viernes, 31 de agosto de 2012

Ni con todos los Petras, aquí hay vuelta atrás


La Convención donde nunca se brindó con su nombre
Por estos días el Guasón recordó, en cadena nacional, lo pertinente que sería para la extensión de su mandato, a los acontecimientos que de desencadenaron tras la fallida la Asamblea Constituyente efectuada en Ocaña, Nueva Granada, entre el 9 de abril y el 10 de junio de 1828.
Dicho encuentro, denominado la Convención de Ocaña, dedicó sus sesiones a reformar a la Constitución de Cúcuta, dada la conflictividad existente entre los ciudadanos de la Gran Colombia.
La Convención se convirtió en una confrontación entre las posturas irreconciliables de Simón Bolívar y Francisco De Paula Santander.
Los proyectos planteados resultaron incompatibles con la realidad sociopolítica y socioeconómica de la época; centralismo y federalismo entre otros.
El 13 de junio de 1828, un movimiento popular en Bogotá, promovido por el general Pedro Alcántara Herrán, intendente y comandante general de Cundinamarca, proclamó a Bolívar dictador y destituyó a los diputados de Bogotá a la Convención, desconociendo, en el mismo acto lo aprobado por la Constituyente y encargando a Bolívar del mando supremo de la nación.
El 27 de agosto de ese mismo año, Bolívar promulgó la Ley Fundamental, asumió por medio del cual asumió la dictadura y deslegitimó la Constitución.
El 11 de septiembre de 1828 Estanislao Vergara, Canciller de la República, le comunicó a Santander su nombramiento como Ministro Plenipotenciario de la Gran Colombia en EEUU, para compensar su defenestración como Vicepresidente. Pero el general neogranadino prefirió quedarse conspirando en suelo patrio, decisión que, a la larga, le brindaría mejor provecho personal.
Interpretando la lógica de la locura
Para entender de qué manera e Guasón identifica el calvario político que está viviendo con lo que le ocurrió al Libertador en 1828, habría que poseer un doctorado en Psiquiatría o Psicología Clínica, pues sólo especialistas de gran calibre pueden acercarse con objetividad a el infra-espíritu de la psicopatía, llamada por los ñángaras sociopatía, pues al cerebro no lo pervierten la genética y la impunidad sino el capitalismo salvaje.
En fin, que la Misión Lástima que iniciara –con tanto éxito Nelson Bocaranda-, no debió focalizarse en las células cancerosas del bajo vientre, sino en las neuronas fritas del cerebro del Guasón; puesto que las primeras dañan sólo al enfermo, mas las segundas a todos.
Las declaraciones de un zángano
Pues bien, razonando como una María Antonia cualquiera, la que escribe con una escoba y barre con un Paper Mate, uniría este corsi e ricorsi de la Historia Patria con las declaraciones del sociólogo yanqui James Petras a Radio Centenario de Montevideo el 27 de Agosto próximo pasado: El grave sabotaje contra la Refinería Amuay no es un simple incendio aparatoso, sino todo un acto de terrorismo de los enemigos de Hugo Chávez de Venezuela, para colapsar el proceso electoral y sacarlo del poder; lógicamente esto no es un juego y está orquestado desde EEUU con los reaccionarios venezolanos [] Chávez debe tomar medidas enérgicas rápidas como la implantación del estado de emergencia o de excepción o algo de la misma naturaleza si no quiere que se aborte la Revolución Bolivariana bajo el pretexto y el libertinaje que a los enemigos concede el proceso electoral; la disyuntiva es: o la Revolución o el Proceso Electoral…
Dada la más reciente data de las encuestas, no precisamente las del tarifado y desprestigiado Oscar Schemel, sino las que el alto gobierno maneja, pero que ni de vaina comparte, las palabras de Petras deben sonarles a gloria a las orejas del Guasón.
Ahora bien, ¿quién es y de dónde sale este caballero? Wikipedia registra que nación Boston, el 17 de enero de 1937, conocido por sus estudios sobre el imperialismo, la lucha de clases y los conflictos latinoamericanos. Ha sido profesor de las universidades de (Nueva York), Pensilvania, Saint Mary's (Halifax, Canadá).
Un zángano, perteneciente al mismo combo de Danny Lebern Glover  -desaparecido del mapa, tras haberle cobrado al guasón US$ 18 millones por un filme sobre la Robolución que nunca produjo- y Sean Penn –quien apareció en una de las primeras caravanas del multicitado, pero que ya no va más para el baile, pues lució más flaco y avejentado que Germán Sánchez Otero, ex Procónsul de Cuba en Venezuela, tras haber sido sometido a un retiro espiritual organizado por Ramiro Valdés en el Mar de la Felicidad, y haber volado de La Habana a Punto Fijo para el show de Amuay-.
El zángano Petras fue puesto al servicio del movimiento foro paulista por los asesores de imagen que el Guasón paga en EEUU y la UE.
Petras no se denomina a sí mismo comunista, pues tal ideología está prohibida en EEUU desde la cacería de brujas iniciada por el senador Joseph McCarthy y el director general del FBI John E. Hoover después de la II Guerra Mundial, y mantenida hasta el final de la Guerra Fría.
Pero es indudable que su sesgada opinión no resulta espontánea, como la definiría un encuestador, sino reactiva a esa acción que en Francia se conoce como parlez la argent (habla la plata).
Aunque mi tocayo coriano me ruega no embestir trapos rojos como éste –dicho más elegantemente, no caer en provocaciones-, yo insisto en advertir a mis seguidores sobre la malicia del Guasón y sus adláteres. Y en pedirle a los electores que estén moscas, pues su decisión es irreversible, y debe ser cobrada a cualquier costo. En este caso, ni con todos los Petras, aquí hay vuelta atrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario