El 27 de los corrientes fallecieron, en lo que puede denominarse un Viernes negro, Roberto Benaím –publicista-, Néstor Zavarce –actor y cantante-, Pedro Penzini –periodista y locutor- y el payaso Popi. Por lo visto, la Pelona la tiene cogida con nuestros gremios, pues, hace poco, también se llevó al Honorio, el Tirabesitos – comediante- y Graterolacho –humorista-.
Nuestras condolencias a todos los deudos de los finados, pero especialmente los de Roberto.
Trabajamos con Roberto en ARS. Le caracterizaban sus guayaberas, colecciones filatélicas y el apego a la buena mesa.
De él aprendimos su estupenda receta de cous-cous, un plato típico del Medio Oriente y el Norte de África que se prepara, básicamente, con carne de cordero o pollo, sémola de trigo y garbanzos.
Pese a sus instrucciones detalladas, nos costó mucho conseguir un estándar aceptable, pues se trata de una delicia mediterránea que requiere una larga y laboriosa elaboración.
Tras muchos errores y ensayos, dimos en el clavo. Y convidamos a probarla a dos de nuestros clientes, uno árabe y el otro judío, pues la vianda cumple con las prescripciones alimenticias de ambas religiones.
El árabe nos felicitó, y aseguró que el cous-cous era tan bueno como el del mejor restaurante marsellés. El judío no dijo mucho, pero engulló, sin chistar, dos abundantes raciones.
Esa cena de negocios nos viene a la mente a raíz del deceso de Benaím, pues refleja el espíritu de una Venezuela amplia y tolerante, donde no se miraba al judío como un espía potencial del Mossad, ni al árabe como un presunto terrorista.
Una Venezuela que pereció, pues el Guasón y su banda criminal decidieron conceptualizar a los hebreos como enemigos del régimen comunista, y considerar que sólo son aceptables los islamistas fundamentalistas.
Roberto era judío, y se sentía orgulloso de serlo. Pero no se aferraba a un gueto real o virtual, sino que actuaba y se comportaba como un miembro más de nuestra familia.
En realidad se parecía muchísimo, físicamente, a nuestra parentela por línea materna. Hablaba como ellos, y hasta empleaba Jean-Marie Farina, la misma colonia que usaban papá y nuestro primo y padrino.
Lo cual nos complace sobremanera, pues, según Dan Brown y su best-séller El código Da Vinci, algunos caballeros templarios descendían de María Magdalena, quien casó con el propio y tuvo descendencia de Él. Y el apellido de mamá corresponde a uno de esos chamos.
Mas, volviendo a Roberto, destacamos que, fuera una gran inteligencia, carecía de las características con que los racistas tipifican a los hijos de Israel.
Era generoso, hasta la exageración. Gastaba todo lo que ganaba en calidad y estilo de vida, para su familia y numerosas amistades. Era –como le recuerda Raúl Sanz Machado- un brillante jugador de dominó y un maestro internacional del bridge.
Su apego a los sellos postales duraba tanto como las permutaciones y variaciones que le daba a sus planificadas vacaciones. Sacrificaba excelentes ejemplares para enriquecer las experiencias de sus viaje.
Un buen día, quiso probar el jet supersónico Concorde. Aunque tenía pasajes de regreso a Caracas en primera, vendió algunas estampillas para pagar la diferencia. Una diferencia considerable.
Después, se rió y nos comentó que lo mejor estaba en el counter-desk de Air France en el Aeropuerto Charles De Gaulle, con alfombra roja, caviar de beluga y champaña rosada Dom Perignon, pues la cabina del aeroplano no superaba a la de un DC-3.
A Carlos Eduardo Frías, socio y amigo de Roberto en ARS, le encantaba compartir con sus prospectos carne a la parrilla. Pero Roberto se rebeló, y le exigió dejarle la escogencia del lugar, el vino y el menú a él.
Concurrieron a un bistró francés, Laserre, el cual todavía sobrevive en Los Palos Grandes, y la degustación dirigida por Roberto se inició con trufas rellenas de paté. No lo hemos escrito mal, amigo lector, ¡imagínese usted el tamaño -que no sobrepasa a un orejón de durazno- y costo de ese hongo, rellenado con hígado de ganso!
Roberto fue el primero que hizo pan de jamón con masa de hojaldre. Después, les regaló la receta a varios panaderos conocidos, y el producto se puso de moda y popularizó gracias al efecto Radio Bemba.
No es justicia poética, por tanto, que sus restos mortales hayan sido velados al lado de un establecimiento llamado La Mansión del Pan. Junto a los aromas del incienso, Roberto pudo respirar, por última vez, el olor de ese alimento fundamental al cual tanto amaba.
Roberto no sólo fue un excelente copywriter –escritor de anuncios-, sino un magnífico escucha, capaz de extraer de lo coloquial la materia prima para las campañas publicitarias.
Organizó y condujo en ARS las primeras tormentas creativas, donde estaba prohibido decir
no, y todo se anotaba, aunque sonara a disparate.
A Roberto había que venderle nuestras ideas. No era fácil, pero una vez convencido, las defendía a capa y espada, y dispuesto estaba, incluso, a mandar a la mismísima a un cliente que no las quisiera comprar.
Roberto fue un gran sentimental, y cuando le informamos que nos íbamos de ARS, a montar tienda propia, tardó una semana en consolarse.
Con lo inflexible que era respecto al desempeño profesional y siendo como lo fue un paradigma comode padre y jefe de familia, jamás le oímos juzgar a nadie por su comportamiento personal, social o sexual. Roberto, sin decirlo, aceptaba las debilidades de los demás, y las achacaba a la naturaleza humana.
Se mantuvo siempre alejado de la maledicencia, de la envidia y todas esas pequeñeces que corroen el corazón común de la gente. Por eso afirmamos que Roberto fue un judío sin enemigos.
lunes, 30 de agosto de 2010
martes, 24 de agosto de 2010
Risas de hienas y chacales
Si tuviera hambre, también saldría a robar…
El Guasón
Karl Marx niega un principio básico de la Civilización Occidental y, en general, de la Civilización, el cual no es otro que la posibilidad de imputar a quien comete algún delito.
La lista de delitos no surge sólo del derecho común anglo-germano, las normas romanas –Nulla pena sine legem, No hay delito sin ley que lo consagre- y napoleónicas, sino que nos viene de la antigua Persia,del Código de Hammurabi, redactado en 1760 AC para acabar con dos prácticas aún vigentes entre los semitas levantinos –tanto judíos como árabes-: las leyes del Talión –Ojo por ojo y diente por diente- y la del más fuerte.
Prácticas, por cierto, absolutamente cuestionadas por Mohandas Gandhi quien, refiriéndose específicamente al Talión, afirmó: Si aplicamos ese principio, al final todos nos quedaremos ciegos y desdentados.
La presencia de un tercero que medie y penalice cuando haga falta, el Estado, independiente de la víctima y el victimario, así como la imputabilidad, que supone a toda persona, sin prejuzgar sobre su status económico o acervo educativo, capaz de distinguir entre el bien y el mal, lo propio y lo ajeno, lo honesto y lo fraudulento, son claves en el desarrollo histórico de la Humanidad.
Lo contrario es anarquía y caos. El bochinche, como se menta en criollo.
El Derecho Penal no es ideología. En las democracias, no impone a los pobres la moral de los ricos, sino arbritra para que los conflictos graves, generados por la naturaleza humana, no destruyan a los valores éticos en los cuales éstas se inspiran.
Dichos valores no son complicados. Cualquier escolar de siete, que optar por alguna religión, los recita de memoria: Honrarás padre y madre, no matarás, no hurtarás… etcétera.
Pero los comunistas, con Marx a la cabeza, creen algo distinto.
Bertolt Brecht así lo proclama en su Ópera de tres centavos: Señores que pretenden enseñarnos –asegura Jenny, la protagonista del play-/ en que momento debe darse el “sí”:/ Primero deben de alimentarnos. Comer primero, y luego la moral…
Muy poético, bonito y letal. Invierte la carga de la prueba, y transforma a los malhechores en víctimas del capitalismo, dándoles apoyo político contra quienes sólo poseen un poquito más de ilustración o dinero que sus arrogantes, sádicos e impunes victimarios. Decimos un poquito más, pues quienes lo tienen todo, los boliburgueses o bolipodridos, están a salvo del hampa común, protegidos por sus círculos de seguridad, vehículos blindados y muros aislantes del mundanal ruido.
No hay culpa posible para los hampones en ese esquema de pensamiento, pues el régimen les considera, a priori, inocentes. Ovejas descarriadas, a las cuales hay que reunir, reeducar y reintegrar al rebaño.
Pero la crónica diaria da al traste con la concepción comunista, sesgada y primitiva Sobran las malas nuevas en una Venezuela que va hacia la transición. No sabemos cuál, pero sí el término: 5 quinquenios. Notas como las referidas a los pasajeros de Aeroexpresos Ejecutivos, que se vararon en Tapipa por una falla en los frenos del colectivo la semana pasada, y debieron soportar no sólo la pérdida de los bienes que portaban consigo a Ciudad Bolívar, sino también los coñazos dados a adultos y ancianos, los rascabucheos íntimos a los menores de edad y la desnudez y amenaza de violación a las mujeres más buenas.
La portavoz de los atracados, cuando declaraba a los medios, en vez de señalar al Guasón y a Tarek El Aissam, responsables constitucionales del mantenimiento del orden público, inculpó a la transportista, y le pidió al Ministro de Comunicaciones que la interviniera, alegando frecuentes fallas mecánicas en sus unidades.
Una invitación, pues, a que el gobierno confisque los activos de la compañía, y se la entregue a sus compañeritos chavistas. Así se completaría otro círculo criminal perfecto, similar en estructura al de Hidrocriminal, cuyos integrantes manejan las llaves del racionamiento del agua en Caracas, y les cobran comisiones a los conductores de las cisternas que palian la escasez en las urbanizaciones de clase media.
Digamos que, de caer en manos de la marabunta roja, los colectivos del Primer Mundo que ruedan sobre carreteras del Cuarto, se degradarían en un santiamén, sometidas al despojo de sus partes para la reventa en el mercado negro de los repuestos. En el mejor de los casos.
En el peor, los nuevos propietarios de uso de la firma utilizarían sus redes de comunicación para alertar a los alienados por el capitalismo salvaje en los Valles del Tuy sobre los pormenores de cada cargamento: Hacia Bolívar parten 100 pasajeros, provistos de 10 laptop y 20 blackberries. ¡Ah..! Además van cinco culos de primera…
No sabemos cómo el Ministro de Comunicaciones lidiará con otros sucesos similares, los cuales, a petición de la señora entrevistada, quedarían bajo su discrecionalidad.
Por ejemplo, el de los infantes que iban a Higuerote a pasar un día de playa en otro colectivo, y les sucedió algo parecido, sobre lo cual no hubo ninguna vocería, pero debió ser igual o más malo que de Tapipa, pues hubo que someter a los niños a terapia sicológica tras su frustrada mini temporada.
O el de los humildes ciudadanos que se trasladan a Barlovento en la línea Encarnación, sujetos a vejámenes similares a los descritos, y en los cuales hasta se produjo un homicidio.
Según el Guasón, hay que tener paciencia, pues en dos décadas Venezuela estará exenta de la violencia delictual.
O sea que, quienes carecen de los recursos económicos para trasladarse en avión –aunque Ud. no lo crea, amigo seguidor, tampoco el trayecto Caracas-Maiquetía está exento de peligro-, no les queda otra que esperar veinte años para reunirse con sus amigos y familiares o negociar en Provincia. Siempre, claro está, que no se mueran de mengua antes o fallezcan en los enfrentamientos del hampa en Caracas, una de las ciudades más violentas de Latinoamérica.
Bajo las consigna de que los asaltantes de caminos y el hampa común están alienados por la injusta sociedad pequeñoburguesa, pitiyanqui y contrarrevolucionaria, son objetivos legítimos los viajeros al terror. Los atracos les sirven para ensayar la confrontación final que, inevitablemente, reducirá a cenizas lo que aún resta de la propiedad privada y capitalismo en el país. Los bandidos de los autobuses, al fin y al cabo, pueden convertirse en materia prima para, una vez reeducados en el Socialismo del Siglo XXI, alimenten al ejército de parias de la Tierra que destruirá al ominoso Imperio. En veinte años, serán promovidos de maleantes a militantes.
Para quienes no compartimos la cosmogonía revolucionaria, las soluciones son diferentes.
Los malandros, de cualquier origen, credo o condición socioeconómica, son unos auténticos hijos de putas, y se merecen la cárcel o algo peor. Al igual que sus promotores, instigadores y cómplices.
Hay perseguirlos, aprehenderlos y enjuiciarlos. Para lo cual se crearon, en España y Chile, la Guardia Civil y los Carabineros; y en Venezuela, la Guardia Nacional.
En Chile y España funcionan. Acá, la Guardia Nacional se dedica a otros menesteres diferentes. Mucho más productivos.
Hay que suspender, temporalmente al menos, todo lo escrito sobre Criminología, desde César Lombroso en lo adelante, pues son teorías inaplicables a lo que sucede aquí y ahora. Se trata de buenas intenciones, pero resultan inservibles a la hora de contener el desborde del crimen, y sólo empiedran aún más los infiernos de la cotidianidad venezolana. A la par que alimentan las risas de sus hienas y chacales.
El Guasón
Karl Marx niega un principio básico de la Civilización Occidental y, en general, de la Civilización, el cual no es otro que la posibilidad de imputar a quien comete algún delito.
La lista de delitos no surge sólo del derecho común anglo-germano, las normas romanas –Nulla pena sine legem, No hay delito sin ley que lo consagre- y napoleónicas, sino que nos viene de la antigua Persia,del Código de Hammurabi, redactado en 1760 AC para acabar con dos prácticas aún vigentes entre los semitas levantinos –tanto judíos como árabes-: las leyes del Talión –Ojo por ojo y diente por diente- y la del más fuerte.
Prácticas, por cierto, absolutamente cuestionadas por Mohandas Gandhi quien, refiriéndose específicamente al Talión, afirmó: Si aplicamos ese principio, al final todos nos quedaremos ciegos y desdentados.
La presencia de un tercero que medie y penalice cuando haga falta, el Estado, independiente de la víctima y el victimario, así como la imputabilidad, que supone a toda persona, sin prejuzgar sobre su status económico o acervo educativo, capaz de distinguir entre el bien y el mal, lo propio y lo ajeno, lo honesto y lo fraudulento, son claves en el desarrollo histórico de la Humanidad.
Lo contrario es anarquía y caos. El bochinche, como se menta en criollo.
El Derecho Penal no es ideología. En las democracias, no impone a los pobres la moral de los ricos, sino arbritra para que los conflictos graves, generados por la naturaleza humana, no destruyan a los valores éticos en los cuales éstas se inspiran.
Dichos valores no son complicados. Cualquier escolar de siete, que optar por alguna religión, los recita de memoria: Honrarás padre y madre, no matarás, no hurtarás… etcétera.
Pero los comunistas, con Marx a la cabeza, creen algo distinto.
Bertolt Brecht así lo proclama en su Ópera de tres centavos: Señores que pretenden enseñarnos –asegura Jenny, la protagonista del play-/ en que momento debe darse el “sí”:/ Primero deben de alimentarnos. Comer primero, y luego la moral…
Muy poético, bonito y letal. Invierte la carga de la prueba, y transforma a los malhechores en víctimas del capitalismo, dándoles apoyo político contra quienes sólo poseen un poquito más de ilustración o dinero que sus arrogantes, sádicos e impunes victimarios. Decimos un poquito más, pues quienes lo tienen todo, los boliburgueses o bolipodridos, están a salvo del hampa común, protegidos por sus círculos de seguridad, vehículos blindados y muros aislantes del mundanal ruido.
No hay culpa posible para los hampones en ese esquema de pensamiento, pues el régimen les considera, a priori, inocentes. Ovejas descarriadas, a las cuales hay que reunir, reeducar y reintegrar al rebaño.
Pero la crónica diaria da al traste con la concepción comunista, sesgada y primitiva Sobran las malas nuevas en una Venezuela que va hacia la transición. No sabemos cuál, pero sí el término: 5 quinquenios. Notas como las referidas a los pasajeros de Aeroexpresos Ejecutivos, que se vararon en Tapipa por una falla en los frenos del colectivo la semana pasada, y debieron soportar no sólo la pérdida de los bienes que portaban consigo a Ciudad Bolívar, sino también los coñazos dados a adultos y ancianos, los rascabucheos íntimos a los menores de edad y la desnudez y amenaza de violación a las mujeres más buenas.
La portavoz de los atracados, cuando declaraba a los medios, en vez de señalar al Guasón y a Tarek El Aissam, responsables constitucionales del mantenimiento del orden público, inculpó a la transportista, y le pidió al Ministro de Comunicaciones que la interviniera, alegando frecuentes fallas mecánicas en sus unidades.
Una invitación, pues, a que el gobierno confisque los activos de la compañía, y se la entregue a sus compañeritos chavistas. Así se completaría otro círculo criminal perfecto, similar en estructura al de Hidrocriminal, cuyos integrantes manejan las llaves del racionamiento del agua en Caracas, y les cobran comisiones a los conductores de las cisternas que palian la escasez en las urbanizaciones de clase media.
Digamos que, de caer en manos de la marabunta roja, los colectivos del Primer Mundo que ruedan sobre carreteras del Cuarto, se degradarían en un santiamén, sometidas al despojo de sus partes para la reventa en el mercado negro de los repuestos. En el mejor de los casos.
En el peor, los nuevos propietarios de uso de la firma utilizarían sus redes de comunicación para alertar a los alienados por el capitalismo salvaje en los Valles del Tuy sobre los pormenores de cada cargamento: Hacia Bolívar parten 100 pasajeros, provistos de 10 laptop y 20 blackberries. ¡Ah..! Además van cinco culos de primera…
No sabemos cómo el Ministro de Comunicaciones lidiará con otros sucesos similares, los cuales, a petición de la señora entrevistada, quedarían bajo su discrecionalidad.
Por ejemplo, el de los infantes que iban a Higuerote a pasar un día de playa en otro colectivo, y les sucedió algo parecido, sobre lo cual no hubo ninguna vocería, pero debió ser igual o más malo que de Tapipa, pues hubo que someter a los niños a terapia sicológica tras su frustrada mini temporada.
O el de los humildes ciudadanos que se trasladan a Barlovento en la línea Encarnación, sujetos a vejámenes similares a los descritos, y en los cuales hasta se produjo un homicidio.
Según el Guasón, hay que tener paciencia, pues en dos décadas Venezuela estará exenta de la violencia delictual.
O sea que, quienes carecen de los recursos económicos para trasladarse en avión –aunque Ud. no lo crea, amigo seguidor, tampoco el trayecto Caracas-Maiquetía está exento de peligro-, no les queda otra que esperar veinte años para reunirse con sus amigos y familiares o negociar en Provincia. Siempre, claro está, que no se mueran de mengua antes o fallezcan en los enfrentamientos del hampa en Caracas, una de las ciudades más violentas de Latinoamérica.
Bajo las consigna de que los asaltantes de caminos y el hampa común están alienados por la injusta sociedad pequeñoburguesa, pitiyanqui y contrarrevolucionaria, son objetivos legítimos los viajeros al terror. Los atracos les sirven para ensayar la confrontación final que, inevitablemente, reducirá a cenizas lo que aún resta de la propiedad privada y capitalismo en el país. Los bandidos de los autobuses, al fin y al cabo, pueden convertirse en materia prima para, una vez reeducados en el Socialismo del Siglo XXI, alimenten al ejército de parias de la Tierra que destruirá al ominoso Imperio. En veinte años, serán promovidos de maleantes a militantes.
Para quienes no compartimos la cosmogonía revolucionaria, las soluciones son diferentes.
Los malandros, de cualquier origen, credo o condición socioeconómica, son unos auténticos hijos de putas, y se merecen la cárcel o algo peor. Al igual que sus promotores, instigadores y cómplices.
Hay perseguirlos, aprehenderlos y enjuiciarlos. Para lo cual se crearon, en España y Chile, la Guardia Civil y los Carabineros; y en Venezuela, la Guardia Nacional.
En Chile y España funcionan. Acá, la Guardia Nacional se dedica a otros menesteres diferentes. Mucho más productivos.
Hay que suspender, temporalmente al menos, todo lo escrito sobre Criminología, desde César Lombroso en lo adelante, pues son teorías inaplicables a lo que sucede aquí y ahora. Se trata de buenas intenciones, pero resultan inservibles a la hora de contener el desborde del crimen, y sólo empiedran aún más los infiernos de la cotidianidad venezolana. A la par que alimentan las risas de sus hienas y chacales.
sábado, 21 de agosto de 2010
La Conspiración del silencio
El Universo no sólo es más extraño de lo que imaginamos, es más extraño de todo lo que podemos imaginar
J.B.S. Haldane, biólogo y genetista
Encuentros cercanos del tercer orden
Al final de la década de los cuarenta del Siglo XX, una nave alienígena se estrelló cerca de la población de Roswell, Nuevo Méjico, EEUU.
El dueño del fundo donde ocurrió la colusión declaró ante la prensa que había encontrado restos de una aleación desconocida, láminas ligeras como el aluminio, que recuperaban su forma original al ser dobladas; así como otros trozos de metal con inscripciones similares a las de los lenguajes cuneiformes –egipcio y maya-.
Un teniente de la Fuerza Aérea Estadounidense, asignado a la investigación, aseguró que, efectivamente, se trataba de los restos de un OVNI –Objeto volador no identificado-. Más tarde se contradeciría, y aseguraría haberse confundido con un globo aerostático de observación no tripulado, el cual volaba sobre el área y cayó accidentalmente en el sitio.
Años después, el dueño de la funeraria aseveraría haber sido convocado a la base de aérea de Roswell para entregar un pedido urgente de hielo seco, a fin de preservar material biológico que se estaba descomponiendo, así como féretros infantiles, para albergar cadáveres de dimensiones reducidas.
Una enfermera de la aviación militar norteamericana confesaría, aterrorizada, haber participado en la autopsia de al menos tres marcianos, y trazaría sus rasgos de manera aproximada.
Sobre los hechos anteriores, HBO realizó (1995) un extraordinario documental, con la participación de los sobrevivientes del caso Roswell.
Mientras el incidente truncó la carrera del oficial -¿quién confiaría en lo adelante en un piloto capaz de confundir a un OVNI con un zeppelín tipo Good Year?-, enriqueció al propietario del predio donde impactó la nave.
Según el documental, el granjero estaba en la bancarrota, y, de repente, después de una segunda declaración pública a favor la tesis oficial, se le vio paseando por el pueblo en una pick-up nueva. Además, por arte de magia, se desvanecieron numerosos testigos y hasta falleció un Subsecretario de la Defensa que amenazaba con contarle todo a los medios.
Este unitario sugiera la existencia de una trama para ocultar cualquier hecho que demuestre la posibilidad de vida inteligente no terrestre. Una protocolo que emplea la censura sistemática y la descalificación a priori de cualquier incidente similar al ocurrido en Roswell.
En septiembre de 1996, la Revista Penthouse mostró ampliaciones de fotogramas de un film realizado durante la autopsia de Rockwell, se les hiciera a los alienígenas. Una prueba que yace sepultada los más olvidados archivos del Pentágono.
Bob Guccione, editor de la publicación, aseguró entonces que la autenticidad de las imágenes no podía cuestionarse, pues le fueron entregadas, casi un cuarto de siglo después, por la hija del editor de la película, quien las recortó y sustrajo durante el montaje.
Guccione afirmó asimismo que la difusión de las gráficas había sido posible porque el autor estaba muerte, y su hija se encontraba muy enferma. Por lo cual el poder ya no podía perjudicarles.
Guccione se preguntaba: ¿Qué derecho tienen ellos para ocultarle al resto de la Humanidad que no estamos solos en el Universo?
Desde luego, para Guccione, no ocultar constituye el secreto de su éxito. Sin embargo, en apoyo a su credibilidad, el magazine ha logrado fama y prosperidad no sólo publicando desnudos y orientando sexualmente a sus lectores y televidentes, sino dando tubazos: las cartas del terrorista Unabomber, aprehendido posteriormente en Montana; la masacre de Waco, sobre la cual se abrió un juicio contra el FBI; y un extraño mal que aqueja a más de 14 mil veteranos de la Guerra del Golfo, quienes demandaron por daños y perjuicios al gobierno estadounidense.
Y entonces explotó el Cielo...
Roswell constituye, sin duda alguna, el más impresionante pero no el único accidente fatal protagonizado por un OVNI.
A las 7:17 PM del 30 de Junio de 1908, un cilindro gigantesco cayó en Siberia, produciendo una explosión registrada por los sismógrafos de Moscú, París, Londres y Washington.
Hasta 1927 se creyó que era un meteorito, pero una expedición científica que peinó el área afectada no encontró ninguna evidencia al respecto.
Lo que sí halló fueron indicios de una explosión nuclear: Su epicentro, la tormenta de fuego que produjo y la lluvia radioactiva que contaminó la superficie, kilómetros a la redonda, así como los restos de un bosque petrificado; sólo comparables con Hiroshima y Nagasaki, tras el bombardeo atómico de 1946.
Alexander Kazanysev, director del programa espacial ruso, reconstruyó así el hecho:
La onda expansiva se precipitó hacia la superficie terrestre y los árboles que crecían bajo la misma quedaron de pie, perdiendo sus copas y ramas. Se quemó la desgajada vegetación y se resquebrajó el suelo helado. Las aguas subterráneas emergieron en ebullición, como géiseres, en respuesta al terrible impacto. Alrededor del epicentro, el bosque cayó en forma de abanico.
En el momento de la explosión, la temperatura subió a millones de grados. Los elementos que no sufrieron en forma directa el efecto, fueron vaporizados y enviados a la atmósfera superior donde, al continuar en su desintegración radioactiva, produjeron una especie de aurora boreal. Después cayeron al suelo, en forma de precipitación contaminante.
La mano sin índice
Tres hechos notables se destacan en las fotos de Penthouse: La cara de un alienígena, de aspecto humanoide o de humano en gestación, conteste con ls imágenes esparcidas en el mundo desde hace milenios; manos de cuatro dedos solamente, como las del ET call home de Steven Spilberg; y la inequívoca presencia de un órgano sexual, posiblemente masculino por su aspecto fálico. Aunque en anatomía extraterrestre, nadie puede considerarse experto.
La mano sin índice no sólo puede verse en las películas de ciencia ficción, sino que figura en las pinturas rupestres de Tassili, Francia, dibujadas por los cazadores prehistóricos.
La pregunta es: ¿Cuán diferente puede ser una civilización, con únicamente cuatro dedos en cada mano?
La notación decimal se inventó durante el Califato de Haroún-Al-Raschid, en algún lugar de sus inmensos dominios, los cuales se extendían desde Iberia hasta Bengala y Madagascar. De tan glorioso Imperio también proviene la cámara obscura, precursora de la cámara fotográfica, y un avanzado manual de sexología, El Jardín Perfumado.
Desde Toledo, crisol de la cultura del siglo XV y punto de convergencia de científicos y humanistas árabes, cristianos, judíos y mozárabes, la notación decimal se difundió al resto del mundo. Y así, durante quinientos años, aprendimos a pensar, a contar y a medir de diez en diez, tanto como diez son los dedos de las manos.
Nuestra iniciación a la matemática no decimal sólo vino después de la II Guerra Mundial, gracias a la cibernética.
La popularización de las computadoras nos obligó, sin siquiera apercibirnos, a utilizar los códigos binarios.
La diferencia entre la realidad biológica y tecnológica es causa que gran parte del sistema operativo de los ordenadores se dedique a transformar las combinaciones y permutaciones alfanuméricas de los diez dedos a sólo dos opciones: negativas o positivas.
¿Genética o evolucionismo?
La falta de índice en la mano extraterrestre nos lleva a una reflexión cruciale: ¿Somos en verdad los humanos producto de la evolución o el resultado de alguna manipulación genética? Si fuera éste el caso, se aclararían muchas dudas, pues veríamos la vida bajo una óptica muy distinta.
Harold Philip Lovecraft, pionero del realismo científico, considera al creacionismo como la única explicación posible. Pero no la atribuye a Dios.
Según Lovecraft, la Humanidad fue hecha por otra especie inteligente, a la cual denomina Los Antiguos, para usarla como alimento, bestia de carga, compañera de juegos íntimos, o las tres cosas a la vez.
Lovecraft sustenta su hipótesis en una anti-Biblia –el Necromicón– guardada bajo siete llaves en el Museo de Londres. Asevera que quienes se han atrevido simplemente a hojearla, terminan irremediablemente locos. Y que ciertos atavismos genéticos de los supuestos creadores se manifiestan todavía en algunos humanos: La cara de sapo, la piel de culebra y los dedos unidos de los pies.
Por supuesto, se trata de imaginación literaria.
Pero lo interesantes de El color que cayó del cielo es que Lovecraft ubica a Los Antiguos en la especie de los reptiles. Los reptiles no sólo tienen miembros que terminan en cuatro dedos, sino que constituyen, mitológicamente hablando, los extraterrestres más conocidos y publicitados.
Dragones y serpientes
Para la mitología, los dragones y las serpientes han sido amos, aliados y enemigos de la Humanidad.
Según la Biblia, una serpiente causó la expulsión de Adán y Eva del Paraíso Terrenal.
La muerte del último dragón, a manos de San Jorge, inició el cristianismo en Europa, y alertó a los hombres sobre el destino doloroso y fatal que les esperaba si se apartaban del culto antropomórfico: Jesús, María y José.
China, uno de los pueblos más antiguos del orbe, conserva una tradición de más de cinco milenios sobre la sabiduría de los lagartos, y les dedica desfiles anuales y una iconografía extensa, impresa incluso en los dados del dominó asiático o Ma-Jong.
Los aztecas atribuyen a las instrucciones de Quetzlcoatl, el dios reptil, la escogencia del lugar para fundar a México.
Lo importante de esta creencia no sólo que es universal, sino que implica la comunicación entre hombres y reptiles.
Pero los alienígenas actuales no nos paran bolas. Desoyen las emisiones de Arecibo, desde Puerto Rico, que les transmiten hace más de 30 años sus propias versiones sobre ET call home.
Desprecian los regalos que la NASA les envía: sondas espaciales, con un CD dorado donde se cuenta la historia del mundo y se escuchan desde Bach hasta Los Beatles.
Según se ha revelado bajo hipnosis, cuando agarran a un humano, lo examinan y reexaminan, como quien escanea a un bicho raro, y después lo devuelven, con lavado cerebral incluido.
A lo mejor Lovecraft y la Fuerza Aérea Estadounidense tienen razón, y es preferible mantener bien lejos a estos enanitos con cara de feto, hasta tanto no vuelvan Los Antiguos quienes, al fin y al cabo, fueron compañeros mucho más divertidos: Más vale mal conocido que bueno por conocer.
El sexo de los Ángeles
¿Ha oído Ud. mencionar las famosas discusiones bizantinas? Poco antes de la caída del Imperio Romano de Oriente, se invertían horas en controversias gafas acerca de si los ángeles eran o no sexuados.
Si fuera por lo más parecido a una visión antropomórfica de ángeles y dioses, y con las fotos de Penthouse, la controversia estaría ya resuelta.
El color que cayó del cielo
Lovecraft vivió en Providence, Rhode Island, durante casi toda su vida.
Sólo realizó cortos viajes a Nueva York, al Sur de EEUU y a las cercanías de su vecindad.
Murió pobre y como un exilado: Apenas lograba juntar 15 dólares por traducciones de cuentos e historias para varias revistas especializadas. Hoy el mundo le reconoce como el pionero de laanticipación, cuyo vínculo con la memoria atávica de la especie como nadie ha tenido.
Los otros extraterrestres
Un niño asiático acaricia el colmillo de un dragón, mientras saborea un helado de barquilla.
No hay mejor imagen del entendimiento entre dos especies: humanos y dragones o Los Antiguos, como los llamó Lovecraft.
Existen evidencias de conversas entre hombres y reptiles en culturas tan diversas como la azteca, la china, la griega y la judeocristiana. El dragón se revela como un ser superior, de sagacidad sobrenatural, con funciones de consejero, protector o vigilante.
Los sobrevivientes
Ilva Potapovich, habitante de la tundra siberiana y guía de los exploradores de 1927, presenció la explosión de la nave en 1908, y condujo a la expedición, llevando a sus integrantes al exacto lugar de la catástrofe.
Lo que sus ojos vieron no difiere mucho de lo que pudieran observar los sobrevivientes de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki en 1946. La distinción reside en que, antes deldecenio de los cuarenta, no existía algún artefacto nuclear de fabricación humana. Y ue hoy se resume en una sola frase: La conspiración del silencio.
miércoles, 18 de agosto de 2010
El Invierno Negro y el Verano Rojo
Durante el siglo pasado, nunca hubo un lapso en el cual la libertad de prensa hubiera estado tan amenazada en EEUU como en en diciembre de 1955 y enero de 1956, un período denominado: El Invierno Negro de The New York Times.
La acción fue desencadenada por Joseph McCarthy (1908–1957), senador republicano, que, desde 1950, emprendió una cacería de brujas contra profesionales de diversa índole, de quienes sospechaba podían ser agentes soviéticos encubiertos o enemigos invisibles del american way of life.
Contaba con el visto bueno del Presidente Harry Truman, designado por el Congreso para completar el mandato trunco del extinto Franklin D. Roosevelt, y elegido por el pueblo para una segunda gestión.
Pero ciertamente, quien manejaba los hilos del operativo era John Edgar Hoover, director del FBI, organismo a cuyo cargo estaba la inteligencia y contrainteligencia en suelo estadounidense.
Los motivos esgrimidos por Truman y McCarthy eran, aparentemente, patrióticos y nobles, y se basaban en el entonces indetenible crecimiento del estalinismo en Asia y Europa, y el hurto de secretos militares por topos incrustados en los cuerpos de seguridad de EEUU y países aliados, como Francia y el Reino Unido.
Pero, en el trasfondo, yacía la desmedida ambición de Hoover para controlar el poder en la Primera Potencia del mundo, y su personalidad patológica, en la cual no cabía el perdón ni el olvido por las ofensas recibidas.
Entre estos ofensores figuraban Charles Chaplin -quin una vez le caricaturizara como el hijito de su mamá-, los puertorriqueños –como nos los recordara hace poco el licenciado César Andreu, famoso abogado litigante de Borinquen- y la plana mayor de The New York Times, en la cual estaban incluidos sus propietarios y editorialistas principales: Arthur Sulzberger, Orvil Dryfoos, Charles Merz y James Reston.
Por eso, la investigación de McCarthy, que había debutado con más de doscientos nombres de funcionarios del Departamento de Estado, a quienes nada les pudo probar, tocó las puertas del prestigioso diario neoyorquino.
Y hete aquí lo que sucedió, según la obra, multicitada en este blog, El poder y el reino, de Gay Talese:
Todo el periódico se sintió contaminado por las pesquisas, y el malestar generado por las mismas se esparció colectivamente, caracterizándose en una reacción hacia quienes figuraban en la oprobiosa y larga lista de McCarthy .
Dos periodistas veteranos, citados ante el Comité, permanecieron varios días en cuarentena, sin que se les asignasen misiones específicas.
Un reportero que trabajaba en Washington desde 1947, y que había escrito muchas cnotas sobre McCarthy, fue trasladado a Nueva York, donde se le ubicó en la última fila y se le puso a redactar, durante los dos años siguientes, el índice de las secciones y el resumen noticioso.
Después, recuperaría su jerarquía, aunque no regresaría a Washington ni se le nombraría corresponsal, pese a sus merecimientos.
Además, algunos compañeros de redacción, ex camaradas, no le perdonarían nunca que hubiese sapeado los nombres de otros simpatizantes izquierdistas que trabajaban en 1939 en los medios locales, ante el Comité del Senado.
Finalmente y pese a la terrible presión oficial, el asunto fue zanjado, el 2 de enero de 1956, por una valiente carta de John Oaks, representante del capital accionario de The New York Times:
Estoy muy preocupado frente a la posibilidad de que todo cuanto escribamos mañana sobre las libertades ciudadanas y los derechos humanos, sea confrontado, cuestionado y descalificado por nuestra actuación en la crisis presente.
Por eso, recomiendo seguir informando, ampliamente, sobre los abusos del Poder Legislativo. Y mantengo, firmemente, la obligación de mantenernos absolutamente fieles al espíritu que inspiró la 5ª Enmienda de la Constitución Norteamericana, que dispensa a cualquier acusado de declarar en su contra.
Si examinamos toda denuncia, en su propio contexto, y dejamos de cuestionar el sentido o vigencia de la 5ª Enmienda, así como el pasado de quien a ella se acoja, reforzaremos nuestra propia credibilidad y la proyectaremos en el tiempo.
¿En qué se parecen y difieren el Invierno Negro de The New York Times y el Verano Rojo de El Nacional y Tal Cual?
La similitud está en que toda persecución contra la prensa, sea negra –fascista, como la que hubo en EEUU- o roja –comunista, como la que existe en Venezuela-, tiene como objetivo único el control gubernamental de la información: Si no se imprime, no existe.
Asimismo, en que estos procesos perversos se llevan a cabo con la conchupancia de poderes, organismos y funcionarios públicos. En EEUU, la Presidencia, el Senado y el FBI. En Venezuela, la Presidencia, la Defensoría y los Tribunales.
Igualmente, que sus propósitos son siempre muy pragmáticos. En EEUU, mantener a Hoover como el titiritero mayor, de por vida tras el trono. En Venezuela, soportar al Guasón como el dictador vitalicio sobre la silla. En ambos casos, amordazando a los medios. En el venezolano, un mes –en principio-, para que la putrefacción, corrupción y violencia generalizadas no puedan ser empleadas como propaganda de oposición.
La diferencia es que, pese a sus altibajos, en EEUU siembre hubo, hay y habrá democracia; y en Venezuela sufrimos en la actualidad un régimen comunista.
Tanto Truman como McCarthy terminaron mal.
El primero, no fue reelecto. El segundo vivió justo para ver como el proyecto se le iba a pique, sus partidarios más fervorosos le voltearon las espaldas y los políticos europeos, a quienes intentó infructuosamente conquistar, se mofaron de él en su propia cara.
El único que siguió vitito y coleando fue Hoover, el policía, quien murió mandando y, al presentir a la Pelona, quemó sus archivos más comprometedores.
De ahí la importancia del editorial de hoy en Tal Cual, donde Teodoro Petkoff asevera que, conforme al Artículo 350 de la Constitución Nacional, está en desobediencia civil. En otras palabras, como lo hiciera Oaks en 1956, que se apega a la Carta Magna, donde las libertades de expresión e información pueden modificadas por decisiones de ningún burócrata, por elevado que sea el transitorio cargo que ostente.
Al no ser adivinos de feria, no nos atrevemos a pronosticar con qué se comerá el aserto de Petkoff y ni desenlace del Verano Rojo de El Nacional y Tal Cual. ¿Se le ocurre algo a usted, amigo lector?
La acción fue desencadenada por Joseph McCarthy (1908–1957), senador republicano, que, desde 1950, emprendió una cacería de brujas contra profesionales de diversa índole, de quienes sospechaba podían ser agentes soviéticos encubiertos o enemigos invisibles del american way of life.
Contaba con el visto bueno del Presidente Harry Truman, designado por el Congreso para completar el mandato trunco del extinto Franklin D. Roosevelt, y elegido por el pueblo para una segunda gestión.
Pero ciertamente, quien manejaba los hilos del operativo era John Edgar Hoover, director del FBI, organismo a cuyo cargo estaba la inteligencia y contrainteligencia en suelo estadounidense.
Los motivos esgrimidos por Truman y McCarthy eran, aparentemente, patrióticos y nobles, y se basaban en el entonces indetenible crecimiento del estalinismo en Asia y Europa, y el hurto de secretos militares por topos incrustados en los cuerpos de seguridad de EEUU y países aliados, como Francia y el Reino Unido.
Pero, en el trasfondo, yacía la desmedida ambición de Hoover para controlar el poder en la Primera Potencia del mundo, y su personalidad patológica, en la cual no cabía el perdón ni el olvido por las ofensas recibidas.
Entre estos ofensores figuraban Charles Chaplin -quin una vez le caricaturizara como el hijito de su mamá-, los puertorriqueños –como nos los recordara hace poco el licenciado César Andreu, famoso abogado litigante de Borinquen- y la plana mayor de The New York Times, en la cual estaban incluidos sus propietarios y editorialistas principales: Arthur Sulzberger, Orvil Dryfoos, Charles Merz y James Reston.
Por eso, la investigación de McCarthy, que había debutado con más de doscientos nombres de funcionarios del Departamento de Estado, a quienes nada les pudo probar, tocó las puertas del prestigioso diario neoyorquino.
Y hete aquí lo que sucedió, según la obra, multicitada en este blog, El poder y el reino, de Gay Talese:
Todo el periódico se sintió contaminado por las pesquisas, y el malestar generado por las mismas se esparció colectivamente, caracterizándose en una reacción hacia quienes figuraban en la oprobiosa y larga lista de McCarthy .
Dos periodistas veteranos, citados ante el Comité, permanecieron varios días en cuarentena, sin que se les asignasen misiones específicas.
Un reportero que trabajaba en Washington desde 1947, y que había escrito muchas cnotas sobre McCarthy, fue trasladado a Nueva York, donde se le ubicó en la última fila y se le puso a redactar, durante los dos años siguientes, el índice de las secciones y el resumen noticioso.
Después, recuperaría su jerarquía, aunque no regresaría a Washington ni se le nombraría corresponsal, pese a sus merecimientos.
Además, algunos compañeros de redacción, ex camaradas, no le perdonarían nunca que hubiese sapeado los nombres de otros simpatizantes izquierdistas que trabajaban en 1939 en los medios locales, ante el Comité del Senado.
Finalmente y pese a la terrible presión oficial, el asunto fue zanjado, el 2 de enero de 1956, por una valiente carta de John Oaks, representante del capital accionario de The New York Times:
Estoy muy preocupado frente a la posibilidad de que todo cuanto escribamos mañana sobre las libertades ciudadanas y los derechos humanos, sea confrontado, cuestionado y descalificado por nuestra actuación en la crisis presente.
Por eso, recomiendo seguir informando, ampliamente, sobre los abusos del Poder Legislativo. Y mantengo, firmemente, la obligación de mantenernos absolutamente fieles al espíritu que inspiró la 5ª Enmienda de la Constitución Norteamericana, que dispensa a cualquier acusado de declarar en su contra.
Si examinamos toda denuncia, en su propio contexto, y dejamos de cuestionar el sentido o vigencia de la 5ª Enmienda, así como el pasado de quien a ella se acoja, reforzaremos nuestra propia credibilidad y la proyectaremos en el tiempo.
¿En qué se parecen y difieren el Invierno Negro de The New York Times y el Verano Rojo de El Nacional y Tal Cual?
La similitud está en que toda persecución contra la prensa, sea negra –fascista, como la que hubo en EEUU- o roja –comunista, como la que existe en Venezuela-, tiene como objetivo único el control gubernamental de la información: Si no se imprime, no existe.
Asimismo, en que estos procesos perversos se llevan a cabo con la conchupancia de poderes, organismos y funcionarios públicos. En EEUU, la Presidencia, el Senado y el FBI. En Venezuela, la Presidencia, la Defensoría y los Tribunales.
Igualmente, que sus propósitos son siempre muy pragmáticos. En EEUU, mantener a Hoover como el titiritero mayor, de por vida tras el trono. En Venezuela, soportar al Guasón como el dictador vitalicio sobre la silla. En ambos casos, amordazando a los medios. En el venezolano, un mes –en principio-, para que la putrefacción, corrupción y violencia generalizadas no puedan ser empleadas como propaganda de oposición.
La diferencia es que, pese a sus altibajos, en EEUU siembre hubo, hay y habrá democracia; y en Venezuela sufrimos en la actualidad un régimen comunista.
Tanto Truman como McCarthy terminaron mal.
El primero, no fue reelecto. El segundo vivió justo para ver como el proyecto se le iba a pique, sus partidarios más fervorosos le voltearon las espaldas y los políticos europeos, a quienes intentó infructuosamente conquistar, se mofaron de él en su propia cara.
El único que siguió vitito y coleando fue Hoover, el policía, quien murió mandando y, al presentir a la Pelona, quemó sus archivos más comprometedores.
De ahí la importancia del editorial de hoy en Tal Cual, donde Teodoro Petkoff asevera que, conforme al Artículo 350 de la Constitución Nacional, está en desobediencia civil. En otras palabras, como lo hiciera Oaks en 1956, que se apega a la Carta Magna, donde las libertades de expresión e información pueden modificadas por decisiones de ningún burócrata, por elevado que sea el transitorio cargo que ostente.
Al no ser adivinos de feria, no nos atrevemos a pronosticar con qué se comerá el aserto de Petkoff y ni desenlace del Verano Rojo de El Nacional y Tal Cual. ¿Se le ocurre algo a usted, amigo lector?
martes, 17 de agosto de 2010
Dejar de ser cosas
Ayer, quizás por primera vez en nuestra vida, concordamos con todo lo escrito por Teodoro Petkoff en su editorial La fotografía, publicado en Tal Cual.
No sólo con el contenido, en términos generales, sino también con cada palabra allí impresa, y con la acertada reproducción dela foto que El Nacional editara el sábado 14 de los corrientes, sobre la sala de autopsias de la Morgue de Bello Monte.
Un ejemplo que debería ser imitado por otros periódicos, si sus dueños tuvieran los cojones bien puestos y que, en el caso de Petkoff, evidencia un cambio cualitativo en su actitud hacia el régimen que hoy destruye a la República con la mayor impunidad.
Mutación de la cual parecen haberse contagiado, recientemente, algunos dirigentes de la oposición democrática, quienes comienzan a llamar al pan, pan y al vino, vino. Suena como si la MUD se hubiese curado de esa infame virosis que produce afonía, por lo cual pidiéramos dejar de calificarla, tímidamente y con pronóstico reservado, la MUDA.
Bienvenidos, Petkoff y la MUD, a un club que no inventamos nosotros, pero que cuenta cada día con mayores adherentes. Un club integrado por quienes creemos que al Guasón se le debe impedir que siga haciendo lo que le da la gana, y que, tanto él como la cuerda de facinerosos que le han acompañado en sus fechorías, deben ser enjuiciados por todo el mal que nos han hecho. Más temprano que tarde.
La denuncia de Petkoff
Lo peor no fue la risa de hiena que Izarrita le regaló al mundo vía CNN, intentando fallidamente mofarse de la escalada de violencia que vive Venezuela, sino su pretensión de inculpar a los demás: al presidente Felipe Calderón, de México; al ex presidente Álvaro Uribe, de Colombia; al Imperio. A todos menos al verdadero responsable, el Guasón, quien a inicios de su mandato declaró públicamente: Si tuviera hambre, también saldría a robar.
¡Y mire usted, amigo seguidor, cuán hambriento estaban entonces, él y sus compinches!
Otra de las claves de Petkoff es el desprecio de la dictadura chavista por el prójimo. Para el Guasón y su nomenclatura, los venezolanos no somos personas provistas de cuerpo y alma, ni tampoco individuos cuyos moldes se rompan al nacer. Sólo cosas, como las toallas sanitarias que se usan cuando hacen falta, se desechan cuando cumplen su propósito y se echan al zafacón del olvido.
Esta reducción del todo al cosismo es típica de las tiranías comunistas, y halla su expresión más depurada en la frase de Raúl Castro: Cuba y Venezuela somos una misma cosa.
Pues no, no es cierto, no lo somos. El nuestro es un país rentista, que vive de sus recursos naturales; y el suyo es un país alcahuete, que vive del turismo sexual, las divisas que le mandan a sus familiares los cubanos desterrados y los regalitos del Guasón.
Infortunadamente, los electores venezolanos decidieron castigar a los políticos adecopeyanos, eligiendo en fecha infausta a un psicótico bipolar y paranoico, cuya mejor actuación fue al asumir su responsabilidad en el cruento golpe del 4-F. De ahí en lo adelante, se ha caracterizado por llevarnos cuesta abajo, en un barranco sin fin.
Su Revolución Bonita todo lo contamina, todo lo pudre y todo lo daña. Ideas, alimentos e infraestructuras son los casos más evidentes, pero no únicos, de tan pavoroso fenómeno telúrico.
Sobran los pequeños detalles
Los indigentes que malviven en las vecindades de PDVSA, envilecidos por el alcoholismo y la drogadicción, y que despiertan al lado lujosos vehículos de quienes llegan tempranito para negociar con la estatal. A esos nadie los quiere ni los recoge, pese que aún se ufanan de lucir camisas rojas rojitas.
Los niños de la calle, mal llamados de la Patria, pues si la Patria fuera esa –explotación, malnutrición, pedofilia, deserción escolar, hábitats miserables sobre cerros que se desploman y puentes que se inundan con las primeras lluvias-, ¿qué queda para el resto de la población infantil? A lo mejor, una necia y chupa-medias funcionaria que acciona contra El Nacional, no por lo que sucede cotidianamente en Bello Monte, sino ante su evidencia grafica.
Los Guardianes de Chávez, un hato de hampones, presentados globalmente por la emisora de Atlanta.
Los chistes malos, las peores canciones y las mentiras del Guasón.
Por eso decimos, con el corazón sangrante por esta Venezuela humillada, mancillada y despreciada como nunca, que hay que votar el 26-S, y defender los votos después. Para recuperar la dignidad nacional perdida. Para dejar de ser cosas.
No sólo con el contenido, en términos generales, sino también con cada palabra allí impresa, y con la acertada reproducción dela foto que El Nacional editara el sábado 14 de los corrientes, sobre la sala de autopsias de la Morgue de Bello Monte.
Un ejemplo que debería ser imitado por otros periódicos, si sus dueños tuvieran los cojones bien puestos y que, en el caso de Petkoff, evidencia un cambio cualitativo en su actitud hacia el régimen que hoy destruye a la República con la mayor impunidad.
Mutación de la cual parecen haberse contagiado, recientemente, algunos dirigentes de la oposición democrática, quienes comienzan a llamar al pan, pan y al vino, vino. Suena como si la MUD se hubiese curado de esa infame virosis que produce afonía, por lo cual pidiéramos dejar de calificarla, tímidamente y con pronóstico reservado, la MUDA.
Bienvenidos, Petkoff y la MUD, a un club que no inventamos nosotros, pero que cuenta cada día con mayores adherentes. Un club integrado por quienes creemos que al Guasón se le debe impedir que siga haciendo lo que le da la gana, y que, tanto él como la cuerda de facinerosos que le han acompañado en sus fechorías, deben ser enjuiciados por todo el mal que nos han hecho. Más temprano que tarde.
La denuncia de Petkoff
Lo peor no fue la risa de hiena que Izarrita le regaló al mundo vía CNN, intentando fallidamente mofarse de la escalada de violencia que vive Venezuela, sino su pretensión de inculpar a los demás: al presidente Felipe Calderón, de México; al ex presidente Álvaro Uribe, de Colombia; al Imperio. A todos menos al verdadero responsable, el Guasón, quien a inicios de su mandato declaró públicamente: Si tuviera hambre, también saldría a robar.
¡Y mire usted, amigo seguidor, cuán hambriento estaban entonces, él y sus compinches!
Otra de las claves de Petkoff es el desprecio de la dictadura chavista por el prójimo. Para el Guasón y su nomenclatura, los venezolanos no somos personas provistas de cuerpo y alma, ni tampoco individuos cuyos moldes se rompan al nacer. Sólo cosas, como las toallas sanitarias que se usan cuando hacen falta, se desechan cuando cumplen su propósito y se echan al zafacón del olvido.
Esta reducción del todo al cosismo es típica de las tiranías comunistas, y halla su expresión más depurada en la frase de Raúl Castro: Cuba y Venezuela somos una misma cosa.
Pues no, no es cierto, no lo somos. El nuestro es un país rentista, que vive de sus recursos naturales; y el suyo es un país alcahuete, que vive del turismo sexual, las divisas que le mandan a sus familiares los cubanos desterrados y los regalitos del Guasón.
Infortunadamente, los electores venezolanos decidieron castigar a los políticos adecopeyanos, eligiendo en fecha infausta a un psicótico bipolar y paranoico, cuya mejor actuación fue al asumir su responsabilidad en el cruento golpe del 4-F. De ahí en lo adelante, se ha caracterizado por llevarnos cuesta abajo, en un barranco sin fin.
Su Revolución Bonita todo lo contamina, todo lo pudre y todo lo daña. Ideas, alimentos e infraestructuras son los casos más evidentes, pero no únicos, de tan pavoroso fenómeno telúrico.
Sobran los pequeños detalles
Los indigentes que malviven en las vecindades de PDVSA, envilecidos por el alcoholismo y la drogadicción, y que despiertan al lado lujosos vehículos de quienes llegan tempranito para negociar con la estatal. A esos nadie los quiere ni los recoge, pese que aún se ufanan de lucir camisas rojas rojitas.
Los niños de la calle, mal llamados de la Patria, pues si la Patria fuera esa –explotación, malnutrición, pedofilia, deserción escolar, hábitats miserables sobre cerros que se desploman y puentes que se inundan con las primeras lluvias-, ¿qué queda para el resto de la población infantil? A lo mejor, una necia y chupa-medias funcionaria que acciona contra El Nacional, no por lo que sucede cotidianamente en Bello Monte, sino ante su evidencia grafica.
Los Guardianes de Chávez, un hato de hampones, presentados globalmente por la emisora de Atlanta.
Los chistes malos, las peores canciones y las mentiras del Guasón.
Por eso decimos, con el corazón sangrante por esta Venezuela humillada, mancillada y despreciada como nunca, que hay que votar el 26-S, y defender los votos después. Para recuperar la dignidad nacional perdida. Para dejar de ser cosas.
lunes, 16 de agosto de 2010
Una extraña imagen que vino de muy lejos
resulta mñas dramático casarse que asesinar
Tal día como hoy, un 16 de agosto de 1932, lanzó su señal televisiva al aire la Columbia Broadcasting Corporation –WCBS-TV-. Fue, asimismo, la primera vez que se transmitió un programa noticioso internacional, World Magazine, por este revolucionario y aún experimental medio.
Pasarían décadas antes de que la televisión se popularizara, coloreara y globalizara. Que creciera, se desarrollara y llegara a su cénit, para caer en la crisis mundial por la cual atraviesa hoy, y que puede ser descrita en una corta sentencia de El Principio de Peter: Si algo funciona, es porque está obsoleto.
Edward Carpenter y Marshal Mcluhan describen y diferencian el momento de mayor apogeo dela televisión en El aula sin muros (1974): La televisión es una pequeña caja, dentro de la cual se agolpa y vive la gente. El cine nos vincula con el amplio mundo. Con su gran pantalla, el largometraje se presta perfectamente al drama social, los panoramas bélicos, el mar, la degradación planetaria. A diferencia del cine, en la televisión caben, cómodamente dos o tres rostros. Pero la televisión profundiza las relaciones más humildes y corrientes, las cuales resultan a la postre increíblemente complejas. Hay mucho más drama en las razones por las que alguien se casa que en aquéllas por las cuales asesina…
La televisión no surgió de un día para otro, ni alguien en particular puede atribuirse su invención. Fue un largo proceso, iniciado en 1873, al descubrirse accidentalmente que la resistencia a electricidad del selenio variaba, proporcionalmente, en función a la luz recibida. Aún antes de la radiodifusión, ese fenómeno se empleó para transformar a la luz en señales eléctricas, y se estudiaron varias formas de enviar imágenes por cable.
Desde Pedro Picapiedra hasta la pamtalla de Carey
En 1875, George R. Carey patentó un mosaico de células de selenio, conectado a cables individuales. Más tarde, apoyándose en la retentiva visual, sustituyó las conexiones múltiples por escaneo de imágenes, transmitiéndolas por un solo haz.
