La muerte de CAP
No vamos a caer en la tentación de glorificar la figura del difunto, como es característico de la idiosincrasia venezolana. Como lo hace Jaime Escomotú, quien durante la defenestración de Carlos Andrés Pérez no levantó un dedo en su favor, pero ahora se rasga las vestiduras im memoriam como las plañideras.
CAP cometió numerosos errores y, junto a Rafael Caldera, fue solidariamente responsable de que triunfase el asalto al poder perpetrado por el Guasón y sus sicofantes del hamponato. Por omisión, comisión, negligencia, imprudencia, impericia… por lo que fuera, que no es el tema a analizar.
CAP fue la otra cara de la moneda donde se acuña hoy la efigie del Guasón. Inició la hiperkinesia presidencial, el protagonismo tercermundista y la solicitud innecesaria de créditos internacionales. Fue durante la Gran Venezuela que comenzó a perderse la República, pues nadie puede disponer de lo que posee –carro, casa, enciclopedia- hasta la cancelación de la última cuota.
Pero hay diferencias notables entre ambos líderes carismáticos.
CAP siempre fue demócrata. Le entregó elgobierno a Caldera, quien venció a Gonzalo Barrios por menos de 20 mil votos. ¿Se imaginan que algo similar ocurrise con el Guasón?
CAP fue valiente, iba de frente y daba la cara. Nunca se cebó contra sus enemigos derrotados, ni aún en los peores momentos de la lucha antiguerrillera. Optó por la recomendación castiza: Al enemigo, puente de plata. No persiguió a nadie por su ideología, origen, pertenencia a un grupo socioeconómico determinado o ideas, aunque las manifestara en su contra, de la manera más injusta, inapropiada o impertinente. A los comunistas conversos –que saltaron la talanquera por sus propias razones y no por proselitismo- los recibió con los brazos abiertos, y les confió cargos de relevancia durante sus dos mandatos.
Aunque CAP no fuera santo de nuestra devoción, tuvimos la oportunidad de hablar dos veces con él, a fondo, y de tocar algunos temas trascendentales del país. La primera fue en San Juan de Puerto Rico, en 1967, en la tasca El Cid, ubicada en el apartotel Edgewater House, donde residíamos entonces. La segunda, culminada su primera presidencia, en una fiesta de Venevisión, donde muchos invitados le trataban como si fuera portador de la peste bubónica o el sida. Porque es esa la otra especificidad filogenética venezolana: Hacer leña del árbol caído.
La conspiración coprófaga
Desde el punto de vista político y, enfocado más aún, desde la óptica de Acción Democrática, la muerte de CAP, uno de sus líderes fundadores y dos veces Presidente de Venezuela, en estos infaustos tiempos del país, ha debido ser motivo para la movilización opositora. Sin embargo, como observa mi tocayo coriano, el único gobernador que le echó pichón fue César Pérez Vivas, quien, sin ser adeco pero si su paisano, decretó duelo oficial por tres días en el Táchira. Los demás, especialmente los del Nueva Esparta y Zulia –que sí son socialdemócratas- no han dicho ni pío.
¿Y a qué atribuir el silencio en este momento clave?
Los que no cantamos en el coro la oposición tolerada, sabíamos lo que se nos venía encima, más temprano que tarde. Porque el Guasón lo había anunciado con suficiente anticipación.
El Guasón estaba cagado, desde el 2007, y se cagó aún más el 26-S. Los MUD-OS estaban y están cagados de siempre. La simbiosis de las excretas de ambos se convirtieron en matriz de opinión, logrando que el resto de los venezolanos se cagaran de guapos. Puede suene a coprofagia, pero resulta asertividad pura.
La estructura castrocomunista aprobada por la focas no sólo deviene de la voluntad de los Castro Bros yel pánico del Guasón, sino de la conchupancia de los Zapatero, Insulza, Santos y otros personajes que pretenden ser demócratas y defensores de los derechos humanos. De todos los humanos, salvo los de los venezolanos, que pestán en peores condiciones de los ET de Spielberg o los alienígenas de Roswell. La única y honrosa excepción es Sebastián Piñera. ¡Viva Chile, mierda...!
Bueno, no seguimos pues nada ganamos revolviendo más las deposiciones. Como asegura un viejo refrán catalán: Mientras más se revuelve, más hiede.
martes, 28 de diciembre de 2010
domingo, 26 de diciembre de 2010
Del buen revolucionario al salvaje completo
El 29 de agosto del 2009, publicamos una reflexiones que hoy vuelven a estar vigentes. Vamos a recordarlas.
Siempre leemos a Collete Capriles, columnista de El Nacional de Caracas. Sus artículos están muy bien escritos –mucho mejor que los de algunos opinantes de oficio-, denotan la posesión de un vasto acervo cultural, y confirman ulo que una vez nos dijo Rafael Poleo: No hay Capriles brutos, ¡todos son brillantes!
El problema de Colette es que compró la hipótesis de que no hay sino un camino para resolver la tragedia que hoy vive Venezuela, y éste pasa por la derrota electoral del Guasón.
Confunde Collette nociones bien distintas: estrategia y táctica. Para entendernos todos, pongamos un ejemplo:
Si el objetivo estratégico fuera, en algún caso, tomar la Avenida Cota Mil, la táctica nos diría cómo emplear los recursos en el teatro operativo: cuánta infantería, logística, transporte y apoyo de artillería requerimos para lograrlo, y de qué tiempo disponemos para coronar la misión.
El buen salvaje
En el 2006 se reeditó Del buen salvaje al buen revolucionario, ensayo de Carlos Rangel, ex director de la Revista Momento y conductor –junto a su cónyuge Sofía Imber- del programa Buenos Días, que convirtió Venevisión en su referencia opinática pr más de dos décadas.
La importancia del relanzamiento esta obra, publicada originalmente en 1976, se vio opacada por un alud apologético a la Revolución Bolivariana y a su caudillo máximo, así como libros de algunos opositores tolerados, de los cuales el Guasón resultó el mayor beneficiario, pues sus adversarios volvieron a caer en el juego diabólico y dialéctico donde las reglas las impone el más exitoso provocador de la política venezolana, cuyos resultados le permiten extender indefinidamente su mandato.
Amigos que no leyeron o no habían nacido cuando apareció el libro de Rangel, y que lo examinaron recientemente, concuerdan en calificar sus comentarios como anticipatorios, filosóficos y profundos. Nosotros los definimos como agudos, esclarecedores y muy actualizados. Al describir el proceso que acabó con el experimento revolucionario de Chile en 1973,y nadando contra la corriente, Rangel afirmaba:
Los sucesos que culminaron con el derrocamiento y muerte de Salvador Allende tuvieron una resonancia mundial porque se ha querido ver en ellos la prueba de que la libertad es un obstáculo para la reforma de las estructuras económicas y sociales en favor de la mayoría, y una demostración de que el sistema democrático es insincero, porque admitiría la participación de la opinión marxista en el debate político democrático, pero negaría la posibilidad del ejercicio de un poder marxista ganado por los votos, dentro de los mecanismos de la democracia. Pero tal interpretación es falsa, y logra su efecto por un audaz cambio de papeles entre el culpable y la víctima. Lo que quedó probado una vez más en Chile es algo por demás sabido: la incompatibilidad del marxismo-leninismo con la democracia.
En favor de este planteamiento, yendo mucho más atrás, a 1935, época en la cual el bacilo marxista-leninismo comenzaba a convertirse en pandemia iberoamericana, José Rafael Mendoza, profesor de Sociología en la UCV –de la cual sería su Rector más tarde-, comentaba:
En el sistema socialista el derecho de propiedad se fundamenta sobre el trabajo; luego la tierra, que no es obra humana, no puede ser de una persona, sino colectiva. El producto del trabajo puede pertenecer a un individuo o a un grupo de individuos, pero sólo en función de sus esfuerzos; el resto es de la colectividad. La propiedad se divide en propiedad de uso, que es la individual, y propiedad de explotación, que es la colectiva… La consecuencia inmediata del proceso es esterilizar la tierra, paralizar la industria, trastornar el comercio, desmoralizar la vida, ahogar la cultura, suspender la legislación y encerrar a la sociedad en una camisa de fuerza.
Es la clave para comprender las diferencias entre la propiedad privada -inserta en la Constitución vigente- y la propiedad de uso -o caramelo de cianuro que promovía la derrotada reforma del 2007, pero prevén las habilitadas Ley de Propiedad Social y sus congéneres-.
Pero hay otra pista que nos da Rangel para desechar la posibilidad de cualquier reconciliación nacional –como que vienen proponiendo tenazmente los medios independientes, los políticos opositores y los líderes estudiantiles- en el entorno actual:
Los demócratas sinceros se esfuerzan por conciliar los conflictos sociales, arbitrar transacciones que, sin ser perfectas o satisfacer por completo a las partes antagónicas, excluyan el odio y la intolerancia como motores de los actos de los individuos y los grupos, preserven la sociedad de ese juicio de Dios que es la violencia, con su consecuencia de segura victoria para el más fuerte, y opresión y exterminio igualmente seguros para el más débil.
El marxismo-leninismo exacerba la confrontación, la lucha de clases por todos los medios posibles -que fue lo que se hizo en Chile entre 1970 y 1973- hasta el día en el cual sea abolida la propiedad privada, fuente supuestamente exclusiva de todos los conflictos, desaparezcan las clases sociales, y con ellas la necesidad de toda coacción, puesto que teóricamente ya no habrá antagonismos de ningún género.
Hasta ese día mítico, cuando las fieras y los corderos anden juntos, como en el Paraíso antes de la Caída, toda conciliación será una traición, todo arreglo pacífico que no sea una astucia táctica, una demora en la marcha majestuosa e inexorable de la historia hacia su revolución.
Rangel da la estocada final a cualquier entendimiento en el último párrafo de su texto:
En seguida vendrán las quejas amargas y las protestas de fe democrática, pero estas últimas son insinceras, y la amargura es la de quienes han perdido una guerra, no la de quienes buscaron la paz. Porque la visión marxista-leninista la dio, de una vez por todas Lenin, cuando en su ejemplar de Clausewitz, el lado de la frase famosa según la cual la guerra no es sino la continuación de la política por otros medios, escribió de su puño y letra que la política es la continuación, por otros medios, de la guerra, único estado que, según él, conocerá la sociedad hasta el advenimiento del milenio marxista.
En definitiva, no hay inclusión para el buen revolucionario, pues su visión es convertirse en un hombre nuevo, en un completo salvaje.
Siempre leemos a Collete Capriles, columnista de El Nacional de Caracas. Sus artículos están muy bien escritos –mucho mejor que los de algunos opinantes de oficio-, denotan la posesión de un vasto acervo cultural, y confirman ulo que una vez nos dijo Rafael Poleo: No hay Capriles brutos, ¡todos son brillantes!
El problema de Colette es que compró la hipótesis de que no hay sino un camino para resolver la tragedia que hoy vive Venezuela, y éste pasa por la derrota electoral del Guasón.
Confunde Collette nociones bien distintas: estrategia y táctica. Para entendernos todos, pongamos un ejemplo:
Si el objetivo estratégico fuera, en algún caso, tomar la Avenida Cota Mil, la táctica nos diría cómo emplear los recursos en el teatro operativo: cuánta infantería, logística, transporte y apoyo de artillería requerimos para lograrlo, y de qué tiempo disponemos para coronar la misión.
El buen salvaje
En el 2006 se reeditó Del buen salvaje al buen revolucionario, ensayo de Carlos Rangel, ex director de la Revista Momento y conductor –junto a su cónyuge Sofía Imber- del programa Buenos Días, que convirtió Venevisión en su referencia opinática pr más de dos décadas.
La importancia del relanzamiento esta obra, publicada originalmente en 1976, se vio opacada por un alud apologético a la Revolución Bolivariana y a su caudillo máximo, así como libros de algunos opositores tolerados, de los cuales el Guasón resultó el mayor beneficiario, pues sus adversarios volvieron a caer en el juego diabólico y dialéctico donde las reglas las impone el más exitoso provocador de la política venezolana, cuyos resultados le permiten extender indefinidamente su mandato.
Amigos que no leyeron o no habían nacido cuando apareció el libro de Rangel, y que lo examinaron recientemente, concuerdan en calificar sus comentarios como anticipatorios, filosóficos y profundos. Nosotros los definimos como agudos, esclarecedores y muy actualizados. Al describir el proceso que acabó con el experimento revolucionario de Chile en 1973,y nadando contra la corriente, Rangel afirmaba:
Los sucesos que culminaron con el derrocamiento y muerte de Salvador Allende tuvieron una resonancia mundial porque se ha querido ver en ellos la prueba de que la libertad es un obstáculo para la reforma de las estructuras económicas y sociales en favor de la mayoría, y una demostración de que el sistema democrático es insincero, porque admitiría la participación de la opinión marxista en el debate político democrático, pero negaría la posibilidad del ejercicio de un poder marxista ganado por los votos, dentro de los mecanismos de la democracia. Pero tal interpretación es falsa, y logra su efecto por un audaz cambio de papeles entre el culpable y la víctima. Lo que quedó probado una vez más en Chile es algo por demás sabido: la incompatibilidad del marxismo-leninismo con la democracia.
En favor de este planteamiento, yendo mucho más atrás, a 1935, época en la cual el bacilo marxista-leninismo comenzaba a convertirse en pandemia iberoamericana, José Rafael Mendoza, profesor de Sociología en la UCV –de la cual sería su Rector más tarde-, comentaba:
En el sistema socialista el derecho de propiedad se fundamenta sobre el trabajo; luego la tierra, que no es obra humana, no puede ser de una persona, sino colectiva. El producto del trabajo puede pertenecer a un individuo o a un grupo de individuos, pero sólo en función de sus esfuerzos; el resto es de la colectividad. La propiedad se divide en propiedad de uso, que es la individual, y propiedad de explotación, que es la colectiva… La consecuencia inmediata del proceso es esterilizar la tierra, paralizar la industria, trastornar el comercio, desmoralizar la vida, ahogar la cultura, suspender la legislación y encerrar a la sociedad en una camisa de fuerza.
Es la clave para comprender las diferencias entre la propiedad privada -inserta en la Constitución vigente- y la propiedad de uso -o caramelo de cianuro que promovía la derrotada reforma del 2007, pero prevén las habilitadas Ley de Propiedad Social y sus congéneres-.
Pero hay otra pista que nos da Rangel para desechar la posibilidad de cualquier reconciliación nacional –como que vienen proponiendo tenazmente los medios independientes, los políticos opositores y los líderes estudiantiles- en el entorno actual:
Los demócratas sinceros se esfuerzan por conciliar los conflictos sociales, arbitrar transacciones que, sin ser perfectas o satisfacer por completo a las partes antagónicas, excluyan el odio y la intolerancia como motores de los actos de los individuos y los grupos, preserven la sociedad de ese juicio de Dios que es la violencia, con su consecuencia de segura victoria para el más fuerte, y opresión y exterminio igualmente seguros para el más débil.
El marxismo-leninismo exacerba la confrontación, la lucha de clases por todos los medios posibles -que fue lo que se hizo en Chile entre 1970 y 1973- hasta el día en el cual sea abolida la propiedad privada, fuente supuestamente exclusiva de todos los conflictos, desaparezcan las clases sociales, y con ellas la necesidad de toda coacción, puesto que teóricamente ya no habrá antagonismos de ningún género.
Hasta ese día mítico, cuando las fieras y los corderos anden juntos, como en el Paraíso antes de la Caída, toda conciliación será una traición, todo arreglo pacífico que no sea una astucia táctica, una demora en la marcha majestuosa e inexorable de la historia hacia su revolución.
Rangel da la estocada final a cualquier entendimiento en el último párrafo de su texto:
En seguida vendrán las quejas amargas y las protestas de fe democrática, pero estas últimas son insinceras, y la amargura es la de quienes han perdido una guerra, no la de quienes buscaron la paz. Porque la visión marxista-leninista la dio, de una vez por todas Lenin, cuando en su ejemplar de Clausewitz, el lado de la frase famosa según la cual la guerra no es sino la continuación de la política por otros medios, escribió de su puño y letra que la política es la continuación, por otros medios, de la guerra, único estado que, según él, conocerá la sociedad hasta el advenimiento del milenio marxista.
En definitiva, no hay inclusión para el buen revolucionario, pues su visión es convertirse en un hombre nuevo, en un completo salvaje.
sábado, 25 de diciembre de 2010
Carta abierta al TARP
Apreciado Raúl:
Sé que vos tenéis miedo. Yo también, es lo normal, pertenece al software de arranque del ser humano. Sólo carecen de él los orates.
Si recuerdas a tus maestros del lustro que pasaste en la Naval, alguno de ellos te ha debido hablar del culillo en batalla. Los combatientes se cagan, se mean en los pantalones, y ninguno de sus jefes toma en cuenta sus reacciones. Son naturales.
Yo no tengo miedo, simplemente he caído en una profunda melancolía.
Raúl, te llama TA – “trabajador académico”- porque ya no eres “profesor”. Las focas nos jodieron. ¡Mira que a mí me encantaba el título de “profesor”, me lo gané dando clases antes de graduarme de Bachiller!
Como TA, estás expuesto a la “Revolución Cultural”. Te pueden poner un gorro de Mickey Mouse, embadurnar con brea y cubrirte con plumas de pollos importados del Brasil. Sucedió en China y Cuba, excepto que los palmípedos eran locales.
Ahora tendrás que limitar tu cátedra de Economía a Adam Smith, sin profundizar. La canalla comunista que nos desgobierna carece de conocimientos más allá de él. Y la de Metodología, al 18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte. Si alguno de tus alumnos –no sé si ahora habrá que llamarlos “camaradas” o “compañeros”- recomiéndales a Gramsci, y deja que se enreden ellos solos.
Te prometo que, antes de que termine el 2010, buscaré en el maletero un libro de Giordani, para regalárselo a tu alumno más aventajado. A mi lo que me provoca es agarrar toda esa mierda, y hacer una gran hoguera, como en Farenheit 451, temperatura a la cual se quema el papel.
Lo que me preocupa, Raúl, es que pierdas tu sentido maracucho del humor. Que ya no digas que te fuiste de la UNEFA porque no te pagaron en 11 meses. Que el Almirante-Rector huyó del país o se radicó en otro, con los sueldos de los TA. Que los ascensores no funcionaban, que los baños tampoco y que a las estudiantes se las violaban en el estacionamiento. Donde, asimismo, se hurtaban los carros y las motos.
¡Qué coño! Admite, antes de que sea demasiado tarde, que fue una visión poética, esto es, subjetiva, de la realidad, del socialismo científico.
Mi querido amigo y ahora “trabajador académico”, me harás falta. Porque, para quienes no lo saben, además de TA, eres poeta –y de los buenos, lde los que os que riman, y no como los de la Revolución-.
¿Qué te puedo decir de los líderes opositores? Que les den por el culo. Perdóname el lenguaje crudo, mas corresponde a una anécdota de vida. La primera –y única vez- que fui a Sevilla, andaba en carro. Sevilla –como sabes- , tiene una vía principal, con redomas de vez en cuando. Andaba buscando un hotel, y le pregunté a un Guardia Civil:
⎯ Señor, ¿dónde queda el Hotel Europa?
⎯ Pues mire usted, usted, amigo. Siga tres redomas, y a las dos primeras, que les den por el culo. A la tercera no, pues en esa, precisamente, usted cruzará a la izquierda, y, a 100 metros, encontrará su hotel
Feliz Navidad TARP. Y que Dios te bendiga.
Sé que vos tenéis miedo. Yo también, es lo normal, pertenece al software de arranque del ser humano. Sólo carecen de él los orates.
Si recuerdas a tus maestros del lustro que pasaste en la Naval, alguno de ellos te ha debido hablar del culillo en batalla. Los combatientes se cagan, se mean en los pantalones, y ninguno de sus jefes toma en cuenta sus reacciones. Son naturales.
Yo no tengo miedo, simplemente he caído en una profunda melancolía.
Raúl, te llama TA – “trabajador académico”- porque ya no eres “profesor”. Las focas nos jodieron. ¡Mira que a mí me encantaba el título de “profesor”, me lo gané dando clases antes de graduarme de Bachiller!
Como TA, estás expuesto a la “Revolución Cultural”. Te pueden poner un gorro de Mickey Mouse, embadurnar con brea y cubrirte con plumas de pollos importados del Brasil. Sucedió en China y Cuba, excepto que los palmípedos eran locales.
Ahora tendrás que limitar tu cátedra de Economía a Adam Smith, sin profundizar. La canalla comunista que nos desgobierna carece de conocimientos más allá de él. Y la de Metodología, al 18 Brumario de Luis Napoleón Bonaparte. Si alguno de tus alumnos –no sé si ahora habrá que llamarlos “camaradas” o “compañeros”- recomiéndales a Gramsci, y deja que se enreden ellos solos.
Te prometo que, antes de que termine el 2010, buscaré en el maletero un libro de Giordani, para regalárselo a tu alumno más aventajado. A mi lo que me provoca es agarrar toda esa mierda, y hacer una gran hoguera, como en Farenheit 451, temperatura a la cual se quema el papel.
Lo que me preocupa, Raúl, es que pierdas tu sentido maracucho del humor. Que ya no digas que te fuiste de la UNEFA porque no te pagaron en 11 meses. Que el Almirante-Rector huyó del país o se radicó en otro, con los sueldos de los TA. Que los ascensores no funcionaban, que los baños tampoco y que a las estudiantes se las violaban en el estacionamiento. Donde, asimismo, se hurtaban los carros y las motos.
¡Qué coño! Admite, antes de que sea demasiado tarde, que fue una visión poética, esto es, subjetiva, de la realidad, del socialismo científico.
Mi querido amigo y ahora “trabajador académico”, me harás falta. Porque, para quienes no lo saben, además de TA, eres poeta –y de los buenos, lde los que os que riman, y no como los de la Revolución-.
¿Qué te puedo decir de los líderes opositores? Que les den por el culo. Perdóname el lenguaje crudo, mas corresponde a una anécdota de vida. La primera –y única vez- que fui a Sevilla, andaba en carro. Sevilla –como sabes- , tiene una vía principal, con redomas de vez en cuando. Andaba buscando un hotel, y le pregunté a un Guardia Civil:
⎯ Señor, ¿dónde queda el Hotel Europa?
⎯ Pues mire usted, usted, amigo. Siga tres redomas, y a las dos primeras, que les den por el culo. A la tercera no, pues en esa, precisamente, usted cruzará a la izquierda, y, a 100 metros, encontrará su hotel
Feliz Navidad TARP. Y que Dios te bendiga.
lunes, 20 de diciembre de 2010
La pradera está seca
Dentro de 24 días arribaremos al 53º aniversario del derrocamiento de Marcos Pérez Jiménez, cuyo proyecto, el Nuevo Ideal Nacional, terminó por agotarse, y generó una insurgencia civil donde participaron los estudiantes, el pueblo de Caracas y las fuerzas vivas de Venezuela.
Como nos lo comentara Jesús Petit Da Costa, los oficiales del entorno íntimo de Pérez Jiménez, ante su decisión de exilarse, formaron una primera Junta de Gobierno, la cual incluía al Turco Casanova, compadre del dictador, Abel Romero Villate, uno de sus más fieles coroneles y Wolfgang Larrazábal, el militar de más alto grado en su época, y solidario camarada del autócrata en los golpes que efectúo desde 1945.
La sociedad civil logró la renuncia de Casanova y Romero. El Almirante Larrazábal se mantuvo Presidente de la Junta por el apoyo de Unión Republicana Democrática –URD-, cuyos dirigentes fueron muy activos durante la resistencia, y el empresariado logró incluir a Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, respetados en su gremio y queridos por el resto de la comunidad.
La posición de Larrazábal no sólo se convirtió en su activo personal –fue candidato a la Presidencia de la República durante las primeras elecciones libres, y terminó su carrera política como senador por Acción Democrática, a cuyos militantes confrontó desde 1948 hasta 1957-, sino que, asimismo, resultó la tabla de salvación para la mayoría de la oficialidad perezjimenista, con una o dos excepciones, entre ellas la del Coronel Hugo Trejo, quien aseveró: Me calé 10 años de dictadura, y no aguanté ni 3 meses de democracia…
Enfocado desde esta óptica el 23-E no hubo un golpe de Estado, en el sentido lato definido por el DRAE: Una medida grave y violenta por la cual se toman los poderes del Estado, usurpando las atribuciones de otros. Ni tampoco en su contextualización estricta: Una usurpación violenta e ilegal del poder de un país por parte de un grupo. Tampoco en su marco jurídico: Una acción que viola y vulnera la legalidad institucional vigente en un país.
No hubo golpe el 23-E, porque Pérez Jiménez se cayó solito.
Ante la disyuntiva de enfrentar a largo plazo a un pueblo que ya no le quería, y penalizar a miles de oficiales que conspiraban abierta o solapadamente contra él, tomó las de Villadiego.
Tampoco hubo golpe el 11-S contra el Guasón. Un golpe requiere planificación y programa para el día después. En ambos casos, a los jerarcas militares, los resultados de la insurgencia civil les tomaron de sorpresa.
La diferencia entre los oficiales del 23-E y el 11-S es que los primeros conocían de historia, y los segundos o no la leyeron o no la entendieron. El Guasón estaba tan tumbado el 11-S como Pérez Jiménez el 23-E. Pero, evidentemente, Raúl Isaías Baduel carecía de la visión de Wolfgang Larrazábal. Y, por supuesto, tampoco el General Culillo estaba a la altura del almirante.
