lucifer"
Se dice que en
el Edén originario, debajo del Árbol del Bien y del Mal, floreció un arbusto de
rosas. Allí, junto a la primera rosa, nació un pájaro, de bello plumaje y un
canto incomparable, y cuyos principios le convirtieron en el único ser que no
quiso probar las frutas del Árbol. Cuando Adán y Eva fueron expulsados del
Paraíso, cayó sobre el nido una chispa de la espada de fuego de un Querubín, y
el pájaro ardió al instante.
Pero, de las
propias llamas, surgió una nueva ave, el Fénix, con un plumaje inigualable,
alas de color escarlata y cuerpo dorado…
Marino Posadas
I
Según refiere en su twiter
el comunicador Ramón Camacho, en El Cementerio de Caracas pagan en dólares por
cada policía liquidado. Un toque de queda se instauró allí, en el barrio Los sin Techo, ordenado por la banda
criminal que domina el sector. Pese a ser Semana Santa y que la comunidad de
vecinos tenía planeado realizar un viacrucis hasta la iglesia San Vicente de
Paul, debieron quedarse encerrados en sus casas para resguardar sus vidas. La
orden fue clara, después de las 7 de la noche, los hampones no querían ver a
nadie merodeando las calles.
La noche del miércoles pasado fue asesinado y quemado
Larry Morillo, supervisor jefe de Policaracas, en el citado barrio, mientras
visitaba a su mamá. Su hijo también cayó abatido en el suceso. El hecho
conmocionó al país.
Alías El Lucifer
consolidaba así su liderazgo. Fue él quien ordenó el toque de queda y amenazó
con asesinar cualquiera que merodeara
fuera de casa después de la hora prohibida.
Asimismo, El
Lucifer ha ofrecido a las bandas delictivas del lugar pagos en dólares por
cada funcionario de seguridad eliminado. El fin sería cazar a la mayor cantidad
de efectivos que intenten detener el poder de su colectivo, además de demostrar
fuerza y aterrorizar al gobierno..
Un total de 32 funcionarios cayeron a manos del hampa
sólo en Caracas. Los efectivos han solicitado medidas urgentes, pues temen por
sus vidas.
Este relato de reciente factura es una prueba más de lo
inservible que se ha vuelto el gobierno castro comunista de Venezuela, y de lo
cierto que resulta el refrán: Árbol que
nace torcido nunca su tronco endereza.
Nunca un presidente le ha hecho tanto daño a Venezuela
como Chávez, quien tuvo todo a su favor para enderezar, sin traumas, la
conducción nacional e iniciar los cambios que la sociedad pedía a gritos: Simpatía
de la opinión internacional, votación masiva, ausencia de oposición, control
absoluto de los poderes públicos, respaldo mayoritario de la Fuerza Armada y
casi 900 millardos de dólares de un nuevo boom petrolero.
Chávez llegó reivindicando a Simón Rodríguez, a Simón
Bolívar y a Ezequiel Zamora, pero al final sólo los recordaba en actos
ceremoniosos, pues al final los trocó por la devoción los hermanitos Castro Ruz
y el culto a su propia y desquiciada personalidad.
II
Si algún personaje histórico se parece a Chávez es el
general Antonio López de Santa Anna, presidente de México en diez
oportunidades.
Tras fracasar como estudiante y comerciante, Santa Anna
se alistó en el Ejército Español y llegó a ser su Comandante General en
Veracruz, hasta que los vientos cambiaron.
Inició su carrera política en 1824, como gobernador
republicano en su provincia natal. Entre 1831 y 1833, navegó entre las aguas
liberales y conservadoras, promoviendo su candidatura a la presidencia. Ungido
con la primera magistratura (1835), partió a sofocar la insurrección de Texas,
y logró una victoria pírrica contra los defensores de El Álamo, quienes en su
mayoría eran granjeros y cazadores. En su nada admirable campaña, se acantonó
en una posición militarmente indefendible, cercana a la población de San
Jacinto. Su parálisis parece haber sido motivada por la relación con Emily
Morgan West, la Rosa Amarilla de Texas,
una atractiva mulata capturada en 1836.
Durante los períodos refractarios del apasionado romance,
Emily fue copiando los planes de batalla de Santa Anna, y haciéndoselos llegar
al general Sam Houston. Santa Anna fue derrotado y hecho prisionero por
Houston, firmó la rendición incondicional del Ejército Mexicano, reconoció la
independencia de Texas y, tras ser conducido a Washington y liberado por el
Presidente Andrew Jackson, pareció cambio de actitud hacia el Imperio.
Después de un largo descanso en Cuba, esperando a un
agente estadounidense que le garantizara los milloncitos solicitados para
financiar su retorno, volvió a México en 1837, malquerido por un pueblo que le
culpaba de la catástrofe tejana.
Gracias a que los franceses decidieron cobrarse una deuda
pendiente, ocupando a Veracruz al estilo bucanero, recuperó algún prestigio en
la Guerra de los pasteles (1838).
Durante las acciones de la contienda, perdió una pierna y organizó un funeral
de Estado para sepultar dignamente su extremidad.
Los excesos de la autoridad de Santa Anna no eran
notorios por su crueldad, sino más bien por la habilidad para marginar a los
enemigos políticos, forzándolos a salir del país, exiliándolos, persiguiéndolos
o arruinando sus reputaciones.
Una característica sorpresiva de Santa Anna es que nunca
fue sanguinario. No se le puede acusar de asesinatos políticos ni de
persecuciones cruentas. Con frecuencia utilizó el exilio como un medio para
deshacerse de sus enemigos, pero por naturaleza no fue un hombre sanguinario, salvo
en batalla.
En 1839, fue designado presidente una vez más, pero debió
renunciar 4 meses más tarde no sin desaprovechar la corta estada para
incrementar los impuestos, hostigar a sus contendores y ejercer una implacable
censura de prensa. En 1841, merced a un golpe de estado, obtuvo de nuevo la
presidencia, detentándola hasta 1853.
La de San Jacinto no fue su única ni peor derrota. Casi
logró ganar la Batalla de la Angostura, crucial
para el mantenimiento de las fronteras del noroeste mexicano, pero,
curiosamente, se retiró a punto de derrotar al general Zachary Taylor y su
ejército invasor. Después, perdió, entregó Veracruz a los yanquis, y, tras
evacuar Ciudad de México, se exilió en Colombia, dejando a EEUU dueño de
Tenochtitlan, la otrora esplendorosa capital del Imperio Azteca y el Virreinato
de Hernán Cortes.
Al final de su accidentado y largo ejercicio, México
quedó más empobrecido y endeudado que nunca; sin California, Nuevo México,
Arizona, Nevada ni Colorado, ¡la mitad de su superficie! EEUU terminó
anexionándose estos vastos territorios mediante el pago de la módica suma de 15
millones de dólares. Y no quiso seguir extendiendo más sus conquistas, pues no
creía poder controlar ni organizar a la mayoría indígena y mestiza del país.
III
Chávez fue un fenómeno telúrico, como Santa Anna y otros
caudillos desgobernantes de Iberoamérica. Maduro es, solamente, un residuo de
Chávez. La manipulación de la historia por parte de estos sujetos tampoco
resulta novedosa u original.
Ya el Ilustre
Americano, por animadversión hacia Andrés Bello y Lino Gallardo, convenció
al mundo que los autores del Himno Nacional eran Vicente Salias y José
Landaeta. A partir de Nikita Jruschov, las crónicas soviéticas se rescribieron por completo, soslayando la participación de Joseph Stalin
aún durante II Guerra Mundial, donde su liderazgo resultó más que decisivo. Por
eso Jean-Paul Sartre propone centrarse en la Literatura y no en la Historia
para conocer el pasado, pues a la última la escriben los vencedores. Humberto
Cuenca, con igual convicción, invita a investigar las noticias, que son
inmediatas y no elaboradas.
¿Como pudo un
personaje así haberse graduado en la Escuela Militar? —:
Me preguntó un viejo oficial del Ejército, que hizo la carrera desde recluta
hasta general de división.
Le respondí—: Pregúnteselo
y contésteselo usted mismo. Forma parte del karma venezolano, del cual no
sabemos cuánto falta todavía por pagar.
IV
El régimen chavista nunca fue una revolución, no porque a
los contrarrevolucionarios les tentara la desesperación y la aventura –como
afirmaba García Ponce-, sino porque las desacertadas decisiones del Primer
Mandatario, aunadas a la manifiesta incompetencia e improbidad de sus gerentes
públicos llevaron al máximo a la corrupción, el derroche, la desocupación y la
inseguridad en Venezuela. Porque casi todo lo que Chávez hizo y continúa
haciendo Maduro acercan cada vez más a Venezuela, con mayor velocidad, a la
anomia. Porque la Lucha de clases iniciada
por Chávez y mantenida por Maduro, innecesaria e injustificada, constituye una
forma solapada y oportunista de racismo, resentimiento y reconcomio,
inaceptables no sólo desde las ópticas constitucionales, éticas o religiosas,
sino también desde el punto de vista científico, merced a lo que ahora se sabe sobre
el genoma humano y el origen el hombre. Porque la depresión, incertidumbre y
temor colectivos en los cuales sumergieron al país impiden la reactivación del
aparato productivo, estimulan la exportación de capitales y únicamente dejan
como alternativas para la disidencia verdadera la conspiración o el exilio.
¿Se trata de una versión ampliada y magnificada del surrealismo criollo, como lo creen
muchos, o de una estrategia deliberada?
Voto por la segunda opción y la ubico en la Teoría
del Caos, cuya teoría, basada en la termodinámica, fuera enunciada por el
astrónomo y meteorólogo estadounidense Edward Lorenz (1917-2008). Resulta
difícil admitir que el caos, cuyo sinónimo más cercano es la anarquía, pueda
ser planificado. Empero, frente a un desorden aparente, puede que haya alguna
pauta.
La Teoría del Caos
se apoya en la idea de Destruir para
construir. Antes de activarla, deben ser tomadas las siguientes decisiones:
1.
Visionarse holísticamente
2.
Cambiarlo todo, de forma radical, brutal
y dramática
3.
Empezar de cero
4.
Enfocarse sólo en los procesos.
5.
Eliminar la división del trabajo
6.
Convertirse en generalista y dejar de
ser especialista
7.
Eliminar los roles, modelos y planes
preestablecidos
8.
Al principio, perforar de arriba abajo.
Después, hacerlo al revés
9. Adoptarla
como artículo de fe; caso contrario, dejar todo como está
Lo más negativo de la Teoría
del Caos es que su extremismo despierta irracionalidad e idolatría, conduce
a callejones sin salida y recuerda utopías como las del Ave Fénix. Algunos de sus más fanáticos seguidores
rechazan el método científico, niegan la posible evolución del hombre y
anticipan el reemplazo del ser humano por una especie de Robocop.
Chávez no fue, ciertamente el arroyuelo que fluye mansamente,
y cuya frecuencia pudo ser medida conforme a las parábolas e hipérbolas que trazaban
sus rizos; sino un chorro que se desparramó por doquier y emparamó todo a su
alrededor. De lo cual no debe inferirse la inexistencia de un patrón o la
imposibilidad de su mensura, que en este caso fueron el volumen y el período.
El volumen es el barril de petróleo y lo que Chávez pudo comprar con él. El
período, como el de Santa Anna, hasta el final de su vida.