Es importante enfatizar en la retentiva visual, pues constituye el origen del cine, antecedido a su vez por La linterna mágica, y con raíces prehistóricos en las cavernas de Europa Occidental, donde Pedro Picapiedra, empleando esa facultad exclusivamente humana de anteponer el índice al pulgar, contaba cuentos, con el apoyo de una antorcha y para el deleite de su audiencia cautiva.
No sólo se trata únicamente de la descripción de la motricidad fina de las manos, sino del sentido de la vista. Creemos ver sin solución de continuidad, mas nuestro cerebro sólo procesa imágenes de duración mayor a 1/5 de segundo. Percibimos esa información visual a saltos y trompicone, pero la mente se encarga de hilar dichos fragmentos en una secuencia, aparentemente corrida, en la cual cada nueva percepción se cimienta en el último fotograma captado.
De ahí que sea neuológicamente imposible la efectividad de la propaganda o publicidad subliminal, uno de los mitos más acendrados entre los cuestionadores de la televisión, pero integrado, como artículo de fe, al catecismo de la Comunicación Social. Y que, desde allí, se ha trasladado cómodamente a increíbles nichos de estupidez como la Escuela de Francfort y nuestra Ley Resorte.
Nipkow: Un alemán de Alemania
Shelford Didwell (1881) cambió el mosaico de selenio por una superficie lisa, montada en una cámara oscura, y le añadió un rodaje de cojinetes, a fin de modificar los planos fotográficos. Funcionaba, aunque a velocidad muy lenta.
Muchas innovaciones aparecieron y desaparecieron, hasta que el sabio alemán Paúl Nipkow creó un disco con agujeritos en espiral (1884), que giraba a gran velocidad frente a la placa. Las tomas se escaneaba en líneas horizontales y verticales. Nipkow, sin embargo, careció de dinero para comercializar su invento a gran escala. Sobre su prototipo, se desarrollarían, más tarde, la televisión, el fax y la fotocopiadora
Antes de que finalizara el Siglo XIX, el tubo de rayos catódicos de K.F. Braun (1897) y su ensamblaje con la cámara de Boris Rosing (1902), permitieron proyectar imágenes sobre pantallas fluorescentes. Esta combinación daría lugar a los televisores, monitores para radares y computadores.
Varios científicos perfeccionaron la idea, y presentaron sus avances en Europa y EEUU. Los experimentos llamaron la atención de las grandes radiodifusoras, que asumieron los elevados costos del proceso.
Los primeros hardware fueron fabricados en EEUU por AT&T (1927), General Electric (1928),RCA (1930) DuMont (1930) y Philco (1931). Aunque las líneas horizontales se habían incrementado de 30 a 243, las imágenes seguían siendo de baja resolución, y el tamaño de los televisores los hacía imprácticos para el hogar.
Con su música a otra parte
Vladimir Zworykin, un exiliado ruso que trabajaba para Westinghouse, creó el iconoscopio (1923) y, con él, la primera cámara práctica de televisión.
El artilugio no interesó a su patrono, por lo cual Zworykin se marchó con su música a otra parte, a RCA Victor, la empresa que había fabricado el primer gramófono.
Continuó perfeccionándolo, y lo presentó en la Feria Universal de Nueva York (1939). La cámara, de 525 líneas de barrido horizontal, fue aprobada por Agencia Federal de Comunicaciones como estándar en EEUU.
RCA Victor, el holding para el cual trabajaba Zworykin, salió al aire inmediatamente en Nueva York, con la emisora WNBC-TV, pero la II Guerra Mundial paralizó, temporalmente, su consolidación.
El suicidio de un genio olvidado
Otro de los personajes claves en el desarrollo del medio fue Edwin Howard Armstrong, un genio, olvidado por quienes plagiaron sus patentes y le condujeron al suicidio (1954).
Armstrong cambió cuatro veces la Historia de las Telecomunicaciones.
En 1912, Armstrong invento el circuito de realimentación, para transportar sonido por ondas electromagnéticas. En 1918 el circuito superheterodino, con el cual funcionan el radar y los transceptores de radio y televisión. En 1933, la modulación de frecuencia (FM). En 1944, el superradar, con el que se guían los aviones y misiles no tripulados.
Sus innovaciones hicieron posible la transmisión radioeléctrica, el sonido de alta fidelidad y la Conquista del Espacio. Sin embargo, como Rudolph Diesel -inventor del motor diesel-, Wallace Carrothers -inventor del nylon- y Paul Schmit -inventor del cohete espacial-: Armstrong fue otra de las víctimas de una guerra secreta, cuyos crímenes siempre se ocultan (Ruyard Kipling).
Hitler transmitió las Olimpíadas por televisión
Simultáneamente en Europa, la organización EMI-Marconi, concretándose en la invectiva de Isaac Schoenberg (ruso) y con el concurso de los ingleses A.D. Blumlein y P.W. Williams, ex empleados de la CBS, logró el estándar de 425 líneas, aún vigente en Inglaterra, y el patrón fue adoptado por la BBC de Londres.
BBC operó desde noviembre de 1936 hasta septiembre de 1939, cuando su programación fue interrumpida por de la guerra. Volvió al aire, en 1946, y allí se mantiene hasta el día de hoy.
También en 1936 Alemania transmitió las Olimpiadas de Berlín a un limitado número de telerreceptores, algunos de los cuales estaban al servicio de los corresponsales deportivos, quienes reportaron, asombrados, las peripecias de los juegos a través de tan novedoso recurso.
Ponga color en su vida
La primera propuesta para televisión cromática surgió en Dinamarca (1909), pero no se formalizó hasta 1940, cuando RCA presentó su metodología de tres tubos Image Orticon, los cuales registraban, separadamente, los colores RGB. –rojo, verde y azul-. NBC y CBS (1953) acordaron transmitir color por dicho sistema, llamado NSTC por las siglas del comité que lo aprobó: National Television System Comitte. Y caricaturizado por los alemanes e ingleses como: Never the same colour -Nunca el mismo color-.
Francia y Alemania establecieron sus propios formatos en 1967. La primera con SECAM -Séquentiel couleur á memoire-, la segunda con PAL -Phase alternation line. Por cable o satélite, no existen diferencias apreciables entre los sistemas.
La televisión de Venezuela
En Venezuela, lo que sí hubo y hay es lucha sin cuartel por el mercado entre Brasil, el mayor manufacturero de televisores PAL, y los países asiáticos, líderes en la producción de receptores NTSC. Dado que en los sistemas europeos las señales cromáticas y monocromáticas corren codificadas, todo receptor necesita un decodificador para regenerar los colores originales. Por cada uno, el comprador debe abonar 50 dólares adicionales de patente.
La televisión comenzó en el país con la Televisora Nacional, YVKA-TV (1952), administrada por el Estado. Desde entonces, cambió las vidas de los venezolanos; algo que no ocurrió de repente sino que se tardó varios años.
Pasaron décadas antes de que la televisión caraqueña llegara al Interior. Primero, a los Valles de Aragua. Después, a la Región Centro Occidental. Finalmente, en 1975, lo bolivarenses pudieron disfrutar, en vivo, del Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en Inglaterra.
Los primeros venezolanos en recibir imágenes del exterior
Probablemente los primeros venezolanos en recibir programas del exterior hayan sido Jorge Scull Oteyza y Manuel Graterol Santander (Graterolacho). El poeta, humorista y publicista Graterolacho, recientemente fallecido, poseía una casa de playa en Caraballeda, Vargas, y había instalado sobre un cocotero una antena para captar las débiles señales provenientes de Caracas.
En una noche tormentosa, donde la recepción no era muy buena, ambos amigos trataron de ajustar la antena mejor. Y, entonces, ¡oh milagro!, lograron sintonizar a WAPA-TV y WKAQ-TV de Puerto Rico, una anomalía que duró toda la noche, pero que no volvió a repetirse, y cuya explicación todavía se desconoce.
Fue el Presidente Luis Herrera Campins (1979-84) quien permitió el uso de la televisión en colores. Antes de su gobierno, los programas cromáticos se filtraban para difundirlos, aunque habían antifiltros y televisores llegados al país por los caminos verdes.
Los trapos sucios se lavan en la televisión
A finales de los ochenta, la televisión se transformó en el medio donde Venezuela lavaba sus trapos sucios, entre ellos, la política.
Hasta el mandato de Jaime Lusinchi (1984-89), la televisión comercial operó en Venezuela, prácticamente, como un monopolio de dos grupos mediáticos, Organización Diego Cisneros y 1BC.
Por falta de anuncios y audiencia, habían fracasado las primeras televisoras regionales: Ondas del Lago TV, de Nicolás Vale Quinter; Canal 11-Caracas, de Amable y Ricardo Espina; Radio Valencia TV, de varios empresarios carabobeños. CVTV -hoy VTV- también sucumbió, pues su programación no caló entre el público, y el Grupo Vollmer, su concesionario, no quiso invertir más.
Hoy hay 6 redes nacionales en señal abierta (3 del Estado y 3 privadas), y más de 30 regionales, algunas de las cuales irradian sus señales fuera de sus entidades
La televisión cubre más del 65% del territorio nacional, alcanza al 90% de su población y tiene una sintonía del 35%, con un encendido promedio del 30 al 40%, en las horas de mayor audiencia. De 6 a 8 AM, el mayor número de televidentes son hombres; a partir de las 8, amas de casa y niños. Desde el mediodía y hasta las 5 PM, amas de casa. De 5 a 8 PM, niños; de 8 a 10 PM, toda la familia
El hábito se modifica con los eventos deportivos estelares, los desastres naturales, las confrontaciones políticas y los concursos de belleza.
El primer lugar de sintonía lo mantuvo Venevisión por dos décadas, seguido de muy cerca por RCTV (hasta el Primer Trimestre del 2008, cuando el gobierno confiscó sus señales directas y equipos de transmisión), con un 3º lugar para Televén, un 4º para Globovisión y un lejano 5º para VTV.
Hay también en el país 24 cableadoras, y más de 60 televisoras que sólo transmiten por cable y DirecTV.
Asimismo, se han otorgado numerosas licencias a televisoras comunitarias. Su cobertura se limita al ámbito parroquial, municipal o vecinal.
La televisión paga, paga
Según la Asociación Latinoamericana de Televisión Paga, lel servicio por suscripción es recibido por el 30% de los televidentes de Venezuela (2007), el grupo socioeconómico con más del 27% del poder total de compra en productos y servicios, masivos y no masivos.
En efectividad, la televisión paga también sale bien parada, pues llega dos veces más rápidamente a las audiencias que la de señal abierta, con un ahorro del 14% sobre estas últimas.
Televidentes versus internautas
Cada vez que nace un medio electrónico, modifica el lenguaje y la gramática de la gente, y hasta su manera de pensar.
Internet y sus sucesores se basan la teoría del pull, contraria al push, que está asociada al modelo informativo, y en el cual los contenidos corren unilateralmente, de emisores activos a receptores pasivos.
El push, por el contrario, constituye una invitación a acceder a y participar en un dilatado menú de opciones. Sobre el pull no hay nada escrito en definitiva, pues su praxis apenas ha comenzado.
El diseño de páginas Web tampoco resulta satisfactorio, pues se asemeja a la diagramación de la prensa física, que es muy estática, desestimando la dinámica del movimiento.
Los blog crecen como arroz, y algunos cuentan con miles de seguidores, como el de una secretaria de Nueva York que narra su vida íntima a diario; o un periodista de Sao Paulo, quien saltó del desempleo crónico al liderazgo de opinión pública. Asimismo se potencian las redes sociales, como Facebook y Twitter.
Los grandes anunciantes buscan hoy consumidores activos, que detecten fallas en sus productos e, incluso, les ayuden a rediseñarlos o reformularlos. Y hallan a los más jóvenes, a los nacidos después de 1984, en los medios interactivos, no en los masivos.
Los expertos predicen que en los hogares del mañana, Internet y la televisión serán los ingredientes de un menú integrado, del cual cada quien escogerá lo que más le agrade. Pero todo se inició con una extraña imagen que vino de muy lejos.
Aclaratoria
Por recomendación de ese primo mayor, que vive en Barcelona y con quien conversamos casi a diario, hemos decidido alternar nuestros escritos políticos con otros temas de interés general. Lo cual no implica, para nada, en que hayamos arrugado.
El artículo anterior representa la síntesis de un contenido programático que damos en Lenguaje de la Imagen -materia universitaria de la cual somos facilitadores-, y tambié que le dictamos a los aspirantes a convertirse en camarógrafos, directores y productores de un canal de televisión.
Sólo eliminamos de él cuestiones absolutamente técnicas, referidas a la producción profesional de programas y micros, que aunque son muy instructivas, puede que no le llamen la atención particularmente a los seguidores del presente blog.
La documentación gráfica e iconográfica en que se basa la sinopsis es absolutamente verídica y pertinente, y espero les sirva de ayuda a los pichones de periodistas, publicistas y maestros. Sólo les pido se acuerden del autor, y le citen. A ver si conseguimos publicar unos cuantos textos inéditos que ya hacen mucho bulto en nuestros archivos físicos y virtuales.
RSVP
Tal día como hoy, un 16 de agosto de 1932, lanzó su señal televisiva al aire la Columbia Broadcasting Corporation –WCBS-TV-. Fue, asimismo, la primera vez que se transmitió un programa noticioso internacional, World Magazine, por este revolucionario y aún experimental medio.
Pasarían décadas antes de que la televisión se popularizara, coloreara y globalizara. Que creciera, se desarrollara y llegara a su cénit, para caer en la crisis mundial por la cual atraviesa hoy, y que puede ser descrita en una corta sentencia de El Principio de Peter: Si algo funciona, es porque está obsoleto.
Edward Carpenter y Marshal Mcluhan describen y diferencian el momento de mayor apogeo dela televisión en El aula sin muros (1974): La televisión es una pequeña caja, dentro de la cual se agolpa y vive la gente. El cine nos vincula con el amplio mundo. Con su gran pantalla, el largometraje se presta perfectamente al drama social, los panoramas bélicos, el mar, la degradación planetaria. A diferencia del cine, en la televisión caben, cómodamente dos o tres rostros. Pero la televisión profundiza las relaciones más humildes y corrientes, las cuales resultan a la postre increíblemente complejas. Hay mucho más drama en las razones por las que alguien se casa que en aquéllas por las cuales asesina…
La televisión no surgió de un día para otro, ni alguien en particular puede atribuirse su invención. Fue un largo proceso, iniciado en 1873, al descubrirse accidentalmente que la resistencia a electricidad del selenio variaba, proporcionalmente, en función a la luz recibida. Aún antes de la radiodifusión, ese fenómeno se empleó para transformar a la luz en señales eléctricas, y se estudiaron varias formas de enviar imágenes por cable.
Desde Pedro Picapiedra hasta la pamtalla de Carey
En 1875, George R. Carey patentó un mosaico de células de selenio, conectado a cables individuales. Más tarde, apoyándose en la retentiva visual, sustituyó las conexiones múltiples por escaneo de imágenes, transmitiéndolas por un solo haz.
Es importante enfatizar en la retentiva visual, pues constituye el origen del cine, antecedido a su vez por La linterna mágica, y con raíces prehistóricos en las cavernas de Europa Occidental, donde Pedro Picapiedra, empleando esa facultad exclusivamente humana de anteponer el índice al pulgar, contaba cuentos, con el apoyo de una antorcha y para el deleite de su audiencia cautiva.
No sólo se trata únicamente de la descripción de la motricidad fina de las manos, sino del sentido de la vista. Creemos ver sin solución de continuidad, mas nuestro cerebro sólo procesa imágenes de duración mayor a 1/5 de segundo. Percibimos esa información visual a saltos y trompicone, pero la mente se encarga de hilar dichos fragmentos en una secuencia, aparentemente corrida, en la cual cada nueva percepción se cimienta en el último fotograma captado.
De ahí que sea neuológicamente imposible la efectividad de la propaganda o publicidad subliminal, uno de los mitos más acendrados entre los cuestionadores de la televisión, pero integrado, como artículo de fe, al catecismo de la Comunicación Social. Y que, desde allí, se ha trasladado cómodamente a increíbles nichos de estupidez como la Escuela de Francfort y nuestra Ley Resorte.
Nipkow: Un alemán de Alemania
Shelford Didwell (1881) cambió el mosaico de selenio por una superficie lisa, montada en una cámara oscura, y le añadió un rodaje de cojinetes, a fin de modificar los planos fotográficos. Funcionaba, aunque a velocidad muy lenta.
Muchas innovaciones aparecieron y desaparecieron, hasta que el sabio alemán Paúl Nipkow creó un disco con agujeritos en espiral (1884), que giraba a gran velocidad frente a la placa. Las tomas se escaneaba en líneas horizontales y verticales. Nipkow, sin embargo, careció de dinero para comercializar su invento a gran escala. Sobre su prototipo, se desarrollarían, más tarde, la televisión, el fax y la fotocopiadora
Antes de que finalizara el Siglo XIX, el tubo de rayos catódicos de K.F. Braun (1897) y su ensamblaje con la cámara de Boris Rosing (1902), permitieron proyectar imágenes sobre pantallas fluorescentes. Esta combinación daría lugar a los televisores, monitores para radares y computadores.
Varios científicos perfeccionaron la idea, y presentaron sus avances en Europa y EEUU. Los experimentos llamaron la atención de las grandes radiodifusoras, que asumieron los elevados costos del proceso.
Los primeros hardware fueron fabricados en EEUU por AT&T (1927), General Electric (1928),RCA (1930) DuMont (1930) y Philco (1931). Aunque las líneas horizontales se habían incrementado de 30 a 243, las imágenes seguían siendo de baja resolución, y el tamaño de los televisores los hacía imprácticos para el hogar.
Con su música a otra parte
Vladimir Zworykin, un exiliado ruso que trabajaba para Westinghouse, creó el iconoscopio (1923) y, con él, la primera cámara práctica de televisión.
El artilugio no interesó a su patrono, por lo cual Zworykin se marchó con su música a otra parte, a RCA Victor, la empresa que había fabricado el primer gramófono.
Continuó perfeccionándolo, y lo presentó en la Feria Universal de Nueva York (1939). La cámara, de 525 líneas de barrido horizontal, fue aprobada por Agencia Federal de Comunicaciones como estándar en EEUU.
RCA Victor, el holding para el cual trabajaba Zworykin, salió al aire inmediatamente en Nueva York, con la emisora WNBC-TV, pero la II Guerra Mundial paralizó, temporalmente, su consolidación.
El suicidio de un genio olvidado
Otro de los personajes claves en el desarrollo del medio fue Edwin Howard Armstrong, un genio, olvidado por quienes plagiaron sus patentes y le condujeron al suicidio (1954).
Armstrong cambió cuatro veces la Historia de las Telecomunicaciones.