Mientras, desde el mismo 23-E, los partidos que combatieron a Pérez Jiménez movilizaron a la población, desde el 11-S los políticos opositores comenzaron a urdir estrategias para desmovilizarla. Pese a lo cual, como lo destaca Petit Da Costa en su última entrega de La Razón, la sociedad civil se mantuvo activada hasta el 2004. A partir de ese año, el asunto pasó a manos de la Des-Coordinadora Democrática, precursora de la actual MUD-A.
La Des-Coordinadora urgió al pueblo a volver a la excesiva normalidad –sic José V. Rangel-, que ella acabaría con el Guasón profesional, pacífica y democráticamente. Y se dejó meter a las quintas columnas de Bill Carter –recomendado por Fidel, pues el ex presidente estadounidense fue artífice del reestablecimiento de relaciones entre La Habana y Washington- y César Gaviria –quien pensando en Colombia en concreto y no en la democracia en abstracto, consideró prudente darle un tente acá al que les contamos-.
De ahí en adelante, el Guasón no perdió una, pues su única derrota –una victoria de mierda, se la arrebató dos meses más tarde ala oposición. Victoria pírrica lograda con la irremediable pérdida de RCTV, y merced a la actitud férrea de los estudiantes, despolitizados y conducidos por chamos tan jojotos como ellos.
Mas observamos un cambio de actitud, aún en deshojadores de margaritas como el amigo Fausto Masó. Ya no es tan vehemente defendiendo la actuación de los mud-os. Considera hoy, más bien, que estaríamos peor sin ellos. Como la conocida cuña de una aseguradora que, refiriéndose a su póliza, asegura: Es preferible no necesitarla que no tenerla.
Como críticos férreos de los yerros de la oposición, puesto que el Guasón ha hecho y deshecho todo lo prometido desde 1992, lo único que le rogamos es que aparten a un lado la retórica y hablen claro. No que desvelen sus estrategias, sino que llamen al pan, pan y al vino, vino. Nos lo merecemos, todos los venezolanos, y mucho sabríamos agradecérselos ante los caminos siempre inciertos del porvenir.
En diciembre de 1957 contábamos 17 abriles. En diciembre de 2010, casi 70. En las dos oportunidades, más por instinto que por información precisa –no la tuvimos entonces, no la tenemos ahora- percibimos que el fuego crepitaba bajo el suelo, y bastaba un chispazo para que subiera a la superficie. Y, con todo lo que ha llovido en este cruel invierno, la pradera está seca.
PS: Pese a nuestra reciente determinación de no tocar más temas políticos y aprovechando que aún la Ley de Censura no está vigente, dedicamos este blog al tema en cuestión.
Como nos lo comentara Jesús Petit Da Costa, los oficiales del entorno íntimo de Pérez Jiménez, ante su decisión de exilarse, formaron una primera Junta de Gobierno, la cual incluía al Turco Casanova, compadre del dictador, Abel Romero Villate, uno de sus más fieles coroneles y Wolfgang Larrazábal, el militar de más alto grado en su época, y solidario camarada del autócrata en los golpes que efectúo desde 1945.
La sociedad civil logró la renuncia de Casanova y Romero. El Almirante Larrazábal se mantuvo Presidente de la Junta por el apoyo de Unión Republicana Democrática –URD-, cuyos dirigentes fueron muy activos durante la resistencia, y el empresariado logró incluir a Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, respetados en su gremio y queridos por el resto de la comunidad.
La posición de Larrazábal no sólo se convirtió en su activo personal –fue candidato a la Presidencia de la República durante las primeras elecciones libres, y terminó su carrera política como senador por Acción Democrática, a cuyos militantes confrontó desde 1948 hasta 1957-, sino que, asimismo, resultó la tabla de salvación para la mayoría de la oficialidad perezjimenista, con una o dos excepciones, entre ellas la del Coronel Hugo Trejo, quien aseveró: Me calé 10 años de dictadura, y no aguanté ni 3 meses de democracia…
Enfocado desde esta óptica el 23-E no hubo un golpe de Estado, en el sentido lato definido por el DRAE: Una medida grave y violenta por la cual se toman los poderes del Estado, usurpando las atribuciones de otros. Ni tampoco en su contextualización estricta: Una usurpación violenta e ilegal del poder de un país por parte de un grupo. Tampoco en su marco jurídico: Una acción que viola y vulnera la legalidad institucional vigente en un país.
No hubo golpe el 23-E, porque Pérez Jiménez se cayó solito.
Ante la disyuntiva de enfrentar a largo plazo a un pueblo que ya no le quería, y penalizar a miles de oficiales que conspiraban abierta o solapadamente contra él, tomó las de Villadiego.
Tampoco hubo golpe el 11-S contra el Guasón. Un golpe requiere planificación y programa para el día después. En ambos casos, a los jerarcas militares, los resultados de la insurgencia civil les tomaron de sorpresa.
La diferencia entre los oficiales del 23-E y el 11-S es que los primeros conocían de historia, y los segundos o no la leyeron o no la entendieron. El Guasón estaba tan tumbado el 11-S como Pérez Jiménez el 23-E. Pero, evidentemente, Raúl Isaías Baduel carecía de la visión de Wolfgang Larrazábal. Y, por supuesto, tampoco el General Culillo estaba a la altura del almirante.
Mientras, desde el mismo 23-E, los partidos que combatieron a Pérez Jiménez movilizaron a la población, desde el 11-S los políticos opositores comenzaron a urdir estrategias para desmovilizarla. Pese a lo cual, como lo destaca Petit Da Costa en su última entrega de La Razón, la sociedad civil se mantuvo activada hasta el 2004. A partir de ese año, el asunto pasó a manos de la Des-Coordinadora Democrática, precursora de la actual MUD-A.
La Des-Coordinadora urgió al pueblo a volver a la excesiva normalidad –sic José V. Rangel-, que ella acabaría con el Guasón profesional, pacífica y democráticamente. Y se dejó meter a las quintas columnas de Bill Carter –recomendado por Fidel, pues el ex presidente estadounidense fue artífice del reestablecimiento de relaciones entre La Habana y Washington- y César Gaviria –quien pensando en Colombia en concreto y no en la democracia en abstracto, consideró prudente darle un tente acá al que les contamos-.
De ahí en adelante, el Guasón no perdió una, pues su única derrota –una victoria de mierda, se la arrebató dos meses más tarde ala oposición. Victoria pírrica lograda con la irremediable pérdida de RCTV, y merced a la actitud férrea de los estudiantes, despolitizados y conducidos por chamos tan jojotos como ellos.
Mas observamos un cambio de actitud, aún en deshojadores de margaritas como el amigo Fausto Masó. Ya no es tan vehemente defendiendo la actuación de los mud-os. Considera hoy, más bien, que estaríamos peor sin ellos. Como la conocida cuña de una aseguradora que, refiriéndose a su póliza, asegura: Es preferible no necesitarla que no tenerla.
Como críticos férreos de los yerros de la oposición, puesto que el Guasón ha hecho y deshecho todo lo prometido desde 1992, lo único que le rogamos es que aparten a un lado la retórica y hablen claro. No que desvelen sus estrategias, sino que llamen al pan, pan y al vino, vino. Nos lo merecemos, todos los venezolanos, y mucho sabríamos agradecérselos ante los caminos siempre inciertos del porvenir.
En diciembre de 1957 contábamos 17 abriles. En diciembre de 2010, casi 70. En las dos oportunidades, más por instinto que por información precisa –no la tuvimos entonces, no la tenemos ahora- percibimos que el fuego crepitaba bajo el suelo, y bastaba un chispazo para que subiera a la superficie. Y, con todo lo que ha llovido en este cruel invierno, la pradera está seca.
PS: Pese a nuestra reciente determinación de no tocar más temas políticos y aprovechando que aún la Ley de Censura no está vigente, dedicamos este blog al tema en cuestión.
sábado, 18 de diciembre de 2010
Se limitaron a aplaudir, como focas.
Parte II de: El hombre que le decretó la guerra a su nación
La calle del hambre
En el blog publicado ayer, recordábamos cómo Yosif Stalin se convirtió en el hombre que le decretó la guerra a su nación, y cómo, en un primer e incompleto balance de esta confrontación, hubo entre 4,5 y 5 millones de bajas fatales, la destrucción de las tierras fértiles de Ucrania y la miseria de más de 130 millones de habitantes del medio rural. En cifras más comprensibles, el ciudadano de a pié pasó de consumir de 75 a 24 Kg anualmente, y de ganar de 89 a 24 rublos mensualmente. Cambió las proteínas animales por papas y panes –cuando se conseguían, que no era siempre-.
Mientras tanto, Stalin avanzaba y retrocedía –aparentemente- en el proceso maldito. Decía, por ejemplo, que no todos los kulaks debían de ser ejecutados, pues a quienes contaran con algún en el Ejército Rojo, se les deberían devolver sus propiedades, por lo menos hasta las 32 hectáreas, así como sus bestias y enseres. Cosa que, por supuesto, raras veces ocurría, ya que Moscú se encuentra muy alejado del campo.
Los enemigos de la Revolución
Alentaba un día a los intelectuales para que se pronunciaran contra el viejo orden zarista, y al otro les castigaba por haberse atrevido a criticar el grandioso pasado de la Madre Patria. En poco tiempo, logró convertir a los medios masivos en papeles que nada importante señalaban, pues los escritores tenían miedo de meter la pata, sin saber en qué o por qué se equivocaban.
Su proyecto se centraba en la industria pesada, particularmente en la armamentista, pues consideraba la URSS se había quedado inerme frente al desarrollo de los países que la rodeaban, y que, por ser capitalistas, eran sus enemigos declarados. Apreciación por demás absurda, pues, ¿cómo podía calificarse de inerme a un Imperio terrófago que se había tragado estados nacionales y regiones completas a lo ancho y largo de Asia y Europa?
El espionaje como modus vivendi
Aunque ya ejercía el control absoluto sobre los órganos centrales del Partido, construyó la maquinaria que le permitía ejercer doble y triple vigilancia sobre ellos. Cualquier funcionario importante podía estar seguro de que, en algún lugar de la Secretaria, había un agente que le vigilaba y anotaba en un expediente sus opiniones y actitudes. Incluso a sus colaboradores más leales, como Grigoriy Ordzhonikize o Lazar Kaganovich, les grababa todo lo que decían. Así, el espionaje dejó de ser rasgo del sistema y se convirtió en forma habitual de su existencia.
A través de este recurso, acabó con más de medio centenar de sus camaradas de los primeros tiempos, sin importarle cuán lejos habían llegado. A algunos los humillaba, aunque le lamieran las botas, y luego los desterraba o enviaba a campos de prisioneros. A otros, los molía a palos en los sótanos de la tenebrosa GPU. Hizo una purga, y ordenó la ejecución sumaria de 35 mil oficiales del Ejército Rojo.
Las mortales hambrunas de las provincia lograron el éxodo masivo de millones de campesinos a las ciudades. Allí esperaban ser enganchados en trabajos para los cuales no calificaban. Esta sobrepoblación de marginales ocasionó un déficit de viviendas nunca imaginado, y a su vez motivó la política de expropiaciones de casas y apartamentos urbanos o, en el mejor de los casos, el acomodo de los sin techo en los hogares de las familias a las cuales le sobraban cuartos.
La prohibición al libre tránsito
Asimismo, obligó al Estado a crear una cédula de identidad que prohibía el libre tránsito por la URSS, y residenciarse en lugares distintos al domicilio original de los transeúntes, quienes sólo podían desplazarse mediante salvoconductos expedidos por las comunas, donde figuraban las razones de cada viaje y la duración de la permanencia.
El culpable no soy yo, es el otro
Mientras todo ello ocurría, Stalin estaba convencido de que la aceleración del socialismo era un éxito, y se negaba a escuchar cualquier objeción al respecto. Si algo fallaba, no era por su causa, sino por la ineptitud, incompetencia o mala fe del otro, quien cargaba con la culpa y hasta pagaba con su vida por ello. Por eso, ninguno de los 2 mil delegados al Parlamento Soviético expresó jamás desaprobación por las medidas del tirano comunista y sus resultados catastróficos.
Se limitaron a aplaudir, como focas.
PS: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
La calle del hambre
En el blog publicado ayer, recordábamos cómo Yosif Stalin se convirtió en el hombre que le decretó la guerra a su nación, y cómo, en un primer e incompleto balance de esta confrontación, hubo entre 4,5 y 5 millones de bajas fatales, la destrucción de las tierras fértiles de Ucrania y la miseria de más de 130 millones de habitantes del medio rural. En cifras más comprensibles, el ciudadano de a pié pasó de consumir de 75 a 24 Kg anualmente, y de ganar de 89 a 24 rublos mensualmente. Cambió las proteínas animales por papas y panes –cuando se conseguían, que no era siempre-.
Mientras tanto, Stalin avanzaba y retrocedía –aparentemente- en el proceso maldito. Decía, por ejemplo, que no todos los kulaks debían de ser ejecutados, pues a quienes contaran con algún en el Ejército Rojo, se les deberían devolver sus propiedades, por lo menos hasta las 32 hectáreas, así como sus bestias y enseres. Cosa que, por supuesto, raras veces ocurría, ya que Moscú se encuentra muy alejado del campo.