Max Weber cree que una de las razones que legitimarían un
liderazgo como el de estos autócratas es la autoridad derivada del carisma: Se caracteriza por la devoción personal de
los seguidores a la causa del hombre, así como por su confianza en él;
traducidas en cualidades prodigiosas, heroísmo u otras virtudes excepcionales,
las cuales le convierten en Jefe. Es el efecto carismático del profeta, el
conquistador, el gran demagogo, el soberano plebiscitado y el líder
político.
V
Al lado de la masa crítica del 30% de electores que
ratificó en el 2009 su reforma a la reelección indefinida, hubo un porcentaje
igual o mayor de adversarios, apartados gracias a la conjura de Smartmatic, que
detectaron en Chávez el origen de sus penurias. Un porcentaje que fue
creciendo, silenciosamente, hasta que pudo manifestarse el 6D de 2015.
Los políticos de viejo cuño fueron eliminados por la
llamada Revolución bolivariana. No
físicamente, es cierto, pero da lo mismo. Se lamieron las heridas, apostaron al
fracaso de Chávez y Maduro. También se reagruparon en alianzas electorales, o esperan
a que les convoquen de nuevo. Es un supuesto negado, pues cuando alguien pierde
el poder, especialmente por negligencia o incompetencia, nunca lo vuelve a
recuperar.
Los líderes estudiantiles y los nuevos políticos no
comprometidos pierden el tiempo cuidando de los espacios electoralmente
conquistados y en la promoción de sus propias imágenes. Tienen que aprender la
política como lo hizo la Generación del
Veintiocho, en la calle y a los coñazos. Sólo una crisis brutal podría
destacar a alguno de ellos del montón. De lo contrario, deberían abocarse a al
trabajo de masas, lento, fastidioso y poco gratificante. Sin embargo, quienes
así lo han hecho están comenzando a cosechar los frutos de las semillas que
sembraron.
VI
Desde el comienzo del régimen, la educación pública y
privada democráticas penden de un hilo: Venezuela
necesita llevar a cabo su propia Revolución Cultural […] El primer paso es la
liquidación total del analfabetismo; el segundo la conversión de todas las
escuelas públicas en Escuelas Bolivarianas. Otros pasos son […] reeducar a los
maestros para crear una nueva mentalidad, formada en los objetivos de la
revolución […] reformar las universidades y los institutos superiores en
función de las exigencias de la transformación del país, crear una conciencia
social nueva, patriótica, culta e innovadora.
Estos preceptos, volcados en el Decreto 1011 del Proyecto
Educativo preparado por Carlos Lanz en el 2001, precipitaron la primera
rebelión contra el gobierno de Chávez, precursora del 11-A, la de los padres y
representantes que exigían su derecho a decidir sobre la clase de instrucción que
recibirían sus representados. La consigna fue entonces: ¡Con mis hijos no te metas!
Gertrudis Rodríguez, Directora de Supervisión Educativa
explicó, a través de una nota de prensa del Ministerio de Educación: Se está direccionando la formación de
supervisores docentes, donde priva la participación de asesores cubanos
ubicados por entidad. Según la comunicación, éstos no necesitan de una carrera ad-hoc ni precisan como requisito
previo el haberse desempeñado como directores de planteles, sino estar
consustanciados en la formación sociopolítica que garantice la transformación
correspondiente. Por su parte, Migdalia Pinto, Directora de Currículo, afirmó: Se quiere sensibilizar a los docentes para
trabajar en línea para impulsar a la Revolución Bolivariana.
El plan para la Educación Superior prevé dos categorías:
una similar a la de Universidad Lomonosov
de Moscú en la época de la URSS, la Universidad
Experimental de la Fuerza Armada, pudiera ser; otra equivalente a la de la Universidad Patrice Lumumba , la
Bolivariana, por ejemplo. La primera graduaría y posgraduaría a la elite
cívico-militar del régimen; la segunda adoctrinaría a sus comisarios políticos.
El resto, la autonomía universitaria y la enseñanza privada, que se jodan.
A las universidades privadas hace tiempo no se les
aprueban nuevas carreras ni posgrados. A las nacionales autónomas, se las
asfixia cerrándoles el grifo presupuestario. Mediante un reciente decreto que
las afecta gravemente, se definen como suntuarios y, por tanto, fuera de los
estimados, Internet, el transporte colectivo, los comedores estudiantiles, las
publicaciones científicas y los eventos internacionales. También ha sido
resuelta la conversión de Institutos Universitarios en Universidades Politécnicas,
siempre que éstos sean públicos, no privados, y formateen sus diseños curriculares en el marco del ideario chavista.
Por eso, en el área educativa, el desgobierno enfrenta
huelgas y manifestaciones constantes de alumnos y profesores y la resistencia
de autoridades docentes, quienes se oponen a la proletarización universitaria;
así como el rechazo frontal a los decretos y leyes que intentan cubanizar la
educación preescolar, primaria y media por la sociedad civil y sus comunidades
educativas.
A medida que fracasaban los gobiernos puntofijistas,
muchos venezolanos vieron en los milicos la reserva moral e intelectual del
país, pues, en su mayoría, eran percibidos como honestos, y se habían recibido
en las mejores universidades de Venezuela y el mundo. Las chicas de clase media
anhelaban ligarse un cadete: La Marina
tiene un barco, la Aviación tiene un avión, vamo’a ver a los cadetes que hoy
están de graduación.
Quienes visitaban Fuerte Tiuna u otra instalación militar
del país, soñaban conque aquél orden, limpieza y cuidados imperantes se
pudieran transferir al resto de los organismos y empresas estadales.
