Aquí sí se habla mal…
Ayer, Diosdado Cabello, en un acto de arrogancia o de supervivencia
–ambas lecturas son válidas– inició una campaña para prohibir hablar mal de
Chávez en las dependencias públicas.
Motivó el héroe de la toma
del Canal 8 en 4F la necesidad de esta campaña en lque nadie
ensucie la imagen del eterno y difunto comandante. Será, más bien, que la
recuerde, porque con el hambre y la arrechera que hoy sienten más del 80% de
los venezolanos, los únicos que quieren recordar a Chávez pudieran ser quienes
pertenecen al reducido grupo del chavismo sin Maduro.
A muchas personas les molesta y me lo han hecho saber el por qué yo
me meto con la oposición y dejo en paz al gobierno. En privado, cuando hablamos
sobre temas que no deben discutirse públicamente, algunos me dan la razón y
otros se acercan a dármela. Es que, como afirmara Santiago Ramón y Cajal–: Nuestros políticos adelantan en sus carreras
a fuerza de fracasos, como los militares a fuerza de recibir heridas.
Diosdado y Jessi en el Cielo
Uno de mis críticos, inteligente, culto y comunicador, me exige que,
antes de opinar, me pregunte a quién
beneficiará lo que yo exprese.
Quiero decirles a él y todos que acepto sus sugerencias, defendiendo
empero mi derecho a expresarme con libertad, como lo hiciera Quevedo en su tiempoy con el suyo–: El asunto de la jodienda no tiene enmienda.
Hagamos un rotundo examen de algunas de mis denuncias durante la
larga existencia del régimen de Chávez, donde mucho de lo que anticipé se está
dando.
Jessi en suelo, tras la rendición de su comandante
Así recordé el primer aniversario del 11A en El Diario de Caracas–:
Sucedió hace un año, pero parece
que fue ayer. Estuvimos allí, con a centenares de miles de manifestantes.
Juntos marchamos hasta la Plaza O´Leary, y fuimos testigos de los primeros
caídos, en una acción a la cual algunos politólogos llaman ahora “la
dosificación de la muerte”.
Delante de nosotros iba un
camarógrafo, con su chaqueta de color naranja, fosforescente, que le
identificaba como corresponsal de la Agencia Reuters. Súbitamente el aire
tembló entre nosotros y un proyectil se enterró en el pavimento. “Es de grueso
calibre”–: atinó a decirnos.
Mientras pensábamos en la
velocidad del sonido ¡que cantidad de estupideces se le ocurren a uno, mientras
peligra la vida!, decidimos poner pies en polvorosa.
Regresar fue un poco más difícil:
las estaciones del metro se iban cerrando, una a una, mientras los
altoparlantes voceaban–: “¡Código 4, código 4!”
Más tarde, en aquella Caracas
surrealista donde algunos morían y otros almorzaban, llegamos a un modesto restaurante pues, ¿sabe,
amigo lector?, ¡el miedo da hambre! Y allí nos quedamos, clavados frente a una
pasta a la boloñesa que no pudimos comernos, atrapados por las imborrables
escenas que transmitía en vivo la televisión. Eran imágenes que parecían
provenir de otros lugares del planeta, Kosovo, Israel, Irak. Es que la
seductora atracción de la violencia pareciera tener el mismo argumento e
idéntica iconografía. A través de los siglos, amén.
Por eso no podemos hoy,
objetivamente, discurrir sobre el 11-A. Quien diga lo contrario, miente, pues
ningún ser humano u organismo social es capaz de saber cuál será su apariencia
final, cuando se halla postrado, apenas
consciente, confinado en terapia intensiva, tras haber sufrido horribles
traumas y superado la primera de una serie de dolorosas operaciones que, quizás
algún día, le devolverán su funcionalidad.
Cuando podamos escribir sin
pasión sobre lo ocurrido, haremos historia. Mientras tanto, no nos cabe más
alternativa que emplear a la imagen literaria del periodismo, reivindicada por
el profesor Humberto Cuenca, para contribuir a que emerja la verdad.
11A: La marcha que sí llegó a Miraflores
Conocerla plenamente tomará mucho
más de los 100 días que propone la Coordinadora Democrático. Sobre estas
consideraciones, pesa una fecha que hoy algunos celebran y otros lloran. Mas,
por ahora, no queda otra que contemplar, impotentes, la espiral de silencio que
comunican una oposición sin liderazgo y un oficialismo comandado por los oficiales
que ganaron la batalla del 11A.
Podríamos, sí, contentarnos pragmáticamente, con la afirmación del único
general de seis estrellas que tuvo EEUU, Douglas MacArthur–: “No hay substituto
para la victoria”. Pero, al hacerlo, nos movería sólo la frustración, la
herramienta menos indicada para recordar a aquél 11A.
Esto fue lo que publiqué el 17 de marzo del 2003,
Chávez pudiera compensar a los
aliados más radicales de Venezuela ayudando a los terroristas. Mientras
Washington prepara una movida militar de alto riesgo en el Golfo Pérsico, Irak,
Libia e Irán se preparan para darle un golpe bajo a los EEUU. Miles de agentes
árabes trabajan arduamente para ayudar a Chávez a apoderarse de Pdvsa y crear bases terroristas afectas a Al-Qaeda,
a tan sñolo dos horas de vuelo de Miami.
Los asesores árabes refuerzan a un
contingente considerable de para reorganizar los servicios de seguridad en
Venezuela, asimilar sus industrias básicas
conforme a modelos totalitarios y reprimir cualquier movimiento popular
de oposición–: “Lo que suceda en Venezuela puede afectar la forma en que se
pelee la guerra en Irak; según lo asegurara el general James Hill del Comando
Sur”.
Chávez: Favorito de los medios (Imágen de CNN)
Por su parte, Julio César Pineda aeclaró–: Chávez está planificando coordinar una estrategia anti-americana con
países terroristas; quien aseguró conocer correspondencia entre el presidente
venezolano y Muammar Qadaffi, sobre la necesidad de solidificar los nexos entre
los movimientos de liberación en el Medio Oriente y América Latina y utilizar
el petróleo como un arma económica.
Al exhortar a sus compatriotas a
regresar a sus raíces árabes, Chávez voló varias veces a Libia, Irak e Irán , y firmó
tratados de cooperación mutua con todos estos gobiernos, cuyos espías viajan
masivamente a Venezuela para pasar inadvertidos entre n una comunidad de cerca
de medio millón de árabes que viven en el país.
También expuse lo siguiente:
El pasado 10 de enero, 18
técnicos libios que viajaron de Trípoli a Caracas, fueron recibidos en Maiquetía por Al-i Ahmed, jefe de la “Comisión
Libia” en Venezuela, acompañado por la diputada Cilia Flores del MVR.
Nicolás Maduro y Juan Barreto,
otros dos jefes del MVR, quienes realizaron un largo viaje a Trípoli en el
2000, también formaron parte de la comitiva que facilitó el ingreso de los
libios que desembarcaron del vuelo 534 de Lufthansa.
El alto nivel de seguridad desplegado
por la llegada de los libios fue para
evitar las protestas habidas en días
anteriores, tras la entrada de iraquíes, iraníes y sirios, cuando pasajeros
enfurecidos golpearon los mesones, vociferando “¡Fuera...! ¡Fuera...!”, en
protesta por lo que muchos venezolanos consideran una injerencia extranjera en
los asuntos internos del país.
Hemingway solía decir que el buen periodista poseía
dos talentos adicionales al de saber escribir: un sexto sentido para prever las
consecuencias a futuro de las acciones al presente, y el que la información le
buscara a él –en vez de ir corriendo, micrófono en mano, tras las noticias–.
En el 2003 nadie hubiera creído que Donald Trump sería electo
Presidente de EEUU. Y que uno de sus primeros decretos sería prohibir el ingreso
de ciudadanos de 9 países levantinos, bajo la presunción de que la finalidad de
su viaje a la súper potencia, bien como inmigrantes legales o refugiados, no
tendría otro objetivo que la comisión de actos terroristas.
Hoy ese mismo veto presidencial podría ser extendido a otras
naciones, por ejemplo, la nuestra, cuando es pública y notoria su función como
santuario y base de milicianos iraquíes, iraníes y libios, y el recién nombrado
Vicepresidente de la República comparte doble nacionalidad como sirio y
venezolano.
Ese mismo año, en julio, revelé lo siguiente sobre la presenta
corrupción del Jefe del Estado–:
Se nos informó de una sorpresa imprevista
durante la investigación que comanda el juez español Baltazar Garzón sobre la
corrupción y el BBVA, la cual planteó el Fiscal del Ministerio Pública durante
la 5ta. audiencia del proceso.
El escándalo se vincula con el
lavado de dinero en paraísos fiscales de Europa, así como evasión de impuestos
y contribuciones no declaradas a políticos latinoamericanos, en su mayoría con
tendencias autocráticas, como Alberto Fujimori y Hugo Chávez Frías.
El caso contra Chávez abarcaría otros
aspectos delictuales como la aceptación de dinero sucio proveniente de empresas
extranjeras, burlando los controles aduanales; soborno a funcionarios públicos
y el lavado de dinero utilizando a empresas off–shore creadas desde Venezuela.
No es la primera vez que en
Venezuela, aparece el uso de las off–shore, legitimación capitales de dudosa
procedencia o el blanqueo dinero sucio, como ocurrió en el caso de la “donación”
hecha por el BBVA a Chávez. Las
investigaciones nunca las realiza la DISIP o el CICPC, sino la Interpol y el
FBI, organismos policiales a los cuales el juez Garzón solicitó pruebas y
evidencias para seguir la ruta del dinero.
Así se descubrió que Chávez poseería
un banco financiero off shore denominado “Concertina NV”, registrado en mayo de
1997 por los sus operadores financieros en Aruba, Curazao y Grand Cayman. Concertina
no sólo recibió un par de depósitos del BBVA (US$ 525 mil en diciembre del 1998 y US
$1.000.000 en julio de 1999. Además, depósitos del Banco de Venezuela por US$ 1.800.000
de 1999 al 2000, y, también, aportes por
US$ 2.500.000 del grupo chileno CorpBanca, como “contribución a las campañas electorales
de 1998 –Presidencial–, 1999 –Constituyente– y 2000 –Presidencial–”.
Adicionalmente se investiga cómo
se pudo constituir la banca Financiera Concertina NV, y se encontró que Luis
Miquilena había sido su socio hasta hace poco y que en la Junta Directiva de la
financiera aparecen apellidos como Avalos, Bernal y Cisneros.
Las pesquisas continúan y quizás,
por eso, el recelo del presidente venezolano hacia el juez Garzón y la justicia española.
Si en aquellos tiempos otros medios masivos, que eran independientes,
le hubieran hecho seguimiento a esta noticia, a lo mejor no tendríamos que
haber esperado hasta el 2015 para enterarnos, gracias a los Papeles de Panamá y a la Cantata Criolla desatada en EEUU por los
chivatazos de oficiales de alta graduación y ex funcionarios del régimen narco
comunista sobre el saqueo cometido por los comunistas para el incremento
galáctico de su riqueza. Pero ese modo de ser venezolano –¡Déjalos que roben! Ahora les toca a ellos…–, ciertamente fue el
comienzo de la impunidad cuyos amargos frutos ahora nos tragamos.
Todavía me lo pregunto...