Los enemigos de la Revolución
Alentaba un día a los intelectuales para que se pronunciaran contra el viejo orden zarista, y al otro les castigaba por haberse atrevido a criticar el grandioso pasado de la Madre Patria. En poco tiempo, logró convertir a los medios masivos en papeles que nada importante señalaban, pues los escritores tenían miedo de meter la pata, sin saber en qué o por qué se equivocaban.
Su proyecto se centraba en la industria pesada, particularmente en la armamentista, pues consideraba la URSS se había quedado inerme frente al desarrollo de los países que la rodeaban, y que, por ser capitalistas, eran sus enemigos declarados. Apreciación por demás absurda, pues, ¿cómo podía calificarse de inerme a un Imperio terrófago que se había tragado estados nacionales y regiones completas a lo ancho y largo de Asia y Europa?
El espionaje como modus vivendi
Aunque ya ejercía el control absoluto sobre los órganos centrales del Partido, construyó la maquinaria que le permitía ejercer doble y triple vigilancia sobre ellos. Cualquier funcionario importante podía estar seguro de que, en algún lugar de la Secretaria, había un agente que le vigilaba y anotaba en un expediente sus opiniones y actitudes. Incluso a sus colaboradores más leales, como Grigoriy Ordzhonikize o Lazar Kaganovich, les grababa todo lo que decían. Así, el espionaje dejó de ser rasgo del sistema y se convirtió en forma habitual de su existencia.
A través de este recurso, acabó con más de medio centenar de sus camaradas de los primeros tiempos, sin importarle cuán lejos habían llegado. A algunos los humillaba, aunque le lamieran las botas, y luego los desterraba o enviaba a campos de prisioneros. A otros, los molía a palos en los sótanos de la tenebrosa GPU. Hizo una purga, y ordenó la ejecución sumaria de 35 mil oficiales del Ejército Rojo.
Las mortales hambrunas de las provincia lograron el éxodo masivo de millones de campesinos a las ciudades. Allí esperaban ser enganchados en trabajos para los cuales no calificaban. Esta sobrepoblación de marginales ocasionó un déficit de viviendas nunca imaginado, y a su vez motivó la política de expropiaciones de casas y apartamentos urbanos o, en el mejor de los casos, el acomodo de los sin techo en los hogares de las familias a las cuales le sobraban cuartos.
La prohibición al libre tránsito
Asimismo, obligó al Estado a crear una cédula de identidad que prohibía el libre tránsito por la URSS, y residenciarse en lugares distintos al domicilio original de los transeúntes, quienes sólo podían desplazarse mediante salvoconductos expedidos por las comunas, donde figuraban las razones de cada viaje y la duración de la permanencia.
El culpable no soy yo, es el otro
Mientras todo ello ocurría, Stalin estaba convencido de que la aceleración del socialismo era un éxito, y se negaba a escuchar cualquier objeción al respecto. Si algo fallaba, no era por su causa, sino por la ineptitud, incompetencia o mala fe del otro, quien cargaba con la culpa y hasta pagaba con su vida por ello. Por eso, ninguno de los 2 mil delegados al Parlamento Soviético expresó jamás desaprobación por las medidas del tirano comunista y sus resultados catastróficos.
Se limitaron a aplaudir, como focas.
PS: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
viernes, 17 de diciembre de 2010
El hombre que le decretó la guerra a su nación
En 1933, la vizcondesa Nancy Witcher Astor, con la impertinencia y prepotencia propias de alguien con todo el dinero y poder del mundo,nacida de familia rica en EEUU y electa primera mujer al Parlamento Británico, le preguntó al hijo del zapatero remendón de Georgia, Yosif Stalin: ¿Hasta cuándo va a seguir matando gente? Y el sicópata, amo de Rusia, sin alterarse ni enojarse, le respondió: Hasta que sea necesario.
No se refería Lady Astor a la Revolución Bolchevique, ganada mucho antes de 1918, cuando el zarismo dejó de ser un proyecto político y las locuras cortesanas de Rasputín se convirtieron en comidilla y hazmerreír de la plebe, sino a los productores agropecuarios, especialmente los kulaks, término peyorativo usado en el argot soviético que designaba, al principio, a los antiguos latifundistas, pero cuyo significado se extendió para descalificar como enemigos del pueblo a todos los que no se acogieran al modelo del koljós, o granja colectiva y la prioridad era abastecer al Comité Central del PC para generar divisas y alimentar a los obreros. Granjas dirigidas por comunas, cuyos jefes eran el delegado local de la policía secreta –GPU-, el comisario político designado por el PC y el comandante del Ejército Rojo.
Para Stalin, el capitalismo era su enemigo, fuese interior o exterior, y la mentalidad comunista -no sólo la del sátrapa ruso- siempre fue esquizofrénica: El enemigo se encuentra debilitado, dividido y condenado por las fuerzas la historia, y, sin embargo, se muestra infinitamente peligroso y colmado de recursos.
Según Adam Ulam, quien publicó la mejor biografía de Stalin en 1975, así pensaba el tirano: La clase rectora capitalista es necia e irracional. ¿Por qué no se unieron las potencias capitalistas para ahogar al incipiente estado comunista, en vez de seguir luchando por unos cuantos kilómetros cuadrados en el Oeste? ¿Por qué permitieron que el experimento soviético prosperara en vigor y estabilidad? ¿Por qué reconocieron a la URSS, comerciaron con ella, y dejaron que sus científicos e ingenieros coadyuvasen en su industrialización?
Empero, persistía la constante amenaza de intervención capitalista, y todo conflicto interno en la URSS era fruto de las conjuras burguesas. Cualquier extranjero en Rusia, incluidos los simpatizantes de la dictadura, era potencialmente un espía. Esperanza y temor se mezclan en esta visión surrealista del conflicto internacional.
Occidente estaba a punto de subsumirse en nuevas y terribles guerras: Alemania contra Francia, Japón contra EEUU, o bien –como lo sostenían algunos analistas soviéticos- de pelear con el Reino para tragarse Imperio.
Pero, después, estas placenteras visiones se desvanecían y sustituían, para ser reemplazadas por una pesadilla, en la cual los capitalistas actuaban concertadamente contra la URSS: Los japoneses invadían por el Este y se desataban insurgencias en Ucrania y Bielorrusia en el Oeste, apoyadas por una invasión polaca. patrocinada por los franceses. Los británicos provocaban desde la India una insurrección musulmana en el Asia Central.
Tras la abolición de la servidumbre por Alejandro II a finales del siglo XIX se liberó a veintidós millones y medio de siervos de la gleba, creándose al campesinado como estructura social.
En 1906 Piotr Stolypin reformó nuevamente el status quo, para crear campesinos prósperos que apoyaran al Zar. En 1912, el 16% de los granjeros rusos tenía al menos 32 hectáreas por fundo, límite a partir del cual aparecía el latifundio. El campesinado se dividió en grudpos socioeconómicos: pobres, clase media y kulaks. Además, los sin tierra.
Tras la Revolución, los bolcheviques confiscaron las propiedades de la nobleza y los kulaks, estatizándolas, y repartiendo las tierras entre los agricultores o la continuidad de la propiedad. Con el tiempo algunos campesinos consiguieron prosperar, y conformaban entre el 5 y el 7% de la población.
Los nuevos campesinos, fueron considerados como burguesía agraria, y se decretó la colectivización forzosa, acelerada y total en 1929. Los campesinos reaccionaron ante las confiscaciones y la pérdida de sus animales de cría y labranza, convirtiéndose en un peligro intolerable para la tiranía comunista.
La confrontación redujo la producción agroindustrial a niveles nunca antes registrados, sumió en la más abyecta miseria a 130 millones de personas que habitaban el medio rural, convirtió en estepas a los suelos de Ucrania otrora el Granero de Europa- y provocó el genocidio de entre 4,5 y 5 millones de personas, cantidad que permanece oculta pues nunca hubo cifras oficiales al respecto.
Stalin, astuto, inteligente y malvado como era, tuvo su Talón de Aquiles: era un ignorante completo en Economía. Además, traicionó el espíritu de la Constitución Soviética y la memoria de su maestro Lenin, ya que éste creía que la colectivización debería ser voluntaria y no impuesta.
Al estampar el primer plan quinquenal de la URSS, en 1929, Stalin decretó la guerra contra su pueblo –según Ulam-, guerra que sólo entraría en tregua gracias a la invasión nazi en 1941.
Algunos escépticos creen aún que el comunismo es una doctrina política basada en la racionalidad, y que las visiones enloquecidas de un sicópata como lo fuera Yosif Stalin son accidentes en su devenir. La Historia juzgará-: Dijo el tirano rojo, antes que el otro. Pero, desgraciadamente, la Historia no juzga, sino registra hechos y sucesos. Y cabe a los analistas del futuro, como Ulam, calificar al hombre que le decretó la guerra a muerte a su nación.
No se refería Lady Astor a la Revolución Bolchevique, ganada mucho antes de 1918, cuando el zarismo dejó de ser un proyecto político y las locuras cortesanas de Rasputín se convirtieron en comidilla y hazmerreír de la plebe, sino a los productores agropecuarios, especialmente los kulaks, término peyorativo usado en el argot soviético que designaba, al principio, a los antiguos latifundistas, pero cuyo significado se extendió para descalificar como enemigos del pueblo a todos los que no se acogieran al modelo del koljós, o granja colectiva y la prioridad era abastecer al Comité Central del PC para generar divisas y alimentar a los obreros. Granjas dirigidas por comunas, cuyos jefes eran el delegado local de la policía secreta –GPU-, el comisario político designado por el PC y el comandante del Ejército Rojo.
Para Stalin, el capitalismo era su enemigo, fuese interior o exterior, y la mentalidad comunista -no sólo la del sátrapa ruso- siempre fue esquizofrénica: El enemigo se encuentra debilitado, dividido y condenado por las fuerzas la historia, y, sin embargo, se muestra infinitamente peligroso y colmado de recursos.
Según Adam Ulam, quien publicó la mejor biografía de Stalin en 1975, así pensaba el tirano: La clase rectora capitalista es necia e irracional. ¿Por qué no se unieron las potencias capitalistas para ahogar al incipiente estado comunista, en vez de seguir luchando por unos cuantos kilómetros cuadrados en el Oeste? ¿Por qué permitieron que el experimento soviético prosperara en vigor y estabilidad? ¿Por qué reconocieron a la URSS, comerciaron con ella, y dejaron que sus científicos e ingenieros coadyuvasen en su industrialización?
Empero, persistía la constante amenaza de intervención capitalista, y todo conflicto interno en la URSS era fruto de las conjuras burguesas. Cualquier extranjero en Rusia, incluidos los simpatizantes de la dictadura, era potencialmente un espía. Esperanza y temor se mezclan en esta visión surrealista del conflicto internacional.
Occidente estaba a punto de subsumirse en nuevas y terribles guerras: Alemania contra Francia, Japón contra EEUU, o bien –como lo sostenían algunos analistas soviéticos- de pelear con el Reino para tragarse Imperio.
Pero, después, estas placenteras visiones se desvanecían y sustituían, para ser reemplazadas por una pesadilla, en la cual los capitalistas actuaban concertadamente contra la URSS: Los japoneses invadían por el Este y se desataban insurgencias en Ucrania y Bielorrusia en el Oeste, apoyadas por una invasión polaca. patrocinada por los franceses. Los británicos provocaban desde la India una insurrección musulmana en el Asia Central.
Tras la abolición de la servidumbre por Alejandro II a finales del siglo XIX se liberó a veintidós millones y medio de siervos de la gleba, creándose al campesinado como estructura social.
En 1906 Piotr Stolypin reformó nuevamente el status quo, para crear campesinos prósperos que apoyaran al Zar. En 1912, el 16% de los granjeros rusos tenía al menos 32 hectáreas por fundo, límite a partir del cual aparecía el latifundio. El campesinado se dividió en grudpos socioeconómicos: pobres, clase media y kulaks. Además, los sin tierra.
Tras la Revolución, los bolcheviques confiscaron las propiedades de la nobleza y los kulaks, estatizándolas, y repartiendo las tierras entre los agricultores o la continuidad de la propiedad. Con el tiempo algunos campesinos consiguieron prosperar, y conformaban entre el 5 y el 7% de la población.
Los nuevos campesinos, fueron considerados como burguesía agraria, y se decretó la colectivización forzosa, acelerada y total en 1929. Los campesinos reaccionaron ante las confiscaciones y la pérdida de sus animales de cría y labranza, convirtiéndose en un peligro intolerable para la tiranía comunista.
La confrontación redujo la producción agroindustrial a niveles nunca antes registrados, sumió en la más abyecta miseria a 130 millones de personas que habitaban el medio rural, convirtió en estepas a los suelos de Ucrania otrora el Granero de Europa- y provocó el genocidio de entre 4,5 y 5 millones de personas, cantidad que permanece oculta pues nunca hubo cifras oficiales al respecto.
Stalin, astuto, inteligente y malvado como era, tuvo su Talón de Aquiles: era un ignorante completo en Economía. Además, traicionó el espíritu de la Constitución Soviética y la memoria de su maestro Lenin, ya que éste creía que la colectivización debería ser voluntaria y no impuesta.
Al estampar el primer plan quinquenal de la URSS, en 1929, Stalin decretó la guerra contra su pueblo –según Ulam-, guerra que sólo entraría en tregua gracias a la invasión nazi en 1941.
Algunos escépticos creen aún que el comunismo es una doctrina política basada en la racionalidad, y que las visiones enloquecidas de un sicópata como lo fuera Yosif Stalin son accidentes en su devenir. La Historia juzgará-: Dijo el tirano rojo, antes que el otro. Pero, desgraciadamente, la Historia no juzga, sino registra hechos y sucesos. Y cabe a los analistas del futuro, como Ulam, calificar al hombre que le decretó la guerra a muerte a su nación.
sábado, 11 de diciembre de 2010
Venezuela sordomuda
Hemos decidido, no por cobardía sino por protección personal, no tocar más temas políticos en este blog. La modificación de la Ley Resorte, introducida por esa criatura angelical llamada Elías Jaua, extiende hasta Internet la zarpa de los censores del Guasón.
A nuestro entender, es la muerte anunciada de la última de las libertades, como se denominó a este medio interactivo cuando arrancó en firme; pues cualquier usuario puede ser acusado y enjuiciado por los delitos más espeluznantes, ante tribunales que constituyen una mera extensión del poder omnipotente y omnipresente del que les contamos.
Prueba de que lo que decimos es cierto es el cierre definitivo de RCTV, la revocatoria de 37 concesiones radioeléctricas y la confiscación del 20% de las acciones de Globovisión, por su supuesta partenencia al empresario Nelson Mezerhane, quien hoy goza del dudoso privilegio de ser expatriado, como miles de conciudadanos; por falta de oportunidades, miedo al hampa desatada o persecución política; currido en este infausto 2010. Además de 20 mil muertos por homicidios violentos que anticipa Provea, al finalizar el mes en curso, y las 237 ejecuciones que esa misma ONG atribuye en conjunto a la policía científica y la Guardia Nacional.
El petróleo fue nuestro
PDVSA, según los expertos, sólo produce alrededor de 2 millones 600 barriles de petróleo diarios. Sus refinerías, por falta de mantenimiento, no son siquiera capaces de elaborar nafta para la gasolina que se consume localmente.
Tanto la franja petrolífera del Orinoco como el proyecto gasífero de Sucre han sido entregados a la petrolera estatal china, para avalar préstamos que ya alcanzan 70 mil millones de dólares.
Una porción significativa de ellos es en yenes, y sólo servirá para importar cacharros, porque el Imperio Intermedio no produce excedentes alimenticios, sino, más bien, los importa –como la leche pulverizado, proteína escogida para que los chinos crezcan altos, sanos e inteligentes, algo que los venezolanos sabíamos desde los inicios de la IV República, y que poníamos en práctica con el vaso de leche escolar-.
La venta de Veba Oel –también en opinión de los entendidos, a precio de gallina flaca-, también ha servido para avalar otro compromiso, los 10 mil millones de dólares comprados a Rusia en armamentos para hacer de la Bolivariana una potencia militar. Dentro de poco, Citgo correrá con la misma suerte de Veba Oel, pues ya no puede competir en EEUU con sólo 250 mil barriles procedentes de Venezuela.
El oro y los diamantes de Guayana serán, asimismo, explotados por China y Rusia. Si los trabajadores petroleros y bolivarenses tenían quejas contra sus antiguos patronos, pitiyanquis, burgueses y vende patrias, dentro de un ratito experimentarán sobre sus lomos los nuevos látigos orientales. Que golpean tan duro como el del caporal que liquidó a Camilo Manrique, según la celebérrima canción de Rubén Blades.
Las puñaladas traperas del PSOE y Mar del Plata
Conforme a Wikileaks, la canciller española considera al Guasón un payaso, pero lo defiende públicamente, aterrada ante la posibilidad de que pueda afectar a los grandes y trasnacionales intereses financieros de los conspicuos personajes que engalanan a la Revista Hola. Porque el payaso les compra lanchas patrulleras, y les permite hacer chanchadas acá, pero los 300 paisanos cuyas fincas fueron invadidas en Yaracuy no.
El show mediático montado por Correa, al convertir una protesta policial en intento de magnicidio, logró neutralizar la cláusula democrática de la OEA y, prácticamente, liquidar al ineficaz organismo multilateral.
Desde el pasado noviembre, cualquier atorrante que llegue al poder por votos puede, aunque sea con elecciones amañadas y como lo hicieran en sus tiempos Hitler y Mussolini, pisotear las libertades y derechos humanos impunemente, ya que el pueblo que pretenda oponerse a ellos será penalizado por las demás naciones iberoamericanas.
Fue, en esencia, la norma que los primeros mandatarios y sus delegados aprobaron en Mar del Plata.
La sordomudez
La oposición, tolerada por ahora, conoce los datos enumerados y muchos más, a los cuales los medios aún independientes o nles faltan cojones para difundirlos, pues la autocensura pica y se extiende.
Pero calla y espera, impasible, al número mágico del 2012, como si vieran en el mismo un secreto cabalístico que no quieren compartir, aunque el Guasón y su triosoleado lugarteniente le pronostica que se baje de esa nube y vuelva aquí a la realidad, que Jalisco nunca pierde y que, si empata, también gana. De manera que la MUD-A, se eleva a sordoMUD-a.
El pundonor y el pescuezo
Nuestro querido primo barcelonés nos pregunta dónde ha quedado el pundonor de ustedes saben quienes. Analicemos qué significa ese término: Estado en que la gente cree que consiste la honra, el honor o el crédito de alguien. Como verán, es muy ambiguo, y se presta para todo tipo de interpretaciones. Digamos que esos sujetos creen que el pundonor consiste en lo que siempre hicieron y siguen haciendo.
No les deseamos Felices Pascuas, porque ni siquiera durante el deslave de 1999 fueron tan tristes. Ni tampoco Próspero Año Nuevo, pues la devaluación del bolívar, estimada por los economistas en 25% para el próximo trimestre, y la inflación del 2011, calculada en un 30%, convertiría nuestras palabras en pura y cínica retórica.
Vamos si a narrarles algo que nos contó nuestro mentor político y gran amigo El Chivo, su apodo de la resistencia en 1957.
Hallábase El Chivo enconchado, en un barrio popular de Caracas –donde entonces no había malandros sino pobres pero honrados-, ya que la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez le buscaba, y no precisamente para darle su aguinaldo.
Brindaba con pocos amigos la tarde del Año Viejo, y les comentaba que veía casi imposible la salida del dictador.
No pasaron ni 24 horas para que la Aviación se rebelara y bombardeara Miraflores. Ni 24 días, para que Pérez Jiménez tomara las de Villadiego, pues como le aconsejó su compadre, Luis Felipe Lovera Páez: El pescuezo no retoña.
Finalmente, aclaramos que no estamos promoviendo nada parecido, sólo recordando Historia de Venezuela -¡Oíste, Elías!-. De una Venezuela sordomuda.
A nuestro entender, es la muerte anunciada de la última de las libertades, como se denominó a este medio interactivo cuando arrancó en firme; pues cualquier usuario puede ser acusado y enjuiciado por los delitos más espeluznantes, ante tribunales que constituyen una mera extensión del poder omnipotente y omnipresente del que les contamos.
Prueba de que lo que decimos es cierto es el cierre definitivo de RCTV, la revocatoria de 37 concesiones radioeléctricas y la confiscación del 20% de las acciones de Globovisión, por su supuesta partenencia al empresario Nelson Mezerhane, quien hoy goza del dudoso privilegio de ser expatriado, como miles de conciudadanos; por falta de oportunidades, miedo al hampa desatada o persecución política; currido en este infausto 2010. Además de 20 mil muertos por homicidios violentos que anticipa Provea, al finalizar el mes en curso, y las 237 ejecuciones que esa misma ONG atribuye en conjunto a la policía científica y la Guardia Nacional.
El petróleo fue nuestro
PDVSA, según los expertos, sólo produce alrededor de 2 millones 600 barriles de petróleo diarios. Sus refinerías, por falta de mantenimiento, no son siquiera capaces de elaborar nafta para la gasolina que se consume localmente.
Tanto la franja petrolífera del Orinoco como el proyecto gasífero de Sucre han sido entregados a la petrolera estatal china, para avalar préstamos que ya alcanzan 70 mil millones de dólares.
Una porción significativa de ellos es en yenes, y sólo servirá para importar cacharros, porque el Imperio Intermedio no produce excedentes alimenticios, sino, más bien, los importa –como la leche pulverizado, proteína escogida para que los chinos crezcan altos, sanos e inteligentes, algo que los venezolanos sabíamos desde los inicios de la IV República, y que poníamos en práctica con el vaso de leche escolar-.
La venta de Veba Oel –también en opinión de los entendidos, a precio de gallina flaca-, también ha servido para avalar otro compromiso, los 10 mil millones de dólares comprados a Rusia en armamentos para hacer de la Bolivariana una potencia militar. Dentro de poco, Citgo correrá con la misma suerte de Veba Oel, pues ya no puede competir en EEUU con sólo 250 mil barriles procedentes de Venezuela.
El oro y los diamantes de Guayana serán, asimismo, explotados por China y Rusia. Si los trabajadores petroleros y bolivarenses tenían quejas contra sus antiguos patronos, pitiyanquis, burgueses y vende patrias, dentro de un ratito experimentarán sobre sus lomos los nuevos látigos orientales. Que golpean tan duro como el del caporal que liquidó a Camilo Manrique, según la celebérrima canción de Rubén Blades.
Las puñaladas traperas del PSOE y Mar del Plata
Conforme a Wikileaks, la canciller española considera al Guasón un payaso, pero lo defiende públicamente, aterrada ante la posibilidad de que pueda afectar a los grandes y trasnacionales intereses financieros de los conspicuos personajes que engalanan a la Revista Hola. Porque el payaso les compra lanchas patrulleras, y les permite hacer chanchadas acá, pero los 300 paisanos cuyas fincas fueron invadidas en Yaracuy no.
El show mediático montado por Correa, al convertir una protesta policial en intento de magnicidio, logró neutralizar la cláusula democrática de la OEA y, prácticamente, liquidar al ineficaz organismo multilateral.
Desde el pasado noviembre, cualquier atorrante que llegue al poder por votos puede, aunque sea con elecciones amañadas y como lo hicieran en sus tiempos Hitler y Mussolini, pisotear las libertades y derechos humanos impunemente, ya que el pueblo que pretenda oponerse a ellos será penalizado por las demás naciones iberoamericanas.
Fue, en esencia, la norma que los primeros mandatarios y sus delegados aprobaron en Mar del Plata.
La sordomudez
La oposición, tolerada por ahora, conoce los datos enumerados y muchos más, a los cuales los medios aún independientes o nles faltan cojones para difundirlos, pues la autocensura pica y se extiende.
Pero calla y espera, impasible, al número mágico del 2012, como si vieran en el mismo un secreto cabalístico que no quieren compartir, aunque el Guasón y su triosoleado lugarteniente le pronostica que se baje de esa nube y vuelva aquí a la realidad, que Jalisco nunca pierde y que, si empata, también gana. De manera que la MUD-A, se eleva a sordoMUD-a.
El pundonor y el pescuezo
Nuestro querido primo barcelonés nos pregunta dónde ha quedado el pundonor de ustedes saben quienes. Analicemos qué significa ese término: Estado en que la gente cree que consiste la honra, el honor o el crédito de alguien. Como verán, es muy ambiguo, y se presta para todo tipo de interpretaciones. Digamos que esos sujetos creen que el pundonor consiste en lo que siempre hicieron y siguen haciendo.
No les deseamos Felices Pascuas, porque ni siquiera durante el deslave de 1999 fueron tan tristes. Ni tampoco Próspero Año Nuevo, pues la devaluación del bolívar, estimada por los economistas en 25% para el próximo trimestre, y la inflación del 2011, calculada en un 30%, convertiría nuestras palabras en pura y cínica retórica.
Vamos si a narrarles algo que nos contó nuestro mentor político y gran amigo El Chivo, su apodo de la resistencia en 1957.
Hallábase El Chivo enconchado, en un barrio popular de Caracas –donde entonces no había malandros sino pobres pero honrados-, ya que la Seguridad Nacional de Pérez Jiménez le buscaba, y no precisamente para darle su aguinaldo.
Brindaba con pocos amigos la tarde del Año Viejo, y les comentaba que veía casi imposible la salida del dictador.
No pasaron ni 24 horas para que la Aviación se rebelara y bombardeara Miraflores. Ni 24 días, para que Pérez Jiménez tomara las de Villadiego, pues como le aconsejó su compadre, Luis Felipe Lovera Páez: El pescuezo no retoña.
Finalmente, aclaramos que no estamos promoviendo nada parecido, sólo recordando Historia de Venezuela -¡Oíste, Elías!-. De una Venezuela sordomuda.
lunes, 6 de diciembre de 2010
La mentira mediática
El 22 de octubre de 1962, con el apoyo de sus aliados, John Fitzgerald Kennedy estableció un bloqueo al régimen de Fidel Castro, apoyado por unidades navales y aviones en torno a Cuba.
Si los navíos soviéticos intentaban forzar la cuarentena, la III Guerra Mundial se desataría.
Al día siguiente, en Radio Caracas TV, Víctor Saume transmitía el primer cuarto de hora de El show de las 12, desconociendo que Manuel Graterol Santander –Graterolacho-, asistente de Saume, le había preparado una broma de mal gusto: Miguel Toro –locutor de El observador Creole-, leyó por el audio de retorno del estudio una nota, que no estaba saliendo al aire pero así lo parecía, donde aseveraba que el presidente estadounidense había solicitado al Congreso una declaración formal de guerra contra la URSS.
Al escucharla, Saume llamó al Suavecito –Edgar Jiménez-, presentador ocasional del programa, y le encargó terminarlo.
Salió, muy atribulado, de la emisora, y se dirigió a buscar su carro, estacionado al frente. Graterolacho, aterrado ante las posibles consecuencias de su gracejo, lo interceptó antes de irse, y le explicó lo que realmente sucedía.
Que Saume,informado y sensible como lo era, actuara así, abandonando su trabajo para reunirse con los suyos hasta el minuto final, revela el pánico global del momento frente a la amenaza de la desintegración nuclear.
Una condición que se mantendría durante las interminable d la Guerra Fría, y sólo desaparecería con la caída del Muro de Berlín, hace más de dos decenios.
Años después se sabría, gracias a testigos de excepción y desclasificación de papeles confidenciales, que ni los EEUU ni la URSS estaban dispuestos a llegar al día después, y que el único que casi logró hacerlo fue Kennedy, quien, presumiblemente y en razón de que no dominar sún el diabólico ajedrez del chantaje atómico, pagó la imprudencia con su vida. Aonque, según la versión de Lyndon B. Johson, los tiros vinieron de Cuba.
Para los chicos y chicas de entonces, el terror nuclear reultó muy placentero, pues, ante su inminencia se dedicaron ¡A follar, a follar, que el mundo se va a acabar!
También le vino muy bien a los evangélicos. Y mejor aún a los medios, que udieron colmar sus espacios e incrementar sus tirajes y sintonías con sus relatos de ciencia ficción, dramatizados con los kilotones y los horribles efectos colaterales de la radiación en los sobrevivientes.
En su best-séller Estado de Miedo, Michael Crichton destaca que, con la desintegración del Imperio Soviético, también se perdió el temor a la muerte súbita.
Tal pérdida –discurre el autor-, en vez de potenciar la felicidad a escala global, generó una anomia insoportable entre los medios, los políticos y los juristas, pues todos necesitan desesperadamente del terror para incrementar sus audiencias,controlar las masas y enjuiciar a los presuntos culpables de apretar los botones. Anomia que, como ya explicamos en La mentira verde y La mentira blanca, fue reemplazada por el pánico al calentamiento global, porque también la naturaleza humana odia al vacío, y porque todavía Al Quaeda no se había doctorado en terrorismo con las Torres Gemelas.
Crichton avala su aserto con una extensa bibliografía, disponibles para quien la quiera leer en las siguientes páginas: www.giss.nasa.gov/data/update/gistemp/station data, http://cdiac.esd.ornl.gov/ghcn/ghcn/ghcn.htlm, http://earthobservatory.nasa.gov/Observatory/Datasets/tsurf.tovs.html y http://datasystem.earth-kam.ucsd.edu; entre otras.
La información que ellas proveen y que proviene de los albores de la Meteorología, ofrece un panorama diferente a lo que comúnmente se atribuye como la mayor causa del calentamiento, la contaminación ambiental, y apunta hacia milenarios ciclos del planeta, donde se alternan el calentamiento y el enfriamiento como fenómenos naturales
La Teoría del Calentamiento Global (1989) visualiza un final similar al anticipado por los profetas del holocausto atómico. Así surgieron toda clase de OG y ONG, un partido trasnacional –Greenpace-, centenares de miles de metros de videos. Millones de toneladas de papel impreso, y decenas de miles de voluntarios y donantes sobre un tema que se basa, mayoritariamente, en investigaciones tergiversadas, inexactas o incompletas.
Este proceso, desinformativo y colectivo, es liderado por los periodistas, a veces operando como tontos útiles o de mala fe, transformados en quinta plumistas, definición que da el académico Marcelo Alonso a los fablistanes que manipulan, consciente o inconscientemente, la ética de la Comunicación Social.
En este caso pareciera haber caído el ex Vicepresidente Al Gore, cuyo documental fue cuestionado por la falsía de los datos en los cuales se basó el guión, y se pidió a la Academia desposeerlo del Oscar obtenido. El mismo nulo papel que Gore desempeñó a favor de la causa ambientalista cuando le tocó mandar, atribuido por sus fanáticos da la presión de las industrias contaminantes, pudiera se rentenidas, más bien, como un toparse con la verdad verdadera, al reexaminar los planteamientos de su campaña electoral una vez asumida su privilegiada jeraquía.
Nadie puede oponerse a un planeta con una atmósfera y una biosfera libres de tóxicos. hasta donde ello sea práctico y sustentable.
Pero hay que concienciarse que la única polución no es la que se discute en escenarios como los de Copenhagen, sino también lla que difunden las palabras e imágenes irresponsables, y que añaden agobio innecesario a nuestra de por sí ya estresada existencia. El método científico es, por antonomasia, contrario al amarillismo y al fanatismo. Por eso, debemos exigirle al periodismo, hoy más que nunca, luchar contra La mentira mediática.
PS: Aunque el presente texto ya fue publicado, por su actualidad y congruencia con las mentiras denunciadas en los anteriores blogs, lo volvemos a repetir.
Otro PS: Conseguimos algunos errores de tipeo en las verdades editadas, que ya corregimos.
Si los navíos soviéticos intentaban forzar la cuarentena, la III Guerra Mundial se desataría.
Al día siguiente, en Radio Caracas TV, Víctor Saume transmitía el primer cuarto de hora de El show de las 12, desconociendo que Manuel Graterol Santander –Graterolacho-, asistente de Saume, le había preparado una broma de mal gusto: Miguel Toro –locutor de El observador Creole-, leyó por el audio de retorno del estudio una nota, que no estaba saliendo al aire pero así lo parecía, donde aseveraba que el presidente estadounidense había solicitado al Congreso una declaración formal de guerra contra la URSS.
Al escucharla, Saume llamó al Suavecito –Edgar Jiménez-, presentador ocasional del programa, y le encargó terminarlo.
Salió, muy atribulado, de la emisora, y se dirigió a buscar su carro, estacionado al frente. Graterolacho, aterrado ante las posibles consecuencias de su gracejo, lo interceptó antes de irse, y le explicó lo que realmente sucedía.
Que Saume,informado y sensible como lo era, actuara así, abandonando su trabajo para reunirse con los suyos hasta el minuto final, revela el pánico global del momento frente a la amenaza de la desintegración nuclear.
Una condición que se mantendría durante las interminable d la Guerra Fría, y sólo desaparecería con la caída del Muro de Berlín, hace más de dos decenios.
Años después se sabría, gracias a testigos de excepción y desclasificación de papeles confidenciales, que ni los EEUU ni la URSS estaban dispuestos a llegar al día después, y que el único que casi logró hacerlo fue Kennedy, quien, presumiblemente y en razón de que no dominar sún el diabólico ajedrez del chantaje atómico, pagó la imprudencia con su vida. Aonque, según la versión de Lyndon B. Johson, los tiros vinieron de Cuba.
Para los chicos y chicas de entonces, el terror nuclear reultó muy placentero, pues, ante su inminencia se dedicaron ¡A follar, a follar, que el mundo se va a acabar!
También le vino muy bien a los evangélicos. Y mejor aún a los medios, que udieron colmar sus espacios e incrementar sus tirajes y sintonías con sus relatos de ciencia ficción, dramatizados con los kilotones y los horribles efectos colaterales de la radiación en los sobrevivientes.
En su best-séller Estado de Miedo, Michael Crichton destaca que, con la desintegración del Imperio Soviético, también se perdió el temor a la muerte súbita.
Tal pérdida –discurre el autor-, en vez de potenciar la felicidad a escala global, generó una anomia insoportable entre los medios, los políticos y los juristas, pues todos necesitan desesperadamente del terror para incrementar sus audiencias,controlar las masas y enjuiciar a los presuntos culpables de apretar los botones. Anomia que, como ya explicamos en La mentira verde y La mentira blanca, fue reemplazada por el pánico al calentamiento global, porque también la naturaleza humana odia al vacío, y porque todavía Al Quaeda no se había doctorado en terrorismo con las Torres Gemelas.
Crichton avala su aserto con una extensa bibliografía, disponibles para quien la quiera leer en las siguientes páginas: www.giss.nasa.gov/data/update/gistemp/station data, http://cdiac.esd.ornl.gov/ghcn/ghcn/ghcn.htlm, http://earthobservatory.nasa.gov/Observatory/Datasets/tsurf.tovs.html y http://datasystem.earth-kam.ucsd.edu; entre otras.
La información que ellas proveen y que proviene de los albores de la Meteorología, ofrece un panorama diferente a lo que comúnmente se atribuye como la mayor causa del calentamiento, la contaminación ambiental, y apunta hacia milenarios ciclos del planeta, donde se alternan el calentamiento y el enfriamiento como fenómenos naturales
La Teoría del Calentamiento Global (1989) visualiza un final similar al anticipado por los profetas del holocausto atómico. Así surgieron toda clase de OG y ONG, un partido trasnacional –Greenpace-, centenares de miles de metros de videos. Millones de toneladas de papel impreso, y decenas de miles de voluntarios y donantes sobre un tema que se basa, mayoritariamente, en investigaciones tergiversadas, inexactas o incompletas.
Este proceso, desinformativo y colectivo, es liderado por los periodistas, a veces operando como tontos útiles o de mala fe, transformados en quinta plumistas, definición que da el académico Marcelo Alonso a los fablistanes que manipulan, consciente o inconscientemente, la ética de la Comunicación Social.
En este caso pareciera haber caído el ex Vicepresidente Al Gore, cuyo documental fue cuestionado por la falsía de los datos en los cuales se basó el guión, y se pidió a la Academia desposeerlo del Oscar obtenido. El mismo nulo papel que Gore desempeñó a favor de la causa ambientalista cuando le tocó mandar, atribuido por sus fanáticos da la presión de las industrias contaminantes, pudiera se rentenidas, más bien, como un toparse con la verdad verdadera, al reexaminar los planteamientos de su campaña electoral una vez asumida su privilegiada jeraquía.
Nadie puede oponerse a un planeta con una atmósfera y una biosfera libres de tóxicos. hasta donde ello sea práctico y sustentable.
Pero hay que concienciarse que la única polución no es la que se discute en escenarios como los de Copenhagen, sino también lla que difunden las palabras e imágenes irresponsables, y que añaden agobio innecesario a nuestra de por sí ya estresada existencia. El método científico es, por antonomasia, contrario al amarillismo y al fanatismo. Por eso, debemos exigirle al periodismo, hoy más que nunca, luchar contra La mentira mediática.
PS: Aunque el presente texto ya fue publicado, por su actualidad y congruencia con las mentiras denunciadas en los anteriores blogs, lo volvemos a repetir.
Otro PS: Conseguimos algunos errores de tipeo en las verdades editadas, que ya corregimos.
La mentira blanca
Hoy amaneció Caracas con un cielo despejado, típico decembrino. Ideal para imbuirnos del espíritu navideño, si no fuera por que ya se nubló y las cajas de agua caídas sobre la capital de la República y 10 de sus 22 estados durante las últimas semanas, ya contabilizan 90 mil damnificados, cerca de 400 víctimas fatales y la destrucción de infraestructuras, cultivos y crías, cuyo valor aproximado son 10 mil millones de dólares.
Según la proyección de construcción de viviendas del gobierno del Guasón -12 mil 500 por año-, se requerirán 192 años para resolver las demandas habitacionales existentes, sumadas con las del actual desastre.
Si usted quiere ver el próximo capítulo –en lo que al entorno climático se refiere-, le sugerimos abrir la página www.ghcc.msfc.nasa.gov/GOES/. Allí podrá observar, en fotos satelitales, lo que está pasando y pasará, el presente y el cortoplazo.
Manejamos nociones muy confusas sobre las causas de los inviernos, en razón de una deficiente formación escolar y al hecho de vivir en la franja ecuatorial del planeta, donde no hay 4 sino 2 estaciones, y la nieve sólo aparece en las cumbres andinas, sobre los 4 mil metros de altura.