Chávez y Maduro también mataron esa ilusión. Hoy
Venezuela es uno de los países más embochinchados, inseguros y sucios del
planeta, y 80% de sus conciudadanos siguen sumidos en la marginalidad y la
ignorancia.
Sabido es que el ejercicio de la política exige
recopilación informativa, sistematización de data y decisión sobre tres
acciones: Desechar lo inservible,
reforzar lo valedero y generar mejoras e innovaciones. La mayoría de los
funcionarios de Chávez han demostrado también harta ineficiencia. Muchos de los
civiles que sirven al régimen son inexpertos, ignorantes y manifiestan insuperables
dificultades de aprendizaje. Los ejemplos en contrario sobran: Vargas sigue en
el suelo, los niños bolivarianos continúan en las calles, en Venezuela manda el
hampa.
Según el pensamiento estratégico chino que tanto elogia
el régimen: Si las instrucciones no están
claras, si las órdenes no han sido explicadas, tiene la culpa el comandante. En
cambio, si las instrucciones están claras y las órdenes han sido explicadas,
mas no se ejecutan conforme a la observancia, los oficiales son los
responsables. O como dicen los
latinistas: Nadie puede alegar en su
descargo su propia torpeza.
Hay una tecnocracia que sí habría podido levantar al
país, los posgraduados del Plan Ayacucho. Más de 30 mil de ellos se quedaron en
el exterior, no por un complot
trasnacional para hacerlos permanecer afuera, trabajando en sus especialidades,
como lo sugiere Federico Brito Figueroa, sino porque Venezuela no supo, quiso o
pudo ofrecerles opciones para desarrollar sus conocimientos localmente. El mismo Brito reconoce que, hasta mediados
de los setenta del siglo pasado, en Venezuela no se observaba el fenómeno de
sustracción de cerebros a vasta escala, pues la inteligencia criolla tenía
facilidades para asimilarse a nuestra sociedad opulenta y subdesarrollada: 22 mil
empleados de Pdvsa fueron botados de sus cargos tras el paro cívico del 2003, y
una gran porcentaje de ellos trabaja en el mundo entero, con ingresos y
condiciones de vida mejores a los que aquí tenían.
No hace falta una siniestra conjura para sustraer a
nuestros pensantes: 20% de los médicos que se gradúan en Venezuela se van a España
y otros países europeos. Los profesionales y técnicos conforman hoy una legión
de balseros del aire, pues saben que Venezuela Va de Guatemala a Guatepeor.
VII
Si se apartan los prejuicios y preconceptos sobre el
origen, el nivel educativo, la carga genética o la personalidad de Chávez o
Maduro; si se acepta como estratégico su lenguaje agresivo y procaz; si se
analizan objetivamente el desprecio, desconocimiento y violación permanentes
que demuestran hacia la Ley y la separación de los poderes; si se subsumen sus
actos dentro de los supuestos de la Teoría
del Caos, entonces y sólo entonces podrá hallarse alguna lógica dentro de
su aparente sinrazón.
Una misión y visión, con metas, objetivos, acciones,
tareas y cronogramas. Un propósito evidente de perpetuarse en el poder y hacer
del país un gueto, donde el fin justifica los medios, arruinando moral y
materialmente a la República. A lo cual se añade el crecimiento exponencial del
delirio de grandeza, como lo destacó Jesús Petit Da Costa, ex Contralor General
de la República:
EI poder enferma
la mente. El poder absoluto enloquece. La perpetuación en el poder agudiza la
enfermedad por sobredosis de adulancia, que es el tóxico más peligroso para el
cerebro. Llegado a este estado, el enfermo no tiene cura. Vive para él, sin
importarle pasar por encima de lo que sea. República, patria, territorio,
fronteras, constitución y hasta moral son sacrificados por él en función de su
permanencia en el poder.
Apenas accede el
político al poder queda expuesto al tóxico cerebral desencadenante de la
enfermedad. Surge la legión de adulantes, que integran la camarilla de
adoración perpetua. Exacerbada la adulación, entra el enfermo en la segunda
fase caricaturizada por la ideación megalomaníaca, cuyos síntomas son
considerarse infalible, jamás se equivoca, y creerse insustituible, sólo él
puede hacerlo bien.
Al continuar en
el poder desarrolla una paranoia o trastorno delirante, que corresponde a la
fase terminal e irreversible. Paranoico, sospecha de todo el que lo critique,
el que se opone a él es su enemigo personal, él está allí para una misión
histórica, para una tarea sin parangón ni antecedente que le ha sido
encomendada por la historia. Hace planes de veinte y más años para construir
una sociedad nueva y un hombre nuevo que habitan únicamente en su mente
enferma.
Por el trato que les da a quienes le sirven
incondicionalmente, además de manera paranoica, Chávez actuó y Maduro actúa
como sadomasoquistas: El sadomasoquismo
no es necesariamente cruel o violento, aunque esa sea la idea popular, debido a
que la descripción de este fenómeno proviene de escritos de ficción, casos
destacados por el sensacionalismo periodístico o patologías clínicas extremas.
Algunos sadomasoquistas lo definen como relación en la cual una pareja
consiente en que uno de los dos ejercerá mayor poder que el otro. La relación
es, pues, más de dominio-sumisión que de dolor físico. El factor de dolor o
humillación es más simbólico que real. Se trata de una especie de sexo drama,
que puede tener poder catártico.
Gracias a la exacerbación paranoica, el desgobierno se
embute en chalecos antibalas y los mandatarios sólo aparecen públicamente resguardados
por tres Círculos de seguridad, una
protección contra supuestos magnicidas.
Según algunos testigos, los Consejos de Ministros parecen
integrados por sordomudos. A quien le propone algo no consultado previamente o
pareciera salirse de su catecismo, le ironiza o, simplemente, le ridiculiza
frente a los demás, quienes aplauden como focas y celebran los gracejos y
pachoteadas. Aún su más íntimos colaboradores no están exentos de la
humillación.
Esta conducta es otro indicativo de la personalidad
sadomasoquista, y se acopla, perfectamente a una estrategia militar de la cual
se ha manifestado admirador confeso:
1. Cuando el enemigo avanza, nos retiramos.
2. Cuando el enemigo se detiene y acampa,
lo molestamos.
3. Cuando el enemigo intenta evitar la
confrontación, lo atacamos.
4. Cuando el enemigo se bate en retirada,
lo perseguimos.
Nunca se desea
destruir totalmente al adversario, pues, de hacerlo, el mandatario se quedaría
sin quien le brindan el mayor placer. Como a los estudiantes presos en las
catacumbas del Sebim. Aún después de los más duras enfrentamientos, hay una
hendija abierta para que el rebelde vuelva a caer bajo su influencia; como
sucedió con Francisco Arias Cárdenas, aunque muchos opinan que el golpista de
Maracaibo siempre fue un Caballo de
Troya.
Al identificar a muchos sadomasoquistas en puestos y
cargos de responsabilidad (banqueros, empresarios, magistrados y políticos), se
especula con la idea que la sumisión y degradación proporcionan vías de escape
de la vida pública.
El dolor y la humillación para el goce sexual puede
también ser la forma personal de expiar el placer que obtiene quien ha sido
educado donde todo lo vinculado a la sexualidad se consideraba malo y
pecaminoso, como lo ilustra la novela hecha largometraje Las 50 sombras de Grey. Y, a la inversa, es posible que el sádico refuerce
su propia estima demostrando cuán poderoso y dominante es, o dando rienda
suelta a una hostilidad que no puede liberar de otra manera.
VIII
Chávez presumía y Maduro presume de ser creyentes, mas no
se sabe de qué fe.
Chávez fue bautizado católico. Cuando se separó de María
Isabel Rodríguez, dijo ser evangélico, declaración que un rotundo desmentido de
la congregación. En privado, practicaba la santería (así lo fijo en alguno de
sus soliloquios televisivos), y se asesoraba con los babalaos cubanos. A partir
de su mandato, Venezuela se inundó de aspirantes a la santería, fácilmente
identificados, pues visten completamente de blanco, y han pedido se apruebe una
ley que les permita sacrificar animales en sus peculiares ritos.
Al igual que los santeros salieron del escaparate, las
musulmanas recorren las poblaciones de Venezuela con sus velos típicos. No es
que haya algo esencialmente malo en emplear los aperos de las liturgias en las
fechas y recintos adecuados como las fiestas patronales, las iglesias, las
mezquitas, las sinagogas y la privacidad hogareña.
Pero la proclamación pública de fe en un entorno donde, según
lo editorializó El Nacional el 11 de
abril de 2009: Se rompen relaciones con
Israel, se hostiga a los judíos indiscriminadamente y se anatemiza a los
prelados católicos por órdenes de Tarek Al Alssami, ex Ministro de Interior y
Justicia y actual gobernador de Aragua (calificado por el mismo medio como
presunta ficha del terrorismo islamista y denunciado como presunto jefe de uno
de los narcos carteles), constituye otra
provocación contra la mayoría cristiana del país, un elemento adicional que promueve
ese racismo denominado Lucha de clases, en un país que fue, hasta el
advenimiento del régimen chavista, profundamente tolerante.
IX
Obviamente Chávez y Maduro son incompetentes, mas no se
trata de una característica particular de dichos narco mandatarios. La Historia
de Venezuela está colmada de presidentes que despilfarraron o saquearon el
Tesoro Público, colocando al país al borde de la extenuación y perención. La
incompetencia presidencial ha sido la tara constante en nuestra historia.
1.
Antonio Guzmán Blanco se dejó encandilar
por las zalamerías del Príncipe de Gales y los encantos de las prostitutas
parisinas, y pactó un préstamo ruinoso para el país.
2.
En tiempos de Cipriano Castro, Venezuela
casi perdió su soberanía: La planta insolente del extranjero ha hollado el
suelo patrio… -: rezó su mejor proclama. Amenazada de disolución por las
potencias europeas, que la invadieron para cobrarse la impagable deuda legada por Guzmán, Venezuela sobrevivió a la
agresión, gracias a los buenos oficios del magnate William Randolph Hearst,
quien solicitó ante el Congreso de la Unión Americana un pronunciamiento que
obligara a los invasores a retirarse de nuestras costas o a enfrentarse a la
marina estadounidense. A Hearst y no a Marulanda habría que erigirle una
estatua, si este país fuese culto y tuviese alguna memoria.
3.
Eleazar López Contreras cedió más de 100
mil kilómetros cuadrados de territorio a Colombia, para evitarse un conflicto
vecinal.
4.
En plena II Guerra Mundial, Isaías
Medina Angarita se negó a invadir y ocupar las Antillas Neerlandesas, tal como
lo solicitaba el Departamento de Estado de EEUU, para proteger los embarques de
crudo venezolano contra los submarinos nazis. Vale la pena recordar que
Venezuela, a diferencia de Argentina, le había declarado la guerra a las
potencias del Eje, y que Holanda estaba ocupada por las tropas del III Reich.
5.
Raúl Leoni no movió un dedo para impedir
el genocidio de los aborígenes en el Esequibo. Éste fue el la fase final del
despojo territorial de más de 159 mil kilómetros cuadrados que comenzó en 1889
con el Laudo Arbitral de París, avanzó con la firma del Protocolo De Puerto
España el 18 de Junio de 1970, y se consolidó por la voluntad de Chávez, en
violación a lo establecido en el Artículo 66 de la Constitución de 1999. Entre
las cesiones territoriales concedidas por López Conteras, Caldera y Chávez –y
sin contar con la que viene del Golfo de Venezuela-, la República ha perdido
más de la tercera parte de su superficie, equivalente a casi la totalidad de la
extensión actual del Reino Unido. No existe en la Historia caso parecido, ni
siquiera en el México de Santa Anna. Los países que adicionaron o restaron
espacios a su soberanía, o los pelearon a sangre y fuego o los compraron o
vendieron.
6.
En 1976, Carlos Andrés Pérez estatizó
las empresas agroindustriales y la industria petrolera, empujando al país a un
declive todavía irreversible.
7.
Luis Herrera denunció, el día de su
posesión: Recibo un país hipotecado.
Pese a que el Congreso le aprobó la Ley de Financiamiento y su gobierno dispuso
de recursos más que suficientes para amortizar los intereses y pagar buena
parte del capital adeudado, no lo hizo. Pero sí nos plantó de bruces en el Viernes Negro, punto de partida de la
maxidevaluación monetaria y pérdida constante del poder adquisitivo del
bolívar.
8. Después
de renegociar el último empréstito internacional, con cuyo pago comprometió por
diez años el 40% de los ingresos del Estado, Lusinchi afirmó: ¡Me engañaron los banqueros!
9. Rafael
Caldera no sólo perdonó a los golpistas de 1992 antes que los hubieran
enjuiciado –con lo cual no habrían podido participar en las elecciones de
1998-, sino que se negó de plano a reformar de la Constitución de 1961 –acto
que hubiera eliminado la necesidad de convocar una Asamblea Constituyente-, la
profundización de la descentralización y el reintegro de las garantías
económicas.
A medida que el régimen fue despojándose de sus prendas
democráticas, se desveló como quien realmente es, hegemónico, absolutista y
autoritario que pretende imponer, no un marxismo trasnochado, como algunos creen,
sino un gobierno estalinista, basado ciertamente en conceptos periclitados,
pero también en propuestas en boga.
El neo-radicalismo representa la reacción contra el
desempleo, el cáncer que carcome las estructuras económicas, políticas y
sociales planetarios. Cada vez que las
acciones de una trasnacional pierden parte significativa de su valor bursátil,
la firma afectada cierra decenas de establecimientos fabriles y desocupa a miles de trabajadores, como puede
ser constatado diariamente mediante la lectura diaria de las páginas y
periódicos financieros.
A los expertos, esta práctica les parece sensata, la
describen como Reingeniería laboral y
han llegado a sistematizarla en materias de grado y posgrado. Pero, de llevarse
hasta sus últimas consecuencias, podría terminar en el absurdo de que nadie
pudiera consumir la inmensa producción global de bienes y servicios, pues no
hay sistema de seguridad social capaz de sostener, de manera indeterminada, el
paro mayoritario de su población económicamente activa. Entre 1866 y 1900, por
ejemplo, el desempleo le costó a Suecia el éxodo de 850 mil jóvenes -la quinta
parte del total de su población-, que emigró para poder sobrevivir.
Para algunos conocedores la sociedad basada en el valor
trabajo simplemente ha desaparecido, y la angustia existencial originada por el
terror nuclear se ha trastocado por el desempleo:
En vista de cómo descartan a hombres y mujeres en función
de un mercado de trabajo errático, cada vez más virtual, un mercado del cual
dependen ellos y sus vidas, pero que ya no depende de ellos; de cómo, con
frecuencia, no se les contrata ni se les volverá a contratar, y de cómo
vegetan, sobre todo los jóvenes, en un vacío sin límites, degradante, en el
cual se las ven negras; de cómo, a partir de entonces, la vida los maltrata y
se la ayuda a maltratarlos; de cómo hay algo peor que la explotación del hombre
por el hombre: la ausencia de explotación.
El neo-radicalismo no sólo cuestiona al desempleo global,
sino que agrupa ideologías tan heterogéneas como el ambientalismo, el anti-globalismo,
el espiritualismo del New Age, el fundamentalismo, el indigenismo y el
neofascismo. Sus planteamientos están de moda, ¡y lo que es moda no incomoda!
La discusión de los neo-radicales del Siglo XXI difiere
poco de las argumentaciones de los materialistas e idealistas de hace dos
siglos: ¿Dios existe o no? ¿El alma
humana trasciende o no? ¿La Humanidad tiene un origen divino o constituye una
más, entre las millones de especies vivientes, conocidas y por conocer? De
la manera como se responden estas preguntas, surgen ideologías, doctrinas y
programas políticos distintos. Para el caso da igual, pues la Historia está llena de toda suerte de
tropelías, realizadas en a favor y en contra de Dios.
Los neo-radicales constituyen una militancia en crecimiento,
que repudia la Aldea Global. Sus semejanzas son mayores que sus diferencias, lo
que les convierte en aliados estratégicos y tácticos de dictadores como Chávez.
Los indigenistas, por ejemplo, quieren recuperar lo que
poseían sus ancestros en la era
precolombina. Si esto no es posible, como no lo ha sido en EEUU, cobran las
afrentas del pasado en moneda contante y sonante. O promueven conflictos
raciales para tomar el poder. En la
actualidad, los indigenistas son el grupo neo-radical más compacto, tecnificado
y exitoso del mundo, que cuenta con mayor apoyo internacional y con recursos de
todo tipo.
Algunos neo-radicales, como los terroristas de Isis,
destruyen monumentos que una vez fueran parte de las siete maravillas del mundo
y ejecutan a los no creyentes en Alá, pues consideran a la iconografía como una
perversión y a las demás religiones como herejías.