Tras El firmazo –operativo
organizado por la Coordinadora Democrática para recoger las rúbricas de los
electores solicitando el referendo revocatorio a Chávez– el régimen publicó los
nombres y cédulas de los firmantes –la famosa Lista Tascón– en varios periódicos, entre ellos El Diario de Caracas, del cual yo era
Subdirector. Aunque me opuse tenazmente a dicha medida, nada podía hacer para
evitarla a que las órdenes venían de Marketing, y la publicidad había sido
pagada de antemano, en efectivo y a precio de páginas completas sin descuento.
Empero, escribí y puse en primera página la siguiente información–:
Cacería
de bobos en la FAN
Hasta nuestras oficinas se acercó
un joven oficial, solicitando dos ejemplares viejos del periódico. Al
preguntarle que para qué los quería, profundamente consternado, nos explicó que
la solicitud era de su comandante, a quien le acusaban de haber aparecido, supuestamente
en las listas publicadas en ediciones pasadas en El Diario de Caracas.
No encontramos en nuestra base de
datos nada relacionado con su nombre ni el de su jefe.
Tras conversar varias horas con el,
nos dijo que tanto su oficial superior como él mismo habían servido bajo las
órdenes de uno de los generales que se pronunciaron contra Chávez en Plaza
Altamira.
Nos parece temerario iniciar una
cacería de brujas en la FAN, o intentar tomar por bobos a sus miembros. Hasta
donde sabemos, la Fiscalía Militar no conoce este asunto. Es importante
recordar que a los gobiernos no los tumban los oficiales de mayor rango, es entre
los comecates y en la base de un Ejercito donde realmente está la fuerza. Son
los propios gobiernos quienes se cavan sus tumbas por malas prácticas durante
las gestiones públicas.
Podría llenar un libro con las advertencias que hice sobre las
infamias dek gobierno de Chávez. Pero me voy a detener con esta última, que se
explica por sí sola–:
El presidente Chávez insiste en
amenazar con el cierre a las televisoras,
con base a las “averiguaciones administrativas” que ordenó realizar tras el paro. A los medios impresos ni
siquiera hay que gruñirles, sobre ellos se cierra, inexorablemente, el
torniquete representado por la falta del recurso básico de la industria
editorial, el papel. La ministra Nora Uribe lo anunció en Washington–: “Los medios no son prioritarios para la
asignación de divisas”.
En eso y también en lo otro...
Por lo pronto, los empresarios
gráficos han anunciado el despido de más de 150 mil trabajadores, si no se
cubren muy pronto estos déficits. En los
quioscos se notan estas fallas a la legua, no sólo el tiraje periodístico se ha
reducido a la quinta parte y el número de páginas a un tercio, sino que muchas
publicaciones, nacionales y extranjeras, brillan por su ausencia.
En El Diario de Caracas nos preguntamos,
¿qué pasará luego? Porque pareciera una carrera contra el destino. ¿Cuál
destino? Le toca al alto gobierno definir qué pretende con las medidas de
Conatel, la Ley Mordaza y el torniquete Cadivi. No podemos imaginarnos siquiera
que el presidente considere golpistas, terroristas y oligarcas a 150 mil
personas que nos ganamos honradamente la vida en estos menesteres. Mientras
tanto, seguiremos escribiendo, que algo queda.
Estuve en El Diario de Caracas, diciendo lo que sabía y adobándolo
con lo que sentía, hasta que, por instrucciones de José Vicente Rangel, lo compró
Perucho Torres Ciliberto, quien era uno de los testaferros del Vicepresidente
de Chávez, y que terminó formando parte de la coral de la Cantata Criolla en EEUU, bajo –me imagino– la figura de testigo protegido, pues en sus
delaciones echó hasta las tripas. Es por eso que hoy, acercándonos al infame
4F, no le compro a Diosdado el Aquí no se
habla mal de Chávez. Aquí sí se habla mal. De él y todos sus cómplices y colaboracionistas.