En realidad no hay uno o dos inviernos, sino varios, pues ellos no dependen sólo de la mayor o menor solarización que las regiones reciban, sino de factores coadyuvantes y determinantes como el calor del mar en las poblaciones costeras y las montañas que las circundan. Si no fuera por la hipertermia de las corrientes del Atlántico y el Pacífico, por ejemplo, Londres, Los Ángeles y San Francisco competirían con Siberia con sus temperaturas bajo cero en estos días.
Pero concentrémonos en el invierno norteamericano, el que nos afectó siempre, y más ahora.
Entre noviembre y febrero de cada año, se produce un vacío gigantesco sobre el Golfo de México –anomia, en términos de la Metereología-. La Naturaleza, que odia al vacío, actúa como una gigantesca aspiradora, y acarrea inmensos volúmenes de aire desde el Polo Norte para rellenarlo.
Al no existir en las praderas de Canadá y EEUU obstáculos naturales que desvíen la gélida trayectoria de los vientos, aparecen las White Christmas, tan apreciadas y explotadas por el folclor y comercio globales.
¿Cuál es, entonces, la diferencia entre lo de antes y lo de ahora?
La inclinación mayor del eje terrestre, tal como lo explicamos en el blog La mentira verde, publicado ayer.
El éter polar acudió a su cita acostumbrada, y allí se detuvo. Pero se encontró con un globo terráqueo descolocado a sus pies. A los Alisios, provenientes de Europa Noroccidental, no les quedó otra que escurrirse a través de dos estrechos caminos: entre Cuba y Florida y haciendo zigzag al norte de Venezuela y Colombia, país vecino que ya cuenta con más del millón de sin techos, muertos y heridos.
La mentira verde ha ocasionado numerosos comentarios, algunos de ellos estupendos, como el del hermano mayor y publicista Raúl Sanz Machado, que la califica como enjundiosa –entendiendo por enjundia: Riqueza, importancia e interés que hay en el contenido de una cosa, como un libro, un discurso o una teoría-.
Otros, un tanto ambiguos, como el de muy querido primo Antonio Nicolás Briceño, quien conviene en la ignorancia y bobería de los que tratan estos temas mediáticamente, de manera reduccionista y superficial, pero se reserva la esperanza de que las cosas puedan cambiar, si ponemos el suficiente empeño en hacerlo.
Raúl, no se trata de genialidades, que ciertamente no poseemos, sino de escuchar e investigar, artes que hemos practicado durante toda la vida.
Antonio Nicolás, no desestimamos al imperativo conservacionista, pero tampoco idolatramos a Malthus. La destrucción del medio ambiente por el hombre –como la picazón de los piojos- no ha contribuido más allá de un 2 ó 5% con el efecto invernadero, según los entendidos.
Sabemos que la Humanidad sobrevivirá, como lo hizo après le Déluge. Pero tal cosa no ocurrirá, primo, sin que sea lo que ha de ser.
Julio Verne, el único escritor que imaginativamente viajó al centro de la Tierra, y quien predijo asombrosamente las entradas y salidas a ese ígneo lugar, localizándolas en los volcanes de Islandia, se quedaría estupefacto si pudiera regresar allá y contemplar hoy como una masa enloquecida de metales fundidos lucha por recuperar su forma esférica original.
Mientras tanto, pongamos la lupa en esa otra mentira que atribuye al Imperio los aguaceros que nos ahogan, que les sirve a los políticos para hacer demagogia barata y al régimen para contrabandearnos leyes inconstitucionales y acuerdos como el fde Mar del Plata, donde se penaliza a los pueblos que osen prescindir de gobiernos corruptos, violadores de los derechos humanos y aliados del narcotráfico, y se les da carta blanca a los regímenes comunistas y procomunistas de Iberoamérica para continuar con sus fechorías, siempre y cuando haya elecciones de por medio, aunque sean chimbas.
Quedémonos con La mentira blanca.
Según la proyección de construcción de viviendas del gobierno del Guasón -12 mil 500 por año-, se requerirán 192 años para resolver las demandas habitacionales existentes, sumadas con las del actual desastre.
Si usted quiere ver el próximo capítulo –en lo que al entorno climático se refiere-, le sugerimos abrir la página www.ghcc.msfc.nasa.gov/GOES/. Allí podrá observar, en fotos satelitales, lo que está pasando y pasará, el presente y el cortoplazo.
Manejamos nociones muy confusas sobre las causas de los inviernos, en razón de una deficiente formación escolar y al hecho de vivir en la franja ecuatorial del planeta, donde no hay 4 sino 2 estaciones, y la nieve sólo aparece en las cumbres andinas, sobre los 4 mil metros de altura.
En realidad no hay uno o dos inviernos, sino varios, pues ellos no dependen sólo de la mayor o menor solarización que las regiones reciban, sino de factores coadyuvantes y determinantes como el calor del mar en las poblaciones costeras y las montañas que las circundan. Si no fuera por la hipertermia de las corrientes del Atlántico y el Pacífico, por ejemplo, Londres, Los Ángeles y San Francisco competirían con Siberia con sus temperaturas bajo cero en estos días.
Pero concentrémonos en el invierno norteamericano, el que nos afectó siempre, y más ahora.
Entre noviembre y febrero de cada año, se produce un vacío gigantesco sobre el Golfo de México –anomia, en términos de la Metereología-. La Naturaleza, que odia al vacío, actúa como una gigantesca aspiradora, y acarrea inmensos volúmenes de aire desde el Polo Norte para rellenarlo.
Al no existir en las praderas de Canadá y EEUU obstáculos naturales que desvíen la gélida trayectoria de los vientos, aparecen las White Christmas, tan apreciadas y explotadas por el folclor y comercio globales.
¿Cuál es, entonces, la diferencia entre lo de antes y lo de ahora?
La inclinación mayor del eje terrestre, tal como lo explicamos en el blog La mentira verde, publicado ayer.
El éter polar acudió a su cita acostumbrada, y allí se detuvo. Pero se encontró con un globo terráqueo descolocado a sus pies. A los Alisios, provenientes de Europa Noroccidental, no les quedó otra que escurrirse a través de dos estrechos caminos: entre Cuba y Florida y haciendo zigzag al norte de Venezuela y Colombia, país vecino que ya cuenta con más del millón de sin techos, muertos y heridos.
La mentira verde ha ocasionado numerosos comentarios, algunos de ellos estupendos, como el del hermano mayor y publicista Raúl Sanz Machado, que la califica como enjundiosa –entendiendo por enjundia: Riqueza, importancia e interés que hay en el contenido de una cosa, como un libro, un discurso o una teoría-.
Otros, un tanto ambiguos, como el de muy querido primo Antonio Nicolás Briceño, quien conviene en la ignorancia y bobería de los que tratan estos temas mediáticamente, de manera reduccionista y superficial, pero se reserva la esperanza de que las cosas puedan cambiar, si ponemos el suficiente empeño en hacerlo.
Raúl, no se trata de genialidades, que ciertamente no poseemos, sino de escuchar e investigar, artes que hemos practicado durante toda la vida.
Antonio Nicolás, no desestimamos al imperativo conservacionista, pero tampoco idolatramos a Malthus. La destrucción del medio ambiente por el hombre –como la picazón de los piojos- no ha contribuido más allá de un 2 ó 5% con el efecto invernadero, según los entendidos.
Sabemos que la Humanidad sobrevivirá, como lo hizo après le Déluge. Pero tal cosa no ocurrirá, primo, sin que sea lo que ha de ser.
Julio Verne, el único escritor que imaginativamente viajó al centro de la Tierra, y quien predijo asombrosamente las entradas y salidas a ese ígneo lugar, localizándolas en los volcanes de Islandia, se quedaría estupefacto si pudiera regresar allá y contemplar hoy como una masa enloquecida de metales fundidos lucha por recuperar su forma esférica original.
Mientras tanto, pongamos la lupa en esa otra mentira que atribuye al Imperio los aguaceros que nos ahogan, que les sirve a los políticos para hacer demagogia barata y al régimen para contrabandearnos leyes inconstitucionales y acuerdos como el fde Mar del Plata, donde se penaliza a los pueblos que osen prescindir de gobiernos corruptos, violadores de los derechos humanos y aliados del narcotráfico, y se les da carta blanca a los regímenes comunistas y procomunistas de Iberoamérica para continuar con sus fechorías, siempre y cuando haya elecciones de por medio, aunque sean chimbas.
Quedémonos con La mentira blanca.
domingo, 5 de diciembre de 2010
La mentira verde
Hay un bolero muy conocido, una de cuyas estrofas asegura: Miénteme una eternidad, que me hace tu maldad feliz.
He aquí que la afición y adicción sadomasoquista de la gente por la mentira, se ha convertido en una constante de las primeras décadas del siglo XXI, transformándose en un nuevo y fabuloso sicotrópico de venta sin prescripción.
Comencemos con la mayor de todas, la que consume toneladas de impresos, se difunde impunemente en los medios pasivos e interactivos y multiplica asambleas, conciertos, protestas y habladurías de paja a granel: La mentira verde, falacia que atribuye al hombre el cambio climático, y le concede el poder de detenerlo si cambia sus hábitos consumistas.
¿Cómo pueden afirmar y sostiener los científicos y tecnólogos tamaño sofisma?
Si nos tuviéramos que decir algo a favor de esa pirámide de embustes, nuestra nariz crecería, como la de Pinocho, con ramas y hojas; una de las peores pesadillas que Disney nos deparó en las oscuras noches de nuestra infancia.
La Nasa sabe que se trata de una falsedad. Pero se guarda muy bien de contrariar al tema de moda, aunque sus datos revelen lo contrario, y estén a la disposición de quienes quieran bajarlos, analizarlos e interpretarlos.
Los políticos más preparados también conocen la verdad, pero se abstienen de contradecir lo que está en boga, pues les permite controlar las masas mediante el terror, y les brinda pasajes de primera clase, hoteles de cinco estrellas y convenciones donde el pajinómetro rompe récordes mundiales, pero nunca llegan a acuerdo alguno o conclusiones importante, sino a denuncias, reclamos y declaraciones habituales.
¿Cuál es la verdad verdadera? Permítannos un ejemplo.
Los seres humanos somos al globo terráqueo lo que los piojos a nuestros cueros cabelludos. Cuando la picazón resulta insoportable, nos rapamos al ras o nos lavamos con champú Avispa.
Igual hace la Tierra, con sus sequías, tormentas y otras catástrofes mayores. Además, si nos pasamos de maraca –como lo intentaron los lagartos en el Jurásico-, prescinde de la plaga expeditamente, pues Natura nada tiene de inocente, impotente o indefensa.
El efecto invernadero no lo causan los combustibles fósiles ni las vacas pedorras, sino el aplanamiento de los polos, la inclinación del eje –estimada en varios grados-, fenómenos acentuados tras del tsunami del 2009, qgenerador los inviernos más fríos y veranos más calientes, en ambos hemisferios, a partir de entonces.
Es de un ciclo que dura unos mil o mil quinientos millones de años, cuyos resultados devastadores atestiguan la Biblia y la memoria ancestral de las civilizaciones antiguas: El diluvio universal.
La Tierra es como un trompo: Gira inclinándose sobre su eje vertical. Llegado su momento se cae, y sigue rotando sobre su diámetro más voluminoso. Es lo que ocurre aquí y ahora. ¿Cuánto tardará? Sólo Dios lo sabe.
Hay otras mentiras mediáticas sobre el tapete: la del sida como epidemia del Siglo –cuando el cáncer mató a 300 millones de personas en dos décadas- y la de los hackers y Wilkileaks –dónde nadie dice quién o quienes se benefician con los virus y las informaciones diseminados-.
Pero quedémonos, por ahora,con La mentira verde.
He aquí que la afición y adicción sadomasoquista de la gente por la mentira, se ha convertido en una constante de las primeras décadas del siglo XXI, transformándose en un nuevo y fabuloso sicotrópico de venta sin prescripción.
Comencemos con la mayor de todas, la que consume toneladas de impresos, se difunde impunemente en los medios pasivos e interactivos y multiplica asambleas, conciertos, protestas y habladurías de paja a granel: La mentira verde, falacia que atribuye al hombre el cambio climático, y le concede el poder de detenerlo si cambia sus hábitos consumistas.
¿Cómo pueden afirmar y sostiener los científicos y tecnólogos tamaño sofisma?
Si nos tuviéramos que decir algo a favor de esa pirámide de embustes, nuestra nariz crecería, como la de Pinocho, con ramas y hojas; una de las peores pesadillas que Disney nos deparó en las oscuras noches de nuestra infancia.
La Nasa sabe que se trata de una falsedad. Pero se guarda muy bien de contrariar al tema de moda, aunque sus datos revelen lo contrario, y estén a la disposición de quienes quieran bajarlos, analizarlos e interpretarlos.