En 1912, Armstrong invento el circuito de realimentación, para transportar sonido por ondas electromagnéticas. En 1918 el circuito superheterodino, con el cual funcionan el radar y los transceptores de radio y televisión. En 1933, la modulación de frecuencia (FM). En 1944, el superradar, con el que se guían los aviones y misiles no tripulados.
Sus innovaciones hicieron posible la transmisión radioeléctrica, el sonido de alta fidelidad y la Conquista del Espacio. Sin embargo, como Rudolph Diesel -inventor del motor diesel-, Wallace Carrothers -inventor del nylon- y Paul Schmit -inventor del cohete espacial-: Armstrong fue otra de las víctimas de una guerra secreta, cuyos crímenes siempre se ocultan (Ruyard Kipling).
Hitler transmitió las Olimpíadas por televisión
Simultáneamente en Europa, la organización EMI-Marconi, concretándose en la invectiva de Isaac Schoenberg (ruso) y con el concurso de los ingleses A.D. Blumlein y P.W. Williams, ex empleados de la CBS, logró el estándar de 425 líneas, aún vigente en Inglaterra, y el patrón fue adoptado por la BBC de Londres.
BBC operó desde noviembre de 1936 hasta septiembre de 1939, cuando su programación fue interrumpida por de la guerra. Volvió al aire, en 1946, y allí se mantiene hasta el día de hoy.
También en 1936 Alemania transmitió las Olimpiadas de Berlín a un limitado número de telerreceptores, algunos de los cuales estaban al servicio de los corresponsales deportivos, quienes reportaron, asombrados, las peripecias de los juegos a través de tan novedoso recurso.
Ponga color en su vida
La primera propuesta para televisión cromática surgió en Dinamarca (1909), pero no se formalizó hasta 1940, cuando RCA presentó su metodología de tres tubos Image Orticon, los cuales registraban, separadamente, los colores RGB. –rojo, verde y azul-. NBC y CBS (1953) acordaron transmitir color por dicho sistema, llamado NSTC por las siglas del comité que lo aprobó: National Television System Comitte. Y caricaturizado por los alemanes e ingleses como: Never the same colour -Nunca el mismo color-.
Francia y Alemania establecieron sus propios formatos en 1967. La primera con SECAM -Séquentiel couleur á memoire-, la segunda con PAL -Phase alternation line. Por cable o satélite, no existen diferencias apreciables entre los sistemas.
La televisión de Venezuela
En Venezuela, lo que sí hubo y hay es lucha sin cuartel por el mercado entre Brasil, el mayor manufacturero de televisores PAL, y los países asiáticos, líderes en la producción de receptores NTSC. Dado que en los sistemas europeos las señales cromáticas y monocromáticas corren codificadas, todo receptor necesita un decodificador para regenerar los colores originales. Por cada uno, el comprador debe abonar 50 dólares adicionales de patente.
La televisión comenzó en el país con la Televisora Nacional, YVKA-TV (1952), administrada por el Estado. Desde entonces, cambió las vidas de los venezolanos; algo que no ocurrió de repente sino que se tardó varios años.
Pasaron décadas antes de que la televisión caraqueña llegara al Interior. Primero, a los Valles de Aragua. Después, a la Región Centro Occidental. Finalmente, en 1975, lo bolivarenses pudieron disfrutar, en vivo, del Campeonato Mundial de Fútbol celebrado en Inglaterra.
Los primeros venezolanos en recibir imágenes del exterior
Probablemente los primeros venezolanos en recibir programas del exterior hayan sido Jorge Scull Oteyza y Manuel Graterol Santander (Graterolacho). El poeta, humorista y publicista Graterolacho, recientemente fallecido, poseía una casa de playa en Caraballeda, Vargas, y había instalado sobre un cocotero una antena para captar las débiles señales provenientes de Caracas.
En una noche tormentosa, donde la recepción no era muy buena, ambos amigos trataron de ajustar la antena mejor. Y, entonces, ¡oh milagro!, lograron sintonizar a WAPA-TV y WKAQ-TV de Puerto Rico, una anomalía que duró toda la noche, pero que no volvió a repetirse, y cuya explicación todavía se desconoce.
Fue el Presidente Luis Herrera Campins (1979-84) quien permitió el uso de la televisión en colores. Antes de su gobierno, los programas cromáticos se filtraban para difundirlos, aunque habían antifiltros y televisores llegados al país por los caminos verdes.
Los trapos sucios se lavan en la televisión
A finales de los ochenta, la televisión se transformó en el medio donde Venezuela lavaba sus trapos sucios, entre ellos, la política.
Hasta el mandato de Jaime Lusinchi (1984-89), la televisión comercial operó en Venezuela, prácticamente, como un monopolio de dos grupos mediáticos, Organización Diego Cisneros y 1BC.
Por falta de anuncios y audiencia, habían fracasado las primeras televisoras regionales: Ondas del Lago TV, de Nicolás Vale Quinter; Canal 11-Caracas, de Amable y Ricardo Espina; Radio Valencia TV, de varios empresarios carabobeños. CVTV -hoy VTV- también sucumbió, pues su programación no caló entre el público, y el Grupo Vollmer, su concesionario, no quiso invertir más.
Hoy hay 6 redes nacionales en señal abierta (3 del Estado y 3 privadas), y más de 30 regionales, algunas de las cuales irradian sus señales fuera de sus entidades
La televisión cubre más del 65% del territorio nacional, alcanza al 90% de su población y tiene una sintonía del 35%, con un encendido promedio del 30 al 40%, en las horas de mayor audiencia. De 6 a 8 AM, el mayor número de televidentes son hombres; a partir de las 8, amas de casa y niños. Desde el mediodía y hasta las 5 PM, amas de casa. De 5 a 8 PM, niños; de 8 a 10 PM, toda la familia
El hábito se modifica con los eventos deportivos estelares, los desastres naturales, las confrontaciones políticas y los concursos de belleza.
El primer lugar de sintonía lo mantuvo Venevisión por dos décadas, seguido de muy cerca por RCTV (hasta el Primer Trimestre del 2008, cuando el gobierno confiscó sus señales directas y equipos de transmisión), con un 3º lugar para Televén, un 4º para Globovisión y un lejano 5º para VTV.
Hay también en el país 24 cableadoras, y más de 60 televisoras que sólo transmiten por cable y DirecTV.
Asimismo, se han otorgado numerosas licencias a televisoras comunitarias. Su cobertura se limita al ámbito parroquial, municipal o vecinal.
La televisión paga, paga
Según la Asociación Latinoamericana de Televisión Paga, lel servicio por suscripción es recibido por el 30% de los televidentes de Venezuela (2007), el grupo socioeconómico con más del 27% del poder total de compra en productos y servicios, masivos y no masivos.
En efectividad, la televisión paga también sale bien parada, pues llega dos veces más rápidamente a las audiencias que la de señal abierta, con un ahorro del 14% sobre estas últimas.
Televidentes versus internautas
Cada vez que nace un medio electrónico, modifica el lenguaje y la gramática de la gente, y hasta su manera de pensar.
Internet y sus sucesores se basan la teoría del pull, contraria al push, que está asociada al modelo informativo, y en el cual los contenidos corren unilateralmente, de emisores activos a receptores pasivos.
El push, por el contrario, constituye una invitación a acceder a y participar en un dilatado menú de opciones. Sobre el pull no hay nada escrito en definitiva, pues su praxis apenas ha comenzado.
El diseño de páginas Web tampoco resulta satisfactorio, pues se asemeja a la diagramación de la prensa física, que es muy estática, desestimando la dinámica del movimiento.
Los blog crecen como arroz, y algunos cuentan con miles de seguidores, como el de una secretaria de Nueva York que narra su vida íntima a diario; o un periodista de Sao Paulo, quien saltó del desempleo crónico al liderazgo de opinión pública. Asimismo se potencian las redes sociales, como Facebook y Twitter.
Los grandes anunciantes buscan hoy consumidores activos, que detecten fallas en sus productos e, incluso, les ayuden a rediseñarlos o reformularlos. Y hallan a los más jóvenes, a los nacidos después de 1984, en los medios interactivos, no en los masivos.
Los expertos predicen que en los hogares del mañana, Internet y la televisión serán los ingredientes de un menú integrado, del cual cada quien escogerá lo que más le agrade. Pero todo se inició con una extraña imagen que vino de muy lejos.
Aclaratoria
Por recomendación de ese primo mayor, que vive en Barcelona y con quien conversamos casi a diario, hemos decidido alternar nuestros escritos políticos con otros temas de interés general. Lo cual no implica, para nada, en que hayamos arrugado.
El artículo anterior representa la síntesis de un contenido programático que damos en Lenguaje de la Imagen -materia universitaria de la cual somos facilitadores-, y tambié que le dictamos a los aspirantes a convertirse en camarógrafos, directores y productores de un canal de televisión.
Sólo eliminamos de él cuestiones absolutamente técnicas, referidas a la producción profesional de programas y micros, que aunque son muy instructivas, puede que no le llamen la atención particularmente a los seguidores del presente blog.
La documentación gráfica e iconográfica en que se basa la sinopsis es absolutamente verídica y pertinente, y espero les sirva de ayuda a los pichones de periodistas, publicistas y maestros. Sólo les pido se acuerden del autor, y le citen. A ver si conseguimos publicar unos cuantos textos inéditos que ya hacen mucho bulto en nuestros archivos físicos y virtuales.
RSVP
viernes, 13 de agosto de 2010
El verdadero Peligro Amarillo
Mientras más nos alejamos del estallido de un acto terrorista, una confrontación diplomática o un conflicto bélico, más nos acercamos al próximo.
George Tenet, ex Director de la CIA
Basándose en documentos desclasificados del FBI y la CIA, y tras entrevistar a los actores principales que allí figuran, Gordon Thomas, periodista inglés y autor de 40 ensayos sobre espionaje y contraespionaje, publicó en el 2002 el libro Semillas del odio, donde describe prodigiosamente los avatares de los agentes y servicios secretos de China, Estados Unidos e Israel.
Pese a que la obra cuenta con más de 8 años de impresa, lo que en ella desvela resulta asombrosamente actual, pues justifica el dicho: De aquellos polvos nos vienen estos lodos.
Thomas asegura que el maridaje entre el Mossad y la inteligencia china proviene de la admiración que ambas naciones tienen por sus soldados, quienes, desde el primer día del servicio militar, aprenden a perderle miedo a la muerte; así como del desprecio que sienten por las autoridades estadounidenses, a quienes mucho les preocupan las bajas. A esta última actitud la denominan, peyorativamente, síndrome de los cadáveres embolsados.
Thomas destaca que, para el 2001, la infotecnología se había convertido en China en una drogadicción colectiva, demostrada el hecho de que el ciudadano de a pie gastaba más en ella que en su propia alimentación, y en la ilusión de que ésta representaría una panacea milagrosa para curar todos los males: mejoraría la educación, las semillas manipuladas erradicarían el hambre y los humanos, genéticamente transformados, se volverían inmunes a las enfermedades.
En un intento por cumplir con el apetito insaciable del consumismo chino, la industria produce más y más artículos cibernéticos, con mucha mayor rapidez y eficacia. Pero en China tal desarrollo, de innegables beneficios para la Humanidad, viene aparejados con el crecimiento metastático de un monstruo: el Hermano Mayor, que todo lo ve, todo lo oye y todo lo sabe, descrito por George Orwell en la novela 1984.
Hoy la predicción de Thomas resulta más que evidente en la vigilancia.
Privacy International, OGN que actúa a favor de los derechos humanos y cuya sede está Londres, afirma que los datos de todos los visitantes a China desde el 2001 se archivan en cualesquiera de las 300 bases de información, interconectadas en red.
Allí queda registrado, para siempre, lo que los viajeros hacen: qué piden al room-service, a quienes envían sus correos electrónicos, cuándo y dónde cambian sus divisas, con quiénes hablan y cenan, cómo se desplazan. Los buses y vagones turísticos poseen videocámaras que nada pasan por alto El propósito, según las autoridades chinas, es proteger la moral y las buenas China es controlar la moral y las buenas costumbres de sus ciudadanos, y evitarle malos ratos a los visitantes.
Ya en Beijing y otras grandes ciudades hay detectores de alta precisión, que se disparan según las variables de movimiento y ruido. Cubren extensas superficies -zonas de seguridad- , y activan cámaras y grabadoras instantáneamente. Existen dispositivos tanto para escuchar como para ocultar las conversaciones íntimas.
Antes de que finalice este año, ninguna calle china carecerá de un control televisivo –el Ojo de Dios-. Los celulares y las líneas fijas de los empleados de confianza son monitorizados permanentemente. Los afectados aceptan dicha imposición pues se es la regla que les permite acceder a y mantenerse en los cargos más calificados y mejor remunerados.
Vocalizadores para medir el grado de estrés de quienes aspiran a ingresar al mercado laboral, se emplean comúnmente. Los patronos, públicos y privados, exigen que los solicitantes rellenen cuestionarios específicos, y lean sus respuestas por teléfono. El material se procesa a través de polígrafos de última generación, y de su cotejo depende la suerte de los peticionarios. Son herramientas con las cuales todavía ni siquiera sueñan los gerentes de Recursos Humanos en Occidente, pero que en China no sólo son estándares, sino también legales.
El Estado puede hacer lo que le dé la gana con dicha compilación: Atender al cumplimiento de la ley, la salud, la seguridad o el orden público. El próximo paso es la manufactura del hombre nuevo, sin partes de Robocop ni largos años de reeducación.
En las afueras de Beijing, los científicos desarrollan microchips intercambiables para el cerebro humano. Sus propósitos son, supuestamente, muy nobles: estimular la memoria, aumentar las destrezas, mejorar las habilidades musicales y ampliar las capacidades deportivas. El objetivo final es otro: un microchip capaz de leer la mente del implantado, y transmitir la información a terminales en red. Se experimenta con prisioneros, sin su consentimiento expreso.
En lo militar, los chinos han avanzado mucho más de lo que los planificadores occidentales creyeron posible, partiendo del robo a gran escala de los discos duros estadounidense de su laboratorio secreto en Los Álamos en Abril del 2000 –realizado a distancia y sin dejar pistas-, y del trueque con aliados estratégicos como Israel.
Poseen un avión no tripulado, capaz de volar a 200 Km/h y a corta distancia del suelo, equipado con el software Enhanced Promise.
El programa fue hurtado a sus creadores, Burke y Nancy Hamilton, con la complicidad de un funcionarios del Departamento de Justicia de EEUU, por el empresario británico y espía del Mossad Robert Maxwell. Más tarde, fue alterado en Tel Aviv, y vendido a varios cuerpos de inteligencia en el mundo entero, con un gusano para que los israelíes localizaran a sus enemigos, doquiera éstos se encontrasen. Posteriormente, los chinos volvieron a desarmarlo y reconstruirlo, para eliminar el posible hackeo levantino.
Producto de esta relación entre el Cercano y el Lejano Oriente, Israel recibió el nuevo radar chino que detecta a los supuestamente invisibles cazabombarderos Stealth, y el cual ni siquiera manejan los rusos. Y, asimismo, los secretos del avión espía EP-3, obligado a descender en la base de Hiniam por la Fuerza Aérea China a comienzos de 2001. Una operación que el comandante Al Martin, ex jefe de Inteligencia de la Marina de EEUU calificaría como burdo montaje un año más tarde.
Asevera Thomas que los últimos vestigios de intimidad y confianza han desaparecido de China o se hallan en terapia intensiva.
Como todo lo malo se pega, la semana pasada The Wall Street Journal –versión Américas-, anunció una empresa –que vende sus bases de datos a los interesados- puede reconocer a quien solicite información sobre una tarjeta de crédito como uno entre 64 estadounidenses. Y que, con dos detallitos más, la identificación cabal llega al 100%. Probablemente ORL –así se llama la organización- emplea una versión china del Enhanced Promise. Y es allí donde reside el Peligro Amarillo, y no –como les aterraba a nuestros abuelos y padres- en el crecimiento poblacional o el armamentismo chino, sino en la pérdida de la privacidad de todos los habitantes del globo.
George Tenet, ex Director de la CIA
Basándose en documentos desclasificados del FBI y la CIA, y tras entrevistar a los actores principales que allí figuran, Gordon Thomas, periodista inglés y autor de 40 ensayos sobre espionaje y contraespionaje, publicó en el 2002 el libro Semillas del odio, donde describe prodigiosamente los avatares de los agentes y servicios secretos de China, Estados Unidos e Israel.
Pese a que la obra cuenta con más de 8 años de impresa, lo que en ella desvela resulta asombrosamente actual, pues justifica el dicho: De aquellos polvos nos vienen estos lodos.
Thomas asegura que el maridaje entre el Mossad y la inteligencia china proviene de la admiración que ambas naciones tienen por sus soldados, quienes, desde el primer día del servicio militar, aprenden a perderle miedo a la muerte; así como del desprecio que sienten por las autoridades estadounidenses, a quienes mucho les preocupan las bajas. A esta última actitud la denominan, peyorativamente, síndrome de los cadáveres embolsados.
Thomas destaca que, para el 2001, la infotecnología se había convertido en China en una drogadicción colectiva, demostrada el hecho de que el ciudadano de a pie gastaba más en ella que en su propia alimentación, y en la ilusión de que ésta representaría una panacea milagrosa para curar todos los males: mejoraría la educación, las semillas manipuladas erradicarían el hambre y los humanos, genéticamente transformados, se volverían inmunes a las enfermedades.
En un intento por cumplir con el apetito insaciable del consumismo chino, la industria produce más y más artículos cibernéticos, con mucha mayor rapidez y eficacia. Pero en China tal desarrollo, de innegables beneficios para la Humanidad, viene aparejados con el crecimiento metastático de un monstruo: el Hermano Mayor, que todo lo ve, todo lo oye y todo lo sabe, descrito por George Orwell en la novela 1984.
Hoy la predicción de Thomas resulta más que evidente en la vigilancia.
Privacy International, OGN que actúa a favor de los derechos humanos y cuya sede está Londres, afirma que los datos de todos los visitantes a China desde el 2001 se archivan en cualesquiera de las 300 bases de información, interconectadas en red.
Allí queda registrado, para siempre, lo que los viajeros hacen: qué piden al room-service, a quienes envían sus correos electrónicos, cuándo y dónde cambian sus divisas, con quiénes hablan y cenan, cómo se desplazan. Los buses y vagones turísticos poseen videocámaras que nada pasan por alto El propósito, según las autoridades chinas, es proteger la moral y las buenas China es controlar la moral y las buenas costumbres de sus ciudadanos, y evitarle malos ratos a los visitantes.
Ya en Beijing y otras grandes ciudades hay detectores de alta precisión, que se disparan según las variables de movimiento y ruido. Cubren extensas superficies -zonas de seguridad- , y activan cámaras y grabadoras instantáneamente. Existen dispositivos tanto para escuchar como para ocultar las conversaciones íntimas.
Antes de que finalice este año, ninguna calle china carecerá de un control televisivo –el Ojo de Dios-. Los celulares y las líneas fijas de los empleados de confianza son monitorizados permanentemente. Los afectados aceptan dicha imposición pues se es la regla que les permite acceder a y mantenerse en los cargos más calificados y mejor remunerados.
Vocalizadores para medir el grado de estrés de quienes aspiran a ingresar al mercado laboral, se emplean comúnmente. Los patronos, públicos y privados, exigen que los solicitantes rellenen cuestionarios específicos, y lean sus respuestas por teléfono. El material se procesa a través de polígrafos de última generación, y de su cotejo depende la suerte de los peticionarios. Son herramientas con las cuales todavía ni siquiera sueñan los gerentes de Recursos Humanos en Occidente, pero que en China no sólo son estándares, sino también legales.
El Estado puede hacer lo que le dé la gana con dicha compilación: Atender al cumplimiento de la ley, la salud, la seguridad o el orden público. El próximo paso es la manufactura del hombre nuevo, sin partes de Robocop ni largos años de reeducación.
En las afueras de Beijing, los científicos desarrollan microchips intercambiables para el cerebro humano. Sus propósitos son, supuestamente, muy nobles: estimular la memoria, aumentar las destrezas, mejorar las habilidades musicales y ampliar las capacidades deportivas. El objetivo final es otro: un microchip capaz de leer la mente del implantado, y transmitir la información a terminales en red. Se experimenta con prisioneros, sin su consentimiento expreso.
En lo militar, los chinos han avanzado mucho más de lo que los planificadores occidentales creyeron posible, partiendo del robo a gran escala de los discos duros estadounidense de su laboratorio secreto en Los Álamos en Abril del 2000 –realizado a distancia y sin dejar pistas-, y del trueque con aliados estratégicos como Israel.
Poseen un avión no tripulado, capaz de volar a 200 Km/h y a corta distancia del suelo, equipado con el software Enhanced Promise.
El programa fue hurtado a sus creadores, Burke y Nancy Hamilton, con la complicidad de un funcionarios del Departamento de Justicia de EEUU, por el empresario británico y espía del Mossad Robert Maxwell. Más tarde, fue alterado en Tel Aviv, y vendido a varios cuerpos de inteligencia en el mundo entero, con un gusano para que los israelíes localizaran a sus enemigos, doquiera éstos se encontrasen. Posteriormente, los chinos volvieron a desarmarlo y reconstruirlo, para eliminar el posible hackeo levantino.
Producto de esta relación entre el Cercano y el Lejano Oriente, Israel recibió el nuevo radar chino que detecta a los supuestamente invisibles cazabombarderos Stealth, y el cual ni siquiera manejan los rusos. Y, asimismo, los secretos del avión espía EP-3, obligado a descender en la base de Hiniam por la Fuerza Aérea China a comienzos de 2001. Una operación que el comandante Al Martin, ex jefe de Inteligencia de la Marina de EEUU calificaría como burdo montaje un año más tarde.
Asevera Thomas que los últimos vestigios de intimidad y confianza han desaparecido de China o se hallan en terapia intensiva.
Como todo lo malo se pega, la semana pasada The Wall Street Journal –versión Américas-, anunció una empresa –que vende sus bases de datos a los interesados- puede reconocer a quien solicite información sobre una tarjeta de crédito como uno entre 64 estadounidenses. Y que, con dos detallitos más, la identificación cabal llega al 100%. Probablemente ORL –así se llama la organización- emplea una versión china del Enhanced Promise. Y es allí donde reside el Peligro Amarillo, y no –como les aterraba a nuestros abuelos y padres- en el crecimiento poblacional o el armamentismo chino, sino en la pérdida de la privacidad de todos los habitantes del globo.
martes, 10 de agosto de 2010
Manzanas o mojones
Encuentro con un caballero
Ayer tuvimos el placer de conversar con un caballero, un científico y un pensador, quien se desempeña como internista en una de las clínicas privadas más famosas de Caracas. Tocamos varias temas, dispersos pero correlacionados entre sí por ese hilo invisible que une a la música, la lectura y la filosofía.
Arribamos a la convergencia de que, si Dios creó al hombre, parece estar bastante desapegado de él en estos días.
Sin llegar a los extremos de André Malraux, quien, en La condición humana, afirma que en proselitismo, cualitativa y cuantitativamente hablando, el Diablo le gana a Dios. Y que, si a quienes nos ejemplifican como candidatos seguros a compartir el Reino Celestial, sentados a la diestra del Todopoderoso, es como para pensar hacer el esfuerzo de ir allá. Pues, al fin y al cabo, ¿qué temas podríamos discutir con ellos?
Las inquietudes del galeno se vinculan íntimamente con su profesión.
Advierte que cada día aparecen nuevas y terribles enfermedades, cuyos tratamientos y curas son desconocidos. No es justo que a un tío suyo, pariente cercano nuestro, médico como él, investigador cabal, padre virtuoso y dechado de generosidad y dones, hace más de diez años un ACV le haya destruido la mitad del cerebro y lo tenga postrado, inmovilizado, sujeto al cuido de terceros e incomunicado, pero con las suficientes neuronas para darse cuenta de su trágica e irreversible condición. El mismo plazo se lo ha concedido, graciosamente, a un psicótico maníaco depresivo y paranoico como el Guasón, para que destruya a Venezuela.
Un tema lleva al otro.
De allí, saltan a la memoria, se relacionan con la información, y se transmiten al teclado de la computadora, la última herramienta fabricada por el hombre para justificar la motricidad fina de sus extremidades superiores.
En nuestra memoria inmediata, esa RAM que no requiere del auxilio nemotécnico de Wikipedia, figuran tres notas aparecidas los primeros días de la semana. El comentario sobre el último libro de Teodoro Petkoff, escrito por Milagros Socorro; una entrevista al profesor Freddy Díaz, realizada por La Razón; un artículo de Rigoberto Lanz, donde cuestiona la libertad de prensa en las democracias representativas, exceptuando a El Nacional, que publica sus digresiones.
El ensayo de Petkoff
El ensayo de Petkoff luce interesante, y lo leeremos tan pronto podamos. Sin embargo, hay un componente en la crónica de Socorro que pudiera demorar su lectura hasta después del 26S: la descalificación como dictadura del régimen militar que padecemos y el comunismo del cual se jacta su líder máximo.
No nos hemos subsumido en tantos ladrillos rojos como seguramente lo hiciera Petkoff en sus años de inducción. Pero algo sabemos sobre el asunto, ciertamente mucho más que Elías Jaua y otros miembros de la nomenclatura.
Para ponerlo en sencillo, vayamos al Libro Rojo de Mao Zedong.
En éste, el Presidente chino ofrece una parábola inolvidable, relacionada con el valor de la experiencia para analizar la realidad objetiva.
Si a lo lejos ves –dice Mao- una fruta parecida a una manzana, caída a los pies de un árbol similar a un manzana. Si te acercas a ella, la muerdes y por tu barbilla baja un jugo con olor y sabor a manzana; lo más seguro es que, realmente, sea una manzana. Metáfora que los ñángaras cubanos aplican al mojón, especialistas como ningunos otros en aquello de comer mierda.
Dictadura es, conforme a la cuarta acepción del Diccionario de la Real Academia: Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente. Sea blanda o dura, de derecha o izquierda, comunista o fascista, genocida o de muerte dosificada, conforme al Manual de León Trotsky que aplican Fidel y el Guasón a algunos de sus enemigos –sólo con fines didácticos-. Dictadura es contraria a democracia, y sinónima de totalitarismo; que es a su vez el antónimo de humanismo.
Lo demás es un mojón, definido por el DRAE, también en su cuarto significado, como: Porción compacta de excremento humano que se expele de una sola vez. Pues, de no ser así, se trataría de una cagada. La que estamos poniendo todos, al querernos o dejarnos enredar en los rigores de la Semántica.
Las cavilaciones de Freddy Díaz
El profesor Freddy Díaz, co fundador del MAS con Petkoff – cuando ambos denunciaron el fracaso político y económico de la URSS y de desligaron del Soviet-, tiene toda la razón del mundo al señalar que esto no es socialismo de ninguna clase, y caracteriza como crimen capital –y, añadimos nosotros, pecado mortal- jugar con el hambre del pueblo y dejar que se pudran los alimentos para paliarla. Que Alberto Nolia y Mario Silva no son marxistas, sino copeyanos coleados desde la IV República, porque él sí conoció muy bien a todos los camaradas, en la conspiración y las cárceles. Y que, aunque no le encuentra sentido a las posturas actuales de Pompeyo Márquez y Petkoff, tampoco justifica que el gobierno les ataque como lo hace.
Las necedades de Rigoberto Lanz
Por su parte, Rigoberto Lanz vuelve a caer en las necedades de los maximalistas de la década de los sesenta del siglo pasado, al analizar la vigencia y el sentido de los medios masivos en la actualidad. Ni los impresos ni los medios radioeléctricos privados son asociaciones sin fines de lucros, ni sus dueños o concesionarios mecenas. En el primer caso, se trata de empresas, en el sentido mercantil del término, destinadas a generar beneficios, y no sólo a subsistir. En el segundo caso, quienes ocupan cargos directivos en ellas, tienen la obligación mercantil de gerenciar su desempeño para lograr la mejor y mayor productividad posibles.
Hay dos formas de hacerlo. Según lo estableció William Randolph Hearst en sus publicaciones, con una poco flexible o inflexible línea editorial. Como lo decidió Adolph Ochs, al adquirir The New York Times en 1886, donde se da amplia libertad a los editores, siempre y cuando no atenten contra los valores básicos de la democracia estadounidense.
En ninguno de los ejemplos señalados hay contradicción con la Ética, y dentro de dicha polaridad se han desarrollado los medios masivos en el mundo libre y hasta el presente. No serán perfectos, pero si mucho mejores que sus homólogos en la URSS, Cuba o Corea del Norte.
Lo demás son manzanas o mojones.
PS: Nos advierte un primo, residente en Madrid, que el autor de La venganza de Don Mendo nos se apellidaba Muñoz Séneca sino Muñoz Seca. Le agradecemos por haber detectado el gazapo, pero no fue culpa nuestra sino de Wikipedia, donde su nombre aparece reseñado así.
Ayer tuvimos el placer de conversar con un caballero, un científico y un pensador, quien se desempeña como internista en una de las clínicas privadas más famosas de Caracas. Tocamos varias temas, dispersos pero correlacionados entre sí por ese hilo invisible que une a la música, la lectura y la filosofía.
Arribamos a la convergencia de que, si Dios creó al hombre, parece estar bastante desapegado de él en estos días.
Sin llegar a los extremos de André Malraux, quien, en La condición humana, afirma que en proselitismo, cualitativa y cuantitativamente hablando, el Diablo le gana a Dios. Y que, si a quienes nos ejemplifican como candidatos seguros a compartir el Reino Celestial, sentados a la diestra del Todopoderoso, es como para pensar hacer el esfuerzo de ir allá. Pues, al fin y al cabo, ¿qué temas podríamos discutir con ellos?
Las inquietudes del galeno se vinculan íntimamente con su profesión.
Advierte que cada día aparecen nuevas y terribles enfermedades, cuyos tratamientos y curas son desconocidos. No es justo que a un tío suyo, pariente cercano nuestro, médico como él, investigador cabal, padre virtuoso y dechado de generosidad y dones, hace más de diez años un ACV le haya destruido la mitad del cerebro y lo tenga postrado, inmovilizado, sujeto al cuido de terceros e incomunicado, pero con las suficientes neuronas para darse cuenta de su trágica e irreversible condición. El mismo plazo se lo ha concedido, graciosamente, a un psicótico maníaco depresivo y paranoico como el Guasón, para que destruya a Venezuela.
Un tema lleva al otro.
De allí, saltan a la memoria, se relacionan con la información, y se transmiten al teclado de la computadora, la última herramienta fabricada por el hombre para justificar la motricidad fina de sus extremidades superiores.
En nuestra memoria inmediata, esa RAM que no requiere del auxilio nemotécnico de Wikipedia, figuran tres notas aparecidas los primeros días de la semana. El comentario sobre el último libro de Teodoro Petkoff, escrito por Milagros Socorro; una entrevista al profesor Freddy Díaz, realizada por La Razón; un artículo de Rigoberto Lanz, donde cuestiona la libertad de prensa en las democracias representativas, exceptuando a El Nacional, que publica sus digresiones.
El ensayo de Petkoff
El ensayo de Petkoff luce interesante, y lo leeremos tan pronto podamos. Sin embargo, hay un componente en la crónica de Socorro que pudiera demorar su lectura hasta después del 26S: la descalificación como dictadura del régimen militar que padecemos y el comunismo del cual se jacta su líder máximo.
No nos hemos subsumido en tantos ladrillos rojos como seguramente lo hiciera Petkoff en sus años de inducción. Pero algo sabemos sobre el asunto, ciertamente mucho más que Elías Jaua y otros miembros de la nomenclatura.
Para ponerlo en sencillo, vayamos al Libro Rojo de Mao Zedong.
En éste, el Presidente chino ofrece una parábola inolvidable, relacionada con el valor de la experiencia para analizar la realidad objetiva.
Si a lo lejos ves –dice Mao- una fruta parecida a una manzana, caída a los pies de un árbol similar a un manzana. Si te acercas a ella, la muerdes y por tu barbilla baja un jugo con olor y sabor a manzana; lo más seguro es que, realmente, sea una manzana. Metáfora que los ñángaras cubanos aplican al mojón, especialistas como ningunos otros en aquello de comer mierda.
Dictadura es, conforme a la cuarta acepción del Diccionario de la Real Academia: Gobierno que en un país impone su autoridad violando la legislación anteriormente vigente. Sea blanda o dura, de derecha o izquierda, comunista o fascista, genocida o de muerte dosificada, conforme al Manual de León Trotsky que aplican Fidel y el Guasón a algunos de sus enemigos –sólo con fines didácticos-. Dictadura es contraria a democracia, y sinónima de totalitarismo; que es a su vez el antónimo de humanismo.
Lo demás es un mojón, definido por el DRAE, también en su cuarto significado, como: Porción compacta de excremento humano que se expele de una sola vez. Pues, de no ser así, se trataría de una cagada. La que estamos poniendo todos, al querernos o dejarnos enredar en los rigores de la Semántica.
Las cavilaciones de Freddy Díaz
El profesor Freddy Díaz, co fundador del MAS con Petkoff – cuando ambos denunciaron el fracaso político y económico de la URSS y de desligaron del Soviet-, tiene toda la razón del mundo al señalar que esto no es socialismo de ninguna clase, y caracteriza como crimen capital –y, añadimos nosotros, pecado mortal- jugar con el hambre del pueblo y dejar que se pudran los alimentos para paliarla. Que Alberto Nolia y Mario Silva no son marxistas, sino copeyanos coleados desde la IV República, porque él sí conoció muy bien a todos los camaradas, en la conspiración y las cárceles. Y que, aunque no le encuentra sentido a las posturas actuales de Pompeyo Márquez y Petkoff, tampoco justifica que el gobierno les ataque como lo hace.
Las necedades de Rigoberto Lanz
Por su parte, Rigoberto Lanz vuelve a caer en las necedades de los maximalistas de la década de los sesenta del siglo pasado, al analizar la vigencia y el sentido de los medios masivos en la actualidad. Ni los impresos ni los medios radioeléctricos privados son asociaciones sin fines de lucros, ni sus dueños o concesionarios mecenas. En el primer caso, se trata de empresas, en el sentido mercantil del término, destinadas a generar beneficios, y no sólo a subsistir. En el segundo caso, quienes ocupan cargos directivos en ellas, tienen la obligación mercantil de gerenciar su desempeño para lograr la mejor y mayor productividad posibles.
Hay dos formas de hacerlo. Según lo estableció William Randolph Hearst en sus publicaciones, con una poco flexible o inflexible línea editorial. Como lo decidió Adolph Ochs, al adquirir The New York Times en 1886, donde se da amplia libertad a los editores, siempre y cuando no atenten contra los valores básicos de la democracia estadounidense.
En ninguno de los ejemplos señalados hay contradicción con la Ética, y dentro de dicha polaridad se han desarrollado los medios masivos en el mundo libre y hasta el presente. No serán perfectos, pero si mucho mejores que sus homólogos en la URSS, Cuba o Corea del Norte.
Lo demás son manzanas o mojones.
PS: Nos advierte un primo, residente en Madrid, que el autor de La venganza de Don Mendo nos se apellidaba Muñoz Séneca sino Muñoz Seca. Le agradecemos por haber detectado el gazapo, pero no fue culpa nuestra sino de Wikipedia, donde su nombre aparece reseñado así.
domingo, 8 de agosto de 2010
La venganza de Don Álvaro
Muñoz, Dumas y Calderón
En 1918 se estrenó en Madrid La venganza de Don Mendo, melodrama escrito por Pedro Muñoz Séneca, que a corto plazo se transformaría en una de las piezas teatrales de mayor audiencia en España, al lado de Don Juan Tenorio, Fuenteovejuna y La vida es sueño; y que, a largo plazo, daría también pie a exitosas versiones para el cine y la televisión.
No aspiraba Muñoz atraer a tanta gente y alcanzar tal fama. Como profundo maestro del idioma, basó sus diálogos en el juego de palabras conocido como retruécano, y pretendía, en una ambientación medieval, crear un género de comedia menor –lo que finalmente logró y es conocido como astracán-, para atrawr y entretener al público de todas las clases.
El astracán fue trabajado en Venezuela por Aquiles Nazoa, quien lo llevó a la pantalla chica bajo el nombre de Teatro Cómico Pampero. Un proyecto que contó con corta duración, pues a la agencia del patrocinante le pareció poco respetuoso modificar los versos de los clásicos Siglo de Oro en giros como el siguiente: ¿No es verdad, ángel de amor,/que en esta apartada orilla/ se rompió una alcantarilla/y hasta aquí llega el olor?
Pese a que Muñoz lo que realmente quería era entretener a los espectadores, el núcleo de la trama, en el cual se maneja la delación de Magdalena Nuño hacia su pretendiente y protector, Don Mendo, y la cuidadosa planificación de la venganza por quien ha sido cruelmente vejado y maltratado, conduce, inevitablemente, al final sangriento.
En Don Mendo hay gran afinidad con la novela El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas, y Auguste Maquet. El relato se inspira, como el de Don Mendo, en un caso de la vida real, y también como el del ibérico, va de mal en peor y termina de manera muy cruenta.
Según sostiene Calderón de la Barca en Los empeños de un ocaso: La misma satisfacción es la más cuerda venganza.
Don Álvaro y Don Juan
Ayer presenciamos, de cabo a rabo, la toma de posesión de Juan Manuel Santos como el quincuagésimo noveno Presidente de Colombia. Asistimos, por televisión, a todas y cada una de las ceremonias que se realizaron, y oímos atentamente los discursos de orden, especialmente el del nuevo Primer Mandatario.
¿Por qué Colombia nos interesa tanto? Porque es uno de los pocos destinos en los cuales quisiéramos pasar el otoño de nuestra existencia, un país tan parecido a Venezuela que sólo las fronteras artificiales levantadas por el el hombre distinguen a una y otra naciones. Pero además, porque gracias al coraje y a la vitalidad de su pueblo y su gobierno, Colombia nos lleva una morena en todo. Y hasta se parece a un cohete, listo para despegar hacia una felicidad que aquí luce muy distante. El riesgo es que te quieras quedar –: afirma su inteligente promoción turística.
Santos dijo que en su diccionario no figura el vocablo guerra, contra ningún país y mucho menos contra sus vecinos. Que quien habla con insensatez de la guerra, desconoce lo que es mandar tropas al combate, recibir a los difuntos y consolar a sus viudas. Que aspira a normalizar las relaciones con Venezuela, independientemente de las ideologías en pugna, pero dentro del más absoluta respeto y cooperación bilaterales.
Habló muy bien de su predecesor, Don Álvaro Uribe Vélez, y éste se despidió, muy satisfecho, del Palacio de Nariño.
Días antes de la inauguración, el Presidente Uribe tomó tres decisiones que encajan perfectamente con la lógica de la venganza según los autores citados: mostró ante la OEA las pruebas del contubernio entre la casta comunista militar que nos gobierna y las FARC, denunció penalmente al Guasón ante el Tribunal Penal de la Haya y pidió que la Comisión de los Derechos Humanos del máximo organismo hemisférico enjuiciara al líder de la Revolución Bolivariana.
Fue la respuesta tardía de Uribe frente a 8 años de insultos, amenazas y calumnias, no provocadas y de la más baja ralea, contra un Jefe de Estado que se las aguantó sin chistar, como un varón. Pero también fue la advertencia temprana de Santos acerca de que su gobierno no discutirá nada fuera de los límites del respeto y la cooperación mutuos. Que no se calará lo que su amigo y compañero del alma se caló.
Es otro estilo, pero un discurso similar, donde no habrá mediaciones sino negociaciones cara a cara. Por lo cual, habrá que adicionar una obra más la bibliografía consultada, cuyo título proponemos desde ya sea: La venganza de Don Álvaro.
En 1918 se estrenó en Madrid La venganza de Don Mendo, melodrama escrito por Pedro Muñoz Séneca, que a corto plazo se transformaría en una de las piezas teatrales de mayor audiencia en España, al lado de Don Juan Tenorio, Fuenteovejuna y La vida es sueño; y que, a largo plazo, daría también pie a exitosas versiones para el cine y la televisión.
No aspiraba Muñoz atraer a tanta gente y alcanzar tal fama. Como profundo maestro del idioma, basó sus diálogos en el juego de palabras conocido como retruécano, y pretendía, en una ambientación medieval, crear un género de comedia menor –lo que finalmente logró y es conocido como astracán-, para atrawr y entretener al público de todas las clases.
El astracán fue trabajado en Venezuela por Aquiles Nazoa, quien lo llevó a la pantalla chica bajo el nombre de Teatro Cómico Pampero. Un proyecto que contó con corta duración, pues a la agencia del patrocinante le pareció poco respetuoso modificar los versos de los clásicos Siglo de Oro en giros como el siguiente: ¿No es verdad, ángel de amor,/que en esta apartada orilla/ se rompió una alcantarilla/y hasta aquí llega el olor?
Pese a que Muñoz lo que realmente quería era entretener a los espectadores, el núcleo de la trama, en el cual se maneja la delación de Magdalena Nuño hacia su pretendiente y protector, Don Mendo, y la cuidadosa planificación de la venganza por quien ha sido cruelmente vejado y maltratado, conduce, inevitablemente, al final sangriento.
En Don Mendo hay gran afinidad con la novela El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas, y Auguste Maquet. El relato se inspira, como el de Don Mendo, en un caso de la vida real, y también como el del ibérico, va de mal en peor y termina de manera muy cruenta.
Según sostiene Calderón de la Barca en Los empeños de un ocaso: La misma satisfacción es la más cuerda venganza.
Don Álvaro y Don Juan
Ayer presenciamos, de cabo a rabo, la toma de posesión de Juan Manuel Santos como el quincuagésimo noveno Presidente de Colombia. Asistimos, por televisión, a todas y cada una de las ceremonias que se realizaron, y oímos atentamente los discursos de orden, especialmente el del nuevo Primer Mandatario.
¿Por qué Colombia nos interesa tanto? Porque es uno de los pocos destinos en los cuales quisiéramos pasar el otoño de nuestra existencia, un país tan parecido a Venezuela que sólo las fronteras artificiales levantadas por el el hombre distinguen a una y otra naciones. Pero además, porque gracias al coraje y a la vitalidad de su pueblo y su gobierno, Colombia nos lleva una morena en todo. Y hasta se parece a un cohete, listo para despegar hacia una felicidad que aquí luce muy distante. El riesgo es que te quieras quedar –: afirma su inteligente promoción turística.
Santos dijo que en su diccionario no figura el vocablo guerra, contra ningún país y mucho menos contra sus vecinos. Que quien habla con insensatez de la guerra, desconoce lo que es mandar tropas al combate, recibir a los difuntos y consolar a sus viudas. Que aspira a normalizar las relaciones con Venezuela, independientemente de las ideologías en pugna, pero dentro del más absoluta respeto y cooperación bilaterales.
Habló muy bien de su predecesor, Don Álvaro Uribe Vélez, y éste se despidió, muy satisfecho, del Palacio de Nariño.
Días antes de la inauguración, el Presidente Uribe tomó tres decisiones que encajan perfectamente con la lógica de la venganza según los autores citados: mostró ante la OEA las pruebas del contubernio entre la casta comunista militar que nos gobierna y las FARC, denunció penalmente al Guasón ante el Tribunal Penal de la Haya y pidió que la Comisión de los Derechos Humanos del máximo organismo hemisférico enjuiciara al líder de la Revolución Bolivariana.
Fue la respuesta tardía de Uribe frente a 8 años de insultos, amenazas y calumnias, no provocadas y de la más baja ralea, contra un Jefe de Estado que se las aguantó sin chistar, como un varón. Pero también fue la advertencia temprana de Santos acerca de que su gobierno no discutirá nada fuera de los límites del respeto y la cooperación mutuos. Que no se calará lo que su amigo y compañero del alma se caló.
Es otro estilo, pero un discurso similar, donde no habrá mediaciones sino negociaciones cara a cara. Por lo cual, habrá que adicionar una obra más la bibliografía consultada, cuyo título proponemos desde ya sea: La venganza de Don Álvaro.
viernes, 6 de agosto de 2010
Presos, exiliados y migrantes
En el relato que le escribe a Paula, la hija moribunda que yace en coma en la en un hospital madrileño, Isabel Allende afirma: El destierro dispersa a los seres queridos, y después resulta casi imposible volver a reunirlos.
En una entrevista que le hiciéramos a Luis Posada Carriles en el Retén de La Planta, en Caracas, mientras esperaba una sentencia que nunca se dio y planificaba secretamente su fuga, Bambi nos confió: La cárcel no es buena escuela, para nadie.
¿Qué pueden tener en común la sobrina exilada de Salvador Allende y el ex agente de la CIA, acusado de provocar la explosión de un jet de Cubana? Aparentemente, nada; pero en realidad, mucho. Ambos casos ilustran las peores lacras de las dictaduras latinoamericanas: el ostracismo y el calabozo.
En la década de los cuarenta del siglo pasado, el general Isaías Medina Angarita, presidente democrático de Venezuela, decía a viva voz que en su gobierno no había ni un solo preso o exilado político.
Entonces, las cárceles del país estaban reservadas a los delincuentes.
No a todos, sino a los peores, ya que con la Ley de Vagos y Maleantes se enviaba a los malandros menores a veranear a las Colonias Móviles de El Dorado. Después de tan interesante experiencia, bajo un sol de 40 grados, algunos dejaban de ser antisociales y otros reincidían. Como sucede en cualquier otro rincón del mundo.
Bastó y sobró que los milicos –apoyados por Acción Democrática- defenestraran a Medina, para que las mencionadas lacras regresaran a la República, tal como habían existido desde su fundación en 1810.
Este proceso, vejatorio contra los derechos humanos, se intensificó durante el mandato de la Junta de Gobierno que reemplazó a Rómulo Gallegos en 1948, y se intensificó durante el quinquenio del general Marcos Pérez.
A partir del primer período del presidente Rafael Caldera, no hubo más prisioneros ni exiliados políticos, hasta que la casta militar tomó de nuevo el poder, en 1999, gracias a la estupidez del pueblo venezolano, la miopía de su dirigencia política y la conchupancia del capital transnacional financiero y mercantil.
Hoy sobran presos y exilados políticos provenientes de Venezuela. Hay quienes, como Carlos Ortega, reclaman el abandono en el cual le dejaron sus amigos y compañeros de antaño. Hay quienes viven más o menos cómodamente, porque sacaron a tiempo unos cuantos churupos para el exterior.
Pero ninguna fortuna es lo suficientemente grande, a menos que uno se apellide Cisneros o Mendoza, para resistir un largo destierro sin trabajar. Como lo aseguraba el general José Antonio Páez, ganadero acomodado cuando se fue a Nueva York, quien sobrevivió gracias a la ayuda de Cornelio Hellmund, fundador de la empresa que lleva su nombre, así como a los recitales que de cuando en vez daba en el Carnegie Hall: Aquí todo está carísimo. Y, también, como lo viviera en carne propia Aquiles Nazoa.
A estos venezolanos maltratados o de segunda es preciso añadir ahora una nueva categoría: la de los migrantes. La palabra debe ser nueva en español, pues el corrector anterior del Office la rechazaba. Creemos haberla escuchado, por primera vez, a un presidente de México, refiriéndose a sus paisanos que residían ilegalmente al norte del Río Grande.
A diferencia de los chicanos, algunos de los cuales no hablan siquiera español, los migrantes nuestros constituyen la flor y nata de generaciones que Venezuela ha perdido para siempre, pues no bien se adaptan a las realidades de su nuevos entornos, ya el regreso se les pone muy lejos.
Si acaso vuelven –como nos relataba un cubano de los buenos, de los que Fidel Castro llama gusanos- es por deja vú, para recorrer las calles donde crecieron, ir a los lugares donde se enamoraron y bañarse en las playas donde se doraron por primera vez.
Lo peor es que muy pocos comunicadores se solidarizan con estos paisanos. Todavía Indira Rodríguez, cónyuge de Alejandro Peña Esclusa, preso de Fidel Castro, agarra notas en las primeras páginas y ocupa espacios en las interiores.
Pero ya se olvidarán de ella, como pasó con los agentes y comisarios de la PM, condenados por un crimen a quienes todos vivimos cometer por los forajidos del chavismo. Incluso, los jurados que le concedieron el premio Príncipe de Asturias al video que registró los homicidios.
Los exiliados apenas merecen algunas líneas, sobre todo en esos días caliches donde no pasa nada: no se cae la Autopista Caracas-La Guaria, no hay una decena de muertos en un ajuste de cuentas, no se descubre otra bribonería entre los corruptos boliburgueses.
Y de los migrantes, nadie habla. Aunque se trata de un fenómeno insólito, que sólo se produjo durante la Independencia, donde los simpatizantes de la Corona Española liaron sus bártulos y tomaron las de Villadiego.
Es por eso que la dirigencia opositora –no es posible llamarla liderazgo- debe reenfocar su objetivo. No se trata de elegir a una nueva Asamblea, lo que debemos hacer es ir por el Guasón.
Hay que olvidarse de las bolserías que los políticos y opinantes de oficio declaran a diario, y concentrarse en planteamiento de personas inteligentísimas como Ramón Piñango –ex Director del IESA-, Colette Capriles –columnista de El Nacional- y Eduardo Casanova –famado novelista y dramaturgo-.
Los tres concuerdan, en sus artículos de ayer, que el Guasón está como María Antonia, loco de remate, ya que escribe con una escoba y barre con un Paper Mate. Que el desorden ya pasó la raya amarilla, y lo próximo es el caos. Que la ira florece por doquier, y que, sin una adecuada conducción, puede llevarnos quién sabe a dónde.
Mientras tanto, seguiremos cosechando presos por delitos de opinión, exilados políticos y migrantes en busca de un futuro cualquiera. Que aquí pareciera no haberlo.
En una entrevista que le hiciéramos a Luis Posada Carriles en el Retén de La Planta, en Caracas, mientras esperaba una sentencia que nunca se dio y planificaba secretamente su fuga, Bambi nos confió: La cárcel no es buena escuela, para nadie.
¿Qué pueden tener en común la sobrina exilada de Salvador Allende y el ex agente de la CIA, acusado de provocar la explosión de un jet de Cubana? Aparentemente, nada; pero en realidad, mucho. Ambos casos ilustran las peores lacras de las dictaduras latinoamericanas: el ostracismo y el calabozo.
En la década de los cuarenta del siglo pasado, el general Isaías Medina Angarita, presidente democrático de Venezuela, decía a viva voz que en su gobierno no había ni un solo preso o exilado político.
Entonces, las cárceles del país estaban reservadas a los delincuentes.
No a todos, sino a los peores, ya que con la Ley de Vagos y Maleantes se enviaba a los malandros menores a veranear a las Colonias Móviles de El Dorado. Después de tan interesante experiencia, bajo un sol de 40 grados, algunos dejaban de ser antisociales y otros reincidían. Como sucede en cualquier otro rincón del mundo.
Bastó y sobró que los milicos –apoyados por Acción Democrática- defenestraran a Medina, para que las mencionadas lacras regresaran a la República, tal como habían existido desde su fundación en 1810.
Este proceso, vejatorio contra los derechos humanos, se intensificó durante el mandato de la Junta de Gobierno que reemplazó a Rómulo Gallegos en 1948, y se intensificó durante el quinquenio del general Marcos Pérez.
A partir del primer período del presidente Rafael Caldera, no hubo más prisioneros ni exiliados políticos, hasta que la casta militar tomó de nuevo el poder, en 1999, gracias a la estupidez del pueblo venezolano, la miopía de su dirigencia política y la conchupancia del capital transnacional financiero y mercantil.
Hoy sobran presos y exilados políticos provenientes de Venezuela. Hay quienes, como Carlos Ortega, reclaman el abandono en el cual le dejaron sus amigos y compañeros de antaño. Hay quienes viven más o menos cómodamente, porque sacaron a tiempo unos cuantos churupos para el exterior.
Pero ninguna fortuna es lo suficientemente grande, a menos que uno se apellide Cisneros o Mendoza, para resistir un largo destierro sin trabajar. Como lo aseguraba el general José Antonio Páez, ganadero acomodado cuando se fue a Nueva York, quien sobrevivió gracias a la ayuda de Cornelio Hellmund, fundador de la empresa que lleva su nombre, así como a los recitales que de cuando en vez daba en el Carnegie Hall: Aquí todo está carísimo. Y, también, como lo viviera en carne propia Aquiles Nazoa.
A estos venezolanos maltratados o de segunda es preciso añadir ahora una nueva categoría: la de los migrantes. La palabra debe ser nueva en español, pues el corrector anterior del Office la rechazaba. Creemos haberla escuchado, por primera vez, a un presidente de México, refiriéndose a sus paisanos que residían ilegalmente al norte del Río Grande.
A diferencia de los chicanos, algunos de los cuales no hablan siquiera español, los migrantes nuestros constituyen la flor y nata de generaciones que Venezuela ha perdido para siempre, pues no bien se adaptan a las realidades de su nuevos entornos, ya el regreso se les pone muy lejos.
Si acaso vuelven –como nos relataba un cubano de los buenos, de los que Fidel Castro llama gusanos- es por deja vú, para recorrer las calles donde crecieron, ir a los lugares donde se enamoraron y bañarse en las playas donde se doraron por primera vez.
Lo peor es que muy pocos comunicadores se solidarizan con estos paisanos. Todavía Indira Rodríguez, cónyuge de Alejandro Peña Esclusa, preso de Fidel Castro, agarra notas en las primeras páginas y ocupa espacios en las interiores.
Pero ya se olvidarán de ella, como pasó con los agentes y comisarios de la PM, condenados por un crimen a quienes todos vivimos cometer por los forajidos del chavismo. Incluso, los jurados que le concedieron el premio Príncipe de Asturias al video que registró los homicidios.
Los exiliados apenas merecen algunas líneas, sobre todo en esos días caliches donde no pasa nada: no se cae la Autopista Caracas-La Guaria, no hay una decena de muertos en un ajuste de cuentas, no se descubre otra bribonería entre los corruptos boliburgueses.
Y de los migrantes, nadie habla. Aunque se trata de un fenómeno insólito, que sólo se produjo durante la Independencia, donde los simpatizantes de la Corona Española liaron sus bártulos y tomaron las de Villadiego.
Es por eso que la dirigencia opositora –no es posible llamarla liderazgo- debe reenfocar su objetivo. No se trata de elegir a una nueva Asamblea, lo que debemos hacer es ir por el Guasón.
Hay que olvidarse de las bolserías que los políticos y opinantes de oficio declaran a diario, y concentrarse en planteamiento de personas inteligentísimas como Ramón Piñango –ex Director del IESA-, Colette Capriles –columnista de El Nacional- y Eduardo Casanova –famado novelista y dramaturgo-.
Los tres concuerdan, en sus artículos de ayer, que el Guasón está como María Antonia, loco de remate, ya que escribe con una escoba y barre con un Paper Mate. Que el desorden ya pasó la raya amarilla, y lo próximo es el caos. Que la ira florece por doquier, y que, sin una adecuada conducción, puede llevarnos quién sabe a dónde.
Mientras tanto, seguiremos cosechando presos por delitos de opinión, exilados políticos y migrantes en busca de un futuro cualquiera. Que aquí pareciera no haberlo.
martes, 3 de agosto de 2010
Ninguna mujer es fea por allí por donde mea
Erica Jong y El miedo a volar
En 1974 se publicó en español El miedo a volar, obra básica de Erica Jong, activista por la liberación sexual de las mujeres en EEUU. Según Henry Miller: Gracias a este libro, que marca un hito en la literatura universal, las mujeres alzarán su voz para romper el silencio de siglos y nos ofrecerán sagas desbordantes de sexo y amor, de vida, de aventura y alegría.
Jong afirma: La bigamia es tener un marido de más la monogamia es lo mismo. Pero la autora llegó mucho más lejos que la simple demostración de lo aseverado, si a la novela se la pudiera considerar demostrativa.