Otros, los verdes, aprecian más a los animales en peligro
de extinción que a los humanos, pues estiman que estos últimos han demostrado
en demasía su capacidad de crecer y multiplicarse, y consideran al hombre el
gran depredador.
Los espiritualistas atacan las religiones tradicionales,
ya que consideran como verdadero reto existencial descubrir si Dios creó al cerebro, o el cerebro creó a
Dios. En cualquier caso, ninguna fe conocida puede resolverlo, y sólo la
Neuroteología o manipulación experimental del lóbulo cerebral derecho pudiera
despejar la incógnita.
Los antiglobalistas no se quedan atrás. Llenan la
primeras páginas de la prensa y televisión mundiales. Lo paradójico es que los
manifestantes de Seattle, Davós y Quebec reciben dinero de las empresas más
retrógradas, aquéllas que requieren del proteccionismo oficial de los países
industrializados para poder subsistir.
¿Y qué decir de los neofascistas? Ganan elecciones
presidenciales en Austria. Incrementan curules en Alemania. Atropellan los DDHH
de los inmigrantes en Europa. Victiman a los pied-noir en Francia. Y poseen numerosos ejércitos, armados y
disciplinados que esperan, pacientemente, por una nueva revolución.
El régimen cuenta con un proyecto geopolítico. Así como
Mussolini iba a recuperar la grandeza de la Roma Imperial para Il Faccio, Chávez
soñaba con una Gran Colombia comunista,
y, ¿por qué no?, relanzar la Revolución
Tricontinental. Por eso apoyó a las Farc, los movimientos indigenistas y al
panarabismo, los picos del izquierdismo global. Creyó en la guerra
revolucionaria y consideraba el proyecto del extinto Marulanda a la par de los
de Ho Chi Min, Fidel Castro o Mao
Zedong.
La hipótesis es que tras su zarabanda de violaciones a la
Constitución, criminalización de todas las libertades, 2.810 horas de prédica
radiotelevisiva, 475 días en el extranjero y otros variopintos impromptu, la
única variable independiente en Chávez era su delirio militarista: Crear un
Vietnam latino como el de Giap y disponer de una force de frappe propia, a la
francesa, que reprodujera exitosamente el espeluznante episodio de los misiles
rusos en Cuba de 1962. Rosales y Ledezma sirvieron de entretenimiento para
restar visibilidad a los acuerdos secretos con Irán, el armamentismo y el
cáncer guerrillero-militarista saturando el organigrama del Estado. Un delirio
anunciado por Chávez el 0-11-2005 al vicepresidente ruso Zhukov: Un día todo esto explotará […] y América Latina será lo que Rusia no pudo
ser. Aquí resurge el sueño de la URSS, y de doble componente: una
improbable guerra de guerrilla y algo tan clásico y alucinante como un déterrent.
Una tesis de fachada, el guevarista: Uno,
mil Vietnam; y otra iraní en la manga, el despliegue de una fuerza
disuasiva balística convencional, tal vez nuclear.
Guillermo García Ponce identificaba a Chávez con la
revolución castro comunista: A partir de
1966, después de su ruptura con las corrientes abstencionistas, Chávez pasó a
ser el centro dirigente del proceso revolucionario, posición acrecentada con
las victorias, la candidatura presidencial, la formación del Polo Patriótico y
el ejercicio de la Presidencia […] La concentración del poder en el liderazgo
de Chávez, en tanto que Presidente del Polo Patriótico, Presidente de la
República y Comandante Supremo de la Fuerza Armada, es una particularidad de la
Revolución Venezolana […] El reconocimiento de un sólo centro de poder, bajo la
conducción de Chávez, es un requisito indispensable para mantener la unidad y
desarrollar el proceso revolucionario.
Roberto Giusti aseveró que Chávez se dedicó a consolidar su
propuesta contra viento y marea: Chávez
está demostrando que sí sabe lo que quiere y lo sabe tan bien que desde el 6 de
diciembre de 1998 se ha dedicado al único objetivo de tomar todo el poder
[…] Aferrado a ese principio ha jugado
sin piedad con la gente, haciendo morir de rabia a algunos y de amargo desengaño
a otros. Así, en el camino, han quedado civiles y militares, hermanos del alma,
compañeros de cárcel, amigos de palos. Todos equivocados.
Pese a su declaración de fe maoísta, Chávez es un
mediocre intérprete de las doctrinas del comunismo chino: Es preciso conocer la situación no sólo antes, sino después de la
puesta en marcha de un proyecto. La manera en la cual se el mismo, desde el primer momento hasta la
última operación, contribuye al pleno conocimiento de la situación y permite el
empleo de las ventajas tácticas. Para hacerlo, hay que reexaminar si el
proyecto inicial se basó en realidades. Si no lo fue, o sólo lo fue
parcialmente, es menester asumir la experiencia recabada y decidir de nuevo,
para modificar los planteamientos originales y poder afrontar,
satisfactoriamente, las nuevas circunstancias. Casi todas las operaciones
requieren modificaciones parciales y, en algunos casos, cambios totales. El
exaltado que no quiere modificar su plan, o que negándose a cambiarlo actúa
ciegamente, acabará inevitablemente estrellándose
de cabeza contra una pared de ladrillos.
Chávez dominó a la Fuerza Armada con los fondos de Pdvsa,
bonos navideños multimillonarios para los generales y coroneles afectos,
ubicando a oficiales en gerencias claves de gran productividad (como el Setra,
el Seniat y la Diex) y cambiando constantemente de mandos. Asimismo, con un
organismo paramilitar, la Milicia, dirigido por cadetes graduados en año y
medio en lugar de cuatro, y sus camisas pardas como La Piedrita y Los Tupamaros.
Equipó y repotenció la Fuerza Armada con proveedores no tradicionales (China,
Bielorrusia y Rusia), y mandó oficiales a cursos de Estado Mayor en Cuba.
Así como la incompetencia no es exclusiva de su gobierno,
tampoco la corrupción constituye una especie de cariz degenerativo de la venezolanidad,
pero sí de la revolución. Al respecto, afirmaba Napoleón Bonaparte:
Estos
revolucionarios son insaciables, nunca tienen bastante. No pelearon más que para enriquecerse, y la
codicia se multiplica con sus adquisiciones. Si se anticipan al partido que va
a triunfar y le favorecen, es para obtener sus gracias. Destruirán después a
quien hayan elevado, tras haber recibido todas sus dádivas. Queriendo coger
siempre, también le arruinarán, luego que haya cesado de darles. Habrá siempre
un gran peligro en servirse de ellos. Pero, ¿qué haría sin los míos? Particularmente yo, que
carezco de otros apoyos. ¡Ah! Si al menos tuviese la titularidad del trono,
estos hombres no podrían venderme ni perjudicarme.
X
La democracia y el régimen son absolutamente
incompatibles. Los políticos de oposición que todavía creen en las elecciones
para mantener sus cada día más sus reducidos espacios, le hacen un flaco
servicio a la República. Se comportan como los lémures, mamíferos que sobreviven
en una isla cuyo hábitat no soporta su explosión demográfica. Cuando se ven con
el barranco al fondo, se lanzan al abismo. O son lémures, o una palabra muy
fea, colaboracionistas.
Para el humanismo, la civilización consiste en empoderar el
valor individual, intelectual y moral del ciudadano, la persona constituye el
centro de la Ley, la sociedad implica una asociación de hombres libres, de la
cual emerge el Estado. La soberanía está representada por la voluntad
mayoritaria, y por tanto, resulta esencialmente dinámica. La labor principal
del Estado es garantizar el respeto a los DDHH. Lo único que se le exige al
individuo es que se comporte como ciudadano, en reciprocidad a los derechos que
posee.
El totalitarismo aspira a imponer, por cualquier medio,
una ideología admitida como fe, repudia las libertades individuales y
representa, subsecuentemente, una doctrina antagónica al humanismo, sobre el
cual se basa el sistema democrático.
En los regímenes totalitarios lo importante no es la
persona sino el colectivo. Sólo éste posee derechos, los individuos no a menos
que la sociedad se los conceda expresamente. Quienes no aceptan como prioritario
el interés general deben ser extrañados o, sencillamente, ejecutados. La
soberanía popular resulta ficticia en ellos, pues la detenta una minoría, el cogollo
del partido, representado a su vez por su líder supremo.
El totalitarismo es siempre dictatorial u oligárquico,
mas se niega a reconocerlo e intenta presentarse como una democracia, buscando
la legalidad en el origen comicial. Sólo cuando está convencido de que el apoyo
electoral no compromete su gobernabilidad a futuro, asume la omnipotencia en
nombre del pueblo, y esto es lo que está ocurriendo ahora en Venezuela.
El totalitarismo pretende ser dueño de una verdad
incuestionable, revelada a su líder máximo. Quien no la siga, es un herético y
merece la muerte o al menos, la expulsión del colectivo o el ostracismo. Es una
ideología social, que busca un
colectivismo igualitario: allí reside la explicación de sus métodos atrabiliarios
y sanguinarios, pues debe suprimir al enemigo, tanto si su disidencia es
meramente intelectual cuanto si deriva de una toma de conciencia socioeconómica
o sociocultural.
El régimen narco chavista no es humanista sino
totalitario, demócrata sino dictatorial, socialista sino estalinista. Sus
continuas referencias al componente revolucionario del proceso, a líderes como
Castro y Mao, sus distinciones entre pobres y ricos, campesinos y
latifundistas, oligarcas y patriotas, además de inconstitucionales, ocultan en
su trasfondo la noción marxista de la lucha de clases.
El régimen es, sobre todo, predecible. Ha dicho muy bien
qué quiere, hacia dónde se dirige y cómo cree poder lograrlo. Fortaleció su
imagen mediática con asesores de primera línea, como Joao Santana, asesor de
Lula y Dilma, preso por haber participado en la estafa de Petrobras.
Al hablarle a los campesinos, el régimen promete apoyo
oficial para sus invasiones; a los desempleados, viviendas gratuitas; a los
indigentes, autoestima. A los jóvenes, idealismo y revancha. Una y otra vez
ataca al Imperio, a los traidores y apátridas trajeron pobreza y desocupación.
A quienes le siguen lealmente y le sirven de tapaderas, los utiliza en trabajos
político bien remunerados.
Sus seguidores lo
escuchan en un letargo alcohólico –antes, durante y después de cada mitin se
reparten ingentes bebidas espirituosas y bonificaciones en metálico- sintiendo
que, ¡al fin!, sus sueños se están cumpliendo, y ellos ocuparán los mejores
puestos de la revolución, despojando a los pitiyanquis
sus bienes materiales y apropiándoselos. Convencidos de sus planteamientos, se
apoderan de las plazas públicas e intentan tomar las universidades
nacionales, sintiéndose amos de las
calles, con una pasión cuya persistencia sólo los colectivos armados como la
banda de El Lucifer pueden mantener.
El Estado invade los espacios públicos y privados, y
controla sus instituciones. Los únicos obstáculos que hasta no ha podido
sortear, las piedras en sus zapatos, son los diputados de la Asamblea Nacional,
son los medios aún independientes, los estudiantes universitarios, el Cardenal
Jorge Ulrosa, la Conferencia Episcopal, y quizás la premonición de que, en
algún momento, los militares institucionalistas reaccionen. Si llega a dominar
estos íconos, obtendrá el control total del país. Y el próximo presidente será El Lucifer, o alguien por el estilo.
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