Los políticos más preparados también conocen la verdad, pero se abstienen de contradecir lo que está en boga, pues les permite controlar las masas mediante el terror, y les brinda pasajes de primera clase, hoteles de cinco estrellas y convenciones donde el pajinómetro rompe récordes mundiales, pero nunca llegan a acuerdo alguno o conclusiones importante, sino a denuncias, reclamos y declaraciones habituales.
¿Cuál es la verdad verdadera? Permítannos un ejemplo.
Los seres humanos somos al globo terráqueo lo que los piojos a nuestros cueros cabelludos. Cuando la picazón resulta insoportable, nos rapamos al ras o nos lavamos con champú Avispa.
Igual hace la Tierra, con sus sequías, tormentas y otras catástrofes mayores. Además, si nos pasamos de maraca –como lo intentaron los lagartos en el Jurásico-, prescinde de la plaga expeditamente, pues Natura nada tiene de inocente, impotente o indefensa.
El efecto invernadero no lo causan los combustibles fósiles ni las vacas pedorras, sino el aplanamiento de los polos, la inclinación del eje –estimada en varios grados-, fenómenos acentuados tras del tsunami del 2009, qgenerador los inviernos más fríos y veranos más calientes, en ambos hemisferios, a partir de entonces.
Es de un ciclo que dura unos mil o mil quinientos millones de años, cuyos resultados devastadores atestiguan la Biblia y la memoria ancestral de las civilizaciones antiguas: El diluvio universal.
La Tierra es como un trompo: Gira inclinándose sobre su eje vertical. Llegado su momento se cae, y sigue rotando sobre su diámetro más voluminoso. Es lo que ocurre aquí y ahora. ¿Cuánto tardará? Sólo Dios lo sabe.
Hay otras mentiras mediáticas sobre el tapete: la del sida como epidemia del Siglo –cuando el cáncer mató a 300 millones de personas en dos décadas- y la de los hackers y Wilkileaks –dónde nadie dice quién o quienes se benefician con los virus y las informaciones diseminados-.
Pero quedémonos, por ahora,con La mentira verde.
jueves, 2 de diciembre de 2010
Ganando indulgencias con escapulario ajeno
I
Entre el 23 y el 24 de diciembre de 1972, un terremoto de 6,3º en la escala de Richter y sus réplicas, destruyeron al 85% de los inmuebles de Managua, cobrándose por lo menos 10 mil víctimas fatales y dejando más de 20 mil heridos.
Tres días después, fue enviado a esa ciudad un Boeing 747, con alimentos no perecederos, agua mineral, medicinas, pañales y ropas; un esfuerzo conjunto del gobierno y las privadas estadounidenses, coordinado por la aerolínea Pan American World Airways.
Como responsables del marketing de Pan Am para América Latina, viajamos a Managua el 26 de diciembre, desde Caracas, para organizar una rápida y eficiente distribución de la ayuda humanitaria. En Panamá se nos unió Bob Delvalle, gerente de estación en el Istmo.
Al aterrizar el gigantesco aeroplano, se le ordenó estacionarse al lado de unos cazabombarderos de la Fuerza Aérea Nicaragüense, P-51, si la memoria no es infiel.
Después de algunas discusiones con las autoridades locales, Bob, el gerente de estación de Managua y quien esto escribe, nos aproximamos al punto donde el carguero estaba parqueado. Pocos minutos después, llegó una caravana de camiones, encabezada por un jeep.
Del rústico, descendió un militar, quien ordenó: Bajen los containers, y nosotros nos encargamos del resto.
El comandante del Clipper, que había descendido de la aeronave, nos preguntó sobre la identidad del enérgico personaje. Bob aseguró:
⎯ Es el carajillo, Tachito, hijo de Tacho Somoza, y de tan mala entraña como su papá. Si le entregamos los containers, nunca llegarán los bastimentos a los damnificados.
El comandante, ex piloto militar y veterano de Corea, nos miró a todos, comentó e interrogó:
⎯ Mis instrucciones son entregarle la carga a un representante de la Cruz Roja Internacional. ¿Qué me recomiendan ustedes…?
Con un odio visceral hacia la dictadura somocista, respondimos con vehemencia.
⎯ Que se regrese por donde vino.
⎯ ¿Me acompañan…? –sugirió. El gerente de Pan Am/Managua, respondió:
⎯ Yo no puedo, soy nica y me metería en serios problemas con el régimen. Pero ustedes sí. Permítanme sus pasaportes, para el visado de salida, y les enviaré sus equipajes.
Transcurrió más de una hora, tomamos café del termo de la tripulación y esperamos, con los dedos cruzados, que no sucediera nada grave. El jeep se había estacionado a la sombra, y, desde la cabina de mando, podíamos observar como hablaba Tachito, con gestos de furia, a través de un walkie-takie.
Finalmente, llegaron nuestros documentos y valijas, se encendieron las turbinas y partimos a Tampa, no sin antes presenciar el horrible espectáculo de una ciudad en escombros, sólo comparable a las imágenes que habíamos visto en documentales sobre la II Guerra Mundial.
A las pocas horas, llegó el funcionario de la Cruz Roja, acompañado de 10 o 12 infantes de marina, armados hasta los dientes –quienes, según nos informaron, reemplazarían a los guardias de la Embajada Americana en Nicaragua -, y el jumbo decoló del aeropuerto floridiano, a cumplir con su truncada misión, mientras nosotros regresábamos a casa, a escuchar los cañonazos del Año Viejo, y bebernos los tragos de la tristeza por los nicas.
II
El episodio descrito salta de la memoria ante la confiscación de toneladas de ayuda humanitaria, por parte que oficiales y tropas del Ejército Bolivariano y por órdenes superiores, llevada a cabo hace 48 horas en los camiones, unos de Polar y otros a cargo de Leopoldo López, que habían recorrido más de 16 horas para llevarlas, directamente, a las víctimas de los aguaceros de Falcón.
En los casos de Polar y López, la carga iba a ser distribuida según censos hechos previamente con los dirigentes de las comunidades afectadas. La latica de atún, la caja de pañales y la botella de mineral de los vehíclos privados eran donaciones solidarias de ciudadanos que confían en López, mas no en el Guasón. ¿Qué pasará con ellas?
Parte de miedo que el Guasón esparce a raudales, para afianzarse en el poder hasta que le dé la gana, es que nada ganan los militares que le opongan, pues, en el supuesto de que intenten restablecer el hilo constitucional tras un fraude o golpe electoral, deberán enfrentar a los tribunales internacionales por las consecuencias que, eventualmente, generen tales acciones.
Para los uniformados y no uniformados que cayeron en su lógica del terror, hay noticias que puede les caigan mal, pero que son muy ciertas –según nos comentan juristas expertos en la materia-.
Crímenes de lesa humanidad, en lato sensu, no son sólo los que comentan cotidianamente algunos periodistas desinformados.
También caen en el rubro de los genocidios aquellos actos en los cuales, por negligencia, impericia, imprudencia o mala fe se produzcan víctimas a causa de hambrunas, carencia de medicamentos o falta de atención oportuna durante las catástrofes naturales o causadas por el hombre.
No sólo los émulos venezolanos de Tachito y sus compinches pudiesen estar incursos en dicha casuística, sino también todos los funcionarios con responsabilidades en infraestructura, salud y alimentación.
De manera que, hagan o no hagan, la guadaña legal pende sobre sus pescuezos. Y lo único que les queda, para no correr la suerte de sus compañeros ya identificados en los expedientes rojos que cursan en las cortes globales, es plegarse a la voluntad democrática de la mayoría del país. Por ahora,únicamente por ahora, pueden seguir ganando indulgencias con escapulario ajeno.
Entre el 23 y el 24 de diciembre de 1972, un terremoto de 6,3º en la escala de Richter y sus réplicas, destruyeron al 85% de los inmuebles de Managua, cobrándose por lo menos 10 mil víctimas fatales y dejando más de 20 mil heridos.
Tres días después, fue enviado a esa ciudad un Boeing 747, con alimentos no perecederos, agua mineral, medicinas, pañales y ropas; un esfuerzo conjunto del gobierno y las privadas estadounidenses, coordinado por la aerolínea Pan American World Airways.
Como responsables del marketing de Pan Am para América Latina, viajamos a Managua el 26 de diciembre, desde Caracas, para organizar una rápida y eficiente distribución de la ayuda humanitaria. En Panamá se nos unió Bob Delvalle, gerente de estación en el Istmo.
Al aterrizar el gigantesco aeroplano, se le ordenó estacionarse al lado de unos cazabombarderos de la Fuerza Aérea Nicaragüense, P-51, si la memoria no es infiel.
Después de algunas discusiones con las autoridades locales, Bob, el gerente de estación de Managua y quien esto escribe, nos aproximamos al punto donde el carguero estaba parqueado. Pocos minutos después, llegó una caravana de camiones, encabezada por un jeep.
Del rústico, descendió un militar, quien ordenó: Bajen los containers, y nosotros nos encargamos del resto.
El comandante del Clipper, que había descendido de la aeronave, nos preguntó sobre la identidad del enérgico personaje. Bob aseguró:
⎯ Es el carajillo, Tachito, hijo de Tacho Somoza, y de tan mala entraña como su papá. Si le entregamos los containers, nunca llegarán los bastimentos a los damnificados.
El comandante, ex piloto militar y veterano de Corea, nos miró a todos, comentó e interrogó:
⎯ Mis instrucciones son entregarle la carga a un representante de la Cruz Roja Internacional. ¿Qué me recomiendan ustedes…?
Con un odio visceral hacia la dictadura somocista, respondimos con vehemencia.
⎯ Que se regrese por donde vino.
⎯ ¿Me acompañan…? –sugirió. El gerente de Pan Am/Managua, respondió:
⎯ Yo no puedo, soy nica y me metería en serios problemas con el régimen. Pero ustedes sí. Permítanme sus pasaportes, para el visado de salida, y les enviaré sus equipajes.
Transcurrió más de una hora, tomamos café del termo de la tripulación y esperamos, con los dedos cruzados, que no sucediera nada grave. El jeep se había estacionado a la sombra, y, desde la cabina de mando, podíamos observar como hablaba Tachito, con gestos de furia, a través de un walkie-takie.
Finalmente, llegaron nuestros documentos y valijas, se encendieron las turbinas y partimos a Tampa, no sin antes presenciar el horrible espectáculo de una ciudad en escombros, sólo comparable a las imágenes que habíamos visto en documentales sobre la II Guerra Mundial.
A las pocas horas, llegó el funcionario de la Cruz Roja, acompañado de 10 o 12 infantes de marina, armados hasta los dientes –quienes, según nos informaron, reemplazarían a los guardias de la Embajada Americana en Nicaragua -, y el jumbo decoló del aeropuerto floridiano, a cumplir con su truncada misión, mientras nosotros regresábamos a casa, a escuchar los cañonazos del Año Viejo, y bebernos los tragos de la tristeza por los nicas.
II
El episodio descrito salta de la memoria ante la confiscación de toneladas de ayuda humanitaria, por parte que oficiales y tropas del Ejército Bolivariano y por órdenes superiores, llevada a cabo hace 48 horas en los camiones, unos de Polar y otros a cargo de Leopoldo López, que habían recorrido más de 16 horas para llevarlas, directamente, a las víctimas de los aguaceros de Falcón.
En los casos de Polar y López, la carga iba a ser distribuida según censos hechos previamente con los dirigentes de las comunidades afectadas. La latica de atún, la caja de pañales y la botella de mineral de los vehíclos privados eran donaciones solidarias de ciudadanos que confían en López, mas no en el Guasón. ¿Qué pasará con ellas?
Parte de miedo que el Guasón esparce a raudales, para afianzarse en el poder hasta que le dé la gana, es que nada ganan los militares que le opongan, pues, en el supuesto de que intenten restablecer el hilo constitucional tras un fraude o golpe electoral, deberán enfrentar a los tribunales internacionales por las consecuencias que, eventualmente, generen tales acciones.
Para los uniformados y no uniformados que cayeron en su lógica del terror, hay noticias que puede les caigan mal, pero que son muy ciertas –según nos comentan juristas expertos en la materia-.
Crímenes de lesa humanidad, en lato sensu, no son sólo los que comentan cotidianamente algunos periodistas desinformados.
También caen en el rubro de los genocidios aquellos actos en los cuales, por negligencia, impericia, imprudencia o mala fe se produzcan víctimas a causa de hambrunas, carencia de medicamentos o falta de atención oportuna durante las catástrofes naturales o causadas por el hombre.
No sólo los émulos venezolanos de Tachito y sus compinches pudiesen estar incursos en dicha casuística, sino también todos los funcionarios con responsabilidades en infraestructura, salud y alimentación.
De manera que, hagan o no hagan, la guadaña legal pende sobre sus pescuezos. Y lo único que les queda, para no correr la suerte de sus compañeros ya identificados en los expedientes rojos que cursan en las cortes globales, es plegarse a la voluntad democrática de la mayoría del país. Por ahora,únicamente por ahora, pueden seguir ganando indulgencias con escapulario ajeno.
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