Jong habla de sus amantes –mucho menos emancipados que ella misma-, y particulariza detalles de higiene íntima hasta entonces sólo enunciados en los chistes verdes. Relata, por ejemplo, como uno de sus compañeros de lecho ni siquiera sabía limpiarse bien el trasero, por lo cual se vio precisada a enseñárselo, so pena de tener que cambiar las sábanas tras cada match amoroso.
Era una época donde no había pornografía por cable, y la proyección del film Lolita, protagonizado en su primera versión por James Mason (1962), fue vetada en varios estados de la Unión Americana. En esos tiempos difíciles, donde todo el que se opusiera a la simple idea de que la felicidad no era sinónima del american way of life podía ser considerado un antisocial y enjuiciado por dicho crimen como ocurriera una década antes con el macarthismo.
Aparte de su actividad literaria, Jong se destacó como invitada de postín en los talk shows y entrevistas a la prensa anglosajona. En una de ellas afirmó de que si fuera posible meter al 98% de la humanidad en la jarra de una licuadora, no obtendría a cambio ni la mitad de su contenido en mierda. Cuando le preguntaron sobre Juan XXIII, el papa de mejores sentimientos que regentó El Vaticano durante el siglo pasado, replicó: Es una gota de bondad en un océano de maldad.
El miedo a volar nos enseñó, como hombres, a asomarnos a la misteriosa psiquis femenina. A entenderla cabalmente no, pues constituye una pretensión imposible. Y la opinión irreverente de la escritora nos motivó a descubrir por qué la gente actúa como lo hace. Por qué intenta destruir a quien no le ha hecho daño alguno, a manipular a quien se le acerca lleno de buenas intenciones, a destrozarle la vida sentimental y profesional a sus más allegados.
Posteriormente, tras dolorosas sesiones de psicoterapia –siempre resulta doloroso encontrar los errores en uno mismo- hallamos la respuesta: todos tenemos una parte dañada en nuestro cerebro, todos incubamos a un Guasón oculto en nuestros espíritus. Es la esencia de la naturaleza humana, la diosa Kali y su ambigüedad esquizofrénica frente al Bien y el Mal.
Y quienes queremos o necesitamos construir una personalidad cuerda en las montañas de la locura cotidiana en las que subsistimos, estamos obligados a luchar segundo a segundo contra esa parte dañada, a domarla como si fuese un caballo cimarrón, sin descanso pero sin cansancio. Es la única manera en la cual podemos evolucionar, y si no actuamos así, el potro nos tira al suelo y nos patea hasta destruirnos.
Enrique Ochoa Antich y el machismo
Por eso nos asombran los planteamientos de Enrique Ochoa Antich (Tal Cual, 02/08/10) sobre Irene Saéz. Ochoa, quien se presentó en la sociedad venezolana como defensor de los derechos humanos, define a la otrora exitosa gerente pública de Chacao como reina de belleza frívola y sin ideas, y le atribuye la derrota electoral de 1998; cuando sabido es que quién dividió el voto anti-Guasón fue Frijolito Salas Roëmer. También habla del chiripero y de la presencia de su querido MAS en él como un pacto contra natura, y sintetiza su artículo, Algunas culpas,, responsabilizando a Raimundo y a todo el mundo de la presencia y permanencia del dictador castrocomunista en Venezuela. A todos, menos a él.
A Ochoa le traiciona su propio subconsciente, que oculta un machismo a lo mero mexicano. Parecido al de un amigo nuestro, tocayo, copeyano y coriano, que piensa lo mismo del capítulo Sáez a la Presidencia de Venezuela. Pero, al menos, el falconiano admite que sí es machista, y a mucha honra.
No sabemos en qué andaba Ochoa durante el melodrama escenificado entre 1992 y 1998 en el país, pero ciertamente sus recuerdos lucen obnubilados. Quien él denomina el anciano caudillo –Rafael Caldera- perdió a la República pues no quiso reformarla: siguió jugando al gatopardismo como hoy lo hacen los dirigentes de la oposición democrática. Si hubiera asumido la crisis del Latino, enjuiciado a los Gómez López, presentado al Congreso la Constitución de Randy Brewer Carías, profundizado la apertura petrolera y la libre empresa y empleado el capital político de Convergencia como un modelo de conducción política a la chilena; otro gallo cantaría.
Como sostuvimos en nuestro último blog y como lo apuntala Fernando Rodríguez en la misma edición de Tal Cual, todos somos culpables de lo que pasó ayer, y lo seremos de lo que sucederá mañana.
Pero, regresando a la descalificación de la mujer como animal político, si además posee el agravante de ser atractiva y depilarse –peyorativo que una vez le aplicaron a María Corina Machado para desmeritar su entrevista con George Bush-, habría que aceptar como íconos femeninos para los revolucionarios y ex revolucionarios a la Pasionaria, la Fosforito y la Cilia Flores Y conformarse con la aguda observación de Francisco De Quevedo: Ninguna mujer es fea por allí por donde mea.
En 1974 se publicó en español El miedo a volar, obra básica de Erica Jong, activista por la liberación sexual de las mujeres en EEUU. Según Henry Miller: Gracias a este libro, que marca un hito en la literatura universal, las mujeres alzarán su voz para romper el silencio de siglos y nos ofrecerán sagas desbordantes de sexo y amor, de vida, de aventura y alegría.
Jong afirma: La bigamia es tener un marido de más la monogamia es lo mismo. Pero la autora llegó mucho más lejos que la simple demostración de lo aseverado, si a la novela se la pudiera considerar demostrativa.
Jong habla de sus amantes –mucho menos emancipados que ella misma-, y particulariza detalles de higiene íntima hasta entonces sólo enunciados en los chistes verdes. Relata, por ejemplo, como uno de sus compañeros de lecho ni siquiera sabía limpiarse bien el trasero, por lo cual se vio precisada a enseñárselo, so pena de tener que cambiar las sábanas tras cada match amoroso.
Era una época donde no había pornografía por cable, y la proyección del film Lolita, protagonizado en su primera versión por James Mason (1962), fue vetada en varios estados de la Unión Americana. En esos tiempos difíciles, donde todo el que se opusiera a la simple idea de que la felicidad no era sinónima del american way of life podía ser considerado un antisocial y enjuiciado por dicho crimen como ocurriera una década antes con el macarthismo.
Aparte de su actividad literaria, Jong se destacó como invitada de postín en los talk shows y entrevistas a la prensa anglosajona. En una de ellas afirmó de que si fuera posible meter al 98% de la humanidad en la jarra de una licuadora, no obtendría a cambio ni la mitad de su contenido en mierda. Cuando le preguntaron sobre Juan XXIII, el papa de mejores sentimientos que regentó El Vaticano durante el siglo pasado, replicó: Es una gota de bondad en un océano de maldad.
El miedo a volar nos enseñó, como hombres, a asomarnos a la misteriosa psiquis femenina. A entenderla cabalmente no, pues constituye una pretensión imposible. Y la opinión irreverente de la escritora nos motivó a descubrir por qué la gente actúa como lo hace. Por qué intenta destruir a quien no le ha hecho daño alguno, a manipular a quien se le acerca lleno de buenas intenciones, a destrozarle la vida sentimental y profesional a sus más allegados.
Posteriormente, tras dolorosas sesiones de psicoterapia –siempre resulta doloroso encontrar los errores en uno mismo- hallamos la respuesta: todos tenemos una parte dañada en nuestro cerebro, todos incubamos a un Guasón oculto en nuestros espíritus. Es la esencia de la naturaleza humana, la diosa Kali y su ambigüedad esquizofrénica frente al Bien y el Mal.
Y quienes queremos o necesitamos construir una personalidad cuerda en las montañas de la locura cotidiana en las que subsistimos, estamos obligados a luchar segundo a segundo contra esa parte dañada, a domarla como si fuese un caballo cimarrón, sin descanso pero sin cansancio. Es la única manera en la cual podemos evolucionar, y si no actuamos así, el potro nos tira al suelo y nos patea hasta destruirnos.
Enrique Ochoa Antich y el machismo
Por eso nos asombran los planteamientos de Enrique Ochoa Antich (Tal Cual, 02/08/10) sobre Irene Saéz. Ochoa, quien se presentó en la sociedad venezolana como defensor de los derechos humanos, define a la otrora exitosa gerente pública de Chacao como reina de belleza frívola y sin ideas, y le atribuye la derrota electoral de 1998; cuando sabido es que quién dividió el voto anti-Guasón fue Frijolito Salas Roëmer. También habla del chiripero y de la presencia de su querido MAS en él como un pacto contra natura, y sintetiza su artículo, Algunas culpas,, responsabilizando a Raimundo y a todo el mundo de la presencia y permanencia del dictador castrocomunista en Venezuela. A todos, menos a él.
A Ochoa le traiciona su propio subconsciente, que oculta un machismo a lo mero mexicano. Parecido al de un amigo nuestro, tocayo, copeyano y coriano, que piensa lo mismo del capítulo Sáez a la Presidencia de Venezuela. Pero, al menos, el falconiano admite que sí es machista, y a mucha honra.
No sabemos en qué andaba Ochoa durante el melodrama escenificado entre 1992 y 1998 en el país, pero ciertamente sus recuerdos lucen obnubilados. Quien él denomina el anciano caudillo –Rafael Caldera- perdió a la República pues no quiso reformarla: siguió jugando al gatopardismo como hoy lo hacen los dirigentes de la oposición democrática. Si hubiera asumido la crisis del Latino, enjuiciado a los Gómez López, presentado al Congreso la Constitución de Randy Brewer Carías, profundizado la apertura petrolera y la libre empresa y empleado el capital político de Convergencia como un modelo de conducción política a la chilena; otro gallo cantaría.
Como sostuvimos en nuestro último blog y como lo apuntala Fernando Rodríguez en la misma edición de Tal Cual, todos somos culpables de lo que pasó ayer, y lo seremos de lo que sucederá mañana.
Pero, regresando a la descalificación de la mujer como animal político, si además posee el agravante de ser atractiva y depilarse –peyorativo que una vez le aplicaron a María Corina Machado para desmeritar su entrevista con George Bush-, habría que aceptar como íconos femeninos para los revolucionarios y ex revolucionarios a la Pasionaria, la Fosforito y la Cilia Flores Y conformarse con la aguda observación de Francisco De Quevedo: Ninguna mujer es fea por allí por donde mea.
domingo, 1 de agosto de 2010
Todos somos culpables
Durante el disfrute de una excelente recopilación sobre la labor de Simón Díaz, transmitido ayer por Biography, se nos abrió el entendimiento acerca de las causas del asalto al poder y el mantenimiento del Guasón en el mando por más de 11 años. Y llegamos a la conclusión de que ellas no se focalizan en la ideología sino en la idiosincrasia del venezolano.
Casi tres siglos AC, Herodoto, Padre de la Historia, aseguró: Humanum est errare –Equivocarse es propio de los humanos-. Bueno, de casi todos, menos de los que nacimos y residimos en esta ribera del Arauca vibrador, y somos hermanos de la espuma, de la garza primorosa y del Sol. Así lo afirmamos, porque acá está prohibido errar, y quien lo hace, por la razón que fuere –ignorancia, impericia, negligencia, mala fe-, no tiene la menor oportunidad de excusarse y rectificar, ni siquiera arrastrándose de manera abyecta y humillante ante quien le pudiera perdonar, pues éste tampoco conoce o maneja el protocolo correspondiente.
De manera que el culpable o responsable queda signado, desprestigiado e inculpado para siempre, como en el caso narrado por el comediante cubano Álvarez Guédez en El peo de Atanasio. Por lo cual, la frase célebre que cabe en Venezuela es la de Gustavo Le Bon: Cuando el error se hace colectivo adquiere la fuerza de una verdad.
Si no sabemos, no podemos y no queremos pedir disculpas, pues esta simple y humana condición es totalmente ajena a nuestra manera de ser, estamos condenados, como Sísifo, a continuar subiendo inútilmente la bola gigantesca de nuestros desaciertos al tope de la colina, para que vuelva a rodar y el proceso recomience.
Vamos a suponer, por un momento, que las cosas no fueran como lo son. Que no fuese George Washington quien hubiera cortado el manzano, sino Simón Bolívar –en cuyo caso no habría sido un manzano sino el Limonero del Señor o algún árbol de ciruela de huesito-. Y que tuviésemos hoy la libertad para decir: ¡Coño! Metí la pata. Perdónenme esa.
El mundo, ciertamente, cambiaría en un instante, y nuestra manera de percibirlo se tornaría muy extraña.
Por ejemplo, los llamados dirigentes de la oposición democrática habrían tenido que pedir públicamente perdón por la cadena de desaciertos cometidos desde 1999 y sus apologéticos de los medios masivos se habrían quedado sin argumentos para defenderlos a ultranza y para culpar y descalificar a otros individuos que carecen de posibilidad de réplica: los que propusieron la abstención como estrategia en las pasadas elecciones de asambleístas para deslegitimar al régimen, los guarimberos, los empresarios y trabajadores que lo dieron todo durante el paro cívico, los manifestantes que coparon las calles para llegar a destinos que nunca alcanzaron, los miembros de la llamada con qué se come la sociedad civil, los que solicitaron las cifras reales del plebiscito del 2009, los que ahora reclaman la profanación de los restos mortales del Padre de la Patria y, en fin, todos aquéllos en desacuerdo con esa forma bobalicona, claudicante y colaboracionista de actividad política que le ha permitido al Guasón dejar al país en el esterero, acabar con la industria y el agro, entregarle la soberanía de la República a Cuba, aliarse con los terroristas levantinos y los narcoguerrilleros colombianos, derrochar cualquier cantidad de divisas, atacar a la Iglesia Católica y promover los ritos satánicos, dejar que se pudran centenares de miles de toneladas de alimentos, destrozar el sistema básico de educación, sanidad y salud, concentrar los poderes públicos en una sola persona y aislarse del crecimiento del PIB común al resto de Latinoamérica. Además, cebar a una cáfila de ignorantes, zánganos y corruptos como jamás se vieron.
Lo más curioso de todo es que, aunque numerosos actores de la oposición tolerada y sistémica concuerdan en que esto no puede seguir así, hay que darle un parao y cuanto antes mejor, mantienen sus opiniones im pectore, o sólo las comentan a sotto voce.
Y cuando nos atrevemos a disentir acerca de su desempeño, nos miran raro y exculpan su manifiesta inefectividad, ineficiencia e ineficiencia al culillo que ha sembrado el Guasón. ¿Entre quienes? Será entre ellos, pues por aquí no fumea.
Por eso, reconstruir a Venezuela, a esa Venezuela bonita que describe maravillosamente como posible Simón Díaz en sus cantares, pasa por concienciarse, confesarse y arrepentirse, pues todos somos culpables de lo que nos sucede y de lo que nos va a pasar. Más temprano que tarde, empleando una frase favorita de los opositores del establishment.
Casi tres siglos AC, Herodoto, Padre de la Historia, aseguró: Humanum est errare –Equivocarse es propio de los humanos-. Bueno, de casi todos, menos de los que nacimos y residimos en esta ribera del Arauca vibrador, y somos hermanos de la espuma, de la garza primorosa y del Sol. Así lo afirmamos, porque acá está prohibido errar, y quien lo hace, por la razón que fuere –ignorancia, impericia, negligencia, mala fe-, no tiene la menor oportunidad de excusarse y rectificar, ni siquiera arrastrándose de manera abyecta y humillante ante quien le pudiera perdonar, pues éste tampoco conoce o maneja el protocolo correspondiente.
De manera que el culpable o responsable queda signado, desprestigiado e inculpado para siempre, como en el caso narrado por el comediante cubano Álvarez Guédez en El peo de Atanasio. Por lo cual, la frase célebre que cabe en Venezuela es la de Gustavo Le Bon: Cuando el error se hace colectivo adquiere la fuerza de una verdad.
Si no sabemos, no podemos y no queremos pedir disculpas, pues esta simple y humana condición es totalmente ajena a nuestra manera de ser, estamos condenados, como Sísifo, a continuar subiendo inútilmente la bola gigantesca de nuestros desaciertos al tope de la colina, para que vuelva a rodar y el proceso recomience.
Vamos a suponer, por un momento, que las cosas no fueran como lo son. Que no fuese George Washington quien hubiera cortado el manzano, sino Simón Bolívar –en cuyo caso no habría sido un manzano sino el Limonero del Señor o algún árbol de ciruela de huesito-. Y que tuviésemos hoy la libertad para decir: ¡Coño! Metí la pata. Perdónenme esa.
El mundo, ciertamente, cambiaría en un instante, y nuestra manera de percibirlo se tornaría muy extraña.
Por ejemplo, los llamados dirigentes de la oposición democrática habrían tenido que pedir públicamente perdón por la cadena de desaciertos cometidos desde 1999 y sus apologéticos de los medios masivos se habrían quedado sin argumentos para defenderlos a ultranza y para culpar y descalificar a otros individuos que carecen de posibilidad de réplica: los que propusieron la abstención como estrategia en las pasadas elecciones de asambleístas para deslegitimar al régimen, los guarimberos, los empresarios y trabajadores que lo dieron todo durante el paro cívico, los manifestantes que coparon las calles para llegar a destinos que nunca alcanzaron, los miembros de la llamada con qué se come la sociedad civil, los que solicitaron las cifras reales del plebiscito del 2009, los que ahora reclaman la profanación de los restos mortales del Padre de la Patria y, en fin, todos aquéllos en desacuerdo con esa forma bobalicona, claudicante y colaboracionista de actividad política que le ha permitido al Guasón dejar al país en el esterero, acabar con la industria y el agro, entregarle la soberanía de la República a Cuba, aliarse con los terroristas levantinos y los narcoguerrilleros colombianos, derrochar cualquier cantidad de divisas, atacar a la Iglesia Católica y promover los ritos satánicos, dejar que se pudran centenares de miles de toneladas de alimentos, destrozar el sistema básico de educación, sanidad y salud, concentrar los poderes públicos en una sola persona y aislarse del crecimiento del PIB común al resto de Latinoamérica. Además, cebar a una cáfila de ignorantes, zánganos y corruptos como jamás se vieron.
Lo más curioso de todo es que, aunque numerosos actores de la oposición tolerada y sistémica concuerdan en que esto no puede seguir así, hay que darle un parao y cuanto antes mejor, mantienen sus opiniones im pectore, o sólo las comentan a sotto voce.
Y cuando nos atrevemos a disentir acerca de su desempeño, nos miran raro y exculpan su manifiesta inefectividad, ineficiencia e ineficiencia al culillo que ha sembrado el Guasón. ¿Entre quienes? Será entre ellos, pues por aquí no fumea.
Por eso, reconstruir a Venezuela, a esa Venezuela bonita que describe maravillosamente como posible Simón Díaz en sus cantares, pasa por concienciarse, confesarse y arrepentirse, pues todos somos culpables de lo que nos sucede y de lo que nos va a pasar. Más temprano que tarde, empleando una frase favorita de los opositores del establishment.
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